Destino árido

Después de ser evaporados por ese extraño cristal ambos aparecen en medio de lo que parece ser un desierto. Confundidos y sin saber de su paradero, con nada mas que arena hasta donde alcanza la vista, intentan hallar alguna explicación al suceso.

- John: ¿Dónde estamos? ¿Habremos pasado al siguiente nivel?

- Zoro: no lo creo, si no recuerdo mal, había cien cristales para cien personas, pero en este cristal hemos pasado ambos.

- John: ahora que lo dices, recuerdo que dijeran eso. Y si es lo que estoy pensando, la mujer desaparecida en la cueva podría haber llegado hasta aqui.

- Zoro: si ha sido capaz de llegar ella sola hasta aqui sin ayuda de nadie, es alguien que me gustaria conocer.

- John: calla un momento, ¿oyes eso?

- Zoro: no escucho nada, ¿a que te refieres?

- John: pisadas en la arena

En ese momento, empezaron a salir decenas de personas a su alrededor, con ropaje que tapaba el cuerpo entero, con espadas, y acercandose poco a poco rodeandoles.

-Zoro: ¡¿No tenemos bastante con hormigas gigantes?! ¡Ahora tienen que venirnos hombres del desierto!

- John: ¡Preparate! cuanto antes acabemos, antes podremos descansar.

- Zoro: Entonces empecemos cuanto antes

Zoro y John se prepararon para luchar como en la anterior pelea contra esas colosales hormigas.

Pero, empiezan escucharse pasos en la arena cada vez mas rápidos, pero los hombres frente a ellos estaban parados. Cuando una persona tras ellos salta hacia nosotros, y aterriza ante ellos, era una mujer de cabello naranja, ropa de verano, y un nunchaku girando velozmente en cada mano.

John y Zoro miraban asombrados a la mujer que acababa de aparecer ante ellos, mientra ella dejaba en el suelo a dos de esos hombres del desierto sin ninguna dificultad.

- Desconocida: ¿voy a tener que hacerlo yo todo?

Entonces Zoro y John empiezan a luchar contra esos hombres, acabando con ellos. Zoro con sus tres katanas empezó a cortar cabezas y a atravesar el pecho de las personas a gran velocidad. Mientras John lucha contra varios con técnicas de defensa personal y esquivando ataques que acababan siendo dirigidos de un enemigo hacia otro, produciendo que se maten entre ellos.

Cuando acabaron con todos ellos, John y Zoro se sentaron en la arena agotados.

- Desconocida: ¿tan rápido os cansais? Asi no conseguireis  sobrevivir mucho tiempo.

- John: Gracias por ayudarnos, pero... ¿por que lo has hecho?

- Desconocida: os veia apurados y pensé que os haria falta ayuda

- Zoro: esto es extraño, están muertos pero no sangran.

- Desconocida: eso tiene su explicación.

La mujer desconocida, pisa con fuerza el cuello de uno de aquellos hombres, separando la cabeza del cuerpo, y la eleva con el pie hacia sus manos como si se tratase de una pelota.

- Desconocida: Y la explicación es...
¡Que no son humanos!

- John: ¿Cómo que no son humanos?

- Desconocida: pues no lo son, esto que ves aqui son androides, parecen humanos pero van a pilas.

- Zoro: resolviendo la primera duda, vamos con la segunda... ¿Quién eres?

- Desconocida: disculpa, se me olvidaba, mi nombre es Elizabeth, pero pueden llamarme Liz.

- John: encantado, yo soy John y mi compañero se llama Zoro. Por cierto, ¿sabes cómo hemos llegado aqui?

- Liz: si es lo que creo, también tocasteis el cristal azul pensando que era el de siguiente fase.

- Zoro: Si, y nos trajo a este destino árido.

- John: entonces... ¿no estamos en la siguiente fase?

- Liz: parece que no, al tocar ese cristal habéis sido transportados a otro de los escenarios del concurso.

- John: ¿como a otro escenario?

- Liz: por lo que ha pasado, pienso que habra varios escenarios distintos a la jungla y el desierto, para dividir a los concursantes en diversos sectores.

- Zoro: entonces el cristal es para pasar de fase, y el azul para cambiar de escenario.

- Liz: exacto.

Se escucha como el viento empieza a levantar arena.

- Liz: ¡Rápido, venid conmigo!

- Zoro: ¡¿Que es lo que pasa ahora?!

- Liz: se avecina una tormenta de arena ¡corred!

John y Zoro se ponen en pie, y empiezan a correr siguiendo a Liz, mientras tras ellos se acerca una gran nube de arena a gran velocidad.

- Liz: ¡Por aquí!

Liz señala una pequeña cueva que les servira de refugio para la tormenta, y corren hacia ella.

- Liz: ¡Entrad rápido, sentaos ahi y cerrad los ojos! ¡Y no lo abrais hasta que os lo diga!

La gran tormenta de arena fue hacia ellos, y la atravesaron sin ninguna dificultad gracias a usar la cueva como refugio.

- Liz: ya podeis abrir los ojos, ha pasado la tormenta.

- John: gracias de nuevo

- Liz: no es nada, en estos dos dias he visto a varios ser sepultados por la arena estando vivos.

- John: entonces creo que te debemos una.

- Liz: no lo he hecho por vosotros, simplemente si venis de la jungla queria preguntaros una cosa y no lo podré hacer si morís.

- Zoro: ¿y que es eso tan importante, que tienes que preguntarnos?

- Liz: Quiero saber, si por la cueva por la que entrasteis había alguien vivo.

- Zoro: Creo que te refieres al hombre del tobillo torcido, ¿como se llamaba?

- Liz: ¡Sebastian!

- John: Es él, le prometimos que te buscariamos para averiguar que había pasado.

- Liz: ¡Gracias!, Sebastian es mi hermano mayor, aunque siempre se me ha dado mejor a mi la lucha. Nos apuntamos los dos para intentar conseguir el premio, y poder curar a nuestra mi sobrina de ocho años.

- John: no quiero ser entrometido, ¿pero que es lo que tiene?

- Liz: Hace cosa de un mes, le detectaron un tumor, que esta en un sitio complicado y podría ser mortal operarla. Le quedan unos 3 meses de vida.

- John: Se como te sientes, yo perdí a la persona que mas quería por una enfermedad.

- Zoro: No sirve de nada lamentarse, todos hemos perdido a alguien querido, pero la única opción es ser fuerte y seguir adelante, que el recuerdo de esa persona te fortalezca, ponerse triste no hara que reviva.

- John: mejor dejemos el tema y busquemos algún lugar en este desierto donde puedan estar ese cristal y pasar de fase.

- Zoro: Liz, ¿te gustaría venirte con nosotros?

- John: No me lo esperaba de ti Zoro, no sueles ser agradable con las personas que acabas de conocer.

- Zoro: Que no se te suba a la cabeza, solo es que no me gusta deberle nada a nadie.

- Liz: Acepto, podría ser divertido pasar esta aventura con vosotros dos.

- John: deberiamos salir pronto.

- Liz: Sera mejor esperar al ocaso, para evitar la alta temperatura.

Al anochecer salen de la cueva, y empiezan a caminar en dirección contraria a donde vienen, con vistas al horizonte, con nada mas que una gran extensión de arena.

Sin rumbo, sin nada mas que ellos mismos y sus fuerzas por sobrevivir.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top