Capítulo 21: Familia.
Dos días luego, Macaque ya había decidido salir, esta vez iría al puesto de fideos de Pigsy, junto con MK, el chico se había tomado enserio eso de estar con Macaque, pues esos dos anteriores días también lo había visitado.
Wukong no estaba del todo seguro, así que les dejó ir con la condición de llevar uno de sus clones, finalmente el rey mono se quedó solo en su casa.
...
Pero, de hecho, había una doble intención en eso.
Fue a su habitación de confinamiento, cuando entró se encontró con la habitación destrozada, en el medio solo había cadenas que salían del suelo, estas retenían al alcalde, quien estaba sentado en el suelo.
—Parece que estuviste haciendo travesuras. —Dijo Wukong mientras veía el desorden.
—Estaba aburrido. —Comentó con una sonrisa el demonio. —¿Qué tal el bebé? Oh, cierto... —
Antes de poder reírse de su propio comentario, Wukong llegó en un segundo frente a el y lo agarró del cuello fuertemente.
—Veo que tienes la suficiente fuerza para reírte y bromear... Habrá que arreglar eso. —
Golpeó contra el suelo el rostro del alcalde consecutivamente, cada vez con más rabia, hasta que lo soltó, todo su rostro estaba ensangrentado, su sonrisa seguía allí.
—¿Eso es todo? —Se burló el demonio.
Wukong sonrió.
—Oh, no. Esto solo es un calentamiento. Mi hermosa luna se está divirtiendo y para la cena va a regresar, así que vamos a divertirnos juntos un tiempo, ¿Bien? Voy a destruir este lugar, pero antes... Vamos a darle un último uso. Veamos qué tan bueno eres soportando el dolor. —
Quizás el alcalde no debió meterse con la familia del rey mono.
—Fue delicioso, ¿Cierto? —Preguntó MK.
—Totalmente. —Respondió Macaque con una sonrisa.
—¡Te lo dije! Pigsy hace los mejores fideos. —Dijo orgulloso MK.
Tang, MK, Mei, Red Son y Macaque iban devuelta a Flower Fruit Mountain luego de pasar casi toda la tarde fuera, detrás de ellos les seguía el clon del rey mono, el cual permanecía en silencio y mirando alrededor, asegurándose de que todo estaba bien y que no habría enemigos cerca.
El de lentes había estado observando a Macaque, quien parecía realmente relajado a su lado a comparación de Wukong, quien desde que se había "roto" simplemente reaccionaba de manera negativa. Quizás es porque Macaque ha tenido la oportunidad de autocontrolarse mejor, acostumbrado a guardarse todo para si mismo.
—¿Sucede algo? —Macaque había estado notando que lo observaban, no iba a decir nada, pero luego de tanta insistencia simplemente decidió preguntar.
—No, no pasa nada, perdona. —Se disculpó rápidamente Tang.
—Tranquilo, chico, no pasa nada. —Dijo Macaque sonriendo, para luego darle palmaditas en la cabeza a la reencarnación del monje.
Tang solo podía observar a ese sonriente mono de pelaje oscuro, el mismo que hace un momento estaba tan feliz comiendo unos platos de fideos mientras reía con los demás, el mismo mono que tuvo que atender para calmar sus dolores tras el accidente.
...
Tang no podía entenderlo.
¿Cómo era posible que él pueda verlo, pero Tripitaka no?
Solo podía ver a un pobre macaco de seis orejas, quien era un demonio y tenía poderes desastrosos si los usaba, pero nunca tuvo la necesidad de causar daño, incluso ahora seguía siendo una víctima.
Era solo parte de aquella condenada especie.
...
Pero el no era Tripitaka, podría ayudar y cambiar las cosas, podía ayudarlos esta vez para lo que sea que necesiten.
Iba a hacerlo no solo por la petición de Tripitaka, sino por su propia voluntad.
Porque no era Tripitaka.
Era mejor que él.
...
Finalmente, tras un rato, todos habían llegado a Flower Fruit Mountain, sin embargo, no estaba Wukong, solo una nota que decía "Vuelvo en un rato" en la mesa del comedor junto a una canasta de diferentes frutas.
Parece que tendrían que esperar que el rey mono regresara, así que fueron a sentarse a ver la televisión, aunque en el sofá no podían estar todos, pero Macaque no se molestó en sentarse en el medio y cargar a MK.
Aunque la televisión estaba encendida, el grupo de amigos se dedicaba a soltar pequeñas bromas al ver a MK siendo acicalado por Macaque, parece que aquella cercanía con "su cachorro" hizo que volviera a querer atenderlo.
—¡Awww! ¡Es que son tan lindos! ¡Yo también quiero! —Dijo Mei, dejando de tomar fotos, se encontraba sentada a un lado de Macaque, y simplemente los miró con emoción.
—Bueno...—Macaque no vio ningún problema en atender a alguien más.
Dejó desatendido a MK y luego comenzó a acicalar a Mei, quien soltaba pequeñas risas por el suave tacto, era realmente increíble como se podía sentir uno tan relajado por las hábiles manos del mono de pelaje oscuro.
—¡Chicos, deberían intentarlo también! —Dijo Mei.
—No gracias, paso. —Dijo Red Son, sentado del otro lado de Macaque.
—Ven aquí. —Dijo Liu Er, dejando a Mei para girarse al otro lado y acicalar a Red Son, acariciando con suavidad su cabeza. —Seguro no lo recuerdas, pero te conocí de pequeño. —
—¡Suéltame! ¡Te lo advierto! —Amenazó Red Son.
—Quién diría que serías un niño tan chillón. —Bromeó Macaque, soltando una pequeña risa y siguiendo sus toques con cariño.
En algún punto Red Son dejó de quejarse, realmente que Mei tenía razón, aquello era relajante y no podía molestarse.
—No creas que me olvidé de ti. —Dijo Macaque, extendiendo una mano hacia Tang, quien estaba sentado alado de Mei, comenzó a acariciar también su cabeza.
—¡Yo también quiero! —Dijo Mei. —¡Otra vez, otra vez! —
—Hey, yo estaba primero. —Dijo MK, sintiéndose algo olvidado.
Macaque soltó una pequeña risita mientras observaba a los niños, eran realmente agradables, tan lindos.
—Tranquilos, puedo encargarme de todos. — La verdad no podía, pero siempre podía darles otro uso a sus clones de sombra.
De todas maneras, solo estaban pasando el rato antes de que llegara Wukong.
Sun Wukong finalmente había terminado su trabajo, tenía nueva ropa puesta y no había ni una pizca de otro olor que no fuera el suyo propio, eso sería suficiente.
Que buen día era hoy, finalmente la habitación de confinamiento ya no existía. Eliminar las protecciones de Tripitaka fue difícil, pero no imposible, después de todo, le compartieron aquel secreto.
La única preocupación de Wukong era haber llegado muy tarde para hacer la cena.
Al llegar a casa, solo podía oler a su amado Liu Er, y justo cuando entró, resulta que... De hecho, no estaba solo, en absoluto.
Lo primero que vio al llegar fue como estaban en el sofá su amado y tres de sus clones, cada uno de ellos estaba cargando a los amigos de MK, mientras que el verdadero Liu Er estaba cargando a MK, todos ellos estaban acicalando a los pequeños humanos y ronroneando mientras dejaban el olor en ellos.
Ante la repentina llegada, el primero en levantarse fue Red Son, realmente avergonzado por ser encontrado así.
—¡No es lo que crees! —Exclamó Red Son.
Pero en pocos segundos el clon de Liu Er que lo estaba atendiendo, volvió a agarrarlo en contra de su voluntad, abrazándolo para evitar que se fuera.
—¡Peach! — Macaque había dejado ir a MK para levantarse y abrazar a su pareja.
Maldita sea, toda la casa olía a ese dulce aroma a mangos. Tantos clones y los olores que dejó en los niños realmente era solo el olor a mango.
Los clones de Macaque se desvanecieron, igual el de Wukong, ahora la pareja solo se dedicaba a abrazarse.
—Hola, mi amada luna. —Saludó Wukong, besando a Macaque, quien correspondió realmente gustoso.
Quizás sea por los niños, pero estaba realmente cariñoso.
Se separaron de su beso y juntaron sus narices, sintiendo al otro tan cerca, felices de estar allí.
—¡Monkey King! —Dijo MK, saludándole.
—¡Hola, hola! —Saludó Mei.
—Hey, que sorpresa verlos aquí. —Saludó Wukong, abrazando a su luna. —Gracias por cuidar a Macaque mientras no estaba. —
—¡No hay de qué! Es realmente agradable. —Respondió Mei.
—Desastroso. —Se quejó Red Son mientras trataba de arreglarse el cabello.
—Siempre estaremos para ayudar. —Dijo MK.
Wukong sonrió.
—Bien, debo agradecerles eso. Entonces... ¿Quién quiere cenar? —
Todos comenzaron a responder, finalmente Wukong tuvo que ir a la cocina y preparar la cena.
Quizás no sea la cena romántica para dos personas que tenía en mente, pero estar acompañados de varios niños con el aroma de Macaque no sonaba mal.
...
Sí, como una familia.
Como si la vida volviera y la risa de los pequeños volviera a oírse por todo Flower Fruit Mountain.
Cuando había muchos más de ellos, cuando su especie estaba por todo ese paraíso que eran sus preciadas montañas.
Cuando había muchos pequeños, familias, los generales y demás.
En el tiempo donde su especie prevalecía y no estaba casi extinta.
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