Sidestory IV: El erizo

bueno, en un apocalipsis no todo es flores y arcoírises, así que, aquí les traigo más tristeza :'v
el siguiente tal vez ya no sea tanto xD 
y después de los sidestories volvemos a la historia principal, así que tranquilas, la tristeza no durará mucho :'v
y... como me encanta ponerle feeling (?) les dejo otra música para que escuchen mientras leen xD
(sí, ahora sí ya me acordé de poner el jodido video ;_;)
en fin, las dejo leer~ y llorar~ xD

#############

-un año atrás-

Hace unos meses que había comenzado la infección en el mundo entero. Era cuestión de tiempo, en estos momentos estaba llegando a Suiza.

—Vash, ¡necesitamos refuerzos en la frontera! —habló el comandante a través del intercomunicador.

Vash estaba camino a la capital para ayudar a las personas a ubicarse en los refugios. Y más que por cualquiera, iba por su hermana.

—Entendido comandante, enviaré refuerzos, en estos momentos no puedo ir —contestó firmemente el rubio.
—Entendido Vash, esperaremos los refuerzos.

—A todas las unidades que se encuentren disponibles cerca de la frontera, necesitan refuerzos en este preciso instante, ¡vayan de inmediato! —ordenó a través de la frecuencia.
—Recibido sargento, las unidades van en camino.

Condujo el vehículo militar con los soldados lo más rápido que pudo hasta llegar al edificio establecido como refugio.

—Traigan a todas las personas que encuentren por el camino y que no estén infectadas, asegúrense de que ningún infectado se infiltre, ya saben qué hacer con los que aún no se convirtieron en muertos vivientes pero han sido contaminados por uno —ordenó el suizo con toda la seriedad que le caracterizaba.

Los soldados bajaron del vehículo, y él fue a la casa donde vivía su hermana menor, Lili.

Al bajar del vehículo, con su rifle tuvo que matar a varios infectados que venían encima de él antes de poder sacar a su hermana de la casa. Lili había hecho lo que le dijo su hermano, había cerrado puertas y ventanas, y derramó mucho alcohol cerca de los orificios de la casa para que los infectados no detectaran su aroma.

—¡Lili! ¡Abre la puerta, ya es seguro! —gritó desde afuera para que la chica lo escuchara.

Estaba en guardia, muy atento, apuntando a cualquier dirección de donde pudiera aparecer algún infectado, parado de espaldas a la puerta, para proteger a su hermana de aquellos monstruos.

—De acuerdo hermano, ¡la abro ahora! —acto seguido escuchó tras él el sonido de la puerta abrirse.
—¡Sube al vehículo ahora! ¡Rápido! Te voy a llevar a un lugar seguro.

La chica corrió hasta el vehículo y se subió en él de inmediato, cerrando el lado de su puerta. Venían más infectados tras ellos, y en unos minutos Vash acabó con todos los que pudo, cuando estaban fuera de peligro subió al vehículo y condujo lo más rápido que pudo hasta el refugio.

Bajó de la camioneta y fue hasta el lado de Lili para ayudarla a bajar. Tomando fuertemente su mano, entraron al edificio.

—Me alegra tanto saber que estás bien —Lili lo abrazó tan fuerte como pudo, aliviada porque su hermano había vuelto por ella, tal como lo había prometido.

Vash correspondió el abrazo. Él siempre cumplía sus promesas, y más cuando se trataba de su hermana.

Apenas ayer se enteraron que la infección estaba traspasando las fronteras suizas, y en menos tiempo de lo esperado, se estaba esparciendo.
Él estaba en el cuartel cuando recibió la noticia, y de inmediato lo enviaron al frente de la unidad en la frontera. Llamó a su hermana lo más rápido que pudo dándole las indicaciones necesarias para que se quedara allí hasta que él pudiera llevarla a un lugar seguro.

—¿Hola? —respondió el teléfono la muchacha.
—Lili, soy Vash, escúchame bien y no preguntes absolutamente nada, haz todo lo que te diga al pie de la letra, ¿entendido? —se escuchaba muy serio y preocupado a través del teléfono.
—Entendido hermano, ¿qué sucede? —ella no cuestionó nada, sabía que si su hermano le decía algo así, es porque el asunto era serio, además estaba al tanto de lo que sucedía en los otros países.
—Lili, la infección ya ha llegado hasta aquí, así que debes encerrarte en la casa hasta que pueda ir a buscarte, ¿entiendes?
—Sí entiendo, ¿qué debo hacer?
—Según las informaciones que tenemos gracias a los habitantes de otros países, cierra todas las puertas y ventanas, y derrama cerca de ellas algo fuerte, que sirva para tapar tu aroma de los infectados, ¿de acuerdo?
—¿Puede ser alcohol? Es lo que hay.
—Sí, el alcohol está bien, pero derrama bastante cantidad de él.
—De acuerdo, hermano, te estaré esperando aquí.
—Iré por ti Lili, te lo juro.

Después de la llamada, en uno de los descansos estando en la frontera, convenció a su superior que lo dejara ir un día a la capital para ayudar en los refugios. Le dio el permiso con la condición de que apenas terminara su trabajo allí volviera. Vash aceptó, sólo iría por su hermana, nada más.

—Me deja mucho más tranquilo saber que estás bien, Lili —la abrazó más fuerte mientras acariciaba su cabeza.
—Gracias a que entraste a la milicia al terminar el colegio, ahora estás ayudando a muchas personas, ¿quién lo diría? ¿Quién diría que algo así pasaría en nuestros días? Estoy feliz de que aún estés vivo, estoy muy orgullosa de ti, Vash —por el gran respeto que ella le tenía a su hermano, pocas veces lo llamaba por su nombre, pero ésta era una ocasión que lo ameritaba.
—G-gracias Lili —debía admitirlo, le gustaba ser el orgullo de su hermanita.
—Debes volver al campo de batalla, ¿verdad? —preguntó ella apartándose un poco de su hermano, mirándolo directo a los ojos, pero con una expresión serena.

Entendía perfectamente cuál era la misión de su hermano. Entendía perfectamente que esa era ahora su prioridad, ya no sólo protegerla a ella, sino también proteger a los miles de ciudadanos que estaban en peligro en estos momentos debido a la infección.

Debía proteger a su país, con ese objetivo es que se unió a la milicia.

—Sí Lili, pero no te preocupes, tú estás segura aquí, y cada vez que pueda, vendré junto a ti, lo prometo —volvió a abrazarla fuerte como despedida.
—Te estaré esperando hermano —correspondió el abrazo—. Pero, si llega a pasar algo, prométeme que vas a seguir con tu vida, y que vas a luchar hasta el final para seguir viviendo...

En el fondo, ella presentía que su fin podía estar cerca y no tendría la oportunidad de despedirse de su hermano.

—¿Qué dices Lili? No pasará nada, yo me encargaré de eso —no entendía a qué venía eso tan de repente, es como si se estuviera despidiendo de él.
—Sólo promételo —contestó con su suave y dulce voz.
—De acuerdo, sólo si llega a pasar algo, te prometo que así será.

Debe ser por lo del apocalipsis que su hermana está un poco paranoica, y no quería discutir con ella por cosas sin sentido, así que simplemente hizo lo que le pidió.

—Ya debo irme Lili, volveré cuando pueda —besó la frente de su hermana y se separó de ella.
—Buena suerte hermano, que te vaya bien —se despidió con la tierna sonrisa que la caracterizaba.
—Gracias.

Salió del edificio y subió una vez más al vehículo, volviendo a la frontera cuanto antes.

###########

Las semanas pasaron, y las cosas simplemente empeoraban. Desde aquel día sólo pudo ver a su hermana dos veces. Los infectados crecían en número cada día, ya estaban seguros que sería imposible acabar con todos ellos. Los soldados cada vez eran menos en número tanto en la frontera como en los refugios. A este paso se declararía la anarquía en cualquier momento.

Debido al clima frío que caracterizaba a gran parte de Europa, los primeros infectados mutantes aparecieron en este continente. Y también mutaron rápido.

###########

Pasaron unas semanas más, y Vash aún estaba al frente del pequeño ejército que quedaba a estas alturas. Era mediodía, y decidieron refugiarse unos minutos en la base, debían pensar en algo que les ayudara a ellos y al pueblo.

En ese momento recibieron un pedido de auxilio a través de la frecuencia.

—¡AUXILIO! ¡NOS ESTÁN ATACANDO! ¡SON DEMASIADOS! ¡AAAAAAAAAAAH! —se escuchaban muchos gritos de personas, y gruñidos característicos de los infectados.
—¡¿Qué está sucediendo, cabo?! ¡Responda! ¡Que alguien responda! —Vash no podía saber bien qué estaba sucediendo, pero presentía que estaban bajo ataque de los infectados, necesitaba saber de dónde provenía el pedido para mandar refuerzos.
—¡¿Alguien me escucha?! ¡Maldición! ¡Hemos perdido la comunicación! ¡Estamos perdidos! —gritaba un soldado desesperado.
—¡No! ¡Los estamos escuchando! —gritó el rubio lo más fuerte que pudo a través del comunicador, como si así lo escucharían.
—Estamos perdidos, *interferencia* no podemos escuchar *interferencia* respuestas, pero si alguien *interferencia* nos está oyendo, estamos bajo ataque *interferencia* de infectados en el refugio de la capital, *interferencia* son demasiados, y no son normales, *interferencia* no hemos visto esta clase *interferencia* de muertos vivientes jamás, creo que los rumores *interferencia* de que mutan es cierto *interferencia* no saldremos *interferencia* vivos de esta... ¡AAAAAAAAH! —la comunicación se perdió por completo en ese momento.

¿Mutantes? ¿Demasiados? ¿En el refugio de la capital? No puede ser, su hermana estaba allí, ¡debía ir cuanto antes!

—Atención a todos los habitantes de Suiza, se declara la anarquía total, el gobierno ha caído.

Alguien informó que ya no había esperanzas de seguir siendo un país soberano. El gobierno cayó, de ahora en adelante cada quien debía velar por su propia vida.

Vash se subió al primer vehículo que encontró, llevando consigo sus mejores armas. Iría a buscar a su hermana, a cualquier costo.

Los demás soldados también escaparon por sus propias vidas, algunos fueron a buscar a sus familiares, otros cruzaron las fronteras para salir de allí. Los aeropuertos ya no funcionaban en Suiza, debían ir a Austria para tomar un vuelo y salir del continente si es que ese era su objetivo. Dicen que los países que tienen mayor esperanza para sobrevivir son los calurosos, entonces debían dejar Europa.

Conduciendo lo más rápido que podía, Vash llegó al refugio de la capital para encontrarse con algo que sólo puede describirse en una palabra: horror.

Había escuchado que los infectados mutaban, pero nunca creyó que realmente fuera verdad, y menos que se convirtieran en las atrocidades que ahora mismo estaba viendo con sus ojos.

Las personas que aún estaban vivas, corrían despavoridas buscando algún maldito lugar donde esconderse de esos monstruos. Sangre, cadáveres mutilados, y más sangre es lo que adornaba la escena.

Bajó del vehículo y comenzó a matar a todos los infectados que encontraba en su camino. Algunos soldados, contados con los dedos, aún estaban luchando por acabar con esas cosas.

Después de una intensa guerra de horas entre los mejores soldados de la milicia suiza, pudieron acabar con la horda de alrededor de 50 infectados. No eran tantos, pero eran mutantes, y eso es lo que hacía difícil acabar con ellos.

-aquí comienza la música-

Entró al edificio devastado por el ataque en busca de su hermana, ella era pequeña, debió esconderse en algún lugar, ¿verdad?

—¡LILI! —gritó con todas sus fuerzas, su voz retumbó en todo el edificio vacío— ¡LILIIIII! ¿DÓNDE ESTÁS? —recorrió toda la planta baja lo más rápido que pudo.
—Vash... ¿eres tú? —apenas escuchó esa voz que provenía de un armario cerca de la entrada.
—¿Lili? —se giró al escuchar ese murmullo— ¡LILI! ¡Estás viva! —corrió de inmediato hacia aquel armario y abrió la puerta.

Sí, su hermana estaba viva, pero estaba bastante mal herida, tenía cortes profundos en la pierna derecha. Un hunter estaba por acabar con ella cuando llegó su hermano, llamando la atención de los infectados, distracción que un soldado aprovechó para matar al hunter, pero, ya no había caso, estaba infectada, y en poco tiempo tal vez, se convertiría en uno de ellos.

Se escondió como pudo en el armario mientras afuera peleaban contra esos monstruos.

—Vash, me alegra tanto verte... —trató de levantarse pero no pudo.

El rubio de inmediato se agachó a la altura de ella para abrazarla, comenzando a llorar.

—Lili, lo siento, te fallé —pronunció entre sollozos mientras rodeaba más fuerte sus brazos alrededor de su hermana.
—No Vash, no me fallaste, hiciste lo mejor que pudiste... ugh —se quejó por el dolor que le producía la herida—. Pasó lo que tenía que pasar, nadie lo hubiera predicho —abrazó a su hermano con todas las fuerzas que le quedaban, derramando varias lágrimas por la despedida que debían hacer.
—Si hubiera estado contigo, esto no hubiera pasado —comenzó a llorar más fuerte.
—Salvaste más vidas que la mía, no puedes recriminarte nada, Vash... —le acariciaba la cabeza tratando de consolarlo.

Vash se separó un poco de ella.

—Te voy a llevar a un hospital, te curaré esa herida, te pondrás bien —sostenía los hombros de su hermana, quien la miraba con aquel rostro angelical, manchado con suciedad y lágrimas.
—Ya no tengo salvación Vash, estoy infectada, d-debes matarme —hizo su mejor esfuerzo para no quebrarse frente a su hermano, quien ahora necesitaba consuelo era él; ella, ella ya estaba perdida.
—No me puedes pedir eso... ¡NO PUEDO HACER ESO! ¡NO PUEDO! —nunca en su vida se había quebrado hasta tal punto ante su hermana pequeña.

Al parecer en estos momentos se invirtieron los papeles. Lili acercó sus manos al rostro de su hermano, tomándolo entre ellas, para centrar la mirada del suizo en ella. Le sonrió a su hermano como lo hacía siempre, dulcemente, tratando de transmitirle tranquilidad, calma. Mirándolo con paz, intentando decirle con aquella expresión que todo estaba bien, que no importa lo que pasó, él debe seguir adelante, y ella debe dejar este mundo.

—Quiero que sepas Vash, que eres el mejor hermano del mundo, y te amo con todo mi corazón, y quiero que seas feliz —las lágrimas caían por sus mejillas mientras no dejaba de mirarlo a los ojos—. He sido muy feliz a tu lado, desde que papá nos abandonó cuando tenía 6 años, tú asumiste su papel con mamá y conmigo, siempre hiciste lo mejor por nosotras, por vernos felices. Aunque mamá murió de cáncer hace tres años, estos años a tu lado han sido los mejores para mí, me has cuidado con todo tu amor, me has protegido siempre —el rubio la miraba atentamente, conmocionado ante las palabras de su hermana—. Aunque nos quedamos solos hace tres años, yo nunca me he sentido sola, porque tú siempre has estado a mi lado, siempre te ingeniaste para pasar tiempo conmigo a pesar de tu trabajo en la milicia, siempre... siempre has estado para mí cuando te necesité —con más lágrimas en los ojos volvió a abrazarlo lo más fuerte que pudo.
—L-lili... —correspondió de inmediato el abrazo, secándose las lágrimas de su rostro.

—Te amo Vash, y quiero que seas feliz, prométeme que vas a salir adelante, que por ti y por mí vas a luchar todos los días de tu vida para seguir viviendo, no importa cuán difícil sea la situación, vas a luchar para seguir viviendo, y algún día, cuando todo esto acabe, vas a rehacer tu vida, y vas a vivir tranquilo, promételo —volvió a separarse de su hermano para besar su frente.

Vash no quería aceptarlo, no podía aceptarlo. No podía aceptar que su hermana ya no estaría con él nunca más, que lo iba a dejar, que se quedaría completamente solo. Cerró con fuerza los ojos, tratando de analizar cada línea de lo que su hermana le había dicho.

Por ella, porque ella se lo pidió, y en su memoria, seguiría viviendo, no importa cuán difícil se ponga la situación, por ella, y sólo por ella, saldría adelante.
Volvió a abrir los ojos para mirarla seriamente.

—Te lo juro Lili, voy a vivir por ti —una vez más la abrazó con todas sus fuerzas.
—Me quedo tranquila al escuchar eso, ya me puedo ir en paz... —correspondió el abrazo con una inmensa paz en su interior.
—Yo también te amo, mucho, eres todo para mí, espero que al otro lado de esta vida, seas muy feliz... —volvió a romper en llanto, no pudo contenerse.
—Lo seré Vash, no te preocupes por mí, es hora de que vivas sólo por ti.
—Nunca te olvidaré...
—Yo tampoco, puedes estar seguro...

Se quedaron abrazados por varios minutos más, hasta que Lili comenzó a sentir que el virus estaba por invadirla por completo.

—Vash, ya es hora de que me vaya —se apartó de él, su mirada estaba muy apagada. Faltaba poco para que se convirtiera en uno de ellos.
—N-no, aún no... —no quería dejarla ir, aún no.

Lili tomó el rifle de Vash, que había quedado en el suelo al lado de ellos, y se lo entregó.

—No permitas que mi cadáver mate a alguien, eso me pondría muy triste...
—No permitiré eso, lo prometo —con la manga de su uniforme se limpió su rostro, y se alejó de ella, apuntándola con el rifle.

Ella sonrió feliz. —Adiós Vash... —cayó al suelo, a punto de quedarse inconsciente.
—Adiós Lili... —luego de escuchar aquellas palabras, se desvaneció.

Antes de que su cuerpo reviviera, Vash le disparó directo en la cabeza. Cayendo después de eso, de rodillas al piso.
Gritó con todas sus fuerzas para desahogarse, y se quedó allí, llorando toda la noche.
Estaba devastado por dentro, con Lili murió una parte de él. Se recuperaría sí, pero no volvería a ser el mismo. Aun así, por ella, saldría adelante, lo había jurado.

Las pocas personas que quedaron vivas después de ese ataque, huyeron por su propia cuenta a donde mejor les parecía que podrían sobrevivir.

Al día siguiente, sin haber dormido, se lavó el rostro, tomó su arma, subió al vehículo y se dirigió a la frontera. Iría a Austria, donde aún funcionaban los aeropuertos, hasta el momento, así que debía manejar cuantas horas fueran necesarias para llegar.

Aunque tuvo unos pocos inconvenientes por el camino, en menos de tres días, sin dormir llegó a su destino, el aeropuerto. La mejor opción era el continente americano, por el clima tropical de la zona.

Compró el boleto de avión, y decidió ir a sentarse a esperar su vuelo, en definitiva ya no tenía nada que hacer en aquel continente. Al recorrer el lugar con la mirada, se encontró en los asientos a alguien conocido.

Se acercó a saludarlo.

Hallo Roderich, schon eine weile (Hola Roderich, ha pasado bastante tiempo) —era el austriaco, quien hace muchos años atrás era su amigo.

El castaño levantó la mirada para encontrarse con la del rubio de ojos verde menta, al principio se sorprendió un poco, pero lo asimiló de inmediato.

Hallo Vash, es stimmt (Hola Vash, tienes razón) —contestó tan educado como siempre lo ha sido.

Vash se sentó a su lado, y conversaron un rato. En verdad era una gran suerte para el suizo encontrar a su viejo amigo de la infancia en el aeropuerto. Al menos, ahora no estaría tan solo, tendría alguien a quien cuidar, tendría alguien por quien preocuparse, eso lo distraería de la soledad en que quedó por la pérdida de su hermana. Porque sabía perfectamente, que el castaño apenas podía valerse por sí mismo, y en este caos, no viviría ni diez minutos si alguien no lo protegiese.

De verdad cumpliría la promesa que le hizo a su hermana, y de ahora en adelante, viviría, por él mismo, y por ella. Junto a su viejo amigo de la infancia, comenzarían una nueva vida en algún lugar del continente americano, para ser específicos, en Khelidamitsa, el país más caluroso de Sudamérica.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top