14. ICOR
En la mitología griega, el icor era el mineral presente en la sangre de los dioses, o la propia sangre. Esta sustancia mítica, de la que se decía a veces que también estaba presente en la ambrosía o el néctar que los dioses comían en sus banquetes, era lo que los hacía inmortales. En apariencia dorado, cuando un dios era herido y sangraba, el icor era venenoso para los mortales, matando inmediatamente a todos los que entraban en contacto con la sangre de un inmortal
El pequeño grupo de seis personas caminaba en el silencio de la noche en esa desierta parte de las afueras de lo que alguna vez fue un hipermercado a las afueras de una muy importante ciudad que actualmente su nombre no significa nada. La ruta por la que alguna vez circularon muchos autos ahora estaba muerta, sin sonidos de bocinas ni de radios a volúmenes molestos.
Annabeth iba adelante, mantenía su pistola en alto apuntando con la linterna que pegó en ella. Se sorprendía de lo familiar que le resultaba todo y al mismo tiempo lo extraño. Hacía casi un año y medio que no había pisado esa ruta. La última vez que lo había hecho había sido cargando con Hazel junto a Thalía y Nico. Parecía que había sido hace millones de años. Nunca se habían detenido a observar la fábrica de Walmart que se instalaba allí. En ese momento no pensaban en provisiones, pensaban en sobrevivir a unos pocos caminantes.
Percy se situó junto a su mejor amiga mientras se preguntaba si Harry ganará su primer partido de Quidditch ya que habían tenido que dejar su lectura a la mitad para salir a explorar. Le encantaba la historia casi tanto como la voz precisa de Annabeth. A diferencia suya ella nunca se trababa en la lectura, no se equivocaba de palabras ni se distraía rápidamente. Mientras sostenía a contracorriente en alto por si algún muerto salía de la nada a atacarlos se preguntó si esto valía la pena. Del otro lado de la vaya se escuchaban los gruñidos cansados de los zombies y se veían por lo menos unos doscientos afuera.
Detrás de ese par iban Jason y Piper, el rubio tomaba la mano de su novia y la otra la mantenía cerca de su cinturón por si debía alcanzar rápido su pistola. El plan, el plan, el plan. Lo repetía una y otra vez en su cabeza: colarnos en silencio, robar todas las provisiones que pudiéramos, llevarlas atrás donde estarían esperando con la camioneta Nico y Will y correr. Correr como si nuestra vida dependiera de ello... porque lo haría. Todos los zombies estarían enterados de que ellos estaban allí. Piper intentaba ver algo a través de la oscuridad de la noche, aunque era noche de luna llena no había una gran iluminación.
Hazel y Frank cerraban el paso. La chica estaba nerviosa ¿para qué ocultarlo? siempre se sintió como la carga. No servía para matar. Es decir, si podía hacerlo pero no se sentía bien, no podía matar como todos los demás y luego ir con sus amigos a tomar un café dentro de la Van. Hacer esta misión era renunciar a la Hazel asustadiza. Crecer. Frank sabía esto y pensaba ayudarla en lo que necesite.
Pronto se encontraron delante de las rejas. Annabeth dio la señal y ella junto con Percy, Frank y Hazel desaparecieron por la derecha sin llamar la atención de demasiados muertos. Jason tomó un palo en el suelo y comenzó a golpear la valla mientras gritaba. Todos los muertos del lugar se voltearon a verlo y se aglomeraron delante de ellos, estiraban sus brazos podridos por los agujeros pero aún así se mantenían lejos de su alcance.
Como previnieron de la carretera de detrás de ellos aparecían caminantes con igual intenciones de probar su sabor. Piper tomó la lanza que le robó a Elisa y que ahora era su arma favorita para matar a los zombies que se acercaban. Clavó la parte filosa en la frente del primero, la sacó haciendo que este se desplomara y golpeó a otro en la cien. Se acercó tomó su daga y se la clavó en la cabeza. Cinco más aparecieron. Arrojó la cuchilla directo al punto entre las cejas de uno, corrió y de una patada tiró al suelo a otro con el que se tropezaron dos, corrió al único de pie y le clavó la lanza. Acabar con los que quedaban fue igual de sencillo. Para cuando volteó a ver a su novio, quien con otro cuchillo aprovechaba para matar a los que podía, una gota de transpiración corría por su frente y su chaqueta de jean junto con su remera rosa estaban manchadas con pequeñas nuevas gotas de sangre coagulada.
Mientras tanto, los cuatro amigos corrían al otro lado de los gritos de Jason, donde, como todos los muertos habían ido a ver que pasaba por su derecha, se encontraba tranquilo. Percy y Frank se acomodaron de espaldas al muro de hormigón de dos metros y medio, el único lugar sin alambre de púas arriba. Annabeth tomó un metro de carrera y saltó. Percy impulsó el pie de la chica con sus manos para que lograra llegar al hombro de Frank y usarlo de escalón y gracias a eso enganchó sus dedos arriba. Apelando a su fuerza, soltó un gruñido bajo (debían mantener el silencio para que los gritos de "AAAAAAAAAAAAH" provenientes de Jason y Piper sea lo único que se escuchara) y logró afirmar sus brazos. Sus piernas aún colgaban pero se balanceó de izquierda a derecha y ahora estaba acostada sobre el pequeño y rasposo muro. Suspiró y miró a sus amigos quienes le sonreían a su dedo gordo que les indicaba que estaba bien. Abajo estaba desierto si descartábamos dos zombies retardados. Debía evitar usar su pistola que aunque tenía silenciador atraería a varios muertos y eso era lo que menos necesitaba.
Colgó de sus dedos, pero esta vez del lado de adentro de la fábrica y se dejó caer. Esos dos muertos rezagados se acercaron gruñendo a Annabeth pero la chica los dejó rápidamente fuera de combate con la daga que aun conservaba de Luke. Corrió a una de las altas lámparas que antes habían proporcionado luz y ató la soga allí, la arrojó al otro lado del muro y se tensó al instante demostrando que alguien venía.
Percy saltó rápido al otro lado encontrándose con Annabeth.
-¿Estás bien? -le habló en susurras. Ella se limitó a asentir.
Hazel bajó y se acercó a ellos en silencio, Frank fue el último por lo que tomaron la cuerda y volvieron a depositarla dentro de la mochila de Annabeth.
-¿Por donde? -cuestionó Frank.
-Busquemos una manera de entrar. -le respondió la rubia.
Comenzaron a caminar entre palets, máquinas para transportar cajas pesadas y grandes camiones. Por el camino encontraban algún que otro zombie pero se encargaron rápido de eso.
-Allí. -apuntó Hazel una ventana tan rota que se podía pasar a através de ella. Cuando Annabeth asintió la muchacha se sintió inteligente. Entraron a un lugar lleno de estanterías y para su sorpresa lleno de mercadería.
-Wow. Encontramos un tesoro. -dijo feliz Percy pero sus palabras habían salido más alto de lo que se esperaba y provocó un eco en el lugar. A continuación comenzaron los gruñidos señalando que los zombies se habían puesto alerta.
-Ayúdenme a correr esto. -susurró la rubia refiriéndose a un montacargas que tenía sobre sí una enorme caja. Lo suficientemente grande como para lograr tapar la ventana y así evitar inconvenientes con los zombies de afuera.
Mientras tanto, en la carretera, Jason y Piper seguían gritando y llamando la atención de todos los zombies que podían. En el suelo ya habían por lo menos cincuenta cuerpos con sus cabezas atravesadas por alto.
-¡JASON! -gritó Piper, el nombrado se volteó pensando que su novia había gritado por algún peligro pero estaba de lo más bien.
-¡QUE!
-¡QUERÍA GRITAR ALGO DIFERENTE Y NO SE ME OCURRIÓ NADA MEJOR QUE ESO!
-¡PIPER!
-¡QUE!
-¡TE AMO, A MÍ NO SE ME OCURRE NADA MEJOR QUE ESO!
-¡ERES UN ROMÁNTICO CUANDO TE LO PROPONES! ¡¿QUE MEJOR CITA QUE MATAR ZOMBIES MIENTRAS NO SABES SI TUS AMIGOS ESTÁN VIVOS O MUERTOS?!
-LO SÉ, YO- pero la charla fue cortada por muchos nuevos gruñidos. Ambos miraron rápido hacia la izquierda de la carretera, por allí venía una horda enorme.
Los dos se miraron, obviamente sus armas no servirían contra tantos. A Jason no se le ocurrió nada mejor que tomar la mano de Piper y correr. Cosa que no funcionó ya que del otro lado venía otra horda más.
-Oh sí, la mejor cita del mundo, Grace. -respondió Piper intentando no entrar en pánico.
Ahora era la chica quien arrastraba a su pareja. Decidió que el bosque era su mayor oportunidad de sobrevivir y se encontrarían más tarde con sus amigos en el lugar acordado si algo pasaba.
Adentro, en la fábrica, Annabeth y Percy luchaban espalda con espalda con al menos doce zombies. Annabeth disparaba a diestra y siniestra mientras que el chico de ojos verdes mataba con contracorriente. Hazel disparaba desde arriba de una repisa junto con Frank que en vez de usar una pistola tenía su arco.
-¡Resistan! -dijo Frank a sus amigos en el suelo- quedan solo unos pocos más.
Y tenía razón. A los diez minutos la intensa matanza había finalizado. El lugar se llenaba de un horrible olor a podredumbre.
Percy se acercó al primer montacargas que vio y con ayuda de Frank montó una caja llena de comida no perecedera. La guió hasta la parte de atrás en la que vio a Will y Nico llenos de sangre alrededor de cuerpos inertes en el suelo. Aún así seguían matando.
La Van estaba afuera esperando a que la llenaran. Y eso hicieron: comida no perecedera, papel higiénico, servilletas, medicamentos, algo de ropa, abrigos, baterías, linternas, fósforos, herramientas y muchas más cosas útiles llenaba cada espacio de la camioneta. Una vez que estuvo a tope decidieron que debían abrir las puertas que Will y Nico habían cerrado para mantener a los caminantes afuera. El grupo de los otros cuatro debía volver sobre sus pasos e irse por donde llegaron para evitar accidentes y todo saldría bien.
Todo estaba bien hasta que la Van se fue.
Fue entonces cuando los cuatro volvieron sobre sus pasos para notar que detrás del montacargas no habían dos o tres zombies rezagados, habían cientos.
-Jason y Piper... -dijo Percy cerrando los ojos con frustación.
-Espero que estén bien. -dijo Frank pensando en todo lo que les pudo haber pasado.
Así como los zombies comenzaban a empujar el montacargas para meterse y Annabeth les gritaba que corrieran hacia la derecha que había visto unas escaleras al piso de arriba, Jason y Piper corrían de una horda en el bosque y Will y Nico se desviaron para no chocar a dos figuras que hacían señas delante de ellos en la carretera.
(Aclaración: cada uno/a va a tener que darle sentido a lo que lee a continuación y quiero que me pongan en los comentarios que creen que está pasando cada uno)
Todo pasa al mismo tiempo y eres tú quien debe darle contexto.
Luces de camioneta aturden a los que casi son atropellados.
Pisadas rápidas sobre hojas.
Alguien mata de un tiro a un zombie delante suyo.
Corridas sobre una escalera.
Gritos.
Muchos caminantes.
-¿Valdez? -dijo el de cabello negro bajando aturdido de la Van.
-¡Calypso! -grita su polo opuesto también apeándose.
-Hay que saltar. -decía una cabellera rubia muy diferente.
-Está muy lejos, no soy George de la Selva. -decía histérico él.
-Hay que intentarlo. -dijo ella sorprendiendo a todos.
Una daga se clavó en otro zombie.
-Estoy perdido.
-Yo aún más. -le respondió su compañera.
-No hay espacio para esto. -dijo alguien sintiendo claustrofobia.
La pequeña figura saltó y contra todo pronóstico el cable resistió. Se balanceó un par de veces pero ahí estaba, sana y salva colgando de un cable que anteriormente había servido para dar corriente pero que ahora solo colgaba de un segundo piso.
-Es resistente. -afirmó mientras los demás mataban zombies.
Una espada atraviesa la cabeza de un zombie.
Dos figuras se abrazan.
Una leve sonrisa de felicidad.
Un grito antes de caerse en la persecución.
Un inesperado beso antes de un salto de tres metros, el problema es que no fue correspondido.
Una sonrisa boba.
Dos sonrisas bobas.
Una sonrisa dolida
Una sensación de miedo inminente.
-Cuanto la amo.
-Y yo lo amo a él. -le respondió y el chico se acordó del acento italiano del otro.
-¡Percy!
-¡Piper!
-¿Que te pasa?
-¿Estás bien?
-¡Hay que saltar!
-Estoy embarazada.
-Entré en pánico, lo siento, no creí que la cuerd- pero fue cortada a mitad de la frase por un beso, él esperaba sentir el dolor que traían los besos pero nada le sucedió en esos cinco segundos que mantuvo sus labios sobre los de ella.
-Hay que correr.
-¡Arriba, nos van a rodear!
-No puedo. Mi pie... -sollozó ella.
-¿Por donde? -dijo la cabellera larga marrón matando un zombie de manera experta detrás de otro.
-Por aquí.
-Entonces voy a tener que cargarte.
-Vamos, a la camioneta.
-Pero, Nico, no entramos todos...
Pies pisando fuertemente el suelo.
Hojas partiéndose.
Los zombies gruñendo por carne fresca.
Sangre.
Cuchilladas.
-Eres más lento conmigo arriba
Sangre.
Golpes.
-¿Desde cuando sabes eso?
-Tengo dos meses.
Caídas.
Sangre.
Gritos.
-No sé como pude no decirlo nunca.
-Casémonos.
-¿Qué?
-¿Qué?
-¿Les parece un buen momento hablar sobre esto?
Sangre.
Otra caída.
Más sangre.
-Mierda...
-¡No hay tiempo para esto!
Alguien se sube a otro alguien.
-No me iré sin ti. ¿Quieres casarte conmigo?
-¿No puede esperar a la mañana?
-¿No puede esperar a la mañana?
-¿hay una mañana? -dijeron varios al unísono.
Zombies muriendo.
El Sol saldrá en una hora y con él habrá otra nueva oportunidad.
-De todas formas acepto, solo apurémonos.
(...)
El sol se colaba entre los árboles que rodeaban la dichosa casa del ex fanático de Harry Potter. Las paredes que en algún momento fueron blancas estaban cubiertas de naturaleza silvestre y humedad. Las ventanas que alguna vez dieron a un hermoso jardín ahora estaban rotas por las ramas violentas que entraban a la vivienda.
Sentados en el suelo estaban Nico Di Angelo y Leo Valdez.
Era, como la noche anterior, otoño por lo que el italiano tenía su chaqueta de aviador puesta. Obviamente esta estaba llena de sangre de caminantes, manchas que no importaba cuanto fregara no salían. Por eso prefería la ropa negra u oscura a la colorida que usaba Will: las manchas no se notaban tanto y no debía desecharlas tan rápido. Sus zapatillas converse negras tenían barro y el agua de un charco que había pisado mientras conducía a Valdez a ese lugar hacía que sus pies estuvieran fríos.
Mientras tanto, Leo estaba mal. Eso se podía decir fácilmente por sus pintas: delgado, con los pómulos muy marcados, su ropa toda rota y sin un lugar limpio. La poca comida que encontraban siempre la dejaba para Calypso mintiéndole mientras le decía que él ya había comido cuando la había encontrado.
Unas pisadas resonaron en la hierba cerca de la puerta y ambos se movieron para recibir al que llegara. Desgraciadamente para Leo, una hora de relajar su mente hambrienta no le permitió pararse sin experimentar náuseas y un intenso mareo y lo hizo volver a su lugar sentado en el suelo contra la pared. Nico en cambio se irguió fácilmente y recibió a Jason quien cargaba a Piper en su espalda.
-Pasen.
Jason le agradeció al chico de cabello azabache e iba a recostar a Piper en el suelo cuando notó que la otra cabellera con rulos en la casa no era de Will sino de Leo. Ambos lo miraron sorprendidos y el rubio se quedó a medio camino de dejar a la chica en el suelo.
-¿Leo? -Dijo Piper sin comprender.
-Habías muerto...
-Estuve a punto varias veces, no lo voy a negar pero... -se toqueteó varias partes de su cuerpo y les sonrió- no estoy muerto.
Y los tres se abrazaron felices.
El abrazo finalizó cuando escucharon más pisadas acercándose. Nico se volvió a acercar a la puerta y esta reveló a Annabeth, Percy y Frank quien cargaba a Hazel inconsciente en sus brazos.
La escena se repitió de nuevo provocando en Leo una cálida sensación de pertenecer a algún lugar. Percy le comenzó a contar como lo buscaron incansablemente estos cinco meses y que incluso ahora lo seguían haciendo. Nunca habían perdido las esperanzas. Él les contó sobre Calypso.
-¿Por eso no está Will? -cuestionó Annabeth.
-Claro, -Nico asintió- él la está llevando al campamento ahora mismo. Era urgente.
-¿Ah sí? -dijo Piper.
-Ella está embarazada. -dijo Leo. Nadie supo leer en su expresión seria si estaba simplemente preocupado de que algo saliera mal con eso o se culpaba a sí mismo. La verdad es que no podía ni siquiera responder él mismo esa pregunta.
-¿Qué te pasó en el pie? -preguntó Di Angelo notando que estaba inflamado. Annabeth sacó de su mochila un botiquín y se puso a curarlo.
-Mientras escapamos de dos hordas de zombies hambrientos caí y me doblé el tobillOOO. -gritó cuando Annabeth lo volvió a colocar en su lugar. Por los próximos cinco minutos, Piper, solo se abrazó a su novio... no. A su prometido: Jason. Sonrió al recordar lo que el chico le propuso mientras corrían.
La mañana pasó mientras los siete esperaban a que Hazel despertara y hablaban de lo que había pasado esa noche a cada uno, ahora que estaban a salvo se reían de la desesperación que habían sentido. Cuando Annabeth salió y Percy la siguió, Frank sonrió con ternura recordando lo que solo él había visto que pasó entre ellos.
Annabeth tenía su campera negra aun algo húmeda por los restos de la batalla de anoche. Sus jeans antes eran azules... ahora el color carmesí los consumía.
-¿Estás bien? -preguntó Percy a su espalda y le sonrió. Realmente había salido ya que necesitaba sonreir ampliamente. Se había besado por primera vez con Percy anoche y él le hacía dicho que la amaba.
-Sí. -Annabeth se alejó más de la casa.
-Bien...
Annabeth volvió sobre sus pasos y lo encaró.
-¿Bien? ¿es lo único que vas a decir? Aún no entiendo por qué te separaste en el primer beso.
-Nunca me habían besado sin dolor. Es solo eso, tenía miedo. Al fin me había librado de la tortura de Quione y no quería que tú seas igual.
-Ya te había besado antes.
-Me dejaste en el medio del comedor con una ereccion y confundido, si eso no es humillación...
Annabeth comprendió el comportamiento de Percy, a él nunca se le habían acercado como a ella, nunca nadie se le acercó para hacerle el bien durante el Apocalipsis.
-Puedo darte tiempo.
-No. -exclamó Percy y a acercó- Bésame... pero por favor no muerdas.
La rubia hizo otra cosa, tomó sus manos y las puso a cada lado de su cuello, miró a sus ojos verdes que no podían estar más confundidos.
-No voy a besarte, vos vas a hacerlo.
Le tomó al chico un momento para entenderlo y se acercó con suavidad a sus labios, los besó con una dulzura extrema, como si fuera de cristal. A decir verdad, Annabeth nunca había recibido un beso tan hermoso, él la hacía sentir querida.
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Solo quería dejarles a mi Will Solace, espero que les guste (willseconvirtioenmimodeloparadibujo)
Vi esta imagen en tumblr y quise hacer mi propia versión.
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