03. monsters

CAPÍTULO TRES
Monstruos

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Los niños seguían sollozando a punto de llorar mientras Sun Hee intentaba calmarlos y hacerlos ver a otro lado estando por dentro rogando para que el chico volviera a sí mismo y seguir con su camino.

—¿Qué le pasa? -Volvió a preguntar Yeong Su.

Sun Hee abrió la boca para responderle pero en ese momento la puerta fue derrumbada cayendo encima de el chico y se descubrió un enorme monstruo de sonrisa espeluznante.

—Proteína -Gruñó el enorme monstruo.

La niña se agachó hasta quedar frente al cuerpo inconsciente del chico.

—Yeong Su, ¡Tira! -Le dijo a su hermano empezando a jalar del cuerpo pero era casi imposible.

—Niños, hay que irnos -Sun Hee se acercó hacia ellos sin quitarle la vista al enorme monstruo.

—¡Despierte! -Seguía insistiendo Yeong Su tirando de la chaqueta dale chico pero sin éxito.

—Maldición, tenemos que irnos.

Sun Hee tiró de los niños pero estos se negaron a dejar al chico hasta que el monstruo por fin derribó lo suficiente para poder pasar y estar frente a frente a ellos. Los tres retrocedieron por cada gran paso que daba el gigante mientras la chica tenía su arma a la mano, es obvio que las balas no le harían nada y sentía miedo de dispararle, podría enojarlo y las cosas serían peor. Subieron algunos cuantos escalones mientras el monstruo aún los apresaba e intentó tomarlos de los pies

El chico se despertó y agarró del pie al enorme monstruo.

—¡Corran! -Nadie se movió– ¡Rápido! -Les dijo y los tres corrieron escaleras arriba.

La chica sabía que hizo mal en no disparar pero el miedo de ver un asesino tan grande le hizo congelarse sin reaccionar en el momento, sobre todo ahora sentía remordimiento de haber dejado al chico atrás pero sabía que los iba a encontrar de alguna manera.

—Su Yeong, ¿El chico no volverá? -Preguntó Yeong Su a su hermana mayor mientras subían las escaleras–. ¿Se murió?

Los tres se detuvieron a la mitad de las escaleras y Sun Hee se giró hacia el pequeño niño que empezaba a derramar algunas lágrimas de tristeza por el chico que dejaron abandonado a su suerte. La chica se agachó hasta estar a su altura y le sonrió de lado.

—No digas esas cosas, él está bien. Nos encontrará después si nosotros llegamos primero. ¿Está bien? Quédate tranquilo -Intentó convencerlo y dió resultado cuando asintió–. Ahora, no falta mucho para llegar.

Dieron un paso siguiendo las escaleras pero la puerta fue abierta de un momento a otro descubriendo a un monstruo sin la mitad de su cabeza. Sun Hee mantuvo a los niños detrás de ella y ahora sí estaba dispuesta a disparar cuando sea necesario, les hizo una seña de silencio y ellos asintieron.

—No veo -Dijo el monstruo arrastrando sus palabras–. ¿Dónde estás? -Los tres se mantuvieron quietos intentando si quiera no respirar–. ¡No veo!

El chico les había dicho sobre la existencia de un monstruo que no veía pero escuchaba todo a la perfección, así que la niña se cubrió la boca y la de su hermano mientras que Sun Hee cubrió la suya para evitar cualquier ruido. Debían mantenerse quietos hasta que el monstruo se fuera y así fue algunos cortos segundos después, siguió caminando por el pasillo dejándolos en medio de la escalera pero aún sin moverse hasta asegurarse que se haya ido.

Siguieron subiendo las escaleras a paso lento hasta que unas fuertes pisadas se escucharon seguidos de algunos gruñidos hasta que vieron que el enorme monstruo que antes los perseguía había llegado. Su Yeong soltó un pequeño grito cuando Sun Hee le hizo agacharse. El monstruo que no veía había regresado por el sonido y su mano se impactó contra el pecho del monstruo gigante.

—Te encontré -Habló el monstruo que no ve.

Al darse cuenta que los dos monstruos estaban distraídos, Sun Hee les hizo una señal a los niños para que pasaran por debajo del brazo del monstruo que no ve y así seguir con su recorrido escaleras arriba en completo silencio. Los tres siguieron con su camino moviéndose a velocidad sin hacer ruido saliendo de ahí con éxito.

Llegaron hasta el piso quince y salieron rápidamente antes que alguno de ellos regrese.

—Eso estuvo demasiado cerca -Sun Hee suspiró–. ¿Están bien?

—Sí -Dijeron los dos al mismo tiempo, estaban asustados y temblando.

—Sun Hee, nos dijo que era el 1408 pero estamos en el piso 15 -Dijo Yeong Su.

Sun Hee se detuvo al escuchar la voz del pequeño y lo miró.

—No podemos regresar dónde están ellos, es muy peligroso -Le explicó al niño–. Podríamos encontrar a alguien que nos ayude aquí o algún lugar donde esperemos hasta que amanezca.

Caminaron hacia el pasillo más cercano para empezar a tocar algunas puertas con la esperanza de que haya alguien o alguna puerta abierta para pasar una noche. Tocaron timbres y puertas esperando respuesta alguna pero nunca hubo. Todo se detuvo cuando escucharon las fuertes pisadas y gruñidos del monstruo acercándose a dónde ellos se encontraban.

Sun Hee agarró a los dos niños y los abrazó repitiendoles una y otra vez que todo estaría bien, que iban a salir de esa situación lo antes posible. Los puso detrás suyo teniendo su arma lista para disparar y apuntando hacia el pasillo dónde podía ver una enorme sombra aproximarse.

—Cierra los ojos -Sollozó Su Yeong.

—Su Yeong -Llamó su hermano menor.

—Cierra los ojos, Yeong Su.

Sun Hee dirigió su dedo al gatillo y dió su primer disparo sin pensarlo mucho pero no hubo ningún efecto en el enorme monstruo que aún se seguía acercando. Volvió a disparar pero sin volver a tener éxito, así que ya podía sentir su final acercarse hasta que una señora con un coche apareció por el lado derecho y miró al enorme monstruo.

—No toques a los niños -Dijo muy calmadamente.

—Señora, váyase -Sun Hee asustada de que le suceda algo.

—Me harás caso, ¿No? -La señora ignoró las palabras de Sun Hee.

El monstruo golpeó a la señora haciendo que su espalda chocara contra la pared más cercana, luego pisó lentamente el coche de bebé vacío que la señora llevaba y ella soltó un desgarrador grito como si le dolería mucho eso. La señora se puso de pie a duras penas.

—La verdad, ya lo sabía. Sabía que había perdido a mi bebé.

Algo dentro de la joven se hizo añicos al escuchar esas palabras tan dolorosas siendo dichas por la señora, entendió todo a la perfección y sintió mucha tristeza por ella. El monstruo alzó su puño dándole un golpe mortal que terminaría con su vida en ese momento, acabando con la señora.
Sun Hee le disparó al monstruo una tercera vez a la cabeza y este soltó un gran gruñido girándose hacia donde estaban los tres.

El chico acompañado de un señor y una chica aparecieron jadeantes pero no se podían mover al tener toda la atención del monstruo por el disparo de Sun Hee.

—Chicos, corran -Dijo en voz baja pero lo suficiente para escuchar, aún así nadie se pudo mover–. ¡Rápido!

—Vayan con él -Sun Hee miró de reojo a los niños y giró un poco su cabeza para verlos–, yo lo voy a distraer -Los niños se negaban a dejarla–. ¡Vamos!

Los hermanos terminaron cediendo a dejarla sola contra el monstruo y para no hacer notar la ausencia de los niños, Sun Hee se movió hacia la derecha acercándose al cuerpo hecho trizas de la señora pero evitó ver esa macabra escena. Vió detrás del monstruo como los niños corrían hacia el chico y ella sonrió de lado retando al monstruo.

—De seguro eres lo suficientemente rudo para matar a dos mujeres -El monstruo volvió a sonreír–. Ven aquí, grandulón.

El monstruo levantó su puño dispuesto a darle un golpe como lo hizo con la señora pero Sun Hee se deslizó entre las piernas del monstruo llegando a estar detrás de él.

—¡Ven! -El chico la llamó y ella corrió hacia donde se encontraban los demás. Se colocó al lado del chico–. ¿Estás bien?

—Sí -Suspiró y los niños se prendieron de ella asustados.

—¿Cómo matamos a esa cosa? -Preguntó el hombre de lentes recién llegado mirando como el monstruo se daba la vuelta hacia ellos.

Antes de hacer cualquier movimiento, algo se trepó por encima del monstruo estando en su cabeza y enterró sus uñas en la herida que le hizo el monstruo que no ve. Se trataba de la señora que supuestamente había muerto pero al parecer ya había estado pasando por los síntomas de la "infección", así que ahora era inmortal.

La primera en acercarse fue la chica de mechones rosados que tenía un bate de béisbol, le dió en las partes bajas al monstruo y este soltó un grito de dolor muy grave.

—¡Huye con los niños! -Le dijo a Sun Hee. La chica agarró a los niños y salieron corriendo hacia las escaleras de emergencia.

El chico no iba a permitir que algún otro monstruo se les pueda enfrentar y vuelvan a estar al borde de la muerte, pero tampoco quería abandonar a estas personas que lo habían ayudado a encontrarlos, así que estaba en un total debate mental.

El hombre de lentes se acercó hacia el monstruo para derribarlo junto a la chica.

—¡Vayan al 1408! -Le gritó antes de salir corriendo detrás de Sun Hee. No quería que ni la chica y esos niños mueran.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar con ellos -Le recriminó Sun Hee.

—Los voy a proteger -Fue la única respuesta que obtuvo.

Llegaron hasta el apartamento 1408 y la puerta fue abierta lentamente desde adentro, un hombre en silla de ruedas los apuntaba con una muleta. Era la misma arma a presión que había matado al primer monstruo que Sun Hee había visto en el apartamento. El hombre se sorprendió al ver a los dos jóvenes, en especial a Sun Hee que era nueva y luego a los niños, sonrió aún sin poder creerlo ya que esperaba que terminaran muertos.

El chico hizo entrar a los niños y luego a Sun Hee antes de cerrar la puerta sin antes supervisar que hubiera algún otro monstruo cerca.

Minutos más tarde, alguien volvió a tocar la puerta y los tres mayores agarraron sus armas apuntando hacia la puerta pero se mantuvieron congelados al ver que se trataba de la señora que atacó al monstruo grande hace minutos atrás. Tenía todo su rostro cubierto de sangre.

—¿Quién eres? -Le preguntó el hombre inválido.

La mujer solo se enfocó en los niños que se asomaron, les sonrió y movió su mano en forma de saludo.

Luego de varios minutos después, las siete personas ya estaban reunidas alrededor de la mesa esperando por la octava persona que saliera del baño. El chico se detuvo al ver a todos juntos esperándolo para cenar.

—Ven a sentarte -Le dijo el mayor de todos.

—Sí

Se sentó entre el hombre inválido y Sun Hee, quién solo carraspeó levemente haciéndose a un lado. Aún trataba de asimilar la respuesta que le dió el chico cuando escaparon del enorme monstruo. ¿Enserio los iba a proteger? Ni siquiera se conocían y lo iba a hacer como si nada, pero la pregunta correcta es: ¿Ella también lo protegería a él?

—Buen provecho. A comer -Dijo el inválido y todos empezaron a hacerlo hasta que miró a los niños–. Chicos, ¿Cómo se llaman?

—Kim Yeong Su -Respondió el niño en un susurro.

—Kim Su Yeong -Le siguió su hermana menor.

—Kim Yeong Su y Kim Su Yeong -Resopló–. Yeong Su y Su Yeong, nombres peculiares -Giró su cabeza encontrándose con la atenta mirada del chico–. De seguro, sus padres les pusieron nombres parecidos para que estén siempre juntos. Yeong Su y Su Yeong, ¿No?

—Papá nos puso el nombre... -Dijo la niña.

—Papá -Sollozó Yeong Su y todos se mantuvieron en silencio. La señora al lado le dió un poco de su comida–. Gracias.

El hombre inválido se giró y extendió una lata de alcohol hacia el hombre que tenía lentes.

—No, gracias. No tomo alcohol.

La chica del cabello teñido al lado de Sun Hee recibió la lata dándole un gran sorbo a la bebida llamando la atención de todos en la mesa hasta que suspiró por el exquisito ardor del alcohol pasando por su garganta. Eran momentos de presión, así que un poco de alcohol no podía hacerle daño a nadie.

—Sabes beber -Le dijo el mayor a la chica–. Hay para ti... -Se dirigió al chico al lado de Sun Hee.

—Yo soy...

—Ah, eres menor... -Entendió rápidamente y luego miró a Sun Hee–. ¿Qué hay de tí?

—Quisiera un poco pero también soy menor de edad -Se encogió de hombros y siguió comiendo.

—Sí. Hay niños presentes, así que hagamos cumplir la ley. Les compraré un trago cuando sean adultos. Un adulto les debe enseñar a tomar -El hombre bebió de la lata.

—¿Crees... Que llegará ese día? -Preguntó el chico y Sun Hee dejó de comer al escucharlo.

Habían muy pocas probabilidades que todos salgan vivos de ahí. El mundo prácticamente se estaba acabando, seguir viviendo no sería una opción si se trataba de coexistir con esos monstruos. Se debería vivir cuidándose y escapando de esos depredadores, si eso sería vivir entonces Sun Hee prefiere la muerte. No quiere seguir escapando de los monstruos, tiene toda su vida haciéndolo.

Todos en la mesa se quedaron callados y Sun Hee miró a los niños que parecían un poco tristes, y el ambiente se sentía demasiado pesado a raíz de esa pregunta así que se le ocurrió una idea.

—Claro que si llegará ese día, no seas aguafiestas -Empujó el hombro del chico y este la miró de reojo–. No sé sus nombres y siento que pasaremos un largo tiempo juntos. Me presento, soy Kyung Sun Hee.

El inválido se sorprendió levemente y miró a la chica con atención.

—¿Sun Hee? -Preguntó confundido y la nombrada asintió.

—Mi madre no fue muy creativa con mi nombre -Encogió sus hombros.

—Soy Jung Jae Hun -Se presentó el hombre que llevaba lentes pero ya no los tenía puestos.

—Yoon Ji Soo -La chica de cabello teñido se señaló.

—Lim Myung Sook -Dijo la señora con una leve sonrisa.

—Han Doo Sik -Habló el inválido un poco fuera de sí, muy pensativo.

—Cha Hyun Soo -Fue el último en responder.

—Mucho gusto, Hyun Soo -Esas palabras hizo que el chico se girase hacia ella–. Mucho gusto con todos.

La noche llegó y todos necesitaban dormir, había sido un día demasiado largo y pesado para todos pero Sun Hee se encontraba en el tope de sus pesadillas diarias, aunque más se relacionaban con recuerdos de su pasado. Se movía de un lado a otro y soltaba algunos quejidos mientras una ligera capa de sudor se hacía presente en su rostro.

Estaba acostumbrada a encontrarse con aquellos recuerdos, en especial de cuando era pequeña.

Ahora ella se veía pequeña caminando por las calles de verano en la ciudad, estaba sola y cruzaba la calle mientras el semáforo estaba en rojo. Era un lunes, por lo que era normal ver personas caminando de un lado a otro en esa calle tan transitada de la ciudad, así que sería algo fácil de hacer. Caminó de manera sigilosa hacia una de las personas que se acercaba con el teléfono en la mano y en un rápido movimiento, la pequeña ya tenía el teléfono ajeno entre sus manos y corría entre la multitud.

Estaba por cruzar una calle pero el semáforo estaba en verde, ni siquiera se dió cuenta cuando un auto se acercaba y lo único que escuchó fue el sonido del claxon.

Sun Hee se levantó de golpe viendo que a su lado estaba Hyun Soo mirándola atento. El tenerlo tan cerca la asustó un poco e intentó calmar sus constantes latidos.

—¿Qué sucede?

—Te estabas quejando y me levanté a ver qué te ocurría -Respondió en un susurro–. Parecía una pesadilla.

—Son recuerdos -Sonrió de lado–. A veces, nuestros recuerdos son más tenebrosos que una pesadilla -Hyun bajó la cabeza, la entendía muy bien–. Gracias por preocuparte pero debes volver a dormir. Dentro de poco será tu turno de cuidar.

Se estaban turnando para cuidar la puerta mientras los demás dormían a gusto. En ese momento era el turno de Ji Soo y luego seguiría Hyun Soo, Sun Hee se había ofrecido a tomar un turno pero el señor Han se había negado rotundamente diciéndole que lo mejor era descansar, solo le ordenó a ella.

Todas esas personas eran agradables, en especial el señor Han y la señora Lim, pero ella solo se enfocaba en los niños pequeños y con justa razón por la perdida de su bebé. Luego estaba Jae Hun y Ji Soo, esos dos también eran agradables pero la gran parte del tiempo solo hablaban entre ellos. Por último estaba Hyun Soo, es un chico muy callado y extraño pero se mantenía atento a los movimientos de los niños y Sun Hee por alguna razón.

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