I

CAPÍTULO I

❛❛Que los dioses guíen a la futura Reina❞

Observó el horizonte, en como el cielo se estaba aclarando con lentitud mientras Asgard despertaba con ella, suspiró cerrando los ojos dejando que el sol calentara su rostro. Se había negado a bajar antes de lo previsto, aunque moría por hacerlo. Se movió del balcón donde estaba hasta el espejo para mirarse, al ver como el vestido plateado caía correctamente y que el recogido con una trenza estaba perfecto, decidió que podía bajar.

Agarró el libro que descansaba en la cama, ya que lo había dejado luego de escribir la dedicatoria en la primera página. Sonrió levemente para luego caminar hasta la gran puerta, al salir al pasillo dorado vigiló por si alguno de sus hermanos esté caminando por ahí, ya que Thor era muy entusiasta de mostrarles el palacio a sus amigos. Al ver como solo unos guardias andaban cerca salió de sus aposentos dirigiéndose escaleras abajo.

Némesis era conocida por tener un amor muy grande hacia sus hermanos, de ser muy leal a su padre y consideraba a su madre como una mejor amiga, tal vez la única, ya que la rubia se cerraba solamente en su familia. No le importaba más que ellos y el pueblo que algún día tenía que dirigir, y por ello no tenía amigos. Creía que amigarse con alguien con tanta responsabilidad al tener la corona, era estúpido en cierta parte, ya que no podría dar la atención que ella pensaba que merecían tener.

El pueblo se dividía en opiniones, la gran parte pensaba que sería una gran reina, una justa y amable, cada vez que la veían siempre hacía algo para que su gente viviera bien. La otra parte era más complicada, personas que sobrevivieron a las llamas de una Asgard incendiandose bajo los pies de la Diosa de la Muerte, no cabía duda que odiaban a Némesis por el simple hecho de que era la hermana de Hela. No querían que sea reina alguien quien compartía sangre con esa mujer.

❛❛Será igual que ella, traerá muerte y destrucción a Asgard❞

Tampoco ignoraban el hecho que los príncipes no sabían que ella existió alguna vez. Que tuvieron una hermana mayor que aterrorizaba a los mundos montada sobre su lobo feroz. Pero como pensaban que Hela estaba muerta o bastante lejos de Asgard —ya la mayoría la había olvidado— no se preocupaban de sufrir terror alguno, claro hasta que Némesis salió por primera vez del palacio con una gran corona negra adornando su cabeza.

No se parecían físicamente, claro que no, pero había dos simples cosas que los preocupó al fijarse en ella, esa mirada y los ojos malditamente iguales.

Némesis bajó hasta la arena donde los guerreros se encontraban entrenando, guardó el libro con su magia al percatarse que del otro lado estaban sus hermanos. Rió cuando vio a Thor intentando copiar los movimientos que los demás asgardianos realizaban, tirando puños y patadas al aire, y fastidiando a Loki en el proceso quien se limitaba a ignorarlo mientras su vista verdosa estaba centrada en un libro. Se iba a acercar a ellos cuando Odín llegó a su lado.

— Hoy iremos a Vanaheim —informó mirando la arena, la rubia suspiró y lo miró.

— ¿A Vanaheim? ¿En serio? —preguntó incrédula cruzandose de brazos—. Las cosas siguen tensas con ellos, no superan que hayan perdido la guerra de hace años.

— Exacto, princesa, justo para eso iremos —ella alzó una ceja para que continuara y diera en el punto—. Haremos un tratado de paz decente con los vanires.

— ¿Para que exactamente? Digo, estamos bien así, con o sin ellos, lo único que hacen es fastidiarnos antes, durante y después de la guerra —el rey la miró unos segundos antes de voltear nuevamente hacia sus guerreros.

— No hay porqué tener enemigos, Némesis, lo importante sería tener aliados por si los necesitamos alguna vez.

Némesis puso una mueca, no le gustaba la idea de tratados de paz solo para usarlos si la situación lo requería, pensaba que Asgard podía cuidarse solo y también que serían muy estúpidos en enfrentarlos. Se limitó a asentir, como futura reina debía saber negociar sobre estas cosas, aunque no le gustara.

— Bien, estaré en el Bifrost enseguida —murmuró viendo su vestido, no pensaba ir a las tierras de los resentidos vanires con algo así.

— Némesis —la llamó haciéndola voltear para mirarlo—. Una reina sabia jamás busca la guerra.

— Pero debe estar lista para ella siempre —completó con voz aterciopelada, como si ya lo hubiera repetido muchas veces, sonrió de lado con Odín siempre vigilando las expresiones que hacía. Él siempre estaba alerta a lo que la rubia decía o hacía, esperando que no sea igual a ella.

La princesa caminó hasta sus hermanos y apareció rápidamente detrás de Thor, quien se había parado sobre el pequeño balcón que daba a la arena y que con uno de sus movimientos se tropezó con sus propios pies y cayó hacia atrás, pero no tocó el suelo debido a que Némesis lo atrapó antes.

— ¡Hermana! —exclamó este cuando ella lo dejó sano y salvo, fingiendo que no hizo nada. Ella negó con una pequeña sonrisa.

— Ay, niño, un día de estos en serio te lastimaras, ¿no puedes quedarte quieto como Loki? —lo señaló con la cabeza, el rubio hizo un mohín y luego negó.

— Loki es aburrido, Ném —asintió frunciendo sus labios, el pelinegro dejó de leer para mirarlo tal vez un poco ofendido.

— Yo no soy cabeza dura y torpe como tú, hermano —replicó el príncipe menor, el rubio volteó y abrió la boca pero la mayor los interrumpió.

— Oigan, ninguno es aburrido o torpe, ¿pueden amarse y ya? —rió cuando los príncipes hicieron cara de asco, sabía que ellos se querían y mucho. Revolvió el cabello rubio de Thor, el cual se quejó ya que según él lo había peinado mucho esta mañana, y caminó hasta sentarse a un lado de Loki, quien se encontraba sentado encima de la muralla del balcón—. Hermanito, te tengo un regalo.

El pequeño pelinegro la miró y sus ojos verdes se iluminaron con curiosidad, cerró el libro no sin antes ver en que página se quedó, Némesis sonrió y movió sus manos hacia él donde apareció el libro que había escondido hace unos momentos. Loki miró la portada verde musgo de esta y sus ojos se abrieron mientras sus manos saltaban para agarrarla. Era un libro de hechizos de ilusiones cambia-formas.

— ¿Para mi? —preguntó volviendo a mirar a su hermana mayor, ella asintió.

— Para quien más, lo encontré en la biblioteca, en zonas que aún no exploraste, no le digas a nadie —susurró entrecerrando sus ojos divertida. Él asintió cómplice. Némesis peinó su cabello negro y acarició el pequeño corte en su sien que se había hecho jugando en los jardines, culpa de Thor, claramente. Viendo como estaba encantado por su nuevo libro, la rubia lo abrazó por sus hombros—. ¿Saben que los amo mucho, no, mis niños? —Loki asintió con una pequeña sonrisa mientras que Thor se cruzó de brazos.

— ¿Porqué no estoy recibiendo un abrazo entonces? —preguntó, la princesa juraba que evitaba poner un puchero, rió y lo arrastró a un abrazo de hermanos.

— Hermana —la llamó Loki mirándola, ella hizo un sonido con su garganta—. ¿Cuando seas reina seguirás estando así con nosotros? —Némesis sonrió con ternura y los abrazó con fuerza.

— Claro que si, no sería capaz de alejarme de mis hermanitos —los miró a ambos—. Son mis niños, no se olviden de eso.

Los hermanos sonrieron en los brazos de la rubia, Némesis estuvo con ellos hasta que recordó lo que su Padre le dijo, suspirando y prometiendo volver para la noche, se alejó para ir a cambiarse y irse a Vanaheim, a cumplir sus responsabilidades como futura reina de Asgard.

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