EXTRA II
EXTRA DOS.
El cumpleaños y el ataque Vanir.
❝Profundas son las cicatrices que dejaré, negra es la sangre que sangraré. ¿Cuál será mi legado?❞
━DOS AÑOS ANTES DE LOS EVENTOS DEL ACTO UNO.
La rubia princesa les estaba leyendo un libro a sus pequeños hermanos como había prometido en la mañana, sentada en medio de ambos en la cama del rubio menor, pero esta vez ella cayó dormida antes que ellos y lo supieron cuando dejó de narrar y el libro cayó abierto sobre su pecho. Thor, quien ya tenía medio ojo cerrado, se limitó a acomodarse a lado de la heredera a la corona, abrazar su brazo para quedarse dormido al segundo; fue Loki quien se quedó mirándolos.
El pequeño de ojos verdes observó a Némesis profundamente dormida, acercó su mano izquierda a las bolsas oscuras debajo de sus ojos y las acarició con suavidad. Su hermana había estado trabajando arduamente con todo el desastre que andaba generando la guerra contra Vanaheim, ya era lo suficientemente mayor para introducirse en las conversaciones del consejo y mucho más cuando El Padre de Todo la nombró Comandante del Ejército Asgardiano. Y Loki era lo bastante inteligente para saber que eso la ponía exhausta.
Y estaba en lo cierto, Némesis estaba cansada no solo porque debían detener la absurda guerra que se había formado entre ambos planetas, sino porque Vanaheim era su dolor de cabeza personal. Sí, fue Asgard quien lo había iniciado, pero los Vanires eran demasiado orgullosos para detenerse y ofrecer un armisticio, cosa que el planeta dorado ya había hecho porque se comenzaban a aburrir. También estaba el hecho de que debían ir a combatir cada cierto tiempo, cada que Vanaheim quería sobrepasar la frontera los soldados los detenían y luego era Asgard quien intentaba contraatacar, lográndolo, todo gracias al Bifrost.
Parecía que jugaban al gato y al ratón, era frustrante y Asgard se había cansado luego de tantos años combatiendo contra los vanires. Por eso es que hace una semana habían decidido esto: un intercambio como tratado de paz. El Rey Vanir envió a sus hijos, Frey y Freyja, mientras que Odín envió a un jefe guerrero llamado Haenir y a Mimir, el guardián de la fuente de la sabiduría del Yggdrasil y también tío materno del Padre de Todo.
Una semana donde por fin Némesis tenía tiempo para sus hermanos, pero el cansancio siempre llegaba y esta vez había sucumbido ante él. Siempre había admirado a su hermana, era la futura reina, la actual comandante del mejor ejército de los nueve mundos, la mejor hechicera —luego de su madre, claro— que había visto a su corta edad, tenía mil responsabilidades en su día a día y aún así encontraba un espacio para ellos, ¿cómo no amarla con todo lo que su pequeño corazón ofrecía? Esperaba que se mantuviera así en los años por venir.
Con un suspiro alzó más la manta roja para taparla mejor, incluido al bárbaro de su hermano, para luego acurrucarse a lado de la rubia deseando y pidiendo con todo su ser a los Padres de Todo tener más de estas noches tranquilas donde nada parecía importar y se sentía completo con su familia. Lástima que las Nornas tenían otro plan para ellos.
Para cuando Némesis despertó el sol aún no se había asomado, pero por la claridad de la habitación supuso que faltaba poco para que lo hiciera. Parpadeó intentando moverse pero un fuerte agarre frenó sus movimientos, giró su cabeza del lado derecho topándose con Thor abrazando su brazo soltando leves ronquidos, sonidos que le parecieron adorables. Sonrió sin mostrar dientes y esta vez volteó a su izquierda para notar a Loki acurrucado, sus cabellos azabaches estaban revueltos y caían por su frente dando ese perfecto contraste con su piel pálida, por los dioses, como amaba a esos niños. Suspiró mirando el techo, se sentía como si una de las paredes de oro solido se le había caído encima, necesitaba otras doce horas de sueño para recuperarse o tal vez más horas, y estaba dispuesta a cumplir su capricho si la puerta no se hubiera abierto con lentitud.
Entrecerró sus ojos por la luz del pasillo que le impactó en la cara, notó la inigualable figura de su madre entrando al espacioso aposento de su primer hijo y sonrió al ver a los tres acurrucados. Se acercó a la cama donde una somnolienta Némesis se encontraba mirándola con el ceño fruncido.
— Te ves cansada —susurró la reina recibiendo un pequeño gruñido por parte de la menor, lo que la hizo sonreír de lado—. Tu padre te quiere abajo, ha llegado un paquete de Vanaheim.
Némesis volvió a gruñir por lo bajo para no despertar a los dos niños que dormían plácidamente, asintió pero nuevamente no pudo moverse por su brazo enganchado al rubio, miró a su madre pidiendo ayuda con la mirada y la mayor se limitó a observarla con diversión antes de agarrar uno de los cojines del sillón contiguo a la cama para reemplazar su extremidad por el saco de plumas. Thor de verdad que dormía como una roca pero sabía que si quitaba su brazo él despertaría al segundo, así que si o si debía suplantar lo que estaba abrazando.
Logrando su objetivo se movió hasta la orilla para pararse, movió sus brazos para quitar la pereza y el dolor de sus músculos por haber dormido en una misma posición toda la noche. Se soltó su cabello de la trenza desarreglada que andaba llevando y con ayuda de su madre, quien la dejó presentable, pudo salir de los aposentos con una cara de pocos amigos ya que ella quería dormir más tiempo, sin embargo, había llegado algo de Vanaheim y sea lo que sea sería importante para llamarla.
Bajó las escaleras hasta la sala del trono donde los soldados se encontraban al igual que Odín, en medio del salón se hallaba una caja de madera con un olor poco agradable emanando de el. Con el ceño fruncido se puso a lado de su padre, quien miraba el objeto con desconfianza. Al verla llegar hizo un ademán con su cabeza para que Vali, el teniente, comience a acercarse a la sospechosa entrega. Al parecer solamente la estaban esperando y agradeció eso, significaba que era alguien importante.
Odín, aunque había hecho la paz con Njördr, aún no confiaba en los vanires y en su orgullo, mejor prevenir lo que sea que se encontraba en esa caja. Vali se acercó con dos hombres más, desenfundó su espada y con la punta de esta fue abriendo el paquete, se esperaba cualquier cosa menos lo que se encontraba ahí dentro. Retrocedió con su mano hecho puño sobre su boca y los dos soldados que lo acompañaban lo imitaron, el Teniente miró a su Rey y su Comandante sin saber exactamente qué decir y su mirada alertó a Némesis, por lo que sin dudar se acercó para ver por si misma que los había asustado.
Jadeó cuando se asomó para ver, dirigió su mano a su boca para tapar cualquier otro sonido que podía salir de su garganta. Dentro de la caja se encontraba la cabeza cercenada de Mimir. Inhaló y exhaló para no verse afectada, Mimir aparte de ser su maestro, era su tio, era su familia y ahora su cabeza estaba en una caja. Su vista se quedó fija en esa posición hasta que Odín se aproximó para ver la parte cortada de su tío, nadie dijo nada ni movió un pelo, claro que habían visto cadáveres a lo largo de su servicio pero era diferente cuando el cadáver era familiar de alguien y en este caso de la realeza.
— Esperamos sus órdenes, mi Rey —se atrevió a hablar Vali, cortando la tensión que se había formado en el salón.
— Busquen a los hijos de Njördr y llevenlos a las mazmorras, que los hijos paguen los pecados de su padre.
Vali asintió antes de hacer una pequeña reverencia y marcharse con un puñado de sus hombres para buscar a los príncipes vanires. El Padre de Todo no apartaba su vista de la cabeza del sabio Mimir, Némesis no estaba segura si era porque le perturbaba ver tal escena o era arrepentimiento de haber dado a su tío en el intercambio, aunque no era ninguna de las dos opciones, Odín estaba pensando como hechizar la parte cercenada para que le siga dando consejos.
Claramente ella, en ese época, jamás se le habría cruzado por su cabeza lo poco o nada que le importaba que Mimir hubiera muerto por ser su familiar, Odín se lamentaba solamente porque este era el más sabio de los Æsir y conocía secretos que otros no. Además de la alta traición que Vanaheim había cometido, eso era lo único que le interesaba.
— Padre... —murmuró la rubia queriendo ayudarlo por si él se sentía mal por la muerte de su querido tío, sin embargo, no le dejó continuar.
— Némesis, quiero que prepares al ejército para un ataque a tierras vanires, esto es traición... ya sabes como actuar.
— Estaré en primera línea, por Mimir.
— No, te quedarás aquí, van a contraatacar y ahí si te quiero en primera línea... por Mimir —lo último lo dijo para que su hija tenga más motivos de quedarse y luchar.
Némesis se limitó a asentir, se disculpó para luego retirarse hasta la arena donde esperaría a Vali para comenzar a dar órdenes de lo que deberían hacer.
• • •
Pasaron cuatro días y la poca tranquilidad que habían tenido en esta semana se desvaneció cuando habían abierto esa caja, Asgard estaba alerta ya que lo más seguro es que iban a ser atacados cuanto antes. Los Reyes habían exigido la liberación de sus hijos luego de haber matado a Mimir, no sabía con que cara podían exigir tras cometer tal traición.
Asgard se llevaba de forma prudente con Vanaheim antes de todo esto, no eran los mejores amigos pero podían visitar la tierra de los otros con tranquilidad, igualmente la paciencia de los Ases era limitada y los vanires cruzaron esa línea provocando la inevitable guerra entre ambos reinos. Y ya era frustrante saber que Vanaheim no se detendría hasta probarle al planeta dorado que ellos eran una gran potencia y que podían estar al nivel del mundo eterno.
Némesis se mantenía recostada por uno de los pilares observando a los soldados entrenar, sus hermanos pasaron del otro lado del pasillo y por sus movimientos supuso que era una forma para que no los descubran, cosa que no estaba funcionando. La rubia rió levemente y quiso darles el gusto, haciéndoles creer que no los había visto. Quería saber que estaban planeando y que tan malo podría llegar a ser, ya que los planes de ambos pequeños no solían encajar para nada por las distintas personalidad que cada uno tenía.
Pero milagrosamente habían estado de acuerdo esta vez, sobre qué regalarle a su hermana al otro día, ya que mañana era el cumpleaños de Némesis y ni ella se estaba acordando de su natalicio, ¿pero cómo podría con todo lo que estaba pasando? Sin duda alguna este sería un cumpleaños para recordar, porque no hubo aplausos ni bailes de salón, no hubo un apuesto príncipe que invitara a la futura reina a bailar ni tampoco el plan de sus hermanos para alejarla de aquel baile y acaparar toda su atención. Ese día se había cancelado la celebración porque Vanaheim logró transpasar la frontera.
Para cuando los príncipes se dieron cuenta ya tenían a Némesis con su armadura a lado de su padre, totalmente dispuesta a defender su hogar de los invasores. Caminaba con elegancia y rapidez por los pasillos agitados del palacio, ondeando su capa dorada, que era dos tonos más oscuros que el de los Einherjar, a su lado Odín portaba su traje de guerra junto a su llamativo casco dorado, hacía tiempo que no lo veía de esta forma y la ponía orgullosa que esta vez ella caminara junto a él. Su padre y rey.
— ¡Padre, hermana! —exclamó una voz familiar cuando cruzaron un pasillo, la rubia se detuvo y por ende los soldados que la acampañaban, Odín también lo había hecho por tan repentino llamado e iba a reprender a sus hijos por aparecer en tan delicado momento.
— Thor, Loki, vuelvan a sus habitaciones —ordenó dispuesto a volver a caminar, sin embargo, su hija no lo hizo—. Némesis.
La rubia se puso de cuclillas frente a sus hermanos al notar la preocupación en sus ojos, sabían que padre e hija eran guerreros natos y no tenían por qué pensar en cosas malas, más no podían evitar preocuparse por sus seres queridos. Era una guerra de todos modos. Némesis entonces entendió sus gestos nerviosos y acercó su mano para acariciar la mejilla de ambos antes de besar la frente de cada uno con dulzura, sin importarle la reprimenda que recibiría por parte del rey por estar tardando e ignorando sus órdenes.
— Estaremos bien, no se preocupen, ahora vuelvan a sus habitaciones y no salgan de ahí, ¿entendido? Protejan a madre —sonrió de lado, Frigga podía defenderse perfectamente bien pero necesitaba darles un incentivo y una tarea para que no se sintieran inservibles en esta situación.
Se paró de vuelta cuando ellos asintieron seguros, les sonrieron a ambos adultos antes de correr escalera arriba donde Frigga estaba bajando junto a sus damas para buscarlos. Némesis y compañía siguieron su camino en un silencio que la sorprendió, había pensado que le reñiría su comportamiento sin embargo no lo hizo, lo que la hizo pensar que había hecho un buen trabajando tranquilizando a los príncipes dado que estos la obedecieron con sus dulces palabras.
• • •
Las paredes del palacio temblaban y el choque de espadas podía escucharse desde todo Asgard, los vanires lograron traspasar un tramo grande usando su magia para taparle la vista al guardián del Bifrost, para cuando él sintió ya era tarde, no había manera de hacerlos retroceder cuando estaban bastante adelantados.
En algún punto los príncipes se habían separado de su madre por todo el caos que habitaba, y es que cuando las alarmas habían sonado y la barrera protectora comenzó a alzarse alrededor del Palacio se supo que la invasión había llegado muy lejos. Vanaheim había dado uso a sus mejores hechizos para burlar la seguridad supuestamente impenetrable de Asgard, el mismo rey dirigía al ejército vanir con el objetivo de recuperar a sus hijos y de paso demostrar su fuerza.
Némesis luchaba ferozmente a las afueras del palacio, cansada, sucia por el polvo y tierra levantada y con sangre ajena cubriendo ciertas partes de su armadura. Maldecía cada segundo por tener un poder tan inútil para estos casos, le hubiera servido si podía manipular el metal o la tierra, le hubiera servido cualquier cosa menos lo que ella tenía: control del vidrio y sus derivados, ¿qué clase de utilidad, por los Padres de Todo, le podía dar cuando se hallaba rodeada de metal?
Su armadura dorada y negra brillaba bajo el sol, su cabellera rubia con trenzas, al igual que su capa, se movía por el viento y el clamor de la batalla. Jadeó por el cansancio desviando una espada que iba dirigida a su rostro cuando las campanas sonaron, desvió su vista hasta el Palacio sabiendo lo que significaba. Habían podido traspasarlos y llegar al castillo. En su distracción y preocupación por sus hermanos, un soldado vanir la golpeo causando que cayera al suelo y se golpeara la mandíbula, su labio se rompió por el golpe. Gruñó apretando la empuñadura de su espada para luego darse la vuelta, aún en el suelo, viendo con odio al vanir frente a ella.
Cuando la iba a atacar el filo de otra espada se introdujo por detrás de su cabeza traspasando hasta salir por su boca, salpicando sangre. El arma fue retirada y el hombre cayó muerto, Némesis levantó la vista viendo que quien la había salvado había sido Vali. Este respiraba agitado, como todos los demás, por culpa del cansancio. Se acercó y le ofreció su mano para ayudarla a ponerla de pie, la rubia no opuso resistencia alguna y tomó su mano.
— El castillo fue... —no pudo terminar ya que el enemigo se acercó a ellos, la espada se había vuelto parte de su brazo y los movimientos más hábiles.
— Majestad, sus órdenes —pidió Vali al acabar con los que estaban cerca de ellos, Ném le echó un vistazo a la gran construcción dorada que se alzaba y asintió para si misma con seguridad por su siguiente plan, volteó para mirar al asgardiano.
— Los príncipes y la reina están en peligro, hay que protegerlos —declaró con voz potente antes de ponerse en marcha junto a un puñado de soldados hasta el Palacio Valaskjálf.
• • •
Los principes corrían por los pasillos como se lo había ordenado su madre cuando vieron a los invasores entrar, aunque no la querían dejar desprotegida habían obedecido a regañadientes. Estaban sin escapatoria cuando entraron a la habitación más cercana, no sabían de quien era pero no les importa mucho dada la situación, y al no tener tiempo de cerrar las grandes puertas los invasores pudieron entrar junto a ellos. Caminaron lentamente de espaldas hasta donde terminaba en un balcón. Por más que Thor quiso hacerles frente, Loki, con más sentido común, se lo había impedido al señalarle que no tenía ningún arma al alcance y sus puños no le servirían de nada.
— Estos dos flacuchos con título real serán unos buenos rehenes —comentó el primero con ojos como salamandras, eran siete en total, con la espada en mano, sucia y escurriendole sangre de la hoja que goteaba con cada paso que daba hacia ellos—. Muir, traelos.
El último hombre parado al final, al que respondía el nombre —o sobrenombre, quién sabe— de Muir, dio un paso hacia adelante para cumplir con las ordenes de su superior. Era un hombrecito delgado y no tan alto como Odín, tenía el pelo blanco cortado en forma de taza y una sonrisa macabra que los asustó mucho más que las espadas manchadas de sangre asgardiana. Sin embargo, ese paso fue el único que dio cuando una espada brillante lo atravesó en el pecho manchando el filo y ahogando al hombre con su propia sangre, su rostro palido de por si mostró las venas sobresalientes por el esfuerzo de mantenerse de pie, más cuando la espada fue retirada cayó al suelo sin vida revelando a Némesis, quien lo había matado, detrás con los Einherjars.
Los dos pequeños príncipes nunca estuvieron tan felices de verla, el miedo se les escapó tan rápido como lo habían agarrado con la simpleza de verla sabiendo que Némesis nunca dejaría que nadie los dañe. Se veía furiosa, sucia por la tierra y cenizas con la sangre ajena manchando esa brillante armadura dorada.
— Ni siquiera te atrevas a tocar a mis hermanos —murmuró con seriedad frunciendo el ceño mientras apretaba la empuñadura de su espada, lista para luchar nuevamente.
Los vanires se pusieron en posición defensiva al igual que los asgardianos y los invasores fueron los primeros en adelantarse. Blandieron sus espadas chocando con los Ases, Némesis dio un movimiento hacia el que intentó atacarla rebanando parte del rostro del hombre, quien soltó un grito de dolor, la rubia dio vuelta pasando su arma filosa en su otra mano para así apuñalarlo en el estómago. La sacó y fue contra otro hombre, vio que algunos de sus soldados estaban cayendo y más ira le entró al imaginarse cuantas vidas inocentes se encontraban cayendo en batalla.
Agarró el brazo de otro, donde sostenía la espada y se lo rompió, el hombre no tuvo tiempo si quiera de gritar cuando Némesis utilizó su larga espada a su favor para cortarle la garganta. Volvió a moverse con rapidez hasta uno de los pocos que quedaba y le estaba dando problemas a un Einherjar ya herido, se deslizó por el suelo pateando sus talones para así derribarlo déjando que el soldado se encargara del resto. No vio cuando el que parecía ser el líder se acercó a ella con la fuerza de un Bilgesnipes* derribandola hasta hacerla chocar con la pared y por ende soltar su espada.
Soltó un quejido por el dolor de espalda producido y en su aturdimiento el hombre la agarró del cuello alzándola hasta que dejó sentir el suelo. Llevó sus propias manos hasta la que la rodeaba queriendo salir de su agarre y recuperar el aire que se estaba yendo.
— Asgard caerá ahora que mataré a la heredera y llevaré a los príncipes, sin legado morirán todos —escupió con todo el odio que sentía sobre los Æsirs, la empujó contra pared cuando la rubia le rasguñó la muñeca con sus uñas.
En su vista borrosa y aún aturdida, tanto por el golpe como por la falta de aire, pudo notar a sus últimos soldados luchar hasta donde daban y a sus hermanos siendo llevados por uno de los vanires mientras lanzaban golpes y patadas que no lastimaban al hombre alto. Esto último la hizo reaccionar, se los estaban llevando y no iba a permitir que nadie los hiciera daño.
— No —soltó como pudo mientras se removía del agarre, intentó golpearlo pero la falta de aire la estaba debilitando y eso a él parecía divertirlo, aunque comenzaba a cansarlo que ella tuviera tanta resistencia por lo que sacó una daga de su cinturón preparado para acabar con todo aquello.
Némesis movió su vista desesperada hasta que chocó con algo brilloso y se dio cuenta en donde estaba, no era metal, era la sala de espejos y cristales que su madre usaba cuando practicaba su magia. Gruñó dejando de arañar al hombre y alzó sus brazos, el vanir abrió los ojos cuando la rubia gritó y sus ojos se volvieron dorados, lo siguiente que pasó fue que cada espejo, vidrio y derivado explotara de su lugar y comenzara a cobrar vida gracias a los poderes de la princesa. La explosión fue tanta que causó que los hombres se resguardaran parando lo que hacían y el que la tenía sujetada la soltara.
Cayó con una rodilla hincada y atajandose con su mano derecha, llevó la mano libre a su cuello enrojecido para masajearlo mientras tocía y inhalaba el aire que se le había ido. Se puso de pie torpemente antes de mirar al hombre aún en el suelo quien la miraba sorprendido, sin tener una idea de lo que había pasado.
— Te dije que no los tocaran —murmuró entre dientes antes de levantar sus manos y que sus ojos se vuelvan dorados para comenzar a mover los cristales que habían quedado en el suelo.
Usando la cuchilla, que había quedado en cada cristal y espejo al romperse, como arma punzante asestó golpes mortales a los enemigos que quedaban en pie empezando claramente por el que la intentó matar. Thor y Loki, que se habían quedado sentados en el suelo, miraron fascinados los movimientos casi artísticos que ella hacía al agitar las manos mientras las cuchillas de cristal volaban por la habitación hasta que finalmente el último hombre cayó.
Némesis respiró agitadamente sabiendo que usar su poder la debilitaba tal vez un poco más de lo necesario, los Einherjar sobrevivientes se levantaron casi igual que ella ayudando a los heridos a ponerse de pie.
— Llevenlos a la sala de curación —ordenó una cansada Némesis, los soldados asistieron y ella no esperó hasta verlos marcharse cuando caminó hasta sus hermanos con rapidez cayendo al suelo de rodillas para abrazarlos—. ¿Están bien? ¿Están heridos? —preguntó separándose para llevar sus manos hasta las mejillas de sus pequeños.
— La herida aquí eres tú —señaló Thor mirando su labio roto y un golpe en la mandíbula, como así su cuello rojo por la estrangulación.
— Estamos bien, Ném, nos salvaste —habló Loki mirando las heridas poco graves de su hermana pero que igualmente le disgustaba. La rubia suspiró aliviada de haber llegado a tiempo como también porque tuvieron que meterse justo aquí, los abrazó de vuelta, se había preocupado mucho por ellos—. Madre, ella...
— Madre está bien —lo interrumpió sobando la espalda de ambos—. Pasé primero por ella antes de venir aquí —volvió a suspirar por el susto de haber pensado que los llevarían de ella, su cuerpo comenzó a dolerle y la batalla que se estaba ganando afuera le dejó de importar. Lo importante eran ellos dos ahora mismo. Escuchó un quejido por parte de Loki y rápidamente lo separó al pensar que sí estaba lastimado pero había mentido—. ¿Seguro que estás bien? ¿Qué te duele?
— Estoy bien, solo que... —suspiró bajando la mirada hasta sus manos, ambas estaban cerradas y en su frustración la abrió desvelando un montón de cristales de color gris brillantes rotos en pequeñas partes, Némesis lo miró curiosa pero confundida al no entender porque parecía importarle a ambos, también un poco culpable porque seguro que ella lo había roto en su ira—. Era tu regalo, se me cayó cuando el hombre me soltó —explicó con tristeza al ver que el primer regalo que había hecho en conjunto con su hermano para ella se había estropeado—. Lo siento, Ném, lo habíamos hecho para ti —ambos bajaron la mirada.
— Aw, mis niños —sujetó las mejillas de ambos para que la miren—. ¿Lo hicieron juntos por mi? —sonrió cuando ellos asintieron—. Estoy muy orgullosa de que hayan hecho algo juntos y también por pensar en mi, no se sientan mal, es la intención lo que cuenta y no importa qué, ustedes ya son mi regalo, ¿entienden?
Asintieron antes de que Thor la abrace nuevamente, entre los tres él era el más sensible aunque lo quisiera negar. Rió levemente por el agarre antes de tomar a Loki del brazo para atraerlo igualmente.
— Feliz cumpleaños, Ném —murmuró el de ropas rojas a lo que ella frunció el ceño separándose ligeramente para verlo.
— ¿Qué?
— ¡Es tu cumpleaños! ¿Acaso lo olvidaste? —exclamó movimiento sus manos desesperado, la rubia abrió la boca al buscar su calendario mental y ver que fecha era. Thor miró a su hermano mientras la apuntaba—. ¡Si lo olvidó! ¿Quién olvida su propio cumpleaños?
Loki no pudo responder cuando Némesis se dio cuenta que el regalo había sido un collar de color gris, el gris oscuro era la combinación del rojo y verde que eran sus colores. Sonrió tan grande por la emoción y los envolvió en un abrazo mucho más cariñoso y lleno de amor que casi los asfixió, sin embargo, ella no los soltó y rió ligeramente agradeciendo a los Padres del Todo, las Nornas y a quien fuese por haberle dado a estos dos seres de luz que alegraban su día a día.
Se olvidó de la batalla, se olvidó que estaba en guerra, ya de todos modos la guerra iba a acabar ese día, no importaba nada. Si los tenía en sus brazos se sentía segura y protegida.
Ese fue el primer cumpleaños de Némesis que se recordó, por el fin de la guerra contra Vanaheim. El segundo más recordado y el más doloroso fue dos años despues, cuando ella ya no estaba y cada día por mil quinientos años Loki era quien seguía creando regalos al vacío espacio donde su hermana solía estar hasta que dejó de hacerlo.
El tercero fue doloroso para Thor, porque ya no los tenía a ambos.
Y finalmente el cuarto fue el más feliz para Némesis, porque había sido su primer cumpleaños en el que volvía a estar con Loki y esta vez juntos en el Valhalla por la eternidad.
¡HOLA, HOLA! ¿QUÉ CLASE DE MILAGRO ACABA DE PASAR? NO LO SÉ, NO ME RECONOZCO.
Este era un especial que debía llegar en el cumpleaños de Ném en noviembre del aÑO PASADO, yo nomas soy la que quiere hacer un extra especial y se tarda cuatro meses en terminar. No sean como yo, amigos. Agradezcamos a la cuarentena en la que estamos, me puse las pilas por culpa de eso.
BUENO, PUNTOS QUE ACLARAR.
• Algunas cosas mencionadas aquí, como la guerra Æsir/Vanir, sucedió en la mitología, la muerte de Mimir y el uso que le dio Odín (usarlo y hechizar su cabeza para que le siga dando consejos) es canon. Ciertas cosas alteré o añadí porque los nórdicos no especificaban con muchos detalles.
• Los Bilgesnipes son las bestias que Thor menciona en The Avengers de 2012.
• El poder de Némesis y por qué verg* no lo usó antes: bueno, porque como ella mencionó, en Asgard no hay mucho cristal o derivado, básicamente es metal y ladrillos, así que nunca tuvo la oportunidad de usarlo en los actos pasados por la falta de estos. En cambio Hela al maldecirla y por cruzar a Hel hizo que ella misma creara su cristal, de ahí el Dark Fay, que por cierto es parte de su poder pero que Odín lo hizo dormir por pensar que era la maldición que le fue puesta. Y pues sí, tenía razón, sí era la maldición por eso le absorbía su vitalidad.
• Lo que intenté hacer aquí fue mostrar la faceta responsable de Ném y en como se emocionaba cuando Odín la tenía en cuenta, resaltar porque cuando se enteró de la verdad reaccionó tan mal y cambió tan rápido. Ella admiraba a su padre que saber lo que hizo y andar como si nada fue un duro golpe. :(
#NémDeservedBetter
Y pues eso, me emocioné mucho al escribir esto aunque tenga partes sad, espero que alguien aún esté por aquí que estaré muy feliz de verlos de nuevo. Muchas gracias por todo el apoyo que le dieron a STT y que algunas personas siguen dándolo. Son los mejores, de verdad, tysm ♡
Espero volver por otro extra btw, extraño a mi bebé, ¿querrían otro especial? Se aceptan sugerencias ahr.
Y nada más que eso, ¡gracias y espero nos leemos pronto! 💛
Mag.
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