Capítulo 3: G.U.N: VS. William_DANGER


Parte 1

—Qué tarda...

—¿Dónde está?

—¿No acostumbra él a pasear algunas noches despejadas?

En un centro comercial abandonado en algún lugar de Europa del Este, varios siniestros personajes se reunieron. La luna llena iluminaba la estancia tenuamente, todos ellos a la espera del que faltaba. Habían viajado desde distintos países tratando de no ser descubiertos. El tema a discutir era claro: la muerte del #2, Gai. Con anterioridad fue advertido por sus compañeros de que se dirigía a una trampa, no era casualidad que toda su división hubiera caído; alguien le estaba dejando migas de pan para que él, como pato despistado se acercara y fuera cazado. Se dirigió a lo loco y acabó pagando su imprudencia con la vida. Si no fuera ya bastante difícil el lidiar con G.U.N, alguien más había hecho su magistral entrada en el tablero de juego.

Ya esto no era más una guerra de dos bandos, había pasado a ser una batalla entres tres facciones: New Dawn, G.U.N, y los famosos "No Name" de los que tanto se hablaba en las redes sociales.

Un silbido pudo oírse en medio de la noche y una persona aterrizó atravesando el techo, ocasionando una lluvia de vidrios rotos. Cuatro tornados salían de su espalda, propulsándolo como si de alas se tratasen. El delgado chico no tendría más de 17 años. De piel morena, cabello blanco y ojos púrpuras, vestía una sudadera naranja, pantalones vaqueros rotos y llevaba un pañuelo azul enroscado alrededor del cuello. El aura que emitía era sin lugar a dudas el de un líder, y no un jefe. Este se retiró las gafas de aviador, subiéndolas de manera que le sujetaran el cabello.

—Ya estamos —musitó Claudia—, ya se está haciendo el chulo.

Todos ellos dieron un paso al frente, dejando que la luz de la luna los bañara y pudieran ser vistos. Mostrando respetos ante su líder, se arrodillaron clavando una rodilla al suelo y agachando la cabeza.

—Buenas noches, chicos. Siento haberos reunido aquí. ¿Y qué hacéis? Levantaos, por favor. ¿Por qué demonios hicisteis caso de la estúpida idea de Aogami?

—Porque es divertido —respondió el #3.

La voz de Simeon Evans era calmada y amable, nada que ver con la falsa amabilidad empleada por el #2. Sus aires tampoco eran de tirano y parecía abierto socialmente, con carisma. No era de extrañar que él fuera el #1 y el líder de la banda. De izquierda a derecha, de uno en uno, los Comandantes en orden se fueron levantando. El #3, Kyle Völler, un chico delgado de piel blanca con un aspecto femenino. Viste principalmente de amarillo y negro y guantes morados sin dedos. Lleva una camiseta y pantalones ajustados. Su cabello rubio le llega a la cintura y sus ojos son azules; la #4, Claudia Kaiser, una bella chica de piel blanca como la nieve, cabello platino, ojos carmesíes y orejas de conejo era la única que no se arrodilló. Gran amiga de la infancia de Simeon, eran casi como hermanos, y cumplía el rol de hermana mayor del grupo, una combatiente nata amante del deporte; el #5, Aogami Kusanagi, un chico que cursaba 1º de preparatoria, viste un uniforme negro y porta una katana negra la cual dice estar "maldita".

Todos ellos eran unos monstruos a su manera: Kyle era apodado Thor, el "chico amado por los electrones"; Claudia poseía una fuerza, velocidad y resistencias inhumanas, incluso podía sobrevivir a ser disparada en la cabeza a bocajarro y levantarse como si nada para contarlo, y Aogami podía cortar absolutamente cualquier cosa siempre que tuviera algo que pudiera ser clasificado como "algo que tuviera filo" en sus manos, fuera un palo, un trozo de plástico, o una espada.

Pero si había uno que merecía el título de monstruo, ese era el mismísimo Simeon Evans. El esper más poderoso de todos. Su habilidad innata era la telekinesis, pero no solo era el más poderosos telekinético, sino que poseía otra habilidad aún más aterradora si cabía: adquirir el poder de otros espers.

—Simeon...

—Lo sé —atajó a su amiga—, Gai "despertó" alguna clase de poder, pero no le sirvió de nada. Como se quedó charlando, fue aplastado. Qué gran idiota... ¿Qué haremos con la siguiente fase del plan? Esto va a ser como un pollo corriendo sin cabeza... Se supone que Gai era quien iba a supervisar la revolución en Reino Unido.

—Oye, jefe. Ya que Gai ha estirado la pata el muy gilipollas, ¿por qué no nos subes a todos de rango? Además, he estado entrenando. Gai era el que tenía que estar en el puesto #3 y no yo. Descubrí cómo funcionaba su habilidad.

—No vamos a tener otra pelea para ver quién sube de puesto, Thor —refunfuñó Claudia—. Te recuerdo que yo bajé del puesto #2 al #4 por tu culpa. Soy más fuerte que Gai.

—Pero fuerte no es lo mismo que poderoso —replicó el chico—; tú es que eres muy bruta.

Remangándose la manga del chándal rosa, ella alzó su puño y Thor se tragó sus propias palabras.

—De acuerdo, retiro lo dicho. Pero, por favor, ¡no me pegues! No quiero acabar en el hospital de nuevo.

Simeon estaba absorto en sus pensamientos. Le preocupaba el golpe que iban a realizar en el Reino Unido la próxima semana. La cuna de la Revolución Industrial, y el país de la magia. Una nación que los apoyaba abiertamente. Aquel misterioso chico había definitivamente llamado su atención. Un esper con múltiples habilidades al igual que él, capaz de vencer las alas de ángel de Gai, cuyo material desconocido le eran imposibles de replicar. Quería medirse contra él, saber su posición al respecto. Pero no podía aventurarse así sin más en Londres el día de la batalla. La diferencia de poder bruto entre Gai y él no era mucha, por lo que había posibilidades de ser derrotado. Era necesario analizar a este nuevo enemigo de cerca y evaluarlo con exhaustiva precisión.

—¿Simeon? —la llamó la conejita—. ¿Te encuentras bien?

—Oh, nada. Perdona. Estaba en las nubes.

Parte 2

—¡No disparéis! —dijo Bonnibel con las manos en alto—. No vamos armados, ¿vale?

—No os vamos a disparar —respondió su líder—, esto es solo para intimidaros un poco. Perdonad eso.

William se acercó a Jose, quien era algo difícil de reconocer. Con magia este cambiaba su apariencia. Su pelo era castaño y sus ojos de color café. Su altura no variaba, y aunque puede hacerlo al ser solamente una ilusión de bajo coste mágico, esto causaría situaciones un tanto bizarras e hilarantes, como el tener que subirse a una banqueta pese a llegar a la encimera, o coger un balón de baloncesto y que este se encontrase misteriosamente flotando en el aire a la altura del abdomen.

—Te habrás cambiado el color de pelo y usado lentillas, pero sé que eres tú, no me engañas. Lo noto en tu olor, tus agallas. ¡Quiero pelear contigo! ¡Demuéstrame qué tan fuerte eres y únete a mi equipo!

Una sonrisa amarga se dibujó en los rostros de los primos. Los tres pensaron exactamente lo mismo.

"¿Este es idiota o se cayó de la cuna?"

—¡Con tu poder seguramente logremos vencer a New Dawn y pararles los pies a sus malignos planes! ¿Cómo te llamas?

—Pero bueno, ¿tú te crees que te voy a dar mi nombre?

Uno de los soldados estaba consultando algo en una tableta. Anteriormente daba vueltas, buscando una placa que indicara el nombre de la plaza, para así cotejarla con el número de la casa. Viendo esto, Goldie disparó un rayo de luz al dispositivo electrónico, el cual cayó ardiendo al suelo y asustó al hombre, haciendo que todos ellos los apunten.

—Nada de fisgar en Google Maps, hijoputa —replicó Goldie—, no te pases de listo. ¿Sabes qué ocurre cuando te pasas de listo? Que te vuelves idiota.

—¡Y a ella también la quiero fichar! —señaló el chaval.

—¿Y qué si nos negamos? —preguntó desafiantemente Jose—. ¿Nos vas a cazar?

—¡Por supuesto! Eres un usuario de habilidad, y tienes una larga lista de delitos. Desorden público, destrucción de propiedad privada y pública, asesinato... Irás derechito a la Isla Prisión si te niegas.

"Bah, me escaparé de todas formas incluso si me coges."

—Declino tu oferta. Nosotros nos vamos de vacaciones. Adiós.

En cuestión de segundos, el joven desapareció del campo visual de los soldados y se propuso a golpear a William con un Megaton Punch ardiente. Pero su puño atravesó el aire y levantó un fuerte huracán.

—¿Eh?

Escuchando un sonido chirriante, al darse la vuelta pudo ver al idiota de pelo pinchudo detrás suya, clavó su puño en su estómago y sacó todo el aire que tenía dentro de sus pulmones. Jose fue estrellado contra el muro de ladrillos, el cual se derrumbó como un castillo de naipes, adentrándose en la propiedad en construcción. Había caído a unos 500 metros de su casa, justamente en la obra de los nuevos pisos, cerca del colegio. Los soldados se miraron mutuamente, sin saber qué hacer. Goldie se bajó del coche y se acercó a uno de ellos, jalando de su manga para llamar su atención.

—¿Queréis un caramelo?

—Oh, qué dulce. Gracias, pequeña.

Parte 3

—Uoh... Joder...

Ese golpe le pilló con la guardia baja. Era la primera vez que fallaba un Megaton Punch. Para echar más sal sobe la herida, Jose nunca había recibido un ataque así, nadie jamás lo había vencido en velocidad, su único punto fuerte. No fue capaz de ver a William moverse.

—Ya podrían ser un poquito menos ciertos los rumores acerca de este tonto... Su fuerza es ridícula. ¡Es ridículamente fuerte! ¡¿Cuál es su poder?! ¡¿Superfuerza?!

William caminó a paso de caracol todo el trayecto hasta donde él se encontraba. Lo estaba tanteando, para saber qué tan fuerte era el chico prodigio que acababa de hacerse cargo él solito del segundo más fuerte. Esa sonrisa de superioridad en su rostro lo estaba sacando de sus casillas. Si había algo que Jose realmente odiara aparte de las injusticias y los gilipollas, eso era el quedarse atrás, el ser menos que alguien cuando perfectamente sabía que podía ser mejor que esa otra persona. Él obtuvo su poder por ambición, misma ambición que ahora lo estaba devorando por dentro.

—¡Grr...!

—¡Fiu! ¡Chico, eres fuerte! ¡Te felicito, eres el primero que sobrevives a mi puñetazo normal!

—¡¡Casi me matas, hijo de la gran puta!! ¡¡¿A eso llamas tú "normal"?!!

El golpe había sido tal que la ilusión se había desvanecido, exponiendo su albinismo. Ante semejante monstruo, ¿cómo podría ganar? No se había recuperado aún de su combate a muerte contra Gai y sus reservas mágicas estaban prácticamente agotadas. Ese mastodonte estaba muy por encima de todos los oponentes a los que él había enfrentado antes. Al menos, en términos de pura fuerza bruta.

—Te lo preguntaré una última vez. Creo que mi instinto no me falla, y eres un buen tipo, tienes agallas. Dime tu nombre.

—Está bien... me llamo @#$%&/.

William se llevó las manos a la cabeza. Sintió un martillo dándole una tunda a su cerebro, desde adentro. Sus oídos pitaban y la visión se tornó borrosa; mareado y desorientado, pensó que iba a desmayarse.

—¡Ja!

Jose rio, tenía una oportunidad para escapar. Y entonces...

—¡¡¡Haaah!!!

William aumentó aún más su poder. Un aura transparente como una llama creció, haciendo volar pequeñas piedras con un fuerte viento. Gritando más y más conforme aumentaba su poder, acabó por liberarse de la técnica. Jose, asustado, no quería admitirlo. Este chalado se había escapado del ataque mental simplemente chillando hasta el tope de sus pulmones.

—Tks...

—Eso estuvo feo. ¿Qué fue eso? Creí que me iba a estallar la cabeza. Pero bueno, no hay nada que no se pueda vencer con agallas.

—Qué idiota eres. Todo tiene un límite en la vida.

"¡Jose, no! ¿Escuchaste lo que te dijo Goldie?"

"Claro. Me dijo lo de siempre, que follaríamos esta noche."

"¡Lo sabía! Jose, ella no te susurró nada. ¡Estás sordo del oído izquierdo!"

"Ya, lo sé. Solo no quería preocuparlas. ¿Entonces qué sugieres que hagamos? En mi estado actual no podemos usar eso. Y este gilipollas me va a partir el culo."

Adoptando una pose de batalla, Jose colocó sus manos de manera que se asimilaban a las garras de un dragón, y adquirieron un color metalizado que lentamente se tornó negro como el carbón. Un aura llameante lo envolvió, emitiendo pequeños destellos negros. ¿Trataba de iniciar a marchas forzadas el estado sangriento?

—¡Así me gusta! ¡Ese es el espíritu, chico!

Ambos chocaron y dejaron de ser visibles para el ojo humano. El cielo temblaba, terremotos constantemente se sucedían el cielo. Pese a que Jose lograba acertar varios golpes contundentes en su cuerpo, no conseguía causarle daño real. Poseía una armadura de invencibilidad o algún power up absurdo por el estilo. William conectó un rodillazo y el muchacho se estrelló como un meteorito en la obra.

—Ay, ay, ay...

Reactivando la forma, se abalanzó, esta vez directo a la yugular. William en una fracción de segundo bloqueó con su enorme espada de metro y medio de largo, medio metro de ancho y más de 200 kilos de peso. Sintió la onda del impacto expandirse por toda el arma y estremecer su cuerpo; dilatando sus pupilas, comprendió que ese ataque tuvo una pura intención asesina que despertó en su confiado ser el miedo más primitivo: generó una respuesta de luchar o huir. Como garras de un águila, esa Garra de Dragón se clavó en su espada, un sonido horrible podía escucharse, y grietas comenzaron a aparecer en la casi irrompible hoja del soldado. Aumentando su poder con un grito de guerra, más bien un rugido de pantera, la espada se rompió en pedazos. Esa espada no era una cualquiera, estaba preparada para resistir los ataques superhumanos más poderosos, absorber la energía y poder devolverla proyectada en forma de un rayo devastador, o aumentar el largo de la cuchilla para cortar con un tremendo láser terrenos enteros. Este chico de un agarre destruyó su arma más preciada.

—¿Q-qué...?

—...

Aprovechando que quedó vulnerable, necesitando por lo menos un segundo para reaccionar, William recogió su brazo para propinar un golpe que definitivamente lo dejaría K.O. Envuelto en un vórtice de viento, el puñetazo conectó y explotó. El chico lo absorbió con todo el estómago y retrocedió varios metros. Cuando la nube de polvo molesta se dispersó, pudo ver que ocho "brazos" habían apoyado a los del chico, deteniendo el impacto. Era la bufanda.

—¡¿Qué carajos?! ¡¿De qué está hecho esa cosa?!

—¡Mina Terrestre!

El suelo sobre el que se encontraba de pie cedió y se convirtió en silicio. Afiladas lanzas surgieron del terreno que podrían haber representado un gran peligro de no ser porque saltó. Pero eso era una trampa. Lo había forzado a mantenerse en el aire; cuando lo vio, Jose estaba cargando hacia él envuelto en llamas. Pudo contraatacar, recibiendo ambos los golpes del otro. La patada ardiente del muchacho con rasgos de felino conectó con su mandíbula y lo mandó a volar; el puñetazo explosivo del joven de cabello negro atravesó la barrera azul que lo rodeaba, resquebrajándola y enterrando al jovencito en una pared aledaña.

Parte 4

Wow. Amazing kick, dude! I've never felt so excited in a fight with an esper. You're really something else! You and I together can beat that fellow Simeon for sure!

Casi arrastrándose y sosteniendo su hombro derecho herido, él sonrió amargamente y le contestó.

I told you, I'm not an esper.

Jose escupió sangre y movió la cabeza de lado a lado. ¿Con quién estaba el muchacho hablando? Seguramente el cansancio, los contundentes golpes y la paliza que estaba recibiendo le hubieran pasado factura y se encontrase en un viaje de ácido.

Una vez más, concentró energía en su puño, lo clavó en el suelo y unas ondas causaron explosiones terribles. Con sus increíbles acrobacias que, por puro instinto fue capaz de realizar, esquivó las detonaciones en cadena; en mitad del aire William sopló y un aliento gélido a - 60º C debió haberlo congelado, pero no fue así. Una contundente patada lo estrelló contra una columna de la casa en obras. Usando la aparentemente ultraflexible tela de la bufanda, este envolvió sus brazos y piernas como vendajes, no solo ayudando a sanar sus heridas, sino también a reforzar la potencia de sus golpes. Ya no podía usar más la transformación tan siquiera durante una fracción de segundo para iniciar un combo. Nuevamente él se levantó. Jose desapareció de repente.

—¿Teletransporte también?

Una presencia extraña, oscura y aterradora. Un aura negra, púrpura y violenta lo rodeaba; estaba detrás de él. Una bestia. Sintiendo un sudor frío bajar por su espina dorsal, dio una patada al suelo, levantando una placa de metal que fue reducida a confeti y se posicionó contra la pared. Faltó poco.

—¡Qué miedo!

Concentrando seriamente sus últimas energías, Jose vertió su energía vital en una pequeña esfera morada y negra de alto poder destructivo; la postura tomada le era muy familiar a William. El ángulo de las piernas, la altura de las caderas... ¡Iba realmente a dispararlo! William estaba completamente emocionado, un esper iba a dispararle la técnica del manga shonen por excelencia, y con todo el placer del mundo iba a recibirla. Él quería detenerla con sus propias manos. Cuando la onda de la devastación de la tortuga fue liberada, colocó sus brazos en forma de X por delante de su cuerpo y como un tanque, aguantó.

Not bad! Not bad at all!!

Riéndose a carcajada limpia, iba a darle las gracias. Entonces, él disparó otro; ya serio, de un manotazo desvió el torrente de plasma al techo.

—Bien hecho, imbécil.

Se percató demasiado tarde de su error. El haber reflejado el proyectil energético había causado el derrumbe no solo del piso superior, sino de toda la estructura entera. Viendo que el edificio al completo se le venía encima trató de dar un puñetazo al aire y con la presión del mismo repeler los enormes trozos de roca, pero el brazo de la bufanda sujetó su brazo. Tanto el primero como el segundo disparo eran un señuelo que permitieron a la bufanda cogerlo.

—¡¡Aaah!!

La casa entera colapsó sobre él. Creando un escudo en forma de ovillo de lana, el gato se protegió y una vez pasada la tormenta de polvo, piedras, hierro y cemento, retiró el búnker. De debajo de los escombros comenzó a brotar un charco de oscura sangre que lentamente creía hasta alcanzar la suela de sus zapatillas deportivas.

—Joder, ¿me lo he cargado? ¡Qué más da, yo me largo!

Parte 5

La pequeña albina trató de convencerlos para que les dejaran irse, pero la negativa era evidente. Al usar la fuerza ellos abrieron fuego. Bonnibel erigió una barrera de color rosa translúcido que rodeó el descapotable para protegerse de la posible lluvia de balas al chasquear los dedos. Phoebe entrecerró los ojos mientras la miraba fijamente, para que escupiera las habichuelas. Goldie sonrió y abrió su mano derecha, dejando caer los casquillos de balas al suelo. Los subfusiles se cayeron a pedazos y los pesados chalecos antibalas quedaron reducidos a confeti. ¿A qué clase de monstruo se estaban enfrentando?

—¿Qué? No quiero que arruinen la carrocería, el coche es nuevo.

—¿Alguien más que use la magia y yo no me haya enterado?

Parte 6

—Au... Au... Estoy seguro que ese no está muerto. ¿Puede agarrar una hoja que se mueve a la velocidad del sonido y partir una espada de un mordisco, y muere sepultado por unos pocos escombros? Ni de coña...

Jadeando y casi arrastrándose, el joven trataba de regresar a su casa. Debido al derrumbe casi instantáneo de la estructura, las personas que se encontraban en los alrededores, en especial las que compraban dentro del supermercado próximo al lugar, se deberían haber asomado a ver qué había ocurrido. Pero nadie salió al exterior. Faltaban los coches circulando por la avenida y las personas paseando; aunque fuera con la solana de mediodía, alguien estaría en la calle.

—¡Eh, tú!

"Por favor, dadme un respiro..."

La voz de una joven lo llamó. Una chica de unos 12 años. Piel blanca, cabello rubio hasta el hombro y ojos azules como zafiros. Su figura era pequeña, vistiendo un vestido blanco con medias negras, el cual seguramente consideraría elegante y fresco, asemejándose a un piano de cola. En su mano tenía un bastón. Una chica más alta que ella, de cabello negro y ojos verdes aterrizó a su lado. Llevaba un vestido azul celeste, y se cruzó de brazos. Esponjosas orejas de gato se movían sobre su cabeza, y su cola se bamboleaba. Estaba visiblemente molesta. Aunque quizás su lenguaje corporal expresara otra cosa.

—Lo sabía, solo podías haber sido tú...

—¿Eh?

Cuando sus miradas hicieron contacto, una sensación de nostalgia invadió su corazón. La conocía, pero por el paso de los años había cambiado bastante. La última vez que se vieron las caras fue cuando tenían 12 años.

—Ro... ¡Rosie!

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