Capítulo 5: Batalla contra el Rey Plateado / Level 100 enemy

Parte 1

Era antes de las 8 de la mañana y ya todo el mundo estaba en pie comenzando con su rutina. Habrían estado de fiesta la noche anterior y no había Lengua a primera hora debido a que la profesora tuvo un percance con su perro, rompiéndose la clavícula, pero el reloj interno era más potente y a las 7:30 ya estaban totalmente despiertos. Se sentía un día extraño, eso desde luego.

Rosie fue la primera en encontrarse la estampa de Bulgur roncando en el sofá completamente exhausto con las dos gatas negras durmiendo sobre su estómago y Muezli durmiendo a pierna suelta sobre la alfombra, en el hueco existente entre la mesa baja y el sofá. Seguramente estaba durmiendo en el sofá, pero rodó en sueños y se cayó. La pantera negra de ojos verdes sonrió y salió de casa silenciosamente para no despertarlos. Al regresar de su carrera matutina, se encontró con que la tortuga estaba tratando de escalar la pierna de Muezli. ¡A saber adónde iba! La agarró y la metió en su agua.

El reptil estiró su cuello, sacando la cabeza fuera del agua y la miró con cara de estupefacción. Como si se preguntara qué fue lo que hizo mal. La muchacha se fijó en la reacción de la tortuga macho y dijo:

—Solo te falta hablar, colega. ¿Dónde te querías meter?

Claramente la tortuga Patricio no respondió. Lo llevarían a la televisión si lo hiciera. Simplemente se dio la vuelta y comenzó a nadar en una esquina. Rosie subió al piso superior a darse una buena ducha caliente. «Esta tortuga es de lo que no hay», pensó.

Mientras Marina iba poniendo la mesa, Jose preparaba las salchichas con huevo frito y Shiro ayudaba haciendo unas deliciosas tortitas que luego acompañarían con sirope. Al notar la presencia del néctar negro flotar el aire, Muezli se arrastró hasta finalmente lograr ponerse en pie. Chocola la comparó con un zombi.

—Venga, abuelo, despierta. A desayunar —le decía Maple mientras le daba pequeños empujones.

—Ay, ya voy, ya voy. ¿Es que no vas a dejar dormir tranquilamente a tu yayo? Entráis a las 11, joder.

Jose empuñó su jarra de One Piece y dio un sorbo. Con sus ojos seguía en silencio el trazado circular de su abuela removiendo el café, ese tintineo de la cuchara tocando el vaso de cristal se le hacía muy molesto a la par que hipnótico.

—Anda, si la niña desaparecida del capítulo anterior sigue aquí.

—¿A qué viene eso? Sabes que no me gusta que haya tanta gente. Y no compares capítulos a días, ¿entonces los meses son volúmenes?

—Eh, abuelo. Tienes una buena resaca, ¿no?

Reclinándose, se encontró con las dos gatas mirándolo fijamente con esos grandes ojos.

—¡Hola, preciosas! ¿Os quitáis de encima mía, please?

Kiara y Luna saltaron de su regazo. Una llama de odio prendió dentro de los corazones de los gemelos Phoebe y Jose. ¿Por qué lo obedecían a él y a ellos, que son son dueños, no?

—Yo también estoy resacosa, pero no hay nada que una buena taza de café con leche sin lactosa no pueda solucionar.

—¿Por qué no compráis sobres para romper la lactosa en la farmacia? —preguntó Shiro.

—Porque no voy a estar dejándome el dinero en polvos que echar a la comida cada vez que quiera tomar algo, por eso. Además, por un caprichito no me va a pasar nada.

—¿Y? ¿Adónde fuisteis anoche?

—Oh... Me duele todo el cuerpo, se nota que estoy viejo. ¿Eh? A Puerto Banús, Josele.

—Cuerpo escombro —dijo Shiro—. Por muy joven que aparentes ser, el alma aún envejece.

—¡Pequeña, tampoco te pases! Tienes la lengua tan afilada como un cuchillo. ¿Qué eres, una serpiente?

—¿Pero no eras tú quien decía que seguía igual de joven que un veinteañero?

—Te voy a dar con el bastón, ¿sabes? Así comprenderás el dolor de cabeza que tengo.

—Pues rehidrátate —escupió—. Hay café, té, zumo de naranja y agua filtrada.

—Grrr... Un té me vendría bien, a ver si la teína me despierta.

Maple le robó la silla a su primo Jose, quien rechistó pero no hizo nada, quedándose de pie de brazos cruzados, su taza de café con bebida de soja flotando. Ciertamente el Asperger le daba a Shiro una honesta brutalidad.

—¿Cómo llegasteis a Marbella? Cuando nos fuimos a dormir ya no circulaban autobuses, que yo sepa.

—Sí que hay uno nocturno. Fuimos corriendo, ¿qué otra cosa íbamos a hacer, si no? Tanto a la ida como la vuelta. El tique del bus vale 3.44 €. Pagar casi 7 euros por ir y venir del pueblo de al lado es un robo, ¿por qué rayos es tan caro?

—El precio de la gasolina ha subido —respondió su nieta empresaria a su pregunta—, y también el de la cesta de la compra. Se llama «inflación». Es lo que hay cuando la gente vota socialismo.

—Y hablando de caro, aún me duele la puñalada en la espalda que nos dieron. Nos cobraron un pastizal por un helado doble. Hijos de puta, tremendo sablazo. Un atraco a mano armada.

—Es una urbanización de lujo, no te quejes —le rebatió—. Son tan pijos los hijos de puta que no está permitido entrar con bicicletas, las tienes que aparcar fuera o te llevas una multa de regalo. Ah, pero los Ferraris y los Lambos sí que los dejan entrar. Y mira que con un carro de esa potencia es pisar un poco de más el pedal y te llevas a mucha gente por delante...

—Bueno, al menos lo pasamos bien los dos. Volvería a repetir, pero los helados los compro en Marbella centro, que conste.

«¡¡¡Es igual de tacaño que los nietos!!!».

—Shiro quiere saber dónde comprasteis los helados. ¿Hay heladerías abiertas hasta tan tarde?

—Pues una había abierta, no me preguntes. Me imagino que para sacarle los cuartos a los borrachos que busquen algo refrescante. Aunque no hay nada como un kebab a las 3 de la mañana.

—Teniendo en cuenta que en esa zona hay restaurantes que están abiertos las 24 horas, no es de extrañar que quizás haya una que cierre cerca de las 4 de la mañana —pensó Rosie en voz alta—. Pero yo no suelo ir, así que quien mejor te puede decir es Regina.

Mientras tomaban el desayuno, tanto Phoebe como Jose se fijaron en que la mirada de Shizuru estaba anclada en su abuela. ¿En qué rayos estaría pensando?

—¿Shiro? ¿Pasa algo? —preguntó Maple.

—¿A todos los Lemon les gusta el café?

—Pues ahora que lo dices... Tienes razón, Shiro. Aunque yo suelo echarle dos cucharaditas de azúcar.

—A mí me da igual, mientras no sea demasiado intenso me lo tomo —respondió tumbado en el sofá Bulgur, viendo la televisión.

—Es que me he acordado de la conversación que anoche dejamos a medias, cuando nos sorprendimos de lo bien que se llevan Antonio y Cloe contigo. Las chicas y yo pensábamos que estabais peleados.

Muezli soltó una carcajada al grito de «¡¿Lo decís en serio?!". Rosie, Marina y Selene se encogieron, avergonzadas. Shiro una vez más se había ido de la lengua. Qué mala era para guardar secretos.

—¿Te has acordado por asociación de ideas? Eres una chica muy interesante, pequeña Shiro. —La abuela agarró una tostada con mantequilla y le dio un mordisco—. Con ellos no, estamos enojados con la familia Sharp por no permitir enterrar a mi hija junto con su esposo, tal y como ellos hubieran querido. Es por eso que Antonio no quiere tener nada que ver con su familia. Ni nosotros. Bastante logramos convenciéndolos de que lo enterrasen aquí y no en Cádiz.

—Hmm... escuché a senpai decir algo parecido. Que la cosa casi acaba en las manos.

—Faltó esto para llegar a las manos. Sabes que la cosa estaba mal de antes cuando vuestros padres se cambiaron el apellido.

—El café, el tema del café, por favor —hizo Jose el intento de cambiar la dirección de la conversación, ni su hermana ni él querían tocar el tema de las tumbas—. ¿Qué pasa con el café? Que a mí también me interesa. Parece que viene de ti.

—Primo, ¿podrías tratar de ser un poquito más, no sé, obvio?

—¡Cállate, Jarabe de Arce!

—¡¿Aaah?! ¿Y me lo dice el Mostazas?

—¡Esas eran ideas para nuestros nombres, ni siquiera llegaron a ser los oficiales! —dijo Jose de brazos cruzados—. Es solo una anécdota de la que no nos gusta hablar.

—Es tradición ponerles nombres relacionados con las plantas a tus hijos. Pasa que los nombres de especias y cereales son muy populares, eso es todo. Además, ¿por qué os ofendéis tanto? Como tú dices, es una anécdota sin más. Y vosotros fuisteis quienes empezaron todo al confirmar la tontería de Kyle. No haber reaccionado de esa manera y nadie se entera de nada.

—¡La mayonesa no es una planta! —contestó Phoebe indignada dando un testarazo a la mesa.

—Ya, y el ketchup tampoco, pero la mayoría de nuestros nombres son de alimentos o deformaciones de los mismos. ¡Y nos estamos desviando del tema en cuestión! Lo que quiero decir es que suenan bien.

—¡Eres la bendita hoja del árbol de arce! ¡Nosotros somos el trío de salsas del McDonald's!

—¡Salsas que se hacen en parte con plantas! ¡Y, por última vez, no os llamáis así! ¡Dejad de darle tantas vueltas, joder!

—¿Queréis parar ya los tres?

—Perdona, abuela —agacharon la cabeza los primos.

—A lo que iba. Respecto al café... es algo curioso que yo empecé. Comenzaré por el principio, para que no nos perdamos. Por lo general, a los Lemon no les gusta el café, somos más de té verde. Yo soy la rara de la familia, ja, ja. Y en cuanto a mis hijas Goldie y Cloe... las cosas fueron muy extrañas. Claramente me tomé a mal que mi marido Bulgur me hubiera puesto los cuernos. Pero cuando fue a ver a Daisy fue toda una impresión. No solo se enteró de que su amante había fallecido por su enfermedad, sino de que era padre de dos hijas que su propia familia rechazaba. Fue el hermano mayor de Daisy junto a su mujer quien las cuidó en ese tiempo. Habían pasado 4 años.

—¡Joder...! —exclamó Rosie.

—¿En serio era tu amante y no la viste en 4 años? —le recriminó Selene.

—Pues vaya amante... —Marina reposó el vaso sobre la servilleta de papel blanca y cogió una tortita—. ¿No tienes nada que decir al respecto, Bulgur?

—...

Bulgur no contestó, ni lo iba a hacer. Hacía como que veía la tele y no las escuchaba, pero el programa ya no le interesaba. Un remolino de recuerdos aceleraba a gran velocidad dentro de su cabeza, con emociones entremezcladas. Tristeza, rabia y vergüenza. Él ya conocía a Daisy de antes, eran amigos cercanos y la visitaba cuando podía. Esa única noche en la que durmieron juntos, lo hizo porque su amiga se lo pidió, probablemente sintiendo ella que le quedaba poco tiempo de vida. Pero Bulgur nunca jamás pensó que pudiera quedarse embarazada. Y, en gran medida, se sentía muy culpable por no haber estado allí para acompañarla ni cuando dio a luz ni en sus momentos finales. Misma maldición que se repitió con su hija mayor Goldie, de la cual tampoco pudo despedirse en el hospital porque no llegaron a tiempo.

—Cuando Bulgur apareció en casa con las niñas, no me lo podía creer. No querían hacerse cargo. Cierta parte de mí las odiaba, no me hacía nada de gracia el tener que cuidar a unas hijas que no eran mías. Pero tampoco podía dejarlas en la calle, abandonadas a su suerte. Así que hice lo que cualquier madre haría: las adopté y las crié como si fueran mías.

»Ellas también extrañaban, sabían que no era su verdadera madre, pero igualmente me aceptaron, al igual que yo las acepté a ellas, y, de hecho, se llevaron muy bien con sus hermanos de inmediato. Eso me pareció muy tierno. Para ser madre e hijas, no teníamos muchas cosas en común, pero había algo que sí compartíamos que descubrí por casualidad durante una merienda.

Sabiendo por dónde iban los tiros, lo anunciaron todos al unísono: «¡El café!».

—Así es, el café. Lo descubrí por casualidad cuando aún eran pequeñas, tendrían unos seis o siete años. Les llamaba mucho la atención el molinillo que yo usaba para moler el café y el delicioso aroma de la cafetera. Les di de probar un poquito con leche y azúcar, y les gustó. No sabéis lo feliz me sentí. A partir de ese momento comenzamos a hacernos más cercanas. Nos lo pasábamos chupi por las tardes preparando el café para merendar, moliendo el grano con el molinillo, haciendo galletas o amasando el pan. Les enseñé a servir los distintos tipos de café, a plantar flores, a cocinar y a coser... Y visto lo visto, parece que ellas pasaron el gusto por el café a sus hijos. Y la magia de hilos de también.

—Sí... Mamá nos enseñó a preparar el café en condiciones —habló la mayor de los gemelos Lemon.

—Y también nos hacía muchos dulces. Ella abrió la panadería junto con Ana porque era lo que le gustaba —siguió el menor—. ¿Todavía tienes el molinillo, abuela?

—Por supuesto —respondió—. ¿No os parece una anécdota muy bonita? A pesar de que no estamos unidas por lazos de sangre, les pasé el gusto por el café y mi sabiduría, y ellas a su vez se lo transmitieron a sus hijos. Espero que esta tradición que yo inicié continúe en las siguientes generaciones, je, je. Ya sabéis, se trata de un gusto adquirido, es algo cultural, al igual que la cerveza o el vino; las personas tienden a rechazar los sabores amargos debido a que los venenos y alimentos en mal estado suelen serlo.

Jose abrazaba fuertemente a su hija Chocola, quien estaba recordando a sus fallecidos padres, consolándola, y añadió:

—Tita Maiza es muy cafetera ahora que caigo, aunque puede que eso sea porque lleva mucho tiempo viviendo en España.

—Eso, Jose, y que es una viajera. En cualquier sitio de Europa te puedes sentar en una terraza, pedir un café y charlar con gente nueva.

—¡Ja! Entonces ya ni mejor te digo de Turquía y los países de Oriente Medio. Su cultura del café es aún más fuerte que aquí y en Italia. Pero a Cheryl también le gusta mucho el café frío instantáneo como a mí.

—Y sin embargo a mí esos cafés de supermercado no tanto. Pero solamente Goldie y tú sois capaces de tomaros un café solo frío con un cubito de hielo y sin azúcar, estáis hechos de otra pasta.

—Eso es un sabor muy adulto, nieto mío. ¿No te estás adelantando? Solo tienes 16 años.

—Es muy bonita...

—¿Shiro chan? —dijo el Supernova con voz quebrada.

—Estoy bien, Jose senpai. Estoy bien... Sniff... No es nada.

—¿Quieres que te dé un abrazo?

A pesar de que le había dicho que no, Jose la abrazó igualmente. No lo apartó; es más, ella se aferró a él. El muchacho de cabello nevado e iris rosados sabía en el fondo que Shizuru Sasamiya se había sentido identificada con las gemelas Lemon y la historia de su abuela la había conmovido hasta el corazón. Después de todo, compartían un trasfondo similar.

—¡Oye, Muezli! ¿De qué trabajas?

—Mi marido y yo llevamos una posada con aguas termales.

—¡Así es!

«¡Qué rápido se recuperó!».

—De hecho, ya que las próximas vacaciones son en Navidad, ¿qué os parece si os venís al pueblo? Os haré un 30 % de descuento si cogéis el TI.

—¡Que sea del 50 %! —replicaron los gemelos levantándose del asiento.

Fue justo en ese instante que Phoebe y Jose se percataron de que algo no encajaba.

—¿No deberías invitarnos al TI tú? —le recriminó primero el varón.

—¡Eso, eso! ¿Qué coño es eso de hacernos un descuento si cogemos el todo incluido? ¡Se supone que el descuento nos lo tienes que hacer por ser familia aplicado al precio de toda la estancia, no al precio del upgrade a TI!

—¡Abuelo tacaño de mierda! ¡Lo que tendrías que darnos es hacernos un descuento en la estancia y el TI gratuito!

—Realmente saben demasiado bien cómo funcionan los hoteles, ¿eh? ¿Qué vais a estudiar, Turismo?

A Bulgur no le había salido bien el intento de promoción, así que se rascó la cabeza y se hizo el longui.

«¿Es que todos los Lemon son emprendedores o qué?».

—¿A qué viene tanto jaleo, eh? —bromeó Emma abriendo la puerta con su llave de la casa.

—¡Buenos días! —saludó Nuts entrando a la casa antes que nadie.

—¿Ya está el abuelo timando a la gente? —preguntó Hazel bebiendo un batido de frutas y leche.

—Tendrá morro el viejo —finalizó Mint—. Pero a los primos no puede colarles la trola; a los clientes sí, pero ellos son demasiado listos.

—Además, el abuelo es un vago redomado. Prefiere enviar clones a hacer su trabajo mientras él se queda tumbado en casa en un peluche de Snorlax enorme, comiendo helado de masa de galletas de bote y jugando al Dragon Quest. Me recuerda a cierto mangaka.

—Y se pone a ligar en el bar con muchachas jovencitas muy guapas. Le gustan las rubias tetonas —reveló Nuts.

Maple solamente asentía con la cabeza todo lo que decían sus primos, recordando cómo acosó a Carola, de Masters.

—¡¿VEIS?! ¡OS LO DIJIMOS! —rajaron los gemelos.

Parte 2

—Jose, ¿quieres que lleve yo a Chocola hoy al colegio y la recoja? Me gustaría hacer cosas de abuela, no sé si me entiendes. A vosotros mucho no pude llevaros ni recogeros del colegio por el tema del trabajo y la distancia.

—Claro, sin problema.

—¡Bien, me va a llevar la abuela al cole!

«¿No serían cosas de bisabuela?», se preguntó Shiro.

«Mi preciosa kouhai, no puedo leerte el pensamiento, sin embargo sí el careto. ¿No ves que quieren sentirse jóvenes? Se verán de veintipico, pero esos sesenta años les pesan», le hizo saber Jose mediante telepatía.

«¿Por qué no vuelan para visitaros más a menudo?»

«Los radares y militares son una cosa que existe».

Los abuelos vamos a llevarla.

—¿También? —saltó la gatita nipona.

—Claro. No tengo nada mejor que hacer.

—Esto... Yo debería estar en el instituto... —comentó Maple levantando el brazo—, pero por otro día que no vaya no pasa nada, ¿no? No tengo exámenes todavía y G.U.N. hizo «ajustes» para justificar mis faltas de asistencia todo lo que hiciera falta.

—Ja, ja, no. No pasa nada, nieta mía. Pero esta tarde te llevo a casa junto al resto de tus primos. No quiero buscar bronca con tu madre, ni tampoco con Marley.

—¿Tanto miedo le tienes a mi madre y a la tía Marley?

—Tú mejor que nadie deberías saber cómo son cuando se enojan, niña...

—¿Y tú eres un Rey?

—Un rey respeta a sus princesas.

—Tchs. Well played, grandpa.

Parte 3

Chocola iba la mar de contenta de camino al colegio. Era la primera vez que sus abuelos la llevaban a la escuela. Fue raro no haberse encontrado con Simeon, Claudia y Nana en el famoso cruce que sirve como punto de encuentro, aunque teniendo la fiesta de la noche anterior cargada de sorpresas y emociones como precedente no era algo descabellado.

Cuando se aproximaban al edificio blanco que era el antiguo colegio de sus padres, la expresión de Chocola cambió, cosa que de inmediato los bisabuelos notaron.

—¿Pasa algo, cariño?

—Mm... Sí... Hay un chico que se mete conmigo en clase. No sé si decírselo a papá y mamá. Son capaces de partirle las piernas.

—Ja, ja, no seas exagerada —rio ella—. Él no haría eso.

—Pues en la piscina casi ahoga a un chico que no dejaba de tocarme las orejas y dispararme con la Nerf al oído.

Tanto Muezli como Bulgur se quedaron mudos, tardaron segundos en salir del bloqueo mental.

—B-bueno, eso fue para asustarlo. Seguro que no le hizo nada, tan solo una ahogadilla o dos.

—Sí. Salió llorando y buscando a su mamá.

—Choco, ¿por qué no le pegas? —sugirió su bisabuela.

—¡No puedo! Podría hacerle mucho daño, no quiero hacer daño a nadie.

—Bueno... ahí tiene razón.

Bulgur se rascaba el cogote, pensando qué podían hacer.

—Dime, cielito, ¿ese chico también es un abusón con los demás niños o solo contigo?

—Solo conmigo. Me tira bolas de papel, me pone la zancadilla y en el patio él y sus amigos me golpean con el balón.

El matrimonio sonrió y se echó una mirada de complicidad.

«Le gusta, ¿verdad?».

«Eso mismo me parece. ¿Qué hacemos?».

«No sé, tú eres la que manda».

Muezli la rodeó con sus brazos y le dio un beso en la mejilla.

—¿Sabes qué es lo que tienes que hacer, mi botellita de leche con canela?

Chocola llevó su cabeza a la izquierda y a la derecha.

—Cuando te moleste en clase, no le hagas caso; luego, en el patio, invítalo a jugar.

—¿Por qué haría eso? ¡Me cae mal! —Enojada, pataleó en el aire para que la bajara al suelo—. Y sus amigos son tontos del culo. No, ¡tontos del to'!

—¡Hahahahaha! Ha salido a su padre.

Continuando la marcha hacia la puerta gris, Muezli continuó dándole consejos. La pequeña inocente, ignorante de lo que era el amor no entendía para qué ella quería que hiciera esas cosas y su bisabuelo no dejaba de partirse la caja.

—¿Ese chico está aquí esperando en la puerta?

—No, él ya está dentro.

—¿Y eso?

—Sus padres trabajan, así que lo dejan por la mañana en el comedor a las 7, como a Antonio.

Aaah, amigo, entonces esto es como aquello, donde repasan antes de las clases en sí.

—¿¿¿...???

—Arrocito cocido, Choco no entiende el idioma dios bestia.

Por acto reflejo al sentir una fuerte presencia espiritual, Bulgur activó su aura, tan solo para ver aparecer de la nada al Emperador, su novia y su hija. Al haberse teletransportado aprovechando la multitud, nadie se percató.

—¡Choco!

—¡Oshe! —saludó a su amiga.

—'Cago en sus muelas. Que sois vosotros.

—¡Buenos días! —les deseó Claudia—. Nos hemos quedado dormidos.

—No te preocupes, nos lo hemos imaginado. ¿Vamos a tomar un café?

—Claro.

—Pero tú no puedes, ni descafeinado.

—Ja, ja. Sí, ya lo sé. He de comer todo sano y natural. Nada de refrescos, comida basura ni procesados. Y sobre todo mucha carne y pescado.

—¡Mamá, papá, bye, bye!

Tras despedir los cuatro a las niñas, Bulgur se adelantó, pillando a Simeon con la guardia baja y rodeó con su brazo el cuello del autoproclamado Emperador de los psíquicos, despeinándolo con el puño.

—Oye, no te habrás olvidado que quiero combatir contigo, ¿no? Quiero ver de qué pasta estáis hechos los Comandantes. No vaya a ser que yo, un Rey, os tenga que quitar esos títulos.

—N-no me he olvidado.

—¿Y no que podías prevenir ataques sorpresa con tu barrera, Simeone?

—Un abrazo de coleguis no es un «ataque sorpresa». ¡Y mi nombre es Simeon!

De un grito lo repelió, le dolía la mano. «¿Eso fue un kiai?», pensó.

—Eres fuerte. Por lo que siento, bastante más que mis nietos. Aunque estos deben de tener una hartá de trucos bajo la manga, peor que las ratas tramposas que juegan al póker.

—¡Tchs! No los sabes bien tú, y eso que no has combatido contra ellos.

—Bueno... —Encogiéndose de hombros, realizó un mortal hacia atrás en el sitio dejando impresionados a los transeúntes—. Ellos tienen el libro de hechizos de mi hija. Y son unos chicos muy listos —habló haciendo morritos.

—¿Seguro que el que los esté entrenando uno de los seres más poderosos de todo el planeta no tiene nada que ver? —inquirió la coneja encinta—. Y yo también quiero luchar.

—¡No! —Muezli posó su mano sobre su hombro izquierdo—. Ahora lo que tú tienes que hacer es cuidar de ti misma y del bebé que llevas en tu vientre. Nada de peleas.

—En serio, aún no tengo barriga. Puedo moverme perfectamente. Además, he estado practicando con los nunchakus.

—No es no. Debes descansar. Y ni se te ocurra hacer uso del Blood Rush, ni siquiera el perfeccionado.

—¡¿Ah?! ¡No es justo! ¿Jose os lo dijo?

—Rosie fue. Y bajo ningún concepto debes usarlo. Perfeccionada o no, esa técnica aún puede matarte debido al estrés al que sometes el cuerpo, especialmente al bebé. ¿Qué parte de «técnica prohibida» es la que no entiendes?

Los dos adolescentes se quedaron helados. Inconscientemente Claudia se llevó las manos a su barriga y cayó de rodillas, rompiendo a llorar. Había sido tan inconsciente. En ningún momento cruzó por su mente el hecho de que podría poner en riesgo la vida de su bebé si realizaba esa técnica. La tenía «controlada», su energía vital no se filtraba al exterior ni perdía sangre en forma de vapor, pero la presión y temperatura de la sangre sí que aumentaban, y mucho.

No tenía palabras para describir qué le habría ocurrido al feto dentro de su cuerpo de activar la técnica tabú del clan de la bestias. Lo más cercano que su imaginación pudo producir era meter una tarántula en una batidora y ser triturada por las cuchillas a máxima potencia. Por fortuna llevaba tiempo sin usarla.

—¡Lo siento! ¡Lo siento mucho!

—Tranquila, no pasa nada.

Sintiéndose culpable, la ayudó a levantarse y sacó su pañuelo del bolsillo para que se secara las lágrimas. A juzgar por su reacción, estuvo haciendo uso de la misma hasta hace poco.

—Sé que eres una guerrera, pero ahora debes pensar en el bebé. No puedes ponerte en peligro.

—Sí... Snif...

—Podrás pelear con mi marido en otra ocasión.

«¡Mierda! No debí decirlo».

—O-oye... La gente nos está mirando raro.

—Concuerdo, Simón. Mejor vámonos.

—¡Es Simeon! Lo haces a posta, ¿verdad?

Parte 4

Un día soleado y sin viento. El barco apenas se mecía, si se salía a la cubierta y echaba un vistazo al agua, el mar estaba hecho un plato. Daban ganar de tirarse al agua y refrescarse uno un rato, y se haría de no ser porque eran las aguas del puerto deportivo. A primera instancia podrían parecer limpias, pero albergaban aceites y combustible de los barcos que allí estaban atracados. Por no mencionar que era un puerto deportivo, que te pasara un barco por encima eran tener ganas de poner fin a tu vida.

—¡Hermanita, ¿te traigo algo?!

—No quiero nada —respondió la gata mayor de edad con heterocromía.

—Déjalo, Mint, está «enferma de amor». ¿No ves que está cotilleando el Instagram de Manu?

—Así que al final sí que se enamoró de Manuel, ¿eh? Pero si solo se besaron —pensó Maple en voz alta.

—Cállate, niña —le ordenó molesta—. No es eso por lo que estoy molesta.

—Y casi se acuestan —remarcaron los hermanos de la mayor.

—¿Seguro que no estás molesta por seguir siendo virgen?

Enojada, levantó el puño por unos instantes, deseando golpearla, pero bajó el brazo, ahogándose nuevamente en sus pensamientos.

«Le hice mucho daño a Phoebe, otra vez...».

—Tienes muchos deberes tú, ¿no?

—Falté varios días a la escuela por culpa de los compañeros de la organización del novio de Emma. Mi primo ya les ha enviado una carta avisándoles de que no lo hagan otra vez. Y el abuelo destruyó por completo las instalaciones donde me retuvieron.

—¿Una carta con antrax? —preguntó el gato mentolado.

—Una carta bomba al director que permitió la operación.

—¡¿Se le fue la olla o qué?!

—Ni te molestes, seguro que la han cogido a tiempo. Por eso digo que es un aviso.

—¿Eso de cartas bomba no es muy de rusos?

—Ya te digo, Hazel. Quizás está leyendo demasiadas novelas rusas.

—Ah... Quiero volver a casa... Menos mal que esta tarde ya nos vamos. Quiero ver a mamá y papá.

—Yo de aquí no me voy sin ver pelear a los primos.

—¡Yo quiero aprender a usar la magia también! Goldie está dispuesta a enseñarnos.

—Tú lo que quieres hacer es que tus jutsus de Naruto tengan efectos reales.

—Ha, ha, cómo me conoces. Pero, sobre todo, quiero la «superforma», es como un modo sabio. Recogen energía natural del ambiente para mezclarla con la suya y potenciarse a sí mismos y sus técnicas.

—¿Seguro que no es más como un Bankai por cómo cambia la ropa que un Modo Sabio? —se cuestionó la gata de sirope—. Aunque los Quincies también hacen eso de recoger energía espiritual del ambiente y combinarla con la suya para crear las armas, alas y demás. Tenía un nombre alemán muy raro.

—¿Eh? Yo pensaba que era como el Super Saiyan, por el multiplicador —dijo Nuts.

—¡¿Cómo?! —chilló Hazel sorprendida.

—Ya sabes... Por eso de «Super». El Super Saiyan multiplica tu poder base por cincuenta.

—Si eso es cierto, con razón los Comandantes decían que se quedaron atrás. Cuando pelearon en Hawái, los Supernovatos eran muy débiles, pero Rosie, Selene y Jose con un multiplicador por diez encima (Fiebre de Sangre) y técnicas muy potentes les dieron guerra. Ahora, nuestros primos son tan fuertes en base como en su máximo durante su pelea en Hawái. ¿Creo? No sé.

—No me extraña que estén preocupados, y que les sea difícil encontrar un nombre para la forma... Si es una amalgama de muchas cosas —rechistó Maple.

—Por eso lo han dejado lo más genérico posible: «superforma» y ya. Rosie ya lo dijo. Aunque lo único que tiene de transformación es que les cambia la ropa. Si es que eso puede considerarse una «transformación». ¿No dijeron que el vestido se hace con energía sobrante?

—Aburrido... —manifestaron todos.

—Espera, espera. No me entero. ¿La superforma multiplica el poder base por diez también o por cincuenta? Es que cincuenta lo veo demasiado, pero también es lo lógico, según lo que nos ha contado Bonnie.

—No sé —respondió Nuts—, pero si tenemos en cuenta las palabras de Simeon y Claudia, yo optaría por lo segundo al comentar estos que «no tiene punto de comparación». Pero sí que es cierto que un multiplicador de cincuenta es demasiado. Yo diría que el multiplicador es mayor que diez, pero inferior a veinte. ¿No? Tiene bastante sentido, digo yo. Aunque Aogami y su segunda etapa son un dolor de cabeza...

—Ya contra Simeon, Jose usó un multiplicador de por veinte. Fusionarse con Konnie es recuperar la mitad de su poder y la Fiebre de Sangre es un por diez. Matemáticas, hermanita.

«No están teniendo en cuenta que la Fiebre de Sangre solo multiplica el aspecto físico y destruye el cuerpo», pensó Maple.

—Hazel sabelotodo. Pero eso lo jodió a tal grado que empeoró su enfermedad.

—¡Pero ahora pueden aguantarlo!

—Eso me hace preguntarme una cosa... La forma es exclusiva de nuestros primos y compañía, ya que ellos la crearon para liberar aún más poder y estar a la altura de los Comandantes más fuertes de New Dawn, ¿qué tan poderosos son estos, que no la tienen ni la necesitan? Dejando de lado a Aogami, claro está. No sé si me estáis entendiendo... Para que alguien pueda aguantar un ataque a máxima potencia sin ningún daño y dominar completamente al oponente se requiere MÍNIMO ser el doble de fuerte. Un aumento de por dos, por tres o por cuatro ya es una locura, ni digamos un por diez como lo es nuestra técnica prohibida. ¿Entonces qué carajos es un por cincuenta? Imagina estar peleando en igualdad de condiciones, o que estás dominando el combate y que tu enemigo, de repente, aumenta su poder de tal manera que no le haces NADA. ¡Te has vuelto una hormiga!

—Ya, Mint, ya, lo hemos entendido. A mi parecer no es una transformación, sino una liberación. No cambia el físico, ni los ojos o el pelo. Los Comandantes son absurdamente fuertes, unos prodigios. ¡Y nuestros primos los putos amos! Tanta diferencia de poder y no solo son capaces de cerrar la brecha, ¡sino de derrotarlos!

—A Simeon lo dudo. La superforma dura muy poco tiempo y se debe alcanzar un límite de poder suficiente para desencadenar el proceso; Aogami al sumar el poder de Shisui al suyo logró el necesario para volverse súper, al igual que hace la prima Phoebe.

—Ya, ¿y? Conforme vayan entrenando ya se acostumbrarán y subirá el temporizador. Y Phoebe ya puede hacerlo sin depender de su pájaro naranja.

—Es bermellón.

—Y, cambiando de tema... —habló Maple—. Nuts, ¿vas a hablar con ellos dos?

—Tendré que hacerlo hoy antes de irnos —respondió mientras se levantaba del sofá, estirando la espalda—, de lo contrario no me quedaré tranquila.

—Es lo mejor —concluyó.

—¿Y tú? ¿Qué tal vas con tu «amigo», Maple?

—¡¡¡...!!! ¡N-no es mi «amigo»!

—¿Ah, no? ¿Entonces por qué lo invitaste a comer y fuisteis juntos al cine?

—¡Joder con mamá! ¿Por qué te lo ha contado?

—Hehehe, porque charlando por WhatsApp salió el tema. Ya sabes, siempre me preguntan si tengo novio y eso. Ah, ¿os enterasteis que Phoebe se ha abierto una cuenta de Tinder?

Un gigantesco signo de exclamación apareció encima de la cabeza de cada felino.

—Espera, ¿por qué diantres sabes tú eso? —dijeron los tres.

Nuts fue pillada con las manos en la masa.

Parte 5

Los mediodías siempre eran igual de aburridos, tanto en el barco como en la casa. Emma siempre iba de aquí para allá con su portátil de alta gama trucado para teletrabajar, fuera en una cafetería, un parque, en la plaza o en su cibercafé preferido. Para ella los mininos eran como sus hermanos pequeños, les molestaba que fueran tan ruidosos, pero se sentía sola cuando no estaban. Mayormente ese era su motivo para pasarse por la cafetería La Zitrone, ya que William acostumbra a estar fuera en misiones, peleando contra espers y magos rebeldes por todo el mundo, o contra demonios, aunque eso último era más bien raro y lo más peligroso.

El teclear de la Afrodita picta resonaba en el silencio del salón como una ametralladora, teniendo la misma mala manía de cierto albino, pudiendo dañar el delicado teclado, pero les daba igual. Quería algo de conversación que le ayudara a relajarse y combatir el aburrimiento que le oprimía el pecho a la par que trabaja en el programa tan especial que les ayudaría, por fin, a leer los niveles de poder.

Los artefactos de G.U.N. daban números completamente arbitrarios, inventados. Los aparatos robados y afinados por Thor, de New Dawn, indicaban signos de evolución: permitían registrar en una escala del 1 al 5 a los adolescentes con poderes paranormales. Ella quería algo más grande, más perfecto. Algo que se asemejara al Scouter de Dragon Ball Z, que les permitiera leer el nivel de poder de una persona hasta el último decimal, pues era sabido por todos que la clasificación, el ranking de los espers era más falso que un billete del Monopoly. Designando el número según la utilidad que representaba el poder del puberto en cuestión, mas no el poder. Era la única explicación de por qué Alex Anderson, el que cambiaría su nombre por Gai Angelfield, el «Ángel de la Muerte», estaba en un rango tan elevado. Su poder de manipular una materia exótica inexistente para la ciencia era codiciado, ofreciendo nuevas e infinitas posibilidades...

Realmente nada de eso. En ese punto de la historia, ellos no sabían del ki. Gai era capaz de manipular la energía vital presente en el ambiente y con ello realizaba sus construcciones, en especial sus alas, de las cuales estaba tan orgulloso.

Su poder despertado era comparable al de Simeon antes de Hawái y podía penetrar sus defensas debido a que Simeon no sabía de qué estaban hechas. Sin embargo, Jose fue capaz de analizar sus alas y neutralizarlas, llegando tan lejos como para piratearlas, haciendo que el Comandante fuera apuñalado por sus propias alas. Añadiendo sal a la herida, Jose se apropió de la técnica y la hizo suya, mejorándola. Los vídeos de la web además ayudaron a Simeon a descubrir cómo funciona su poder.

Jose era superior al #2, pero estaba por debajo de Simeon.

Semanas después, tras los sucesos de Londres y el entrenamiento de Bonnie, en Hawái este estaba a la par que el Emperador de los psíquicos con sus poderes suprimidos gracias al power up de las artes espirituales.

Pero Jose fue derrotado.

Aunque no sin darles un buen susto a los adolescentes terroristas.

Aquella era la prueba irrefutable de que Simeon aún tenía mucho camino por recorrer. Alguien con talento no se pone a entrenar hasta que ve que un mediocre le va a adelantar por la derecha. Su pecado era el mismo que le costó la vida al #2: su arrogancia.

Dando toquecitos a la mesa, se sentía inquieta. ¿Qué tan poderoso sería el albino en realidad? ¿Era posible o justo darle una etiqueta cuando él lo que hacía era apropiarse de lo ajeno?

A estas alturas, ¿quiénes ganarían en combate, Comandantes o Supernovas?

Ni un bando ni el otro había dejado de entrenar, aumentando sus poderes y desarrollando técnicas nuevas.

Aunque ambos estaban por debajo de Masters, por lo visto. Los Supernovas son eso después de todo, novatos muy poderosos. Y los Comandantes que conforman New Dawn, si bien estuvieron en Masters, no fue por el tiempo suficiente como para recibir su entrenamiento.

William podía usar el ki.

Concretamente lo que se conocía como «touki», envolver tu cuerpo con tu aura en una especie de armadura. Por eso él podía atravesar la defensa de Simeon.

Y seguramente el resto de su banda también.

Carola resistió aquella brutal patada de un Jose serio a la cara como si nada.

Y no hay que olvidar que el grupo de Cazadores directamente bajo las órdenes del Vaticano con Julius Agreste a la cabeza son solo humanos normales.

«Esto está mal. Esto está muy mal. No hacemos más que buscarnos más y más enemigos».

Muezli la miraba, tratando de descifrar sus pensamientos. El insistente ruido de la uña golpeando la mesa de madera empezaba a ponerla de los nervios.

Y de pronto, se detuvo.

—Esto es una pregunta un poco incómoda, pero... Muezli, ¿por qué tanto tú como Bulgur oléis a limón?

Eh?

Bulgur miró a la pelirroja como si fuera un alien, pero regresó a la normalidad mientras se encogía de hombros y se dirigía al sofá con una lata de cerveza en mano, con intención de encender la televisión y buscar un programa entretenido de algo. Las gatas seguían empeñadas en dormir sobre sus piernas, y él bajándolas de encima porque quería tener los pies sobre la mesita. Tener una gata durmiendo vale, pero dos no.

—¿Qué insinúas?

—Bueno... Ya sabes... Cloe me contó que es bastante común la endogamia entre los bestiales debido a la poca población y eso... ¿Os casasteis entre primos? —preguntó ruborizada, sus ansias por conocimiento doblegaban su vergüenza.

—Sí —respondió afirmativamente sin problema alguno a su cuestión la bisabuela Lemon—. Bulgur y yo somos primos.

Huh?

—"Huh", what?

Emma Fox quedó completamente enmudecida. Su cerebro se había quedado completamente bloqueado, un pantallazo azul de la muerte. La manera de responder era tan calmada como descarada que la tecnópata parecía necesitar un reinicio forzoso. ¿Cómo reaccionaba una persona normal a esto? No se puede, ¿no?

—¡Ja, ja, ja! —carcajeó—. ¡Dios, qué cara has puesto!

It was a prank?!! Stop pulling my leg, damn it!! I ate it completely!!

Yeah, you did! Ay... A ver, Emma, es cierto que el olor se pasa de madres a hijos, o de padre a hijos si la madre es humana, pero se puede tener el mismo olor sin la necesidad de ser parientes. Mira a Shiro y a Bonnie, ambas huelen a cereza.

—Y-ya, si eso lo sé. Perdona por haber pensado que te habías casado con tu primo, Muezli.

—Estás perdonada. Pero no te falta razón de que esas prácticas se llevan mucho a cabo entre las «familias de élite» para mantener su linaje «puro». Ni nosotros somos de la élite ni somos casta. Y déjate, basta con que dos padres sean portadores de alguna enfermedad o algún gen esté tocado y ya la hemos liado. ¿Por qué te crees que se fomentan los matrimonios mixtos y con otras comunidades?

—Me sorprende que sepas del tema. Y sí, tiene sentido que haya tanto bestial con humano, sí...

—Me gusta leer, qué quieres que te diga.

—Y a mí me gusta aprender cosas nuevas y crear inventos. De hecho, estoy preparando una sorpresa muy grande que dejará boquiabiertos hasta a los Supernovatos.

«Pero vamos a ver, ¿no eres tú también una Supernova?».

—Déjame adivinar, quieres usar lo que sea que estás preparando en la pelea contra mi marido, ¿no es así? Porque te veo muy «despierta».

—Sí. Lo vas pillando.

—Yo que tú no pelearía.

—¡¿Por qué?! ¿Tan roto está este copo de nieve?

—¡Les voy a follar el culo! —anunció levantando la lata de cerveza y bochornosamente derramando un poco de la bebida sobre sí mismo—. Ah... no debí haber hecho eso. Me van a matar por mancharles el sofá.

—¡Pero serás tonto! Ah, Emma, una cosa. Te voy a contar una curiosidad muy curiosa.

—A ver, dime.

—¿Sabes por qué no le gustamos a la mayoría de los de nuestra especie? Si eres una amante de los gatos conocerás este dato, pero lo cierto es que los felinos no son muy aficionados de los olores cítricos. Ahí entran el limón, la naranja, el pomelo...

—¡¿El que otros gatos os odien es una reacción instintiva?!

—Podría decirse que sí. Sin embargo, a los humanos les encantan los cítricos, los usan para todo: desde cocina hasta para la limpieza. Y junta eso con que les parecemos adorables, que nos gusta que nos acaricien y venimos en muchos colores y tamaños, ¿y qué es lo que tienes?

—Una jodida mascota... Me parece increíble que esta chorrada sea la causa de que estos cabezas de nieve sean tan populares en el instituto.

—Bueno, es que en el anime el que alguien tenga el pelo blanco o plateado es asociado a que es especial o tiene grandes poderes, la gente tiene eso grabado en la memoria popular.

—No lo niego, aplica para Simeon, pero los gemelos son mediocres... Bueno, no, promedio.

—Pero también sabes muy bien qué es lo que los atrae, ¿cierto? No son solo sus apariencias.

—Sí, si ya lo sé. Las feromonas. ¿De qué te estás riendo?

—Se me ha ocurrido una buena idea. Voy a hacer una visita. ¿Te vienes?

—¿Al instituto? No puedo, tengo cosas que hacer.

Parte 6

El no tener primera hora casi era una bendición, haciendo las pesadas jornadas de seis horas mucho más manejables. La vida del estudiante se podría considerar una forma de esclavitud moderna si no fuera por la opción de ignorar los deberes y exámenes. Tras estar seis horas hacinados en una clase de casi treinta personas, pese a estar capacitada para menos de veinte alumnos, dando asignaturas hora tras hora sin descanso, nada más que la pausa de treinta minutos a las 11:15. Si ya con eso estás agotado, aún quedaban los deberes y cerca de cinco horas de estudio más para los exámenes. Y la cantidad de horas echadas aumentaban si había trabajos de grupo y exposiciones al frente. Y no contando si habías tenido un día malo socialmente hablando.

Que dos profesores estuvieran casualmente de baja era gloria: podían entrar más tarde (dormir más) y salir antes (tener más tiempo libre). Mala suerte que eso solo coincidiera los jueves. Eran tan solo las 11:00 y las tripas del albino ya estaban rugiendo, demandando una barra de pan tostada con pechuga de pollo al curry y un refresco de cola sin azúcar.

—Venga, solo 15 minutos más y podremos salir —se dijo a sí mismo en voz baja—. No soporto más esta clase de Economía. Es lo mismo que dimos el año pasado, otra vez. Es el puto Día de la Marmota.

Noc, noc.

Alguien tocó a la puerta y la abrió antes de que la maestra de Economía diera el permiso. Se trataba de la conserje, Lola.

—Joseph Lemon, tu tía está abajo. Te dejaste el desayuno en casa.

—¿Eh?

—¿Desayuno? —dijo Phoebe.

Los gemelos se miraron extrañados, distanciados por las mesas. Ellos hacía tiempo que no llevaban desayuno, lo compraban en la cafetería. El muchacho respondió con un simple «Sí, ahora voy cuando toque el timbre», pero la conserje le respondió diciendo que tenía que bajar ahora, ya que su tía quería decirle algo que era importante.

—¿Pero tus tíos y tu prima no están en Francia? —preguntó Damián.

—Eso es lo que no me cuadra —respondió la albina cruzándose de brazos mientras mordisqueaba el bolígrafo que tenía en la boca—. Vamos a ver si no son problemas.

—¡Maestra! ¿Importa si bajamos con él?

—¡Yo tengo que ir al baño! —mintió Aitor.

Jose bajó por las escaleras seguido por Aitor, así como Damián y Alberto, que se les habían enganchado. Jose le entregó a escondidas a su colega una navaja cuando giraron la esquina, por si las cosas se ponían feas. De ser un enemigo, un combate en el instituto era lo peor que podría ocurrir. Un cuerpo con el que tendrían que lidiar, personas inocentes involucradas, y sobre todo sus identidades y dar muchas, pero que muchas explicaciones.

Nada más decender la rampa principal y llegar al hall, el varón de los Lemon y García se calmaron. Quien estaba en consejería esperando no era otra que Muezli Lemon. Mientras que el semihumano chasqueó su lengua, Aitor suspiró aliviado.

—Jose, tu tía está buenísima —comentó Damián.

—¿Materna o paterna? —preguntó Alberto—. No es Cloe.

—Esa no es mi tía. Es mi abuela Muezli.

—¡¡¡¿QUÉ?!!! —gritaron los dos.

—Parece que habéis desbloqueado un nuevo fetiche, je, je. En vez de MILF sería GILF, ¿no? ¿No, Jose? Eh, Jose, espera.

Adelantándose, caminó al frente muy serio, dejando en claro lo enojado que estaba. Resbaló con el suelo mojado y los tres colegas ya estaban preparados para burlarse de él y de la hostia que se iba a pegar, pero Jose maniobró en el aire y aterrizó realizando un mortal hacia atrás perfecto. Se sacudió las mangas de la sudadera para que estuvieran como le gustaban y continuó hacia adelante como si nada, pese a dejar a algunos cuantos estudiantes que esperaban en el banco a que sus padres los recogieran.

—¿Pero qué coño...?

—Eh, eh. ¿La bufanda no han hecho como de brazos de apoyo cuando ha aterrizado?

—Ahora que lo mencionas...

—¿Qué estás haciendo aquí, abuela?

—He venido a entregarte vuestro desayuno. Bueno, vale, quería entrar a ver cómo era el instituto por dentro y conocer a tus compañeros. Pero si se lo entregaba a Loli para que te lo diera, entonces no tiene gracia. Por eso hice que bajaras.

—Oiga, ¿realmente es su abuela?

—Lo es —intervino Aitor—. Se llama Muezli.

—Así es, ¿quieres que te enseñe mi pasaporte? Lo tengo aquí mismo en mi bolso.

—No, no. No hace falta.

—¿Cómo hace para mantenerse tan joven?

—Comer de todo y hacer ejercicio es la clave, chicos.

«Y ahora van y se lo creen».

—En fin, toma.

Muezli abrió su bolso y sacó de su interior dos bocadillos envueltos en papel de aluminio. Aún estaban calientes.

«No jodas, realmente nos ha traído bollos».

—¡¿En qué diantres estabas pensando?!

—Soy tu abuela —contestó con una sonrisa—. Realmente me preocupo por vosotros. Debéis sentiros muy solos tras la muerte de vuestros padres, aunque estéis con Bonnie y rodeados de buenos amigos.

Plantando su mano sobre su cabeza, masajeó su pelo hasta despeinarlo.

—Deberías cortártelo un poco, están empezando a salirte nudos. Y, está bien que atesores la bufanda, pero deberías dejarla descansar un rato.

—Abuela...

«Oh, va a hacerlo llorar». Sus amigos estaban conmovidos.

Cosas como esa les hacían recordar que tan solo hace un año perdieron a sus padres en el atentado terrorista del centro comercial. Atentado en el que también ellos perdieron a amigos, o sus amigos perdieron a conocidos y familiares. Era una herida que aunque sanara dejaría una dolorosa cicatriz en el pecho, palpitante.

Y por muy bajito que hablaran sus compañeros de clase, él aún podía escucharlos con su oído más agudo de lo normal. No podía entender cómo ella no les decía nada, podía escucharlos perfectamente igual que él.

—Oye, vosotros dos, como sigáis mirando de esa manera tan lasciva a mi abuela os abro la cabeza a patadas. Sabéis que lo hago, ¿u os tengo que recordar el episodio de la silla?

—¡Por Dios, no!

—Tranquilo, Josele, si ya nos íbamos.

—Cierto, no queremos llevarnos un parte de gratis.

—Ja, ja, ja... —Aitor no sabía dónde meterse.

—Nada, déjales. No han hecho nada malo. Oye, ¿se puede comer en la cafetería si eres de fuera?

—¿Eh? Claro, es una cafetería. Aunque suelen usarla los estudiantes y maestros.

—¿Es aquí donde os compráis los bocadillos? ¿Qué tienen? ¿Podemos entrar? ¿Podemos, por favor?

«Es como una niña chica. No me va a dejar hasta que entremos, ¿cierto?».

—Venga, vamos, te enseño. Y de paso te presento.

Como el buen introvertido que era, daba igual que fuera un amigo o su familia, le costaba realizar presentaciones, especialmente si había gente que él no quería que estuvieran ahí. Presentar a las dueñas de la cafetería, hablar del tiempo... cosas sin sustancia. Si tuviera un «estresómetro», este estaría rondando el 60 % por lo menos. Pero debía mostrarse fuerte, es un líder. Suerte que la hermana de Pili no estaba, ni tampoco la novia de Alberto al estar esta en clase, o habría tenido más trabajo.

—Este es el de curry que te gusta, ¿no?

—Sí. Aunque también suelo coger mucho el de lomo adobado con mayonesa. Pero la que tiene ajo es mejor.

—¿Y el de carne mechada está bueno?

—Sí. Pero no tanto como el que yo hago.

—¡Oye! —se quejó Pili, la cocinera.

En un par de bocados, Muezli devoró el bollo de tortilla de patatas con mayonesa.

—¡Está muy rico! Y el precio no está nada mal. 1 € el café y 1 € el bollo; el café es 20 céntimos más barato que fuera, y la barra para llevar a 1.20 €. Aunque al café le falta un toque «especial», diría yo.

—Parece que eres una experta en esto; aunque dentro de poco subiremos un poco el precio, es lo que tiene la inflación.

—No sé si soy una experta, pero sí soy muy buena haciendo café. Llevo una posada, después de todo. Si queréis, os puedo enseñar cómo mejorarlo. En mi posada tenemos esa misma máquina, hay un truquito. Y el café que compráis no es nada malo.

«Esto va para largo, yo me quito. Tengo que volver a clase».

—¿Nos vamos, Jose?

—Sí.

Mirando los dos bocadillos que tenía en la mano, suspiró.

—Por el olor soy capaz de decir que son de filete de pollo con salsa de ajo y perejil. Le daré a Phoebe el más pequeño.

—¡Eh! —vociferó Alberto.

—¿Puedo probarlo? —preguntó Damián.

—No. Iros a la mona.

—¿Por qué no?

—¡Porque son míos, y ahora, largo! Pedidle a mi abuela que os los haga.

—¡Buena idea, Jose!

—¡Sí, venga!

Aitor y él se dieron la vuelta, exclamando un sonoro «¡No me jodas!». Realmente iban a aprovechar que Muezli estaba enseñando a Pili para pedirles un bocadillo como los suyos.

—Voy a decirle a su novia que le está poniendo los cuernos con una.

—Trato hecho, Aitor. Yo esparciré el rumor de que a Damián le gustan las mujeres casadas.

Parte 7

Volando a la velocidad del rayo, Kyle Völler aterrizó en la playa. Antes de tocar tierra, redujo su velocidad para provocar una explosión sobre la arena y calentarla, produciendo fulgurita. Simeon se lo prohibió debido a que estaba dañando la zona, y porque la arena convertida en afiladas. aparte de llamar mucho la atención, eran peligrosas para los niños.

Kyle era un «esper» importante para su refugio. De todos los que tenían habilidades eléctricas era el más poderoso (dejando fuera a Selene) y el que mayor capacidad de producción de energía tenía. Básicamente él mantenía la red eléctrica funcionando con su magia. Mientras él no estuviera en la isla, el resto de espers debían proporcionarla por turnos o se activaban las turbinas de la abandonada central eléctrica del colegio quemando combustible ecológico.

También Kyle era quien mantenía la barrera que protegía a la isla. Una barrera que no solo camuflaba la isla para que no fuera vista desde el exterior, sino que cualquier embarcación que se acercara sentiría un poderoso miedo y se alejaría del área. Una simple barrera llevada al extremo.

Por ahora, la rutina de Kyle se basaba en dos cosas: entrenar e investigar acerca del misterioso cubo, puesto que proporcionar energía eléctrica a la isla era algo así como una habilidad pasiva suya. Un núcleo creado por el mismo mago se activaba cuando estaba en rango y absorbía su magia.

Aquel cubo era fascinante. Desde que se apagó no hubo manera de encenderlo de nuevo. ¿Qué es lo que hizo Jose para lograr su activación? «Algún requisito debió de cumplir», pensaba él. Y, mientras se encontraba activo, potenciaba la magia de uno.

—Es que no comprendo de qué está siquiera hecho. Esta cosa es una maravilla de la ingeniería. Más que un objeto fuera de su tiempo, casi parece venir de otro mundo, como un trasto alienígena.

Kyle saludó a unos amigos suyos, que estaban vigilando a los niños mientras estos jugaban en la playa. Todavía tenían muchas cosas por hacer, como restaurar el colegio por completo. Y, ¿por qué G.U.N. habría abandonado estas instalaciones en el pasado? No es como si el volcán de la isla fuera a entrar en erupción en cualquier momento. Y ya de paso, podrían construir una central geotérmica con la cual aprovechar el poder del volcán para generar electricidad, aunque depender de una persona era mucho mejor para el medioambiente.

El mago alemán se dirigió al enorme crucero Olympus, que estaba atracado en el muelle de la isla. En la cámara del tesoro, ahora vacía después de verse afectada por el tratado que firmaron Simeon y Jose, solo quedaba aquel hexaedro.

—Ay... Entiendo que Simeon aprobara lo que aprobó por las circunstancias, ¿pero en serio entregar a casi todas nuestras fuerzas a la justicia? Sé que está esa vampiresa de por medio moviendo hilos, pero no sé yo... ¿Y realmente es un vampiro? Es que no creo que estos existan. Los elfos a fin de cuentas eran homúnculos creados por magos en base a mitos preexistentes, y lo homúnculos no viven mucho. Y supuestamente el monstruo del Lago Ness fuera lo mismo: un familiar. Total, los magos ingleses tienen esa obsesión por los dragones y los dinosaurios.

Tecleando el código de la puerta de acero reforzado, la desbloqueó y se abrió automáticamente.

—Bien, sigue aquí —celebró—. No lo cogió como dijo que pensaba hacer. Podré hacer el experimento de reactivación. Quizás si uso las líneas Ley de la isla para alimentar unas balizas y redirijo la energía natural hacia él, pueda hacerlo brillar. Es mi última esperanza. Quiero sorprenderlo, demostrarle que sí estoy a su altura.

—Por última vez, no la vas a poner.

Sin darse la vuelta, Kyle disparó un haz de magia eléctrica con la intención de paralizar a su víctima, pero la presencia lo desvió con la mano como quien aparta una mosca, golpeando la pared y chamuscándola.

La infiltrada era una gata blanca de ojos rojos pequeña, vistiendo un top amarillo, una minifalda vaquera y sandalias. Colgando de su mano, su bolsito rosa.

—¡Goldie!

Allô. ¿Cuándo se te va a meter en la cabeza que mi primo es heterosexual y no te quiere? Las únicas que se lo cogen son ellas.

—¡Eso no importa ahora! ¿Cómo has llegado a aquí? ¡Solo Jose sabe dónde está la isla!

—Y ahora yo también; te seguí, tonto del culo. Pasaste cerca de Saint-Marcel-lès-Annonay como un rayo. ¿La de ir de incógnito te la sabes?

—Tchs. Eres un fastidio.

—Gracias, lo sé. Por cierto, no porque te hagas más fuerte le vas a comenzar a gustar más. Él te odia tanto o puede más que yo, y no por el hecho de que seas gay o débil. Sobre todo no es por lo segundo. Ahora, entrega el cubo o vuelo el barco por los aires contigo dentro. No será difícil hacer que pareció un accidente. Sabes cómo metió Estados Unidos a España en una guerra por Cuba, ¿cierto? Esto reventará como el Maine.

—Inténtalo. ¿También venderás mi cadáver al Gobierno alemán como hicieron con las colonias?

Activando su magia al máximo, Kyle se rodeó de un aura chisporroteante y confeccionó con ella una espada de rayos en su mano derecha mientras sostenía el cubo con la izquierda pegado a su pecho.

«Una manto de energía eléctrica. Otro petardo que ve Naruto».

—Realmente te la creíste, idiota. —Viendo que ella no se transformaba, comprendió solamente lo estaba provocando—. Quiero que vengas conmigo, nuestro abuelo quiere pelear. Después nos invitará a merendar a todos como recompensa.

—¿Eh? Bueno, vale. Pero ¿no iba a ser como una especie de torneo?

—Al final no, se decidió por hacer una battle royale después de jugar a un FPS. Quiere ver de qué pasta estamos hechos y si realmente merecemos ser etiquetados como amenazas de clase S o no.

—¿Qué insinúa?

—Que podría ganarle a Simeon o a William en combate. Él mismo lo ha dicho.

—Está loco. Ese abuelo tuyo no es tan poderoso.

—¿Estás seguro de eso? Porque, la verdad, yo tampoco es que lo haya visto pelear en mi vida. De hecho, ni sabíamos que el cabrón peleaba o que era un objetivo con la orden de «run of sight». Anda, vente para la casa. Y en cuanto al cubo, Bonnie quiere echarle un vistazo. Se ha puesto en contacto con Oliver y con Levi, y Xavier ha encontrado algo interesante que puede que arroje algo de luz al asunto.

—Pero el cubo luego nos lo devolvéis, ¿verdad?

—...

—¿Verdad?

—Tú sabrás, chato. ¿Algo más que quieras preguntarme?

Silencio.

Kyle Völler apretó el puño, temblando.

—O-oye, ¿es cierto que una vez todo esto acabe, iremos a la cárcel?

—A la cárcel no, gilipollas. Los que sí os usaron como ratas y conejos de laboratorio irán a la cárcel; y a vosotros se os impondrán castigos por formar una organización terrorista a nivel internacional, pero no iréis a la cárcel, sino a reformatorios por ser menores; dependiendo de las penas, posteriormente ingresaréis a prisión. Aprovecharemos que tenemos a personajes políticos importantes de nuestro lado para negociar, especialmente con el delicado caso de Claudia y el bebé. Algo bueno tiene el haberles salvado el culo, ¿no crees? Hay países que, de cogeros, os sentenciarían a muerte. De hecho, dependiendo de las leyes, algunos de vosotros ingresaréis a prisión aún siendo menores según los delitos cometidos.

—Realmente no sois tan malos, ¿eh?

—Ni vosotros tampoco —respondió ella—. Pero la liasteis pardísima al aliaros con espers cuyas intenciones no eran en absoluto buenas. ¿En qué momento os pareció buena idea colocar bombas y matar a gente inocente para llamar la atención?

—... Eh, ah...

No sabiendo qué responder al ser confrontado por la pequeña gata blanca, Kyle Völler apretó fuertemente sus puños.

«Yo...».

—El que trates de rehuirme es signo de que aún tienes conciencia. Es por eso mismo que no hemos decidido liquidaros. ¿Te queda claro? Jamás te perdonaremos. Nunca. No te sorprendas luego que en mitad de la pelea vayamos todos a por ti de primeras. O de que te reventemos las bolas, literalmente. Con suerte solo acabarás en una silla de ruedas.

«A ver si encuentro un hueco y le quito el cubito de los huevos. No lo suelta de igual modo que un niño a su mantita».

—¿Qué miras?

—Nada. Estás pensando en tus padres y tu hermana mayor, ¿verdad?

Parte 8

—¡Bienvenidos! —los recibió Muezli—. La comida ya está hecha, solo hay que calentarla. También os he limpiado la casa y os vamos a comprar un robot.

—¡Hola! —saludó Chocola.

—No teníais por qué hacer nada, abuelos. Si nosotros no tardamos nada en limpiar la casa después de comer.

—Claro, porque sois muchos. Pero venís cansados del instituto y nada más llegar tenéis que preparar la comida y luego limpiar. Seguro que tenéis muchos deberes y exámenes para los que estudiar. Venga, sentaos a comer, que la mesa está puesta. ¿Qué queréis de beber? ¿Agua?

—¡Yo una sin!

—Cómo no, Phoebe la birra fresquita. Hemos comprado una caja en el súper —les contó Bulgur—. Hemos metido la mitad en la nevera y las otras seis están en el armario. Ah, y una botella de vino blanco para cocinar, que apenas quedaba.

—Perfecto.

Shiro levantó el pulgar en señal de aprobación.

—Uh, ¿planeas cocinar algo rico para esta noche, pequeña Shiro?

—Berenjenas rellenas de carne picada con bechamel. Y algo especial.

—Mola. Una pena que vuestros primos no vayan a poder probarlas porque nos vamos esta tarde después del combate.

—¿Cómo le ha ido el colegio a Choco?

—Muy bien, aunque luego os tenemos que comunicar una cosa que le ha pasado en el cole. Sería bueno que lo hablarais con la tutora o con los padres del chaval.

—Mmm... Vale. Choco, cariño, ¿te están haciendo bullying?

—Sí... Es un chico de mi clase.

—Me lo estaba temiendo... Abuelos, contadnos todos los detalles. Hablaremos con la tutora, ¿vale? Pero ¿por qué no nos lo has dicho a mamá y a mí?

—Porque no quiero que le pegues con una silla como le hiciste a Kevin.

No pudieron evitar reírse ante la ocurrencia de Chocola. Obviamente no iban a hacerle eso a un niño de primaria. Sin embargo, Jose fue quien molió a sillazos a quien le hacía la vida imposible a Marina cuando ellos estaban en la primaria.

—¡Ja, ja! No voy a hacer eso. Es un crío.

—¿Te recuerdo lo que le hiciste al crío de la piscina?

—Tú cállate. Solo le di un susto, no más. Estaba muy pesado.

—Excusas. Pediremos una cita con tu tutora, cariño. Seguro se pensó que eras su hermano cuando fuiste a la reunión.

—No tengo ni una pizca de duda. Esta vez iremos los dos. Oh, y hará falta que venga Bonnie también. —Jose se llevó las manos a la cintura—. Ay... Desde luego ese episodio de la vida siempre va a volver para morderme el trasero, ¿verdad?

—Pero fue efectivo para que me dejaran. Y todo el mundo te cogió respeto.

—Eso no lo dudes. Pero nos expulsaron a los dos tres días; a mí por pegarle y a él por acosarte.

—Demasiado radical —opinó Shiro—. Casi surrealista.

—Oh, venga, no le di tan fuerte. Solo lo asusté. ¿Sabes qué daño hace el ser golpeado con una silla de madera y las patas de metal? ¡Que de pequeños podíamos lanzar un sofá!

—Una cosita —interrumpió Muezli—, es acerca de la casa en sí. ¿Qué rayos pasa con las escaleras? Kon me dijo que antes estas estaban en medio del pasillo ocupando todo el espacio y eran de estilo caracol, y ahora están en la habitación de Shiro, pero son de piedra. ¿Quién fue el genio?

—Ah, respecto a eso... Cuando alquilamos la casa ya estaba así. Luego Oliver movió las escaleras a su cuarto, no me preguntes cómo. Me imagino que se pensaría que esa sería su habitación y quedaría bien. Puestos a estar, ya podría haberlas colocado junto a las que van al primer piso, como debería ser. También fue quien puso el nuevo toldo, quitando el viejo techo de hojalata que yo puse. Eso me gustó.

—Espero que nunca le dejen hacer los planos de una casa. El tío ya casi provocó una guerra mundial con sus jueguecitos mentales para volverse un dios. Y, Shiro, las escaleras te molestan aunque tú no lo digas, ¿verdad? No tienes privacidad si tienen que pasar por el tuyo para llegar al cuarto de Chocola en la azotea.

—Realmente no me molesta tanto. Soy la primera en probar los tomates de Marina.

—Pero te molesta, tu cuarto es el más pequeño de todos. Decídselo a Bonnie y que arregle este estropicio, así como que haga un piso superior en condiciones. Que tengáis luz ahí arriba es un milagro.

—Ni que fuera arquitecta.

—Lo es... en la práctica.

—¿Perdona?

Todos se quedaron cuajados.

—¿Me estás contando que aparte de profesora de Historia en la universidad y tener conocimientos médicos, también es arquitecta?

—A ver, no realmente, pero ella ha sido capaz de reconstruir pueblos enteros con magia de madera. Chicos, ha vivido trescientos años, tiempo ha tenido para no aburrirse. Pedídselo y punto. Tenéis a un deus ex machina de vuestro lado, tratad de usarlo más a menudo.

—Vale, eso haremos. No te pongas agresiva, abuela. Pero, es que si la usamos a ella, no hay historia ni aventura. No querrás que vayamos underleveled a la batalla final, ¿no? Tenemos que tener nuestro desarrollo de personaje e ir paso a paso. Nada de saltarse capítulos ni volúmenes.

—En eso tienes razón. Y me mola que catalogues eventos como se haría en una novela. Otra cosa más antes de que os sirva el guiso, ¿cuánto pagáis de alquiler?

—Muy poco. Pagamos poco más de 300 euros al mes, casi nada. La casa estaba encantada y eso dejó el precio por los suelos. Y de luz teníamos contratada la mínima potencia y la hemos subido porque somos más, pero es muy poco lo que pagamos. Gas y bombona no utilizamos, instalé un termo eléctrico, y si acaso por lo que más pagamos es el agua.

—¿Cuántos metros cuadrados tiene?

—¡Y yo qué sé! Esto estaba abandonado, por eso estaba tan barato. En el cajón del mueble de la tele están los papeles firmados con el banco. Es pequeña: planta baja con un baño y un primer piso con cuatro pequeñas habitaciones chicas más dos baños y una terraza, no contando los metros cuadrados de la azotea. Eso es una expansión aparte. Sí, Rosie, ilegal. Quita esa sonrisa tonta.

—Nope.

—Yo creo que con una reforma se podría aprovechar aún más el espacio para que la cocina no estuviera toda tan apretada, ampliando un poco la encimera. También podríais abrir más ventanas. Podríais ahorrar espacio cambiando la lavadora y la secadora por una lavadora-secadora, tenéis el dinero. Las paredes de este color granate están bien, es una tonalidad de rojo pero es relajante.

—Gracias, yo las pinté. Hice todo en una noche, ¿sabes?

—Clones indistinguibles del verdadero como tu abuelo, entiendo. Y, oye, ¿no preferirías cambiarlas por blanco roto? Es más tradicional. Acorde con una casa andaluza. Es del siglo pasado, ¿no?

—Resumiendo: que no te gusta.

—Así es. Pero sí me gusta la fachada pintada de rosa clarito.

—Ya decía yo, tú con esa sonrisa falsa en la cara. Tampoco te gusta la fachada. Lo quieres todo en blanco cal. Por cosas como esta es que no os llamo.

—Te pondré el guiso lo más caliente posible, que lo sepas.

Fuck it. Le echaré agua al plato.

—Hazlo y te abro la cabeza como un melón.

Parte 9

Tras comer y reposar un poco, Goldie apareció con Kyle y el misterioso artefacto, y no muy tarde Bonnibel se dejó caer acompañada de Regina y su siempre leal mayordomo Fafnir.

Resultaba que la vampiro se había acordado de ella y pasó por su casa para invitarla, ya que ella también era un mago y su familiar es bastante poderoso. La chica estaba temblando como un flan, cosa que el líder de los Supernovas notó de inmediato. ¡Qué tonta fue al aceptar! En gran parte sus nervios se debían a lo que fueran a pensar los Lemon, pero ahora el motivo era otro radicalmente distinto.

—¿Te pasa algo, Regina?

—Estoy bien, estoy bien.

«Creo que voy a potar».

—Déjame adivinar: no esperabas tener que pelear en un free for all contra semejantes monstruos. Es eso, ¿no?

Kate Onion acababa de leerle el pensamiento.

—Sí, siento que no debería estar aquí.

—Tranquila, no vamos a ir a por ti —le aseguró Simeon.

—¡Así es! El último en quedar en pie, gana. ¡Y voy a ser yo!

Simeon le dedicó una mala mirada. Bulgur se percató y le devolvió una burlona sonrisa.

«En serio, ¿qué se está guardando?».

La vampiresa dio dos palmadas para calmar el murmullo, había preparado la arena de combate e iba a llevarlos a todos al lugar. La ubicación designada era un vasto bosque en algún lugar de Alemania, sin agregar más información al respecto, cosa que llamó mucho la atención a Jose. Con un chasquido de sus dedos, un círculo mágico se dibujó en el suelo, iluminando el salón con partículas de luz blancas y siendo todos transportados a otro escenario.

Verde sobre verde, un mar de árboles infinito, montañas y un pueblo en ruinas al fondo. Destacaban las inmensas instalaciones abandonadas y reclamadas por la naturaleza frente a ellos. Por sus colores y el símbolo de la esfera del mundo cubierto de musgo, claramente la propiedad alguna vez perteneció a los Guardianes de las Naciones Unidas.

—Aquí yo no he estado —dijo Kyle.

—¿También haces exploración urbana? —Selene se le acercó.

—Así es, chispitas. ¿Cómo crees si no que encuentro nuevos y mejores hechizos? Se los robo a los magos que se instalan fuera de la sociedad.

«No, ya hablando en serio. ¿Dónde coño me he ido a meter?».

—A mí tampoco me suena este sitio. ¿Desde cuándo no se usa? —comentó el Emperador de brazos cruzados—. Parece increíblemente viejo.

—¿Puede ser que estemos cerca de la frontera con Polonia? —se preguntó Jose—. Esa zona es rica en carbón.

—Es una fábrica, ¿cierto? Solo mirad esas chimeneas —señaló Marina.

But was it a gun factory, though?

Silencio. Silencio que fue roto por Marina Hala.

Man, that joke SUCKS!!

Oh, brother... —Mint se llevó la mano a la frente.

Cringe... —se limitó a decir Hazel.

Well, those horrible jokes Joeph cracks have to come from someone —gruñó su prima Nuts.

Oh, c'mon! It was not that bad. It was on point.

Just, don't —le ordenó su esposa.

Jose hacía su mejor esfuerzo por no partirse la caja. Si se trataba de humor estúpido, juegos de palabras o el chiste más negro y racista, fácilmente se le saldrían las lágrimas.

Regina aprovechando el bochornoso momento y que todos se iban colocando para dar comienzo al evento, se iba acercando sutilmente a Rosie y Jose, quienes estaban juntos, al punto de aferrarse al brazo de este.

—¿Qué pasa? Esto no es típico de ti.

Rosie Redd no dijo nada, solo miraba.

—Creo que así voy a estar más a salvo del desmadre.

—Regina, estás en mi sitio —advirtió la gata japonesa desde la distancia.

—Shiro, ¿me lo dejas un rato? Solo por la duración de la pelea.

—No.

—Lo mismo digo yo. Regina, me tengo que mover. Todos están en sus puestos. ¿Qué pasa, no confías en Fafnir? Porque él en ti, sí.

—Lo hago, pero no creo que esté preparada para algo tan gordo como esto.

—Aún estás a tiempo de ponerte al lado de Bonnie con mi abuela, mis primos y nuestras hijas, ¿sabes? Nadie te juzgará por ello. Este campo de batalla va a ser difícil hasta para mí. Y no sabemos de lo que es capaz mi abuelo.

—¡¿Empezamos ya o qué?! —gritó el mencionado.

Bulgur Lemon se había preparado para la ocasión, vistiendo una camiseta negra sin mangas, pantalones de chándal también negros y deportivas blancas. Estaba felizmente calentando y jugando con su bastón. El que más ganas tenía de todos los de allí.

—¡Perdón, sí!

Corriendo hacia el lado de Fafnir, ahora todo el mundo estaba listo para dar inicio el entrenamiento.

—¡Muy bien! Antes de nada, explicaré las normas. Son sencillas, no hay muchas. No hay tiempo límite, gana el último que queda en pie, y el uso de técnicas de asesinato están completamente prohibidas, obviamente. Esto solo es una demostración para que veáis cómo combate un experto. Os deseo la mejor de las suertes, la vais a necesitar.

Del bolsillo de su chándal rosa, Bonnibel sacó una pistola de fogueo de su bolsillo con la cual apuntó al cielo, y jaló el gatillo.

¡Bam!

Parte 10

En un todos contra todos, lanzarse de cabeza contra el más poderoso es lo peor que se puede hacer, un acto suicida en toda regla. Lo más sensato era ir a esconderse o establecer alianzas para poder avanzar, aunque con el peligro de ser traicionado en cualquier momento.

Pero en esta batalla campal el premio gordo era enfrentar al Rey Plateado.

Sin necesidad de planear nada de antemano en la casa, cada uno siguió su instinto y se separó del resto, agrupándose con quien veía conveniente.

Aogami con su espíritu Shisui.

Regina con su guardián Fafnir.

Goldie con su novio Aitor.

Jose con su prometida Rosie y su espíritu Kon.

Simeon y todos los demás, en solitario.

Tras el pistoletazo nadie se movió.

—¿Qué os pasa? ¡Venga, venid a por mí!

—¡Están cagaos! ¡Nadie quiere ser humillado como Carola! —gritó la autoproclamada sirvienta.

—¡Tenías que decirlo, ¿verdad?! —rio Emma, preparando su reloj mágico.

Entre risas y que estaba con la guardia baja, el mago alemán fue el primero en cargar contra el Rey Plateado a una velocidad de infarto, casi ni se le vio. Bulgur levantó el brazo y detuvo el ataque, contraatacando con un gancho al mentón y pateándolo en el aire, ocasionando que se chocara contra un árbol.

—Aaay...

Nada más levantarse el mago con apodo del dios nórdico del trueno, con la adrenalina inundando su torrente sanguíneo, activó su manto de magia eléctrica; inmediatamente lo siguieron Selene, Shiro y Marina activando sus superformas.

«Oh, veo que Shiro cambió su falda a una minifalda azul. Le queda muy bien, y le puedo ver las bragas».

—¡¡¡SÍÍÍ!!! —gritó Mint emocionado asustando a Claudia, quien dio un brinco. Muezli y sus hermanas giraron la cabeza; Chocola y Nana se le sumaron, mientras que Bonnibel creaba una barrera alrededor de ellas mascullando algo—. ¡Sí, sí, sí! ¡Vamos, chicos!

—Las cosas se van a poner más feas de lo que yo había previsto —masculló—. Pensé que se le echarían todos encima y la cosa acabaría pronto, pero se ve que quieren probarse en serio. Va a escalar muy rápido el nivel de destrucción.

—¿A qué te refieres? —preguntó Nuts muy preocupada.

—Ahora mismo lo verás.

—¡Oh! Empezamos fuerte, ¿eh? ¡Y hasta Marina la tiene! Un precioso bikini con pareo hecho de agua, y hasta pamela. ¿Adónde diablos se fue la ropa?

—¡Al inventario, obviamente!

Abriendo su mano, la humedad del ambiente se congregó, manifestando un sable; el semihumano adulto mantenía su exaltada sonrisa a pesar de que lo estaban atacando desde todos los frentes. Con su bastón detuvo la espada de agua, pero por los flancos se le acercaban Selene y el mago eléctrico; agachada se deslizaba Shiro, activando su poderosa magia heredada de Oliver, heredada a su vez de su mentora Bonnibel Rose.

—Técnica de fuego inversa: Puños Gélidos.

—¡Eh, eh, eh! ¡Pero qué coño!

Bulgur apartó a la hawaiana de una patada, hizo brillar sus ojos de un color turquesa y se envolvió en energía espiritual, agudizando su percepción. El tiempo casi parecía haberse detenido, sus oponentes se movían a cámara lenta. Agarrando su bastón, efectuó un giro con el que barrió tanto a Selene como Kyle, acortó la distancia con la loli de cabello plateado y ojos ámbar y le propinó un puñetazo en el estómago que, sin embargo, no la hizo retroceder. Sintió su mano golpear un muro.

Oh shit!

Dejando su cuerpo caer hacia atrás, realizó un mortal, apoyó las manos en el suelo y se propulsó fuera del alcance del ataque. Los puños de Shiro golpearon el piso con una fuerza descomunal para su tamaño, hundiendo el terreno y creando un cráter, a la par que congelaba el área. Los primos gritaron horrorizados, ¡eso tan solo había sido un puñetazo! Bulgur aterrizó perfectamente hincando una rodilla en el suelo.

«¿Ha recibido mi Puño Divergente de lleno y no le ha hecho nada?».

—Mierda, Shiro falló.

—¡Joder con la pequeña! ¿Qué haces tú con una técnica así? Eso gasta demasiada magia. Eh... Oye, ¿estás bien? Estás vomitando saliva...

Daijōbudesu, shinpaishinaide —respondió temblando mientras más saliva salía por su boca—. Jose senpai me lo dijo, pero en vez de preocuparte por mí, Shiro recomienda que mires a tus pies.

—¿El qué?

«¡Mis pies, están congelados! ¿En qué momento? ¿Fue la niebla que se ha formado tras el impacto?».

Shiro llenó sus pulmones hasta el último centímetro cúbico, desatando una poderosa llamarada que engulló al semihumano adulto. Sin embargo, este salió ileso de la tremenda deflagración.

—¡¿Nada?! —gimió estupefacta.

A las dos centellas que iban a golpearlo desde atrás, los tomó de los tobillos y chocó sus cabezas, arrojándolos como un matojo de nabos a un lado. Desapareció de su vista, abriendo agujeros en el suelo los balazos de agua de Marina; los esquivó sin querer. Este se aproximó, lo pateó con la puntera, levantándolo al igual que un balón de fútbol y se lo centró, tan solo para propinarle una tijereta y chocarlo contra el muro de la fábrica. Con otro Paso Rápido, ahora le propinó un brutal derechazo.

—¡Grrrraaah!

Un puñetazo, y otro, y otro, y otro. Era un combo seguido de otro combo. Una metralleta de puñetazos por todo el cuerpo, mayormente dirigidos a su cara. Salpicaba la sangre y dientes. Se detuvo por un instante, su pie derecho retrocedió para permitirle cargar otro Puño Divergente, el cual incrustó en su estómago y la fuerza del impacto fue tan absurda que lo atravesó y la pared tras él se resquebrajó; Kyle Vóller, con los ojos en blanco, vomitó sangre.

Con un último derechazo en toda la cabeza lo mandó a volar a los pies de Bonnibel y su familia; Bulgur se limpió las manchas de su sangre de la cara, escupiendo un gargajo al césped.

—Eso por ser cómplice del asesinato de mi hija y su marido. ¿O creías que me había olvidado? Siente el mismo dolor que nosotros sufrimos por tu culpa; y no lo curéis.

—Ay, Dios mío... ¡Lo ha hecho mierda!

—Lo hizo puré... —Kate tragó saliva.

Selene lo vio todo sin poder hacer nada. ¿Hizo eso para que su nieto Jose no intentara asesinarlo en este todos contra todos? Posiblemente, pero tanto Phoebe como Goldie tenían las mismas probabilidades de intentarlo.

Una enorme cantidad de partículas espirituales y magia se concentraba formando un resplandor naranja: Phoebe. Ella también se unía a la fiesta, no solo activando su superforma, sino también equipándose a su demonio Suzaku, con aquel atuendo tan atrevido que apenas dejaba nada a la imaginación. Lo conocía muy bien: el Arco del Amanecer de su hija.

Leuchtender Regen!

La flecha de luz cruzó el espacio en nada y menos causando una detonación dorada. Aprovechando la pantalla de humo, Marina atacó con su sable de agua, pero Bulgur no estaba ya ahí. Este se encontraba en el cielo, flotando de brazos cruzados.

«¿Tú también?».

—¡Baja aquí! ¿O es que tienes miedo de ser cortado?

—No, me pregunto más bien qué haces blandiendo una espada, siendo tú una francotiradora. ¿Tienes el mismo problema que Jose?

—Oh, ¿quieres que la saque? No sabes qué es esta pulsera que tiene colgando una cruz, ¿verdad? Ni te has fijado en ella, pensando que era solamente un accesorio.

—¿Huh? —Bulgur arqueó la ceja derecha.

Marina concentró energía vital en la yema de su dedo y tocó la cruz, emitiendo un pulso de energía. La cruz se vio envuelta por la misma luz que los ataques con energía vital y la materia fue modificada; la pulsera se transformó en una arma de fuego del tipo metralleta.

«Ya veo. Manipulación de la materia mediante el uso de la energía vital; casi hace que parezca magia. Algo así de rebuscado no puede venir de Bonnie».

Sabía quién había sido el genio al que se le ocurrió eso, por lo que sus ojos inmediatamente buscaron a su nieto Jose, quien lo estaba saludando con una sonrisa endemoniada en su rostro.

Las balas disparadas desde el arma estaban compuestas de la técnica de agua de Marina, reforzadas por su propio espíritu, de manera que eran capaces de penetrar a través de defensas. Bulgur no era capaz de esquivarlos todos debido a la increíble velocidad de fogueo, teniendo que desviar algunos de los proyectiles con sus manos.

Phoenix Arrow!

Phoebe sobrecargó una flecha de fuego que disparó al cielo teniendo como objetivo a su abuelo, transformándose esta en una gigantesco pájaro de fuego que amenazaba con engullirlo.

—¡Me toca!

Concentrando su energía vital en una bola entre sus manos, disparó una ráfaga de plasma ultracaliente que «mató» al ave de flamas. Sin embargo, había bajado la guardia y Selene lo agarró desde atrás.

—¡Bestia del Trueno!

Este ataque sí funcionó, dándole de lleno. Por su grito, había sentido dolor. No solo su ropa sufrió desperfectos, tenía algunas magulladuras y quemaduras por el cuerpo.

—¿Ahora qué? Ya no estás tan gallito, ¿eh?

Aumentando la potencia de su aura se la sacó de encima, pasando a ser un combate aéreo entre los dos. Selene lo bombardeaba con sus lanzas de rayos, moviéndose de un lado para el otro. Los rayos que fallaban impactaban contra el suelo, destruyéndolo todo e incendiando el bosque. Mismo fuego que Phoebe absorbió para potenciarse y alzar el vuelo tras su abuelo. Ahora esto se había vuelto más personal, un combate cuerpo a cuerpo.

—¡Ha, ha, ha! ¡No eres nada mala en el cuerpo a cuerpo, Phoebe!

—¡¿Por qué no puedo darle?!

Un gigantesco pilar de hielo separó a Bulgur de las dos chicas, haciéndolo perder el equilibrio. Y una gigantesca mano de energía natural lo agarró. Cierto, Shiro estaba abajo, y la sirvienta esa también. Los disparos de Marina atinaron, haciéndole daño en la espalda y aturdiéndolo. No podría reaccionar a tiempo. La loli corrió a toda velocidad por aquella escarpada columna de hielo decidida a meterle un buen puñetazo, pero llevaba algo en su mano izquierda.

—¡¡¡AHORAAAA!!! —gritó Selene.

Un fortísimo viento se levantó, capaz de crear una ventisca eterna. En un mismo ataque se entremezclaron fuego, electricidad y hielo, propulsando una bola de cristales de hielo increíblemente dura.

—¡TRIPLE AMENAZA!

—¡Grrrrr!

Aquel balón arrastró al Rey Plateado por el bosque, destruyendo árboles y rocas hasta que se pudo frenar a sí mismo y al balón. Parecía bastante cabreado, ya que lo primero que hizo fue estrujar aquel balón de hielo con sus manos como si de una lata se tratase, haciéndolo añicos. No, no estaba cabreado, ¡se estaba riendo! Estaba feliz de que lo hubieran pillado con la guardia baja.

—¡Nada mal, chicas! Eso se lo lanzáis a cualquier otro y lo dejáis fuera de combate en cero coma.

¡Snap!

Chasqueando los dedos, ocho orbes de agua rodearon a Marina. Claramente podrían ser usados como drones para seleccionar a más de un objetivo o perseguirlo para perforarlo con disparos de agua a presión. Bulgur sonrió.

—¿No vas a decir nada de nuestras superformas?

Un relámpago cayó al lado de Marina Hala, Selene. Kate también estaba con ella, o mejor dicho, la había traído como quien lleva una esterilla. Ella era el apoyo.

—¿Tu aura es eléctrica por defecto? ¡Mola! Y la tuya fluctúa como las olas del mar, es muy bonita; tu bikini también es muy bonito. ¿Cómo haces para que el agua no transparente? Casi parece que vas desnuda.

—Este bikini es para contentar a darling, no a ti, pero se te agradecen los halagos.

—Soy fuerte, ¿verdad? ¿Por qué no dices nada de mi uniforme de sirvienta?

—Yo también os he hecho varios piropos. Ahora, seré bueno y os eliminaré de uno en uno. En fin... Let's turn up the volume!

Tres explosiones de poder inundaron el bosque entero. El aura de Kate era una nimiedad en comparación a aquellas dos, y, sobre todo, en comparación con aquel personaje principal que ya había acabado su aventura.

Con la revoluciones al máximo, Selene liberó su Max Thunder y Marina su Destrucción Acuática. Ambos ataques se fusionaron en una especie de manga de agua y electricidad que más de uno denominaría «elemento tormenta», rodeando su bastón. La fábrica tuvo la desgracia de estar detrás y ser devastada.

Bulgur esquivó el ataque instantáneo, agarró su bastón y con ello las noqueó, destransformándolas.

—Lo único que tiene de transformación es que os cambia la ropa; en cuanto caéis esta vuelve a la normalidad. Os falta más pecho, pero sois muy bonitas. Jose tiene mucha suerte de teneros.

«Esa maldición es increíblemente peligrosa. Invierte la causa y efecto, de manera que el ataque golpea antes de haber sido lanzado siquiera. No ha funcionado porque mi poder es mayor al de ellas juntas, si no...».

—¡Tchs! Shiro se quedó sola. Cambiar la lanza por su bastón para darle más fuerza al hechizo no sirvió de nada.

Colocando los puños en guardia, sabía que solo lo que mejor se le daba, taijutsu, podría salvarla de la eliminación. Bulgur avanzó mediante Paso Rápido en lo que se convirtió en un combate de boxeo. Ambos estaban golpeándose sin cuartel, aunque el Rey debía admitir que era muy buena. Le costaba golpearla debido a la diferencia de altura, y ella lo aprovechaba bien para darle unos buenos ganchos.

«¡Ahí viene, otro Puño Divergente!».

—¡Defensa de Acero!

El potente puño al estómago destruyó el suelo y alrededores, desvaneciéndose la superforma de Sasamiya en el acto. Su flequillo cubrió sus ojos, a la par que murmuraba «No pude...».

—Usas una magia para la que tu cuerpo aún no está preparado, céntrate más en el taijutsu. Siéntete orgullosa, eres fuerte.

—¡¡¡...!!!

«¡Mierda, yo soy la siguiente!».

¿Por qué los otros no se movían? ¡Haced algo! Simeon, Goldie, Jose y Rosie yacían ahí como pasmarotes observando todo. Enojada, disparó flechas contra ellos. Simeon las desvió con su telequinesis, mientras que las arrojadas a sus primos no llegaron a rozarles siquiera; Jose había erigido una barrera que las detuvo. Seguramente la misma que los protegió de ataques perdidos de Selene y Marina con anterioridad.

—¡Maldita sea! ¡Ayudadme!

La bestia ya estaba frente a él y emprendió la huida. Saltando de copa en copa, se distanciaba más y más de Bulgur. Parecía que le estaba dejando margen a propósito, a sabiendas que su mejor baza no estaba en el cuerpo a cuerpo.

Quedaba muy claro: «Libera tu definitivo, quiero verlo».

—¡Gran Comando de Llamas: Corona Solar!

A la desesperada, Phoebe sobrecargó su arco creando un sol en miniatura que comprimió en una flecha definitiva que disparó con todas sus fuerzas. Su reminiscencia indicaba que parte de la técnica derivaba de la Supernova que Goldie, su hermano y ella podían realizar en conjunto. Seguramente esta fuera como la Llama Fusión, pero adaptada a su estilo de lucha del mismo modo que Jose la distorsionó para poder usar aquella devastadora bomba de fuego él solo sin necesitar ayuda. El aire era tan seco que te quemaba la garganta al respirarlo y los labios se agrietaban. Había eliminado la humedad presente en el aire, anulando cualquier clase de magia de agua o hielo. ¡Hasta el suelo a sus pies se estaba derritiendo!

—¡Eso no es un definitivo! ¡Hostiaaaaaas!

No podía dejar que finalizara. Si le daba, recibiría muchísimo daño, y un daño serio de verdad. Eso destruiría todos los alrededores En un golpe de ingenio, de un pisotón levantó un cacho de suelo y se lo arrojó, no pudiendo esquivarlo a tiempo y noqueándola en el acto. Él mismo cogió a su nieta en brazos, abrazándola fuerte. El calor que hizo desaparecer toda la humedad desapareció de golpe, condensada ahora en forma enormes nubes en el cielo, repentinamente descargaron toda el agua en un destructivo aguacero.

—Ese ataque ha sido muy peligroso. Ibas a provocar una verdadera catástrofe medioambiental, Phoebe.

Caminó lentamente hasta su mentora Bonnibel y la dejó en sus manos.

—Aitor, ¿vamos?

—No sé yo, Emma... No podemos ni de coña con semejante monstruo.

—Yo digo que lo intentemos. Mostrémosle el poder de la humanidad. Regina, ¿vienes con nosotros o abandonas?

—Iré... pero no vamos a lograr hacerles nada.

Aitor García creó una espada a partir de su sangre, reforzándola con su espíritu. Emma se equipó a Star Leo y Regina se fusionó con Fafnir. Su armadura con multitud de colmillos mostraba demasiada carne, al igual que la de Phoebe, cubriendo solo las partes importantes. Su sujetador parecía unas garras de dragón que agarraban sus pechos como estos reptiles hacen con las perlas. Goldie se les adelantó, iba a apoyarlos. La pelirroja sonrió, esa no se la esperaba.

Parte 11

—¡Venid a mí, gente del común!

—¿Tienes la cara de llamarme «del común», abuelo?

La loli gótica ya vestía su tan característico vestido de fiesta gótico con largos lazos rojos. Su guadaña plateada fue invocada, y con ella la destrucción. Algo invisible se movía, destrozando los árboles. No sabía qué era, pero algo se encontraba ahí. Eran varias cosas. No podía verlas.

—¡Corte Sangriento!

Regina invocó una una zweihänder hecha de escamas de dragón para acompañar a Aitor, mientras Emma se quedaba en la retaguardia. La coreografía demostraba la superioridad de Bulgur, bloqueando las cosas invisibles y repeliendo las espadas tanto de Goldie como de Aitor, Regina estaba muy por detrás de ellos.

Dos disparos eléctricos impactaron en él, cosa a la que una de las manos oscuras de Goldie agarró a Bulgur por el tobillo, jalándolo y llevándolo a las alturas.

—¡Ueeeeeeeh! ¿Eeeeeeeh? ¿Qué es estoooo?

Bulgur dio a su aura forma de cuchillo y cortó la mano, cayendo al vacío.

«¿Un tentáculo? No, una mano».

Estas extremidades lo perseguían. Convirtiéndose en un torbellino de cuchillas, las amputó todas.

«¿Es que puede ver las Manos Sombrías?».

—Shisui, ¿cómo crees que las ha esquivado?

—Sea lo que sea que ha invocado Goldie, es invisible hasta para mí, pero seguramente sea lo mismo que Jose hizo en nuestro combate: siente las perturbaciones en el aire y puede «ver» lo no visible.

—¿Qué coño era eso, Goldie? Me ha dejado una marca muy fea en el tobillo.

Blood Bullet!

Aitor lanzó balas de sangre a gran velocidad. Con una mano las cogió y las inspeccionó.

—Realmente es sangre.

¡Poff!

Las balas reventaron en su cara. Con su habilidad, Aitor tenía total control de su propia sangre, estuviera fuera o dentro de su cuerpo. En este caso, manipuló la viscosidad de manera que se adhiriera a la cara de Bulgur como una mascarilla.

—¡¡Hmmmmm!!

Si no podían enfrentarlo de tú a tú, entonces solo había que sofocarlo. No podía defenderse, ocupado en jalar aquella máscara asquerosa de su cara que no le permitía respirar..

—¡Pulverizer!

Emma disparó su pistola más poderosa a bocajarro contra Bulgur, un Kamehameha enlatado. Aitor con dos espadas de sangre lo cortaba pero no podía ver daño visible en su piel. Tampoco Regina. Bulgur juntó las palmas de sus manos y su aura desapareció, solo para resurgir como una enorme ola y paralizarlos a todos del miedo. Regina no pudo resistir y se desmayó, deshaciéndose la fusión. Junto a ella yacía inmóvil su mayordomo dragón Fafnir. La máscara de sangre se deshizo al perder Aitor la concentración.

—¡Puaj! ¡Qué asco!

—¡Aparta, Aitor!

Emma arrojó esferas blancas que estallaron levantando una nube de polvo, pero no tuvo efecto. Esas estaban preparadas para desestabilizar los poderes de espers y magos, tecnología que ella creó para G.U.N. Pero Bulgur no tenía ningún superpoder, así que no había nada que desestabilizar.

—¡Pulverizer: All Zero!

La pistola liberó una masiva masa de aire caliente que Bulgur aguantó con sus dos manos y echó a un lado, creando un cráter la explosión a lo lejos. Goldie protegió a Emma con un corte de su guadaña y le dijo que se retirase del campo de batalla.

Lac des Ombres!

El suelo se convirtió en una sustancia humeante y viscosa, casi de textura acuosa. El espacio se distorsionó, quedando Bulgur aislado del mundo. Se trataba de un dominio, técnica que espíritus de alto nivel suelen emplear para atrapar a sus presas (humanos). Consiste en una barrera que separa al objetivo del espacio normal, impidiendo toda escapatoria.

«¿Por qué tiene eso?».

Goldie y Aitor frente a Bulgur.

—He de decir que me has decepcionado, Aitor. Estoy muy, muy decepcionado contigo. Esperaba mucho más de ti. Ni la «superforma» tienes. Con un dominio tan deficiente de la energía espiritual no podrás hacerme daño. Ni habéis llegado a presionarme al punto de tener que usar el secreto de mi bastón. Una de dos, o Bonnibel no os ha estado entrenando bien o vosotros no habéis entrenado bien, y me decanto más por lo segundo. ¿Qué tanto habéis holgazaneado?

«Estudiamos, trabajamos y encima peleamos contra terroristas, ¿tú crees que tenemos tiempo siquiera pasar descansar y entrenar adecuadamente? Que entrenemos algo ya es un milagro», pensó Goldie.

—Lo sé... —Aitor estaba frustrado, apretó su arma con fuerza—. Aún no puedo sacarla. Incluso Kate me supera ya.

—Eres mucho más fuerte que Kate, pero te falla esto de aquí —explicó señalando a su cabeza—. Tienes que abandonar esa mentalidad de «no valgo para nada». ¿Quién te hirió? ¿O te boicoteas a ti mismo?

—... Soy yo el que se detiene a sí mismo... ¡Qué rabia!

—Abuelo, ¿cómo puedes estar tan tranquilo? ¡Estás en mi dominio!

—Ah, sí. Entonces es cierto lo que Oliver me contó, que tanto tú como Jose entregasteis vuestra humanidad a cambio de poder. Que ya «no sois humanos», sino monstruos. Pero yo os veo muy humanos. Eso solo son chorradas. No me preocupo, estáis bien; pero de lo que sí me preocupo es que este no es el camino a seguir.

—¿El qué? ¿A qué te refieres?

Desde fuera de la barrera, solo se veía una esfera oscura flotar sobre el suelo. El tamaño de dicha barrera era poco más que el de un balón de baloncesto. Al estar el espacio distorsionado, era mucho más grande por dentro que por fuera.

Dicho objeto tembló, resquebrajándose la superficie y reventando, con un violento chorro de energía espiritual emergiendo del cascarón. De la distorsión espacial salió Goldie derrapando con el vestido hecho jirones; la hoja de la guadaña se resquebrajó en sus propias manos. Aitor se marchaba todo magullado y cojeando, soltando improperios y mordiéndose el labio, a punto de llorar.

—¿Cuánta magia te queda en la reserva? Para crear ese dominio has tenido que invertir una cantidad significativa, ¿no es así? Además, la magia de sombras es de tipo agua. ¿No eres una maga de fuego, Goldie?

—¡Yo uso la magia que me da la gana! ¡Que te enteres!

«Increíble, tiene control sobre los cuatro elementos y algunas de sus variaciones más avanzadas».

Extendiendo sus manos al frente, empleó magia de tierra. Generó arcilla de sus propios dedos, otorgándole la forma de un taladro. Con magia de viento lo hacía rotar, y mezclando magia de fuego en el proceso, tenía lo que quería: un proyectil a base de pólvora.

El abuelito lo agarró con una mano en el aire y lo rompió.

Goldie cayó de rodillas pronunciando las palabras «Me rindo».

Bulgur extendió su aura a todo su cuerpo.

Su nieta no había hecho desaparecer su vestido mágico.

Eso hizo saltar todas las alarmas dentro de su mente.

«¡Protección!».

Del suelo, llamas negras procedentes del purgatorio emergieron con una violenta erupción. El calor que emitían era impresionante, no parecían afectar a su entorno, solo al objetivo. Daba la sensación de que no pararían hasta devorar al objetivo fijado. Quedaba claro que no se extinguirían hasta que él fuera eliminado o que a Goldie se le acabara la magia; dejarla sin sentido no haría nada. Por ello, solo quedaba esperar a que se le acabara la «gasolina». ¡Qué manera de usar dos elementos!

Durante los próximos cinco minutos, Goldie lo atacó con toda clase de hechizos de fuego de su arsenal. Estaba jugando con ella. Dándole consejos para mejorar, cómo debería ayudar a Aitor con su problema de autoestima así como con el suyo propio, qué cosas no debería hacer, etc.

—Hasta aquí llego yo, ¿eh? Merde!

Su vestido reventó, volviéndose un sin fin de partículas de luz, regresando a su muy cuco chándal rosa.

—Tú ganas, yayo.

—Gracias. Ha sido divertido. No me esperaba que tuvieras una técnica de tan alto nivel. Ahora, ve y ayuda a sanar a los demás. Debe ser un fastidio estar recogiendo a todo el mundo, entra y sale de la barrera.

—¡Y que lo digas! —le recriminó la vampiresa.

—Buuu, no he podido hacer nada. He quedado como una completa vendehúmos —lloriqueaba Emma Fox.

—Tampoco te enfades, no podías hacer nada contra él de todos modos.

Parte 12

—¿Quién quiere ser el siguiente?

Aogami dio un paso al frente y no esperó a fusionarse con Shisui.

Pese a que Jose ya le había quitado la maldición, unos pinchos perforaron la mano de Aogami para beber de su sangre. Para enfrentar a un enemigo así de formidable, imbatible, necesitaba poder extra.

—¿Una espada vampiro? Esto va a ser interesante.

—¡Corte Demoníaco!

—¡Pero si es el mismo ataque de Aitor!

Saltando hacia atrás lo evitó. Había algo «raro» en el aire. ¿Vibraciones?

La habilidad de Aogami quedó al descubierto, vibraba tan fuerte y deprisa que podía usar eso para cortar. Eso no era una espada maldita sin más, su manera de cortar se parecía a la de una motosierra.

—¡Tormenta Negra!

Las cuchilladas de poder espiritual negro se extendían fuera de la hoja, creando medias lunas que viajaban a gran velocidad, cortando los muros que quedaban en pie de la fábrica y los troncos de árboles. No lo dejaba acercarse.

—¡Qué mal que la mayoría de Cazadores empleen técnicas como estas, muchacho!

—¡Las esquivó todas!

Metiendo su mano en una burbuja de aura para no verse afectado por su temblor, tomó a Aogami por la cabeza y lo hundió en el suelo.

—Ahora te enseñaré lo que es vibrar de alegría.

Cargó un ataque de ki y lo hizo estallar en una violenta explosión, dejando fuera de combate tanto a Aogami como al demonio. Fue un golpe fulminante.

—¡Maldición! —se lamentó Shisui golpeando el suelo—. Nos ha humillado como si nada.

—Sé que eres un arma de categoría especial. Levanta ese rostro, debéis tener presente que os estáis enfrentando a alguien que básicamente se ha pasado todo el juego, al 100 %. Vosotros, como quien dice, estáis empezando. Estáis al nivel 40 o 50 y yo me encuentro al nivel 100.

Levantando a Aogami por el hombro, llevó a su maestro hasta donde la barrera de Bonnie.

—Bueno, ya solo quedan tres.

—¿Tres? ¿Yo no cuento? —se quejó Kon.

—A mí dejadme, yo pelearé el último —habló Simeon—. Me retiro.

—De acuerdo. Eso hace que solo quedéis vosotros dos. Los Supernovas más poderosos. Más vale que no me defraudéis.

Dicho eso, Simeon se dirigió al banquillo de los derrotados. Muezli estaba terminando de curar a todos, incluso había tratado a Kyle por pena, pero no demasiado.

—Tío, tío, tío, que solo quedan el primo Jose y Rosie.

—Jose está temblando, parece que se fuera a hacer pis en cualquier momento —observó Hazel.

—Cualquiera estaría nervioso tras ver cómo ha destruido a sus chicas y amigos con tanta facilidad. La diferencia entre un semihumano adolescente y un adulto es mucha, aunque haya entrenado. E imagina ya si dicho bestial adulto ha entrenado bajo la tutela de la bruja más poderosa del mundo entero.

—Pero abuela, Bonnibel no cuenta, tiene la genética perfecta. Es nuestro Ichigo Kurosaki.

—Estoy al lado tuya, Mint.

—Venga, Bonnie, sabes que es verdad. Eres mitad humana y mitad hombre lobo, y encima de todo esto, un vampiro. ¡Ganaste la lotería! —exclamó Nuts.

—Yo no nací siendo un vampiro, y no pedí convertirme en un vampiro inmortal; hubiera preferido morir cuando mi aldea fue destruida. Pero sí, es cierto que esto me da una ventaja absurda en combate.

—¿De verdad todavía dices eso cuando conociste a quienes salvaron tu vida?

Tanto Joseph Lemon como Rosie Redd dieron un paso al frente. Juntos.

—¿Vamos, cariño?

—Sí. Demostrémosles cómo se hace.

El poder en aumento, iban a ir con todo. Pero no con todo, «todo». La mentalidad de ganadores que tenían en estos momentos era de ir a ganar, no de ver si podían hacerle daño al monstruo con el título de «Rey Plateado».

—¡Aaah!

—¡Aaah!

Ambos iniciaron con sus superformas, los alrededores se oscurecieron. La fuerte presión detuvo la lluvia y apartó las nubes de tormenta. Jose llevaba su característico kimono azul y el bastón de monje hecho de sombras. El vestido de Rosie era radicalmente distinto al que debutó en Tokio. No tenía nada que ver con los desvergonzados disfraces de Phoebe o Regina, el pomposo vestido de fiesta gótico de Goldie o el soso modo de Selene, que solo añadía un abrigo y una bufanda a su atuendo.

Un bello vestido de novia semitransparente que enfatizaba su modesto busto y exponiendo su abdomen, realzando su belleza natural; falda transparente como un manto, tacones también blancos cada uno con una rosa azul en el puente, similares a las que se hallaban en su cintura a modo de cinturón. Su pelo azabache, a diferencia de las otras veces, no estaba recogido, sino suelto. Su lanza había evolucionado, florecido. Falchion era irreconocible de esa lanza metálica maldita: estaba entera vestida de blanco, presentaba motivos vegetales y una rosa azul con lazo adornando el arma, coronándola.

«¡Guau!» exclamó más de uno.

—¡Parece que no llevara nada debajo!

—¿Ahí es donde te fijas, Mint?

Now that's what I call a wedding dress!!!

Se sabía que Rosie había estado modificando su vestido, lo mencionó con anterioridad, pero jamás hubieran pensado que tomaría semejante vertiente. Su novio era quien más impresionado estaba, pero se lo guardó para sí mismo; ahora tenían que pelear en serio para no decepcionarlo.

—Quiero preguntarte algo antes de dar comienzo a nuestro combate: ¿podemos enfrentarte como si fueras un enemigo?

—Hacéis bien, así iréis en serio.

Jose y Rosie asintieron. Con un Paso Rápido, los dos desaparecieron de escena.

«Están a otro nivel. Se toman el entrenamiento más en serio que los demás».

Jose por la derecha y Rosie por la izquierda, Bulgur con su antebrazo bloqueó la patada de los tortolitos, los agarró por el tobillo y, realizando un completo giro en el aire, los golpeó con gran fuerza contra el suelo, sus ojos tornándose blancos y perdiendo ambos el modo.

Bulgur se sacudió las palmas. Nadie daba crédito, los despachó enseguida.

—¿Ya...? ¡...!

¡No estaban!

A 100 metros de distancia, Jose cargaba con Rosie sobre su hombro y le sangraba la nariz. Su chica le dio una palmadita para que la bajase. Dejándola en el suelo, los dos estaban jadeando. El testarazo les sacó todo el aire de los pulmones. La potencia que utilizó fue la misma que dejó hecho puré a Kyle Völler.

—Ese movimiento de ahora... ha sido puramente instintivo, ¿verdad? Tienes un miedo atroz a que te ataquen mientras estás vulnerable. Ni te he visto moverte.

Expulsando nuevamente su aura, regresaron a su superforma.

«¡Muy bien!».

—Aumentar diez veces vuestros máximos poderes base con una técnica es increíble, os felicito. Por cómo lucís, la habéis entrenado al punto que apenas os consume y la habéis evolucionado, duplicándolo. Un por veinte.

—¡¡Acerté!! —celebró Nuts—. ¡Venga, a darme esos dineros, que son míos!

—¡Y una mierda! —replicó Mint—. Dijiste «mayor a diez, pero menor a veinte», no «mayor o igual a diez y menor o igual que veinte». ¡No te doy nada!

—¡Eso, eso! ¡Y no te interrumpas, que está interesante!

Las novias del albino mandaron a callar a los tres hermanos que discutían, ya que hasta Jose, Rosie y el abuelo estaban molestos mirando hacia ellos.

—Ejem. A lo que iba: tanto tú como Jose alcanzasteis la misma etapa pero mediante diferentes métodos; tú evolucionaste la técnica y mi nieto duplicó su poder al absorber a Kon en su cuerpo, al ser igual de fuertes. Decidme, ¿la idea de una segunda etapa la obtuvisteis al ver cómo Aogami evolucionó la suya?

«Decía yo que la fusión espiritual de multiplicar A por B no tenía ningún sentido; pero es cierto que no mintieron, su poder sí que se está multiplicando, aunque solo sea por dos».

—¿Qué, Claudia? ¿Ya te diste cuenta?

—Sí, Goldie. Sois muy pillos.

—No damos información al enemigo, a menos que nos convenga.

—Pues empezamos ya en serio o qué, ¿viejo?

—No la vas a tener fácil, abuelo.

—Siento deciros esto, pero soy cuatro veces más fuerte que vosotros en vuestros máximos poderes.

Nada más acabar su oración, Jose le plantó el pie en toda la cara, salpicando gotas de sangre. Rosie vino por detrás y cortó su espalda con la lanza.

—¡Cuatro veces más fuerte que Jose dirás, pero somos dos iguales! —replicó Rosie.

«¡La lanza! ¡La maldición ha cambiado! ¡Atravesó mi defensa!».

Jose juntó sus dos manos, entrelazando los dedos.

—¡Adelante, Manos Sombrías!

Bulgur trató de emprender el vuelo y alejarse, pero las manos surgieron del suelo, inmovilizándolo al tomar sus pies y brazos. Completamente abierto al golpe de Rosie.

—¡Proyectil de Ozono!

Una esfera de vientos estalló, creciendo en tamaño y engullendo a Bulgur, provocándole cortes por todo el cuerpo.

—¡Hmf!

Golpeó con el codo a Rosie en la cara, pero esta le devolvió una señora patada en el estómago. Jose apareció de la nada justo encima suya y lo pateó con ambos pies, estrellando su cara contra el suelo. Inmediatamente descargó llamaradas de sus dedos como un pistolero. Sacó su rostro de la tierra, no le estaban dando cuartel.

—¡Doriah!

Bateándolo con el shakujō, su nieto lo mandó a volar. Como el oportunista que es, él usaría la situación para lanzar una ráfaga de energía vital a los dos.

Rebound Layer!

El miz albino proyectó una docena de escudos hexagonales que amortiguaron el rayo de energía y se comprimieron, devolviendo al remitente su ataque. Rosie se metió en medio y lo chutó a medio camino, cosa que sorprendió al veterano guerrero, acabando por estrellar su propia técnica en su cara y cayendo al suelo.

Al levantarse, se encontraba envuelto en un aura verdosa semejante a la de Rosie. Magia de viento, rápidamente identificaron los adolescentes.

—Se supone que no sabes usar magia.

—Bueno, mentí, un poquito sí que sé. Ahora, os presentaré a mi amigo. Aunque creo que no hacen falta presentaciones, puesto que a Pickle lo conocéis, ¿no?

Toda la familia Lemon entró en shock.

—¡¿Qué dices?!

Realizando un gesto budista, Bulgur entonó las palabras «Invocación: Espíritu de la Naturaleza». La energía natural se concentró, cobrando la forma de una gigantesca terrapene carolina de elemento bosque del tamaño de una casa.

—Come forth, Red Slider!

Bulgur logró lo que quería. El primer espíritu creado por Jose fue Kon, eso era obvio; pero mientras esta maduraba era necesario luchar con otros demonios, puesto que su control de la magia aún estaba en pañales. Y lo logró, lo forzó a sacarlo.

Del suelo brotó un manantial de agua, del cual salió una tortuga de orejas rojas. Nada más manifestarse, Jose le ordenó disparar un cañonazo de agua a la tortuga de su abuelo, pero no le hizo nada.

Fool! Elemento bosque vence al agua. Sabes bien que bosque es la combinación de agua y tierra. Pickle, ¡Furia Natural!

Gigantescas ramas destruyeron el suelo, regenerando el bosque que fue arrasado en los combates anteriores. Los árboles eran sus enemigos. Rosie pegó su espalda a la de su amado, viéndose rodeados.

—Dime que tienes un plan.

—Pues claro que sí.

Un águila agarró a Rosie sacándola del lugar, mientras él dibujaba con su dedo un círculo de fuego en el aire. Círculo que se convirtió en una cúpula de fuego, calcinando los tentáculos de madera que iban tras él, e hiriendo a la tortuga.

«Fuego y agua. ¿Qué más tienes, Jose?».

—¿Qué le pasó a Pickle, abuelo?

—El pobre murió mientras hibernaba. ¡Quién fuera a decir que dos años más tarde me lo fuera a encontrar renacido como un espíritu en el bosque! Al igual que en vida, lo volví a adoptar, y como soy tan poderoso, adquirió este monstruoso tamaño.

Expulsando un rayo solar de su boca, derrotó a la tortuga de su nieto sin problemas. A ojo de buen cubero, era un espíritu de rango B, al igual que el águila que se había llevado a Rosie.

Bird Bomber!

—¡Pickle, cúbrete!

—¡Refugiarse en la concha no servirá de nada!

El pájaro descendió en picado rodeado de un aura de fuego, estrellándose contra la tortuga y provocando daños graves. Rosie quitó los limitadores que impedían que el monstruo se hiciese daño, de manera que podía usar una fuerza mayor a sus límites convencionales. Su autodestrucción le permitió dar el 200 %, derribando a Pickle, quien gemía del dolor y había sido volteado. Rosie aterrizó con una voltereta militar y decidió distraer a Bulgur combatiéndolo cuerpo a cuerpo.

—Recibiste entrenamiento de G.U.N., ¿eh?

—¿Tanto se nota?

Realizando un pino, giró como una peonza y de una patada lo rechazó. Bulgur se envolvió en más energía espiritual, pero Rosie lo tomó del brazo y jaló hacia ella, dándole un cabezazo, seguido de un puñetazo.

—¡Que no sirve!

¡BAM!

Bulgur fue golpeado por algo del mismo grosor que un tronco y mandando a volar violentamente hacia el pueblo abandonado. Al levantarse del suelo, vio qué tan lejos lo había mandado.

—¿Qué fue eso?

Un segundo tomó para Jose y Rosie aparecer frente a él, montados en su tortuga.

—¿Reescribiste el contrato?

—Era mi especialidad luchar con demonios, mala suerte que son muy débiles los que tengo. Este es mucho mejor y es uno natural. Chiste horrible, lo sé. Pickle, ¡usa Semilladora!

De su boca disparaba semillas que explotaban como balas. Bugur se vio obligado a huir. Aquel demonio usaba su propio poder, por lo que la potencia de fuego era más que suficiente para dañarlo. Rosie fue de frente y le ensartó la lanza en el hombro.

—¡Aaaaah!

Bulgur contestó con un manotazo al cuello de ella, y la muchacha colocó su mano en el estómago del Rey Plateado, descargando un torrente de cuchillas de viento, manchando todo de sangre. Se retiró y la tortuga pisó a su dueño, mientras abría la boca como una serpiente, cargando una gigantesca bola de energía verde y amarilla. El rayo de energía fue disparado a sus pies, la bola de energía se ensanchó, viéndose a lo lejos como un domo y, finalmente, explotando en un masivo torrente de energía, llevándose consigo el pueblo y alrededores.

Jose y Rosie aparecieron dados de la mano al lado de Bonnibel y compañía.

—¿Y el abuelo?

—¡Ahí viene, por preguntar!

Cada paso provocaba temblores. Montado en su tortuga arrasó el bosque igual que un bulldozer hasta llegar al claro. Sus ropas estaban completamente destruidas, la tortuga con graves daños y supurando sangre morada. No estaba contento, sino cabreado. Su manera de pelear era muy sucia y llevaba mala intención.

—Pickle, use Bloom Doom!

—¡Lo siento, hermanita!

Jose hizo un gesto con sus dedos y del colgante de su hermana mayor surgió su espíritu llevándose la mitad de su magia consigo. La bestia mitológica, el protector del sur y representante del verano, Suzaku. El gran pájaro de fuego bermellón se curvó en el aire y se estrelló contra Pickle, incendiándolo en el proceso ante el horror de Bulgur y de todos. Jose quiso llorar, reprimiendo las lágrimas ante los gemidos de dolor de la tortuga, la cual desaparecía en una infinidad de partículas de luz.

Parte 13

Un movimiento frío y cruel salido de un momento de ingenio para escapar de la situación.

Jose se aprovechó de que eran hermanos y, por ende, su huella mágica era casi la misma, de manera que podía darle órdenes al confundirlo. Para no usar sus propias reservas, forzó a Suzaku a tirar de la magia de su dueña y no la suya, quien lo invocaba.

—¡Hijo de putaaaaaaa!

Muy enojado, Bulgur aceleró hasta su nieto, quien se esfumó con un destello de luz azul. Ahora estaba en su espalda y lo apuñaló con un cuchillo compuesto de energía espiritual. Bulgur propinó unos cuantos golpes en el estómago, levantándolo a base de patadas y lo apartó de una giratoria ganando distancia y Jose cambió el arma a un arco que disparó. El abuelo bloqueó los disparos de energía haciendo girar su bastón. Por fin lo usaba para defenderse. Suzaku regresó a su colgante por orden de su dueña, quien se sentía violentada.

—Estoy harto de que no lo deis todo. Especialmente tú. Estás haciendo lo mismo que Goldie. Usas la energía negativa acumulada para darte más poder, pero no te hace ningún bien. Entraste en contacto con tu sombra, pero no te gustó lo que viste. Dejaste de lado aquellos atributos más feos de tu personalidad, aquellos que tú consideras no necesarios, y los encerraste en una jaula en una esquina de tu mente, y tiraste la llave. Pero ese monstruo tiene hambre, y si no lo alimentas se vuelve más y más poderoso, hasta que escapa de la jaula y te devora.

—¿De qué está hablando? —preguntó Rosie.

—Goldie la subyugó y obtuvo sus poderes, esa no es la manera; tú decidiste encerrar al monstruo. Pero ese monstruo es parte de tu personalidad, no puedes negar la sombra. La sombra eres tú; debes aceptarla e integrarla, Jose. ¡Eres un maldito hipócrita! Dices a los demás que superen sus miedos y que acepten su oscuridad, ¡pero tú no cumples el consejo que das!

El muchacho apretó los dientes, su corazón ardía de rabia. Todo lo que había dicho era cierto. Aquellos arranque de ira, ese poder maldito... todo provenía de su otro yo. Ese instinto asesino, esa maldad... Características que no le gustaba de su personalidad, y francamente tenía miedo de sí mismo. Lo que sucedió en la batalla contra Gai fue la sombra tomando el control.

No fue sino hasta hace muy poco que se volvió a enfrentar a ella en su mundo interior y la derrotó para obtener nuevos poderes; los poderes de la sombra. Una nueva manera de luchar que por sí mismo jamás habría alcanzado. Le tuvo que pedir ayuda a su prima, preguntarle cómo obtuvo las suyas. Tras un encarnizado combate, logró derrotarlo y subyugarlo; venció a la sombra como su prima Goldie y se quedó con sus poderes; sin embargo, no se reconcilió consigo mismo, no estaba completo. Se derrotó a sí mismo, esa no era la manera de avanzar.

—Y no es solo eso. Fuiste bendecido con un gran talento para la magia de agua. ¡¿Por qué no la usas?! Estás funcionando a medio gas. Kon, tu espíritu artificial también es de agua, pero modificaste su núcleo para que fuera de fuego. Entiendo que tus padres fueran magos de fuego, que tu hermana y hasta tu prima lo sean, ¿pero por qué esforzarte tanto en un elemento para el que no tienes talento? Has llegado increíblemente lejos, pero ese no es tu verdadero poder. ¡Quiero ver cómo eres en realidad! ¡Quiero ver tu afinidad! ¡Deja de sabotearte! ¿De qué tienes miedo?

—Cariño... ¿es eso cierto?

Aogami dio un testarazo al suelo. En aquella ocasión cuando él lo dio todo, cuando Jose usó su superforma junto a Kon y lo humilló, le mintió.

—Jose no está usando todo su potencial. Al ser «bendecido por la luna» y usar otros elementos, sus hechizos de fuego no tienen el bonus que los magos de fuego normalmente tienen por usar técnicas de su elemento. Es por eso que modificó el núcleo de Kon, para que así sus hechizos de fuego alcanzaran la potencia debida. Si Jose regresa a usar sus ataques de agua, estos no solo se volverían un 50 % más fuertes, sino que al tener a Kon duplicaría su poder. Tanto ella como él se han restringido a propósito.

—¿Tú lo sabías todo este tiempo, Bonnie?

—Jose tiene miedo de distanciarse de vosotros, de perderse en la sed de combate ya que, una vez que empieza algo, ha de llevarlo hasta el final. Es por eso que escoge tan pocos proyectos. Su tema es sacar el máximo potencial de aquello que toca. Tiene miedo de superaros a todos y quedarse solo. Ese es su mayor miedo: la soledad y el rechazo.

—¿Así es como piensas proteger a tu familia? ¿No dándolo todo y usando tretas, no más? ¿Y si aparece un enemigo más fuerte que vosotros? ¡No estás preparado!

Agotado, Jose escupió la sangre de su boca y se levantó, regresando al estado base. Kon apareció a su lado, vistiendo su kimono.

—Kon: fluye al origen.

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