21. LIBITINA


Libitina es, en la mitología romana, una diosa del inframundo, los muertos y el entierro.

El campamento se preparaba para despedir a los muertos de la lucha del día anterior. En los rostros se plasmaba la tristeza como una nube gris que opaca a el sol. Sin color, estático, frío y monótono.

Hacía ya dieciocho horas que habían mordido a Nico, ninguno de los dos salía del hoyo cerca de la cabaña de Hermes y todos tenían miedo de entrar. No por miedo de matar a un caminante, sino por lo que encontrarían allí. Nadie quería enfrentarse con dos caminantes que alguna vez fueron dos amantes. Pensar en ellos era doloroso y estrujaba el corazón de manera sofocante.

Piper se apoyaba en el hombro de Jason mientras se preguntaba por qué la diosa del amor le había hecho algo así a personas tan buenas como Nico Di Angelo y Will Solace. ¿No habían ya pasado por mucho? La chica tenía el brazo vendado ya que estaba muy quemado. Jason debió dormir boca abajo por su espalda en carne viva, pero aún así ambos estaban de pie en el velorio común de todos los campistas que los habían abandonado.

Thalía no había salido de la cama, seguía llorando a mares y deseaba estar muerta igual que él, igual que Luke. Él había sido un héroe después de todo. Sus múltiples cortes en el cuerpo no eran nada comparado con el dolor de su alma. ¿Era posible sentirse tan vacía? Como si Luke se hubiese llevado una parte importante de su alma y nunca la recuperaría de nuevo.

Clarisse miraba la cruz que representaba simbólicamente a su mejor amiga Silena, a su lado había otra que conmemoraba a Charlie. Chris la abrazaba pero por primera vez a ella no le importaba su tacto, no se derretía como manteca en él. Ella sabía que debería seguir llorando, según Silena llorar te purificaba el alma... pero ella no estaba allí para recordárselo, recordaba su risa, su cabello lacio y negro, su buen humor y su paciencia. Ella le había aconsejado besar a Chris. Ahora todo pasaba a un segundo plano. El Hermes la abrazaba por la espalda fuertemente, evitando así que se derrumbara porque aunque podías ver una sólida edificación por fuera, si Clarisse te dejaba entrar podías comprobar por ti mismo lo corroída que estaba la base, como las vigas se rompían poco a poco, faltaban escaleras y las llaves de muchas puertas no se habían creado todavía.

-Ella se merecía vivir... -se lamentaba la castaña sin siquiera voltear a verlo. Chris se sentía como un intruso, como si estuviera invadiendo su espacio personal sin su permiso y ella no tuviera la fuerza suficiente para sacarlo. De todas formas se mantenía allí.

Sus músculos estaban en tensión constante lo que significaba que La Rue estaba apoyando todo su peso en él, no podía fallarle, no ahora.

Por ese motivo entrelazó sus dedos y bajó lentamente hasta que estuvieron arrodillados en el césped.

Solo cuando las piernas largas de Chris rodearon el trabajado cuerpo de Clarisse esta tuvo la suficiente confianza para llorar. Y estamos hablando de llorar a mares, un océano entero.

La impotencia invadía su cuerpo y pudo entender que a veces no importa cuánto te esfuerces, no importa qué tan fuerte o inteligente seas. A veces no es posible salvar a todo el mundo.

Lou Ellen y Sophie lloraban la pérdida del que fue como un hermano mayor para ellas, Luke ahora descansaba en paz, habían rescatado lo que quedaba del cuerpo pero nadie cercano quería verlo, una vez enterrado ellas fueron las primeras en ir a depositar un puñado de tierra. Cecil las abrazaba intentando que dejen de sufrir, que el dolor tanto físico como mental se vaya. Will, Nico. Él quería ser el que entrara al hueco y matara al caminante que era Will. Debía ser él, su mejor amigo, el que lo había ayudado en tanto. Quería darle un fin noble, pero primero debía juntar valor.

Cecil sabía que no era el más fuerte, o el más ágil, mucho menos el mejor guerrero. Pero estaba harto de sentirse inútil. Deseaba con todas sus fuerzas deshacerse de ese nudo que le oprimía el cerebro y anulaba sus músculos cuando una situación peligrosa venía delante de él.

Lou tomó su mano y le dio un suave beso en los labios.

Fue un beso salado, sabía a lagrimas aunque había sido un simple roce pero le sirvió como incentivo. Bajaría allí y ayudaría a Will a pasar al otro lado.

Annabeth había dormido junto con su mejor amiga en la cabaña Zeus, había abandonado la habitación para el funeral por lo que allí estaba, de la mano de Percy pero con la mirada perdida pensando en el caminante que se ocultaba en ese hueco, un caminante de cabello negro que estaría comiendo los restos del que fue el amor de su vida. ¿Que si estaba lastimada? Estaba deshecha. Percy no estaba ni por cerca mejor, había presenciado tantas muertes que ya no podía recordarlas a todas, intentaba mantener las sonrisas de las personas que vio morir, intentaba mantener en su memoria un momento en el que todo no fuera sufrimiento pero se encontró pensando que el mundo ya no era para ser feliz. ¿Que había pasado con los días soleados? ¿A donde se había ido la inocencia? ¿Por qué el mundo se había dado vuelta?

Percy abrazó a Annabeth contra él cuando la rubia comenzó a llorar a mares. Lloraba lagrimas de frustración. Lloraba por no haber sido lo suficientemente lista para darse cuenta de que todo se vendría abajo. Involuntariamente el pelinegro comenzó a llorar también, el mundo no tenía lugar para buenas personas, los héroes caen.

Kayla y Austin se sentían peor que nadie. Obviamente que entendían a su hermano mayor, ellos mismos habían sido testigos del amor que se tenían el uno al otro, pero aún así se sentían inferiores ¿por qué prefería morir antes que seguir adelante con ellos? Entonces la respuesta golpeó a Kayla como un balde de agua fría: el mundo actual no era un lugar para Will... ni para ninguno de los Solace. Niños con ilusiones, sueños, ganas de ayudar a los demás, vivir una vida tranquila y feliz. Ese mundo de muertes y egoísmo no era para ellos.

La enfermería no era lo mismo sin el jefe de ella, en vez de escucharse los silbidos musicales del Solace mayor, las charlas a mitad de camino entre insultantes y románticas que mantenía con Di Angelo y el cariño con el que atendía a sus pacientes solo había un enorme silencio roto solamente por algún quejido.

Leo estaba allí, en silencio, abrazando a Calypso en la camilla. De nuevo habían vuelto sus nauseas y esperaba que Kayla sepa sobre embarazos. La chica ya había dejado de llorar pero se mantenía en un silencio de luto. Will había sido la primer persona en la que había confiado en el Apocalipsis, él la había ayudado en los momentos difíciles y se comportaba como un buen amigo con ella. ¿Por qué el mundo se empeñaba en matar a lo que ella más quería? Su hermana, Will... si algo les pasaba a Leo o su bebé no estaba segura de poder seguir.

Hazel. Esa sola palabra debería transmitir por sí sola tristeza. Nico era su hermano, el que había sacrificado tanto por protegerla, si tan solo esos zombies la hubieran atacado a ella... Nico merecía ser feliz. Miró a su derecha, donde siempre estaba Frank para apoyar su mano en su hombro y sonreírle. Si Frank podía sonreírle entonces nada podía ser tan malo.

Pero Frank no podía sonreírle. El chico estaba desmayado aún, había perdido mucha sangre, las aperturas en su pecho no se veían para nada bien. Uno de los Apolo que lo atendió le advirtió que no estaba seguro de que pudiera caminar en una semana... si lograba despertarse.

Podía ver cómo respiraba, era leve y muy pausada, igual que sus latidos. Solo... superficial.

Entonces fue cuando se lamentó no haber dicho muchas cosas antes. Cosas como "cuidado Nico", "te amo Frank", "eres mi hermano, lo más cercano que tengo, mi familia", "te amo más que a nada, y sin ti esto ya no valdría la pena". Pero nunca lo había dicho, había sido tan ingenua para pensar que viviría una vida larga con ambos.

Ahora uno era un caminante y el otro podría no despertar nunca. Y se quedaría sola.

Recordó que no sería la primera vez. La dulce Hazel no tenía un pasado de juegos en el parque y risas mirando Disney. Ella había vivido separada de su padre y sus hermanastros toda su vida. Su madre había sido una aventura del hombre en el intermedio entre la muerte de María Di Angelo y cuando comenzó a salir con Penélope. Su madre nunca le confesó que tenía una hija y la crió como pudo, no fue lindo.

Pobreza, bajo autoestima, sin amigos ni nadie en quien confiar... Hazel no quería volver a eso.

Cerró los ojos esperando que cuando los abriera todo haya sido un sueño pero obviamente eso no pasaba. Seguía a un lado del cuerpo de Frank en la enfermería, sus dedos en el cuello del chico para comprobar que todavía tenga pulso.

Intentaba respirar pero los ataques de pánico amenazaban con volver y sus pulmones parecían cerrarse.

Volvió a cerrar los ojos y contar tanto que se olvidó de su ataque de pánico.

A la hora del almuerzo todos estaban callados. Luke, Nico y Will no habían sido las únicas bajas de esta batalla. Muchos chicos habían muerto injustamente. Al menos unos doscientos de cuerpos sin vida.

Todas las caras eran iguales: ojerosas, de orbes rojas, pelos despeinados y ni hablar de los cuerpos: no se podía decir con seguridad donde empezaba una herida y terminaba la otra.

Todos los chicos que habían sido mordidos ya se habían convertido en caminantes. Esa era la señal para bajar a buscarlos. Darles un entierro noble y esperar que se reúnan en el paraíso.

Nico y Will solían sentarse en una mesa negra apartada, nadie estaba allí.

Cecil tomó su comida y junto con su novia se sentó allí. No hablaban, no se miraban. Solo intentaban recordar cómo era tenerlos allí: Cecil haría alguna broma sexual por la que Lou le rozaría la mejilla simulando muy mal una cachetada, Will se reiría y pensando que su amigo no lo nota pondría una mano en el muslo de Nico.

Levantaron la vista cuando Percy y Annabeth se sentaron frente a ellos. Ambos chicos se sonrieron y Annabeth le tendió la mano a través de la mesa a Lou Ellen. Ella la tomó y la apretó con lágrimas en los ojos.

Los cuatro estaban en silencio, no era necesario hablar para entenderse, estaban conmemorando a los dos chicos.

Jason y Piper se sentaron junto a Annabeth y detrás de ellos llegaron Leo y Calypso que tomaron asiento junto a la otra pareja.

Austin señaló desde la mesa donde comían en silencio los Apolos a la mesa en la esquina que ahora en vez de estar vacía comían ocho personas. Aún había espacio para dos más. Los dos Solace caminaron y se sentaron uno frente a otro.

Hazel apareció sin apetito por la puerta solo para ver a todos sus amigos comiendo en silencio en la mesa de su hermano. Sin decir palabra se sentó junto a Valdez y le robó un poco de agua.

Thalía fue la última en llegar, no pensaba levantarse de su cama en todo el día. Es más, esperaba que pudiera tragarla e ignorar que existía, o mejor, que le caiga un rayo y convertirse en un pino, pero su estómago rugiendo la hizo tener que ir al comedor. Pensaba tomar una manzana y volver a su sufrimiento, incluso ignoró a sus amigas cazadoras que le hacían un lugar.

Pero sí aceptó sentarse en el último lugar disponible de la mesa negra.

Estuvieron en silencio por lo menos una hora hasta que alguien rompió la calma.

-¿Quien lo hará? -preguntó Annabeth.

-Yo, -saltó Cecil- Will era mi mejor amigo.

-Y mi hermano. -le dijo enojada y herida Kayla.

-Nico era mi única familia. -dijo Hazel- Yo quiero entrar también.

Todos volvieron a callar un momento hasta que por primera vez Leo dijo algo importante.

-En eso te equivocas, Nico no era tu única familia, todos somos una enorme familia, te amamos Hazel, no estás sola, ninguno de nosotros lo está. Vamos a salir adelante. Todos juntos.

Calypso apoyó su cabeza en el hombro del chico ruliento y le apretó la mano en señal de que estaba de acuerdo.

-Vamos todos. -sentenció Jason.

Nadie se quejó y en un acuerdo tácito se levantaron de la mesa. Todo el comedor los miraba caminar, erguidos, orgullosos y al mismo tiempo deshechos.

Katie y Miranda miraban su ahora vacía cabaña, antes habían más de treinta chicos viviendo allí, pero ahora solo quedaban ellas. Connor se sentó en silencio junto a su novia, su cabaña tampoco estaba mucho mejor, si habían sobrevivido diez era demasiado decir. La Gardner mayor no podía creer que hacía dos días su mayor enojo era su pelo azul, ahora parecía una pequeñez. Travis llegó un momento después y por alguna razón abrazó a Katie en silencio.

-¿que vamos a hacer? -preguntó ella.

-Arreglar la muralla... -suspiró Travis- y esperar que llegue algún tiempo mejor a este.

Los doce chicos miraron el hueco detrás de la cabaña de Hermes. Primero agudizaron el oído, esperando oír risas, una conversación, un murmullo, un ronquido. Lo que sea que indique que estaban vivos. Pero había un silencio sepulcral.

Percy sacó a contracorriente y bajó primero por si el zombie estaba muy agresivo.

Cecil y Lou lo siguieron pisando sus talones.

Luego lo hizo Hazel de manera impaciente.

La siguió Kayla.

Austin había sido tirando de la mano por su hermana para seguirla.

A Annabeth le ganó la curiosidad y bajó.

Piper y Jason entraron de la mano.

Leo intentaba que Calypso no llorara mientras descendía.

Y Thalía cerró la marcha.

Uno por uno paraba al ver la escena.

Nico dormía aún con su cara angelical en el hombro de Will, en el cuello la mordida se estaba cicatrizando naturalmente pero ¿como era eso posible?

Will también dormía abrazando a su novio contra su cuerpo.

Sus pechos subían y bajaban con su respiración, indicando que efectivamente estaban vivitos y coleando.

Por un minuto los doce se quedaron en shock mirando sus pechos subir y bajar, era algo hipnótico y no parecía real.

Hazel se acercó a ellos y sacudió el hombro de su hermano, este se despertó algo confundido por la situación: doce pares de ojos lo miraban abrazar a Will. Por el desconcierto prefirió despertar a su novio quien estaba aún más confundido.

-¿como? -dijo este y tomó suavemente su cuello con sus manos, por un segundo Nico creyó que lo besaría pero solo lo había acomodado así para lograr distinguir mejor su herida- Está cicatrizando.

Nico y Will se miraron con la boca y los ojos abiertos unos segundos, el rubio reaccionó primero y lo abrazó, tan fuerte que lo tiró al suelo, su instinto de médico lo hacía preguntarse muchas cosas de manera veloz cómo por qué el virus no se había propagado en su sistema, debería averiguar si habían zombies que no contagian o si quizás en Nico el virus pasaba más lento, o quizás... quizás era él. Quizás Nico era inmune. ¿Sería eso posible de alguna manera?

El italiano le correspondió el abrazo a su novio, ambos lloraban. Pronto sintieron un peso sobre ellos, y otro, y otro, y otro más. Así hasta que Nico sentía que ya no podía respirar y les pidió a todos que se retiraran.

Hazel había sido la primera en tirarse sobre Will por lo que fue una de las últimas en lograr pararse. Le tendió ambas manos a su hermano y al rubio para que se levantaran.

Nico notó que no habían doce chicos como antes, ahora eran once. Repasó a los presentes y se percató de que Thalía no estaba allí pero no comentó nada.

-Tengo tanto que investigar en ti, Nico. -suspiró Annabeth.

-Ni hablar, no vas a tocar a mi hermano. -la amenazó Levesque.

-Inmune... -suspiró Will- mi novio es inmune a la mordida de los muertos.

-No soy un caminante. -dijo feliz Nico.

-¿y Thalía? -preguntó Jason a su novia en el oído, no quería arruinar el momento. La morocha miro a su alrededor para notar que efectivamente ella faltaba.

-¿Quieres ir a buscarla?

Jason miró a la escena feliz de Nico preguntando por Frank y Will diciendo que lo necesitarían en la enfermería. Todos se estaban yendo del pequeño hueco.

-Quizás sea mejor darle su espacio. -respondió mientras se encogía de hombros.

Mientras tanto, Will empujaba a Nico a la enfermería. Sabía que debía tener mucho trabajo por hacer y no quería que alguien siga con dolencias por su culpa.

-¿Te sientes bien? ¿Puedes caminar? ¿Te arde la mordida? -le preguntaba.

-Si, Will, estoy bien. Claro que puedo caminar, ¿no me ves corriendo a tu lado? Y sí, un poco me duele.

-Eso es una buena señal, si no hubiera dolor sería el problema.

Al fin llegaron a la puerta de la famosa enfermería y Will la abrió. Solo un par de ojos curiosos se posaron en él. La dueña de ellos, Sophie, soltó una exclamación que alertó a los demás.

Entonces estaba toda la enfermería mirando a la pareja.

Los que podían aplaudieron.

Thalía no había soportado esa felicidad que la rodeaba, Nico había vivido. Obviamente que se alegraba, se merecía un final feliz, pero aún así no quería estar feliz. Luke. Luke había muerto.

Caminó hasta donde sabía que encontraría a Phoebe: la cabaña Artemisa. En los escalones estaba Miriam, como todas llevaba una falda blanca corta, unas botas, un top blanco y una diadema en el pelo. La chica la saludó desde donde estaba afilando su cuchillo y Grace le devolvió un simple gesto con la cabeza.

Adentro, la cabaña era un desastre de polleras y tops blancos, no sabia de donde habían sacado tantos. En una de las camas había una rubia leyendo un libro que reconoció como The 100. Mientras tanto, en un escritorio, Phoebe hacía un dibujo.

La intención de Thalía había sido no llamar la atención, pero no solo había logrado eso sino que pudo mirar sobre el hombro de la pelirroja sin que lo notara. Estaba dibujando a una chica, su pelo era oscuro y desordenado, su nariz respingona y sus rasgos fuertes, lo único pintado de otro color fueron sus ojos; azules chispeantes.

Phoebe la estaba dibujando a ella... con una tiara como la de las cazadoras.

-¿Ahora predices el futuro?

La dibujante se sorprendió tanto que tiró el lápiz, al voltearse se topó con la sonrisa fría de la chica de su dibujo.

-¿eso es un si?

Thalía sin responder caminó a uno de los muebles donde habían diademas para el cabello de color plata. Phoebe se paró de la silla pero no interfería en su camino.

La pelinegra tomó en sus manos la que más le gustó: era una tiara en punta de cristal. Con cuidado se la colocó en su cabeza. La pelirroja sonrió.

-¿sabes lo que significa ser cazadora oficial?

-Ya lo hablamos lo suficiente.

-No creo que entiendas la parte de renunciar a los hombres.

-Créeme, detesto este vacío que me dejó, no voy a pensar nunca más en uno.

-Thalía, si lo haces por tristeza...

-¡Hazme una cazadora mierda! -gritó mientras la acorralaba contra la pared y dejaba su brazo en su cuello.

-Pasado mañana saldremos por unas semanas -le informó la jefa de las cazadoras-, si en serio quieres seguirnos vendrás con nosotras.

Thalía la soltó y se giró para tomar algunas prendas.

•~•~••~•~•~

Se asustaron??? Jajajja creo que para este punto se dieron cuenta de lo mucho que me gusta jugar con sus sentimientos

Dejen aquí las teorías que tienen para los siguientes capítulos o lo que les gustaría ver en ellos (el percabeth vienen en camino a todos/as los que pidieron)

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