XIV
CAPÍTULO XIV. capítulo final.
NA: reproduzcan la música después de las almohadillas (###)
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❝Los placeres violentos terminan en la violencia, y tienen en su triunfo su propia muerte❞
Tratando de que ninguno de sus dos acompañantes se diera cuenta, Némesis movió sus manos ligeramente enviando una ilusión de si misma hasta el palacio para así buscar la presencia. Mientras seguía caminando por el sendero de rocas en medio de las montañas, su proyección llegó a los pasillos dorados de su hogar y comenzó a buscar, siendo atraída por la brillante esencia que emanaba de su hermano. Al oír unos cuantos sonidos se dirigió hasta la armería donde, luego de milenios, pudo verlo.
Thor estaba de espaldas buscando algo que era desconocido para ella, portaba una armadura marrón con negro y de su espalda bajaba una pequeña y rota capa de color rojo, su cabello rubio, que al parecer se le habría oscurecido, estaba corto. La rubia suspiró y una sonrisa intentó tirar de sus labios, pero las miles de emociones que sintió al verlo la aturdió unos segundos. Pero tenía que verlo mejor, tenía la necesidad de que la mirara, por lo que tragó saliva antes de separar sus labios temblorosos.
— ¿Thor? —murmuró con tono lánguido, el aludido se sobresaltó en su lugar y rápidamente se dio la vuelta pensando que lo habían descubierto, pero su postura de alerta fue reemplazada por una de conmoción al observar a la rubia por la que había llorado por mucho tiempo, parada en el umbral de la puerta—. Si eres tú, mira cuanto has crecido —Némesis sonrió y no pudo evitar que le diera nostalgia, su niño ya no era un niño, incluso desde la distancia se notaba que le pasaba en altura. Todo estaba cambiado en él pero sus ojos seguían siendo del mismo niño que adoraba.
Thor la miró con una mezcla de emociones, confusión, aflicción y conmoción eran algunas, soltó el uniforme blanco que llevaba en una de sus manos y dio un paso hacia atrás en estado de shock. Se olvidó completamente la razón por la que había venido, se olvidó de su plan, que lo estaban esperando afuera y que Hela podría aparecer en cuestión de segundos. Se centró unicamente en la figura de su hermana parada a unos pocos metros delante de él, en como estaba viéndolo con una sonrisa melancólica y como no pudo evitar que sus ojos se aguaran.
— ¿Ném? —preguntó en un hilo de voz. ¿Qué estaba pasando? ¿Su mente le estaba jugando una cruel broma o era solo un engaño de su hermana pelinegra? Yéndose por la ultima opción, dió unos pasos hacia atrás cuando Némesis bajó los cortos escalones correspondientes para entrar a la armería—. No, no, no, no eres real, no estás aquí. Esto es muy cruel de tu parte, Hela.
— Soy yo, Hela no sabe que estoy aquí —dijo ella intentando acercarse hasta el rubio que la miraba con un poco de terror porque para él, la última vez que la vio viva, fue cuando salió ensangrentada de los aposentos de su padre hace ya medio milenio atrás y que solo se enteró de su muerte por las lágrimas de Loki y su madre.
— No, tú no eres real, yo te vi en ese bote, estás muerta... yo te vi... —dejó las palabras al aire ya que su voz comenzó a romperse y no quería mostrar cuanto le estaba afectado, miró sus ojos y frunció el ceño al ver que estos eran verdes por lo que su teoría de que era Hela fue mucho más fuerte—. Basta, Hela.
Némesis suspiró frenando su caminata, tanto a él como a ella le estaba doliendo esto, más para Thor que pasó mucho tiempo sin su presencia.
— Si no fuera tu hermana, ¿cómo sabría que cada ciertas noches llevabas tu cobija a mis aposentos, o a los de Loki, para contarles un cuento? ¿O las veces que Loki practicaba su magia, cómo tú te emocionabas y te tapabas con una sábana? —comenzó a contar, mientras a la Némesis real que estaba entre las montañas se le escapó una lágrima—. Como las veces que ibamos de cacería, o la vez que Loki te transformó en una rana, ¿sabría eso si fuera Hela?
— Ném... —soltó con una pequeña y fantasmal sonrisa, no pudo evitar que una rebelde lágrima se deslizara por su mejilla—. Cómo, porqué... —alzó una de sus manos para tocar su rostro y estar seguro de estaba allí, pero se llevó una decepción cuando su pulgar lo atravesó y parte de luz verdosa se reflejó, dándose cuenta que solo era una ilusión. Némesis suspiró bajando su mirada—. Porqué hiciste eso, Ném, ¿no éramos suficiente para ti? —ella alzó la mirada para verlo—. Padre nos dijo lo que hiciste, por ella.
— No lo hice por ella —respondió rápidamente con un gruñido—. Lo hice por ustedes, porque eran muy pequeños para entender que Odín no era el ejemplo que quería para ustedes.
— ¿Y crees que traerla era bueno para nosotros o para ti? Además, ¿cómo estás aquí si no es por ella? —preguntó con las cejas alzadas, la mayor tragó saliva pero no contestó—. Solía pensar de ti de la manera más hermosa, pero resultó ser una mentira —la espada que fue la causante de su muerte no dolió tanto como esas palabras y la mirada llena de decepción que su hermano tenía—. ¿Qué te hicieron, Ném?
— Sigo siendo yo, hermano —él negó.
— Ven conmigo, por favor, juntos podemos detenerla —rogó, la tenía de vuelta y no iba a dejar pasar la oportunidad de ponerla en el buen camino, pero esta vez fue ella quien negó y se alejó un paso de él.
— Causarás un daño mayor, no puedo, no entiendes.
— Tienes razón, no entiendo tus convicciones, tampoco quiero el trono, nunca me perteneció de todos modos, pero que otra opción tengo más que luchar por lo que creo correcto —suspiró antes de pasar a su lado para volver a agarrar el par de uniformes del suelo—. Inténtalo. No sé que te hizo Hela, seguro hay una razón para que estés de su lado, tal vez esos ojos verdes tengan algo que ver, pero algo me dice que mi hermana sigue ahí detrás de toda la oscuridad. Hazme el favor y pelea, esta vez sí hazlo por nosotros.
El rubio asintió una vez cuando vio que ella no iba a decir más nada, pero tuvo esperanza cuando al agarrar el gran arma y caminar hasta la salida no lo detuvo en ningún momento. Tal vez Némesis si quería que triunfara y era verdad, por más que Hela se haya apropiado de su alma al revivirla, aún existía una parte de ella intacta. Ya que su corazón de oro seguía ahí debajo de todo el dark fay, ella no lo sabía pero solo necesitaba una cosa para romperlo: el perdón de la persona que más amaba.
— Rán está abajo, por si te interesa —informó causando que su hermano se detuviera en el marco un segundo, giró para mirarla antes de que ella deshiciera su ilusión dejándolo solo nuevamente.
Al volver en las montañas la esencia brillante de Thor se fue donde el sabor a muerte, que Hela poseía, lo reemplazó. Llegaron a un risco donde al otro lado se encontraba una gran puerta del color de las rocas, la pelinegra se quedó mirándolo unos segundos antes de que conjurara varias lanzas gruesas que impactaron a cada lado de la entrada, con un movimiento con su brazo derribó ambas puertas que cayeron hasta donde ellos estaban y así pudieron cruzar ya que les sirvió como una especie de puente.
Al entrar pudieron notar como el lugar se encontraba vacío, más supieron que el hombre que dio la información no mentía ya que algunos objetos e incluso comida estaban tirados en el suelo, además que en el fondo se podía observar una salida. No se sorprendieron, sabía que Heimdall fue quien robó la espada y quien estaba protegiendo el fuerte, era un tanto obvio que las viera llegar razón por el cual dejó a Fenrir en el Bifrost.
Pronto comenzaron a oír unos golpes, del familiar golpe de la Gugnir contra el suelo, por lo que el trío giró sabiendo lo que significaba. Hela se adelantó mientras que Némesis solo miró la dirección del palacio con terror, ¿qué estaba haciendo? ¿porqué estaba tan aterrada por cualquier decisión que tome Hela? ¿porqué le fastidiaba tener que elegir un bando? Sabía que su vida estaba atada al de Hela, ¿a eso le debía su lealtad?
— Tráiganme esa espada, yo me encargo de esto —avisó la pelinegra sin siquiera mirarlos y se puso en camino de vuelta al palacio.
Némesis suspiró viéndola irse, giró su cabeza para observar a Skurge con una ceja alzada ya que aún no se estaba moviendo y así rápidamente se puso en camino. Miró por última vez el lugar donde los asgardianos se habían refugiado antes de seguir al nuevo Ejecutor.
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Caminó por el puente sin prisa viendo como a unos metros la Legión estaba peleando con los asgardianos, todo por conseguir una maldita espada que estaba siendo protegida por su dueño, mientras el agua se movía salvaje debajo del puente, ya que Rán estaba haciendo uso de ella. Realmente no tenían escapatoria, la única nave que andaba sobrevolando el área fue derribada y la mayoría de las personas solo eran pueblerinos, por lo que no tenían tanto conocimiento en luchas.
Pronto comenzó a sentir una vibración y su vista fue a parar en la gran nave que llegó de entre la neblina, lo miró con la cabeza ladeada hasta que notó que su objetivo era llevar a las personas, y por ende, la espada. Gruñó acercándose donde cruzó en medio de su ejército e hizo retroceder al resto hasta donde ella estaba, necesitaba analizar la situación y que tan inútiles eran sus soldados para que personas sin experiencia los detuvieran. Y fue ahí, al ponerse enfrente de la Legión, cuando lo vio.
Sintió su cuerpo pesado y su pecho se apretó, comenzó a respirar más rápido para deshacerse del vacío que la golpeó y la última memoria de su pequeño hermano le llegó a la mente, apretó su mandíbula para que no la vieran temblar, pero sus ojos fue lo único que necesitó Loki para entrar en pánico. No fue difícil para ella saber que se trataba de su hermanito, por más cambiado que esté, Némesis sabía que lo podría diferenciar de entre miles.
El pelinegro, quien había llegado como todo un héroe, se puso más pálido de lo que ya era cuando vio a su hermana dirigiendo la armada enemiga. Suspiró sacando todo el aire de sus pulmones y sus ojos se aguaron inconsistentemente, sus labios temblaron mientras apretaba con fuerza las dagas que sostenía en ambas manos. El pequeño grupo de soldados y criaturas que trajo de Sakaar lo miraron, esperando una orden que nunca llegó, al igual que Skurge quien miró a Némesis ya que ambos hermanos se habían congelado en su lugar.
Estaban a metros de distancia de cada uno, pero no hacía falta palabras que se entrometieran, ya que sus ojos y en como ambos apretaban sus manos era suficiente comunicación para saber que Loki estaba sumamente más afectado que cualquiera en ese lugar. Con ojos apesadumbrados y con una rabia inimaginable saliendo de los ojos del príncipe, Némesis supo que había cometido el más grande error y que posiblemente jamás recupere su amor.
La diferencia entre sus hermanos era que había sentido felicidad y añoranza al ver a Thor, en cambio con Loki se sintió demasiado expuesta y de alguna u otra forma dolía, había un dolor latente ahí mientras sus ojos analizaban cuanto había crecido. No estuvo ahí para verlo crecer, ni para apoyarlo, no estuvo para ver sí se había enamorado, si le habían roto el corazón, ella no estuvo para ver como se convertía en el hombre que es ahora. Pero, honestamente, eso estaba en segundo lugar, el dolor incrementaba con la simple idea de estar mirándolo, había una razón que no comprendía del todo.
— Majestad, sus órdenes —insistió Skurge pero nuevamente no fue escuchando—. Majes...
— Tráiganme esa maldita espada —escupió con desdén y con algunas lágrimas, que no supo que las había derramado, manchando su rostro.
La Legión se puso en marcha corriendo hasta el equipo contrario, Némesis lo miró por última vez antes de darse la vuelta y caminar del lado contrario, por todos los dioses que no iba a quedarse para verlo pelear y mucho menos entrometerse. Podría catalogarse como una cobarde por estar corriendo, básicamente, de su destino, y así añadirlo en la lista junto a traidora y psicótica. Pero no pudo continuar caminando ya que un golpe, de un objeto filoso, impactó en su hombro haciendo que se desestabilizara y cayera.
Con la rodilla derecha se atajó mientras la otra estaba extendida, se quejó por el dolor y a ciegas buscó el arma incrustada en su hombro. El objeto, helado para su tacto, fue removido junto a un gruñido por parte de ella y al observar pudo notar que se trataba de agua solidificada, muy parecido al hielo por lo que era bastante extraño, no tenía una pizca de sangre ya que —como saben— lo único que le afectaba era su propia arma, hasta donde se sabe hasta ahora. Gruñó apretando el supuesto pico de hielo rompiendolo en pedazos, giró su cabeza pensando que la culpable de esto había sido Rán, más aunque seguro fue ella quien lo hizo, el que tenía la mano alzada y quien estaba en su dirección era Loki.
Su expresión enojada pasó a una dolida, pero él solamente hizo eso para que no escapara de esta situación así como así, se repetía mentalmente que ella no podría ser su hermana y que esos ojos verdes muy llamativos eran la prueba. Segundos pasaron cuando un gran rayo impactó contra el palacio, la vista de la mayoría fue hasta ella donde el brillo causó que entrecerraran sus ojos, el sonido fue estridente y muy poderoso. Múltiples rayos más pequeños, entre medianos, aparecieron luego junto a un cuerpo rodeado de la misma energía, la Legión se juntó en un lugar para intentar enfrentarlo más cuando el príncipe mayor tocó el suelo del puente fueron lanzados a lo lejos tanto por el impacto como por la electricidad que emanaba de él.
La electricidad corrió por el puente cerca de donde el rubio había aterrizado, pasando debajo de Némesis que seguía en la misma posición un tanto conmocionada por el poder que tenía su hermano, la energía de los rayos no le afectaron pero si le erizó toda la piel. Se paró finalmente observando como el grupo de sus hermanos peleaba y vencía a la Legión fácilmente, ni siquiera pensó en hacer algo porque realmente no estaba queriendo detenerlos, ya que incluso cuando alzó sus manos para crear sus típicos cristales negros, retrocedió.
No negaría que tenía unas ganas inmensas de ir a apoyarlos, mandar todo al mismísimo Ginnungagap, pedir perdón y detener a Hela igual si eso podía matarla. Pero cuando dio un paso para ir a hacer lo que su corazón y la parte más cuerda de su mente le decía, la Diosa de la Muerte apareció —como si hubiera sabido de sus intenciones— poniéndole una mano en el hombro, así deteniendo toda acción que iba a cometer.
La pelinegra le dio una mirada de soslayo antes de caminar lentamente en medio de los cuerpos de su ejército, luego de un gran suspiro y con las manos hecho puños Némesis la siguió. Del otro lado se encontraban sus hermanos, en medio de ellos una mujer con uniforme blanco, otra castaña con el mismo uniforme del lado derecho de Thor y Rán junto a Loki. Estaban hablando, posiblemente haciendo un plan para detenerlas.
¿Porqué quería estar del otro lado?
— No voy a pelear contra ellos —sentenció mirando desde atrás a su hermana, la pelinegra siguió caminando y sin mirarla respondió.
— Te quedan las Valquirias —se limitó a decir, la rubia suspiró, cansada, totalmente fastidiada, tal vez debieron dejarla ir al Valhalla en paz para no tener que estar aquí.
Ella solamente ya quería descansar, sin ninguna corona o trono de por medio, entonces, ¿porqué seguía de este lado cuando su corazón le empujaba hasta el otro? ¿Porqué sus venas, donde corría el Dark Fay, la atajaban aquí? Odín había muerto, Hela había llegado, el plan había resultado más ya no sentía la misma satisfacción de cuando era más joven. Sí, Hela la había manipulado en ese entonces, pero también era porque ella misma quería y posiblemente por tan repentina información en aquella época, ahora estaba siendo forzada por la Llama Eterna que la pelinegra había tenido en manos cuando la revivió.
Loki se fue junto a Rán y observó bien los movimientos que él hacía con ella, el pequeño toque en su brazo, la cercanía de ambos y de alguna u otra manera se sintió feliz por hallar a alguien quien estuvo con él en su camino, sea bueno o malo, y se sintió mal por haberle dado un trato horrible a la pelirroja. La gente seguía subiendo a la nave y no estuvo segura si vio la cabellera roja hacerlo igual, Loki desapareció pero no tuvo tiempo de buscarlo ya que Thor arremetió contra Hela.
Cuando una de las Valquirias, la castaña, se acercó a ella con espada en alto, rompió parte del puente para usar los cristales que este tenía para crear un muro y empujarla con eso. Thor cayó cerca de ella, pero solamente se limitó a mirarla, atajar con fuerza las espadas en sus manos antes de volver contra la pelinegra envuelto en rayos. Némesis alzó la mirada cuando la misma nave de múltiples colores, que fue derribada al iniciar la pelea, se puso en marcha y sobrevoló el área dirigiéndose al palacio.
— Loki —susurró para ella misma, alzó su brazo cuando una espada iba a golpearla, atajó la muñeca de la misma Valquiria castaña quien la miró con los ojos abiertos ya que parecía muy desconcentrada para notar el ataque que le iba a dar—. No quiero lastimarte.
La castaña frunció el ceño más no le hizo caso, retiró su brazo para darle un golpe que fue detenido por el antebrazo de la rubia quien la empujó para luego darle una patada con tal de alejarla de ella. Al lograr eso, se puso rápidamente en marcha hasta el palacio, nunca creyó haber corrido tanto en su vida como ahora pero no se iba a detener, no cuando podía estar a solas con Loki.
No sabía que estaba haciendo, para ser sincera, no entendía porque sus acciones se desviaron así de mal pero tenía una pequeña idea de la razón de su cambio de actitud. Sus hermanos. Podían alterarla de esa forma cuando hace poco no notaba lo forzada y manipulada que se encontraba, tenían ese poder sobre ella de una manera inconsciente que la misma rubia se había dado cuenta desde que eran niños, pero que no lo había reconocido. Pero dentro de ella había una guerra porque sus demonios, sus errores y todo lo malo que hizo le estaba repercutiendo, porque hace mil quinientos años podría haber estado de acuerdo con esto, pero ya no más.
Ya no más.
Al pisar el palacio cerró los ojos buscando la esencia de su hermano, Loki no tenía el alma brillante de Thor ni la oscura de Hela, Loki estaba en medio de ambos con el toque que a él le caracterizaba. Siguió la presencia pensando en cómo habrían corrompido a un ser tan puro como lo fue en su niñez, para que al final quede en medio, ni tan brillante ni tan oscura.
Y cuando finalmente lo encontró el terror volvió, tenía miedo porque sentía y sabía que le había fallado en todos los sentidos. Más no hizo falta hablar porque él ya sabía que se encontraba ahí y Némesis se dio cuenta cuando él se detuvo en medio del pasillo.
— Después de todos estos años, ¿crees que puedes aparecer así y ya? —habló el pelinegro dándose la vuelta y enfrentándola, a Némesis le alteró el simple hecho de escuchar su voz ya que estaba tan cambiado que creía no poder soportarlo—. Tú estás muerta, te fuiste enfrente de mi y ahora estás aquí como si nunca lo hubieras hecho, ¿con qué derecho?
— Loki, escuchame...
— Ella es la Diosa de la Muerte, tiene sentido que te haya revivido con todo lo que hiciste por ella, esos ojos están tan muertos igual que la Némesis que conozco —cuando iba a negar que no lo había hecho por Hela, las palabras se le atoraron en la garganta al escuchar lo último que dijo y tuvo que tragar con fuerza para que el nudo alojado ahí pasara.
— ¿Qué fue lo que les dijo sobre mí? —preguntó con voz calmada, Loki alzó una de sus cejas negras.
— Que fuiste la única en elegir el trono antes que a nosotros, hasta hace poco cuando nos contó la verdad sobre Hela antes de morir —ella negó con expresión neutra al escuchar la mención Odín—. Y te alegra eso, ¿no? Diría lo mismo pero mira en el problema en que nos metió.
— Hermano...
— Tú no eres mi hermana, nunca lo fuiste y tu lo sabes —eso le cayó como un balde de agua fría en el rostro, él ya lo sabía—. Todo lo que fuiste alguna vez es quien soy ahora, fuiste tú quien me hizo hacer todas las cosas malas del pasado, pensando que podría marcar la diferencia de alguna forma. Esto es tu culpa, todo esto es tu culpa y nunca te perdonaré, hermana.
— ¡Tu no sabes el porqué de mis acciones! —exclamó con la voz rota y los ojos aguados mientras sentía el vacío golpear su pecho al igual que sus palabras, ninguna puñalada habría dolido más que eso.
— Lo único que sé es la magnitud de tu abandono y tu traición. No necesito saber nada más —finalizó, le dolía verla porque podía verse a sí mismo y no le gustaba, sabía que ella fue gran parte de sus razones por el que nunca quiso la corona y que cuando lo tuvo intentó por todos los medios no terminar igual, pero falló—. Yo te necesitaba, pero rompiste cada promesa que habías hecho.
— Yo solo quería lo mejor para ustedes, esto no debía terminar así —murmuró segundos despues, cada cosa que decía la hacía hundirse más y se estaba ahogando, no podía respirar normalmente.
— ¿En serio? —preguntó con ironía alzando una ceja—. Pues hiciste todo lo contrario, te pones esa corona intentando ser alguien quien no eres —gruñó internamente porque seguía pareciendo que se decía a su yo pasado, Némesis lo miró recordando que Hela le había dicho algo similar y que después de aquella oración todo había ido mal—. Ahora, si me disculpas, tengo un planeta que destruir.
— ¿Qué? —él se limitó a voltear con las intenciones de alejarse de ella—. Loki, ¿qué vas a hacer? —lo siguió alerta e intentó tocar su brazo para detenerlo pero su mano atravesó el cuerpo de su hermano y una luz verdosa se reflejó en el lugar que tocó, abrió los ojos al notar que había estado hablando con una ilusión y no con el verdadero Loki. Alzó la mirada aún con los ojos abiertos como platos para mirarlo, ya que le pasaba en altura, él solo puso una sonrisa de lado—. Hijo de...
— Me enseñó la mejor.
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Némesis gruñó antes de correr nuevamente sin una dirección fija, Loki la estaba tapando así que estaba caminando a ciegas en el gran palacio. Frenó dando una vuelta en su eje antes de lanzar un hechizo que lo desconcentraría unos segundos, al lograr y sentir una pequeña parte de él se puso en marcha. La guió hasta la Bóveda de Odín donde frenó con rudeza en el umbral de las puertas abiertas, con respiración agitada vio como tenía la corona de Surtur en manos y abrió los ojos al darse cuenta de sus intenciones, más el pelinegro se había desviado para agarrar el Teseracto.
— Eso solo te traerá pena y muerte —avisó la rubia, Loki suspiró con fastidió antes de que haga desaparecer el cubo celeste con un hechizo.
— Me arriesgaré —espetó volviendo a agarrar la corona para así caminar hasta la Llama Eterna.
— ¡No! ¡Desatarás el Ragnarok! —exclamó bajando las escaleras con rapidez para detenerlo de alguna manera, la idea del pelinegro era exactamente eso y aunque el plan de Thor le parecía muy temerario, incluso para él, no había otra manera de detener a Hela—. ¡Loki, no! —agarró su brazo y le dio la vuelta donde quedaron frente a frente.
Alzó la cabeza y tragó saliva antes de levantar, un tanto dudosa, su mano hasta la mejilla del contrario. Estaba temblando y quiso controlarse pero era imposible cuando esos ojos, que vacilaban entre el verde y el azul, la estaban mirando fijamente. Loki no se apartó, porque por más enojado que se encontraba con ella, había añorado desde niño este momento y pensaba que nunca más iba a poder sentir el tacto de su hermana de nuevo. Suspiró mientras ella acunaba su rostro en su mano, él frunció el ceño.
— Tú sabías mi origen —afirmó, ella asintió luego de suspirar—. ¿Pensabas decírmelo?
— Te lo iba a decir cuando fueras un poco más mayor, para que entendieras, ¿te lo dijo tarde? —poniendo una mueca se apartó del tacto de la rubia.
— No lo hizo, yo lo descubrí —¿porqué no estaba sorprendida? Loki volvió a girar para caminar los pocos pasos que le separaban y cuando estuvo enfrente se detuvo cuando ella volvió a hablar.
— ¿Sabes? Todo lo que hice fue para protegerlos, a Thor, Asgard y a ti, estuve en guerras con tal de proteger mi hogar y a las personas que viven en él. Me he convertido en alguien que no conozco y tienes razón, es mi culpa y perdóname por eso, le falle a la persona que más amo en el universo por una ciega ambición... yo condené a Asgard, yo la traje y no te voy a detener, ya no más.
Loki, quien estaba de espaldas, infló sus pulmones con todo el aire que pudo encontrar. Némesis hasta ahora fue la única —sin contar a Thor— que se había disculpado con él. La miró sobre su hombro y pudo ver la imagen de su hermana totalmente derrotada y cansada, quien se estaba dañando a si misma por la lucha interna que estaba teniendo en estos momentos. Némesis había comenzado a usar sus anillos con garras para dañar su mano izquierda, se estaba autolesionando para que la parte oscura de su ser no dañe a Loki. El pelinegro notó como su mano comenzaba a sangrar, la vio asentir y entonces puso la corona en la llama inextinguible.
— Con la Llama Eterna, tú renacerás.
Ambos vieron como las llamas comenzaron a arder con más fervor y como el cráneo comenzó a moverse y formarse, Némesis volvió a agarrar el brazo de Loki para alejarlo, queriendo que salga de ahí ya que sabía que el demomio de fuego saldría con un tamaño descomunal. Al ver mejor como Surtur estaba creciendo, tironeó al pelinegro para que finalmente le hiciera caso y salieran de ahí corriendo.
Acababa de dejar que su hermano desatara el Ragnarok, el fin de Asgard, el fin de todo su propósito, destruir su hogar y el de miles no estaba en sus planes, pero era el fin del camino que ella misma construyó.
Ambos llegaron hasta un gran balcón donde había aterrizado la nave de colores, Loki paró enfrente un tanto agitado por la carrera pero volteó a ver a su hermana y abrió la boca para hablar pero ella se le adelantó.
— ¿Podrías perdonarme? —preguntó con voz abatida, alzó su mano sangrante que no tenía un color normal y de ella salió una luz, una ilusión que estaba tapando el collar con la piedra esmeralda que había encontrado en sus aposentos. El collar era un regalo que le iba a dar a Rán pero que no tuvo tiempo de hacerlo, agarró la joya y luego miró a su hermana.
— Ven conmigo —dijo él, Némesis quien tenía la cabeza ladeada, se puso recta y alzó las cejas, ¿eso significa un sí? Pero por más que quisiera comenzó a negar—. Ném...
— Si Surtur mata a Asgard y a Hela, yo muero con ellos y no quiero que vuelva a pasar lo mismo que hace años.
— ¿Qué? —susurró, la rubia suspiró viendo como el palacio se estaba quemando y rompiendo desde adentro—. ¿Te irás de mi vuelta?
— Mi vida esta atada a la de Hela, ella me revivió desde las entrañas de Asgard, si ellos mueren yo... no quiero que vuelvas a presenciar una vista así —él negó y agarró sus brazos con suavidad—. Loki, mi vida hace rato debió acabarse pero agradezco a los dioses por darme la oportunidad de verte de nuevo.
— ¿Porqué te esfuerzas en alejarte de mi? —el suelo y las paredes crujieron alertando a ambos.
— Tienes que irte —lo miró, los ojos del pelinegro se habían aguado pero con toda la fuerza que poseía no estaba mostrando lo dolido que se encontraba—. No sé que cosas malas hiciste en el pasado, Loki, tampoco las voy a juzgar, pero estoy orgullosa en el hombre en el que te convertiste y poco me importa que no compartamos sangre, tú siempre vas a ser mi hermano.
Una lágrima fantasmal salió de los ojos del menor, le dolía el hecho de que debía dejarla, de que luego tantas cosas malas ella seguía queriendolo, que esta vez sí podría ser la última vez que la iba a ver. No quería dejarla ir, nunca lo hizo de todos modos, pero ahora estaba enfrente de él como un fantasma, uno muy real y saber que estaba en riesgo de morir, lo mataba a él también.
El suelo debajo de ellos se rompió, una línea irregular cruzó en medio de ambos mientras que las llamas se podían observar bien desde el piso inferior, Némesis jadeó al notar que su hogar por años y donde había compartido muchos momentos con sus hermanos y su madre se estaba destrozando. Puso las manos en la mejilla de Loki, limpió las pequeñas lágrimas que se habían escapado de sus ojos y le sonrió bajo sus propias lágrimas.
— Te amo, hermano.
El agarró su mano herida sin importarle que estuviera manchada de sangre, y antes de que el palacio colapsara Némesis se acercó para abrazarlo. Él se sorprendió pero lentamente fue rodeandola, con expresión afligida y el corazón retumbandoles en el pecho como un tambor.
En el último crujir de las paredes, Némesis se separó rápidamente de él y lo empujó dentro de la nave. El pelinegro se quejó antes de levantar su vista preocupada viendo como la rubia se quitaba la corona de su cabeza y lo tiraba, le dio una última mirada antes de correr hasta la orilla y lanzarse por el. Loki corrió hasta la salida de la nave viendo como había usado un cristal para llegar hasta el puente sana y salva. Negó para si mismo antes de ir al asiento del piloto y salir de ahí.
Némesis pisó el Bifrost y lo primero que vio fue a Hela de espaldas caminando hasta la Valquiria de pelo negro, extendió su brazo derecho y le lanzó un tentáculo que le impactó en el estómago donde claramente no le hizo nada, pero sí la detuvo. Hela, totalmente sorprendida, se dio la vuelta pensando que había sido Thor más se encontró con la rubia y ladeó la cabeza con la mandíbula apretada.
— ¿Vas a traicionarme?
— No —respondió rápida y con fuerza—. Los traicioné a ellos.
Thor sonrió, desde el suelo donde estaba, mientras que Hela se limitó a mirarla con furia.
— Que desperdicio.
La mayor conjuró dos espadas y se lo lanzó, Némesis corrió hacia ella y se agachó para desviar las dos armas, con sus tentáculos agarró la empuñadura de ambos objetos filosos y los usó en contra de la pelinegra, tirándolos de vuelta hacia ella. Hela se protegió con sus brazos mientras que Némesis conjuró una espada y la tiró donde la Valquiria castaña lo agarró intentando lastimar a la Ásynja enemiga, más ella pudo atajar y lanzarla lejos.
La rubia entonces sacó algunos picos del puente para utilizarlo como dagas y al lograrlo su hermana volvió a sacar otras espadas que esta vez si llegaron a ella, pero no le hizo más que empujarla y echarla al suelo.
— ¡Hela, ya basta! —gritó Thor levantándose del suelo al ver como ella se estaba dirigiendo hasta la Valquiria—. Si quieres Asgard, es tuyo.
— No sé que juego están tramando, pero no funcionará —habló mientras se daba la vuelta para enfrentarlo—. Ustedes no me podrán derrotar —Thor suspiró cansado, llevándose ambas manos hasta su cintura, miró a Némesis que se encontraba unos centímetros atrás de él a lo que ella asintió.
— Sí, lo sé —el crujido esta vez fue más alto, la rubia entonces volteó para ver como las llamas rodeaban con mucha más fuerza el palacio, ciertos picos dorados comenzaron a temblar y caerse siendo empujado por la presencia demoníaca que se alzaba desde el interior—. Pero creo que él sí.
Al segundo que Thor dijo eso, el Palacio Valaskjálf, la más poderosa construcción de los Nueve Mundos, bañada en oro puro y en donde se hallaba el gran Trono Hlidskjálf y otros tesoros más, fue destruida por el temido Surtur. El destructor demoníaco se alzó tirando los escombros de lo que alguna vez fue su hogar, el cielo se ennegreció y la tierra y el mar temblaron ante el próximo Destino Final de los Dioses.
— No —murmuró Hela al ver al rey de Muspelheim empuñar su gran espada de fuego queriendo destruir su reino, momento de descuido que una de las Valquirias aprovechó para agarrar su espada, correr y apuñalarla en el estómago, Thor convocó un gran rayo que impactó sobre la pelinegra y que con la fuerza rompió esa parte del puente echando a la diosa al mar.
— ¡Tiembla ante mí, Asgard! —exclamó el demonio alzando su gran espada y golpeando el suelo—. ¡Yo soy tu castigo!
Cada golpe que Surtur daba ella podía sentirlo, ¿eso era posible? No pudo pensar con claridad ya que el dolor era insoportable, eran puñaladas calientes que realmente la estaban matando junto a su planeta. Un hilo de sangre, que no se sabía si podía ser rojo o negro, comenzó a deslizarse por el borde de su boca y su nariz, algunas cortes comenzaron a aparecer en su mejilla mientras se quejaba en voz baja por cada golpe que el demonio le hacía a Asgard.
Vio como el hombre verde que había estado peleando con Fenrir fue a enfrentarlo, increíblemente lo pudo mover pero no llegó a más ya que Surtur fácilmente se lo quitó de encima, lo tiró hasta el puente mientras Thor le decía que pare.
— Ném, Ném, vamos —escuchó la voz de su hermano acercarse a ella, se puso de cuclillas y la ayudó a pararse dejando que se sujete por él, la rubia simplemente no podía dejar de ver la destrucción de su hogar—. Ném, lo hiciste, aunque te tardaste —sus ojos verdes se fijaron en él y los entrecerró.
— Y tú perdiste un ojo —murmuró, el rubio sonrió antes de negar—. Serás un buen rey.
— Tú eres la reina aquí, ven, hay que irnos —intentó llevarla pero ella no se movió—. ¿Ném? —volvió a jadear al mismo tiempo que la espada dio un nuevo golpe, incendiando y destrozando más hogares. El rubio frunció el ceño observando como, de la nada, un nuevo corte se formaba en su mejilla.
— Mi vida... está atada a Asgard, a Hela, a la Llama Eterna que me revivió y que ahora recide en Surtur, ya no tengo un futuro luego de esto.
— No —negó al entender lo que decía, otro jadeo con un quejido salió de la boca llena de sangre de su hermana y supo que no podría hacer nada, no sin detener a Surtur, cosa que no podía, ya que debía dejar que se cumpla la profecía—. Estás muriendo.
— Cuando veas la luz más brillante, será el día que por fin logres descansar en paz y ahí estaré yo esperándote.
— Ni siquiera se te ocurra despedirte de mí, Némesis —la mayor lo miró con una pequeña sonrisa melancólica y acercó su mano a su mejilla izquierda.
— Thor —lo llamó la mujer castaña, al mirarla notó que tenía una expresión apesadumbrada, como si no hubiera querido interrumpir o tal vez los miraba con un poco de pena—. Tenemos que irnos.
Él la miró con un poco de abatimiento, Némesis bajó la cabeza viendo como Thor sostenía su cintura con fuerza, suspiró volviendo a mirarlo. El infausto recuerdo de que iba a morir la quebraba, y sí se iba a ir no quería —no al menos esta vez— que cualquiera que sus hermanos lo viera.
— Ve, hazle caso —habló en tono bajo, Thor la miró con ojos, ó bueno, ojo, desanimado—. Tu pueblo te necesita, no puedes salvarme, a ellos sí.
— Ném... —apretó sus labios unos contra otros al darse cuenta que su voz se había roto, ella le sonrió para calmarlo como lo hacía cuando era niño y acarició su mejilla.
— Voy a estar bien —su voz se quebró y su sonrisa flaqueó, el dolor persistía pero volvió a hablar—. Estoy orgullosa de ti, de ambos, no pude pedir mejores hermanos y me siento bendecida por ello. Te amo, hermanito. Cuando sea tu hora te voy a esperar en el Valhalla. Ahora vete, Rey de Asgard, te están esperando.
Thor se separó lentamente, estuvo a una distancia prudente pero aún así no soltó su mano herida.
— Tú siempre serás mi reina —asintió a lo cual la rubia hizo lo mismo—. ¡Hulk! Hay que irnos.
— Tienes amigos raros.
— Te sorprenderías —sonrío y creía nunca haber visto una sonrisa tan radiante en tanta oscuridad a su alrededor.
Thor dio un paso para irse pero regresó para darle un abrazo a su hermana, uno fuerte y que expresaba todo lo que en palabras no podían poner. Al separarse Némesis agradeció a Bor y a todos los Padres de Todo, hasta inclusive a las Nornas, por brindarle estos pequeños momentos con sus hermanos ya que sabía que no los vería hasta que su tiempo llegue a su fin. Se alejó con el corazón en la mano, ya que no quería abandonarla en el fin de todo, podría enfrentarse a los más temibles enemigos más esto estaba fuera de sus manos y teniendo la última vista de ella dejó que su compañero y amigo lo llevara —junto a Brunilda y Mist— hasta la nave para dejar este lugar para siempre.
Némesis se quedó sola en medio del Bifrost, donde detrás de ella Surtur hacía el trabajo de matar Asgard. Volteó al mismo tiempo que picos gigantes salieron del agua y apuñalaron al gran demonio, Hela salió parada en uno de ellos sacando más y más lanzas gigantes para detenerlo. La rubia sabía que era imposible detenerlo hasta que cumpla su propósito, que era destruir Asgard y lo estaba logrando.
❝Surtur del sur.
Blandiendo fuego.
La espada de los dioses brilla en la oscuridad,
como estrellas en la noche.
Montañas colapsan en escombros,
Y los demonios caerán.
El hombre camina la senda hacia la ruina
mientras el cielo se abre en dos.❞
Caminó por el puente, sola, herida, muriendo mientras Hela intentaba detener la inminente destrucción del reino. Quejidos y jadeos salían de su boca mientras parte de su cuerpo comenzaba a ponerse de color dorado. Lo que sintió hace medio milenio no se comparaba con esto, porque no solo era su vida la que se estaba yendo, también Asgard, el dolor era el doble y no podía detenerse.
Surtur alzó su espada tan alto que la punta se perdió en la oscuridad del espacio para luego dar la vuelta con fuerza y chocarla con los picos que había formado Hela, y fue muy tarde para la pelinegra cuando la atravesó a ella también. Némesis jadeó al dejar de sentir a su hermana y de alguna u otra manera le embargó una gran tristeza.
Cayó de rodillas mientras el oro que se estaba formando por ella avanzó con rapidez, cuando la espada de fuego del demonio tocó el centro del planeta una oleada de fuego se extendió por todo el lugar, esta vez si dejando a la última reina de Asgard sola. Sacó todo al aire de sus pulmones cuando sintió irse, cuando vio a su madre esperando por ella y con las lágrimas surcando sus mejillas cerró sus ojos cuando en oro sólido se convirtió y con ella Asgard se destruyó.
Para combatir la oscuridad en ella, su corazón de oro se extendió y se unió a Asgard, a la verdadera, cada maldición y cada hechizo oscuro fue disuelto. Ella encontró paz en su último suspiro, mientras miraba las estrellas y ni siquiera sintió cuando se fue, convirtiéndose en una de ellas.
Ese día el universo tal vez perdió un hermoso faro de esperanza pero se ganó una nueva constelación, ese día Némesis dejó de ser la reina con mala reputación a ser simplemente la princesa que le dio esperanza a sus hermanos de seguir juntos, después de tantas peleas Némesis inconscientemente los había unido.
Pues había encontrado la paz que tanto había querido, que su ser había necesitado. Se redimió, peleó por lo que sí era correcto y, finalmente, llegó al Valhalla.
Némesis, la verdadera Reina de Asgard, la Diosa de la Venganza, la del corazón de oro y que en oro se había convertido, había muerto y en la memoria de todos los asgardianos por siempre quedará.
FIN DEL ACTO DOS.
FACTS:
• El Ginnungagap, era un vasto abismo que existía entre Nilfheim y Muspelheim antes de la creación.
• Ásynja: diosa asgardiana.
• • •
NA: Realmente no sé que decir, más que perdón si hay faltas ortográficas, son 7k de palabras y seguro algo se me pasó. El cap no quedó como realmente quería pero espero les haya gustado :(
Segundo: falta el epílogo y una sorpresa más por lo que me limitaré a rezar a los dioses para que no me maten aún sjjsj.
Y tercero, Thank you, Ném.
LOS ODINSON.
Mag.
NÉMESIS WILL NOT RETURN.
... MAYBE.
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