Capítulo 7: Emociones.

Había pasado una semana desde que Macaque dejó la "jaula", aparentemente se ha comportado, lo que ha hecho que el rey mono le dejara más a su libertad y verlo de lejos, porque tan pronto como se acercaba era rechazado, Macaque no quería ver al mono dorado. Aun así, Wukong hizo lo mejor que podía para tratar a su antigua pareja.

Le ofreció su cama para dormir mientras que el rey mono solo se quedaba como un centinela, cuidando que ningún enemigo llegase, no podía arriesgarse tanto. Esto solo significaba que Macaque no podía escapar en las noches, debía ser en algún momento donde el rey mono saliera a hacer algo, pero no había salido en todo el tiempo que llevaba allí.

Wukong se encargaba de su alimentación, le daba las tres comidas que necesitaba, además de darle bocadillos cada vez que lo desee el mono de seis orejas. El rey mono estaba tomándose muy enserio eso de cuidar a su antigua pareja, pero aun así no conseguía ser del agrado de Macaque.

—Quiero comer solo, gracias. — Pidió Macaque sentado en el sofá con un mango en la mano, era su merienda de la tarde.

—Claro, entiendo...—

El rey mono prefería no discutir con su pareja, no cuando probablemente podría estar embarazado, tenía entendido que la madre debía estar de buen humor y lo mejor cuidada posible para que todo saliera bien, Wukong estaba ansioso, más por el hecho de ser padre que por "recuperar a los monitos", pero aun así no podía darse el lujo de disfrutar demasiado, eso era porque seguía sin querer bajar su guardia, a veces Wukong podía ser muy paranoico, y lo era, por eso no descansaba, solo pocos momentos y reaccionaba al más mínimo sonido.

Wukong abandonó la sala y fue afuera de su hogar, buscando más mangos en los árboles, quería estar listo para proveerle todo lo que desee su antigua pareja, pero su calma fue interrumpida cuando escuchó un ruido fuerte en la casa. Dejó los mangos en el suelo y fue rápidamente adentro de su hogar, Macaque ya no estaba en la sala y solo olía un olor bastante horrible.

Entonces lo supo.

El rey mono fue hacia su baño, si, justo como sospechaba, allí estaba Macaque, sentado a un lado del inodoro tras haber vomitado, realmente una experiencia desagradable. Wukong se acercó para ayudar al mono de pelaje oscuro, pero Macaque solo le dio un manotazo para alejarlo.

—No me toques, es tu culpa. —

—¿Fueron nauseas? — Preguntó Wukong, como si no fuese lo bastante obvio.

—No, imbécil, solo quise vomitar porque sí. —Respondió sarcásticamente Macaque.

—Ven, seguro quieres limpiarte, puedo ayudarte. —

Aquella propuesta fue porque una parte del vómito manchó algo de la ropa del mono de seis orejas, así que seguro que, tras esa mala experiencia, le vendría bien bañarse y relajarse.

—No, no quiero tu ayuda. — Gruñó Macaque, levantándose solo.

—Déjame cuidarte, Liu er. Vamos. —

Wukong insistió, no le importó las quejas de Macaque y lo cargó para llevarlo fuera de allí. Macaque no pudo preguntar a donde iban, pero obtuvo su respuesta al ver donde estaban: Wukong le había llevado a aquellas aguas termales de antes, estaban no tan lejos de donde vivían, y además, había una cabaña donde el rey mono guardaba algunas cosas, como las toallas o el peine con el cual acicaló a su amado Macaque.

—Seguro aquí lograrás relajarte más. —

Macaque había sido soltado por el rey mono, no tardó en ir hacia las aguas termales tras quitarse la ropa. Si, definitivamente se sentía maravilloso, pero aun así eso le hacía recordar aquella noche, solo suspiró y trato de no pensar en eso, disfrutando de aquella agua contra su piel. Wukong entró a la cabaña y salió con el peine en mano, además de ya no tener su ropa encima, también tenía intención de bañarse, así que entró a las aguas.

Era un sitio amplio así que no estaban cerca, Macaque solo le dio la espalda mientras se abrazaba a si mismo, fue horrible, no le gustaba vomitar y esto solo le recordaba que su vida ahora estaba cambiando, estaba embarazado. Su angustia fue interrumpía al sentir a Wukong tocando su cabeza, estaba usando el peine para acicalarlo. No quería admitirlo, pero le daba algo de comodidad, inconscientemente ronroneó.

Estuvieron en silencio, Macaque disfrutaba de la atención, Wukong solo deseaba que ese momento no se detuviese, era lo más cercano que se sentía a Macaque, sabía que la relación entre ellos estaba complicada, pero no sabía que podría hacer, ya sabía que el mono de seis lo odiaba.

—Listo. — Dijo Wukong, dejando de peinar al otro y alejarse, no quería incomodarlo. Simplemente se hizo a otro lado para peinarse el mismo.

Macaque le miró alejarse, si, ahora mismo recordaba la noche de su celo. También porque pudo ver las marcas en la espalda de Wukong, marcas que recordó hacerle. De verdad no quería pensar en eso, pero su mente estaba en su contra. El mono de seis orejas salió de las aguas termales y fue a la cabaña, se cubrió con una toalla y tomó asiento en un sofá frente a una chimenea que había en el sitio, se abrazó a sí mismo, enrollando su cola.

El macaco de seis orejas se sentía mal emocionalmente, no sabía que sentir. Sentía angustia y molestia, su vida se había llenado de cadenas.

—¿Mac? —

La voz de Wukong llegó a sus seis orejas, el rey mono había entrado a la cabaña.

—Aquí estoy. Tranquilo, no me he escapado. —Respondió Macaque ante la voz de Wukong, sin girar a verlo, solo mirando el fuego de la chimenea.

Antes, su amor por Wukong era así, un fuego que parecía iba a arder por siempre.

Pero simplemente la otra persona dejó de tirarle leña, haciendo que el fuego se apagase con el tiempo.

Wukong tomó asiento en un sillón vacío a un lado del mono de pelaje oscuro.

—¿Todo bien? — Preguntó el rey mono, observando a su antigua pareja.

Como si de una broma se tratase, Macaque dio unas risas, pero sonaba tan triste, tan vacío.

—¿Enserio lo preguntas? —

—Yo... —

—Eres un completo idiota, Sun Wukong. Veo que sigues siendo de esa manera. —

—... Lo siento, tienes razón, no debí preguntar. —

—Qué bueno que te diste cuenta, pero seguro no lo sabes. ¿Cómo crees que me siento, Wukong? Fui secuestrado, encerrado, utilizado, marcado, y ahora estoy embarazado. Seguro que para ti es una gran noticia, seguro que tu si estas feliz. —

El rey mono se estaba dado cuenta de su gran error, nada de eso iba a funcionar, todo porque se dejó llevar, perdió la cabeza.

Ahora que reflexionaba, nada de lo que hizo fue correcto, lo sabía, pero se dejó controlar por sus explosivas emociones, no sabía regularlas, solo sabía que no deseaba hacerle daño a Macaque, todo lo contrario, lo quería cuidar y tener para él.

—No, no lo estoy. Yo... No podría estar feliz sabiendo que te hice daño. —

—¡Pues felicidades, Sun Wukong! Me hiciste mucho daño, parece que tienes esa costumbre. Asesinarme no fue suficiente para ti, seguro estuviste muy satisfecho al pensar que no volverías a verme. —

Aquel recuerdo seguía siendo doloroso para Wukong, era un detonante, donde la peor parte de su entrenamiento comenzó.

—No, no fue así. Cuando te perdí, perdí la cabeza, Macaque. Nunca quise hacerte daño, yo solo... Me dejé llevar por la rabia, lo siento mucho, pero te juro que desde entonces nunca tuve un día bueno. —

—Solo dices mentiras, siempre lo haces. —

—Tripitaka hizo la habitación porque necesitaba contenerme. Solo quería matarme o matar a alguien más, quería calmar este dolor que me causó el haberte perdido, el lastimarte. Nunca pude perdonármelo. —

—...No parece que te importó demasiado. Tu nos alejaste, Wukong. Pero es mi culpa por haber querido estar contigo a pesar de que me dejaste solo tantas veces... Esto pasa cuando te acercas demasiado al rey... Cuando dejas de ser útil. —

—... Hice muchas cosas mal, lo sé. Pero te prometo que nunca fue mi intención lastimarte. —

—¿Sabes? El primer año nuevo que estuve solo, esperaba que llegaras... Esperé por tantas horas y nunca llegaste. Lo peor de los siguientes años, no fue solo que te esperaba y no llegaras... Lo peor era que me prometías que no se repetiría, y yo te creía. —

Macaque se sentía dolido, su pecho dolía tanto. Estaba lleno de tristeza, una tristeza causada por amor. Sentía rabia, y no se callaba porque quería respuestas a sus dudas y quejarse de aquello que tanto escondió.

—Mac....—

—¿Acaso de verdad me amaste, Wukong? —

—Lo hice, nunca dejé de amarte, aún ahora solo pienso en ti. —

—No... Ahora solo me ves como un medio para conseguir unos malditos cachorros y sanar tu enfermo corazón. —

—Estuvo mal, pero...—

—¡No hay justificación! ¿Cómo es posible que hicieras todo eso, Wukong? ¿No sabes acaso lo que es la empatía? —

Wukong se quedó en silencio, no sabía responder, probablemente la respuesta que debía dar era un no. El rey mono nunca aprendió eso, Tripitaka solo le decía que debía de enterrar sus emociones porque no le ayudarían para ser mejor.

—¿No sabes lo que es? Eso explica tantas cosas, eres un jodido idiota. —

Macaque se levantó del sillón y fue camino a la salida de la cabaña, pero Wukong se levantó y lo agarró del brazo, deteniéndolo.

—Mac.—

—Suéltame. —

—Por favor, escúchame. —

—¿Para qué? ¿Qué dirás esta vez? ¿Qué sucia mentira me vas a volver a decir? —

—Lo siento, lo siento por todo, sé que no tengo perdón, sé que no hice las cosas bien, pero...—

—Si lo sabes, ¿Por qué ahora es que lo dices? —

Wukong sintió angustia, no encontraba las palabras, no entendía completamente lo que sentía, no sabía cómo transmitirlo todo verbalmente.

—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. — Repitió el rey mono. —No quise hacerte daño, no quise dañar lo nuestro, yo... Yo ni siquiera quería dejarte solo en año nuevo, nunca disfruté esos días con mi maestro, solo quería verte. —

—¿Y por qué nunca viniste? —

—... Porque no podía decirles que no. —

—O quizás, yo no era una prioridad para ti. —

—¡Lo eres! ¡Claro que lo eres! En el pasado y ahora. Eres mi mayor prioridad Macaque, quiero hacer las cosas mejor, quiero dejar de lastimarte yo... Yo no quiero solo al cachorro, te quiero a tí, quiero una vida a tu lado, no quiero perderte otra vez. —

Macaque sentía más tristeza, su corazón tenía un gran dilema. Estaba feliz de escuchar esas palabras, pero tenía miedo de caer otra vez en los brazos del rey mono, saliendo nuevamente lastimado.

Pero Macaque podía verlo. Él podía ver la angustia en los ojos de Wukong.

—Suéltame. —Volvió a pedir Macaque, esta vez más calmado, Wukong hizo caso.

—Lo siento. Yo solo no quería que te fueras sin que te dijera la verdad. —

—Wukong. —

—¿Sí? —

—¿Te disculpaste solo porque querías dejar de sentirte culpable? ¿O lo dijiste de verdad? —

—Lo dije de verdad. Me arrepiento de lo que te hice pasar. —

Sí, Macaque podía verlo. El macaco de seis orejas podía ver perfectamente como Wukong era un desastre emocional ahora mismo y antes de eso.

—Quiero volver, estoy cansado. —

—Está bien, nos iremos. —

—Pero... Quiero quedarme en la habitación, solo. —

—... Entiendo. —

Wukong no se negó a su petición, ambos se vistieron y fueron devuelta a casa. El rey mono dejó en la habitación a Macaque, nuevamente encerrado. Mientras que el mono dorado se quedó en su casa solo.

...

Macaque necesitaba pensar, necesitaba soledad, necesitaba ordenar sus pensamientos.

Necesitaba calmar su corazón y equilibrar su mente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top