11. disappointment

CAPÍTULO ONCE
Decepción

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Lo atravesó por completo mientras Sun Hee buscaba la manera de matarla sin que los hombres se dieran cuenta que ella también era un monstruo.

Se acercó por detrás hasta que enganchó su brazo en el cuello de la señora alejando las mano de Hyun, él ya estaba demasiado perturbado por estar atravesado con la mano de la señora que no quería matarla. Sun Hee miraba el rostro desesperado del chico y ella hizo más fuerza contra el cuello de la señora sin dejar de mirarlo. Ejerció más fuerza escuchándose sus huesos romperse hasta que aumentó su fuerza una vez más y eso fue suficiente para romperle el cuello.

El cuerpo de la señora cayó al suelo dejando libre a Hyun. Sun Hee se acercó hacia el chico y lo abrazó sin importar empaparse de sangre.

—Perdón -Le dijo a la señora antes de desmayarse en los brazos de Sun.

Los hombres se acercaron hacia la pareja apuntándolos mientras Sun no quería dejar a Hyun, no cuando esos hombres ya sabían sobre su monstrualización. Jung Seop se acercó hacia el cuerpo del chico y tocó la herida que la señora An había provocado. Sun Hee lo miró con mucho odio y le gruñó.

—No lo toques -Dijo entre dientes y el hombre se alejó levantando sus manos en signo de paz.

—Tienen algo raro -Miró a Hyun.

—Señor, pronto se recuperará -Uno de sus hombres se le acercó.

—Tenemos que matar a todos los monstruos.

—Le tocas un solo cabello y mueres, hijo de puta -Sun Hee le gruñó a Jung Seop y este le sonrió burlón.

—Y callen a esta perra. Habla demasiado -Señaló a Sun Hee.

Alguien la golpeó con arma por detrás haciendo que cayera desmayada al lado de Hyun. Entre su mirada borrosa, pudo ver el rostro aún inconsciente de Hyun a su lado. Acercó su mano hacia la de él para tomarla antes de dejarse caer en la oscuridad por el golpe recibido.

Quemaron el cuerpo de la señora An frente a todos demostrándoles que harían cumplir su palabra.

—¿Qué haremos con ella, jefe? -Preguntó uno señalando el cuerpo de Sun Hee.

—La llevaremos también. Quiero que mire el cuerpo sin vida de su novio cuando despierte -Respondió sonriente.

Arrastraron los cuerpo de Sun y Hyun hacia al ascensor. Iba Jung Seop junto a Ui Myeong y dos hombres más con armas, subieron con dirección el último piso. Llegaron pero sus intenciones eran de llevarlos a la azotea, para eso debían ir a pie y subir las escaleras. Con mucho esfuerzo lograron llevar los cuerpos de ambos jóvenes inconscientes.

El cuerpo de Sun Hee estaba consciente, abrió sus ojos lentamente dándose cuenta donde estaba y con quiénes por desgracia. Hyun estaba aún inconsciente apoyado sobre el muro que separa la azotea del abismo, los hombres estaban a su alrededor mientras Jung Seop fumaba. Solo esperaban que uno de ellos despertase para iniciar con todo.

—Vamos a quemarlo y ya -Protestó uno frente al jefe.

—Eso no es divertido -Habló Jung Seop y se asomó a mirar el precipicio–. ¿Se morirá si se cae desde acá? No, espera. ¿Le arranco las tripas? ¿O le corto la cabeza y me la quedo como trofeo?

—No hace falta -Respondió el hombre de pañuelo rojo.

—Igual, no es humano. Tampoco importa. Solo quiero ver la reacción de la chica cuando lo vea muerto.

Sun Hee vio que Hyun ya había despertado, el chico se puso de pie sin emitir sonido alguno y caminó estando descalzo de un solo pie. Estaba atenta a cualquier movimiento que pueda hacer para ella salir atacar si él estaba en peligro.

—Mira como pelea para vivir -Jung Seop se burló siguiéndolo con la mirada. Hyun estaba cerca de la puerta.

Jung Seop sacó su arma y volvió a dispararle al chico por la espalda haciendo que terminara en el suelo. Sun Hee peleó para no ponerse de pie y ayudarlo, tenía que esperar para tomarlos por sorpresa pero eso se estaba volviendo difícil porque le estaban haciendo daño a Hyun. No podía seguirse lastimando, su curación empezaría a demorar.

Hyun se dio cuenta sobre Sun Hee y que estaba despierta, el chico sacó fuerzas para levantarse un poco y cerrar la puerta de la azotea dando por iniciada una pelea que daría para sobrevivir. El chico se puso de pie a pesar del dolor por los dos disparos que había recibido.

—No dejaré que ninguno baje -Dijo muy seguro.

—Ya veo. Eres bastante rudo -Jung Seop sonrió de lado–. Pero parece que no captas la situación. Te mataré despacio todas las veces que quiera frente a tu novia.

Jung Seop se acercaba a Hyun apuntándolo pero antes que pudiera dar un paso más, Ui Myeong lo atravesó con sus dedos haciendo que se detuviera de inmediato. Eso sorprendió a todos los presentes porque Hyun y Sun Hee no eran los únicos monstruos ahí. El chico alzó el cuerpo de Jung Seop por los aires sosteniéndolo como si no pesara nada, caminó con él hacia el borde de la azotea y lo tenía a punto de dejarlo caer al vacío.

—Cruzaste el límite esta vez, Jung Seop.

El chico quitó su mano de pronto haciendo que el cuerpo de Jung Seop cayera desde la azotea. Uno de los hombres le disparó en el cuello a Ui Myeong y de este salió como una púa negra que le dió al hombre en el pecho y murió al instante.

—Mierda -Sun Hee susurró al darse cuenta. Se puso de pie y se dirigió hacia Hyun–. Hay que irnos.

—Pero, él...

—Hay que irnos, Hyun.

La chica agarró del brazo al chico y cuando intentó abrir la puerta, una de las púas de Ui Myeong pasó por el lado de Sun Hee estrellándose contra la puerta dándole una advertencia que no se podían ir. Había sido demasiado tarde, así que se giraron hacia el chico que se acercaba satisfecho por su trabajo.

Se puso frente a Hyun y le sonrió.

—Me gusta la cara que pones -Extendió su mano ensangrentada–. Un gusto.

Hyun no correspondió el saludo y justo en ese momento pasó un helicóptero dejando caer un montón de hojas rojas. Sun Hee se agachó a recoger una, cuando lo giró para ver sobre lo que se trataba su rostro se volvió tan pálido como si hubiera visto un fantasma. Sintió mareos que tuvo que sujetarse del brazo de Hyun antes de caer, su labio inferior empezó a temblar del miedo.

GUÍA PARA DENUNCIAR A INFECTADOS ESPECIALES.

Ui Myeong también levantó una de esas hojas y lo leyó, parecía muy tranquilo al respecto. Miró la herida de bala que había recibido Hyun y tocó levemente.

—Debe doler. Sé lo que se siente. Uno nunca se acostumbra.

—¿Por qué lo mataste? -Ignoró todos lo que dijo.

—Creí que me agradecerías.

—Estaban en el mismo bando -Ui Myeong rio como si fuera un chiste.

—¿Un lobo y una liebre en el mismo bando? La liebre se hacía pasar por lobo, le seguí la corriente. Pero ya no hace falta -Sun Hee desconfiaba plenamente en él–. No es delito que el lobo mate a la libre después de jugar. Ahora es algo natural en este mundo.

—Hay monstruos que no lastiman humanos.

Hyun Soo llevó a Ui Myeong hacia el apartamento del señor Han, donde se encontraba en el supuesto monstruo que se había convertido la señora Lim. El chico no hizo caso a las protestas de Sun Hee para evitar a Ui Myeong a toda costa.

—Nunca había visto algo así -Dijo el chico al verlo–. No puede matar a nada en ese estado. Bien, veo que hay un monstruo que no lastima humanos.

—¿Ahora te irás? -Preguntó Sun Hee cruzada de brazos y Ui Myeong la miró.

—¿Eso quieres? -La chica asintió y él sonrió burlón para luego mirar a Hyun–. Es una chica valiente. Tienes suerte. ¿Habrá humanos que no lastimen monstruos? -Sacó el papel rojo y se lo enseñó–. ¿Crees que la gente que quieres proteger te recibirá con un abrazo después de leer esto?

—No le hagas caso, Hyun. Está jugando con tu mente -Sun Hee le susurró.

—¿Qué dices? ¿En qué bando estás?

Los tres bajaron por el ascensor hacia el primer piso, cuando las puertas se abrieron todos sostenían un arma y estaban apuntando a los recién llegados. A pesar que vieron a Hyun y Sun, no dejaron de apuntarles a ellos como si fueran una verdadera amenaza, algo que en el interior de Sun se sintió triste y decepcionada.

Hyun fue el primero en dar pasos hacia al frente, los demás se acercaron hacia él en especial Yi Kyung que estaba en el medio.

—Hyun Soo, ¿En qué estado estás? -Preguntó sin dejar de apuntarlo con el arma.

—¿Gané? -Preguntó Ui Myeong.

Sun Hee encontró la mirada de Eun Hyuk y le hizo transmitir la decepción que ella sentía en ese momento de ser apuntados por todos, nunca había pasado algo tan doloroso y se dió cuenta que siempre serían dejados de lado por la condición que ellos nunca pidieron tener.

—Hyun Soo está bien -Le dijo Eun Hyuk a Yi Kyung. Ui Myeong dió un paso y ahora todos apuntaba hacia el chico.

—Qué inesperado - Dijo. Bajó el arma de Yi Kyung que le estaba apuntando.

—No te muevas -Advirtió Sang Wook.

—Esas cosas no pueden matarme.

—No te preocupes por eso. Buscaré como matarte, de ser necesario.

—Hyun Soo, ¿Estás bien? -Preguntó Eun Ji.

—Ven rápido -Le llamó el señor Ahn–. Ven.

Hyun lo miró por unos segundos y se puso delante del arma con la que Sang Wook apuntaba a Ui Myeong. Sun Hee sostuvo de la mano a Hyun para que no cometiera una tontería por alguien que recién acaba de conocer y le dijo un par de cosas para lavarle el cerebro y colocarse frente a las personas con las cuales sobrevivió todo ese tiempo. Por más que Ui Myeong tuviera razón en un par de cosas, para Sun Hee aún no era de confiar.

—Guarde eso -Le dijo a Sang Wook–. Él me salvó.

—Piensa en lo que hicieron -Dijo Seung Wan sin bajar el arma pero tampoco quería dispararle a Hyun.

—Hyun Soo, mató a su propio equipo. ¿Confías en él? -Habló Byeong Il.

—¿Y ustedes en mí? Es como yo. Bajen las armas.

Todos terminaron cediendo ante el pedido de Hyun pero aún desconfiaban en la nueva amistad que había hecho el chico, sobre todo en el detalle que mató a la gente con la que estuvo. ¿Qué les aseguraba que no haría lo mismo con los demás? ¿O hasta con Hyun? Eso era lo que preocupaba más en Sun Hee. Necesitaba que se separe de Ui Myeong para poder hablar y convencerlo sobre lo mal que estaba haciendo.

Sun Hee perdió a Hyun cuando se dio cuenta que ya no estaba cerca de Ui Myeong, preguntando entre los demás llegó a parar hacia la sala de juegos donde Yi Kyung salía así que el chico se había quedado solo dentro. Al entrar lo vio parado muy cerca del charco de sangre que pertenecía a la señora An cuando le dispararon en la cabeza. El chico aún se sentía culpable a pesar que él no la había matado, sino Sun Hee.

La chica se acercó a paso lento hacia Hyun colocándose a su lado.

—Sabes que no fue tu culpa, ¿Verdad?

—Lo hiciste por mí, y eso es suficiente para que sea mi culpa -Respondió después de unos segundos.

—Pero yo fui quién lo hizo, no tú. Ella iba a matarte, Hyun. Si no lo hacía yo, los matones lo iban a hacer -Pausó–. Ser monstruo es estar destinado a morir de una u otra forma.

Ambos se quedaron en un corto silencio y es ahí donde Sun Hee recordó a lo que venía a hablar con Hyun, pero debía tocar el tema con mucho cuidado para que él no se altere y terminen discutiendo.

—No deberías darle tu confianza plena a Ui Myeong. No le tengo mucha confianza.

—Él tiene más experiencia que nosotros, hasta más que tú -Sun sonrió sarcástica.

—Eso lo hace más peligroso. Sabe muchas cosas, entre ellos puede saber cómo acabar con nosotros si lo desea -Hyun se puso en duda al respecto–. No te dejes endulzar solo porque te dijo que siente lo mismo que tú. Así como dijo, hasta el lobo se puede convertir en liebre.

Dicho eso, Sun Hee ya sabía que le dejó la duda plantada al chico y estaría cuestionándose muchas cosas desconfiando de lo que Ui Myeong pueda decirle, solo esperaba que no sea demasiado tarde cuando se dé cuenta sobre cómo es Ui Myeong en realidad.

Sun Hee caminaba por los pasillos buscando a Yeong Su para arreglar el juguete del niño hasta que escuchó algunos gritos de él en alguna parte. Siguió los gritos hasta que se encontró en un pasillo con Seung Wan sosteniendo una botella acompañado de la señora Hye In y Su Yeong sosteniendo a su hermano menor, quién lloraba desconsolado.

—¡Me ayudó! ¡No! -Gritaba mientras era retenido por Su Yeong.

Seung Wan le tiró una botella con fuego al monstruo verde que saludaba a Yeong Su, pero por suerte no le hizo nada al monstruo debido a su textura gelatinosa. Sun Hee sabía que ese monstruo no era peligroso pero aún así, dominamos por el mío intentaban matarlo.

—No, Seung Wan -Habló la pelinegra–. No nos hará nada.

—¿Tú qué sabes? No podemos tomar riesgos.

—Fuera del camino. Quítense -Apareció Byeong Il con el lanza llamas.

—¡Déjenlo en paz! ¿No se dan cuenta que es inofensivo? -Sun Hee les dijo a punto de perder el control pero Byeong Il la empujó casi haciéndola caer.

—No te metas.

—¡Basta! -Hyun apareció acercándose a ellos–. No la vuelvas a tocar -Señaló al chico y este asintió desviando la mirada–. ¡No nos atacará!

—Si, pero...

—¡No sabes cómo cambiará! -Gritó la señora Hye In.

—¡Dispara! ¡Es un monstruo! -Gritó Su Yeong.

—¡No! ¡No lo hagas! -El llanto desconsolador de Yeong Su quebraba el corazón de Sun Hee. La pelinegra se acercó al niño y lo abrazó mientras veía como quemaban a su amigo.

—No mires -Le susurró mientras acariciaba su cabello y el niño lloraba en su hombro.

Hyun se giró hacia Ui Myeong que había llegado al lugar debido a todos los gritos que se escuchaban por parte de Yeong Su.

—Creo que tienes razón -Le dijo–. Los monstruos y los humanos no pueden coexistir.

Sun Hee escuchó todo y ahora las palabras del chico pusieron en una situación difícil a Hyun. Tenía razón, los monstruos y humanos no podrán convivir nunca pero Ui Myeong no será la mejor compañía en una batalla por ocupar un lugar en el mundo, Sun Hee no sabría cómo convencer a su compañero para no seguir a Ui Myeong.

—Es inevitable -Ui Myeong se acercó hacia Yeong Su que lloraba en los brazos de Sun.

—Vamos -Eun Ji apareció quitándole a Yeong Su de los brazos a Sun.

La pelinegra se puso de pie junto a Ui Myeong manteniendo contacto visual entre ambos, él sentía curiosidad por la compañera de Hyun porque sentía una vibra especial en ella pero sabía que no sería fácil conocerla, así que intentaría ganarse su confianza por medio de Hyun.

—¿Se te perdió algo? -La agresividad en su tono de voz era evidente.

—Me pareces conocida -Sonrió de lado.

—Mi cara es muy común.

Sun Hee pasó por su lado alejándose del lugar, llegó hasta donde se encontraba Hyun y ambos se miraron, Sun notó algo diferente en la mirada del chico que la hizo preocuparse.

—Oye -Eun Ji llamó a Hyun–. Hasta los marginados saben escoger a sus amigos.

—Parece que tienes muchos amigos -Ui Myeong se acercó a Hyun viendo cómo Eun Ji se iba.

—Para nada -Respondió el chico y Sun sintió algo romperse en su interior.

En definitiva, el corazón de Sun se había roto y sentía decepción por el comportamiento que Hyun estaba tomando desde que Ui Myeong había llegado. Sun miró al chico moviendo su cabeza en decepción, sus ojos se cristalizaron un poco y terminó saliendo de ahí dejando a los dos chicos.

—¿Ella significa algo para tí?

—Sí. Pero la he perdido.

Sun Hee llegó hacia la sala de videos donde se encontraba el señor Han sentado y con pocos rastros de sangre en su rostro por lo que habían pasado antes. La chica se sentó sobre el borde de la mesa mirando al suelo dejándose influenciar por la tristeza que sentía.

—¿Problemas del corazón? -Preguntó el señor Han intentando bromear.

—Algo así. Es más complicado.

—Es por el chico nuevo, ¿Verdad? -El silencio de la chica respondió–. A mí tampoco me da mucha confianza, pero parece que Hyun si confía en él.

—Ese es el problema. No debe confiar en él -Respondió–. He intentando decirle pero está cegado. Ese chico ha sabido cómo atrapar a Hyun en su momento de debilidad.

—Debes encontrar la manera de llegar en su corazón. Sé que puedes hacerlo, ¿Sabes por qué? -Sun lo miró atenta esperando por su respuesta–. Porque los dos se quieren. No soy experto en el amor pero sé reconocer cuando dos personas sienten cariño -Pausó–. Yo también me enamoré cuando tenía tu edad. Fue el amor de mi vida pero no lo supe apreciar, la dejé ir sin siquiera luchar por ella. Hasta el día de hoy me arrepiento por completo -El hombre suspiró con nostalgia–. No sigas mis pasos y lucha por él, aunque mueras en el intento.

Las palabras del señor Han la motivaron a seguir su consejo. Debía luchar para convencer a Hyun y mantenerlo a su lado, ese chico estaba cegado en ese momento que no se daba cuenta de la gravedad de sus actos porque él dejó de estar solo, desde que confesó sus sentimientos hacia Sun y fueron correspondidos, sus decisiones tendrían repercusión en ella.

Le había hecho sentir más aliviada al compartir algo con alguien y le haya dado un consejo. Fue un buen sentimiento. ¿Así se sentía que alguien adulto te escuche y te aconseje? Se sentía muy bien, ahora sabía que puede contar con el señor Han cada vez que necesite.

La pelinegra salió de la sala de cámaras cuando vio que Sang Wook llevaba a Yu Ri en su espalda corriendo hacia la salida muy apresurado pero fue expulsado por los aires como si se hubiera chocado con un campo magnético. Sun Hee corrió hacia ambos para asegurarse que estuvieran bien, en especial a Yu Ri porque se veía enferma.

—¿Están bien? -Examinó a Yu Ri y la chica a penas podía abrir sus ojos mientras Sang Wook se quejaba de dolor.

Ui Myeong se acercó hacia el cuerpo adolorido de Sang Wook y pisó su muñeca derecha que sostenía las llaves del auto y se lo quitó. Sun se puso de pie apretando sus manos convirtiéndolos en puños, se acercó hacia el chico de capucha negra para enfrentarlo.

—¿Qué te pasa? -Lo empujó y el chico la miró con diversión–. ¿Quién te crees que eres? ¿Eh?

—¿Qué pasa? -Apareció Hyun y Ui Myeong le enseñó las llaves.

—Querían irse.

—No importa.

—Si nos denuncian, vendrán los soldados.

—No te preocupes, no te van a atrapar. Yo misma te mataré -Sun Hee intentó acercarse más a Ui Myeong para golpearlo pero Hyun interpuso su brazo–. No te metas.

—No estaremos acá para entonces porque me iré contigo.

Sun Hee se giró hacia Hyun mirándolo con dolor. ¿Planeaba irse y dejarla? Ni estando en manos de los soldados había sentido tanto dolor en ella. ¿Por qué se sentía así? Estaba cansada de pasar por el mismo dolor en estás últimas horas, se sentía tal cual te hubieran triturado el corazón. No quería darse por vencida de seguir luchando por él pero su comportamiento dolía, dolía demasiado.

—¿Quién eres? -La voz de Sun temblaba y sentía las lágrimas aproximarse–. Tú no eres el Hyun que yo conocí algún día. ¡Deja de lastimarme así! -Sun se acercó hacia Hyun y lo tomó del suéter mirándolo con desprecio–. Te desconozco por completo.

Hyun miró a Sun ella vio el vacío que sus ojos tenían, ya no estaba ese brillo característico en él cada vez que se miraban. Es como si estuviera viendo a un desconocido y eso le volvió a dar una punzada en el corazón.

—Entonces aléjate -Agarró las muñecas de Sun y las alejó de su suéter.

El chico hizo a un lado a Sun y ella no pudo reaccionar, estaba congelada por completo repitiéndose en su cabeza una y otra vez las palabras de Hyun que la hacían más daño a su alma. Hyun se agachó hacia Sang Wook.

—¿Por qué quieren salir? -Preguntó.

Sang Wook señaló a Yu Ri, quién estaba intentando recuperar el aire que le faltaba entonces Hyun entendió a lo que se refería, le quitó las llaves que Ui Myeong sostenía y se los entregó al hombre en el suelo. Arrastró su cuerpo para ponerlo de pie y luego lo empujó hacia el cuerpo de Yu Ri.

—Que se vayan. Igual morirán.

El hombre sostuvo el cuerpo de Yu Ri a penas sacando fuerzas que le quedaba en su cuerpo, colocó a la chica en su espalda para cargarla y sacarla del edificio. Hyun y Ui Myeong miraron que los dos se iban, estando lo suficientemente lejos del edificio algo sucedió que dejó impactados a todos. Ui Myeong sostenía una pistola en su mano y disparó cuatro veces a la espaldas de Yu Ri.

Hyun gritó e intentó correr hacia ellos pero fue detenido por Ui Myeong, Sun Hee solo se quedó petrificada viendo cómo el cuerpo de Sang Wook se cayó de rodillas. Las lágrimas empezaron a hacerse presente en el rostro de la pelinegra ante la muerte de su compañera, una víctima más de la sobrevivencia pero esta vez había sido asesinada.

El cuerpo de Hyun fue empujado hasta chocar contra una pared, es ahí donde Sun reaccionó sobre lo que Ui Myeong planeaba hacer con los demás. El chico de capucha negra le disparó a dos personas más, todos empezaron a dispersarse intentando salvar sus vidas y en el tercer disparo mortal le dio a Byeong Il matándolo frente a la señora Hye In. Sun Hee tenía agarrada del brazo a la señora Hye In para que no sea una víctima más.

Yi Kyung apareció con un arma y le empezó a disparar a Ui Myeong pero uno de los disparos que el chico dio logró alcanzar a la chica en el hombro.

—¡Rápido! ¡Ayúdenlo! -Dijo la señora Hye In sosteniendo el cuerpo de Byeong Il y arrastrándolo hacia un lugar más seguro para poder salvarle la vida pero sería casi imposible lograrlo.

Sun Hee ayudó a los demás a llevar el cuerpo de Byeong Il a un lugar seguro. A pesar de haber recibido un disparo, Yi Kyung iba a seguir peleando contra Ui Myeong, intentó disparar pero no habían balas así que sacó la pistola que guardaba en su cinturón. El chico le apuntó para dispararle pero Hyun empujó al chico haciendo que ambos atravesaran una pared.

—Byeong Il -La señora Hye In sollozaba.

—La gente como yo muere haciendo algo extraordinario -Dijo el chico empezando a ahogarse con su sangre–. Te lo dije. Soy hombre de acción. Ahora lo sabes -Se dirigió hacia la señora Hye.

—¿Qué hacemos? -Miró a Sun y la pelinegra bajó la cabeza.

—Esperar.

—Ay, por Dios. Byeong Il -Llamó al chico pero no reaccionó y se notaba que no respiraba–. ¡Reacciona! ¡Reacciona, Byeong Il!

Sun miraba la escena de la señora Hye intentando revivir al chico pero era muy tarde, él había muerto. Unos cuantos recuerdos llegaron a su cabeza de cuando ella llegó a casa encontrándose con el cuerpo de su madre pero no respiraba. La movió y gritó para que despertara pero no sucedió, su madre había muerto y ella se había quedado sola para siempre.

Pero ahora podía cambiar las cosas porque en la muerte de su madre no hubo un culpable más que una enfermedad. La muerte de Byeong Il fue un asesinato, y ella iba a hacer pagar al asesino.

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