10. criminals

CAPÍTULO DIEZ
Criminales

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Los nervios estaban presentes en el primer piso, especialmente en el cuerpo de Sun Hee. Ella se encontraba sentada en el suelo mientras jugaba con sus dedos tratando de convencerse que todo estará bien hasta que vio los números del ascensor mostrando que alguien estaba descendiendo. Frunció sus cejas y justo la señora Cha se acercó.

—¿No habían subido dos nada más? -Preguntó la mujer y Sun Hee se puso de pie.

Justo en ese momento la campana empezó a sonar alertando sobre la presencia de un monstruo cerca. Lo primero que la pelinegra pensó es en Hyun pero sus prioridades cambiaron al darse cuenta que el chico no estaba ahí, así que ella era la única que podía proteger a los demás. Decidió ir por su guante negro y se lo colocó a velocidad sin quitarle la mirada a los números del ascensor descendiendo hacia el primer piso.

Se colocó al lado de la señora Cha y los puertas del ascensor se abrieron a la par, dentro se encontraba el hombre de seguridad convertido con una podadora en mano dándoles la espalda.

—¿Señor? -Preguntó la señora Cha y la cabeza del hombre se dio vuelta sin girar su cuerpo para nada.

El hombre abrió la boca dejando salir muchas moscas y Sun Hee le hizo una señal a la mujer para que escapara mientras ella se encargaba. Esquivó todos los intentos de cortarla con la podadora pero ella no podía hacerle frente solo con un guante, debía encontrar la posición adecuada para atacarlo. Se puso detrás del hombre y rasgó su espalda sacándole algunos gritos de dolor pero eso no lo detuvo y estuvo a punto de cortarle la cabeza a la señora Cha cuando Jae Hun se lo impidió colocando su katana de por medio.

—¡Sun Hee, ayúdala! -Gritó Jae Hun deteniendo al monstruo pero la chica no quería dejarlo solo–. ¡Ahora!

No muy convencida terminó haciéndole caso, dejó de atacar al monstruo y se acercó hacia la señora Cha para ponerse de pie. Solo fue cuestión de unos pocos minutos, Jae Hun hizo que la podadora cortara las rejillas en el techo pero estaba peleando con una mano, así que le era imposible aguantar mucho hasta que terminó cediendo y la podadora cortó su katana junto a su brazo derecho.

Sun Hee se quedó de pie impactada por la situación, los demás llegaron para intentar ayudar pero era demasiado tarde. La chica solo vio el brazo de su amigo en el suelo aún sosteniendo parte de su katana y eso le dio pase a su consciencia de hablarle.

¿Ves? Todos a tu alrededor terminarán sufriendo las consecuencias de tu presencia.

Si tan solo no le hubiera hecho caso, habrían terminado con el monstruo juntos y no se quedaría sin brazo. No pudo moverse, estaba en estado de shock viendo cómo Jae Hun se puso de pie, agarró la katana del suelo, se acercó por detrás al monstruo y lo clavó en su pecho. Caminaron abriéndose paso entre los demás con dirección hacia los ascensores. Sun Hee intentó ir tras ellos pero Eun Hyuk la sostuvo de la muñeca.

—No -Sun Hee negó al borde de las lágrimas de nuevo–. No, Eun Hyuk. Debemos hacer algo -Le dijo al chico pero él no le respondió–. ¡Oye! Por favor, no lo podemos dejar solo.

—Sun Hee...

—Hay que ayudarlo.

Estaba desesperada por ayudarlo pero era imposible, sería una misión suicida y lo último que quiere Eun Hyuk es perder a alguien más. Dentro del ascensor se veía la pelea que Jae Hun le estaba dando al monstruo, su última pelea. Había sangre por todos lados dentro del ascensor así como en el cuerpo de Jae Hun que estaba en el suelo, había clavado la katana en el motor de la podadora.

—¡Tírenla! -Gritó Jae Hun refiriéndose a la botella encendida con fuego.

—¡No! ¡Eun Hyu! Diles que no lo haga -Sun Hee sostuvo al chico de su camisa llorando desconsoladamente–. Por favor.

—¡Tírenla! -Volvió a gritar el chico.

El chico dejó a un lado a Sun Hee y le quitó la botella a Seung Wan, miró a Jae Hun por unos segundos dándose cuenta de su agonía y que si no moría ahí, iba a morir al estar sin brazo. Estaba sin opciones, Jae Hun de igual manera iba a morir pero si moría en el ascensor, sería un héroe para todos. No fue fácil para Eun Hyuk pero terminó tomando una decisión, lanzando la botella dentro del ascensor dando inicio al fuego.

Sun Hee corrió hacia el ascensor pero fue detenida por Eun Hyuk que la atrapó en sus brazos.

—¡No! -Soltó un grito desgarrador deshaciéndose en lágrimas. Iba a cargar con el peso de una muerte más.

Intentó liberarse de Eun Hyuk pero él puso toda su fuerza apretándola contra su cuerpo y no fuera detrás de Jae Hun, quién se estaba quemando junto al monstruo. La chica terminó aferrándose a Eun Hyuk llorando en su hombro mientras lo abrazaba y él le acariciaba el cabello mirando como uno de más del grupo moría, dejando escapar una lágrima.

Ahora todos estaban reunidos frente al pequeño cementerio que habían hecho de todos aquellos que murieron del grupo. El ambiente se sentía demasiado pesado, la tristeza se transmitía. Sun Hee estaba en una esquina sufriendo por la culpa, sentía repugnancia hacia sí misma.

—Moriste y debías vivir -Dijo el señor Ahn después de dejarle una flor de papel–. Yo viví y debería estar muerto.

Hyun miró de reojo a Sun Hee, él sabía lo mucho que estaba sufriendo la chica con la muerte de Jae Hun más el problema que habían tenido la noche anterior. Necesitaba hablar con ella pero no sabía si era el momento adecuado, se veía tan triste aunque esa sería la señal adecuada que necesita de alguien a su lado, así que podría intentar apoyarla.

Sun Hee había sido la primera en abandonar la habitación porque no soportaba estar ahí, se sentía fatal y necesitaba un poco de aire. Hyun fue detrás de ella viendo la oportunidad perfecta para poder hablar.

—Sun -El chico la llamó y ella se giró de inmediato.

Sus ojos estaban rojos, tenía grandes ojeras oscuras y estaba muy pálida, realmente la pasaba muy mal. La chica vio a Hyun y no pudo evitarlo, necesitaba de alguien y no había nadie mejor que él. Corrió hacia el chico envolviéndolo en un abrazo y llorando sobre su pecho, sus lágrimas salían por grandes cantidades a pesar que había estado llorando por muchas horas antes de todo.

El chico pasó su mano por el cabello de ella consolándola, dejando que saque todo lo que tenía reprimido.

—Fue mi culpa, yo lo maté -Sollozó.

—No fue tu culpa. Él quiso que sea así.

—Si no le hubiera hecho caso, habríamos terminado con ese monstruo. Yo sentía un mal presentimiento de todo pero no me importó y ahora está muerto -Se separó de Hyun mirándolo–. ¿Cómo le voy a decir a Ji Soo que lo maté?

—No le vas a decir nada porque no lo mataste, Sun -Hyun limpió las lágrimas de la chica con su pulgar.

—Si me convierto, no encontraría la diferencia entre el monstruo y yo.

—Eso no es verdad -Hyun volvió a abrazarla y ella lo correspondió.

—No quiero perder nadie más, Hyun. Siento que te he perdido a tí y ahora he perdido a Jae Hun.

El chico se separó con lentitud al escuchar sus palabras. Sostuvo su rostro entre sus grandes manos viéndola y analizando el arrepentimiento en su rostro. Sabía muy en el fondo de él que ella no sería capaz de involucrarse con nadie, menos con Eun Hyuk pero sin embargo desconfió, no la buscó ni tampoco le pidió una explicación.

Le dió un beso en la frente que reconfortó a Sun Hee. Pasó su mano por sus cabellos acariciándola.

—Nunca me perderás, Sun.

Ya habían arreglado sus diferencias por las palabras de Eun Ji la noche anterior. Hyun se había encargado de tranquilizar a Sun Hee convenciéndola que nada de lo ocurrido fue su culpa, ella ya se sentía un poco mejor pero necesitaba descansar. Estaba caminando con Hyun agarrados de la mano con dirección hacia la habitación donde duermen pero el hablar de todos a la vez llamó su atención.

Todos estaban juntos frente a la entrada principal del edificio, que se encontraba bloqueada con muchas cosas para que los monstruos no ingresen.

—¿Qué sucede? -Preguntó Sun Hee a la señora Hye In.

—Parece que alguien viene hacia acá.

—¿Son militares? -La voz de ella salió temblorosa.

—No lo creo.

Aún no podía bajar la guardia. Byeong Il estaba mirando por un orificio hacia el exterior avisando sobre la presencia del vehículo que se acercaba a toda velocidad.

—¡Viene para acá! -Dijo y luego se alejó rápidamente–. Mierda, eso no está bien. ¡Ahí viene!

Todos corrieron asustados haciéndose a un lado de la entrada, Hyun tiró de la mano de Sun alejándola de la entrada para que no la lastimaran. Un enorme auto negro blindado había impactado contra el edificio entrando por completo en el primer piso. Del vehículo bajaron muchos hombres armados, Sun Hee no tuvo tiempo de reaccionar cuando la idea de huir llegó a su cabeza.

El hombre nuevo que encontraron era el responsable de todo eso, lo que parece ser el jefe de ese nuevo grupo se acercó hacia el chico y le clavó un cuchillo en el abdomen repetidas veces.

—¿Estuviste bien? -Le preguntó volviéndole a clavar una última vez. Uno de sus hombres se hizo cargo del chico moribundo y se lo llevó.

—Sosténganlo -Gritó uno poniendo al hombre en el suelo.

—¡Ayuda!

—¡Basta!

Sun Hee sabía que aquellos no eran militares, al menos podría estar más tranquila sobre eso pero no creía aún estar fuera de peligro, se ven hombres fuertes y encima tienen armas. Son peligrosos para todos y eso les traería problemas.

—Bien, uno, dos...

Uno de los hombres le sacó el dedo pulgar al chico, se lo entregó a otro y este lo colocó sobre una maleta de metal que al parecer tenía lector de huella.

—No abre -Avisó el chico luego de colocar el dedo sobre el lector.

—¿Fallamos otra vez?

Uno de ellos agarró el dedo del hombre y se lo tiró a los inquilinos del edificio que soltaron un grito asustados. Al hombre que le habían mutilado el dedo se puso de pie en su intento de escapar pero el jefe de los matones le disparó en la cabeza acabando con su vida.

—Encuentren a todos -Dijo el jefe a sus hombres que se empezaron a dispersar por todo el lugar.

Uno de los hombres se acercó hacia Hyun, el hombre sonrió de lado al ver la presencia de alguien más a sus espaldas y lo hizo a un lado con un solo empujón descubriendo a Sun Hee que había estado siendo protegida por el cuerpo del chico. Los hizo poner de pie a los dos, así como los otros matones juntaron a los demás presentes en un solo lugar. Hyun se aferró a la chaqueta de Sun para mantenerla cerca de él.

—Tranquila -Le susurró a la chica y ella asintió.

Hyun se colocó al lado de Eun Hyuk y colocó a Sun Hee detrás de ambos sin soltarle mano, de esta manera ella no sería vista con facilidad ya que tenía adelante a dos hombres altos.

Apareció un hombre con el señor Ahn y lo juntó con los demás, sacó una tiza roja y marcó en el suelo un círculo alrededor de todos mientras silbaba.

—Es más grande que la última vez -Le dijo uno.

—¿Tengo que medirlo todas la veces? -El hombre que dibujó el círculo llevaba un pañuelo rojo–. Esta es su prisión ahora.

Se escuchó un disparo y Sun Hee se aferró al brazo de Hyun, algunos gritaron del miedo y sobre todo cuando vieron el cuerpo de Ji Eun salir del círculo hasta terminar en el suelo. Había sido disparada por el jefe de los matones sin pudor alguno. Esos hombres eran muy peligrosos, no dudarían en matarlos a todos y eso es lo que Sun Hee temía, ella no podía morir pero los demás sí y no quería eso.

Juntaron a más personas en el círculo y uno de ellos llegó con el señor Han empujándolo de su silla de ruedas hasta el suelo.

—Me duelen las piernas -Uno de los matones se sentó en la silla de ruedas mirando a los demás.

El señor Han vio el cuerpo sin vida de Ji Eun e intentó acercarse pero los demás lo detuvieron.

—¡No, señor Han! ¡Lo matarán también!

—¿Qué creen que hacen?

El hombre que sostenía del cabello a la agonizante Ji Eun sonrió y miró al señor Han.

—Ven a buscarla -Le guiñó un ojo.

Sun Hee y Hyun sentían su sangre hervir por matar a todos esos delincuentes, dieron un paso al frente dispuestos a enfrentarlos pero Eun Hyuk los detuvo de sus manos antes que pudieran hacer algo estúpido. Todos se quedaron quietos cuando Ji Eun dejó de agonizar y murió derramando una lágrima.

—¿Cómo pudieron matarla? -Preguntó el señor Ahn mirando al matón que aún sostenía la cabeza de Ji Eun.

—La vida es inútil hoy en día -Le respondió.

—Que sentimental. ¿Van a llorar por cada muerte? -Se burló el hombre de pañuelo rojo–. Señor, cruzó la línea. Métase -Los demás hicieron que el cuerpo del señor Ahn estuviera dentro de la línea.

—Pueden vivir en armonía ahí. Nada más -Habló el jefe dirigiéndose a los prisioneros–, tienen menos espacio que antes.

Hyun apretó sus manos volviéndolos puños, sentía mucho enojo en ese momento pero debía controlarse, estaba esperando que Eun Hyuk le dijera si tiene algún plan en mente para acabarlos.

Todos se encontraban sentados en silencio siendo custodiados por los nuevos hombres con armas. Sun Hee miraba mal a cada matón a su alrededor, en especial al jefe que se paseó por alrededor hasta colocarse sobre una madera para ganar altura y todos lo puedan ver.

—Soy Shin Jung Seop. Espero que nos llevemos bien sin pelear.

Sun Hee soltó una pequeña risa sin nada de gracia ganándose la atención de Jung Seop y ella fue regañada con la mirada por Hyun, quién también le apretó la mano para que se mantuviera en silencio. No podía hacerse notar porque de lo contrario, los hombres podrían hacerle daño.

—¿Cómo puedes decir eso después de lo que has hecho? -Preguntó el señor Ahn–. ¿Cómo puedes tratar a la gente así? ¿Crees que somos animales?

—Esto es lo único que veo y sé hacer -Alzó su arma.

—No es una sorpresa -Sun Hee habló mirando al suelo–. Los peores trogloditas son los que se esconden detrás de un arma.

Miró a la chica por unos segundos sonriendo de lado, reconocía su valentía pero siempre el valiente salía pagando un alto precio. Sun Hee no le desvió la mirada en ningún momento, lo estaba retando porque sabía que él iba a perder contra ella en una verdadera pelea.

—Si hacen lo que les digo, no mataré a nadie más.

—¿Entonces? -Habló Eun Hyuk y luego giró a ver a Jung Seop–. ¿Qué planes tienen?

—Vamos a presentarnos todos -El hombre bajó de su lugar y todos se alejaron un poco temerosos pensando que iba a matar a Eun Hyuk–. De seguro les causamos curiosidad.

Jung Seop miró a Sun Hee, sentía un poco de curiosidad por la chica que lo había llamado idiota. Eun Hyuk se dio cuenta sobre ello así que se puso de pie haciendo que el hombre centrara su mirada ahora en él.

—Entonces, dinos. ¿De dónde vienen? ¿Qué pasó ahí?

—Murieron todos.

—¿Murieron? ¿O los mataron?

—Eun Hyuk -Sun Hee lo llamó en un susurro. Él si no podía dárselas de valiente porque moriría al instante.

—Era una parroquia. Lo había fortificado bien, así que tenía esperanzas. Pero ya estaban muertos. Lo interesante... -Pausó–, es que no había señales de monstruos. Se habían matado entre ellos -Dio un paso hacia Eun Ji–. No se preocupen por los monstruos. Los humanos damos más miedo.

Jung Seop sonrió sin dejar de masticar la goma de mascar blanca. Un chico de cabello desordenado en puntas y chaqueta roja se hizo presente colocándose al lado del jefe.

—¿Qué pasa? -Le preguntó el chico y Jung Seop se giró hacia él.

—¿Qué?

—Ui Myeong me dijo que me buscabas.

—¿Qué? No, no te buscaba -El chico bajó la cabeza.

—¡Hijo de puta! -Le gritó al tal Ui Myeong que estaba a su lado.

—¿Encontraron algo? -Preguntó Jung Seop y el chico de rojo se giró hacia su jefe.

—Una chica. Está herida.

—Ji Soo -Sun Hee murmuró.

—Deja de fruncir el ceño. Esta gente ya tiene miedo -Dijo Jung Seop, se acercó hacia Ui Myeong y ambos se fueron.

El chico de rojo quiso seguir con su camino pero fue detenido por uno de sus compañeros.

—¿La dejaste sola? ¿Por qué? ¿No te gustaba? ¿La mato? -Sun Hee se tensó al escuchar lo último.

—No la toques. La guardo para después -Respondió el más joven.

—Hijo de... -Sun Hee se quiso poner de pie pero Hyun se lo impidió de nuevo–. Déjame ir, lo pondré en su lugar.

—No hay que arriesgarnos.

Eun Ji agarró de la mano a su hermano mayor y tiró de él para que vuelva a sentarse.

—¿Estás loco? Deja de hacerles frente -Le recriminó–. ¿Quieres que te maten?

—Aún no eres inmortal, Eun Hyuk -Añadió Sun Hee.

—Lo hice porque quería sobrevivir -Miró a Hyun–. Hay que esperar.

—¿Hasta cuándo? -Preguntó el chico.

—Parece que son criminales que mataron soldados y les robaron sus armas, y solo tienen pocas, aunque haya muchísimos monstruos afuera.

—Tenemos que hacer algo, Eun Hyuk -Le rogó Sun Hee.

—No podemos quedarnos sentados -Añadió Hyun.

—Ya habrá oportunidad. Lo sé -Miró a Sun Hee–. Quédate quieta y no armes un alboroto.

—Tampoco pienso quedarme sentada viendo cómo esos idiotas nos amenazan -Lo enfrentó–. No sé cómo funciona en tu mundo pero en el mío, se mata al que amenaza.

—Solo te pido que esperes. No son las únicas armas que tenemos -Miró a Hyun y a Sun.

Jung Seop había regresado con muchos de los planos y notas que Eun Hyuk había realizado todo este tiempo para que puedan sobrevivir. Se plantó frente al grupo y examinó los papeles que tenía entre sus manos.

—Sí que se esforzaron -Dijo–. ¿Quién es el líder?

Sun Hee y Eun Hyuk se miraron, la chica negó repetidas veces dándole a entender que no responda pero el chico no le iba a obedecer. Si no respondía las cosas podrían ser peores, es mejor ser dócil con ellos antes que maten a alguien más.

—¿Quién hizo esto? -Tiró los papeles al suelo.

—No -Sun le murmuró al chico pero él no hizo caso y se puso de pie.

—Yo -Sun Hee maldijo en su cabeza.

—Hicieron una cirugía. ¿Quién fue? -Jung Seop volvió a preguntar.

—Yo

—Son todos un grupo de inútiles. Hay un viejo, un lisiado, hasta una enferma. Este lugar es el peor hasta ahora, pero sobrevivieron bastantes personas. Eres joven, pero se ve que sabes manejarte -Le sonrió y dio un pequeño paso–. Me caes bien. ¿Qué dices? ¿Los abandonas y vienes conmigo?

Todos lo miraron esperando una respuesta negativa a la propuesta que le estaban dando. Eun Hyuk sería incapaz de dejarlos, ¿No?

—¿O quieres terminar muerto?

Eun Hyuk miró de reojo a Sun Hee y esta negó repetidas veces para que él hiciera lo mismo con la propuesta aunque su vida dependía de eso, sabía que si se negaba lo iba a matar pero tampoco podía traicionar a los demás. Estaba en una encrucijada muy complicada y Sun Hee pensaba en como poder salvarlo de esa situación sin poner en peligro a los demás.

El chico salió del círculo sin dejar de mirar a Sun Hee y eso tomó por sorpresa a todos pero no a la chica, para sobrevivir se debe hacer cualquier cosa y eso ella lo sabía muy bien.

—Buena decisión. Eres inteligente -Le dijo Jung Seop.

El hombre de pañuelo rojo llegó hacia su jefe apresurado.

—¡Señor! Hay un monstruo -Avisó.

Eun Hyuk se acercó hacia la sala de juegos acompañado de Jung Seop junto a otros dos hombres. Sun Hee se giró hacia Hyun mirándolo preocupada.

—Están yendo detrás de la señora -Estaba nerviosa, no quería que muera.

—No le pasará nada. Eun Hyuk no lo hará.

Sun Hee no se sentía muy segura de la palabras de Hyun, y fue confirmado cuando se escuchó un disparo y todos se alertaron. La pareja se puso de pie siendo apuntados por los otros hombres que los custodiaban. Habían matado a la señora y Sun Hee lo podía sentir, así como sentía que no iba a seguir aguantando el enojo que llevaba dentro.

El enojo solo alimentaba a su monstruo interior y no quería que saliera, no cuando aún no se ha dado la oportunidad que Eun Hyuk dijo.

—¿Qué pasó? ¿Quién...?

—¿Mataron a Eun Hyuk?

—Él está de su lado. Debe de ser Seon Yeong.

Hyun agarró a Sun Hee de los hombros y ambos se sentaron antes que uno de los hombres pueda disparar. La chica se aferró hacia el cuerpo de Hyun intentando calmarse, él estaba un poco inestable por el disparo que le dieron a la señora. Eso no pudo haberla matado, aún estaba en duda.

Yi Kyung apareció con un arma en la mano y disparó a unos cuantos, luego salió corriendo siendo perseguida por los que quedaban vivos. Un par junto al jefe se quedaron custodiando a los demás pero había sido suficiente distracción para que Eun Hyuk se abalanzara contra Jung Seop

—¡Hyun! ¡Sun! ¡Ahora! -Gritó y los nombrados se pusieron de pie, atrapando a un hombre cada uno.

Hyun empujó al hombre de pañuelo negro al suelo y Byeong Il agarró la silla de ruedas pasando sobre encima de su cuerpo. El chico agarró a un hombre y lo empujó contra una columna apretando su cuello con el enorme arma que llevaba. Sun Hee peleaba contra uno pareciendo un profesional y todo se debe a su vida en la calle, ahí se aprende muchas cosas. Le dio una patada en el estómago y el hombre se dobló del dolor, la chica aprovechó para darle otra patada en el rostro que lo dejó en el suelo por completo.

El hombre que tenía sujetado Hyun sacó un cuchillo e intentó darle en el abdomen pero el chico lo sostuvo, haciendo que los filos se le clavaran en la mano y empiece a sangrar. Sun Hee se dio cuenta de eso, así que se acercó y le dio una patada en el brazo haciendo que suelte el arma, hizo a un lado a Hyun y la chica trepó por el cuerpo del hombre terminando haciéndole una llave, rompiéndole el cuello con un solo movimiento.

Jung Seop se logró liberar de Eun Hyuk tirándolo al suelo, vio el cuerpo de su hombre y le disparó en el hombro a Hyun. Sun Hee se acercó hacia el chico cuando este cayó al suelo.

—¡Ya basta! -Gritó Jung Seop colocando su pie sobre el pecho de Eun Hyuk. Colocó el arma sobre su cabeza y todos se quedaron quietos.

—Señor -La señora Seon Yeong apareció llamando la atención de todos–. Señor -Alguien le disparó pero ella ni se inmutó. Le dispararon dos veces más y ella no dejó de caminar hasta que enterró su mano en el cuello del hombre que le había disparado.

La mujer se acercó hacia Eun Hyuk para acabar con él.

—No, señora An -Dijo Hyun pero eso no la detuvo.

Sun Hee se puso de pie para detener a la señora pero Hyun fue más rápido y se interpuso haciendo que la señora clavase sus dedos en el pecho del chico.

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