Capítulo 14: Batalla por Londres (Parte 3)


Parte 1

Acuartelamiento Aéreo de Bobadilla – Málaga

En una base abandonada del Ejército del Aire Español que por razones desconocidas se mantiene abierta, actividad inusual se cocía en aquella noche. Cierta chica había ido a investigar si los rumores eran ciertos, si de verdad en las últimas semanas la actividad "paranormal" se había incrementado hasta niveles desconcertantes. Al llegar al lugar, la chica zorro de cabello castaño, vistiendo una camisa de tirantes negra, pantalones cortos deportivos azules, una gorra amarilla con rayas negras, gafas de sol y unas bragas azul marino para cubrir su boca, pudo verlo con sus propios ojos: aviones y helicópteros de G.U.N, con superhumanos como ella a bordo, listos para el enfrentamiento.

—¿Tiene todo esto que ver con lo que está ocurriendo en Londres ahora mismo? Tchs, Jose... ¿Y eso es un helicóptero Boeing HdS-001 último modelo? Qué barbaridad.

"Creo que mejor me pido prestado un taxi para llegar allí.", pensó Selene observando el hermoso Eurofighter Typhoon.

El caza europeo arrancó motores, recorrió la pista a gran velocidad y se fue elevando poco a poco en el aire hasta que despegó, rumbo al Norte.

—¡Ahora!

Rezumando rayos de electricidad azul y estirando la mano hacia el fuselaje del avión, mediante el electromagnetismo Selene fue atraída y se posó sobre el ala del caza bimotor de elevada maniobrabilidad.

—¿Qué ha sido eso? —se preguntó el piloto. Cuando este giró su cabeza y vio a una chica agarrada al ala del aparato se le secó la garganta. Le estaba haciendo señas y, como no entendía nada de lo que le decía, ella emitió un aura chisporroteante. Los mandos comenzaron a malfuncionar, especialmente la radio, que se volvió loca.

¡Escucha, imbécil! —se oyó por el altavoz. —¡Que me lleves a Londres, coño!

—¡S-sí!

Parte 2

—Hmm... ¿Eh? ¿Dónde estoy?

Jose había despertado de su pequeño sueño después de que la princesa Alice lo pusiera a dormir de un potente golpe. Estaba oscuro y toda la estancia temblaba, olía a leña quemada, humedad y hierro. Este estornudó dos veces debido a la presencia de polvo, culpa de la alergia a los ácaros y pudo observar que estaba en lo que parecía ser el vagón de un tren. A juzgar por el tembleque y las enormes cajas de madera, estaría si no en el último, en el penúltimo, donde se lleva la carga.

—No me jodas. Me han esposado.

—Veo que has despertado, chico gato —dijo una voz.

Al fondo del vagón, en una esquina, se encontraba una chica de baja estatura, piel blanca y cabello rubio. Su chándal era exactamente el mismo que el de Kate y, al igual que él, también estaba esposada.

—Es en vano, es Hierro Blanco. No podemos usar magia para liberarnos. Nos van a llevar a la base de Escocia, nos interrogarán y nos ejecutarán una vez el golpe haya terminado.

—Bueno, eso significa que todo ha salido a pedir de boca —sonrió él.

—¡¿Qué quieres decir, chico bestia?!

—Oye, deja de llamarme chico bestia, chico gato y esas cosas. Tengo nombre. Me llamo Jose, líder de la Facción Lemon. ¿Cómo te llamas tú?

—Alba. Pertenezco a New Shine —se presentó ella—. Así que de la Facción Lemon, ¿eh?... ¡Espera, qué dijiste?! ¡¿Eres el mismo Jose que mató a Gai?!

—Sí, el mismo que viste y calza. Y... no te preocupes por estas esposas, sé apañármelas solo. Solo he de dislocarme el pulgar.

—¿Cómo? Tenemos las manos atadas a la espalda con estas esposas de mierda, y las cuerdas de los pies están encantadas.

—Te lo vuelvo a repetir, no te preocupes. Estoy acostumbrado a despertar atado de pies y manos a la cama, mi prima se cree muy graciosa ella.

—Tengo miedo de preguntar por qué —comentó con disgusto—. ¿Eres un superhumano de esos que tanto busca G.U.N.?

—No, soy un hechicero como tú.

—Pero... eres un hombre bestia. Los hombres bestia no pueden usar magia... ¿Hiciste un pacto con algún demonio o alguna deidad?

—¿Qué dices? Seré ateo, nihilista y con algunas tendencias autodestructivas, pero no soy retrasado mental. Nunca me sometería a nada ni a nadie, ni siquiera ante Dios. De hecho, si él existe debería arrodillarse ante mí, suplicar por mi perdón y lamer la suela de mis zapatos.

—Eres un chico muy raro.

En cuanto ella dijo eso, se echó al suelo y como un gusano comenzó a moverse, dando golpes a las paredes, rascándose contra la pared o saltando y dejándose caer, crujiendo las articulaciones de los brazos. Intentaba rasgar la cuerda con un clavo de metal que sobresalía de una de las cajas.

—¡Aaaah! ¡Deja de hacer eso! Me da dentera.

—Estoy tratando de que salgamos los dos de aquí, ¿vale? Una cosa. ¿Cuánto tiempo he estado K.O?

—Como unos quince o veinte minutos.

—Ya veo...

Dado cierto momento, se liberó de la cuerda que firmemente mantenía sus pies juntos en una posición antinatural. Se colocó de pie y dio saltos hasta llegar a Alba. Se tiró en plancha y mordió la cuerda con sus afilados dientes, cortándola.

—¡Genial! Pero ¿y ahora qué? No hay manera de quitarse estas dichosas esposas.

El vagón entero tembló, y Jose quien trataba de ponerse en pie perdió el equilibrio, aterrizando su nariz debajo de su falda.

—¡Ah~! ¡N-no! ¡Estate quieto!

—¡¡¡Mmmmm!!! ¡No cierres... las piernas...! ¡Mi cuello!

—¡Quitate! ¡Quítate!

—¡Deja de darme golpes!

—¡Ah~ ah~!

—¡Eftate quiedta...!

El tren entero se sacudió al pasar por unas inestables vías, haciendo botar los vagones y ofreciendo el último empujón.

—¡¡Hyaaaan~!

Con un agudo gemido, Alba alcanzó el clímax y descargó todo su estrés. Rodeó al chico con sus piernas, hasta que lo dejó sin aire.

Parte 3

—Uf, uf... Uf... ¿Estás bien, Jose?

—No... Casi tengo una muerte lamentable...

Alba, sonrojada, le pegó una patada para apartarlo de ella. El chico, juntando sus piernas y balanceándose hacia adelante, se puso en pie. Hizo unos movimientos con los hombros y se liberó, dejando caer las esposas de ese metal misterioso al suelo.

—¡¿Cómo?! Y... ¿te has bañado en limonada o qué?

—Sudo mucho, ¿vale?

Aparentemente molesto por el comentario, la mano de Jose se rodeó de un aura oscura, aunque se asemejaba más a alguna sustancia desconocida imposible de encontrar en este mundo.

—¡Espera, espera! ¡No lo hagas!

Agarró las esposas y se escuchó un crujido. Se rompieron y cayeron al suelo hechas pedazos.

—¡Ya eres libre!

La poca iluminación que existía en el vagón debido a la luz de la luna y las estrellas se tornó roja al igual que un submarino bajo ataque y el clásico sonido de una ensordecedora alarma de emergencia se podía escuchar por el el tren. Los prisioneros habían escapado.

—¡Mierda! ¿Es a lobo eso que huelo?

De un puñetazo, Jose reventó la puerta de metal y se asomó al borde, observando cómo el tren estaba viajando sobre un puente a gran altura, en las montañas. Y, abajo del mismo, un río junto a un frondoso bosque.

—Vale... No queda otra.

—No estarás pensando en saltar, ¿verdad?

—Así es —le confirmó.

—¡P-pero!

Algo aterrizó en el techo del compartimento en el que se encontraban, abollándolo y hundiéndolo. Unas enormes garras partieron el metal en dos como si fuera una hoja de papel A4, y una bestia humanoide peluda asomó la cabeza, aullando.

—¡Aaah! ¡¡Hombre lobo!!

Sin un solo minuto que perder, Jose la agarró fuertemente del brazo y saltaron los dos del tren.

—¡Aaaah! ¡Vamos a morir!

—¡Hoy no!

—¡¿Eres idiota?! ¡Ese arroyo no llega ni a un metro de profundidad!

—¡¡¿Eeeeeh?!!

El licántropo también saltó al vacío detrás de ellos. Jose se acercó a él y, cargando una bola de energía, la hizo detonar en toda su cara, destrozando el puente y cayendo ellos en el agua.

Parte 4

Ya en el suelo y aparentemente lejos del peligro, se detuvieron a retomar el aliento en las profundidades del bosque es escocés. La cantidad de agua del arroyo ni siquiera llegaba a los tobillos. Se hubieran estrellado de cabeza contra las rocas de no ser porque Alba realizó un conjuro que aumentaba la defensa y Jose hizo uso de sus pies y su fuerza inhumana para amortiguarla caída, sosteniendo a la chica en sus brazos.

El chico se arrodilló, se quitó la camisa y los pantalones, y luego siguieron los calcetines y los calzoncillos. La chica de unos 13 o 14 años estaba sonrojada y cubriendo sus ojos con las manos.

—¡¿Por qué te desnudas?!

—Oye, de todas formas quieres ver, así que deja de hacerte la tonta y mira cuanto quieras mi cuerpo serrano. Pero ahora no es el momento, el peligro aún no ha pasado. Ese tío no está muerto ni de coña. Sube a mi espalda, vamos a dar un lindo paseo por el bosque a la luz de al luna.

—¿Qué dices?

Jose se encorvó, pelo comenzó a cubrir todo su cuerpo. Incorporándose a cuatro patas y emitiendo un estremecedor rugido equivalente al de una motosierra mecánica arrancada a punto de talar un árbol, cambió a su forma animal completa. Era un gato blanco grande, del tamaño de un humano. Fácilmente podría ser confundido por un tigre albino. Este la miró con sus ojos rubí.

—Sube, te llevo. Es mejor que nos movamos de esta forma por el bosque.

—¿Puedes hablar en esa forma? Y... no entiendo nada. ¿Cómo puedes transformarte si las nubes y los árboles están cubriendo la luna llena?

—Veo que no te enteras de nada... Y no soy un bestial de sangre pura, soy un mestizo.

—Y-ya veo... Comprendo.

Con timidez, ella se subió a su espalda y lo abrazó. Comenzó caminando lentamente, y luego incrementó la velocidad, saltando de rama en rama y corriendo por el bosque como una moto de carreras. Estaba en su elemento, no le costaba en absoluto moverse por el terreno pese a que jamás había estado ahí.

—¿Sabes cómo orientarte?

—Mi sentido de la orientación es pésimo. Pero sé a dónde tengo que ir. ¿No lo sientes? Ese flujo anómalo de energía en el ambiente, la distorsión ocasionada por la espada Curtana en el Templo de Buckingham Palace.

Saliendo finalmente del bosque, vieron una carretera. Una sombra les cortó el camino. En su caída de los cielos agrietó el asfalto y aulló al astro plateado guardián de los mares, las aguas y la feminidad. Un lobo antropomórfico de casi tres metros y medio de altura los observaba con sed de sangre. Musculado y solamente portando unos vaqueros rasgados, era grotesco. Infundía el miedo en la joven adolescente y daba la sensación de que partiría a un ser humano en dos de un zarpazo.

—Tenía que ser luna llena hoy, ¿eh?... Alba, bájate. Voy a darme de hostias contra esta abominación de la naturaleza.

Ella obedeció y corrió para ocultarse detrás de unos árboles. Jose levantó su pata delantera y dio un toque al suelo. Una ventisca se desató, escarcha y placas de peligroso hielo comenzaban a aparecer sobre el asfalto. Los árboles eran azotados por vientos huracanados y un muro de hielo golpeó al hombre lobo, quien salió volando.

Corriendo por la rampa de hielo improvisada que había creado con su poder, el enorme felino abrió la boca en mitad del aire, una esfera blanca fue compactada, tragada y un devastador rayo de energía dio en el lobo. Segundos más tarde estalló y un mar de llamas incendió el bosque e iluminó el lugar como un segundo sol. El tigre blanco suavemente descendió y regresó a su forma híbrida, es decir, a su forma original. La bufanda azul que siempre está consigo se estiró, rodeó su cuerpo y, generando fibras, recreó la ropa dejada atrás en el tren. Sonriendo, al ser la primera vez que luchaba contra alguien de sangre pura, Jose sacó sus garras.

Los hombres lobo son más rápidos, fuertes y resistentes que los gatos. Sin embargo, los gatos ven mejor en la oscuridad y al tener un cuerpo más pequeño son más ágiles. Y con eso le basta y sobra a Jose.

Emergiendo de las llamas y sanando sus quemaduras en tiempo récord, finalmente habló.

—Te felicito. Eres el primero que logra dañarme en mucho tiempo. ¿Qué edad tienes, mestizo?

—Voy a cumplir 16. ¿Tú, perrito solitario?

—Me llamo Jonathan. Al servicio de la familia real de Inglaterra.

—Eso ya me lo imaginaba. Yo no estoy al servicio de nadie; no temo a nada ni nadie, no me arrodillo ante nada ni nadie, ni siquiera ante Dios. Soy un chico bueno, amable y tolerante, pero hay tres cosas que no soporto: injusticias, gilipollas, y gente como tú.

Aceleró y golpeó con sus pies llameantes al lobo en la cara, perdiendo dientes y salpicando sangre. El demoledor impacto no dio en el frágil cuerpo de Jose y destrozó el suelo. El muchacho puso sus manos sobre el pecho de la bestia y sonrió como un demonio.

—¡Impacto Flamígero!

Una explosión cubrió en llamas al licántropo, gritó y rodó por el asfalto tratando de apagar las llamas que se alimentaban de su pelaje. Lanzas de hielo danzaban en el aire e hicieron el intento de clavarse en él. Pero el hombre las rompió con sus puños y acelerando se ubicó delante de Jose.

—¡Ngh!

La alta velocidad sofocó las llamas y girando, contorsionando su cuerpo, el albino evitó el punzante golpe con el que ese puño hubiera entrado en su cavidad abdominal y salido por la espalda, arrancando sus intestinos.

"La manera para matarlo es la misma que se aplica para mí: decapitación o daño extremo. Al ser un hombre lobo, posee resistencia a la magia. ¡Pero es más fuerte que yo!"

—¡Arreaaaaa!

Con una patada giratoria, Jose casi le corta el cuello. Fue muy peligroso... Jonathan estuvo a nada de morir porque, de la nada, una cuchilla de hielo había aparecido en las zapatillas de aquel joven. Y... todo el sitio estaba congelado por el ataque de antes. Era una enorme pista de hielo.

—¿Problemas con la movilidad?

—Eres muy astuto, gatito. Pero necesitarás algo más para vencerme. Con explosiones y lanzas no te bastarán.

Rayos oscuros y negros comenzaban a liberarse de su cuerpo. Sus venas estaban estallando y derramando sangre, vapor rojo salía de sus músculos. Jose reconocía ese estado forzado, del cual obtenías un aumento equivalente a diez veces tu poder base. Y, por si fuera poco... él no estaba en su forma original, sino en un punto intermedio entre la humana y la animal, de ahí su apariencia de un lobo que anda sobre dos patas. Un lobo con un cuerpo demasiado humanoide.

En su cabeza ocurrió un ¡clic! y sus ojos se apagaron. Su iris brillante se tornó oscuro y una sonrisa sádica se dibujó en su rostro. Un aura roja y negra negra la rodeó y, chorros de tinta negra a presión salieron de su espalda. ¿Eran alas de ángel? No, parecían tornados de oscuridad más bien, o niebla negra. Jose había dado rienda suelta a su locura, dando forma de alas a su propio ki maligno.

—¡¡¡INCREÍBLE!!! —exclamó Jonathan.

—Entonces... ¡yo también daré lo mejor de mí! ¡Prepárate, de aquí no sales con vida, Jonathan!

—¡Lo mismo digo, Lemon!

Las "alas negras" se elevaron y enterraron en el lugar donde estaba parado el hombre lobo. Desnivelando el suelo y provocando una enorme explosión, como si toneladas de nitrato de amonio mezclado con pólvora hubiesen prendido fuego. Alba se protegió con una barrera que a duras penas resistió. El sitio se encontraba convertido en un verdadero infierno de fuego, luz y destrucción.

Las alas negras ya no estaban, y Jose luchaba uno a uno con el hombre lobo, a puñetazo limpio. Desaparecía y aparecía y acertaba golpe tras golpe. Recibió un gancho directo a la mandíbula de su enemigo y salió despedido a un palmo del suelo; se dio la vuelta en mitad del aire y derrapó, estabilizándose como si montara en un patín. Jose sonreía y pronunció algo en voz alta con esa sonrisa demoníaca. Ambos gritaron sus mejores técnicas con la cual darían muerte al otro.

—¡¡¡Colmillo de Lobo!!!

—¡¡¡Zarpazo Demoníaco!!!

No hubo competencia. La bufanda de Jose adoptó la forma de una enorme garra, se deslizó como un látigo y cortó todo. La carretera fue partida en cinco trozos a lo largo de 3 kilómetros, y Jonathan fue inevitablemente fileteado. La destrucción que ese adolescente de metro y medio de altura de cabellos blancos y ojos rojos había desencadenado en segundos con solo proponérselo era digna de temer.

—A-aaah... Qué miedo.

—Hey, Alba. ¿Me montas? Tenemos que llegar a Londres.

—Eso ha sonado muy mal, ¿sabes?

Parte 5

—¡¿Qué es eso?! ¡¿Son... brujas?! ¡Y están montando en escobas!

El pobre piloto no daba crédito a lo que veía: una batalla aérea entre mujeres y hombres subidos a escobas, disparando rayos desde sus cetros a otros magos y naves que permanecían estáticas en el cielo sin necesidad de motores.

—Sí... Tal parece que la magia es real. ¡Escucha, yo me bajo aquí!

Selene saltó del caza europeo y cayó en las calles del Londres que fueron tomadas por los Caballeros de la Reina. Donde antes reinaba el caos, ahora lo hacía el silencio absoluto, salvo por algunos gemidos de dolor de los derrotados, tanto del bando a favor de la princesa como de la alianza a favor de la monarquía actual. Monjas, sacerdotes, brujas y hechiceros podían verse en las calles montando guardia, charlando y ayudando a los heridos. Había soldados de G.U.N entre ellos, armados con fusiles y armas de gran calibre. También psíquicos procedentes de las ramas de España, Francia y Reino Unido.

—¿Qué coño ha ocurrido aquí? ¿Estamos en Halloween y no me había enterado?

Un rayo cayó muy cerca del lugar. Para ser exactos, en la acera de enfrente. Una chica de larga cabellera rubia que le llegaba a la cadera, ojos grandes y azules como zafiros y ropas extrañas, conformadas por una minifalda negra, un sarashi blanco y una chaqueta de chándal abierta sobre sus hombros a modo de capa. De todo su cuerpo se desprendía una potente energía eléctrica, y así lo demostraban los rayos que aparecían a su alrededor al caminar. Selene no tardó en llegar al sitio del impacto y la vio. Se dio la vuelta y le dedicó una pícara sonrisa.

—¿Tú también eres de la dichosa Facción Lemon?

—No —respondió Selene—. Pero he de suponer que tú eres de New Dawn y si estás en el Museo Británico no debes estar tramando nada bueno.

—Bingo.

Desde su cola, energía eléctrica fue liberada en forma de lanzas de rayos que achicharraron el suelo, dejándolo ennegrecido y humeando. La chica que Jose conoció en el aeropuerto saltó y desde el aire disparó dos rayos eléctricos que acertaron en la chica zorro.

—¡Aaaaaah!

Retrocediendo dos pasos, tambaleándose, Selene se mantuvo firme, apretó los dientes y miró a su enemigo.

"¿Qué es esto? Nunca antes me habían electrocutado. ¿Es más fuerte que yo?"

—Un pequeño calambrazo, eso es todo, así que no te quejes. No quiero que nadie se entrometa en mi camino. No me gusta involucrar civiles, ¿sabes? Quiero terminar este conflicto cuanto antes.

—Tú... ¿Eres un superhumano que controla la electricidad como yo?

—Más o menos, no sabría muy bien decirte lo que soy exactamente.

Aumentando el potencial eléctrico, Selene descargó con furia un oleaje de ataques electrizantes que sin esfuerzo alguno, casi como si pudiera teletransportarse, la chica esquivó.

—¿Eres uno de los Elegidos, chica?

Había llamado a atención de Selene. La kitsune abrió la palma de su mano y manipulando la electricidad estática, dio la forma de una espada a la arena de hierro presente en el suelo.

—Uuh, eso es peligroso. Me haría mucha pupa si me diera.

—¿Quién eres?

—Puedes llamarme Kathy, o "La chica amada por los electrones" si prefieres.

Selene movió ficha. La espada de polvo negro se estiró, como una espada serpenteante, y al igual que un látigo destruyó el suelo. Con su mano izquierda libre extrajo más arena de hierro del suelo y le dio la forma de una sierra circular que arrojó a Kathy. Ella las esquivó todas con volteretas, realizando el pino o simplemente las agarraba con las manos desnudas y se las devolvía a Selene.

—¿Eres una Comandante?

—¡Bingo! Así es, lo soy.

Una increíble energía se desprendía del cuerpo de aquella chica. El orgullo de Selene se estaba viendo seriamente afectado. Ella era la mejor en su categoría, su punto fuerte era producir y controlar la electricidad, al punto de poder usar el electromagnetismo como si poseyera dos habilidades en lugar de una. No iba a dejar que un terrorista con el mismo poder que ella la eclipsara. Es por eso que se quitó las cadenas y fue con todo. Sobrepasando sus límites. Envuelta en una esfera de plasma, su electricidad chocó con la de Kathy.

Dos enormes burbujas de rayos colisionaron y la enorme explosión se dejó sentir por todo Londres. Un torrente masivo de electricidad azul ascendió a los cielos como un pilar de luz y una cortina de electrones bañó los alrededores. Un fuerte campo magnético azotó a la zona y el pulso electromagnético provocó un apagón brutal, afectando seriamente al funcionamiento de las naves que sobrevolaban la zona y forzándolas a realizar un aterrizaje de emergencia en carreteras y lugares seguros.

Selene había quedado en el suelo, humeando. Todo su cuerpo entumecido y rezumando electricidad, había sido derrotada. Kathy no tenía el más mínimo rasguño en su cuerpo y se marchaba, dejando a la no humana atrás.

—Bueno... Pensé que sería más fuerte. Pero esto no da nada de experiencia. Pero lo que dicen es cierto, las bestias son de temer.

—T-tú... Espera...

—¿Huh?

Asustada, Kathy se dio la media vuelta y pudo ver cómo Selene trataba desesperadamente de ponerse en pie. Malherida, con heridas abiertas sangrando y quemaduras.

"No puede ser... ¡¿Está estimulando sus músculos con electrochoques para ponerse en pie?!"

—Aún... no he... caído. ¡¿Entiendes lo que significa?! ¡La batalla aún no ha acabado!

—¡Grrr!

Gruñendo, estaba perdiendo el tiempo. Kathy pondría fin a todo con un solo ataque. Colocó las manos por delante de su cuerpo y una esfera de plasma azul y rayos se formó delante suya. El Thor, una devastadora explosión de gas incandescente que la borraría del mapa. La cantidad de electrones en el ambiente era aterradora. La zona estaba completamente ionizada, potenciando los ataques eléctricos más allá de lo anteriormente visto.

—¡Je, je, je! ¡Je, je!

—¿Qué te hace tanta gracia? ¿Estás delirando? Lo que estás haciendo... eso debe doler una barbaridad. Tus fibras musculares se romperán, puede que tus tendones y articulaciones también. ¡¿Estás en tus cabales?!

—Si es por derrotarte, ¡haré lo que sea!

—¿Huh?

La melena rubia fue mecida por una suave brisa.

"¿Viento?"

Al alzar la mirada el color desapareció de su piel, Kathy vio una enorme nube de tormenta negra descender sobre la ciudad, descargando relámpagos que volverían carbón hasta al más pintado.

—¡Chúpate esta!

Kathy moviéndose a la velocidad del relámpago fue capaz de evitar ser fulminada por rayos de verdad. Su adversario era capaz de convocar rayos reales sin importar la estación del año. Y... enfrente suya estaba Selene, cargando de electricidad un clavo que arrancó de un banco.

—¡Ah!

Selene disparó el clavo con su pulgar, propulsado a tres veces la velocidad del sonido, acelerado por un poderoso campo magnético. Pudo reaccionar a tiempo. El proyectil atravesó su hombro provocando un dolor que se expandió por todo su cuerpo. Perdió el equilibrio, cayó al suelo y resbaló, perdiendo piel por la fricción.

—¡Aaa-aaaah! ¡Aaaaaaah!

"Está bien... Puedo mover el brazo, el clavo ha salido."

Selene se levantó con dificultad, mareada y exhausta. Dio todo lo que le quedaba en ese último disparo para detenerla en el acto. El retroceso fue tal que se había dislocado el hombro derecho. Pero, cuando alzó la mirada, Kathy ya no estaba ahí.

—Mierda... Aah.

Parte 6

—Selene, ¿estás bien? —preguntó Phoebe, preocupada por su amiga recogiéndose el pelo.

—Va despertándose —dijo Rosie—. A ver si llegan Bonnie y la reina. Mencionó que se encontraron por el camino. Tienen miedo de que despliguen

—Em... Ay, ay, me duele todo —se quejó la kitsune de cabello castaño.

—Estate quieta, aún te estoy curando —dijo Patricia, usando un hechizo de color azul neón que la bañaba en una tenue y mística luz—. Tenías quemaduras muy feas y apestabas a carne a la brasa.

—Por fin... os encuentro.

—Esto... Nosotras te hemos encontrado, chica —dijo Rosie—. ¿Contra quién has peleado? Estabas hecha unos zorros, no es broma.

—Kathy... Se hace llamar Kathy, tiene poderes eléctricos. Ha sido la primera persona en darme un calambrazo. Nunca antes había pasado eso... ¿Uh? ¡¿Y Jose?!

Goldie esbozó una sonrisa felina.

—Oya, oya. ¿Despiertas después de una paliza y lo primero que haces es preguntar por mi primo? ¿Tanto te gusta?

Aumentando la carga eléctrica alrededor del cuerpo de la chica zorro, y el pelo de Goldie comenzando a ir en contra de la gravedad a causa de la electricidad estática, entendió que no debería mosquearla si no deseaba recibir un rico toque de millones de voltios, o en el peor de los casos, recibir una lanza de rayos de frente.

—¡Uaaaaah!

Un chico moreno y su enorme espada cayeron cerca de ellos.

—¡¡William!!

Parte 7

Lunes, 29 de junio — 01:45

—¡Ngh! ¡Aaaah!

De un golpe de su espada, William fue estampado contra la fachada de un edificio. Antes de que fuera cortado por la cuchilla de aire dorada generada por la princesa Alice, Goldie desgarró el espacio con su guadaña plateada, absorbiendo el ataque y mandándolo a otro lugar. Rosie aprovechó ese instante para usar su lanza y generar tres tornados, Patricia disparó con su pistola de chispa, provocando explosiones diminutas pero que generaban un calor tremendo.

Dichas detonaciones fueron bloqueadas por su fiel caballero Andrew, quien portaba una legendaria espada plateada en su mano derecha y un escudo misterioso en su mano izquierda, aparentemente invencible. Desde arriba, Selene arrojó lanzas de rayos que también aguantó. Y con la espada creó fuertes corrientes de viento.

—¡Hay que hacer algo con esas armas!

Enojándose, electricidad salió de su cuerpo de forma extremadamente peligrosa, tal que fundió el suelo. Alice se asustó por unos momentos. Un corte que iba dirigido a la amiga, fue bloqueado por la Guadaña Lunar de Goldie, que se movía por su propia cuenta mientras su dueña combatía junto a Rosie su poderoso guerrero. Estaba usando el Bloodshed x2 que creó su primo, pero no era suficiente. Así como que el poder usado no es uno que ellos tuvieran, sino que forzaban su cuerpo más allá de sus límites, algo que podía llegar a pagarse con la vida misma. Un préstamo, y cuyo poder era sustraído de la naturaleza.

Enormes trozos de hielo llovieron del cielo y el área se congeló. El gélido viento del Norte rozó sus rostros, la niebla comenzó a engullir la ciudad, y los dos enemigos mayores que quedaban en pie sintieron verdadero miedo. La Reina de la Escarcha había llegado al campo de batalla, y a su lado un chico gato de cabello nevado e iris rosáceos.

Blue Fire.

Jose abrió la palma de su mano y una llama azul apareció. La arrojó contra Andrew y este la apartó con su escudo.

—El escudo de Morgana, la hermana gemela del rey Arturo. Y en tu mano derecha la Arondight, la legendaria espada de sir Lancelot, equivalente de la espada del lago.

—¿Cómo...? ¿Cómo lo sabes?

—Soy un amante de la historia y la mitología. Si tengo un punto débil, ese es no conocer completamente la mitología hindú, la maya y la azteca. Sé lo básico.

Un círculo mágico se extendió bajo sus pies y los jóvenes desaparecieron. Se retiraron, dejando confusos a los rebeldes.

—Un momento. ¡¿Dónde están mi madre y mi hermana?!

Un temblor puso su piel de gallina, forzando a la princesa tirana mirar hacia Buckingham Palace, el emplazamiento del templo y donde se ubica el pedestal de la espada Cortana. La magia más pura escapó abruptamente del nodo, inundando la ciudad. Una aurora boreal apareció en el cielo y todas las batallas se interrumpieron ipso facto. Tanto los magos como los psíquicos de G.U.N comenzaron a sangrar. Una enorme presión dañaba sus cuerpos, forzándolos a vomitar sangre. Aquellos que no usaban sus poderes no les sucedió nada ni sufrieron efectos adversos, cogieron a los suyos y se retiraron inmediatamente al punto de encuentro.

—¿Qué...? ¡¿Qué está pasando aquí?!

Parte 8

Lunes, 29 de junio — 02:00

El plan había resultado ser un éxito. Mientras ellos lidiaban con los enemigos y servían de distracción, Vivian se infiltró en el templo y sobrecargó la espada, abriendo la "válvula" para dejar escapar todo el poder sagrado. Eso había sobrecargado los circuitos mágicos de los combatientes y de los superhumanos. Usar cualquier clase de poder sobrenatural en la ciudad ahora era sinónimo de suicidio, forzando a todos a abandonar las armas. Ese era el plan de Bonnibel Rose, la Arzobispo de la Iglesia Anglicana. La espada perdería todo su poder al no ser posible blandirla, y aprovechando su superioridad en fuerza bruta gracias a los superhumanos, la victoria estaría al alcance de sus manos. Sin embargo, el grupo se encontraba desgastado, cansado y casi sin reservas de magia.

Aproximadamente en unos cincuenta minutos se podía ingresar nuevamente a la ciudad para seguir combatiendo. Lo mejor es descansar para poder darlo todo en la batalla final. El mayor de los problemas de Alice y Andrew era corregir la anomalía ocasionada por su hermana menor, quien seguía las directrices de su madre desde un sitio seguro.

La Facción Lemon y sus aliados se encontraban en las afueras de la ciudad, disfrutando de un banquete al aire libre en el bosque de Epping, al noreste de Londres.

—¡Qué buena está la salchicha de mi primo! —exclamó Goldie.

—Em... —Jose no se dignó a decir nada y continuó dándole la vuelta a las chuletas de cerdo y ternera. No quería decirlo, pero fue demasiado fácil malpensar. Él aparte de ser un adolescente y estar en la edad, era de mente traviesa (por no decir sucia) y se había imaginado otra cosa. Si mirase a su prima con otros ojos mientras esta besaba la punta de la salchicha de cerdo con sus carnosos labios, disfrutando del sabor, significaría que tenía un serio problema en su cabeza.

—William, ¿te encuentras bien? ¿Quieres que te cure? Te ves pálido.

Eh...? No, I'm okay...

William se vio seriamente afectado por el aire mágicamente cargado —por no decir viciado de magia— de Londres aunque solamente estuvo expuesto unos breves instantes. Sangre goteaba al suelo, procedente de su brazo izquierdo, totalmente reventado. Manchas azules se podían ver en su abdomen y torso, signos de hemorragia interna, y sangraba también por la nariz. Este se desmayó, y se vieron obligados a tratarlo de emergencia. Lo primero fue estabilizar sus constantes vitales y administrarle oxígeno. Jose al ser 0+ se ofreció a donarle sangre, pues siendo William B+ podría recibirla sin problema. No había problema aunque este fuera un bestial.

Parte 9

Habiéndose recuperado rápidamente William del daño sufrido, la fiesta continuó. La carne seguía saliendo, la bebida y los refrescos también. Vivian y la reina Elizabeth hablaban con todos los presentes sin necesidad de protocolos, se hacían fotos y firmaban autógrafos a los magos y soldados de G.U.N.

—Oye, Selene.

—Hey, Rosie. Dime, ¿qué te pasa?

—Tú... —Jugando con los pulgares, Selene comprendió al instante lo que sucedía—. ¿Jose y tú estáis saliendo? ¿Es eso verdad?

—No, no estamos saliendo ahora.

Ella suspiró aliviada, sintiéndose reconfortada.

—Pero, me declararé pronto.

—Sí, eso ya lo sé. Desde muy pequeñas hemos sido rivales en el amor

—Espero que la hawaiana entrometida no venga de vacaciones este año —dijo Selene.

—Sí... si no, esto va a ser una battle royale en todos los sentidos.

Dime... —La tensión se iba acumulando, al punto de poder ser cortada con un cuchillo y servida en bandeja cual pastel—, ¿te hace un pulso? A ver qué tan fuerte nos hemos vuelto.

Rosie estuvo de acuerdo. Ambas dejaron los vasos de refresco sobre la mesa de pícnic y clavaron los codos, iniciando un pulso. Las flamas del amor caldearon el ambiente, instigando a otros soldados y magos a hacer lo mismo, un torneo improvisado de vencidas. Rápidamente, debido a su condición, ellas dos llegaron a la final. Y tras una intensa batalla, Rosie Redd venció a Selene Jazmín.

—Jooo, yo quería participar —gimió William—. Estoy bien.

—No, no lo estás. Te estabas desangrando por dentro hace un rato. Descansa, luego peleas.

Bonnie realmente era una madre para el grupo entero. Y lo demostró sirviendo la comida en un plato de plástico a William y dándole de comer mientras este estaba en la camilla. Aunque él hubiera preferido que su novia Emma se lo diera, que Bonnie ocupara el papel tampoco estaba tan mal.

—Están muy buenas. ¿Lo hizo el gato?

—Sí. Como no sé cocinar, su hermana y él se las apañaron.

—Así que mucha magia, mucha historia e idiomas, pero eres de las que tiran de chino y comida a domicilio, ¿eh?

—¿Quieres que te vuelva un cubito de hielo?

—E-el cubo de hielo mejor en la Fanta, por favor.

—Prima, ¿te has dado cuenta del tipo de mujeres que le gustan a Jose?

—Heh, mi hermano es de lo que no hay. Pero qué se le va a hacer, está en nuestro ADN. Nosotras, las hembras, buscamos a hombres gentiles, dulces y protectores, que sean buenos padres para nuestros hijos; ellos buscan mujeres fuertes, valientes e independientes, que sean un reto conquistar sus corazones.

—Sí —concordó Goldie, dando un trago a su lata de cerveza—, somos unos gatos domésticos.

—Espera, ¡¿estás bebiendo?!

—¿Qué? No. Estamos de servicio, claro que no estoy bebiendo. Mira —señaló—, es sin alcohol. Igual que la tuya, doña cerveza.

—Ah... Ah, ja, ja. Así que sabes que quien compró las cajas de cerveza fui yo y no Bonnie. Vaya...

—Eres una cínica, Phoebe. Siempre dices que no bebamos porque somos menores de edad, pero eres la primera en beber. Gai supo leerte muy bien.

—Más que eso es porque nuestros cuerpos están creciendo; somos pequeños. Cuando demos el estirón ya podremos beber.

—Selene, ¿te acuerdas de mí? —le preguntó tímidamente Patricia.

—Tú eres... ¡La hija de Clara! Hostias, ¡qué recuerdos! Cómo has crecido. Recuerdo que me decías "hermanita", je, je. Qué, ¿cómo estás?

—Muy bien. Luchando...

Era obvio que a ella también le gustaba Jose. Y... ¿Por qué estaba él hablando con otra chica que no fueran ellas? El albino estaba charlando amenamente con la que conoció en el tren, Alba.

—Oh, así que sois híbridos, hijos de un humano y una madre bestia. ¿Pero no son muy estrictos con lo de mantener la pureza de la sangre?

—Sí... bueno... Eso... Verás...

—¿Estáis hablando de linajes?

Vivian también se le acercó, y la reina, y Bonnie.

—Hay que recuperar a nuestro macho —dijo Rosie estrujando la lata de cerveza hasta que estalló.

—Sí... Nunca hay que olvidar que los gatos son polígamos —concordó Selene, quien emitiendo chispas eléctricas se había convertido en una pistola eléctrica andante—. Tanto chicos como chicas son unos buscones.

—¡Eso es mentira! —gritó Redd—. ¿Y he de recordarte lo que hace tu especie? Los machos son fieles a la hembra durante toda su vida, hasta el final, pero en cuanto el macho se muere la hembra se busca a otro. Como una zorra.

—Rosie, ¿quieres pelea?

—¡¿Haaah?! Pero si fuiste tú quien comenzó.

—No me quitarán a mi hermano... —murmuró Patricia—. Esa tal Chocola no ganará.

El cuerpo del chico gato se estremeció y un escalofrío recorrió su espalda.

—¿Qué pasa, muchacho? ¿Tienes frío? —preguntó la reina de Inglaterra.

—N-nada, no es nada, Eli.

"¿Por qué siento que mi ding-dong está en peligro?"

Parte 10

Alejándose un poco del ambiente fiestero del pícnic, Jose y Goldie se adentraron en el bosque. Exactamente a diez pasos de distancia, se sentaron en el aire; ella de piernas abiertas sin importar que estuviese llevando falda, y Jose se acostó, igual que si se hubiera tumbado en un sofá invisible, dejando el vaso de refresco de arándanos junto a él. Ambos tenían semblantes serios y una implacable y extraña energía se filtraba desde sus cuerpos, invisible para todos.

—Volviste a usarlo, ¿verdad? El poder de las alas del capítulo 2. Por si fuera poco, en combinación con el Bloodshed Original, para matar a un perro faldero de la princesa. El Bloodshed es una ruleta rusa, Jose. Se trata de un poder prestado, que no tenemos y nuestro cuerpo no aguanta. Incluso usando el multiplicador más bajo, que es el por dos, ya es arriesgado, y se trata del límite "seguro". ¿Y si peta alguna arteria como la aorta, una coronaria o del cerebro?

—¿Qué hay de ti? Pude sentirlo estando desde el otro lado del río. Usaste ese hechizo para asumir tu forma adulta, sin que hubiera peligro, solo por tu propio disfrute y ver a tus enemigos temblar del miedo antes de ser asesinados. Podemos morir, cosa que realmente nos chupa un huevo, pero sí nos preocupan los que nos rodean. ¿Qué pensaría Rosie, mi hermana, Bonnie o tus padres? ¿Qué me dices de tu hermano pequeño, quien tanto te quiere? Y... —Jose afiló su mirada, casi apuñalando a su prima con ella— ¿he de recordarte lo que le ocurrió a tu cuerpo cuando la cosa no salió nada bien? Tuve que borrarle la memoria a Selene ese día.

Frunciendo el ceño, Goldie se molestó. Volvió el rostro enojada y masculló algo.

—No es necesario. Solamente no vuelvas a utilizarlo.

Sus palabras rezumaban letal veneno, los dos estaban seriamente enfadados el uno con el otro, por haber empleado tácticas tan arriesgadas. Dos demonios de la probabilidad y la estadística que solamente querían divertirse habían ignorado algunas de las reglas del tablero que se habían impuesto por su propio beneficio, relegando a un segundo plano lo verdaderamente importante.

—Tú también. No queremos tener que dar explicaciones; no tenemos por qué. A nadie, ni siquiera a los lectores. Si seguimos entrenando nuestros cuerpos en estado base, nos volveremos más fuertes y no tendremos que depender del poder tribal.

—Espera —dijo ella levantando la palma de su mano, indicando que dejara de hablar—, ¿sientes eso?

—Sí —afirmó—, el Telesma se está disipando. No... ¿Está siendo absorbido?

—¡Avisa a Bonnie! —gritó—. ¡El combate se reanuda antes de tiempo! ¡Han logrado suprimir la jugarreta!

—Genial, nos salió rana. Ahora tendrá más poder que nunca.

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