4. Reencuentro.
Una semana después...
Hace una semana que dejamos Seattle y nos mudamos a Boston.
Hoy es mi primer día de clases en el nuevo instituto y estoy un poco nerviosa.
Mi hermano repetirá año, así que estaremos juntos en clase, es la consecuencia por faltar tanto a clase. Ahly y Lour también estarán conmigo así que no estaré tan sola.
Me levanté de mi adorada y nueva cama, y caminé hacia el armario que compartía con Ahly y Lour, sí, sigo compartiendo habitación. Charlie duerme en la habitación de al lado junto con Lily, y mi padre y tía también comparten habitación ya que son hermanos. Abrí el armario y saqué unos jeans negros ajustados, un suéter gris y mis tenis Vans del mismo color, me vestí y me coloqué el gorro de lana negro que se le había caído al chico en Seattle, me puse rímel y tomé unos lentes oscuros.
Caminé hasta la puerta y la abrí, salí al pasillo y bajé las escaleras de mármol pulido, llegué hasta la cocina, me serví un vaso de jugo de naranja y me dispuse a hacerme el desayuno. Mi padre junto a mi tía bajaron poco después, de ellos le siguieron Charlie, Lourdes y al último Ahly.
-¿Qué has hecho de desayunar?
-Para ustedes nada, para mí: huevo revuelto con tocino y jugo de naranja.-Dije llevando mis platos sucios al fregadero, mi familia me miró indignada.
Siempre les hago de desayunar pero hoy ha sido la excepción.
-¡Los veo en el instituto!-Grité desde la puerta principal cinco minutos después, tomé mi mochila del perchero y salí de la casa dando un portazo.
Nos habíamos mudado a una casa en un bello vecindario, era la primera vez que vivía en una casa de dos pisos solo para nuestra pequeña gran familia.
Saqué mi celular y audífonos, me coloqué estos y la canción Animals de Maroon 5 comenzó a sonar; caminé tranquilamente por la acera y después de quince minutos de camino llegué a mi nuevo instituto. En los escalones había varios grupos sociales, algunos de fumadores, otros de chicas con pinta de fresas, otro grupo de chicos "malos", entre otros.
Y lo vi, estaba sentado sobre el escalón más cercano a la puerta del instituto riendo a carcajadas con un rubio cobrizo, llevaba unos jeans deslavados, una camiseta gris y una chaqueta de cuero negra; entre sus labios había un cigarrillo y sus preciosos ojos grises estaban ocultos tras unas gafas oscuras de sol, justo como yo.
Suspiré, sintiendo bullir en mi vientre el nerviosismo y comencé a caminar hacia la entrada. Al subir por los escalones todos los que estaban fuera me observaron; tragué saliva con fuerza y seguí caminando, tratando de ignorar el hecho de que todos me miraban fijamente.
-Miren lo que tenemos aquí.-Exclamó una voz chillona frente a mí.
-Una chica nueva.-Dijo una voz más grave a mi derecha.-Tu padre no nos avisó nada, ¿eh, Dark?
Dirigí mi atención en dirección a donde miraba el chico para ver quién era Dark y me llevé una sorpresa al ver que se trataba del chico de ojos grises.
-Dime, preciosa.-Dijo un chico de color a mi lado y de ojos cafés, mirándome de pies a cabeza.- ¿Cuál es tu nombre?
Mantente, recuerda tus reglas, Odette.
-¿Te ha comido la lengua el ratón o qué?-Seguí sin contestar.
-Mi amigo te está hablando.-Dijo el primer chico que me habló.
Mordí mi labio inferior, no hables.
-Déjenla ¿no ven que está asustada?-Miré a mi defensor, y oculté lo mejor que pude mi sorpresa al ver que se trataba de Dark.
Hice rechinar mis dientes, ¿acaba de decir que estoy asustada?
-No estoy asustada, solo no es de mi interés hablar con idiotas.-Solté, error.
Acabas de romper una de tus reglas, fantástico, Odette.
-¡Sabes hablar!-Exclamó Dark fingiendo entusiasmo.
-Claro que sé hablar.-Lo miré con fastidio.
-Dado que sabes hacerlo, dime, ¿cuál es tu nombre?
-No es de tu incumbencia.-Dije con el ceño ligeramente fruncido, este chico comienza a exasperarme, y solo llevamos dos minutos de conversación.
-No es la respuesta que quiero.-Dijo pero lo ignoré; seguí mi camino hacia el final de los escalones pero un brazo me detuvo, bufé, molesta.-No me ignores cuando te estoy hablando.
-¿Y tú eres...?
-Un chico que puede acabar con tu vida social en un dos por tres, ahora dime tu nombre.
-Scarlett.-Puse los ojos en blanco detrás de mis gafas.
-Soy Dark.-Se presentó y me obsequió una sonrisa tipo Colgate, bajando un poco sus gafas y dejando a la vista sus deslumbrantes ojos grises.
-No te pregunté.-Dije zafándome de su agarre, seguí caminando hasta llegar a las puertas de la entrada, abrí una de un ligero empujón y entré, comencé a caminar hacia la recepción.-Hola, soy Scarlett Foster, la nueva.-Le dije a la secretaria, ésta me dedicó una sonrisa falsa y me entregó unos papeles.
-Ahí va tú horario, tu número y contraseña de taquilla, y un mapa del campus por si te pierdes, en tu taquilla están tus libros, suerte.-Dijo y volvió a lo suyo.
-Gracias, ha sido de gran ayuda.-Dije sarcástica, me miró indignada y salí sonriendo de ahí.
Miré la hoja que me había dado, número de taquilla 96.
Miré el mapa y vi, para mi suerte, que mi taquilla se encontraba justo al lado del aula de biología.
Caminé en dirección a las taquillas, llegué a la mía y la abrí, golpeando por accidente la nariz de Dark y haciendo que sus gafas oscuras caigan y se rompan.
Salí de la premonición cuando un hombro chocó con el mío, haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo sentada.
-Ay.-Dije e hice una mueca de dolor mientras miraba mal al causante de mi caída.
-Oh, mierda, lo lamento.-Dijo Dark ayudándome a levantarme.
-Creo que se te está haciendo costumbre eso de tirarme al suelo.
-Es mi encanto.-Dijo esbozando una sonrisa "encantadora".
-¿De sapo?-Alcé una ceja, la sonrisa desapareció.-Ahora bien, apártate de mi camino, imbécil.
-No sé qué diablos te pasa, vengo a disculparme contigo por ser un patán y esto es lo que gano, no lo vuelvo a hacer.-Dijo frustrado, volví a alzar la ceja.
¿Venía a disculparse por lo de hace unos minutos?
-¿Venías a disculparte?
-Sí, pero vengo y me tratas como si fuera la mismísima mierda.
-Lo lamento, suelo ser así.-Me encogí de hombros y seguí mi camino hacia las taquillas, la abrí y pasó lo de mi premonición.- ¡Demonios, se supone que debía cambiar eso!-Exclamé molesta conmigo misma y me arrodillé frente a Dark.-Hey, ¿estás bien?
-Por supuesto, solo me golpeaste con una puerta metálica, hiciste que mi nariz sangrara y rompiste mis gafas favoritas, pero a excepción de todo eso, estoy perfectamente.-Dijo sarcástico sosteniendo el puente de su nariz con dos dedos tratando de hacer que se detuviera la hemorragia.
-Diablos, vamos, te llevaré a la enfermería.-Lo ayudé a levantarse y comencé a caminar, guiada por el mapa, hacia la enfermería. Al llegar entré sin tocar, una señora de unos 30 y tantos miró al chico recargado sobre mí y negó con la cabeza.
-¿Qué te pasó ahora?
-Aquí la señorita enojona me golpeó con la puerta de su taquilla.-Dijo sentándose en una camilla que había por allí.
-Disculpa, pero tú fuiste el idiota que puso su rostro de foca amorfa cuando yo estaba abriendo mi taquilla.
-¿Primero sapo y ahora foca amorfa?
-Es tu encanto el que no hace que me decida.
La enfermera soltó una carcajada y puso un algodón sobre la nariz de Dark.
-No fue nada de gravedad, ahora, por amor a lo que más quieras, vete a clase y procura no volver por aquí dentro de una semana.-Dijo la enfermera en dirección a Dark.
-No prometo nada.-Dijo bajándose de la camilla y besando la mejilla de la señora.-Nos vemos luego, preciosa.-Dijo al pasar a mi lado, me guiñó un ojo.-Por cierto, mi gorro te queda mejor que a mí, consérvalo.-Me tiró un beso y desapareció de mi vista en segundos.
Me llevé una mano al gorro que cubría mi cabello color caramelo y fruncí ligeramente el ceño, para luego girarme en dirección a la señora quien me sonrió dulcemente.
-Déjalo, él es así.-Asentí.-Soy Mary.
-Scarlett.
-Mucho gusto, ahora ve a clases antes de que te regañen.
Asentí y salí de la enfermería, troté hasta mi taquilla y saqué mis libros, me paré frente a la puerta blanca y toqué la puerta con los nudillos, mis manos temblaban, los nervios habían regresado.
Espero que todo salga bien.
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