17. ADONIS

Dios de la belleza y el deseo

WARNING DE LEMMON (el que avisa no traiciona) aparecerá otra de estas advertencias cuando comience y avisaré cuando termina.

-¡Basta! -gritó Piper saliendo enfurecida de la cabaña Zeus. Thalía, quien había pasado la noche en una pijamada junto a las cazadoras y ahora estaba por abrir la puerta de la cabaña que compartía con su hermano fue atropellada por la novia de Jason en su intento de huida.

-Pipes, por favor... -Jason estaba sin camisa, el pelo revuelto y una cara de confusión como para una foto.

-Déjame en paz, Grace. -la morocha salió enfurecida de allí y se metió en la cabaña Afrodita dando un portazo que despertó a todos los que aún dormían, por suerte no eran muchos ya que eran las diez de la mañana.

Thalía entró y cerró la puerta evitando que su hermano persiguiera a la chica, se cruzó de brazos y lo miró expectante.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así? -la cuestionó el rubio.

-¿A mí que me pasa? ¿Por qué Piper salió corriendo y odiándote de la cabaña?

Su hermano gruñó.

-Dice que solo la quiero para el sexo.

-¿Y es así?

-¿Qué? NO, por supuesto que no.

-¿Y no se te ocurrió decirle esto a ella?

-Lo hice.

-Jason debe haber alguna razón para que esté tan enojada contigo. ¿Qué le dijiste específicamente.

-Qué la amaba más que a mi vida, que sin ella no podía existir.

-¿Respondió algo a eso?

-Sí, algo así como que no entiendo nada del amor. Pero si eso no es amor...

Thalía pensó por un buen rato a que se refería Piper con eso, es decir, la mayoría de las chicas se derretirían con eso por lo que no veía nada malo. Su hermano resopló mientras se sentaba en una silla junto a la mesa y se metía a la boca un pedazo de pan.

-¿Como están Luke y tú? Quiero pensar en algún romance que sí vaya bien. -le pidió su hermano.

-Bien... -su voz salió dudosa y Jason la miró elevando las cejas- bien, quizás no vaya tan bien.

-¿Cual es el problema?

-El problema es que se cree un héroe e intenta participar en todo. Va a terminar muerto... no quiero ni pensar en lo que hubiera pasado si no lo hubiera convencido de no ir a la misión para reconstruir la barrera.

-¿Por eso ahora pasas casi todo el día entrenando con las cazadoras?

Thalía se encogió de hombros.

-Son simpáticas y me entienden. Me propusieron unirmeles.

-¿Y LO VAS A HACER? -preguntó Jason a los gritos, las cazadoras renunciaban a los hombres, andaban con ropa provocativa por ahí y eran las encargadas de limpiar el perímetro externo, es decir donde se amontonaban zombies. Además tenían mucha libertad, a veces se iban y volvía tres semanas después con provisiones nuevas de los dioses saben donde. Temía perderla.

-No lo creo.

Jason suspiró aliviado pero algo dentro de él le decía que su hermana mentía. Sí lo estaba pensando.

Mientras tanto, en la cabaña Afrodita, Silena escuchaba atentamente a Piper.

-Es que es un machista, no puedo creer que vea al amor de esa manera, no puedo salir con alguien tan retrógrada. Cree que soy un objeto y -la mayor la cortó.

-Pipes, tranquilízate. ¿Podrías contarme que fue lo tan malo que dijo?

-Dijo que él me necesitaba para vivir, ¿entiendes? es horrible que alguien diga eso, el amor no es dependencia, la dependencia es tóxica. Quiero que sepa vivir sin mí, más en el mundo en el que estamos Sil, si a mí me pasara algo... no quiero que él decida dejar de vivir.

La de ojos azules sonrió.

-Tranquila, Pipes, los hombres pueden ser idiotas en el tema del amor a veces.

-¿Charlie hace o dice cosas tontas también?

-Una vez dijo que yo era suya... ese día no le hablé. El pobre no sabía que era lo tan malo que había hecho. Por eso, desde la experiencia, te recomiendo que hables con él.

-¿Debería ir a hablarle?

-POR SUPUESTO QUE NO. Dale un tiempo para que piense sobre lo que dijo, ¿quien sabe? quizás lo entienda solo.

Piper sonrió y abrazó a su fiel consejera.

Annabeth se despertó sintiendo unas manos acariciando su pelo, le gustaba ese cariño, los dedos se movían dulces entre los mechones rubios. Por un momento pensó que sería Percy pero la voz era muy fina para ser de él.

-Buenos días, linda. -le dijo Sally- Te traje el desayuno.

Annabeth se rascó los ojos y se sentó en la cama. La mujer siempre había sido dulce con ella pero nunca de tal manera.

-¿Sally? Buenos días y gracias por el gesto.

En la bandeja que reposaba en la mesa de luz había un jugo de naranja, un café, muchas galletas recién horneadas, una mamadera y un tarrito con azúcar.

-Traje comida para las tres. No sé si te incomoda que te acompañemos.

Annabeth le sonrió y se corrió del centro de la cama. A su lado, la pequeña hermanita de ocho meses de Percy le sonreía.

-Hola hermosa. -la saludó feliz Annabeth, siempre le había caído bien la niña. Le gustaba jugar con su cabello rubio y le hacía caras, un día incluso le pidió con sus manitas estiradas y unas muecas extrañas que la alce.

-Le agradas. -sonrió Sally- Igual que a mí.

-Esperaba que no se molestaran en que duerma tan seguido aquí.

-Ni hablar, vi por dentro tu cabaña, es un desorden de chicos y papeles. Además aquí sobra lugar y dormir en el sillón no le va a hacer mal a mi hijo. -Lily, la niña, inició un berrinche- Quiere que alguien le dé de comer.

-¿Podría hacerlo yo?

-Adelante.

Annabeth tomó con cuidado a la niña en sus brazos quien al principio se removió por la inseguridad de la rubia pero cuando vio al biberón venir hacia su boca se cayó y toda queja cesó. Sally tomó su taza de café y lo soplaba intentando enfriarlo.

-Percy me contó sobre su beso. -Annabeth solo atinó a mirarla expectante- No te preocupes, me encantan juntos. Desde que te presentó la primera vez tuve una simpatía hacia ti. Cuando vi como hablabas, lo inteligente que eres y cómo tratas a Percy y lo ayudas con su dislexia... solo quería agradecerte. Nunca nadie se había tomado las molestias de enseñarle.

-No es una molestia, me gusta enseñar y con Percy vi la oportunidad perfecta. Además es muy inteligente, aprende rápido, le pone dedicación.

-Supe que le estás leyendo Harry Potter. Siempre me gustó esa película, me preguntaba...

-Por supuesto que se los prestaré. Cuando terminemos con La Piedra Filosofal te la daré para que la leas tú.

Sally sonrió.

-Deberías tomarte tu jugo, pierde las vitaminas.

La mañana de Annabeth pasó en una constante charla con Sally. Descubriendo lo interesante que era la mujer.

Will se despertó algo confundido, sentía algo de frío y supo que sus hermanos o los chicos con los que compartía cabaña habían dejado la ventana abierta. Buscó con sus manos el acolchado pero este no tenía sábana. Quizás se había movido tanto en sueños que había dejado su cama hecha un desorden. Abrió los ojos con intención de acomodarla y se encontró de frente con un Sol brillante. Gruñó por el dolor que la luz le provocó en su visión y lo que había hecho la noche anterior volvió a él.

-¿En la playa? ¿Estás seguro? -le dijo con una sonrisa torcida a Nico, el chico luchaba contra la brisa proveniente del lago mientras que Will abría sus brazos y dejaba que el viento mueva la colcha que llevaba.

-No pienso volver al bosque luego de lo que pasó y en las cabañas es imposible.

-Touché.

Nico había decidido que ese lugar era perfecto: una enorme piedra los iba a tapar de los ojos curiosos y no había nadie cerca. Incluso era lo suficiente lejos del campamento para no preocuparse por los vigilantes de turno.

Ambos se sintieron inseguros de repente, cómo si recién pensaran en lo que estaban a punto de hacer.

-mmm, ¿quieres... sentarte quizás? -le ofreció Will y sabía que el color iba subiendo por sus mejillas.

-Sí, claro. -los dos se sentaron, unos frente al otro.

-¿Te puedo besar? -Nico asintió mirando al suelo con su cara colorada.

Will atrajo su cara a la de él y le dio un beso dulce. Mierda, no debería ser dulce, debería ser como la noche anterior, llenos de pasión y deseo.

-Vamos, Solace, sé que puedes hacerlo mucho mejor que eso.

-¿Tu podrías?

-Mírame.

Nico fue el que tomó a su pareja esta vez, metió su lengua en su boca y comenzó a moverla. Una vez que se separaron notaron la distancia que los separaba, el otro día no habían distancias. Will acercó a Nico y lo dejó sobre él. Volvió a besarlo, aun de manera dulce pero pasando sus manos por su espalda y le sacó su camisa negra. el italiano lo imitó y le sacó su musculosa azul claro.

-Te amo. -le dijo Will mirándolo dulcemente a los ojos.

-E ti amo molto di più per voi.

Will bajó sus besos al cuello de Nico mientras él seguía hablando en italiano. Will realmente no lo entendía pero le gustaba verlo con sus ojos cerrados y hablando en ese idioma tan mágico y romántico.

-Dime, Di Angelo... -le mordió su cuello y el nombrado soltó un gemido más fuerte que los anteriores- ¿te gusta lo que hago?

-Sí.

-¿Te gustaría que haga otra cosa?

-Will... -Nico suspiró cuando el rubio le hizo masajes en sus glúteos.

Will lo recostó en la colcha y besó su pecho, dejaba besos húmedos por toda su parte delantera hasta llegar a su vientre. Allí se detuvo un buen rato haciendo que Nico siguiera haciendo movimientos pélvicos y suplicando que bajara más.

-Solo lo haré cuando me digas que quieres que haga.

-Voglio che fare l'amore.

(Comienza el lemon, si no te gusta saltea hasta las próximas negritas)

-¿Te olvidaste de como hablar nuestro idioma, Nico?

El más joven sacudió su cabeza afirmativamente. Will se compadeció de él y le desabrochó su cinturón, ahora habían traído unas velas y podían verse bien. Will masajeó el miembro de su pareja por sobre la tela de sus boxers y le pegó una lamida sobre esta.

-¡Will! Deja los juegos, por favor.

-Lo siento... -dijo sin una pizca de arrepentimiento y le bajó sus calzoncillos.

Nico ya se había sacado sus zapatos por lo que al sacarle todas las prendas quedó desnudo frente al rubio. Will se sentó un segundo y lo observó: su piel mediterránea, su cabello negro algo largo, su marcado abdomen, sus piernas fuertes y su sexo. Estaba entregado para que le haga lo que quisiera y se sentía dios. Solo le importaba que Nico disfrutara cada segundo que pase con él.

Llevó una mano a su erección y comenzó a subirla y bajarla. Nico arqueó un poco la espalda y gimió. No le importaba como sonaran sus gemidos, no tenía vergüenza si era con Will. Este, cuando vio el primer atisbo del líquido pre seminal se llevó el miembro a la boca sin darle ningún aviso a Nico quien soltó un grito. La sensación era genial, la boca caliente de Will hacía magia en su cuerpo y se corrió en él mientras tiraba de su cabellera sedosa.

No se había recuperado del orgasmo cuando volteó a su pareja quedando sobre él, en la comisura izquierda tenía restos del líquido blanco y Nico lo besó allí. Se saboreó a él mismo y bajo por su cuello justo como él había hecho antes. Lo desvistió y comenzó a jugar en su cadera, le dejó chupones por la "v" que se formaba en su cintura y por fin se centró en la parte más hinchada de su novio.

Jugó con él hasta que Will le susurró que no aguantaría más y lo masturbó fuertemente. Solace se corrió manchando a ambos.

Unieron sus bocas y hicieron fricción, un miembro contra otro, hasta que volvían a estar los dos a punto de explotar.

-¿Quien será el activo? -dijo Will, realmente nunca había pensado en eso hasta ese momento y Nico enrojeció.

-Come si può chiedere qualcosa?

-No escucho una respuesta.

-Podríamos ser ambos -le dijo Nico rojo- ¿Podrías darme placer hasta que no pueda sentarme mañana? Prometo devolverte el favor.

Will le sonrió y le besó la frente para proceder.

Nico se preguntaba si era normal sentirse de gelatina en los brazos pecosos de su novio. El rubio aún estaba sobre él y le levantó las piernas hasta apoyarlas en sus hombros. Solace estiró su mano y palpó la entrada del menor haciéndolo gemir. De a poco fue metiéndose allí, el problema era que aunque lo hacía con cuidado los ojos de Nico estaban fuertemente cerrados y humedad salía de ellos. Si, estaba llorando.

Will se sintió sumamente culpable, solo quería hacerlo sentir bien y ahora estaba llorando. Salió de el algo apenado y sonrojado y bajó sus piernas. Nico sorprendido abrió sus ojos, estos estaban con lágrimas pero mantenían su brillantez.

-¿pasa algo? -preguntó inocentemente- lo siento, no sé qué hice pero lo siento.

Ahora el azabache estaba frustrado consigo mismo, ¿es que nada nunca le salía bien? Sabía que dolería pero nadie lo había preparado para el placer que conllevaba.

-Te lastimé, no quería... -Will se tapaba la cara con sus manos- Quería que lo disfrutes y terminaste lastimado.

-Solace, lo estaba disfrutando.

Ambos se miraron a los ojos por como un minuto intentando descifrar al que tenían en frente. Nico podía ver el arrepentimiento en sus ojos y si se ponía a compararlo con su vida todo tenía sentido: él quería ser doctor, sacar los males a los demás, no provocarlos, además, ya habían hablado muchas veces sobre el mayor temor de Will; sentirse inútil, que aunque haga todo como debe ser las cosas aún le salían mal. En los círculos de un melodioso azul podía notarse su alma infantil, su alma joven y pura con ganas de ayudar. Mientras tanto, Will observaba el marrón oscuro infinito de los ojos de Nico, podía notar las noches sin dormir, las lágrimas derramadas y las promesas rotas, sin embargo quería encontrar algo más; esperanza. Entonces encontró lo que buscaba: dentro de ese inframundo estaban los elíseos, los suyos eran puro amor y alegría... y deseo. Nico aún lo deseaba.

Will decidió terminar con lo que empezó y en menos de un minuto volvían a la posición anterior. Además del ruido de los grillos y las hojas crujiendo por el viento que las arrastraba también estaban sus gemidos. Will lo hacía suave y constante, mientras con una mano acariciaba uno de los pezones de su pareja con la otra acariciaba su muslo, una de las partes más erógenas del cuerpo, volviéndolo loco a Nico. Luego de lo que pareció una eternidad ambos se corrieron.

Se acostaron uno al lado del otro para recuperarse. La cabeza de Will aún daba vueltas cuando Nico se subió a su espalda y repartió besos por la parte de atrás de su cuello mientras lo acariciaba con sus manos. Ahora el azabache puso a su pareja con su cadera elevada y su pecho pegado al suelo.

-Fue muy lindo lo que hiciste hace un momento Will. -como respuesta, el nombrado soltó un par de palabras inentendibles- Pero ahora es mi turno.

Y entró en él, rápido. El rubio como era de esperarse soltó un grito. Una vez que su hueco se acostumbró al miembro de Nico este comenzó a moverse, el primer minuto fue lento... el segundo comenzó lo intenso.

Nico movía sus caderas apresuradamente entrando y saliendo en un ritmo rápido y feroz. Will era un desastre de gemidos, incluso un poco de baba salía por su boca sin que él pudiera evitarlo. Las manos del azabache estaban muy ocupadas, por un momento mantenía la cadera del chico en el lugar, por otro lado aplastaba su pecho contra la colcha para que su culo este más arriba, a veces pasaba sus uñas por la espalda en tensión, provocando cosquillas en Will y al final comenzó a masturbarlo de nuevo.

Solace seguía gritando, el ritmo era demasiado para él y con las caricias de su novio se corrió.

Para cuando Nico salió de él ambos estaban llenos de sudor, agitados y cansados.

(FINAL DEL LEMON, pueden continuar tranquilamente)

Dioses. Cuanto había disfrutado la noche anterior.

Se volteó a mirar a Nico quien dormía abrazando su brazo izquierdo y ocultando su rostro en la curvatura de su cuello lleno de pecas. No quería despertarlo y al no encontrar un motivo para levantarse solo se quedó mirándolo. Nico se removió en el sueño y se despertó con la incómoda sensación de alguien observándolo. Al levantar la vista su mirada oscura chocó con unos ojos celestes hermosos.

-Buenos días, Nico. -le dijo el rubio y le dio un beso en la frente salada por el sudor de anoche. El menor se sonrojó intensamente al recordar los sonidos que salieron de su boca anoche. En el momento no le había importado gritar su nombre en unas escalas más agudas que su voz normal pero ahora se avergonzaba muchísimo. Además su aliento debía oler mal y sus ojos debían estar llenos de lagañas. Odiaba no poder ser tan perfecto como Solace: el chico se veía como un dios con su cabello revuelto, su voz ronca y su rostro bronceado. - ¿pasa algo malo? -le preguntó preocupado de haber hecho algo mal.

-No, solo...

-¿Solo qué, Nico?

-Will... -se quejó Nico corriendo su mirada cuando el rubio le levantó la vista- deja de hacer eso.

-¿Qué hago?

-Estás siendo demasiado perfecto a una hora muy temprana de la mañana.

Will rió y lo besó. Se subió a su novio y le besó el cuello.

-Eso es porque no te ves a ti desde mi lugar. -Will se apartó y sus ojos brillaron con lo que Nico sabía que sería una idea estúpida- ¿Quieres tomar una ducha?

-Supongo...

-En el lago.

A los minutos reía mientras entraban al agua ignorando lo fría que estaba.

Connor tocó la puerta de la cabaña Démeter. Una Katie muy furiosa y con su pelo azul le abrió la puerta, antes de que se tirara sobre él levantó las manos y serpenteó un pañuelo branco que tenía preparado en su mano.

-Soy Connor, estoy agitando una bandera blanca, por favor, no tuve nada que ver con eso.

-¿A qué vienes, Stoll no-tan-hijo-de-Hera?

-¿Hijo de Hera?

-En la mitología la diosa era una perra.

-Solo vengo a llevar a Miranda al almuerzo. Planee algo.

Katie soltó un bufido.

-Todas las comidas tienes algo especial preparado, Connor. ¿Es que no pueden separarse un segundo? -el chico se encogió de hombros- MIRANDAAAA, CONNOR TE BUSCA. -gritó la chica de ahora cabello azul para cerrarle la puerta en su cara.

-¿Es Con -Miranda se cortó a ella misma al ver el aspecto de su hermana- qué fue lo que te pasó?

-¿Quien crees?

-Deberías confrontar a Travis.

-¿Crees que no lo intenté? Simplemente se ríe de mí y mi enojo. Es tan frustrante. -dijo tirándose abatida en su cama.

-Hablo de confrontarlo en serio, en un duelo. Con espadas.

-No lo se... -dijo Katie dudosa- no soy tan buena.

-El tampoco, no te preocupes.

-¿De qué me serviría?

-Apuesta a que si tu le ganas él deberá dejar de molestarte. -Miranda se miró en el espejo- Me voy, nos vemos en la tarde.

Con eso salió de su cabaña y besó a su novio.

-¿Picnic de nuevo? -le preguntó la rubia.

-Tengo una mejor idea. Pero primero hay que buscar comida.

Katie Gardner salió de su cabaña evitando las miradas de todos a su cabello azul. Caminó enfurecida hasta la mesa Hermes donde unos veinte chicos comían para nada tranquilamente. Todos la miraron y ahogaron una risa, excepto su objetivo, él se estaba descostillando de las carcajadas.

-Travis Stoll te vas a arrepentir de lo que hiciste.

-No puedo creer que puedas lucir aún más fea.

Katie rodó los ojos y comenzó a hablar.

-Tengo una propuesta para ti.

-No, no saldré contigo, Gardner.

-Y agradezco a todos los dioses por ello. Mi propuesta es que nos enfrentemos en un duelo con espadas. Si yo gano dejas de hacerme bromas, por siempre.

-¿Y si yo gano?

-No lo harás así que apuesta lo que quieras.

-Hecho, serás mi conejillo definitivo de bromas y no podrás emitir queja alguna. -De repente, a Katie, no le parecía una buena idea el duelo pero ya no había vuelta atrás.

-Hecho te veo en el campo de entrenamiento a las cinco.

Todo el comedor dejó de escuchar la pelea y volvieron a sus pequeñas conversaciones.

Jason entró al comedor justo después de que Katie se fuera dramáticamente de allí, en la mesa de Afrodita estaba Piper comiendo mientras hablaba despreocupadamente con Silena y Mitchell. Se sentó en su mesa cuando un papel le cayó en su bandeja, lo desdobló y había una nota dentro.

"Tengo la respuesta para que te arregles con Piper, nos vemos en diez minutos detrás de los establos".

Jason miró sobre su ojo en todas las direcciones pero no supo quien le mandó esa nota. Se atragantó en comer su sandwich y tomó tan rápido su jugo que varias gotas le cayeron por su barbilla. Salió disparado por la puerta para encontrarse con la persona que solucionaría todos sus problemas.

-Hey, sesos de alga, es hora del almuerzo. -Percy se abrazó a él mismo en el sillón.

-Cinco minutos más, mami. No quiero ir a la escuela hoy.

Annabeth se rió por su infantil respuesta.

-Sesos de alga, soy yo. Annabeth.

-¿listilla? -Percy abrió sus ojos y le sonrió- ¿Almuerzo? ¿Qué hora es?

-Tarde, vamos. -le depositó un tierno beso en la mejilla y salió para esperarlo en los escalones de su casa.

Mientras estaba allí vio a Jason correr hacia algún misterioso lugar, también a Clarisse... ¿ESE NO ES CHRIS? Dioses, Clarisse estaba besando a Chris. Esto debía saberlo Piper.

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