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CAPÍTULO CUATRO
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—No se puede confiar en ese anuncio -Dijo el señor Han.
Ya había amanecido y alguien hizo un anuncio por los altavoces del edificio que todos los sobrevivientes bajen al primer piso y así estar todos juntos. Ji Soo y Jae Hun estaban de pie en la puerta dispuestos a bajar junto a los otros sobrevivientes, el señor Han intentaba convencerlos de quedarse.
—¿Vas a estar bien? -El señor Han le preguntó a Ji Soo.
—No podemos vivir a costa de usted. Tenemos que hacer algo -Le respondió.
—Gracias por las comidas y por esto -Tae Hun hizo una pequeña reverencia.
El señor Han es un gran inventor que le otorgó una pequeña puerta de metal a Jae Hon y colocó púas alrededor del bate de béisbol de Ji Soo, así para que tengan cosas útiles con las cuales se puedan defender estando fuera.
—Que Dios lo bendiga.
—Soy budista -Respondió el señor Han.
—Si la planta baja está segura, volveremos a buscarlos -Dijo Ji Soo.
—No prometan algo que no puedan cumplir -Sun Hee suspiró, todos eran muy pesimistas sobre sobrevivir–. Siento que debo despedirme ahora.
—Una vez, alguien dijo que hasta la noche más oscura se ilumina con la luz más tenue -Ji Soo se notaba un poco más positiva.
—¿Sigue viva la persona que lo dijo?
—No lo sé -Sonrió un poco nerviosa.
Sun Hee rodó los ojos. No pensaba quedarse con el señor Han, los niños y la señora Lim, la comida no era suficiente para los cinco y si bajaba al primer piso encontraría lo suficiente para que ella coma aunque sea un poco.
—Iré con ustedes -Sun Hee agarró su mochila llamando la atención de los demás, el señor Han estaba un poco nervioso.
—Lo mejor es que te quedes aquí, con todos -Dijo el señor Han y Sun Hee pasó por el lado de él.
—Sobrevivirán mejor sin mí, señor Han -Le sonrió–. Gracias por todo lo que ha hecho -Hizo una reverencia completa.
—¿Puedo... -Hyun Soo habló y todos giraron a verlo. Se agachó a recoger su palo de escoba que daba toques eléctricos y la mochila–... Ir con ustedes?
—Supongo que cuatro es mejor que dos -Ji Soo le sonrió a Sun Hee y ella le correspondió de la misma manera asintiendo.
—Claro -Respondió Jae Hun.
—Bueno. Vayan -Dijo el señor Han–. Al menos me sentiría más tranquilo si van en grupo. Vayan de una vez -Bajó la cabeza un poco triste.
Hyun Soo y Sun Hee se abrieron paso entre los demás para acercarse a la puerta junto a Ji Soo y Jae Hun.
—Sun Hee. Hyun Soo -Llamó el pequeño Yeong Su–. Volverán, ¿Verdad?
Hyun Soo lo miró y extendió su boca en una pequeña sonrisa antes de responderle.
—Sí
—Gracias por habernos salvado -Su Yeong hizo una pequeña reverencia a los dos mayores que ella.
—De nada, pequeña -Sun Hee le sonrió y la niña fue corriendo hasta donde ella para abrazarla–. Todo estará bien, volveré por ti -Le acarició el cabello.
—Promételo -La niña se separó de ella mirándola con sus ojos cristalizados, la joven se agachó hasta estar a su altura y extendió su dedo meñique, Su Yeong hizo lo mismo y entrelazaron sus dedos haciendo una promesa.
—Lo prometo -Sun Hee sonrió–. Cuida de tu hermano, ¿Sí? -Su Yeong asintió.
—¿Vamos? -Preguntó Jae Hun y Ji Soo asintió.
—Gracias -La teñida hizo una reverencia.
Los cuatro estaban saliendo del apartamento hasta que alguien detuvo a la chica más jóven.
—Sun Hee -Llamó el señor Han y la nombrada se detuvo acompañada de Hyun Soo, que se puso a su lado.
La chica giró su cabeza hacia el chico que se detuvo con ella y le sonrió de lado, no entendía por qué él se detuvo cuando el señor Han la llamó.
—Ve con ellos, ahora voy -El chico no muy convencido, terminó saliendo del apartamento–. Dígame, señor Han.
El hombre tenía sobre su regazo una caja de madera aparentemente antigua por su apariencia, lo abrió lentamente viendo que había algo dentro envuelto de una tela roja aterciopelada y lo retiró, descubriendo un enorme guante negro de cuero con metales.
—Fue uno de mis primeros inventos, creo que deberías tenerlo.
—Señor Han, no...
—No voy a aceptar un "No" como respuesta. Es un regalo -Le extendió el artefacto y Sun Hee lo miró por un momento hasta que lo tomó entre sus manos–. Solo tienes que mover tu mano con fuerza para abajo y saldrán barrotes de metal.
—Gracias, señor Han -El hombre asintió y le extendió la caja para que se lo lleve.
Sun Hee salió del apartamento con la caja de madera en una mano y dió un pequeño respingo cuando vió a Hyun Soo apoyando su espalda contra la pared pero giró la cabeza al escuchar unos pasos aproximarse.
—¿Qué haces aquí? Deberías estar con los otros -Sun Hee recriminó y él bajó la mirada.
—Ellos se quisieron adelantar -Desviaba la mirada cada vez que se encontraba con los ojos de Sun Hee–. Vamos.
Hyun Soo siguió con el camino a lo largo del pasillo dejando a Sun Hee atrás, la chica estaba confundida por su accionar muy obvio debido a unos nervios inexplicables. La chica dió pasos rápidos para alcanzar al chico que huyó.
El grupo de cuatro ya estaba bajando hacia el primer piso por la escaleras de emergencia estando atentos a cualquier tipo de movimiento sospechoso que los coloque en peligro, aún podía haber monstruos libres rondando por ahí.
—¿Estará bien bajar así? -Preguntó Jae Hun estando primero seguido de Ji Soo, Sun Hee y Hyun Soo respectivamente–. ¿Y si agarramos algo útil?
—Lo más útil es la vida -Respondió Ji Soo.
Llegaron a un piso donde había un muerto al lado de la puerta, Sun Hee hizo una mueca y Ji Soo abrió la puerta viendo de cerca el cadáver.
—Una persona -Dijo viendo el cuerpo.
—Me alivia ver una persona -Jae Hun suspiró.
Ji Soo pasó primero por la puerta seguido de Jae Hun, la chica se agachó tocando el cuello del hombre en busca de su pulso.
—Sigue tibio. No murió hace mucho -Ji Soo miró a Jae Hun.
—Por Dios -Respondió el hombre.
—Eso quiere decir que el monstruo debe estar cerca. Hay que irnos -Dijo Sun Hee mirando a todos lados por si encontraba rastro del monstruo.
Ji Soo sacó unos dulces de los pantalones del cadáver y se puso de pie, miró a Hyun Solo y le tiró un dulce que el chico recibió en el aire, miró el empaque y luego a la chica.
—Devuélvelo si no lo quieres -Le dijo.
—Qué maldad
—Sí, soy mala. Puedo hacer cosas peores para sobrevivir.
Sun Hee la miró unos segundos y algo le dijo que debía intervenir aunque nadie le haya dado paso para hacerlo, ni siquiera la habían mirando pero sin embargo su subconsciente le hizo sentir fastidiada por eso. Se acercó a Hyun Soo y le quitó el dulce para luego guardarlo en el bolsillo de su chaqueta, ganándose la mirada de todos.
—Yo también soy mala -Comentó y luego se sintió un poco nerviosa–. Vámonos, antes que sea tarde.
—Vamos -Dijo Jae Hun siguiendo su camino hacia escaleras abajo seguido de Ji Soo.
—Sun Hee
La nombrada se detuvo al escuchar el susurro de Hyun Soo detrás de ella. Se giró hacia él y abrió la boca para hablar pero el chico vio algo de reojo que llamó su atención, miró a la chica y su instinto fue empujarla lejos. Sun Hee vió como algo impactó rápidamente contra Hyun Soo haciendo que el chico saliera disparado hacia atrás cayendo hacia el vacío.
—¡Hyun Soo! -Gritó la chica viendo cómo el cuerpo del chico caía hasta llegar al primer piso, haciéndose un charco de sangre alrededor de su cabeza seguido de un grito desgarrador de una chica.
Sun Hee bajó lo más rápido que pudo hacia el primer piso dejando de lado a Ji Soo y Jae Hun que también descendían, pero Sun Hee estaba tomando la delantera por su desesperación de verlo. Ignoró a la chica que estaba apegada a la puerta y se arrodilló al lado de Hyun Soo.
—Todo estará bien -Sus manos temblaban tocándole el rostro y viendo si se había hecho más daño. Tocó su cuello en busca de pulso–. Está vivo -Murmuró.
¿Cómo podría estar vivo...? Sun Hee entendió a qué se debía eso pero no lo iba a dejar ahí digan lo que digan los demás. Ahora entendía un poco más sobre cómo logró retener al enorme monstruo de las escaleras mientras escapaba con los niños. Él ya estaba "infectado", por lo que ahora no podía morir y solo quedaba esperar a su transformación en monstruo.
Jae Hun y Ji Soo llegaron agitados por haber bajado desde el noveno piso y se acercaron hacia el cuerpo de Hyun Soo.
—Hay que llevarlo a dentro -Dijo Sun Hee sin quitarle la mirada.
—No, Sun Hee. Él está... -Jae Hun puso una mano en el hombro de la chica y ella se puso de pie.
—Está vivo, Jae Hun. Tiene pulso, hay que llevarlo adentro -Lo miró fijamente y el hombre no emitió palabra alguna. ¿Los iban a aceptar teniendo a un infectado con ellos?
Jae Hun terminó cargando el cuerpo de Hyun Soo, tocaron la puerta repetidas veces para que alguien les pueda permitir el acceso. Abrieron la puerta y entraron apresurados sosteniendo el cuerpo del chico.
—Necesitamos un lugar donde dejarlo descansar -Fue lo primero que Sun Hee dijo viendo cómo varias personas se acercaban para ver a los recién llegados.
—No vamos a permitir que dejen a un monstruo con nosotros -Apareció un señor de pequeña estatura y estaba muy molesto.
—Eso lo permitirá el jefe de aquí, así que solo hablaré con él.
—Soy yo -Habló un chico alto de lentes. Sun Hee sonrió sarcástica al ver que él era el jefe, se veía un nerd.
—Bien. Necesito un lugar donde dejarlo -Señaló el cuerpo de Hyun Soo.
Hubieron varias protestas especialmente del hombre amargado que creía mandar entre los demás y estaba enojando mucho a Sun Hee pero debía mantener su cordura. El jefe del grupo estaba cruzado de brazos analizando la situación mientras los demás discutían sobre dejarlo o no quedarse.
—Síganme -Dio una respuesta después de varios segundos y caminaron por el lugar.
El jefe los llevó a un cuarto de juegos abandonado con mucho polvo de por medio, dejaron a Hyun Soo sobre una gran caja de metal verde. Jae Hun salió del cuarto acompañado de Ji Soo a su lado, mientras que Sun Hee se quedó con Hyun Soo y detrás de ella apareció jefe del grupo.
—¿Cuánto lleva infectado? -Preguntó el chico mirando a Hyun Soo.
—No lo sé. Recién nos enteramos que estaba infectado cuando sentí su pulso -Respondió la chica–. ¿Lo matarás?
—Sigue siendo humano, matarlo ahora no es una opción.
—Gracias -Sun Hee se puso de pie mirando al chico de lentes–. Iré a ver a los demás.
Las horas pasaron lentamente torturando a Sun Hee, quién se había mantenido en una esquina evitando a los demás pensando en lo que Hyun Soo hizo. La había salvado, de lo contrario, ella estaría en el lugar de Hyun Soo y ahora solo está muy lastimado porque la caída siempre dolerá aunque no mueras. Ji Soo se había acercado a la chica para ofrecerle un poco de comida, esta le sonrió forzada aceptando.
—Así que... ¿Eres mala? -Preguntó Ji Soo con un poco de burla y Sun Hee sonrió.
—Lo siento, no sé por qué dije eso.
—No es necesario que lo hagas. Creo saber por qué lo hiciste -Sun Hee alzó una ceja esperando por su respuesta y Ji Soo sonrió cómplice.
Cuando le iba a preguntar por eso, Jae Hun llegó.
—El jefe nos llama -Avisó y ambas chicas se pusieron de pie.
Sun Hee vió que Hyun Soo ya estaba despierto acompañado del jefe de grupo y el señor enojado tenía algo en la mano, la chica dió pasos sigilosos hacía ellos por si el hombre se atrevía a hacer algún movimiento amenazante. La tenía jurada con Hyun Soo y su vida podría correr peligro.
—Te volviste loco. Trajiste a un maldito monstruo -Se detuvo frente a Hyun Soo–. Que ni se te ocurra convertirte -Subió la cuchilla del cúter amarillo que tenía amenazando el cuello del chico–. ¿Entendiste, maldito monstruo? -Hyun Soo miró la cuchilla y no respondió–. Responde cuando un adulto te habla.
Sun Hee sacó su arma apuntando a la sien del señor y rastrillándolo haciendo que el hombre se pusiera tenso, mirando de reojo a la joven que estaba tranquila. Hyun Soo la miraba sorprendido y con un poco de miedo por lo que la chica vaya a hacer teniendo el arma apuntando. Chasqueó la lengua.
—¿Sabe? A su edad, debería mantenerse sentado para no cansarse, y cerrar la boca para que no se le caigan los dientes. ¿Entendido? -Dijo Sun Hee y no le respondió–. Pregunté si entendió -Apretó más la pistola contra su cabeza.
—Sí, lo entendí -Respondió nervioso y Sun Hee alejó su arma.
—Ahora, váyase por donde vino. No quiero seguir lidiando con idiotas -Guardó su arma.
—Debes aprender a hablarle a tus mayores, mocosa insolente -Gruñó mirándola mal, tomando distancia de ella.
—Y usted debería a dar respeto para recibir lo mismo. ¿Cree que le debemos algún respeto por ser mayor cuando nos trata como basuras? Que idiota.
Lo miró de pies a cabeza con desprecio y luego centró su atención en Hyun Soo, cambiando por completo su actitud desafiante a una preocupada. El chico se dio cuenta de aquello viendo cómo Sun Hee lo examinaba con la mirada en busca de alguna herida pero no había nada, ya se curó casi por completo.
—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? -Le preguntó.
—Estoy bien -Murmuró.
—Gracias por salvarme, Hyun Soo -Le sonrió de lado–. Estaba muy preocupada por tí, pensaba que habías muerto -Hicieron contacto visual por unos largos segundos y ella se dió cuenta sobre su comportamiento–. No te dejes persuadir por ese señor. Es un idiota, solo ignóralo. ¿Entendido?
Hyun Soo asintió lentamente y la chica retuvo las ganas de abrazarlo, estaba muy agradecida con él por haberle salvado la vida. Además que había estado muy preocupada por él durante las últimas tres horas, se sentía culpable.
Todos se habían reunido en el área del jardín de niños. Estaban tensos por la presencia de los nuevos, en especial de Hyun Soo pero había alguien en particular que quería sacarlo de ahí y estaba muy enojado, ansioso por difundir su forma de pensar acerca del chico y el peligro que representaba para todos. Sun Hee lo tenía vigilado porque sabía sus intenciones, haría lo que fuera para protegerse así mismo. Además que era un completo idiota.
—¿Qué? -Preguntó Jae Hun.
—No podemos hacer eso -Se negó Ji Soo.
—No quiero perder el momento de oro -Dice el señor que siempre está enojado.
—El Señor dice...
—Jesús nunca vivió en un mundo así, ¿No? -Interrumpió a Jae Hun–. Es por la seguridad de todos.
—¿Enserio le preocupa nuestra seguridad? Es un egoísta -Le dijo Sun Hee mientras amarraba los cordones de sus botas militares negras.
El señor Kim miraba mal a la joven y ella le mantenía el contacto visual sin miedo alguno porque personas como él no merecen regocijarse del temor de los demás, eso es lo que desean y Sun Hee jamás se lo otorgaría. Ha conocido a muchos hombres mayores que influencian su palabra solo por su edad y así hacer lo que sea con los jóvenes. Detesta eso de "Si es mayor que tú, respeta" pero el respeto es mutuo, y mucho de los mayores no respetan a los menores.
Todo debe estar balanceado. La balanza debe ser igual para uno y para otro.
¿Por qué tendrían que respetarlo cuando él trata a los demás como si fueran una basura? No era lo justo, así que Sun Hee sería un gran dolor de cabeza para el hombre.
El jefe del grupo llegó con una caja amarilla en sus manos y en la otra una pequeña libreta con colores.
—Miren -Dejó los materiales sobre una mesa.
—¿Y eso? -Preguntó el señor Kim.
—Cada uno tome un papel -Alzó la libreta amarilla–. Si creen que debamos echar a Hyun Soo, hagan un círculo. Si creen lo contrario, hagan una equis. Luego pongan el papel en la caja.
—Obvio que lo echaremos. ¿Para qué molestarnos? Levantemos la mano -El hombre levantó su mano mirando a los demás–. Quiero que se vaya. ¿Quién quiere lo mismo? -Giró su cabeza a mirar a su esposa–. ¿Por qué no levantas la mano?
—Yo no quiero -Una chica apareció colocándose al lado del jefe.
—No tienes edad para votar -La miró el señor Kim.
—¿Estamos eligiendo presidente? -Le preguntó y Sun Hee sonrió. Al menos no era la única que le hacía frente al hombre–. La edad no importa.
—¿Cómo te atreves a responder? Cuando un adulto dice algo, cierras la boca y lo aceptas.
La chica lo miró fastidiada e hizo unas señas con sus dedos de la mano derecha que Sun Hee y Ji Soo entendieron a la perfección sonriendo entre las dos por el insulto
—¿Acabas de insultarme? -Le preguntó el hombre–. Tengo edad para ser tu padre. ¿Cómo te atreves?
—No lo insulté -Negó con una gran sonrisa–. Dije que era el mejor -Alzó su dedo pulgar.
Volvió a hacer señas con sus dedos pero formando una pistola y como si hubiera disparado. En algún lado de Sun Hee, sentía que se llevaría bien con esa chica. Ella volvió a mirar mal al señor Kim y luego se retiró cruzando la sala colocándose entre Ji Soo y Sun Hee, quien la miraba de reojo.
—Para proteger la privacidad, el voto será secreto -Siguió hablando el jefe.
—¿Qué? -Preguntó el señor Kim.
—Expulsarlo implicaría ser cómplice de homicidio.
Esas palabras removieron la conciencia de cada uno que estaba en la sala, de esa manera habrían más votos para que Hyun Soo se quede y Sun Hee se dio cuenta de aquello, así que no dijo nada al respecto y solo se limitó a ver la reacción de todos rogando para que votaran en contra de echarlo.
—Privacidad, al carajo -El señor Kim se puso de pie en medio de los demás–. Quiero que se vaya. ¡Ya! -Levantó su mano–. ¿Homicidio? Tomamos esta decisión para sobrevivir. ¡No tengan miedo! -Miró a ver a su esposa–. Oye, ¿No vas a levantar la mano?
—¿Qué? Bueno...
—Levanta la mano, mujer estúpida.
La señora tenía miedo, era muy obvio por como casi se encogió en su lugar del miedo al escuchar el tono en como le habló su esposo. Sun Hee entendió que ese hombre no era solo un patán, también era un maltratador aunque no le sorprendía, de alguna u otra manera ese tipo de personas llegan a la violencia si las palabras no funcionan. Intenta influenciar el miedo, y los golpes siempre funcionan.
Era lamentable que una mujer tenga que pasar por eso, así que fue inevitable que Sun Hee sintiera algo de pena por la señora pero estaría alerta si le hacía algo, no lo iba a permitir frente a ella.
—Eun Hyuk tiene razón -La mujer con la que Sun Hee se encontró la vez que llegó al edificio y sostenía un perro, ella fue quién habló y levantó su mano–. ¿No es mejor no saber quién quiso expulsarlo? Lo natural es votar en democracia.
—¿Democracia? El mundo se está acabando.
—Y a pesar de eso usted no deja de crear problemas por esa gran bocota que tiene -Intervino Sun Hee–. Desde que he llegado no ha hecho más que quejarse y poner a todos en contra nuestra. ¿Qué es lo que realmente quiere?
—Quiero que ese monstruo y tú se vayan -Respondió el señor Kim–. Él es un peligro para todos y tú solamente nos vas a causar más problemas con esa valentía juvenil tuya. No queremos a nadie con quien cargar.
—Es mejor que se calle porque al final todos terminaremos por infectarnos. Capaz hoy usted no lo haga, pero mañana sí o dentro de dos días, nadie sabe -Sun Hee se encogió de hombros–, y estoy segura que cuando llegue el momento de echarlo, no habrá necesidad de votar porque es obvio lo que haremos.
Todos estaban en silencio viendo la escena que Sun Hee y el señor Kim habían hecho, ya se esperaban que hayan más encuentros como estos si es que la chica pasaría el tiempo con ellos. Eun Hyuk, el jefe del grupo, miraba a la chica nueva con cierta emoción de satisfacción por poner al señor Kim en su lugar, solo su hermana menor había hecho eso y ahora ya se estaba sumando otra chica más a la lista.
—¿Cómo te atreves? Eres una niña malcriada -Le levantó la mano amenazando con golpear a Sun Hee pero la chica fue más rápida sacando su arma y volviendo a apuntarle por segunda vez.
—¿Usted cómo se atreve a levantarme la mano? Me está cansando -Chasqueó su lengua–. Ya baje la mano si no quiere que jale del gatillo.
El señor Kim bajó su mano lentamente sintiéndose amenazado por la joven, quién también volvió a guardar su arma donde corresponde.
—Deja de decirle cosas a tu esposa y deja de insultar. Es muy humillante -Habló la señora Hye In.
—Pero, ¿Qué...? ¿Cómo te atreves a decirme...? -El señor Kim alzó su mano dispuesto a golpearla y Sun Hee volvía a preparar su arma pero esta vez para disparar.
—Basta -La voz de una chica interrumpió la situación. Estaba apoyada contra la pared más cercana y tenía algunas marcas en su cara.
El hombre bajó su mano lentamente pero a regañadientes, Sun Hee alejó su mano del arma aún manteniéndose alerta por si volvía a hacer algo. Ese hombre sería capaz de todo por lo que Sun Hee debía estar precavida con él.
Las votaciones fueron hechas y ahora estaban contando los papeles de cada uno dentro de la caja. El marcador según lo que Eun Hyuk había contado era de ocho a favor y siete en contra, por lo que la chica empezaba a dudar si Hyun Soo podría quedarse porque no era mucha la diferencia entre ambas cifras. Todo podía suceder pero si Hyun Soo se iba, ella también lo haría.
—Ocho a favor y siete en contra -Informó Eun Hyuk dejando los papeles sobre la mesa, el señor Kim se puso de pie revisando los papeles–. Si uno de los últimos dos votos es a favor, será expulsado.
—¿Siete estuvieron en contra? -Preguntó el señor Kim girándose a ver a los demás–. ¿Están locos?
Sun Hee rodó sus ojos, quería pegarle un tiro por ser tan malditamente insoportable.
—En contra -Eun Hyuk sacó un papel mostrando el voto–. Ocho a ocho.
—Mierda -Maldijo y se giró a ver a su esposa–. ¿Votaste en contra?
—No -Negó asustada.
—Las zorras y los imbéciles que lo apoyan deberían ser expulsados.
—¿Y que hay de los imbéciles que están a favor? -Sun Hee alzó una ceja mirándolo divertido y sonrió de lado–. Solo es una sugerencia para Eun Hyuk.
—No se altere todavía -Habló Eun Hyuk llamando su atención–. El último voto dará el resultado final.
Eun Hyuk metió su mano dentro de la caja buscando el último voto que mantenía a todos expectantes por el resultado que se daría. Sun Hee cruzaba los dedos para que Hyun Soo no sea expulsado, estando en el primer piso tendrían comida pero si era expulsado, ambos subirían a los pisos superiores y ahí no podrían sobrevivir.
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