Capítulo 4.1: Recuerdos

Acostada en tu cama, comenzaste a revolverte un poco en tu lugar debido a los sueños que estabas teniendo.

Cariño, aunque me cueste aceptar que lo que realmente quieres es ser militar, si eso te hace feliz, yo estoy feliz contigo, sólo quiero que... Te cuides mucho, ¿sí? tu madre te dio un abrazo con algunas lágrimas en los ojos, hoy te ibas de la casa, y estaba muy emocionada por el rumbo que escogiste para tu vida.

Le devolviste firmemente el abrazo, tratando de no llorar. Es verdad, puede ser difícil separarse de ellos, pero, lo que realmente deseabas con toda tu alma era unirte a la milicia, no había nada que hacer al respecto. Tus maletas estaban en la puerta, al igual que tú, dándole a tus seres queridos el último abrazo, recién después de varias semanas de entrenamiento los volverías a ver.

Claro que sí mami, me cuidaré, lo prometo, haré que te sientas muy orgullosa de mí, ¡Ya lo verás! reíste separándote ella, contemplando la gran sonrisa de tu madre.
¡(tn)! ¡Cuando sea grande quiero ser como tú! ¡Cuando sea adulto también me enlistaré en la milicia, y seremos los mejores militares y hermanos! ¡Te quiero mucho! tu hermano de 10 años se acercó a abrazarte fuertemente, te agachaste a su altura para abrazarlo mejor, mientras acariciabas su cabeza, realmente se veía muy feliz por ti.
¡Claro que sí, seremos los mejores hermanos militares del mundo! le contestaste muy alegre y conmovida por sus palabras.

Después de un gran rato estando en esa posición, tu hermano se separó de ti, con lágrimas en los ojos. Se las limpiaste con tus dedos, dedicándole la mejor de tus sonrisas.

Hey, no llores, no me voy para siempre seguiste acariciando sus mejillas, sin dejar de mostrarle calidez en tu rostro.
Es que voy a extrañarte mucho... se restregó sus ojos, volviéndote a abrazar.
Cuando vuelva del entrenamiento prometo traerte un regalo, ¿sí?
¡Sí! sonrió alegre al separarse de ti.
Pero debes prometerme que te portarás bien, ¡eh! reíste mirando de reojo a tu madreCuida bien de ella, y no le des muchos dolores de cabeza, ¿de acuerdo?le revolviste los cabellos, volviéndote a levantar para dirigirte a tu padre.
¡Lo prometo! se colocó al lado de tu madre.

Tu padre te miraba con mucho orgullo en su expresión, aunque tampoco le agradaba mucho la idea, estaba feliz, porque sabía que así eras feliz tú, y eso es lo que importaba.

Cuídate mucho (tn), te quiero te dio un fuerte abrazo, despidiéndose de ti.

Tomaste tus cosas, y subiste al taxi, despidiéndote de ellos con la mano mientras el vehículo se alejaba, camino hacia tu nueva vida.

No tiñas este suelo con el color del pasado. ¿Están los sonidos en sintonía contigo? Porque te ves como un campo de minas...

Muy bien hecho, soldado (ta), sus habilidades de espía son impresionantes te felicitó el general luego de infiltrarte exitosamente en una base enemiga, saludándote al estilo militar.
Gracias, General correspondiste el saludo firmemente.
Descanse soldado, mañana le espera más trabajo sonrió satisfecho y se retiró del lugar.

Sólo un paso a la vez...

Después de eso, con muchos compañeros de trabajo, lograste exitosas misiones.

¡Guerrero, a mi derecha, Castillo, a mi izquierda! dirigiste a tus compañeros mientras avanzaban por las calles.

Unos criminales muy peligrosos estaban teniendo un enfrentamiento a mano armada en las calles, y debido al historial de ellos, llamaron a la milicia. Por supuesto, te mandaron a ti al frente.

¡Sí! respondieron en coro posicionándose ambos.

Se escondieron tras los vehículos de la milicia mientras trataban de que no siguieran con el enfrentamiento.

¡Somos del cuerpo militar de Khelidamitsa, será mejor que desistan ahora mismo y bajen sus armas! gritaste a todo pulmón apuntando a los criminales, que al parecer, no tenían intenciones de rendirse.
¡En tus sueños, perra! gritó uno, comenzando a disparar hacia ustedes.

Sacaste tu radio para consultar las órdenes a través de él.

Comandante, se resisten a rendirse, ¿procedemos al fuego? preguntaste un poco preocupada.
Si siguen atacando, disparen a matar respondió a través del radio.
Entendido comandante, cambio y fuera volviste a guardar tu transmisor, observando a tus compañeros—. Disparen a matar.

Saliste de tu escondite, disparando a todos los que pudiste, matando a seis de ellos, pues, tu puntería podría decirse que es perfecta.
Unos cuantos siguieron defendiéndose en vano, y otros se entregaron, no querían acabar en el asfalto.

Era de esperarse de ti, (ta) Guerrero te hizo un cumplido una vez que acabaron la misión, estando en la camioneta camino de vuelta a la base.
No por nada soy la «all-in-one», ¿no? reíste.

Cómo extrañabas a tus compañeros. Inconscientemente estabas comenzando a llorar, más aún no podías despertar.

¿Mirarás hacia mi infierno en el suelo? Y te paseas por aquí para trepar estas viñas...

Estabas extrañada porque habían convocado a todos los militares de la base a una reunión de emergencia. ¿Qué podría ser tan urgente?

El General de la base, bastante serio, se paró firmemente frente a todos para comenzar a hablar.

Hoy recibimos la noticia de que un virus, muy peligroso escapó de las bases del pentágono. Está comenzando a esparcirse por Estados Unidos, y será cuestión de tiempo para que llegue hasta Khelidamitsa hizo una gran pausa, nadie se atrevió a preguntar nada, estaban bastantes sorprendidos con la noticiaPor el momento aún no tenemos mucha información sobre ello, pero, suponemos que a medida que pasen los días, podremos saber más. Por el momento, eso es todo lo que tienen que saber.

Sin decir más se retiró de la sala, dejándolos a todos con mucha confusión. ¿Un virus? ¿Peligroso? ¿Qué estaba sucediendo?

Con el paso de las semanas supiste perfectamente de qué se trataba, y qué hacía aquel maldito virus. No quedaba de otra, tarde o temprano tendrían que enfrentarse a los infectados.

Te ves como si te fueras a romper, como el tiempo, tan frágil por dentro...

¡(ta)! ¡Están mandando urgentemente a los mejores soldados a la frontera! ¡Vamos! Castillo te apresuró para que te prepararas, él ya fue a subirse en una de las camionetas con destino a la frontera.

Castillo, Guerrero, Galeano, Serrano y Lane era el grupo de élite de la milicia, junto contigo. Lane y tú eran las únicas mujeres del grupo. Habían trabajado en muchas misiones juntos, por lo que, con el tiempo, se convirtieron en muy buenos amigos.

Subiste a la camioneta, ya todos estaban allí, así que arrancaron la marcha, rumbo a la frontera. Todos estaban muy serios, esto no era algo que realmente querían hacer, pero debían de.

(ta), nos van a mandar a cada uno de nosotros al frente de distintas unidades comentó un poco triste Galeano.

Un chico alto, de cabellos castaño oscuro y ojos café. Era el más animado del grupo, pero ahora, estaba demasiado serio. Guardaste silencio un momento, tenías un mal presentimiento sobre todo esto.

¡Es que somos los mejores! ¡Era de esperarse! contestó animada Lane. Ella, era una chica muy especial, y aunque estuviese tratando de disimular su preocupación, en sus ojos podías notar que, ella tampoco estaba muy animada.
Bueno, después de todo, es nuestro deber, ¿no? Serrano observó a Galeano seriamente.

Serrano, el más alto entre todos, cabello negro y ojos pardos, de tez morena, siempre fue el más serio y racional del grupo.

Para eso es que estamos aquí, para proteger a los más débiles, para defender a los inocentes, para pelear por nuestra nación agregó Castillo sin perder de vista el camino, él iba conduciendo.
¡Así se habla, Castillo! agregó Lane.

Castillo tenía el cabello rubio oscuro y ojos ámbar, de tez más clara entre todos ustedes. Era el tercero en estatura, después de Galeano, siguiéndole Guerrero, Lane y luego tú. Él suele ser muy bromista, pero cuando es necesario, es serio, y siempre dice justo lo que los demás necesitan oír para animarlos. Su mayor característica es que siempre está sonriente fuera de las misiones.

Concuerdo con Castillo, para eso estamos aquí, así que, ¡demos lo mejor de nosotros y pateemos muchos traseros de infectados! exclamaste animada, levantando tu mano.

Todos te imitaron, y juntos chocaron sus manos.

Y si vamos a morir, que sea llevándonos varios bastardos infectados con nosotros agregó Guerrero.

Guerrero, el más moreno de todos, cabello negro azabache y ojos café oscuro. Suele ser el más callado, pero siempre aporta cosas interesantes al grupo, y a veces, los hace pisar tierra, como en estos momentos. Sus comentarios suelen servir mucho para que todos se preparen psicológicamente a lo que deben enfrentarse. Dejando de lado su seriedad, es muy amable, sincero y se preocupa bastante por los demás.

¡Ha! ¡Claro que sí! ¡Si morimos que sea con dignidad! respondió Lane.

Los rostros de todos se ensombrecieron un poco, pero, era eso a lo que se enfrentaban.

¡Es un trato! respondiste en coro junto con Galeano, Castillo y Serrano.

El camino siguió en silencio hasta llegar a la frontera, el panorama mostraba que sería una batalla muy difícil, los infectados que querían traspasar las fronteras eran demasiados.

Demonios, ¡son demasiados! exclamó Lane bastante molesta, tomando sus armas.
Hasta aquí es el camino juntos recalcó Serrano, tomando también sus armas.
Más les vale que sobrevivan, desgraciados, o sino, ¡nos vemos en la otra vida! bromeó Castillo.
Eso en definitiva es un trato respondió Galeano con una sonrisa.
Nos vemos de nuevo en la base, al final del día seriamente sentenció Guerrero, era su forma de decir: "será mejor que sobrevivan".
Sí, por supuesto que así será contestaste firmemente.

Cada uno se separó, yendo junto a la unidad que tendrían a su cargo.

Pelearon. Pelearon todo el día, pelearon como nunca lo hubieran hecho ni en una guerra contra una potencia mundial como Rusia o Alemania.
Perdiste a muchos de los soldados que estaban a tu cargo, incluso tu vida casi se pierde en varias ocasiones, por proteger a tus subordinados.
Estabas exhausta, con muchas heridas por todo tu cuerpo, pero no te rendirías, seguirías allí hasta que muriesen todos los infectados que estaban cerca, aunque sabías que al día siguiente, la cantidad sería igual o peor.

Con pocas fuerzas ya, volviste con lo que quedó de tu unidad a la base. Sólo allí sabrías si los demás lo lograrían.

Al llegar, rápidamente bajaste del vehículo, y lo primero que hiciste fue ir a preguntar por tus compañeros, lo que menos te importaba era tratar tus heridas. Si tú estabas así de herida, no querías imaginarte cómo estarían los demás. Corriste hacia la zona de primeros auxilios, con la esperanza de encontrarlos a todos allí, malheridos pero vivos.
Al entrar, era un caos, había demasiados heridos. Recorriste el lugar con la mirada hasta divisar a Lane. Corriste hasta ella, le estaban vendando las heridas que tenía en el brazo izquierdo y en la pierna. Al verte sonrió ampliamente por un momento, luego te percataste que estaba haciendo su mejor esfuerzo para no romper en llanto.

Maldición, bien hecho (tn), lo lograste volvió a sonreír, restregándose un poco el rostro.
Me alegro que tú también lo hayas logrado, Elena sí, así se llamaba aquella chica, fuerte y frágil al mismo tiempo¿Y los demás? preguntaste ansiosa, recorriendo el lugar con tu mirada, sin encontrarlos a simple vista.
Sólo vi a Guerrero y Galeano, aún no hay noticias de Castillo y Serrano... respondió con la voz apagada.

Un nudo se te formó en la garganta, sintiendo una ligera opresión en el pecho. Si no te controlabas, estarías rompiendo en llanto. No, aún no. Aún había esperanza.

Las horas pasaron, trataron tus heridas, y todos estaban esperando en el comedor, alguna noticia. Guerrero, Lane y Galeano, estaban malheridos, pero bien. Ese día fue difícil, y sabías que se pondría peor.

Después de lo que pareció una eternidad, se reportaron las unidades de Serrano y Castillo, pero ellos no estaban. Cuando te enteraste, pateaste tu silla, y entre Galeano y Guerrero te sostuvieron para que no lanzaras la mesa por los aires.

¡MALDITA SEA! gritaste a todo pulmón, sin intentar contener tus lágrimas.
Así que, esos bastardos al final nos abandonaron... Elena sonrió de manera nostálgica, golpeando la pared con todas sus fuerzas, volteando hacia donde nadie la viera llorar silenciosamente.

Cuando te tranquilizaste, Guerrero y Galeano te soltaron, y volvieron a sentarse todos alrededor de la mesa. Nada sería lo mismo sin ellos. Nada. ¡Maldición! ¡¿Por qué tenían que ser ellos?! No era justo.

Necesito saber qué sucedió hablaste firmemente observando el suelo, aún te costaba asimilar que ellos ya no estarían.
Al parecer, a Castillo lo mordieron, así que, con varias granadas, se metió entre los infectados, llevándose a decenas de ellos con él respondió Guerrero seriamente, tratando de que no se le quiebre la voz.
Hah, no esperaba menos de él respondió Elena, levantando la vista al cieloSea donde sea que estés ahora, idiota, sólo quiero que sepas, que, lo hiciste bien, muy bien... volvió a bajar su mirada al suelo, haciendo su mejor esfuerzo para no romper de nuevo en llanto.
Serrano murió protegiendo a sus subordinados, eran ellos o él, eligió morir por ellos, casi de la misma forma que Castillo... continuó Guerrero.
Muy en el fondo, eran bastante parecidos... comentaste desanimada.

Se quedaron un rato más en silencio, tal vez ese día no dormirían.

Diré que debo estar orgulloso, no tengo mi vida de cabeza, dice el hombre con algún plan forjado de oro...

Después de unos días, ustedes seguían vivos, y aún no podían superar la muerte de Serrano y Castillo, pero por ellos, lucharon con más fiereza que nunca. Por la memoria de ellos, se prometieron matar a todos los malditos infectados del planeta si fuera necesario.

Hoy te mandarían a la capital, junto con Guerrero y Galeano. Lane se quedaría aún en la frontera, esa fue la decisión que ella tomó.

Ustedes tres estaban por subirse a la camioneta, esperando que Elena fuera junto a ustedes para despedirse. Llegó, y aunque se la veía triste, sonrió ampliamente, como siempre lo hacía.

Será mejor que no mueran, o les juro que los revivo sólo para patearles el trasero por ello rio abrazando a Guerrero, y luego a Galeano.

Por último, se paró frente tuyo, mirándote de manera confortante por unos momentos.

Cuídate, (ta) te abrazó fuertemente, como no lo hacía hace mucho tiempo, sentías que era la despedida definitiva, y no pudiste evitar dejar caer unas lágrimas.
Ven con nosotros, Lane trataste de insistir, con la voz un poco quebrada.
No puedo (ta), aquí también me necesitan... Así que, hagan bien su trabajo en la capital, por los que nos quedamos aquí, ¿de acuerdo? se separó de ti, limpiándose los ojos para disimular sus ganas de llorar.
Es una promesa contestaron.

Ya se habían reportado casos de infectados en zonas aledañas a las fronteras, por lo que sabían que no tardarían en llegar a la capital. Debían ayudar a los refugiados y prepararse para la guerra contra los muertos vivientes.

Subieron a la camioneta, veías cómo se perdía a lo lejos la figura de tu gran amiga Elena Lane. Jamás esperaste que ese día fuera el último que la verías.

Una vida tan incompleta, como pesas atadas alrededor de mis pies. Ten cuidado de dar sólo un paso a la vez...

En menos tiempo del esperado, ya se encontraban peleando contra los infectados en la capital. Por un lado estabas tranquila, porque toda tu familia estaba a salvo en el refugio que debías proteger. Pero, a medida que pasaban los días, era cada vez más difícil.

Hoy, después de una dura pelea, estabas en la parte de primeros auxilios tratando tus heridas.

¿Crees que Elena esté bien? preguntó Galeano con nostalgia.
Esa chica es muy dura de matar, estoy segura que estará bien... Eso espero suspiraste profundamente con mucha tristeza, ya habían pasado tres meses desde la última vez que la viste.
Al menos nosotros, seguimos juntos, eso es bueno sonrió Guerrero mientras le curaban algunas heridas del rostro.
Es verdad contestaste un poco más aliviada.

Al día siguiente, volvieron a la lucha. Cada vez eran más pocos los soldados, y los infectados seguían creciendo en número. Eso no se veía nada bien.

La situación era muy difícil, los infectados estaban por invadir el refugio. El panorama no era nada favorable.

Maldición, a este ritmo todos seremos devorados se quejó Guerrero mientras seguía disparando a los infectados.

Ya no tenían muchas municiones, las granadas que les quedaban eran muy pocas.

Tendremos que usarlas agregó Galeano sin dejar de disparar.
No queda de otra, cúbranme, yo voy por ellas rápidamente corriste al interior del edificio donde estaban guardadas las granadas de emergencia.

En menos de un pestañeo volviste junto a tus compañeros de batalla. Con tus dientes le sacaste el seguro a una granada, lanzándola en medio de la horda de infectados, acabando con una gran parte.

No será suficiente, creo que debemos usarlas todas insistió Guerrero.
Estoy de acuerdo Galeano estaba más alterado de lo normal debido a la situación.

Lanzaste cinco granadas más, reduciendo enormemente el número de muertos vivientes. Ahora sólo quedaban cuatro granadas más.

A estos sí ya los mataremos sólo con balas animado Galeano se levantó de su posición para apuntar mejor a los infectados.

Después de una hora aproximadamente, pudieron tener un descanso. Al día siguiente utilizaron todas las granadas que quedaban, cada vez tenían menos esperanzas de salir vivos de esa situación.

Te ves como si te fueras a romper, como el tiempo, tan frágil por dentro...

Se declaró la anarquía total, era cuestión de tiempo. Algunos soldados escogieron seguir sus caminos por su cuenta, otros pocos, tú, Galeano y Guerrero entre ellos, decidieron quedarse a pelear hasta la muerte para proteger el refugio de los infectados.

Cada día tenían menos fuerzas, cada día tenían menos esperanzas. El cansancio también estaba afectando el rendimiento de todos, aunque tú hacías el esfuerzo de aún así mantenerte 100% alerta.

De nuevo, en el frente de los infectados, ustedes estaban peleando. Galeano no pudo reaccionar a tiempo cuando varios infectados se lanzaron sobre él, mordiéndolo en el brazo.

¡GALEANO! gritaste matando a todos los infectados que tenía encima, corriendo hacia él para ayudarlo.

Le sacaste los cadáveres de encima, ayudándolo a levantarse. Tenía una gran mordida en el brazo.

Ah, al parecer ha llegado mi hora te sonrió alegremente.
¡Cúbranme! escuchaste gritar a Guerrero, mientras seguía disparando se acercó a ustedes, necesitaba saber que su amigo estaba bien— ¡¿Galeano?! ¡¿Estás bien?! preguntó preocupado, sin dejar de disparar.

No hiciste el esfuerzo de atajar el llanto mientras seguías sosteniendo a Galeano en tus brazos. Maldición, ¡¿por qué tenía que ser de esta manera?! Lo ayudaste a recostarse por la pared del edificio, sentándote a su lado sin dejar de llorar.

Oye (ta), al parecer te estás volviendo débil, una soldado como tú no debería estar llorando de esa manera, da mala imagen, ¿sabes? rio por un momento, pero su risa acabó pronto con un quejido de dolor debido a la herida de su brazo.

Querías decirle tantas cosas, y no podías, sólo podías llorar.

¡¿Alguien puede explicarme qué demonios está sucediendo?! se exasperó Guerrero, tratando de no perder de vista a los infectados, si él también dejaba de disparar, sería muy difícil contener la horda.
Ah, no es nada, sólo me mordieron contestó Galeano como si nada.
¡¿QUÉ?! ¡NO HABLES COMO SI NO FUERA NADA, IDIOTA! lo regañó el de menor estaturaMaldita sea, Galeano... pudiste escuchar unos sollozos de parte de Guerrero.
Oye, no llores por mí, que me haces sentir mal bromeó de nuevo el castaño—. No pasa nada, después de todo ya me merezco un descanso volvió a reír.
Eres un imbécil, ¿sabías? le replicó el moreno.
Jah, eso no es noticia para mí hizo una breve pausa, suspirando—. Pero, tengo un último deseo...

Lloraste más fuerte al escuchar aquello, todavía no podías creer que perderías a otro amigo más debido a estos malditos infectados.

Será mejor que no mueran ¿de acuerdo? Porque si los veo en el más allá, lo primero que haré será golpearlos, si es que eso es posible volvió a quejarse del dolor de la herida.
No puedes hacernos esto hiciste tu mejor esfuerzo para dejar salir esas palabras de tu boca.
Oye, ya no hay nada que hacer por mí te replicó Galeano, dedicándote una cálida sonrisa—. Ahora sólo quedan ustedes, y de verdad, de todo corazón espero que puedan superar este infierno...
Maldición Galeano, ¿por qué tienes que comportarte de esa manera en un momento como éste? ¿No podrías seguir siendo el mismo idiota de siempre? Así yo mismo te dispararía en estos momentos volvió a reclamarle Guerrero, notaste mucho dolor en sus palabras.

Galeano rio con aquella respuesta, sería la última vez que escucharías su risa. No podías dejar de llorar, tu pecho dolía, y mucho, y como si fuera obra del karma, en esos momentos sólo podías comenzar a recordar todos los buenos momentos que vivieron juntos. Malditos sentimientos. Malditos infectados. Maldito virus.

Oigan volvió a hablar el castaño—, hagan que mi muerte valga la pena, ¿de acuerdo? O como alma en pena los perseguiré el dolor de su brazo estaba aumentando cada vez más.
Te juro que acabaré con todos los infectados de Khelidamitsa o moriré en el intento te secaste las lágrimas y luego le diste un abrazo a Galeano, cuidando de no tocar su herida, abrazo que correspondió como mejor pudo.
Esa es la (tn) que conozco, fue un placer trabajar estos años a tu lado cuando te separaste de él por esas palabras, te dedicó la más cálida sonrisa que pudieras ver en su rostro, sonrisa que jamás en tu vida olvidarás.
G-galeano... volviste a romper en llanto.
Algún día nos veremos de nuevo Galeano, algún día, y donde sea que estés espero que me recibas con un buen par de cervezas habló Guerrero ya más calmado.
Así será amigo, así será contestó el castaño, y volvió a dirigirte su mirada—. No quiero que veas esto, así que, (ta), ve a seguir peleando, hoy debes mandar al infierno muchos infectados por mí sacó una pistola del estuche de su pierna derecha.

Sabías perfectamente lo que estaba por hacer. Tomaste tu metralleta, te levantaste del suelo, y con un saludo militar, te despediste de él.

Galeano, fue un placer trabajar contigo, hasta hoy has hecho un gran trabajo... d-de v-verdad... t-te mereces u-un d-descanso hiciste tu mejor esfuerzo para no volver a llorar.
Lo mismo digo, (ta), Guerrero, fue un placer trabajar con ustedes al ver su expresión tranquila, volteaste colocándote al lado de Guerrero para seguir disparando a los infectados que parecían nunca acabar.
Nos volveremos a ver, Galeano, nos volveremos a ver, así que, esto es un hasta pronto como tú ya estabas cubriendo a Guerrero, éste volteó hacia el castaño, estrechando su mano en forma de despedida.
Así será Guerrero, hasta pronto contestó de manera serena.

Cuando Guerrero volvió a su posición de combate, después de unos segundos, escucharon detrás de ustedes un disparo.

Con la ira como motor de impulso, dejaste tu arma en el suelo, y con los cuchillos que tenías, uno en cada mano, te lanzaste hacia la horda, matando a todos los infectados que se te acercaran, vengando en cada uno de ellos la muerte de Galeano.

Después de varias horas, terminó la misión del día, de proteger el refugio. Caíste al suelo del cansancio en medio de todos los cadáveres. Tratando de no volver a llorar, no, no era eso lo que querría Galeano.

Luego de varios minutos, con Guerrero todo el tiempo a tu lado, te levantaste. Volvieron al refugio para tratar las heridas de ambos. El silencio entre ustedes era sepulcral. Ustedes debían curarse a sí mismos las heridas, ya no había nadie en ese lugar que los ayudara, la mayoría tomó la decisión de largarse de allí.

Si me infecto, prometo no hacer tanto drama como Galeano y simplemente darme un tiro en la cabeza rompió el silencio el moreno.

Lo miraste completamente confundida y anonadada. ¿Guerrero haciendo una broma? ¿De verdad? No estabas soñando, ¿cierto?

Oye, sólo era una broma, no tienes que verme como si fuera un fantasma rio bajando la mirada a su propio brazo para ponerle desinfectante.

Sabías que era su forma de tratar de amenizar el ambiente, después de todo, no había otra forma.

Lo mismo digo si yo me infecto, gritaré: ¡HASTA LA VISTA BABY! Y me iré de este jodido mundo reíste luego de tu comentario.

Guerrero levantó la mirada, también riendo debido a lo que dijiste. ¿En qué momento el día a día se había convertido en un infierno?

Después de curarse sus propias heridas, salieron de allí para ir a dormir.

Por hoy iré al piso 30, allí está mi hermano, así que, te quedas a cargo aquí en la planta baja, ¿de acuerdo? sonrió Guerrero.
No hay problema soldado, que descanse le devolviste la sonrisa.

Cada uno fue por su lado, siendo esas las últimas palabras que intercambiarían.

Para saber, para sentir, para jugarme una vez más, tú denotas lo que sentimos...

Despertaste alterada debido a los gritos que escuchabas venir de los pisos superiores.

¡¿Qué demonios está pasando?! preguntaste a otro de los soldados que estaba tomando su arma mientras veías salir corriendo despavorida a la gente.
Al parecer se infiltraron unos infectados, los pisos del 20 para arriba están ya completamente infectados respondió alterado.

¿Qué? No, no podía ser posible... Guerrero... Tu familia...

Te quedaste allí, completamente estática por el shock, mientras a tus lados, las personas pasaban corriendo, gritando, suplicando por sus vidas. Los soldados mataban a los que podían, o sino simplemente decidían salir de allí.

Pasaron unos minutos, lo que para ti fueron años, hasta que te quedaste allí, en tu mismo lugar, sola, acompañada sólo de los infectados que se estaban acercando peligrosamente a ti con las intenciones de devorarte.
Firmemente agarraste dos rifles semiautomáticos que encontraste y para tu suerte estaban completamente cargados, comenzando a matar a todos los infectados. Por un momento te paralizaste al ver a Guerrero entre ellos. No, ese ya no era Guerrero, era simplemente lo que quedaba de él.

Haciendo tu mejor esfuerzo por contenerte, lo mataste con un disparo en la cabeza. Así fuiste recorriendo el edificio, hasta acabar con casi todos. Sólo quedaba tu familia. No fuiste capaz de protegerlos, eso era lo único que te reprochabas en todo momento.

Los apuntaste, tratando de recordarlos vivos y felices, para luego matar sus cadáveres. Porque esos ya no eran tu familia.

Saliste de allí en el primer vehículo que encontraste, no querías seguir ni un solo segundo más allí.

Te veo jugar este juego...

Después de varios meses recorriendo sola Khelidamitsa, y con unos intentos fallidos de unirte a una colonia, llegaste a un lugar, una colonia. Al bajar del vehículo te recibieron varios hombres. Al principio parecían amables, pero luego te diste cuenta que ese sólo era un gran grupo de saqueadores.
Te defendiste muy bien cuando intentaron atacarte y matarte, ellos fueron los que terminaron siendo saqueados.

Desde esa vez, decidiste no unirte más a ninguna colonia, aunque eso significara vivir sola el resto de tu vida.

No lo sabes, te veo jugando este juego...

«Estamos desarrollando un arma biológica»
«Será utilizada para la tercera guerra mundial»
«Si quieres seguir vivo, debes reservar tu lugar en Alaska»
«Los más poderosos del mundo ya lo han hecho»
«El virus X es producto de una conspiración entre los líderes de los países más poderosos»

«Si morimos en el intento, que sea llevándonos muchos bastardos con nosotros»
«Esto es para lo que nos unimos, para servir a nuestro país y proteger la nación»
«Hazme el favor de no morir»

La flama descansa, la sombra desaparece, el nogal inmortal, el murmullo de una voz...

Despertaste más agitada que nunca, levantándote de golpe de la cama, tratando con todas tus fuerzas de regularizar tu respiración. Llevaste tus manos a tu cara para cubrirla, sintiéndola mojada, habías estado llorando en sueños.

Sentías un nudo en la garganta mientras respirabas con dificultad. ¿Por qué? ¿Por qué justo ahora debías recordar todo eso? En definitiva debe ser por la información que encontraron ayer.

Trataste de levantarte pero tus piernas te fallaron, cayendo al piso. Recordaste que allí nadie podía escucharte, así que gritaste, gritaste con todas tus fuerzas hasta quedar casi afónica por tanto esfuerzo, comenzando a toser.

Después de varios minutos pudiste calmarte. No podías dejar que los demás te vieran así, no por cosas que ya están en el pasado. Entraste al baño a lavarte la cara, decidiste darte una buena ducha de agua fría para calmarte.
Luego de casi una hora, saliste del baño, secándote el pelo. Dejaste tu ropa sucia en el canasto del baño, y fuiste hasta el armario a sacar otra camisilla y short. Vistiéndote y poniéndote de nuevo, tu chaleco, tus cinturones y todas tus armas. Necesitabas ir a respirar aire fresco, lejos de las personas.

Dejaste la toalla en el baño, al salir de nuevo de allí, te sentaste en la cama, suspirando pesadamente. Levantaste tu rostro para mirar el reloj, marcaban cerca de las cuatro de la mañana. No habías dormido casi nada, y en realidad no tenías ganas de seguir durmiendo aunque estuvieras cansada. Momentos peores pasaste antes, desvelarse un día no es nada.

Tomaste tu arco, saldrías a dar un paseo por ahí para relajarte, realmente lo necesitabas.

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