Guerrero de los cielos
Se encontraban en aquella sala sin saber que pregunta hacer a los guardias de las puertas, solo tenian una oportunidad para salir de ahí o arriesgarse a morir en la sala o por la puerta errónea.
No sabian ni que preguntar ni a que guardia hacerlo, ya que no sabían cual es el que nunca o el que siempre miente, dejando un gran dilema ante ellos.
Zoro apagó su katana para envainarla de nuevo y empezó a dar vueltas por la sala pensando en aquella pregunta, mientras que Liz y John se sentaron en aque suelo para seguir pensando.
A ninguno se les ocurría nada por el momento, pero tenían en mente que debían salir de ahi pronto o morirían.
- Zoro: creo que este acertijo me suena de algo, creo que podría ser la respuesta.
- Liz: ven hacia nosotros y vamos a comprobar si funcionaría, pero no la digas a ningún guardia por si acaso.
Zoro se acercó hacia ellos y dijo la pregunta en voz baja.
- John: es una pregunta un tanto extraña.
- Zoro: pero creo que podría funcionar.
- John: es la única pregunta que se nos ha ocurrido que pueda funcionar. No perdemos nada.
- Liz: ¿Cómo que no perdemos nada? La vida por ejemplo.
- Zoro: no te preocupes, el que no arriesga no gana.
- John: Liz relajate, ni que fuera la primera vez que estamos cerca de la muerte.
- Liz: ¿Sereis idiotas? Aqui no puedes matar a un oponente ni poner simples palabras, este acertijo tiene un gran nivel.
- John: Zoro intentalo y Liz... reza lo que sepas.
Zoro se acercó al guardia de la puerta izquierda dispuesto a formular la pregunta.
- Guardia izquierdo: ¿Vas a probar con la pregunta?
- Zoro: ¡Si!
- Guardia izquierdo: prosiga pues.
- Zoro: Si le preguntamos a su compañero de la otra puerta ¿Cuál nos diría que es la puerta correcta?
- Guardia izquierdo: ¿Esa es tu pregunta definitiva?
- Zoro: ¡Responde!
- Guardia izquierdo: mi compañero diría que la puerta correcta es su puerta.
- Zoro: entiendo.
Entonces los dos guardias desaparecieron como si hubieran sido evaporados de la existencia, y Zoro entro por la puerta de la izquierda y sus compañeros le siguen.
- Liz: ¿Cómo sabias que era la puerta contraria a la que dijo el guardia?
- Zoro: en realidad es sencillo, le pregunté que diría el otro guardia por lo que metí a los dos en la conversación.
- Liz: ¿Pero cómo supiste si decía la verdad o no?
- Zoro: no hacía falta saberlo, al preguntar a uno por lo que diría el otro das por hecho que uno de los dos mentiría, por lo tanto la correcta es la contraria a la que digan, ya que uno de los dos miente.
- John: parece que no eres solo músculo, tambien hay cerebro.
- Liz: muy bien pensado Zoro.
- Zoro: gracias chicos, ahora sigamos.
Prosiguen su camino hasta llegar a una gran sala, con columnas blancas incrustadas a la pared, el techo azul cielo, y el suelo blanco como la nieve.
En el centro de la sala se encuentra un hombre de dos metros de altura, esbelto, de constitución musculosa, cabello largo y blanco, ojos verdes y una armadura, acompañada con una espada medieval de metro y medio, con una empuñadura parecida a una cruz, que sujetaba en su mano.
Se cerró la puerta y el hombre de la prueba se dirigió hacia ellos.
- ???: Podéis llamarme Samael, y yo soy vuestra próxima prueba, la única forma de pasar es venciendome en combate.
- Zoro: no es nuestra primera vez, sabemos como va.
- Samael: os advierto que soy muy bueno con la espada.
- Zoro: eso lo juzgaré yo ¡Yo me encargo de todo!
Zoro desenvainó solo una de sus katanas para la pelea y fue directo hacía el.
Había mucha diferencia de nivel en el combate, a Zoro le costaba seguir el ritmo, entonces retrocedió.
- Samael: ¿Eso es lo único que sabes hacer?
Zoro soltó una leve sonrisa con una mirada desafiante.
- Liz: ¿Por qué solo usa una katana?
- John: creo que le está probando.
- Liz: no te entiendo.
- John: Zoro empezó a aprender a usar las espadas en kendo, y al igual que en todas las artes marciales, los verdaderos profesionales prueban a su contrincante para sacar el máximo potencial y aprovechar la pelea.
- Liz: creo que tiene razón, ademas Zoro se ha dado cuenta de que su contrincante tiene algo escondido.
Zoro saca otra katana y sigue con la lucha está vez con dos armas en vez de una, y ya esta mas igualado a su rival.
- Samael: eres interesante.
- Zoro: entonces mira esto.
Zoro saca su última katana usando su técnica de tres espadas, una en cada mano y otra en la boca.
- Samael: podría ser divertido.
Zoro empieza a enseñarle parte de su verdadero poder como espadachín y esta vez la ventaja es para Zoro lo que hace que Samael retroceda.
- Samael: creo que es el momento para dejar de contenerme.
- Zoro: sabía que tenías mas potencial, sacalo al máximo, no quiero matarte sin haber podido combatir contra tu cien por cien.
- Samael: te arrepentirás de habermelo dicho y no haberme matado antes.
- Zoro: tranquilo, hará la lucha más interesante.
Entonces Samael retrocedió y empezó a salirle un humo denso negro que empezó a recorrer su cuerpo... el cual todo ese humo se concentró en la espalda, haciendo salir unas grandes alas negras.
- Samael: ¡Soy Samael, El gran angel caído!
Todos quedaron anonadados ante este acontecimiento.
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