40. Sam
- Vas a prenderle fuego al palo como no dejes de frotarlo. Juega anda.
- Estoy pensando. Ya llorarás cuando te gane.
Se echó hacia delante para tirar y yo pasé por detrás y le toqué el culo justo cuando tiraba. A partir de ese momento el juego se volvió un tira y afloja entre los dos. Él agarrándome de las caderas cuando me inclinaba. Yo pasándole la mano por el cinturón. Él tocándome el muslo al pasar por mi lado. Yo susurrándole alguna guarrada en el oído. Ninguno de los dos parecía darse por vencido.
- ¿Es que ya no estás interesado en el juego? - le pregunté, estaba un poco distraído.
- Estoy perfectamente.
Le di la vuelta a la mesa y me fijé en que sus pantalones estaban un poco más tirantes que de costumbre.
- Guárdate todo eso que estás pensando para cuando lleguemos al motel.
- Por mí podemos ir yendo ya.
- Yo no me voy a mover de aquí hasta terminar la partida.
Sam no se lo pensó ni un segundo. Cogió la bola negra con la mano y la metió en una de las esquinas.
- Qué pena, he perdido.
- Esta vez te la paso, pero vamos a jugar mañana otra vez - le pasé las manos por la nuca y le besé. Noté su ansia por la manera en la que me sostenía - ¿Nos vamos?
- Después de esto estoy seguro de que no vamos a aguantar hasta el motel.
Los dos miramos la puerta del baño al mismo tiempo, luego entre nosotros y las sonrisas en las caras de ambos dejaban claro que la noche acababa de empezar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top