Capítulo 15: Batalla por Londres (Final)
Parte 1
Lunes, 29 de junio — 02:15
La princesa y el caballero real Andrew habían logrado disipar toda la energía sagrada que Vivian había liberado al manipular la espada. La fiesta, que en realidad era un pequeño descanso para todos los combatientes para poderse recuperar antes de la fase final del plan, había tenido que posponerse. Estando ahora Londres bajo el control de G.U.N y que solo queda deshacerse de unos pocos enemigos, la Facción Lemon ha de abalanzarse sobre las mentes maestras tras el golpe de Estado.
Fue así como rápidamente se cambiaron de ropa y prepararon las armas para el verdadero y último asalto de aquella locura de noche de verano. Ni Shakespeare hubiera podido soñar algo más fantástico que El Sueño de una Noche de Verano.
Jose, el chico gato de cabellos blancos y ojos rubí se colocó una camisa de manga corta negra, pantalones militares cortos y un chaleco rojo. No cogió su lanza cualquiera y decidió que haría uso de su mejor arma, es decir su bufanda. Su hermana gemela cambió su vestido azul celeste veraniego y pamela por ropa deportiva. Goldie Lemon, su prima y la mayor del Trío Calavera optó por algo más refinado: un negro vestido de fiesta con volantes y lazos rojos que contrastaba con su cabello y ojos. Este contaba con largos lazos rojos que se extendían al igual que la bufanda de Jose e iba a juego con la guadaña. Rosie no tenía necesidad para un cambio de vestuario, y William iría tal cual, aunque su traje de batalla estuviera casi hecho jirones y mostrara parte de su estómago, costado derecho y pecho.
—Oh, ¿ya lo vas a usar? La raíz no está completa, solo es una vestimenta normal y corriente.
—Lo sé, Jose —dijo ella sonriendo—, ¿pero a que estoy guapa?
—Hermosa.
Todos los aliados respondieron lo mismo. Causando que hasta sus orejas se tiñeran de rojo. Si había alguna debilidad en Goldie aparte de tocar sus puntos sensibles o la cola, esto era halagarla, cosa a la que no estaba muy acostumbrada.
—¿Esa es el arma secreta que os guardabais? —preguntó Redd, haciendo estiramientos.
—Sí, una Armadura Astral. Pero como no nos gustan las armaduras, vamos a personalizarlas. La mía te encantará, lo malo es que hasta el segundo volumen de esta historia no lo tendré preparado.
—¿Por qué no?
"¿Volumen...? ¿De qué habla...?"
—Porque mi ki es inestable, aún no he aprendido a controlarlo.
—Ooh, conque es eso...
—Y, por cierto —le dijo levantando el pulgar y guiñándole el ojo—, la camiseta blanca y los bloomers azules te quedan genial, Rosie. Perfecto con esa lanza de los vientos tan tuya, como el Cola Cao.
Ella le mostró la espalda ocultando su sonrojado rostro, a lo que Phoebe procedió a intervenir para que dejara de echarle piropos a la chica y que no acabara lleno de cenizas, pues electricidad estaba saliendo en grandes cantidades del cuerpo de Selene porque este no había comentado su atuendo. Tras dos minutos de espera, ya estaban todos listos. Se crearían dos grupos: el primero liberaría a los prisioneros y protegería a los ciudadanos de ataques energéticos perdidos, mientras que el segundo o principal se lanzaría a por la princesa Alice Windsor y Andrew, quienes estaban hacinados en Buckingham Palace.
—¡¿Listos?! Abriré el portal.
La Reina del Hielo, Bonnibel Rose, pronunció palabras ininteligibles y un círculo mágico pareció en su mano. Con la mirada revisó que todo estuviera en orden y lo hizo desaparecer. Enfrente de ellos, el espacio comenzó a retorcerse. Era como si un estanque de agua transparente se hallara a dos pasos del ejército. Los increíbles novatos fueron los primeros en cruzarlo, desapareciendo. Una vez toda la coalición se dirigió al frente de batalla y solo quedó ella sola, Levi se le acercó. Con preocupación, la bruja inmortal dejó caer su mano izquierda sobre su hombro.
—Deberíamos movernos al sur. Al parecer G.U.N ha detectado una flota francesa dispuesta a atacar Londres.
—¿Francia ya ha hecho su movimiento? —preguntó Bonnibel perpleja.
—Sí. Y no ta vas a creer quién está detrás de la agresividad de Francia contra toda clase de poder sobrenatural. Incluso el Vaticano se ha movilizado y les ha dado luz verde. Tienen órdenes de destruir Londres de ser necesario para impedir que la infección se extienda por el resto de Europa, y luego el mundo.
—Los detendré.
"Y tendré unas palabras con el Papa. Vale que G.U.N fuera creado por la Iglesia Católica como un grupo de mercenarios secreto para lidiar con las organizaciones mágicas del bajo mundo, pero esto es ir demasiado lejos. De paso, quiero saber más acerca de los poderes de William, no se parecen en nada a ningún poder común."
Parte 2
—¡Tchs! ¿Ya estáis aquí? Sí que sois pesados.
La bella dama rubia del vestido de gala rojo blandió su espada y administrando el poder sagrado reunido, hizo brillar su filo como el oro de El Dorado. Su más fiel caballero Andrew estaba a su lado, con aquel pulido escudo azul con bordes dorados y su espada plateada de legenda. Las tareas de cada miembro estaban repartidas. El objetivo era destruir el sistema de retroalimentación que tenían. Alice era la ofensiva y Andrew el defensivo; si querían comenzar por algún sitio, ese debía ser derrotar a Andrew para que Alice quedara descubierta a todos los ataques. Y los encargados de combatir al caballero sagrado no eran otros que Joseph D. Lemon y Rosie Redd. Los demás combatirían a la primera princesa para ganar tiempo y, con suerte, poder vencerla. Caminando lentamente, aumentando la tensión hasta máximos insospechados, el primer choque fue iniciado Jose al desaparecer y golpear a Andrew en toda la mandíbula con una patada de fuego y mandarlo a los jardines del palacio.
—¡¡Comenzamos!! —gritó el joven líder.
—¡Suzaku, Bola de Fuego! —chilló Phoebe,
—¡Gran Sismo! —carcajeó William clavando su puño en el suelo.
—¡Vara de Loto: Vórtice Etéreo! —exclamó Patricia.
—¡Lazos de Oscuridad! —sonrió Goldie.
—¡Rayo Aniquilador!
Los ataques combinados impactaron en la princesa. El fuego se extendió por el suelo como si hubieran derramado acelerante, formando un círculo de llamas. El terremoto de William desniveló el suelo, golpeando a la noble con un bloque de tierra maciza, el disparo de energía sobrenatural de Patricia hizo que la espada emitiera un sonido metálico chirriante y los lazos rojos de Goldie se extendieron, tocaron a la princesa y provocaron una explosión de fuego negro en forma de domo, que eventualmente estalló en un pilar de energía morada que ascendió a los cielos y se perdió.
La princesa rebelde solo había recibido unos rasguños y tenía la cara manchada de hollín. William se adelantó y chocó su enorme espada con la Excálibur, desencadenando feroces vientos. Pero los rayos azules sí hicieron contacto, como demostraba su paralizado cuerpo.
—¡Eaaah!
Goldie se sumó con su ominosa Guadaña Lunar, más grande que ella. Fue obligada a retroceder y pelear al mismo tiempo contra los dos atacantes ofensivos. Patricia arremetió con una ráfaga de bolas de energía altamente explosivas desde sus manos mientras el cetro flotaba en el aire, reforzando los golpes de sus aliados.
—¡¡Llamarada del Fénix!!
El ave aumentó en tamaño y extendió sus alas. Abrió su pico y una cantidad ingente de flamas y calor se reunió en el interior de su boca, y la expulsó como una gran llamarada que calcinaría todo a su paso.
—¡Corte Dimensional!
De un solo movimiento de espada, una brecha se abrió en el espacio y se tragó la enorme llama. El familiar hizo el intento de cogerla con sus garras, pero Alice se defendió y lo cortó, haciéndolo regresar al tamaño original, aquel de una paloma.
—¡Mierda! —maldijo la gata.
—¡Tornado Letal!
Mientras la princesa se defendía de los absurdamente potentes puñetazos del Caballero Negro de G.U.N William, la pequeña gatita del vestido de fiesta estiró su brazo derecho y de la nada apareció otra guadaña idéntica a la que ella ya tenía. En mitad del aire, comenzó a girar como una peonza blandiendo ambas armas y chocó contra ella. La espada a duras penas lograba resistir... no la espada, esta aguantaba perfectamente, pero los choques eran tan rápidos, contundentes y precisos que en cualquier momento por los temblores y el sudor ella podría soltar sin quererlo el arma y perder toda su fuerza inhumana.
Los choques de dos guadañas mágicas y una espada enorme de más de 200 kilos de peso. Aun con poder sagrado iba a ser algo difícil de superar. Para colmo, Selene disparando rayos y lanzas de electricidad pura a lo loco volvía la alocada escena demasiada caótica como para poder tener los ojos puestos en tantos enemigos.
—¡¡Aaaah!!
Liberando el poder sagrado sellado dentro de ella, las ondas doradas hicieron que todos cayeran de caderas al suelo. Goldie, quien saltó en el aire evitando la dañina onda que les hizo sangrar y seguramente dañó sus órganos internos cual radiación gamma, elevó la hoja de fría plata, la cual adquirió un color verde.
Patricia se horrorizó cuando vio eso, pues comprendía qué era ese brillo. Selene también. Por un lado, la princesa había cometido la imprudencia de sellar energía divina en un cuerpo humano, lo cual era sumamente letal. Y la gata que podría ser considerada no solo por su color de piel, cabellos y ojos, sino también por su actitud frívola y manipuladora...
—Gamma Knife!
William Brown abrió una brecha en su defensa, y Goldie la aprovechó. Descendió la hoja en forma de media luna y la clavó en el abdomen de la princesa. Un sonido electrizante horrible se escuchó. El halo verde fluctuante envolvió a la noble tirana, mientras estaba gritaba de dolor y vomitaba sangre.
—¡Aaah! ¡Aa-aaaaaah!
—Es una dosis muy baja. Ríndete o destruiré tus órganos desde dentro. ¡No hay antídoto contra la radiación!
Esa risa sarcástica que la pequeña albina mantenía en su rostro era terrible. Atacar de esa manera para forzar un jaque mate, una situación en la que gana al rendirse el oponente o gana porque acaba con él. Con su mayor esfuerzo, debilitada por la radiación, Alice se quitó de encima a Goldie con un espadazo. Selene se movió al no estar la prima de Jose y Phoebe en el camino y atacó con una espada extensible de arena de hierro controlada por electromagnetismo.
Selene aun gravemente herida era capaz de mantenerse firme contra todos ellos.
—¡Me encargo yo!
William pidió otro uno versus uno con ella mientras recuperaban el aliento. Cortando a través de las dimensiones, cortes dorados y de color cobalto hirieron sus cuerpos y terminaron revoleados por el suelo. Un ataque venido de ninguna parte.
—Magia espacial, ¿eh? —musitó Goldie, mientras su pequeño cuerpo temblaba. Hizo su mejor esfuerzo para ponerse en pie e invocó su guadaña. Sabía cómo hacerle frente, pero iba a necesitar ayuda. Se levantó y miró a su alrededor. Patricia y Selene estaban ya en el suelo, William se lanzó nuevamente sin mucho problema y Phoebe se quejaba del hombro. ¿Se habría roto el brazo derecho?
—Mierda... No aguantaremos todo lo que esperaba.
—Aún no...
Electrocutando su propio cuerpo, Selene se puso forzosamente en pie. Todo su cuerpo emanaba electricidad y emitió un poderoso canal ionizado entre ella y Alice. Aquel puente de aire ionizado llamado "rayo".
—¡¡¡Gasp!!!
Un rayo verdadero, en un único centímetro de anchura y moviéndose a velocidad indescriptible, con una potencia de 10,000 millones de julios de energía, con una corriente de hasta 200,000 amperios y 100 millones de voltios. La descarga de energía la hizo sufrir, pero seguía en pie. Blandiendo de nuevo la espada, cortó las dimensiones y otro ataque invisible golpeó a los que quedaban en pie. Las ondas emergieron desde detrás de ellos y no tuvieran oportunidad, golpearon y quedaron tirados en el piso nuevamente.
—¡Ha...! Ha... Ha... ¡¡Brrrgh! —Alice vomitó sangre, el poder divino sellado en su interior estaba causando estragos, y aquel intento de asesinato por parte de la enana pálida casi la mata. Llevándose las manos al vientre, notó que sangre fluía, gotas caían al suelo.
—¡Ha, ha, ha, ha, ha...! Me meo...
"Ya sé su debilidad... Esto será divertido."
Entre jadeos, Alice no podía creer que le pudieran estar causando tantos problemas. Y la risa vacía y burlona de Goldie, quien yacía en el suelo, la crispaba. Les tenía pavor a los dos primos albinos. Bastante normales, pero por momentos sus brillantes ojos se apagaban, dejando ver una mirada oscura y vacía, ojos de pescado muerto desprovistos de toda vida; la típica mirada de alguien quien se enfrentó a la muerte cara a cara y salió vencedor. Y no solo eso, las voces se volvían más profundas, de adulto. Con un tono amable y maduro pero al mismo tiempo sarcástico y cínico.
"No fastidies que siguen... vivos después de eso..."
Como un cuerpo reanimado, ella se levantó... no, estaba flotando en el aire, aparentemente inconsciente. Emitió un aura siniestra, una llama morada y negra alrededor suya, y un miasma oscuro violáceo se adueñaba de los alrededores. Dos alas de ángel caído surgieron de su espalda, de sus escápulas. Estaba despierta, lo podía deducir por su asquerosa sonrisa y el vivo brillo rojo de sus iris.
—¿Qué demonios sois tú y él? ¿Ángeles? ¡¿Demonios?!
—Ni lo uno ni lo otro; somos humanos, Alice —respondió a su cuestión con una sonrisa que solamente podría decirse que pertenecía a los ángeles que juegan con el destino de los humanos. Podía verlo, estaba escrito en su cara. Podía leerla como un libro abierto, sabía sus fortalezas y debilidades, y cómo lidiar con todas y cada una de ellas.
—¡¿De qué te ríes, mocosa?! —gritó perdiendo la calma, a causa del profundo miedo que esa sonrisa despertaba en su más profundo ser. La de estar frente a un ser desconocido que sabe todo acerca de ti y contra la que no puedes hacer nada porque ha sellado todas las puertas y ventanas, y sabes que ninguna salida se abrirá para escapar ileso.
—He, he, he~
Los lazos del vestido salieron despedidos, la viva imagen de una correa de una máquina industrial suelta y letal. El derecho fue esquivado a lo justo, rozando su mejilla; sangre fluía por su rostro, no había cortado mucha carne; el izquierdo agarró la espada y jaló, tratando de quitársela de las manos. Aferrándose a la espada legendaria del rey Arturo ella voló por los aires y fue brutalmente golpeada contra el duro y frío suelo, abriendo los ojos y viéndose dentro de un cráter. Un estruendo hizo temblar la entrada del palacio y se sintió hasta en los jardines. Al volver la cabeza, Alice contempló con horror cómo el palacio había sido cortado por la mitad limpiamente.
—No... ¿Qué...? ¡¿Qué son esos lazos?!
El ala se movió más rápido de lo que uno pudo ver y la atravesó en el estómago. Vomitó sangre y sintió su cuerpo desfallecer, sus piernas le fallaron y su piel se tornó blanca. ¿Cómo podía alguien tener tanto poder en un cuerpo tan frágil? Rápidamente se aplicó Alice magia sanadora para evitar morir desangrada y examinó la magia empleada en su contra que traspasó su poder divino.
"¿Q-qué...?"
Aquello no era magia.
—¿Pelearás... o serás mi juguete? Decide rápido o te haré trizas, "futura reina" Alice. Tienes la oportunidad de dar una aprobada a alguien que ha cruzado el Abismo.
Parte 3
—¡No me puede creer que ya me haya roto mi lanza!
—¡No te preocupes, la lanza es lo de menos! ¡Da gracias que estás ilesa!
"Ese escudo y esa espada... menuda combinación. Somos un Archer y una Lancer contra un Saber capaz de usar un escudo. ¡Hay que destruir las armas!"
—Jose, ¿qué estás pensando?
En los jardines de Buckingham Palace, Andrew corría en círculos alrededor de las dos bestias felinas dejando imágenes residuales de sí mismo. Su poder estaba muy lejos del de Alice, pero aún así estaba por encima de ellos dos.
—Activa el Bloodshed x2, vamos a meterle caña a esto.
—¿Ya vamos a meter la segunda marcha? —exclamó Rosie.
—Sep. El objetivo principal es la princesa, y esas aeronaves que han aparecido en el cuelo no me gustan un pelote. Han estado disparando rayos mágicos contra el palacio.
"Viene."
Rosie bloqueó la espada juntando ambas manos, activó el estado berserker y se rodeó de un aura rojiza que desprendía relámpagos negros y carmesíes. Patrones tribales aparecían en su frente y mejillas. Acto seguido, Andrew fue a golpearla con el legendario escudo de Morgana, pero Jose, también usando la misma transformación, pateó el escudo causando que perdiera el equilibrio y retrocediera. Una batalla supersónica dio inicio, de dos contra uno. Habían conseguido equipararse a su caballeroso adversario, sin embargo este no se encontraba tan desgastado como ellos dos. Su fuente de magia no se agotaría mientras la espada Curtana II no fuera retirada del pedestal.
—¡Proyectil de Ozono!
—Firevolt!
La esfera de viento verde y el relámpago de fuego parecieron golpear a Andrew, la pantalla de humo se desvaneció y el escudo demostró una vez más su poderío y mítica resistencia.
—Tú me dices, ¿qué rompemos primero?
—Espada o escudo, ¿qué odias más?
Los dos se respondieron con la mirada: "Ambos". Asintiendo, desaparecieron moviéndose a velocidades de infarto, pero Andrew los detuvo extendiendo ambos brazos. El filo que no cortaba de la espada golpeó en la cara a Rosie, y Jose se comió el borde del escudo, saliendo despedidos y rodando por el suelo.
—Grr...
—¡Growl!
Los dos monstruos se levantaron nuevamente, y arremetieron a velocidades extremas contra el portador de la espada de sir Lancelot. Este bloqueaba todos los golpes, zarpazos e incuso la extraña bufanda que, de vez en cuando, adoptaba la forma de dos espeluznantes garras de lana que amenazaban con arrancar sus intestinos de cuajo cual animal salvaje.
—¡Ngh!
Andrew tenía serios problemas. Se los quitó de encima clavando la espada en el suelo y liberando una onda de energía vital saturada de Éter. Jose y Rosie aumentaron su poder, cargando energía para el próximo ataque; él hizo lo mismo elevando la hoja a los cielos, tornándose dorada al absorber el maná de los alrededores y creando una cuchilla de oro que se extendía por kilómetros. El ataque definitivo.
—¿Cómo es posible?
—No te has dado cuenta, ¿no? —rio Rosie. Estaba confiada de que ganarían el pulso, el choque entre ambas técnicas. Ella con su dedo índice señaló la luna llena que presidía la negra noche.
—La luna... Es luna llena —habló para sí mismo Andrew. Tardó demasiado en percatarse de algo tan trivial.
—¡Así es! —se lo confirmó Redd—. ¡Durante la noche nuestro poder se duplica!
—Y cuando hay luna llena —continuó Jose— nos sentimos eufóricos, así que no me culpes si se me va un poco la mano. No queremos mataros a ti ni a la princesa.
Rosie se cruzó de brazos mientras un torbellino comenzaba a formarse alrededor suya.
—Es decir: el Bloodshed x2 de ahora no equivale a uno normal, sino a un x4.
—Shishishi... De hecho, me encantaría usar un Bloodshed x10 de noche y aplastarte de un solo golpe, pero moriría al instante.
"¡Son unos monstruos! ¡No era de extrañar que el Vaticano tomara medidas y dejara su especie al borde de la extinción!"
Aumentando los tres su poder, una melodía de xilófono se dejó escuchar y el sonido de un teléfono vibrando. Eso rompió la tensión construida durante toda la batalla por completo, llamando la atención de Rosie y el caballero real.
—Te están llamando. ¿No vas a cogerlo? —preguntó Andrew deshaciendo su aura dorada y "apagando" la brillante hoja de la espada, revertiendo a una plateada—. Parece importante.
—¿Eh? ¿Vas a dejar que cojamos la llamada?
—Claro. No sería justo.
—Eh... ¿Puedo? —preguntó Jose confundido—. Como me ataques por la espalda es que mueres hoy, por mis cojones.
—Jamás haría eso —afirmó el noble guerrero guardando su espada en la funda.
Jose sacó el teléfono del bolsillo de sus pantalones, no quitando un ojo de encima de Andrew por si realizaba algún movimiento bizarro. Los flecos de la bufanda eran garras de oscuridad, listas para desgarrar la carne hasta el hueso.
—¿Sí, Aitor?
—¿Jose? ¿Por qué estás hablando en inglés? Bueno, no importa, te entiendo igualmente.
Percatándose de su error, tosió dos veces para aclarar su voz y relajó los músculos, cogió aire y con tono serio respondió en su idioma natal.
—¿Qué quieres, tío? Son las 3 de la mañana en España. Estoy en mitad de un duelo a muerte.
—Es sobre de lo que te hablé esta mañana. Ya sabes... acerca de tu prima.
—Sí...
—¡Espera! ¡¿Un duelo a muerte has dicho?!
—Mira, ve directo al grano. La transformación no dura para siempre.
—Eh, sí, perdona. Esto... Mira, me gusta Goldie. Pero... ¿No debería esperar a que crezca? Ya sabes, ella es... "pequeña". No quiero hacerle daño.
—Hmm... —El muchacho albino se quedó pensativo—. Entiendo lo que dices, también lo he pensado. Ambos tenéis la misma edad. Pero claro, está la cuestión de lo físico. Y están esos 16 centímetros. No sé... quizás deberías hablarlo con ella en vez de conmigo.
Rosie, sonrojada, miró a Andrew, quien se encogió de hombros y mantenía su careto de póker ininmutable. La conversación siguió durante unos dos minutos con muchas muletillas del tipo "eehm...", "aaah...", "no lo sé...", aburriendo a ambos. Andrew dios dos pasos hacia adelante, acercándose a Jose. Rosie creó un tornado en la palma de su mano con intención de arrojarlo y Jose ordenó mentalmente a la bufanda estirarse y la "mano" hizo el gesto de "Stop". El noble y leal caballero le estaba haciendo señas.
"¿Que le deje el móvil?", pensó el muchacho.
—E-espera, alguien quiere hablar contigo. Toma.
El jovencito le dio el smartphone y en un español con acento británico, sir Andrew aconsejaba a Aitor mientras los dos gatos guerreros hablaban entre ellos, comentando lo absurdo que era todo. Si por ellos fuera, lo apaleaban ahora que estaba con la guardia baja, distraído explicando vete a saber tú qué cosa a Aitor. No tardó demasiado en devolverle el móvil con sumo cuidado.
—¡Muchas gracias!
—No hay de qué, Aitor.
—¿Ya terminaste? —dijo Jose molesto. No le gustaba perder el tiempo.
—¡Sí! Oye, ¿quién era ese tipo?
—El tipo contra el que nos estamos partiendo la cara Rosie y yo.
—¡Espera, espera! ¡¿Estás peleando con Rosie como... beep~
El felino colgó y apagó el teléfono presionando durante 10 segundos el botón. Lo guardó nuevamente en su bolsillo e inició nuevamente la transformación. Auras rojas con relámpagos negros volvieron a cubrir sus cuerpos, como llamas de una vela. Sus cabellos eran azotados por el fuerte viento que ellos levantaban.
—¿Retomamos?
—Sí, me estaba enfriando ya —añadió Rosie Redd—. ¿Andrew?
—Prosigamos —concordó.
Pero ese fue el mayor error que pudo cometer el mejor guerrero del Reino Unido. Los gatos habían descansado, mientras que él aunque haya podido tener un respiro, sus heridas no sanaban a la misma velocidad y el poder sagrado de la espada al ser empleado solo causaba más daño, ejerciendo presión a sus órganos internos.
Las explosiones en mitad del aire se sucedieron. Las cuchillas de aire que Rosie arrojaba desde la punta de sus zapatillas deportivas colisionaban con las trazadas por Andrew con su espada. Los proyectiles de plasma, viento a altas velocidades y contundentes golpes eran bloqueados por el escudo de Morgana. Sin embargo, ambos felinos de cabello blanco y negro tenían una sincronía fuera de este mundo. Andrew era lo suficientemente experimentado como para reconocer que algo así no se lograba en tan solo dos días... esto venía de mucho, mucho antes. Tanta compenetración, rozando el Absolute Duo. Para esquivar el Fire Spin que Jose arrojó al suelo y no quedar atrapado en el torbellino de flamas, este emprendió el vuelo.
—Dragon Claw!
Rosie saltó, juntó sus dos brazos y los abrió en manera similar a una mandíbula de cocodrilo, y con los dedos (dientes) agarró la espada, clavándolos en la hoja de metal. Jose volaba con cuatro tornados a modo de alas que salían de su espalda, boca abajo y la bufanda se enroscó en su brazo como una trepadora, adoptando la forma de un afilado taladro metalizado que giraba a altísimas velocidades.
—Drill Smasher: Shield Breaker!
Aguantó ambos ataques, sin embargo... estaba inmovilizado.
—¡¿Qué?!
Congelado en el aire, boca abajo, y dos monstruos que lo igualaban en poder si peleaban juntos, estaban presionándolo. La espada estaba crujiendo ante el intenso "mordisco" de las "mandíbulas" de Rosie Redd. Y el taladro destructor de escudos de Jose provocaba un molesto y horrendo ruido metálico, chispas saltando por la fricción. Llegando a un punto álgido en el que...
¡Chask!
La espada Arondight se rompió en un millar de pedazos, y el escudo apócrifo de Morgana de igual manera acabó siendo mera chatarra. Sus pies estaban sujetados por alguna clase de hilo de pescar invisible. Ambos hijos de la gran puma regresaron al suelo, aumentaron el tamaño de sus auras y al mismo tiempo aceleraron hacia él. Dos puños se incrustaron en su abdomen, tan fuerte que junto a la saliva que echó se sumó la cena de varias horas antes y cual bala de cañón, voló en dirección a Buckingham Palace. Los dos adolescentes celebraron la victoria chocando los cinco y al grito de "Oh fuck yeah!".
Parte 4
—¡Nggh! ¡Ha! ¡Hey!
Alice saltaba hacia atrás, realizaba exuberantes acrobacias y reflejaba hechizos, conjuros y lanzas de electricidad. Tras aguantar con facilidad las alas de ángel caído de Goldie Lemon evitando ser ensartada como un pincho moruno, Patricia Clemont se puso en pie y usó su magia de agua para curar a todos. La gata de metro treinta y cinco hizo desaparecer las alas negras que, si bien podrían ser hermosas, al mismo tiempo eran aterradoras.
—¡Vamos! ¡Fuenteovejuna, todos a una!
—¡¡¡Sí!!!
Lanzando nuevamente sus ataques, una silueta se dirigía como un tren bala hacia la princesa. Esta clavó la espada en el suelo y realizó un corte dimensional en todas las direcciones, que se manifestó en una explosión dorada. Un cráter enorme había borrado la valla de la entrada al famoso palacio que sirve de residencia para la realeza. En el suelo, gravemente malherido estaba su más fiel seguidor.
—¡Andrew!
Volando Jose por medio de los tornados, y Rosie manipulando el viento bajo sus pies, este arrojó cristales a sus compañeros. Estos los cogieron... no eran cristales, sino los fragmentos de Arondight, que aún poseían algo de poder sagrado.
—¡A por ella!
Al infundir la voluntad de uno mismo en los trozos del arma, los fragmentos emitieron un brillo azul pálido, y una hoja de espada, como un sable láser, apareció.
—¡No funcionará! ¡Gran Armada, dispara!
—¡Zarpazo Demoníaco!
La bufanda cortó las naves mágicas que flotaban en el cielo, destruyendo la mayoría y estrellándose en la ciudad. Otras que no fueron alcanzadas dispararon láseres de plasma azul y verdes, ocasionando graves daños por la zona. No solo donde estaban ellos, espers, magos y aliados sufrieron los ataques de aquellas naves automatizadas bajo el control de la princesa. Andrew se puso en pie, con dificultad y jadeando, agarró una empuñadura invisible y una espada apareció en sus manos.
—Señora.
—Sí.
—¡¡¡Haaaah!!!
Alice bloqueó, una espada venía por su espalda. Se sorprendió, quien blandía aquella arma no era otra que su madre, la reina Elizabeth. La Curtana II. Varios contactos y giros hicieron saltar chispas naranjas y amarillas, tomando distancia Alice saltó y cortó las dimensiones. Goldie intervino, desgarrando el espacio esta vez no con su guadaña, sino con sus garras y el vacío negó el corte. Rodeando la brecha dimensional, su madre la enfrentó mientras los amantes se encargaban del caballero.
—¡Se acabó, Alice! ¡Has perdido!
—¡Aún no! ¡Una guerra no termina hasta que uno de los dos bandos es aniquilado por completo!
—¡Goldie, las alas! —gritó Jose.
—¡No me quedan energías!
Monjes, mojas, brujas, hechiceros de todas las categorías, soldados armados y psíquicos de G.U.N se dirigieron al epicentro de la batalla: el palacio. Apoyando en su lucha a los portentos que estaban detrás de toda la operación. Las hostias llovían a pares, guerreros acababan por salir volando tras dos brutales choques entre William y Alice.
—¡Mierda!
Esquivando a lo justo con corte, el palacio fue rebanado en horizontal. Las cuchillas cortaban las dimensiones; desaparecían al avanzar unos metros, y pasado un tiempo, reaparecían en la tercera dimensión cerca de los enemigos asignados, ocasionando un daño crítico. Pues al no saber por dónde puede aparecer dicha cuchilla, no te puedes preparar para recibirla. Solamente los gatos y la chica zorro podían evitarla.
—¡Saltad! —gritó Selene.
Dando una voltereta, disparó rayos de sus manos, los cuales fueron bloqueados por Alice sin despeinarse. Pero...
—¡Brrrgh!
Alice vomitó sangre, llevándose su mano izquierda libre al pecho. El Éter estaba causando estragos en su cuerpo, dañando vasos sanguíneos y órganos internos. Si continuaba así, moriría con casi total seguridad.
Parte 5
Caminando sobre las aguas, con cada paso que daba el agua salada del mar se congelaba bajo una gruesa capa de hielo. Los destructores y barcos de guerra franceses quedaron inutilizables. Los hechiceros y soldados franceses no podían dar crédito, ¿quién era esa mujer? No había realizado un solo movimiento todavía y el paisaje cambió por completo, evocando aquel del Círculo Polar Ártico.
—¿Q-qué...?
Con un sutil movimiento de sus dedos, el hielo se movió. Formaciones de hielo blanco perforaron la chapa de los barcos, destruyendo los motores. Una pisada fuerte de su pie izquierdo desató una ventisca tal que las naves mágicas voladoras comandadas por Alice fallaron. Los motores se estropearon, estallaron y se hundieron en el mar. Una de las naves que escapó de milagro, que iba a ser destruida por una bola de fuego que ella, la todopoderosa monja, tenía en su mano derecha, reventó sin motivo ni causa.
—¿...?
A 20 pies de altura, un hombre pelirrojo, vestido con una camiseta roja y pantalones vaqueros rojos levitaba, cruzado de brazos. Este hizo una mueca, sonriendo. Espadas de luz se materializaron a su alrededor, y destruyeron los barcos como láseres. Los marineros saltaron de sus embarcaciones al frío y duro hielo antes de ser alcanzados y perecer. Otro monstruo acababa de aparecer.
—¡No puede ser! Tú...
Descendiendo con elegancia, aquel hombre de metro setenta se posó sobre el hielo con sus elegantes mocasines.
—Hola, Bonnibel Rose, mi amada. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos?
—Oliver... —Bonnibel dijo su nombre con odio y terror. Nunca le cayó bien, siempre tras ella. Aquel tipo solamente tenía, al parecer, una meta en su vida. Y esa única meta absoluta era desposarla—. ¿Qué haces tú aquí?
—No lo sé. Quizás... por la misma razón por la que estás tú aquí. ¡Oh! ¡Han sido 200 años desde nuestra última reunión! ¿Me has echado de menos?
—Puaj. Sigues siendo tan asqueroso como siempre.
Dando pasos pequeños, tranquilos pero amenazantes, iba aproximándose a ella.
—Mi querida Bonnibel, ¿no aprendiste la lección? Deberías dejar de jugar con los mortales y unirte a mí —expresó él abriendo los brazos, invitándola—. Todos ellos morirán tarde o temprano, pero nosotros seremos eternos. ¿Por qué no aceptas de una buena vez lo que eres?
—Porque no me da la gana; yo nunca pedí esto —espetó ella con rencor. Sus ojos verdes se brillaron de color rojo y una espada de sangre surgió de su propia sombra, siendo blandida con la mano izquierda—. ¿A qué has venido? No creo que solamente hayas venido a tocarme el coño un rato.
—Efectivamente, he venido a poner fin a este estúpido conflicto. Estoy del lado de Francia. Apoyar a los superhumanos como Reino Unido hace es una tremenda locura.
—Tú solo causarás muerte y destrucción, es lo único que sabes hacer.
—Oh. ¿Esa imagen tienes de mí, mi querida vampiresa? He cambiado... —dijo él con una suave voz, extendiendo su mano. Pero ella la apartó con disgusto de un manotazo—. De verdad, créeme.
—Nunca. Incontables veces has tratado de hacerme tu esposa; me niego. Mi corazón solamente pertenece a una persona —declaró Bonnibel Rose.
—¿Mm? Pero ¿no murió Lance el año pasado a manos de aquel Comandante? Espera, no me digas que te volviste a enamorar nuevamente de tu estudiante... de su hijo.
—¡No es de tu incumbencia! —Diversos círculos mágicos se combinaron en uno solo, como los mecanismos de un reloj, girando y tronando. Un pilar de hielo fue enviado a Oliver y este lo destruyó con un chasquido de dedos.
—¡Tchs!
Bonnibel gritó y un gigantesco círculo mágico azul apareció en el cielo. Un bloque de hielo de millones de toneladas de peso surgió de la nada y cayó como un meteorito sobre Oliver.
—¡Gigantesco Meteoro!
No hizo nada, no se movió. El glaciar detonó y quedó reducido a copos de nieve y partículas.
—Tendremos que arreglarlo como en los viejos tiempos.
—Que así sea.
Un choque de poderes fuera de este mundo había comenzado. Mostrando Bonnibel sus verdaderos colores, enfrentando a ese monstruo del pasado que había regresado para atormentarla.
—He de decirlo, estás hermosa con ese hábito.
—Cierra la boca, no vaya a ser que una de tus espadas de luz acaben dentro de tu recto. Quién sabe, quizás descubras tu punto G y lo disfrutes.
Parte 6
Espadas chocando con espadas. Alice se encaraba a su madre y William a la vez. Liberando cada vez más poder. Pero, cada liberación que realizaba la empujaba más y más al abismo. La mujer de la guadaña y capa negra esperaba a su lado, podía verla. Si su mano esquelética la rozaba tan siquiera, todo habría terminado. Goldie se unió a Rosie Redd y su primo en la lucha contra el caballero, para evitar que se acercara a Alice. En un escape, hubo un momento en el que cinco espadas colisionaron contra una.
—¡Liberaré todo mi poder ahora! Oblivion Ray!
Andrew juntó sus puños y un torrente de energía fue proyectado a los cielos, un ataque que destruiría toda la zona sin dudarlo, una bomba. Jose y Rosie fueron abrumados, aquel tipo estaba exigiendo su cuerpo más allá de sus propios límites, una fuerza que no tenía. De fallar, perdería la vida por su protegida. Los magos, brujos, brujas, hechiceros, druidas y todo personal de las artes mágicas de Londres que se encontraban en la zona comenzaron a erigir una barrera. Era una decisión apresurada y desesperada. En el mejor de los casos, la explosión sería contenida y solamente aquellos que se encontrasen dentro del domo perecerían, salvando a toda la ciudad. Se sacrificarían como héroes. La barrera estaba siendo construida a toda velocidad, pero era demasiado lento. El rayo fue liberado en forma de orbe a los cielos y caería como un asteroide contra el techo de la barrera. Reventar fuera de la barrera arrasaría con toda la zona menos con el palacio, lo opuesto a lo que trataban de evitar.
—TRGFH —dijo Goldie, esbozando una sonrisa malvada. Había hecho uso de Spell Intercept. Primero analizaba la estructura del hechizo, y acto seguido alteraba el código para impedir su ejecución o, en este caso, redirigirlo a otro objetivo.
Jose corrió hasta el límite dela barrera y, contra todo pronóstico a la vez que su prima pronunciaba esas palabras pertenecientes al hechizo, la destruyó de un golpe de su Shield Breaker. Era una locura, ¡todos los presentes en la zona de Westminster iban a morir!
Parte 7
—¡Rayo Gélido!
—Espadas de Luz.
La explosión resultante aniquiló el hielo y evaporó el mar, dejando durante unos segundos un lago seco. Ninguno de los dos estaban cansados, sus reservas de magia eran literalmente ilimitadas. Solamente cuando sus cuerpos dijeran "basta" al no soportar la presión ejercida podrían detenerse. Eso... o hasta que uno de los dos terminase irreconocibles. En uno de los choques, Bonnibel perdió el brazo derecho y la pierna izquierda; Oliver, sonriendo, estaba ileso. Fue entonces cuando el corazón de Oliver se detuvo, dejó de bombear sangre y un dolor interno similar a una puñalada realizada con un cuchillo al rojo vivo quemó sus entrañas. Su caja torácica fue arrancada desde adentro, levantada como la tapadera de una olla a presión, sacando su corazón, pulmones, estómago e intestinos, matándolo en el acto en una grotesca explosión de sangre a elevada presión. Un brazo... no, el espejismo de una garra de pájaro malformada fue la causa del fenómeno. La bufanda de Jose se había extendido como si de un tercer brazo se tratase y lo finiquitó de un solo golpe, sin piedad ni previo aviso. Sus restos cayeron al agua, como los despojos de un cerdo para ser triturados.
—Q-q... ¿Qué?
La vampiresa no daba crédito. Aquel tercer brazo rápidamente se encogió en dirección a Buckingham.
Surgiendo del mismo aire, Bonnibel bloqueó el impacto. Oliver estaba allí, muy enojado. Aquello realmente le dolió. Se podía ver en sus ojos un sentimiento sin igual, unas llamas en sus pupilas que indicaban que su orgullo acababa de ser violado. Un golpe inexplicable lo había derrumbado. Un ataque por la espalda y sin honor. Gritaba internamente "¡¿Quién ha sido?!", pero no era capaz de expresarlo en voz alta.
Bonnibel preparaba un hechizo de petrificación. Si ese hombre daba rienda suelta a toda su ira, perfectamente podría reducir la ciudad a cenizas, y dudaba seriamente de si alguien pudiera sobrevivir a su berrinche. Colisión tras colisión, cadenas de explosiones hacían temblar el cielo, amenazando con romperse como una frágil vajilla de porcelana y caer sobre la tierra. El hechizo estaba listo, solo faltaba dispararlo y quedaría convertido en una preciosa estatua durante siglos.
¡¡¡BOOOOOOOOOM!!!
La batalla se vio abruptamente interrumpida. Una explosión sin precedentes cerca de Westminster tuvo lugar, sorprendiéndolos. Sus cabezas volvieron la vista hacia la zona cero: Buckingham Palace. Ambos abrieron los ojos como platos, jamás en la vida vieron algo así. Solo podían usar de referencia la explosión de las bombas atómicas Little Boy y Fat Man arrojadas durante la Segunda Guerra Mundial sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Sorprendentemente, toda la energía fue contenida de algún modo.
—¿Q-qué acaba de pasar?
Suspendidos en el aire, ellos dos solo podían observar.
Parte 8
—Ku, ku, ku...
Goldie reía en voz baja. La locura que tramaron por separado desembocó en el escenario actual. Las probabilidades en su contra pasaron a ser las probabilidades en contra de Alice. El devastador ataque que hubiera destruido la ciudad al hacer contacto con el domo se dirigió sin obstáculos hacia la princesa, quien si quería sobrevivir se vio obligada a recibirlo todo de lleno. Ahora, la misma princesa se encontraba hincada de rodillas en el suelo.
Sus vasos sanguíneos habían estallado, vomitó sangre debido a la intoxicación por maná y dejó caer la espada al suelo. Pero rápidamente la cogió. Los dos terribles primos demonio la forzaron a salvar a todos si no quería morir por fuego amigo.
La Facción Lemon se levantó. La espada estaba casi rota, agrietada y oxidada. El poder sagrado estaba remitiendo desde que Curtana II fue sacada del pedestal del templo telemita.
—No te dejaré completar tu plan, Alice —dijo Jose—. No dejaré que mueras siendo considerada una villana, como la peor monarca de la historia.
—¡¿Tú qué sabes?!
—Llámame presuntuoso, pero creo que más o menos comprendo lo que quieres hacer. Querías usar el poder de la espada misericordiosa de Tristán para separar Reino Unido del resto de Europa, ¿no es así? Para evitar más atentados, para evitar más muertes. Y para ello, decidiste que la mejor forma sería sacrificándote a ti misma.
—¡Mientes! U-uhh... Brgh...
—Alice... —dijo su madre—, ¿es eso cierto?
Rosie tosió, escupió un gargajo de sangre y sacudió el polvo de su ropa.
—Tal parece que la hemos pillado. Bien hecho, ¿cómo te diste cuenta?
Jose se quedó en silencio. Realmente lo dijo por decir, nada tenía sentido. Era lo que más sentido tenía para él, prestando atención a la leyenda del rey Arturo. La espada de Tristán, uno de los caballeros de la Mesa Redonda. Poseedor de una espada que tras haber matado una vez más, su punta se rompió y era incapaz de matar más. Excálibur aunque mediante alquimia fue perfeccionada, imitó en forma, poder y apariencia a la Cortana Original tomando como base a la Cortana II. Una espada sin filo.
—¡Andrew! Ese era el plan desde un inicio, ¿verdad? ¡¡¿Piensas dejar que tu señora muera sacrificándose por nada?!! ¡¡¿Eso es lo que hace un caballero?!!
El hombre que yacía tumbado en el suelo hizo un último esfuerzo y agarró su espada una vez más. Levantándose, esta vez para protegerla a ella.
—¡Chicos, cambio de planes! —gritó Rosie—. ¡Salvemos a la princesa entre todos!
En un último esfuerzo por proteger su sueño, la facción se levantó. Los hechiceros presentes los apoyaron con todo. Apartado, quedándose en la retaguardia, el chico albino, sudando, exhausto física y mentalmente, se la había jugado a todo o nada. Miraba su mano, la cual temblaba fuertemente al igual que el resto de su cuerpo: había llegado a su límite. La reina se enfrentaba a su hija, Cortana II contra Cortana III (Excálibur recalibrada).
—¡Vamos, Jose!
William lo agarró por el tobillo y lo levantó como una pluma.
—¡Espera, espera, espera un momento...!
El Caballero Oscuro de la rama de Estados Unidos de G.U.N lo arrojó como un peluche de fieltro contra la princesa. En mitad del aire, fue capaz de corregir su postura y con su puño destruyó la espada Excálibur, y a causa del enlace también se hizo pedazos la Cortana II de Su Majestad. El muchacho con rasgos felinos propinó tal puñetazo a la primera princesa Alice en la mandíbula que la cara se deformó y salió disparada contra el Palacio de Buckingham. Estando ella en el suelo, habiendo perdido el conocimiento, el golpe de Estado había oficialmente finalizado el lunes 29 de junio, a las 3 a.m.
El bando de la Iglesia Anglicana, G.U.N, magos anónimos de la ciudad de Londres y la Facción Lemon habían vencido.
Rosie y Selene corrieron para recoger a Jose, quien yacía en el suelo inmóvil. Después del impacto con Alice este no se levantó.
Parte 9
En mitad de la celebración, todos se desplomaron. Cayeron al suelo como marionetas cuyos hilos habían sido cortados. Un extraño pulso bloqueó sus conciencias, dejándolos fuera de combate al instante. Solamente el joven chico bestia de cabellos blancos y ojos rubí se levantó. Frente a él, un hombre vestido de rojo. Una espada extraña y estándar flotaba al lado suya.
—¿Eh...?
Confuso, le pitaban los oídos y tenía una brecha en la frente. ¿Qué había pasado? ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo por el golpe? Todo porque el estúpido de William lo lanzó como un balón de rugby sin su permiso y antes de que estuviera listo.
—Vaya, parece que mi Onda de Voluntad no te afectó. Qué extraño...
—¿Quién coño eres tú?
"Mierda, veo doble, y por el ojo derecho lo veo todo de color rojo. ¿Qué clase de golpe me he dado? Tengo miedo, no siento su ki."
—¡¡Grrr!!
Rodeándose de un aura malvada, chorros de tinta negra a presión surgieron de su espalda; dos tornados de oscuridad capaces de destruir el sentido común y realidad del mundo. Como dos garras salvajes, la espeluznante bufanda de lana azul apoyó a su dueño. Antes de poderse dar cuenta, el brazo derecho de Jose había salido volando y aterrizó a metros de distancia, desvaneciéndose las partículas de oscuridad de las "alas". El joven cayó de espaldas en el suelo sobre un charco de su propia sangre, mientras su visión hacía un fundido en negro.
—Así que tú fuiste quien me atacó por la espalda, mocoso.
Oliver con toda la mala intención del mundo iba a dejar caer su pie sobre la cabeza del chiquillo, aplastarla como si de una lata de refresco se tratase. Aquel niñato insolente iba a aprender a respetar a los mayores por las malas.
¡¡Chin!!
Alguien había detenido el golpe con una fuerza increíble. Se trataba de una hermosa mujer que se ganaría el corazón de todos los hombres si tan solo la vieran: hábito de monja negro, largo cabello dorado, grandes ojos esmeralda y piel blanca y tersa. Con el puente de su pie había detenido el zapato, y ejerciendo fuerza chispas naranjas saltaban por la fricción al igual que una radial que lucha contra el duro metal.
—¡Ngh!... ¡¡Aaargh!!
—Bonnibel... ¿Por qué te preocupas por un mortal?
Ejerciendo aún más fuerza que antes, el suelo comenzó a hundirse, resquebrajarse y piedras comenzaron a salir volando por la presión del aire. Rayos negros eran emitidos por el choque de ambas voluntades. Los ojos verdes de Bonnibel brillaron de color rojo y esta mostró sus afilados colmillos, bufando a Oliver.
—Ni se te ocurra... ¡¡tocar a mi hijooo!!
El inmortal retrocedió, se amedrentó por unos segundos ante aquella penetrante mirada asesina de la bruja. Un aire gélido se adueñó del ambiente, congeló todo a su paso y, por un instante, sintió que llevaba las de perder. Comenzando por el pie hasta la cabeza, Oliver fue transformado en una perfecta estatua de hielo. Una tan frágil, que si alguien la tocara seguramente se desmoronaría igual que un castillo de naipes. Pero fácilmente la persona se liberó del bloque de hielo en el que se había convertido y se teletransportó diez pasos lejos de ella y del chico.
—Wow. Qué miedo. Debes quererlo mucho.
Haciendo un gesto como si alguien le lanzara algún objeto, a partir del fino aire se materializó un sombrero de paja que colocó sobre su cabeza inclinándolo, cubriendo sus ojos, y se separó del suelo, levitando. Sin necesidad de alas, tornados, hilos o cualquier otro medio físico.
—¿Sabes? Yo también tengo una estudiante. Y ella tiene muchas ganas de conocerle. Bonnibel, espero que en el futuro podamos cruzar a nuestros estudiantes. Ya sabes, jugar al mago.
—¿Jugar al mago? ¡Ja! Ni que fueran mascotas.
—En fin... Nos veremos pronto, querida mía. Bye, bye!
Tal cual, el poderoso mago inmortal despegó, y usando alguna complicada combinación de magia de viento y fuego, como un cohete se alejó del lugar.
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