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CAPÍTULO X.
❛❛No eres ningún Dios para mí, así que solo ríndete en el trono❞
Recuerda haber pasado el puente para entrar al Helheim, también observar la sonrisa escalofriante de Modgud por verla ensagrentada y con el rostro pálido, le alegraba el hecho de que esté al borde de la muerte ya que su alma iba a residir en el Hel, porque no va a morir en batalla para ir al Valhalla. Pero no recuerda el trayecto que caminó desde el puente hasta el castillo, su mente solo procesaba cuando entró a la sala donde vio la mirada de Hela, escudriñandola con una ceja alzada.
— Exactamente a esto me refería, al fracaso, no te debe afectar ningún arma, ¿como se supone que pasó esto? —preguntó la pelinegra queriendo saber, al hablar ni siquiera la miró, parecía muy desinteresada en que la rubia esté perdiendo mucha sangre.
— Fue con la mía... —Hela volvió a mirarla cuando la oyó decir eso, Némesis se sentó en los escalones con lentitud y evitando quejarse del dolor respiró para descansar—. Hice todo lo que pediste, Fenrir sigue vivo y rompí su cadena, le ordené que se quedara, pero Odín despertó y eso no era parte del plan.
— Perdiste la corona, eres sensacional Némesis —escupió con sarcasmo mientras se levantaba, la rubia estaba de espaldas pero lo supo cuando oyó sus tacones. No pensaba darse por vencida, no mientras haya vida en su pecho, Hela bajó las escaleras hasta quedar frente a ella—. ¿Estás bien? —preguntó, la rubia frunció el ceño por el repentino interés, pero asintió, podía arreglarsela sola para curar la herida más no previó que la diosa la empujara y tomara su cuello—. Escuchame con atención, hermana, nosotras tenemos un trato y si tu fallas...
— Y si yo fallo qué —contraatacó la rubia, estaba enojada con todos y ya no sé dejaría intimidar por la mayor—. ¿No crees que lo que estoy haciendo por ti no es suficiente ya? ¿Ya no demuestra con quién está mi lealtad? —golpeó el brazo de Hela para que soltara su cuello más la mayor retiró su mano pero se quedó en su lugar—. He ido contra todo Asgard, he liberado al animal más salvaje de los nueve mundos por ti, hice que mis hermanos me miraran con temor porque sigo queriendo que tú tengas la corona —por cada palabra que decía se iba levantando, ignorando el dolor en su abdomen—. He decepcionado a mi madre y me han juzgado por traición. Ahora dime Hela, ¿sigues dudando de mi? Tal vez sea una inútil pero esta inútil bajó hasta Hel, hizo que la maldijeran para llegar hasta aquí, ¿alguien más lo hubiera hecho? ¡Pues esta inútil está dispuesta a todo para sacarte de aquí!
Hela no dijo nada, se le quedó mirando mientras la analizaba y no veía un rastro de arrepentimiento en su mirada. Estaba enojada, se le podía notar a kilómetros, pero si era lo suficiente inteligente se podía dar cuenta de que sus palabras eran ciertas. Fue una dura pelea de miradas, una más fría que la otra, una más débil que la otra y que solo se rompió cuando el dolor volvió a Némesis muy fuerte para poder soportarlo, por lo que bajó la mirada para hacer más presión en la herida. La pelinegra caminó a un lado luego de verla sufrir, sí, pensaba dejarla para que se arregle sola hasta que ella también recordó lo que Amarïe le había dicho mucho tiempo atrás a su padre y sintió pena por la pobre mujer que Odín condenó. Así que no la podía dejar morir, no cuando —y si funciona— era la única persona que la sacaría de aquí, así que regresó, no por Némesis sino por ella, era para su beneficio propio.
Némesis estaba recitando mentalmente un hechizo de sanación para cerrar la herida más esta no estaba funcionando. Ya que el hechizo que ella conocía era magia blanca y en ella ya no recidia o aceptaba ese tipo de poder, pero no conocía otro que no sea la "buena". Hela rodó los ojos y desde su posición abrió sus manos y la apuntó hasta la rubia moribunda.
— Lǽknari austr kjǫt til líða (salva este cuerpo de morir) —recitó con su voz aterciopelada un hechizo de magia negra, la menor no la miró pero fue capaz de ver como las líneas negras de lo que supuso era la Draugr o el Koss Dauði (beso de la muerte) se movía hasta alcanzar la parte abierta de su piel, no la cerró completamente, ella no podía curar lo que el dark fay hizo, pero le dio la fuerza necesaria para que Némesis sobreviviera—. Está bien, Némesis, tal vez tu sentido común e instinto de supervivencia estén muy bajos y no eres tan tonta, ya sabías que Asgard te rechazaría, así que hay que intentarlo pero igual no intentes fallar, querida.
— La única forma en que falle sería que me maten.
— Ven aquí —Hela se movió hasta el trono pero no se sentó, la rubia la siguió lentamente hasta estar frente a la gran silla negra—. Siéntate, quiero que veas algo necesario, tal vez así tienes más ganas de asesinar a Odín —la princesa la miró atentamente para luego fijarse en el trono, sabía que desde ahí podía verse el salón de Asgard, bajo la atenta mirada de la pelinegra Némesis se sentó mientras que la mayor se puso atrás suyo agarrando sus hombros.
Lo que pudo ver fue a Odín dando órdenes sobre lo que había pasado con ella pero esta vez cambió su diálogo no fue la palabra traición, eso ya lo sabía de todos modos, en cambio esta vez dijo enemigo. "La princesa se ha vuelto enemigo de Asgard". Al oír todo eso esperó para levantarse ya que le dio un mal sabor de boca y tuvo razón ya que después de que esa oración saliera de la boca del Padre de Todo una pequeña figura vestida de verde salió de detrás de una columna y se fue corriendo, Némesis se levantó en un santiamén alejándose del trono negro. Loki, era Loki.
— Me nombró enemiga frente a mi hermano, lo hizo a propósito Odín ya sabía que él estaba ahí, él puede verlo todo —gruñó mientras sus nervios regresaban, en cambio Hela recostó sus brazos por el respaldo del asiento satisfecha porque eso quería lograr, despertar el título de su hermana.
— Este es tu momento, Diosa de la Venganza, de demostrar ese título que él mismo te lo ha dado.
Hela sonrió de lado luego de una última mirada sobre los hombros de Némesis, que prometía muchas cosas y que despertó la deidad que en Midgard todos temían.
• • •
Había pasado dos semanas en la que Némesis no dio indicio de que estuviera en Asgard o que vendría, pero incluso así las cosas se habían vuelto tensas. Los soldados nerviosos, las familias asustadas, los príncipes, oh los pequeños niños que no se apartaron uno del otro luego de enterarse la sentencia de su hermana si volvía a pisar el planeta. Noches enteras donde Frigga debía cuidarlos porque no dormían, esperando que Némesis apareciera por la puerta con un libro en la mano para contarles otra historia, queriendo ignorar y olvidarse del hecho de que la última vez que la vieron salía de los aposentos del rey ensangrentada, con el cetro en la mano y matando a los soldados que aparecían. No querían creer que su hermana hizo tal acto, no entendían y no lo harían hasta en muchos años más tarde.
Al termino de la segunda semana, ya iba a empezar la tercera —los príncipes contaban los días desde aquel evento—, todo era diferente y parecía más tranquilo de lo habitual, las aves cantaban, el cielo estaba resplandeciente, todo parecía ir bien. Los príncipes veían a los soldados entrenar hasta que uno de los guardias que vigilaban desde la torre llegó corriendo, Odín siempre estaba atento cuando sus hombres estaban en la arena así que cuando el pobre hombre llegó exhausto le dio toda su atención imaginando la razón de porqué abandonó su puesto.
— La princesa está enfrente —jadeó porque la torre de vigilancia y la arena estaban un poco alejados el uno con el otro. Odín se puso recto, ya que estaba recostado por la pequeña muralla y miró a Vali, quien estuvo atento a su rey cuando vio al guardia entrar, este abandonó su postura relajada y miró al ejército asgardiano que aún estaba entrenando. Odín fue claro con él, que cuando Némesis aparezca debían deternela de la manera que sea necesaria, ella no debía entrar al palacio y la debían tratar como un enemigo más, no como la heredera al trono.
Rápidamente Odín llamó a Frigga para que alejara lo más posible a sus hijos, ya sea de lo que iba a pasar como de Némesis. La reina entonces los llevó a sus aposentos sin dejar que estos vieran a través del balcón.
Pronto el ejército estuvo frente al palacio, en medio de las torres esperando por la rubia, tenían todo el perímetro asegurado por si sea una trampa y aparezca de un lado que no cubrieron. Némesis no iba a hacer eso, su distracción iba a ser otra cosa, por lo que caminó derechito por el sendero principal llevándose algunos soldados consigo con su —ya restaurado completamente— Dark Fay. Estas semanas no hizo nada más que practicarlas, volviéndolas más fuertes y resistentes.
Uno de los soldados que quedaron del sendero corrió de ella hasta una escalera que se debía de subir para volver a bajar al patio grande donde estaban las torres. Los Einherjar debajo solo pudieron apreciar como su compañero era atravesado por un gran pedazo de cristal negro para luego caer al suelo muerto dejando ver como Némesis subía las escaleras. Estaba tan... imponente, con una armadura negra ceñida al cuerpo, con plaquetas metálicas doradas en partes estratégicas como sus hombros de donde bajaba una capa del mismo color, sus antebrazos, abdomen y piernas. Llevaba su cabello rubio suelto y sombras negras alrededor de sus ojos.
Ahora si se veía como la hermana de la muerte.
Todos los soldados se pusieron en posición siendo dirigidos por Vali, la princesa lanzó una mirada que vacilaba entre lo socarrón y la ambigüedad. Bajó la mirada para ver al hombre muerto a sus pies y con frialdad empujó con su pie hasta que cayó al final de las escaleras, porque la molestaba.
— Yo soy Némesis, primogénita de Odín, comandante del Ejército Asgardiano, la segunda heredera al trono y la Diosa de la Venganza —habló lanzando un juego de palabras que remarcó, sonaría cruel pero se estaba diviertiendo y eso aumentó cuando los soldados se pusieron en posición de lucha, ella puso una mueca—. No sé que mentiras les haya dicho Odín, pero hace mucho tiempo éramos el centro del poder absoluto en el cosmos, pero Odín se conformó con nueve mundos dejándonos mal. Ustedes son jóvenes, ustedes se criaron con mentiras, excepto tu Vali, ¿no es así? —entrecerró los ojos, ladeó la cabeza sonriendo descubriéndolo. Claro que él sabía la farsa, Vali estaba desde que ella era una niña, estaba tan manchado como Odín, el aludido se limitó a tragar saliva—. Esto puede terminar aquí sin sangre corriendo, nuestro destino es gobernar por encima de todos y yo estoy aquí para restaurar ese poder, como todo debió ser, solo arrodillense y unanse soldados a mi.
— No —respondió Vali dando un pasó enfrente, ella bajó la mirada alzando las cejas—. Esto no es como antes, nuestra lealtad estaba con usted pero lo está llevando muy lejos, ríndase, le superamos en número —intentó razonar con ella más la rubia sonrió irónica.
No dijo una sola palabra pero Vali retrocedió al ver que no iba a rendirse, por los Padres de Todo que no lo iba a hacer. El ejército entonces como el capitán lo ordenó comenzó a moverse hacia ella, quienes con escudo frente a sus cuerpos lanzaron unos gritos antes de correr hacia la princesa. Némesis tiró la espada al primer soldado que se acercó y con rapidez volvió a conjurar más y más, golpeó a otro con la rodilla con fuerza mandandolo hacia atrás con ella encima, al aterrizar en el suelo le clavó en el cuello una de las puntas afiladas que salió de su muñeca para luego agrandarla y lanzar hacia los soldados que la estaban rodeando. La pelea era muy rápida, las conjuracion de cualquier tipo de arma igual, ella era muy rápida.
Cuando sintió disparos se protegió con su brazo antes de que con violencia haga aparecer desde el suelo los cristales, tipo espinas muy grandes que destrozaron los barcos, estaba matando a todos y era fácil para ella ya que solo debía aparecer espadas y lanzar a los soldados. Pero eran muchos y ella no quería matar a todos, también pensando en que perdería mucha fuerza y estaría muy cansada para cuando llegue a enfrentar a Odín. Como si fuera una invocación, el rey salió del castillo cuando Némesis agarró a Vali, ella le lanzó una mirada venenosa y en su distracción el capitán agarró su espada y atravesó su abdomen, pensando como en las otras veces le iba a hacer efecto pero esta vez no fue así.
Némesis giró hacia él y con facilidad sacó el arma de su cuerpo y la tiró a un soldado que se estaba acercando. Abrió su mano, la movió y ladeando la cabeza invocó sus propios soldados hechos de cristal, los cuales las armas no le hacían daño porque se volvían a construir. La rubia dejó que ellos se distraigan con su dark fay mientras mataba a los asgardianos que se le acercaban. La ira volvió a cegarla cuando Odín mandó a sus mejores guerreros tras ella, fue el momento en que se cansó y decidió llamarlo.
— ¡Fenrir!
El lobo que fingia estar dormido abrió sus verdosos ojos y los hombres que lo vigilaban tras orden de Odín giraron cuando la bestia se paró mostrando su tamaño imponente y claro, que la cadena estaba rota. Él rugió y sin ningún problema rompió los barrotes lanzándose sobre los dos pobres hombres quienes terminaron en sus fauces. Pronto este destruyó la torre al saltar por él y salir finalmente, su enorme tamaño alertó a la mayoría al igual que los gruñidos que salía de él y con un movimiento de manos de Némesis los ojos furiosos de Fenrir se dirigieron a los guerreros quien se puso en marcha hacia ellos para devorarlos.
Odín le tenía miedo, porque en la profecía del Ragnarok se escribió que Fenrir lo iba a matar, por eso la espada estaba hechizada para que él lo pueda sentir si se liberaba. Némesis seguía luchando con quienes se ponían en su camino hasta su padre, buenos hombres estaban muriendo mientras Odín no se movía de su lugar, solo miraba desde cerca como sus soldados caían. Pero reaccionó, finalmente, cuando la princesa iba a matar a Vali, un rayo proveniente del cetro de Odín rompió la espada con la que lo iba a atravesar, Némesis giró tirando al capitán lejos cuando eso pasó y conjurando otra espada fue contra Odín.
La Gungnir y la espada volvieron a chocar mientras padre e hija se enfrentaban a muerte por la corona, mientras los Einherjar lo hacían contra los soldados de cristal y Fenrir derrapaba por el lugar llevando hombres a sus peligrosas fauces. Esta vez el dark fay de Némesis no se rompía fácilmente y tampoco pensaba descuidarse como la última vez. O al menos eso pensó ya que arriba en el balcón con Frigga calmando a Thor, Loki se escabulló para ver lo que pasaba y en un intento desesperado de que no le pase nada a su hermana ni a su padre corrió hasta la salida para ir a detenerlos. La reina gritó su nombre yendo tras él.
Odín agarró el cabello rubio de su hija para luego echarla, pero ella aprovechó y atacó sus rodillas con las puntas filosas del cristal haciendo que caiga, Némesis se paró agarrando una espada del suelo.
— Tú no eres un Dios para mi, tú no eres un héroe para mi, no eres un salvador —comenzó a decir mientras se acercaba a él—. Solo eres un hombre avergonzado de su pasado, que le miente a todos diciendo que es benévolo ocultando sus manos ensangrentadas. ¡No pretendas alguien que no eres! No eres un buen hombre, Odín... así que solo ríndete en el trono —alzó su espada para matarlo pero algo la detuvo.
— ¡No! —gritó una voz conocida causando que Némesis se aparte bruscamente de su padre, la rubia giró algo desesperada y encontró a su pequeño hermano en el camino que dirigía a la gran puerta del palacio, de donde salió Frigga quien abrió los ojos al ver a su hijo frente a una batalla.
— Loki... —murmuró Némesis con la respiración agitada, ¿qué estaba haciendo él aquí? ¡No, maldita sea! No podía hacer nada con él aquí. Quiso decir algo más pero no salía nada de su boca, se había congelado en su lugar. Momento que Odín aprovechó para tomar ventaja, agarrando en el aire una espada que Vali le había lanzado se paró acercándose a Némesis. Frigga al notar las intenciones de los hombres detrás de su hija corrió hasta Loki y en el momento en que lo agarró y le dio la vuelta para que no vea Odín atravesó a Némesis en su estómago con su propia espada.
La rubia jadeó bajando la mirada lentamente hasta donde el arma se encontraba en su cuerpo, giró hasta su padre tomando la espada en manos hasta quitarlo. Como las otras espadas de los soldados que también atravezaron su piel no tenían nada, ni una pizca de sangre, sabía que esta vez no sería igual. La hoja de la espada estaba completamente ensangrentada al igual que su abdomen, la echó al suelo antes de mirar a Odín y dar pasos involuntarios hacia atrás. Su labio tembló mientras su mano atajaba la herida y su cuerpo se sintió pesado de repente, sonrió antes de caer al suelo. Los soldados de cristal se detuvieron antes de también caer al suelo, quedándose solamente en los cristales que eran. Odín no se acercó, se quedó mirándola con ambigüedad. Pero Frigga no pudo mantener a Loki en sus brazos por mucho tiempo.
— ¡Ném! —gritó el pequeño zafándose del abrazo de su madre viendo a su hermana en el suelo—. ¡Ném! —Frigga no pudo detenerlo, no podía, ella también se quedó mirándola sin poder hacer nada, Loki corrió hasta su desfallecida hermana tomando con sus pequeñas manos su rostro, ella lo miró llevando su mano limpia hasta su mejilla acariciándola. Los ojos verdes de Loki comenzaron a aguarse—. Ném, no te vayas, por favor, te necesito, igual que Thor, por favor —sorbió de su nariz.
— Mi niño, perdóname —murmuró suave sintiendo otra presencia más solamente se fijó en su pequeño de ojos verdes—. No voy a poder cumplir la promesa —el aludido negó repetidas veces mientras lágrimas ya comenzaban a salir—. Te amo —susurró lo último cuando ya no pudo resistir más. La espada había afectado organos importantes, tanto así como arterias vitales para el funcionamiento del cuerpo y por más poder que haya tenido, la magia se atacó con la misma magia y no se pudo defender de si misma.
— ¿Ném? —preguntó el pequeño Loki cuando su hermana dejó de mirarlo, sus ojos azules dejaron de brillar, su pupila se dilató y su mano que estaba en su mejilla cayó sin fuerza a un lado—. ¡Ném! ¡Némesis! ¡No! —comenzó a zarandearla intentando despertarla, Frigga con ojos llorosos lo apartó y lo abrazó donde el príncipe comenzó a llorar.
Los soldados habían podido con Fenrir cuando nadie se dio cuenta, matándolo, ya que no había cadenas que lo podían detener. Ahora se encontraban parados mirando la escena que la familia real causó. El último hijo del rey llorando en brazos de su madre frente al cuerpo de su hermana. Desde el Helheim la primogénita sacudió la cabeza antes de jadear porque lo había sentido, porque habían hecho un vínculo y ahora lo sentía romperse. Maldijo a Odín, por volver a arrebatarle por segunda vez a alguien.
Porque después de un largo sufrimiento, ira y dolor Némesis, la princesa de Asgard, había muerto a manos de su padre, queriendo lo mejor para sus hermanos pero lastimosamente la historia no la recordaría de esa forma, si no como la hija del Padre de Todo que enloqueció por el trono.
Pero todos sabemos que eso no es cierto y Némesis será leyenda.
FIN DEL ACTO UNO.
NÉMESIS WILL RETURN.
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