3. Viejos Amigos
POV Narrador
Luego de visitar y "arreglar" las cosas con Marinette, Adrien regresó a la mansión. Se sentía entre las nubes, esa angustia con la que llevaba años lidiando por dejar las cosas inconclusas al fin se había liberado.
—Hola, Adrien —Saludo su padre con cierto atisbo de enfado en su tono —Recuerdo haber dicho que no te tardarás demasiado... Tuve que invitar a cenar a los ejecutivos ya que mi irresponsable hijo, el futuro rostro de Gabriel's, no llegó a tiempo para la junta.
—Lo siento, me llevó un buen rato hacer que Marinette me perdonara —Se dejó caer en la silla junto a su padre —¿A qué hora llegan?
El hombre miró el reloj de su muñeca con tranquilidad.
—Aun es temprano, deberían de llegar en una o dos horas —Respondió junto con un suspiro frustrado —¿Cómo te fue con Ladybug?
—Papá, llámala por su nombre —Advirtió el joven Agreste —Y si, está bien —El hombre de lentes abrió el periódico y comenzó a ojear las noticias.
—Podrías invitarla a cenar —Dijo sin despegar los ojos de aquellas grisáceas hojas —Como una señal de paz, no quiero tenerla con un ojo encima todo el día.
—Me encantaría invitarla pero ahora está comprometida —Gabriel miró a su hijo con una ceja en alto.
—Entonces que traiga a su prometido —Respondió con un tono de obviedad.
Adrien sintió esa respuesta como una traición por parte de su progenitor, él sabía mejor que nadie lo que sentía por la chica.
—¡Papá!
—¿Qué quieres que te diga, hijo? —Bajo el periódico y lo miro con seriedad —Si ya está comprometida no hay nada que puedas hacer —Levanto un dedo como advertencia cuando vio una respuesta reflejada en el rostro de su niño—Ni se te ocurra intentar nada estúpido en su relación, no te crié para ser un rompe hogares.
—¿Rompe hogares?¿En serio? —Lo miró con incredulidad —Ni siquiera están casados...
—Aún —Corrigió el hombre —Si realmente la quieres, entonces estarás feliz por su elección.
—Es muy fácil decirlo para ti —Se defendió cruzado los brazos como un niño pequeño.
Gabriel se quitó los lentes y frotó sus párpados con frustración, Adrien sabía bien que eso significaba que estaba por contar algún recuerdo de su madre.
—Sabes, cuando aun estudiaba en la universidad, estaba enamorado de una jovencita hermosa... Pero ella se comprometió con un novio de aquel entonces —El rubio puso los ojos en blanco —Yo estaba realmente frustrado por aquello y me creí un listillo, como tú, pensando que si forzaba un poco las cosas ella rompería su compromiso...—Su hijo lo interrumpió golpeando la mesa.
—¡Es un caso totalmente diferente!
—¿Eso crees? —Esperó una respuesta, pero el joven se quedó en silencio —Cuando estaba decidido a poner en marcha mi plan para separarlos, la ví a ella —Gabriel suspiró con nostalgia y tristeza —Estaba tan feliz que no me atreví a siquiera mirarla con otra cosa que no fuera empatía.
Adrien no se tragó ni una sola de sus palabras, sabía que su madre jamás se había comprometido con alguien que no fuese su padre, ella misma le había contado que Gabriel había sido su primer y uníco amor, que se enamoró de aquel hombre en cuanto lo vio cruzar el umbral del salón donde estudiaban.
—¿Y sabes que sucedió luego? —El chico negó de mala gana —Esa chica se casó y, a pesar de estar dolido, pude disfrutar de su felicidad. Unos meses mas tarde me encontré con una mujer que realmente me hizo agradecerle a Dios por no haber intervenido en el compromiso de mi antiguo amor... Tu madre fue todo lo que necesitaba y no fue precisamente la primera mujer de la que me enamoré.
—¿Entonces dices que Marinette no lo vale? —Preguntó alzando ambas cejas.
—No digo eso, para mi esa niña fue mi pesadilla personal durante años y por ello la admiro, pero creo que tal vez tú mereces tener la oportunidad de conocer nuevas mujeres, alguien con quien sentar cabeza.
Adrien se miró las manos con tristeza, no quería buscar otra persona, tanto en su cabeza como en su corazón cabía solo Ladybug y no había mujer que la igualara.
—Pero yo la amo...—Su padre le apretó el hombro para consolarlo.
—Adrien, tanto tú como ella merecen ser felices —Dijo con preocupación —Si ella pudo serlo entonces tu también.
El más joven de los Agreste separó la mano de su padre de manera brusca, el hombre se sorprendió por aquella acción tan repentina e impropia de su niño.
—¡¿Por qué te importa tanto que ella sea feliz?!¡Se supone que tu hijo soy yo! —Se levantó casi tirado la silla hacia atrás —Deberías entenderme.
—¡No me importa su felicidad! —Dijo levantando la voz el hombre de lentes —¡Tú eres el que me importa!¿Acaso crees que quiero verte sufrir? Sólo intento que veas que no es el fin del mundo.
El rubio quiso gritar, patear todo lo que tenía delante, por fin sus verdaderos sentimientos salian a la superficie.
Se había estado reprimiendo todo el día, sentía un agujero negro formándose en su interior y le provocaba querer odiar al mundo por las decisiones que había tomado, por más santas que éstas hubieran sido.
Su padre lo rodeó con los brazos y lo pegó a su pecho, Adrien siquiera se había percatado de que había comenzado a llorar en su lugar.
—Siento como si me la hubieran arrebatado de mis propios brazos, papá —Lloró el joven de ojos verdes.
—Entiendo como te sientes pero debes aprender a superarlo...
—¡Ya corta con esa historia! No es lo mismo —Se quejó aún sin apartarse.
—Estoy hablando de lo que sentí cuando tu madre se fue —Susurró sorprendiendo al chico —Se lo que es sufrir y por culpa de ello casi arruino lo poco que quedaba de mi familia... No sigas mis pasos, tienes que aprender a superarlo.
Una parte de él quería golpear a su progenitor por siquiera considerar la posibilidad de que se volviera un psicópata como él lo hizo, pero otra no podía dejar de agradecer la relación estable que compartía con su padre. Al menos de esta forma ya no se sentía completamente solo, ahora tenía un consejero y un hombro en el cual recargarse cuando las cosas salieran mal.
—Gracias, Papá —Susurró con un nudo en la garganta.
〈↠❀↞〉
Luego de la cena y una larga y tediosa conversación con los ejecutivos, al fin Adrien pudo dejarse caer en su cama. En cuanto tomó su celular noto varios mensajes amontonados en la casilla, todos del mismo número desconocido.
"–Agreste, si te atreviste a regresar a París y no pasaste siquiera a decir hola, déjame decirte que estás en jodidos problemas."
"–¡Hola Adrien! Espero que no estés ocupado, quiero hablar contigo."
"–Alya me dijo que te apareciste en la casa de Marinette."
"–¿Viniste por la boda?¿Cuánto tiempo estarás aquí?."
"–Demonios, debí de decirle a la asistente de tu padre que quería hablar contigo."
Ninguno de ellos decía el nombre del remitente y aquello le provocó una risa, ya se imaginaba de quién podría tratarse.
Envió un simple:
"–Hola Nino" y en cuestión de segundos la respuesta llegó.
"–Llámame, idiota."
Marcó y se llevó el teléfono al oído mientras esperaba a que el hombre contestase.
—Espera un segundo —Susurró desde el otro lado de la linea —Bien, ahora si. ¡Agreste, maldito desgraciado!¿Donde diablos te metiste todos estos años?
—Hola Nino, tambien me complace poder charlar contigo —Respondió de manera sarcástica el joven muchacho —Me agrada que te preocupe mi paradero de los últimos cinco años...
—Dios, nos debes una explicación a cada uno —Se quejó —¿Tienes una idea de lo desesperante es querer contactar contigo y lo único que recibamos de respuesta sea "Lo siento, Adrien aun sigue en su viaje pero lo mantendremos al tanto"? —Imitó una voz femenina.
—Lo siento, ¿si? —Respondió el rubio —Tuve algunos asuntos que resolver con mi padre, empezando por el hecho de que solo intentaba volverlo a convertir en un humano con sentimientos.
—Ya, enserio —Advirtió —¿Que te sucedió?
—Es enserio, mi padre y yo nos fuimos a reparar nuestra familia —Dijo con total seriedad —Las cosas estaban muy mal en ese tiempo, puedes intentar entenderme o simplemente mandarme al demonio —El rubio espero una respuesta, no se sentía con el animo para rogarle a alguien mas.
—¿Estas ocupado ahora? —Adrien miro el reloj de su muñeca con en entrecejo fruncido.
—Son las doce y media, Nino. ¿Quién puede estar ocupado a estas horas? —El ex-compañero del chico soltó una risa que relajó un poco mas al ojiverde que ya veía esa conversación como una amistad perdida.
—Escucha ricitos de oro, te veo en veinte minutos en nuestro punto de encuentro —Se aclaró la garganta, era notorio que el chico quería fingir seriedad pero la voz estaba delatando lo emocionado que se sentía —Si es que lo recuerdas, claro...
—¿El viejo bar frente al sena? —Su amigo respondió con un simple sonido —¿Todavía sigue abierto esa pocilga?
—Cuidadito con tus palabras — Advirtió con diversión Nino.
—De acuerdo, te veo en veinte —Sin mas finalizo la llamada y se puso de pie.
Se cambio el elegante traje por una camisa negra y unos jeans azules, se calzo los borcegos que tanto adoraba y tomo una chaqueta para luego salir de la mansión.
Se subió a su Jeep y se apresuró a salir del terreno antes de que su padre saliera a interrogar a donde pensaba ir. Para suerte del rubio, el viaje fue corto y sin ninguna complicación mas de la que presentaba donde estacionar su camioneta.
Al entrar en el bar la peste le invadió las fosas nasales, provocando que frunciera el entrecejo con desagrado. Él odiaba aquel sitio con cada fibra de su ser pero su amigo lo amaba desde que eran dos adolescentes en busca de revelarse contra las estúpidas reglas de sus respectivos padres, siempre intentó convencerlo de ir a un sitio de mas calidad pero nunca tuvo suerte.
Se sentó en uno de los taburetes de la barra y observo a la gran cantidad de personas que se amontonaban en aquel sitio de mala muerte, buscó a su amigo con la mirada pero parecía no haber llegado aun.
—¿Vas a pedir algo, muñeco? —Preguntó una mujer con un escote tan grande que dejaba poco a la imaginación.
—Una cerveza —Respondió mientras sacaba su cartera.
—Que sean dos —Pidió un tipo que se posiciono a un lado de él.
Adrien levanto la vista a aquel alto sujeto que tenía la voz similar a la de su amigo y este le sonrió ampliamente.
—Hola, princesita —Saludo alzando las cejas por la emoción y extendiendo los brazos a cada lado.
—¡¿Nino?! —Se puso de pie y se sorprendió al ver que su amigo era notoriamente mas alto que él —¿Dios, donde quedo el enclenque de mi amigo?
No solo era mas alto, sus músculos se marcaban con facilidad en la camiseta blanca que parecía quedarle pequeña, sus lentes habían desaparecido y una ligera sombra de barba le oscurecía la mitad del rostro.
—¡Mírate!¡Ya pareces un hombre y todo! —El castaño abrazó a su amigo y este le correspondió el gesto.
—¿En que momento creciste mas que yo, hombre? —Preguntó divertido mientras ambos tomaban asiento en los taburetes.
—La madre naturaleza es sabia, hermano —Bromeo el morocho poniendo una mano en el hombro del chico.
—¿A donde fueron tus lentes? —Nino por instinto toco el lugar donde debían estar.
—Si, ahora debo usar lentes de contacto —Torció la sonrisa y se encogió de hombros —Alya me recomendó usarlos a menos que quiera tener que sufrir de una docena de lentes partidos por culpa del bebé.
—¿Bebé? —Casi en el instante en que la palabra salió de sus labios, la imagen de la morocha con el vientre de embarazada le regreso a la mente —¿No me digas que vas a tener un niño?
—Una niña —Corrigió con orgullo resplandeciendo en sus ojos —Alya apenas tiene cinco meses pero no veo la hora de que nazca.
Adrien lo abrazo nuevamente y le dio unas fuertes palmadas en la espalda, felicitándolo por la nueva noticia.
—¡Que bien por ustedes! —Exclamó emocionado.
—Si, ella estaba muy feliz cuando al fin logro quedar embarazada —Suspiro con alivio —Nos llevo casi un año concebir al bebé, esa mujer tenía la loca idea de quedar embarazada luego de la boda.
—Vaya, también eres hombre casado —Dijo riendo mientras tomaba la botella de cerveza y la guiaba hasta sus labios.
—Si, intenté contactarte hasta último minuto pero nunca lo logre —Desvió la mirada a la barra e imitó la acción del rubio —Quería que fueras padrino.
—Lo lamento, de verdad que lo hago —Era como la sexta vez en el día que repetía esa frase y ya comenzaba a convertirse en unas palabras bastante tediosas —Sinceramente, siento que ya no encajo aquí.
El morocho asintió, comprendiendo a su amigo.
—Bueno, al menos estas de regreso y espero que te quedes un buen rato —Lo animo mientras volvía a darle unas palmadas en el hombro —Además tal vez puedas estar presente cuando mi niña llegue al mundo... De esa manera perdonaré que te hayas escapado sin decir ni media palabra.
—Claro que me quedare —Respondió dándole un largo trago a su bebida —¿Sino quien te filmará mientras lloras como una niñita?
—Primero Alya y ahora tu —Cruzo sus brazos fingiendo enfado —¿Que les hace creer que lloraré? Yo creo que ella será la que derrame lágrimas.
—¡Y con todo el derecho del mundo, hermano! Ve tu a parir un bebé y sin derramar una — Ambos chicos soltaron una carcajada —Dios, me hubiera encantado estar presente cuando se lo dijeron a Mari, seguro que ella si lloró como una magdalena —Esta vez el que continuo con las carcajadas fue el rubio solo.
Nino se removió incómodo y su expresión cambio rotundamente, su amigo no lo noto hasta que acabo de reír, la confusión lo invadió rápidamente. ¿Acaso su chiste había estado fuera de lugar?
—Créeme cuando te digo que no querías estar allí cuando Marinette se enteró del embarazo de Alya.
—¿Y eso por qué? —Alzo las cejas tratando de encontrar el motivo para que la peliazul fuera motivo de incomodidad para su amigo —Ella y Alya siempre fueron mejores amigas...
—Si... ¿Recuerdas que te dije que Alya quería quedar embarazada en cuanto nos casaramos? —El chico asintió sin comprender que relación tenia con su amiga —Ella tenia la loca idea de que nuestro bebé naciera el mismo año que el de Mari.
—No entiendo... —Nino apretó los labios y dirigió la vista a su botella, la cual empezó a sacudir lentamente entre sus manos.
—Escucha, no repitas ni una sola palabra de la que te estoy por decir, ¿si? —Pidió con preocupación —Hace unos dos años Marinette quedo embarazada de Luka, su prometido.
Geeeelooou seniurs, qué tal todo?
Que les está pareciendo esta historia? Espero que no se quejen demasiado por qué ya la tengo escrita hasta el capítulo 13 más o menos :v pls no quiero ponerme a cambiar todo, sean piadocitas.
Cambiando un poco de tema, en el capítulo anterior vi muchas de ustedes les parecía que Marinette lo perdonó muy rápido y que no debió ser así, dejenme decirles que lo sé y es aproposito. Más adelante se van a dar cuenta porqué fue así, porqué ella está tan desesperada.
Aaaaah se los quiero decir pero no debo, voy a arruinarlo sino. Creeeeeo que en el capítulo seis o siete se dice el porqué, tengan paciencia y lo verán 😄
Well, hasta aquí por hoy nos vemos próximamente.
Besitos 😘
PD: a 4 seguidores de llegar a los 1k tal vez haga haga algún especial de alguna de mis historias cuando eso pase 😗
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