Capítulo 25: Un pequeño problema.

Probablemente lo peor de todo era el periodo de embarazo, además del nacimiento, pero quizás aquello solo era el comienzo de lo que eran problemas habituales, algo nuevo que ver. 

Cuidar a los pequeños. 

Contrario a lo que se esperaba cuando vieron a los gemelos, aunque parecían tan tranquilos y risueños, sucede que tenían mucha energía y vaya que no sabían lo que era dormir, o al menos eso parecía cuando la pareja de monos tenía que levantarse para atender a los pequeños que comenzaban a llorar a mitad de la madrugada. 

Y si, ambos tenían que levantarse, porque parecía que cada gemelos tenía preferencia por uno de sus padres, aunque mayormente Macaque era el capaz de tranquilizar a ambos, Wukong seguía tratando de aprender que debía hacer o qué era lo correcto. 

Pero al menos los pequeños adoraban jugar con Wukong. 

Si lo piensas, era algo realmente curioso.

De día, los gemelos amaban jugar con el mono de piedra, ambos llenos de energía y emoción, dos soles con ganas de brillar. 

Y de noche, podías ver a Macaque cargando a ambos mientras tarareaba una suave canción para que durmieran. 

Si, eso era algo que Wukong amaba ver. 

...

La única luz en toda la casa siendo una lámpara encendida en la sala, luego, podías ver la puerta abierta de la nueva habitación donde estaban los gemelos. Aún no habían decorado la habitación, pero habían estrellas que estaban pegadas en el techo, estrellas que brillaban en la oscuridad. 

Un poco de luz entraba por la ventana de aquella habitación, una luz que dejaba ver a un Macaque cargando a los dos pequeños, tarareando una canción suave, los pequeños probablemente van a dormir pronto, sí, eso harían, descansarían, incluso Wukong sentía sueño ante los dulces sonidos de su amada luna. 

Mientras Macaque se encargaba de dormirlos, Wukong observaba desde la sala. 

Liu Er Mihou era hermoso. 

No importa lo que Macaque estuviese haciendo, si solo dormía, si tenía el ceño fruncido, si estaban peleando o el reía, Mihou siempre se veía hermoso, y ahora más, tan satisfecho con sus dos pequeños, tan satisfecho de tener la vida que tanto había deseado en un pasado lejano. 

Finalmente todo era maravilloso. 

Macaque acostó a los pequeños en sus cunas, lentamente, sin ser muy brusco. Besó la frente de ambos y salió de allí, cerrando la puerta, encontrándose en la sala con su pareja, quien le observaba con una sonrisa. 

—Deberías haber dormido, es tarde.—Dijo Macaque, tomándole de las manos. 

—¿Dormir sin ti? No creo... También quiero que cantes para mi, Moonlight.—

Liu Er solo sonrió, acercándose para besar los labios del rey mono. Wukong soltó las manos de su pareja y lo abrazó. 

Antes de que exista un toque más íntimo, Macaque se separó. 

—Hora de dormir, también para ti.—

—Bien...—Wukong tuvo que aceptar a regañadientes.

Ambos fueron a su habitación, lo mejor era dormir pronto, después de todo, nunca sabían el momento donde uno de los gemelos se iba a levantar. Eran realmente sensibles a todo, por eso Macaque tuvo que usar un sello especial para que los sonidos no entraran a la habitación de los pequeños, pues ya que tienen 6 orejas, Macaque sabe perfectamente lo horrible que es para ellos percibir tantos sonidos en todo momento. 

Así que, la pareja de monos solo se acurrucó para dormir.

A veces, la pareja recibía visitas. 

Las visitas de PIF eran maravillosas, tranquilas, y llenas de regalos. Se podría decir que siempre que ella llegaba, traía regalos para los gemelos y para Macaque, claramente, nunca le traía nada a Wukong y se lo dejaba saber, obviamente hacía eso apropósito. Los gemelos adoraban a su tía, y PIF realmente estaba muy feliz con ellos, era como volver a cuidar a su propio pequeño hijo. 

DBK alguna vez había ido a ver a los pequeños con PIF, solo algunas veces, porque digamos que le huía a los gemelos, y no era por miedo, simplemente que ambos se ponían MUY felices de verlo y comenzaban a balancearse en sus cuernos, además de jalar su cola.  

Las visitas de MK y sus amigos eran otra cosa, ya que era como nuevos niños que cuidar. Todos jugaban con los pequeños y la pareja de monos tenía que vigilar que ninguno se hiciera daño.

Aunque, curiosamente, Macaque siempre terminaba vendando las heridas de uno de los humanos antes que las de sus hijos. 

Porque parecía que los gemelos eran iguales a sus padres, o mejor dicho, a Wukong más que todo.

Preocupante, al menos para Macaque, quién solo rogaba porque ninguno desee un día pelear con el emperador de jade o algo parecido. 

Ahora, solo había un pequeño problema. 

O al menos eso notaba Macaque, quien siempre era mejor para darse cuenta de las cosas antes que Wukong. 

Y era que MK no parecía estar de buen humor recientemente. 

Era complicado de describir, pero Macaque podía ver como a veces cuando jugaba, se quedaba a un lado a mirar, quizás pensando en algo. También cuando tenía que esperar junto a sus amigos que Macaque terminara de preparar a los cachorros para que puedan ir a jugar, MK simplemente parecía más callado de lo que habitualmente era. 

Claro que una madre macaco podía notar ese cambio de humor.

Pero Macaque esperaría el momento preciso para preguntar. 

Aquella mañana los cachorros seguían dormidos, se habían levantado tanto en la noche que aún seguían cansados. Wukong también estaba dormido, quizás porque esa noche tuvo que estar despierto todo el tiempo para que su pareja pudiese dormir, un lindo detalle. 

Así que Macaque estaba despierto, tomando un poco de té mientras estaba sentado en el sofá. 

Pero se levantó a abrir la puerta, incluso antes de que fuese tocada, esto porque Macaque pudo oír los pasos de alguien llegando a su hogar, y si, MK estaba del otro lado de la puerta. 

—Oh, Mac, ¿Qué tal?— 

—Todo bien, chico.—Respondió Macaque, sonriendo. —¿Quieres pasar?—

—No, yo... Solo venía para entregar esto.—MK le mostró las bolsas de plástico que tenía en mano. —Monkey King me dijo si podía traer fideos para mañana, así que los pidió desde antes y vine.—

Gracioso, porque ayer Wukong había dicho que se encargaría de cocinar el almuerzo, tal parece que no tenía planes de cocinar, quizás luego Macaque le regañe, o tal vez no.

—Gracias.—Dijo Macaque.—Pero si no tienes apuro, ¿Por qué no me haces compañía un rato?—

—Claro.—

MK finalmente entró a la casa, dejando la comida en la mesa, luego tomó asiento en el sofá. 

—¿Quieres algo de té?—Preguntó Macaque.—Desde que estaba embarazado, tengo té de todo tipo, Sandy se emocionó respecto a eso.— Agregó el mono, luego soltó una pequeña risa.

—Si, por favor.—Respondió MK. —Me imagino que Sandy trajo un montón de cajas.—

—Eso y recetas. Vaya que lo conoces.—Dijo Macaque, sirviendo una nueva taza de té. 

Al terminar de prepararlo, Macaque tomó asiento a un lado de MK, entregándole su té. Ambos tomaron un poco de su propio té mientras disfrutaban del momento. 

 —¿Cómo ha ido todo?—Preguntó Macaque.

—Bueno, todo es tranquilo. No hay más enemigos.—

—Pero sigues entrenando, ¿No?—

—A veces.—Respondió MK.—Aunque no he aprendido nada nuevo.—

Claro, MK no podía entrenar porque Wukong había estado haciendo el papel de padre responsable en casa, así que no podía saltarse ese trabajo para entrenar a su sucesor, aunque no sería algo de todo el tiempo, quizás luego entrene junto a los pequeños, o algo así.

—¿Y qué hay de los demás?—

—A veces nos divertimos, ¡Y Red Son ya no nos evita!—

—Digo lo mismo.—

Ambos rieron antes de volver a tomar un poco de té. Pero en un momento, Macaque se levantó y dejó la taza a un lado.

—Dame un momento.—Dijo el mono, caminando a la habitación de los gemelos. 

MK tuvo que aceptar, tampoco dijo nada, simplemente asintió y siguió tomando de su té. Macaque había escuchado un pequeño ruido en la habitación, simplemente se fijó bien en los gemelos, asegurándose de que estuviesen bien ambos. Ciertamente los gemelos estaban dormidos, seguro solo fue uno de ellos acomodándose en la cama. Ahora, las 6 orejas del macaco captaron el sonido de MK levantándose del sofá, dejando la taza en la mesa. 

Macaque salió de la habitación y la cerró, acercándose a MK antes de que se alejara más.

—Hey, ¿Ya te vas?—Preguntó Macaque, extrañado por eso.

—Si, yo... No quisiera molestar, ya sabes. Igual sería bueno que ayudara un poco más a Pigsy, así puedes estar bien con los niños.—

Hubo silencio, solo por un momento. 

—¿Sabes, MK? Estas seis orejas no son de adorno. Y puedo escuchar muy bien como tus latidos son diferentes cuando mientes, así que, ¿Por qué no me dices el problema?—

Esa fue una respuesta que MK no supo responder.

—Yo...—MK miró a otro lado, nervioso, y Macaque lo sabía.

—No tienes que mentirme, ¿Sabes? No voy a molestarme ni nada.—

—...Es algo tonto.—

—No es tonto, no si te molesta, MK.—

De verdad que el humano quería decirlo, pero quizás era muy vergonzoso, o quizás no quería molestar al mono, probablemente todo lo anterior.

—Desde que los cachorros nacieron, ya no eres... Tan cariñoso como antes y... Ahora solo los cargas a ellos y todo eso... ¡Y está bien! Solo que... Supongo que me había acostumbrado a que hicieras eso conmigo... ¡Digo, con todos! Ya sabes, como antes.—

Finalmente MK pudo decirlo, y era aún más vergonzoso ahora que lo decía en voz alta, y más al darse cuenta que era algo tan tonto como eso. Seguramente Macaque solo se iba a reír.

Pero contrario a eso, Macaque lo abrazó, rodeando con sus brazos el cuello del pequeño. 

—Oh, chico, podrías haber comenzado por allí.— 

Macaque le sonrió, luego sin avisarle, lo cargó. El mono nuevamente fue a sentarse en el sofá, sin dejar de abrazar a MK, restregándose contra este mientras ronroneaba, otra vez estaba dejando su aroma en el humano. Luego de un momento, comenzó a acicalarlo. 

—Aunque los tenga a ellos dos, siempre serás como mi primer cachorro, MK. Ya sabes, eres como su hermano mayor, después de todo, ¿No se supone que eras el sucesor de Monkey King? Y también sigo siendo tu maestro.—

MK sonrió. 

—Si, tienes razón.—

Siguieron en ese tranquilo ambiente, con un Macaque acicalando al menor, tarareando una canción de cuna, MK solo permitía el suave tacto del mono. 

Si, por alguna razón extrañaba ese trato tan delicado, quizás sea porque hace tanto que había perdido a sus padres, así que la atención que Macaque le brindó antes le hacía extrañar el tiempo con su madre, las caricias, el amor. 

Así que cuando todo se había detenido, pensó que el amor se acabó. 

Qué alegría saber que no fue así.






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top