Capítulo 20: Cachorro.

Aceptar la noticia fue difícil, demasiado. Sun Wukong sentía que era su culpa, le había fallado a su pareja, y ahora solo podía quedarse fuera de su casa mientras caminaba en círculos, se sentía angustiado, no sabía cómo estaría Macaque.

Pronto, la puerta de su casa fue abierta, dejando salir a Princess Iron Fan, no parecía tener un rostro feliz, y tan pronto como estuvo frente al rey mono, le dio una cachetada.

MK, Tang y Red Son estaban esperando afuera junto a Monkey King, los tres pudieron ver la situación, más no dijeron nada. Wukong no se quejó al respecto de la cachetada, de hecho, agradecía eso, quizás le ayudara a sobrellevar la culpa, el dolor.

¿Por qué lo tuvo que dejar solo? Si, Macaque insistió en que no necesitaba ayuda y que estaría bien, no debió aceptar sus palabras, debió insistir en dejar a sus clones, o en cambio, mandar a sus clones para que hagan ese recado.

PIF no pareció feliz al ver la expresión depresiva del rey mono, no servía de nada si ya el mismo Wukong se despreciaba solo.

—¿Qué mierda tienes en la cabeza? —Preguntó PIF con molestia.

—¿Macaque está bien? —Preguntó Wukong.

Desde que el doctor llegó y lo atendió, la única persona que se quedó con Macaque fue Iron Fan. Nadie más tenía permitido estar allí, aunque Tang había entrado antes para apoyar al doctor, calmando el dolor del macaco de seis orejas.

—Él está bien. Un aborto espontáneo no suele matar, simplemente tiene otros efectos secundarios. — Respondió PIF relajando su expresión de molestia.

—¿Qué puedo hacer por él? —

—Quedarte a su lado y cuidarlo. Maldita sea, Wukong, ¿No pudiste cuidarlo mejor? Estaba embarazado, debía quedarse en reposo, sin peleas, sin accidentes, nada de estrés y sobre todo cuidar su alimentación. —

—...Lo siento. —

—No, no te disculpes conmigo. Solo hazlo bien esta vez. Ahora, una cosa más. —

PIF volvió a darle una cachetada al mono dorado, los niños seguían viendo.

—Sé lo que le hiciste. Más vale que de verdad estés estable ahora, Sun Wukong. — Fueron las últimas palabras de PIF para luego salir de allí, siendo seguido por su hijo.

Monkey King no tuvo problemas para saber a qué se refería PIF, probablemente Macaque se lo habría contado en busca de apoyo de su amiga.

Debían de agradecerle mucho a PIF, ya que Red Son pensó en que el doctor que atendió a su madre, definitivamente podría ayudar, y así fue.

—¿No vas a verlo? —La voz de Tang hizo que el rey mono se sobresaltara.

—...No lo sé. —Respondió el mono dorado, no sabía qué hacer.

¿Qué tal si Macaque no quería verlo?

—Estuvo todo el tiempo preguntando por ti. —Dijo Tang.

Aquello hizo al rey mono calmar esa voz que le decía que Macaque no lo quería cerca. ¿En qué estaba pensando? Claro que su pareja lo necesitaba ahora mismo.

—Gracias. — Dijo el rey mono para luego entrar a su hogar.

El dolor había sido horrible, pero Macaque no sabía si fue culpa del aborto espontáneo o por el dolor después de la pelea, sus propias heridas.

O quizás, el dolor psicológico.

El bebé, aquel pequeño en su vientre, aquel que ni siquiera había podido saber cuántos eran o su género. No pensó en un nombre, no pensaron en hacer su habitación, todo pasó tan rápido y pensó que tendría suficiente tiempo para hacer esas cosas.

Cuando estuvo en los brazos de su pareja, sintió tranquilidad, la paz que necesitaba en aquel momento se la había dado el olor a melocotones y sentir el suave pelaje de su amado cerca.

También debía aceptar que le agradecía mucho a Tang por calmar su dolor, su angustia.

Los recuerdos que tuvo luego eran tan breves.

Recordaba despertar en una camilla, a un lado había un extraño, simplemente le gruñó y reaccionó violentamente, no le gustaba saber que le estaba tocando ahora que estaba vulnerable, pero la voz de PIF logró calmarlo.

Luego todo volvió a ser borroso, dejándose llevar por el tranquilizante que le inyectaron.

Lo siguiente que recordaba era despertar y ver a PIF a su lado, quien le saludó y le dijo que se tranquilizara.

Macaque comenzó a derramar lágrimas mientras se llevaba las manos al vientre, PIF se colocó a su lado y lo abrazó, le repetía que todo estaría bien, que no estaba solo. También le dijo que era difícil la situación, pero no era el final.

Había perdido al cachorro, PIF le dio la noticia.

Luego se apoyó en PIF para sentirse mejor desahogándose, aunque la mujer no estaba feliz de saber cómo había quedado embarazado, al menos se sentía bien tener algo de apoyo.

Luego, PIF le dejó solo. Macaque sentía tanta angustia, sentía frio, quería a su pareja, quería ver a Wukong.

Y justo como si lo hubiese llamado, el rey mono entró al hogar, el rostro de Macaque se iluminó y volvió a soltar lágrimas. El mono de pelaje oscuro tomo asiento en la cama y abrazó a Wukong tan pronto como este se acercó.

—Peach... Peach...— Llamo entre lágrimas Macaque mientras se aferraba al abrazo, se sentía tan feliz de oler ese aroma a melocotones, sentía que le traía paz.

—Estoy aquí, Mac, estoy aquí, mi luna. —

Macaque finalmente se pudo sentir en la confianza de romper en llanto, se sentía mal por el pequeño.

No era justo, estaba comenzando a aceptarlo, fue imprudente, no debió hacer eso.

Pero no quería dejar a MK solo, no podía hacerlo. Había escuchado su voz y necesitaba ayuda, lo necesitaba.

No se arrepentía de ayudarlo, pero sí de no haberse cuidado, era su culpa.

Casi pareciera que su especie estaba condenada.

—Lo siento, lo siento, es mi culpa. —Dijo entre sollozos Macaque.

—No, no es tu culpa... Es mi culpa, debí estar allí, debí llegar a tiempo y protegerte. —

Macaque negó mientras se limpiaba las lágrimas. Wukong solo acarició la cabeza de su amante.

—Mejor... No es culpa de ninguno, ¿Bien? No hay que culparnos. —Dijo Wukong, ante esa propuesta, Macaque asintió, ahora más calmado.

El rey mono se acomodó en la cama, Macaque escondió su rostro en el pecho de su pareja. Ambos abrazados y entrelazando sus colas, Wukong acariciaba suavemente el pelaje de su amada luna.

—¿Sabes? Era... Era uno. — Dijo Macaque.

—¿Qué? —Preguntó el mono dorado.

—No pude verlo, pero... PIF me dijo que era uno. Aún no podían determinar el género. —

—Ya veo... Así que era uno. —Respondió suavemente Wukong, había perdido a su cachorro, no pudo cuidarlo. —Seguro se iba a parecer a ti, con tus hermosas orejas. —

El macaco de seis orejas suspiró con tristeza, habían perdido al cachorro, no pudo cuidarlo, no pudo cuidarse.

Pero fuera de eso, ahora que lo pensaba, quizás deba ver a MK, no quería que el joven se culpara a sí mismo.

—MK y los demás... ¿Ya saben lo que sucedió? —Preguntó Macaque.

—Tuve que decirles, lamento no consultártelo, mi luna. De todas maneras, PIF se lo hubiese dicho. —

—...Quiero hablar con MK. —

—¿Estás seguro? —

—No quiero que se culpe, conociéndolo seguro sentirá que es su culpa. —

—Bien, entonces mañana podrás hablar con él. —

—¿No puede ser hoy? —

—Necesitas descansar, ¿Sí? Por favor. —

—Está bien...—

Macaque terminó aceptando, ya había hecho pasar por mucho al rey mono, quien sabe con cuantas emociones tuvo que lidiar, debía de felicitarlo por mantenerse lo más sereno posible, incluso cuando tenía enfrente al alcalde.

Ahora lo importante era descansar, y no fue difícil para Macaque el cerrar los ojos y conciliar el sueño, fue realmente fácil gracias a la comodidad y la paz que le brindaba su pareja.

El día siguiente, MK estaba realmente angustiado por ir a ver a Macaque. Era mentira si decía que no se había culpado, claro que se sintió culpable.

Si no hubiese ido, no se habría metido en problemas y Macaque estaría bien.

Si, no sabía del embarazo, ahora si lo sabía y se sintió aún peor.

Había hecho algo terrible.

Por eso sintió tanto temor cuando Monkey King fue a verlo y le dijo que Macaque quería hablar con él. Por supuesto que no iba a negarse a esa petición, seguramente el mono de pelaje oscuro deseaba una disculpa o algo así.

...

Lo que no planeaba, era como terminaron las cosas actualmente.

Ahora estaba en el hogar de los monos, sentado en el sofá estaba Macaque, con las piernas cruzadas. MK estaba sentado en el regazo del mono de pelaje oscuro, recibiendo caricias en su cabello y de vez en cuando podía oír ronroneos.

MK esperaba todo menos ser mimado.

Fue realmente repentino, tan pronto como llegó, Macaque le recibió y fueron juntos al sofá, lugar donde pronto el mono lo comenzó a acicalar.

—Uhm... Macaque. —Llamó el joven. —Yo... Me quería disculpar. —

—No fue tu culpa. — La suave voz de Macaque le tomó por sorpresa al humano.

—¡Si lo fue! Si no fuese por mí, nada de eso hubiese pasado. —

Macaque pellizcó del brazo a MK, haciendo que el chico diera un pequeño quejido de dolor.

—No digas eso, yo fui quien decidió ir a ayudarte, entiéndelo. —

MK bajo la mirada, no iba a discutir contra eso, pero aun así se sentía mal.

—Escucha, yo... Realmente me siento mal por eso. No fui una buena madre. —

—Solo fuiste a ayudarme. —

—Exacto. —Respondió el macaco de seis orejas. —Porque yo quise hacerlo, no fue a propósito, pequeño. —

—Aun así...—

—Me siento mal por perderlo, porque le fallé. Pero es un sentimiento vacío, ¿Sabes? —

—¿Qué quieres decir? —

—Yo... No lo acepté desde el principio. La pase mal al inicio, pero fue reciente que comenzara a sentirme bien con él. Sé que debería dolerme más, pero... No siento un vínculo roto, es más como fallarle a alguien, ese tipo de tristeza, perder algo. —

—Aun así, debió dolerte. —

—Lo hizo. —

El macaco dejo de acariciar la cabeza del más joven para acurrucarse, restregando su aroma en el otro.

—Perdona por esto, pero simplemente me recuerdas a él. —

Esa era la necesidad de una madre por su cría, el sentimiento de perder a su bebé era horrible, muchas veces se experimentaban cosas como depresión, había formas de soportar este tipo de dolor, Macaque solo estaba buscando eso, aliviar esa ausencia de su cría.

Porque si lo pensaba, de cierta forma, MK era su cría, quizás no su sucesor, pero si el de su pareja, además de que también era su maestro. MK era joven, y ya lo había cuidado muchas veces, era imposible no desarrollar un apego.

—Está bien. —Dijo MK sonriendo, no iba a negarle eso a Macaque.

—Gracias...—

Macaque siguió disfrutando de eso, poder oler a su pequeño, su preciada cría con su aroma. Quizás no el aroma de una mezcla del suyo con el de su pareja, pero servía.

Servía lo suficiente para calmar el dolor y angustia del macaco de seis orejas, al punto de que se quedó dormido sin soltar de su abrazo al pequeño.

Wukong en algún punto entró al hogar, había estado esperando afuera por si era necesario algo, dejándoles en su privacidad. La escena que se encontró fue hermosa y a la vez desgarradora.

Su preciada pareja aferrándose en un abrazo a un MK, ambos dormidos.

No iba a interrumpirlos, solo los cubrió con la manta y esperó a que se despertaran, preparando alimentos.

...

El primero en levantarse fue MK, logró zafarse del agarre del mono de pelaje oscuro y pudo ver a Wukong tomando algo de té.

—Hey, Monkey King. —Saludó MK sonriendo.

—Qué bueno que todo saliera bien, chico. —Dijo Wukong.

—Si... Es bueno. —

—Yo... Quería pedirte algo. —

—Lo que sea. —MK estaba dispuesto a cualquier cosa por el rey mono, además de que servía para expiar su culpa.

—Por favor, ven a visitarlo más seguido. —Pidió Wukong. —Sé que seguramente estarás ocupado con tus propios planes, pero... Tu presencia parece que ayuda a Macaque a estar mejor. Con todo esto de... Perder al bebé. —

Sun Wukong lo sabía, porque incluso cuando estaba al lado de Macaque mientras dormían, el mono de pelaje oscuro de vez en cuando se levantaba entre sollozos, levantándose para dar vueltas por el hogar, quizás buscando al pequeño, quizás buscando calmarse. Pero realmente se veía tan tranquilo cuando estaba acurrucado con MK.

—Lo haré. —Respondió MK sin pensarlo demasiado.

No era algo difícil, no le molestaría ir a visitarlo más seguido, si eso lo ayudaba no se iba a negar, de verdad quería disculparse de cierta forma y sentía que era una buena forma, solo hasta que Macaque lleve mejor las cosas.

—Gracias, chico. —Agradeció Wukong con una vaga sonrisa.

Al menos ahora el rey mono no debía preocuparse por eso. Si era sincero era difícil mantenerse optimista por el momento, estaba muerto de ansiedad y preocupación por su pareja, ahora mismo eso era mucho más importante que cualquier otra cosa.

—No hay de que. — Respondió MK mientras caminaba a la salida, pero se detuvo. —Por cierto... ¿Qué sucedió con el alcalde? —

—¿El? Bueno...—Wukong tomó un poco de una taza de té. —El no importa ahora. —

—Bueno, ¡Adiós! — MK no iba a preguntar demasiado al respecto, seguramente no era algo de lo que había que preocuparse ahora.

Después de todo, Monkey King ya se había encargado de él. 

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