29. Dean
- Ya ha ido a por tí una vez, tiene tu olor, eso significa que la próxima vez te encontrará antes - me explicó Sam.
- Te protegeremos. Lo prometo.
- No necesito la protección de nadie. Sé cuidarme sola.
Saqué de mi bolsillo un billete para pagar la comida y lo dejé sobre la mesa.
- Esto es más serio de lo que crees - Dean parecía realmente preocupado por mí.
- No me da miedo ese bicho.
- Por favor ____________, vente a nuestro motel un par de noches.
- Gracias, pero no. Llevo mucho tiempo viviendo completamente por mi cuenta y no voy a empezar a depender de alguien ahora.
- Está bien, pero ten mi número - cogió una servilleta y apuntó su teléfono en ella con un bolígrafo que cogió de la mesa de al lado - Llámame si ves que algo no va bien, cualquier cosa.
Asentí. Dean rebuscó en la bolsa de Sam y sacó un arma.
- Y esto.
Miré recelosa la pistola.
- Está cargada con balas especiales. No lo matarán pero te darán tiempo.
- No puedo aceptar esto.
- O la coges o te subo a mi coche por la fuerza.
Por la mirada en sus ojos supe que no estaba hablando en broma.
- Está bien.
La cogí y me la guardé rápidamente en la chaqueta.
- Que os aproveche - me levanté de la mesa.
- Una llamada y estaré ahí lo más rápido que pueda - y lo decía en serio.
- Lo sé.
Les dediqué una media sonrisa y salí fuera del bar sintiendo el peso del arma en mi chaqueta y la servilleta hecha una bola en mi mano.
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