31. Sam

- Deberías descansar - me apoyé en el quicio de la puerta. Había salido de la ducha y seguía con la toalla puesta - Te va a estallar en cerebro como pases cinco minutos más leyendo.

- Estoy tan cerca de encontrar algo.

- Déjalo un rato y ahora te ayudo yo. Cuatro ojos van más rápido que dos.

- Pero es que no quiero perder...

- Sam - lo interrumpí.

En cuanto levantó la mirada yo dejé caer al suelo la toalla que me cubría, dejando al descubierto mi cuerpo al completo.

- Si prefieres seguir investigando me iré a comer algo.

El chico tiró el libro encima de la mesa.

- ¿Sabes qué? Creo que me vendría bien hacer una paradita para recuperar fuerzas.

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