⁰⁰³·Déjalo en paz

¿Alguna vez han tenido la necesidad de seguir caminando en un lugar que no conoces a pesar de saber que tal vez nunca saldrías de ahí? JungKook obtenía este tipo de sentimiento en ese instante, hace un tiempo indeterminado que ningún reloj podría contar llevaba caminando en una obscuridad total, a su imagen no veía paredes, ni techo, ni suelo, como si alguien le hubiera tapado los ojos y él avanzaba ciego e ignorante de este hecho, pero él seguía avanzando por razones que no comprendía, a conclusión pudo saber que el lugar era grande porque podía escuchar cada paso que daba resonar en un eco por un par de segundos para después perderse en el vacío de su entorno.

Llegado a un momento se preguntaba porqué seguía caminando, como si sus pies no le hicieran caso no acataban la orden de detenerse, se sentía desconcertado frunciendo el entrecejo viendo su estúpido caminar, alzó la vista y su rostro cambió a uno de sorpresa, entre la oscuridad infinita observó un cuadrito de luz proveniente del suelo, está vez el control regresó a su cuerpo y pudo correr hasta aquel centro de luz y detenerse cuando lo tuvo a sus pies.

Se puso de cuclillas observando la reja que le impedía la vista total de lo que provocaba aquella luz, sin embargo era tan mínimo el impedimento que hasta podría pasarlo por alto. Enfocó su vista a la habitación que había bajo suyo, extrañamente le resultaba familiar, desde el concepto tradicional que contrastaba con muebles no tan tradicionales y al chico que dormía bajo las sábanas crema de la cama, así que luego de captar por unos segundos la imagen abrió los ojos en grande dándose cuenta que era su habitación y que lo más probable es que el chico durmiente era él.

Sus vellos se erizaron, ¿por qué se estaba viendo a sí mismo? Vagó su mirada a otra parte de la habitación notando a un hombre alto mirándolo –a su yo durmiente– desde los pies de la cama, no podía verle el rostro, sólo notaba el detalle de una gran cabellera roja, y a pesar de esto lo que más le perturbaba era que no hacía nada, sólo estaba ahí parado, mirando, como si se tratara de un maniquí. Fue entonces que vio su otro cuerpo moverse hasta quedar sentado, haciendo contacto visual con aquel hombre sin mostrar reacción alguna, JungKook pensó que si alguna vez encontraba a alguien observándolo mientras dormía probablemente gritaría del susto, luego su otro rostro giró hasta mirarle fijamente. De repente sintió un frío recorrerle el cuerpo mientras observaba su propio rostro demacrado con ojeras oscuras y una mueca triste notaba su presencia observante desde el techo.

Entonces le habló, sus labios modularon una corta palabra, y entonces como si fuera un cuadro comenzó a quebrarse, al pelinegro le comenzó a doler la cabeza de tal forma que inútilmente se la agarró esperando apaciguar el dolor, pero en cambio incrementó la dureza del sentir como si alguien te golpeara repetidas veces con un mazo hasta que le hizo desmayarse.

Y entonces despertó.

Un rayo de sol directo de la ventana, chocaba en su rostro lo que provocó que sus ojos comenzaran a abrirse, pestañeo unos momentos olvidando todo, se sentó en su cama desperezándose observando que frente suyo no había nada y al mismo tiempo recordando de golpe todo su sueño.

Kim... —susurró casi sin voz recordando lo que su otro yo le había dicho.

❦✠❦

Era un lunes por la mañana cuando JungKook se dirigía a su academia mientras sentía el frío viento golpeando su cara y la fuerte música dejándolo sordo del sonido externo. En el fondo quería despejar su mente pero sólo llegaba la misma pregunta ¿Qué era un Kim? ó tal vez ¿Quién era Kim?, ¿quizás el misterioso hombre que vio en el mismo sueño, o quizás fue lo más random que su cerebro en estado REM se le ocurrió poner?, como sea, JungKook quería dejar de pensar en aquel sueño que tuvo ese fin de semana, olvidarlo como usualmente olvidaba todos los demás pero este lo tenía muy clavado en la memoria y no sabía porqué.

Al llegar frente a la academia, tomó su patineta en su brazo y procedió a entrar esperando que está vez no llegaría tarde a la primera clase del día, dejó todas sus cosas en el casillero y sacó las necesarias para finalmente marcharse a la sala donde le tocaría clases, hace una semana que llevaba ahí y aún no había tenido la capacidad de ser amigo de alguien, se encontraba solo entre un montón de ricachones, aunque claro no es como si él tampoco lo fuera pero a diferencia de la mayoría JungKook jamás había sentido la avaricia del dinero que, usualmente, controlaba el narcisismo de la mayoría.

Llegó a su primera clase, siendo el primero en entrar se acomodó en el mismo puesto que había tomado la última vez y sacó un cuaderno para dibujar a espera de los demás, su lápiz comenzó a trazar líneas que de apoco tomaron forma, la misma forma del conejito que le obligaron a borrar de su casillero, poco a poco comenzó a dibujarle amigos a ese personaje con formas peculiares o con apariencias de otros animales, «ah, quizás debería comenzar a buscar a algui-»

—¡Eso es muy lindo! —una voz suave interrumpió sus pensamientos y al mismo tiempo lo sobresaltó haciendo que soltara su lápiz, giró su rostro para ver quién le dirigió la palabra observando a una chica de cabello largo castaño con una chasquilla, finos rasgos y labios carnosos pintados de un rojo suave.

JungKook se había quedado mudo ante la linda chica que estaba observando su dibujo, se sentía medio idiota tanto así que ni siquiera pudo articular una palabra al respecto más que un prolongado «aaa».

—¡SooJin, ven! ¡no te juntes con ese! —escuchó como a lo lejos otro grupo de chicas le hablaron a ésta, quien al ser llamada pasó su mirada entre sus amigas y el "chico de los dibujos", pareció dudar sobre sus acciones quedándose un tiempo quieta para asimilarlo finalmente sacudió su mano despidiéndose y se fue con su respectivo grupo.

JungKook se sintió embobado, sacudió su cabeza despejando sus pensamientos de aquella linda chica y fijándose de que el profesor había llegado, decidió centrarse completamente en la clase.

❦✠❦

El sonar de la campana era glorioso luego de una clase tediosa de matemáticas, aunque a diferencia de sus compañeros él salió con más tranquilidad de la sala siguiendo el monótono camino a su casillero, en el transcurso no pudo evitar notar como todos parecían encajar en algún grupo, hizo una mueca pensando en lo solitario que le hacía sentir eso. Recordó a sus amigos de Busan, los cuales muy amigos no eran pues ya no se veían y habían perdido el contacto en el momento que JungKook puso un pie en Seúl.

Puso la clave de su casillero y abrió la puerta guardando las cosas que ya no necesitaba y sacando las que le servirían en su siguiente clase, pero antes de sacar su cuaderno el casillero fue cerrado bruscamente.

—Hola, rueditas —y obviamente fue acompañado de esa tediosa voz acompañada de risitas, JungKook miró con desagrado a ChanYeol pero en un esfuerzo de ignorarlo la regresó a su casillero dispuesto a abrirlo nuevamente—. No, no, no. No puedo permitir eso —dijo presionando su mano encima de la puerta con más fuerza al ver el intento del pelinegro—. Verás, he notado que aún traes esa tabla de vándalo, y que la guardas aquí —su dedo índice tocó un par de veces haciendo resonar el metal—, así que, en un acto de buena fe, yo y mis amigos vamos a quitártela —terminó de decir con una gran sonrisa digna de alguna propaganda.

JungKook miró incrédulo al más alto, pasó su mirada por sus acompañantes notando al chico de cabellos rosas mirando entre ellos, obviamente siendo parte del grupo del más alto. El pelinegro frunció el ceño queriendo decir algo pero sin saber realmente qué decir ¿estaba de joda, no? Fue entonces que ChanYeol avanzó un paso empujando a JungKook para poder tener acceso al casillero, el más bajo casi desesperado iba a quitar al castaño de ahí pero fue sostenido por otros dos chicos, lamentablemente más fuertes, para que no hiciera nada.

—Ya déjenlo en paz, chicos —una voz, algo ronca y sutilmente grave, externa al grupo habló interrumpiendo el acto de ChanYeol y captando la atención de los demás. El más alto giró su cabeza para afirmar de quien se trataba bufando cuando confirmó sus sospechas.

El pelinegro dirigió su rostro al recién llegado, un chico de cabellos castaños claros, un rostro delicado que contrastaba con una expresión seria, llevaba vaqueros rotos, camiseta blanca y una camisa cuadrille, era de baja estatura en comparación a la mayoría de los presentes pero parecía ser una amenaza por las reacciones de los demás y el enojo evidente de ChanYeol ante su presencia.

—Min YoonGi, te sugiero que no te metas.  

—Y yo, te sugiero que pares este show a no ser que quieras quedar fuera del equipo para el siguiente juego, Park.

Hubo un silencio del cual sólo se escuchó una respiración profunda que denotaba ira, ChanYeol cerró de un portazo el casillero, el cual acababa de abrir, y con un breve «vámonos» se marchó de la escena no sin antes mirar mal a JungKook y mascullar un "maldito enano" mientras se iba. El pelirosa fue el último en irse mirando por un momento a YoonGi hasta que se vio obligado a seguir al grupo.

YoonGi se acercó a JungKook quien estaba levemente impactado de que alguien tan pequeño pudiera intimidar a un gigante como ChanYeol.

—Hola, soy Min YoonGi —el castaño claro se presentó estirando su mano acompañándolo con una sonrisa—. Tú eres el nuevo, ¿no? un vándalo según dicen las malas lenguas.

—Jeon JungKook —el pelinegro contestó tomando la mano ajena como saludo y soltándola al instante—. Sí, soy el nuevo y no, no soy un vándalo —respondió—. Ahm, disculpa pero cómo...

—Alejé a un tipo que es el doble de mi tamaño? —completó, viendo al contrario asentir—. Ser capitán del equipo de básquet tiene sus beneficios —sonrió, en cambio Jeon abrió la boca sintiéndose impresionado, queriendo hacer una pregunta que, por supuesto, no fue hecha porque fue interrumpido—. Si vas a preguntarme por qué soy capitán del equipo de básquet siendo que soy el de menor estatura dejaré de considerar querer ser tu amigo.

«amigo»

Al menor pudo jurar que le brillaron los ojitos, apretó sus labios evitando que saliera la pregunta de la que fue advertido, entonces formuló otras palabras.

—De seguro eres genial en básquetbol para ser nombrado capitán —le dijo sacando una sonrisa de parte del contrario.

Min YoonGi resultó ser unos meses mayor que él, por lo tanto tenía el lujo de llamarle Hyung, era muy bueno en básquetbol y era como un lobo solitario en este lugar, al igual que JungKook por lo que forjar una amistad con alguien como YoonGi sonaba bien, a parte que su breve conversación durante el recreo había fluido tan bien que JungKook logró sorprenderse.

Al sonar el timbre, ambos tenían una clase distinta separando sus caminos por entonces se despidieron con un breve "te veré en el almuerzo". Alegre se fue hasta su siguiente clase, pero como la vida no está a favor de JungKook aquello no fue posible, sintió como alguien tiraba de él hasta estar dentro del armario del conserje, escuchó la puerta cerrarse y entonces, gracias a la leve luz del lugar, se encontró al pelirosa, quien lucía molesto.

—¿Qué te dijo?

—¿Quién me dijo qué?

—¿Con quién más tú hablarías? Por favor —habló burlón—, hablo de Min YoonGi.

—Ah, nada en especial sólo fue agradable conmigo... —JungKook ni siquiera sabía por qué él debería responderle pero sólo quería irse de allí.

El pelirosa le miró con el ceño fruncido, cruzando los brazos lanzó un pequeño bufido para luego decir:— YoonGi siendo agradable, no te creo —evidentemente escéptico.

—¿Quién eres tú para saber si él es agradable o no? —se atrevió a preguntar notando como el otro se arreglaba el cabello mientras levantaba una ceja después de su pregunta.

—Soy Park JiMin, y por supuesto que sé si él es agradable porque soy su... —se detuvo así mismo, desviando la vista pensando en algo que le hizo dar una media sonrisa mientras asentía para sí mismo—. Ah, olvidalo, no soy nada de él, no sé si él puede ser agradable —aseguró pero regresando una mirada dura hacía el contrario—. De todas formas ni creas que él te habló porque quiere ser "agradable" contigo, fue porque yo sé lo dije.

—¿Tú se lo dijiste? —JungKook abrió la boca sorprendido y algo decepcionado.

Hubo un silencio luego de su pregunta.

—...No, pero estoy seguro que fue por mi causa —JungKook quedó algo confundido ¿por su causa? Aquel pelirosa evidentemente conocía a YoonGi y no sabría decir qué tipo de relación era—. Sabes qué, no importa, me voy.

JiMin abandonó el armario dejando al pelinegro solo en él. JungKook pudo jurar que esa era la situación más extraña que había tenido, lentamente se dio cuenta de lo pequeño que era aquel lugar, a él nunca le gustaron los lugares pequeños, no desde que su hermano mayor creyó que encerrarlo en un armario por cinco horas cuando era tan solo un retoño de la vida sería divertido. Respiró profundo saliendo de allí para apresurarse en llegar a la clase.

❦✠❦

El resto de su día transcurrió con normalidad a pesar del leve regaño que obtuvo de su profesora, sin embargo JungKook se sintió algo incómodo pues la clase la compartía con JiMin y no podía evitar sentir que el pelirosado no dejaba de mirarlo.

La situación no cambiaba mucho cuando llegó el almuerzo, YoonGi se sentó a su lado como le dijo, continuaron hablando de algunos temas que pasaban pero en la mente de JungKook se preguntaba porqué JiMin diría que él no es agradable, para él lo era, el mayor parecía ser una persona relajada.

Cuando el comedor estaba casi vacío y sus bandejas de comidas ya yacían completamente vacías fue cuando el pelirosa llegó a sentarse frente a ellos desviando la atención a él.

—Veo que al final conseguiste un amigo ¿no es así, YoonGi? —dijo apoyándose en su mano sin dejar de mirar al susodicho.

—Eso no te incumbe, JiMin —respondió de manera tosca el castaño claro devolviéndole el celular a JungKook, acababan de intercambiar números.

—Uy, ahora van intercambiar números y hacerse amiguis de por vida, miren me dan ternura —las palabras resonaban con burla—. Ahora falta que hagan una pijamada en la casa de JungKook mientras se trenzan el cabello.

El mayor tomó una profunda respiración buscando calma, a la vez que JungKook se sentía como la tercera rueda, totalmente incómodo, definitivamente esos dos se conocían y no parecían tener la mejor de las relaciones.

—Aunque claro —continuó JiMin—, no puedes hacer eso sin saber dónde vive. Dime, JungKook, ya que eres nuevo ¿dónde vives? —de repente la atención cambió a él, no sabía si responderle pero YoonGi le miró realmente curioso lo cual fue suficiente para hacerle responder.

—Uhm... no vivo lejos de aquí, es como a ocho cuadras en un barrio lleno de casas estilo clásico y, creo que la mía es la más grande...

—Joder, ¿vives en la casa de Kim TaeHyung? Pensé que nunca la venderían —mencionó el pelirosa fuera de su burla, verdaderamente sorprendido.

—¿Quién es Kim TaeHyung? —preguntó al ver la reacción del contrario.

Los dos chicos más bajos que él y de relación complicada abrieron la boca mirándose entre sí, aparentemente incrédulos.

—¿De verdad no conoces la historia? —más calmado, JiMin fue el que pregunto aquello, el pelinegro meneó la cabeza indicando la negativa—. YoonGi, te sabes mejor la historia que yo, cuéntale —de repente él le hablaba con simpatía.

—Uh... bien —el contrario comenzó, JungKook le miró con toda la intensión de escuchar la historia tras su nuevo hogar—. Hace muchos años quizás siglos, no sé cuántos no me preguntes, se dice que encontraron el cadáver de un joven tirado en su habitación, su muerte fue desconocida y extraña ya que nunca se supo cómo murió o si alguien fue el provocante de aquello, antes de su funeral su cuerpo desapareció lo que dejó desconcertada a la familia y para más nunca fue encontrado. Sin embargo el alma no fue a ningún lugar quedando estancada en la tierra y vagando principalmente en su dormitorio, la familia harta de la presencia del fantasma de su hijo llamaron a una mujer con fama de ser bruja para que esta lo sacara de la casa, ella lo intentó pero la bruja cautivada por el encanto del fantasma se enamoró de éste, dándole un montón de dones como muestra de su amor, cumpliendo caprichos del fantasma, uno de estos: la capacidad de viajar más allá de su habitación. A su pesar el fantasma la traicionó, este distorsionó su vida hasta que la bruja explotó en ira y le conjuró una maldición, muy diferente a la libertad que le había cedido, lo encerró en un espejo con la incapacidad de salir por su cuenta, obligado a vivir sólo en lo que el espejo reflejaba —«wao» fue el primer pensamiento de JungKook luego de escuchar aquello.

—Lo más emocionante es que hay una forma de conjurarlo, o sea, de sacarlo del espejo —agregó JiMin—. Se dice que a media noche en una habitación oscura y con la leve iluminación de velas, debes decir su nombre tres veces frente al espejo —en ese momento JungKook tragó duro, sintiendo su pulso acelerarse «decir su nombre tres veces frente al espejo»—. Bien, este sujeto se llama Kim TaeHyung, y ya sabes como va "Kim TaeHyung, Kim TaeHyung, Kim TaeHyung " tres, pero no funciona, ya lo intenté —el pelirosa agregó con decepción haciendo un puchero luego de eso.

—Eso es porque tú y todos los demás que lo intentan lo hacen en cualquier espejo y la verdad es que nadie sabe en que espejo fue encerrado o ¡si es que sea real esta historia! —exclamó YoonGi.

—Hay un espejo en mi casa —agregó el menor, recordando ese molesto espejo que desistía a salir de su pared.

JiMin se mostró intrigado, sonrió emocionado dirigiéndose a JungKook y acercándose un poco demás al susodicho— Podrías intentarlo, ¡sería emocionante!

—Uh, ni siquiera creo que sea real, JiMin —al escuchar esto el nombrado masculló «eres un aburrido»—. JungKook no tienes que hacerlo —dijo mirando directamente al nombrado—, es una historia famosa pero eso no significa que sea verdad.

Antes de poder decir lo que pensaba sonó el timbre indicando la hora de volver a clases, las últimas del día.

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