3. El arcángel Gabriel
“Te prohibido que llames así a mi hijo”, aquella oración no dejaba de producirse
en la cabeza del mayor de los Winchester. Ha pasado tres días de aquella revelación, y todavía no asimila que su mejor amigo es padre de un niño, mejor dicho un nephilim. Ahora entendía el actuar del querubín, sus salidas nocturnas, ese semblante triste; todo ello era por su hijo.
Ese día por la noche decidió que no podía más, tomó sus llaves y salió del búnker, su destino, un bar a veinte minutos del refugio. Pero se arrepiento de haber ido y eso que había tenido una buena compañía femenina; terminó teniendo sexo con aquella rubia, pero aún así la rabia seguía en dentro de el.
Regresando al presente, ayudaba a su hermano a buscar información sobre ataques o apariciones de cuerpos o algo que tenga que ver con ángeles; pero no encontraban nada.
—Creo que debemos tirar la toalla—Dean recibió una mala mirada de su hermano—. ¿Qué? Solo digo la verdad, además Castiel está buscando por su lado.
—Pero el es nuestro amigo, Dean. Debemos ayudarlo—cerro su portátil—. Castiel es familia, y como tal nos necesita.—Sam esperaba que su hermano pensara mejor la situación que vivía el ser celestial.
—El no es familia y lo ha dejado bien claro.—El menor no podía creer lo que escuchaba, esta vez el coraje que mostraba su mayor había llegado lejos—. Trece años, Sam. Trece malditos años y no dijo nada.
—Debes entenderlo, fue difícil para el—dijo tratando que su hermano reaccione—. Además si sacamos cuenta, mientras su hijo estaba en pleno crecimiento en el cuerpo de la madre, Cas nos ayudaba con Lucifer, y estoy seguro que dejó a su bebé a un lado para volver al ruedo por eso es que le tenemos que ayudar, le debemos eso.
Dean no pudo refutar nada ante lo dicho por su hermano, y sabia bien que su menor tenia razón; el rubio no se había detenido a pensar en esa posibilidad, el enojo y la rabia de enterarse que Cas había tenido un hijo con quien sabe que mujer le hacía hervir la sangre. Pero ahora escuchando a su hermano cayo en cuenta que fue muy injusto reaccionar así con su mejor amigo.
Por otra parte buscaba una explicación a lo que sentía, si bien enojarse por las mentiras que Castiel había dicho era normal, estar así en ese estado y sentir… ¿Celos? No era normal, definitivamente no lo era.
—¿Dean?—escucho la voz de su hermano, se giró para verlo y este le indicaba que mirada a un lado, le hizo un gesto de no entender—. Cas acaba de llegar, míralo.
Efectivamente, Cas estaba parado en la puerta, y lo miraba directamente, Dean conocía bien aquella forma de mirar del ángel, era tiempo de aclarar las cosas. Sam que capto lo que pasaba decidió darles privacidad; se levantó de la silla y antes de salir susurro al oído de su hermano.
—No vayas hacer un idiota, por esta vez escucha—dijo dando una palmada en el hombro de su hermano, luego de eso pasó a retirarse.
Por un par de minutos ambos solo se miraban, ninguno de ellos se atrevía a dar el paso para iniciar la charla; finalmente Castiel decidió ser el primero en hablar.
—Dean…—Su tono era de temor —, lo siento. Perdón por haber ocultado la existencia de Bob, pero no quería ponerlo en peligro.
—En realidad pensabas ¿que diciéndonos de su existencia estaría en peligro? Gracias por la confianza, eh.
—Como ya tienes conocimiento los nephilim no son de agrado de mi familia, y si les decía a ustedes ellos usarían ese dato a su favor. Simplemente no podía.
—¿Cuándo?
—¿Cuándo que?—Castiel ladeo su cabeza a un lado, típico gesto cuando no comprendía algo.
—¿Cuándo tuviste sexo con esa mujer?—Dean se puso rojo, no sabia como había hecho aquella pregunta, el quería decir otra cosa, pero según el, su lengua se novio sola.
—Eso no tiene caso decirlo, Dean.
—Para mi si, así que dime, porque retrocediendo el tiempo no recuerdo haber conocido alguna novia tuya, Cas. Así que ¿cuándo fue exactamente?
—Fue antes de iniciar el Apocalipsis, antes que Lucifer tomara el cuerpo de Sam, en esa fecha ya me encontraba esperando a Bob—informó el Ángel.
Dean asintió con la cabeza, al menos ya sabia la fecha; pero algo de lo que había dicho el ojiazul le llamo la atención y fue la palabra “esperando”.
—¿Cas? Creo haber escuchado mal, pero dijiste esperando. ¿A que te refieres con ello?
—Eso, que yo estaba esperando a Bob—volvió a repetir.
—¡Ja, ja, ja!—río estentóreamente—. ¡Ay, Cas! Me has hecho reír como nunca en mi vida—Castiel solo se limitaba a mirarlo, no podía cree que el cazador se estuviera riendo de él. Cansado que Dean no le tomara enserio sus palabras le gritó.
—¡Eres un imbécil!—le grito furioso.
—¿Soy qué?
—¡Un imbécil!, ¡Eso es lo que eres, Dean Winchester!
—Espera, ¿me estás diciendo que era enserio lo que decías? —Castiel rodo los ojos, se preguntaba porque habiendo tantos seres humanos en al tierra se tenía que enamorar de alguien como Dean Winchester; pero miro atreves del interior del cazador y ahí estaba la razón, su alma brillante. De eso se había enamorado.
El de la gabardina inhalo y exhalo aire, no quería discutir con el humano.
—Si, Dean. Yo estuve como dirían ustedes en estado, ósea embarazado.
El ojiverde abrió enormemente sus ojos, sentía que se salía su mandíbula de su rostro, empezó a balbucear incoherencias. Todavía no daba crédito a lo que había dicho su amigo; eso era algo biológicamente imposible, ya que solo las mujeres eran capaces de tener bebés. Imagino por un momento a Cas con una grande barriga de embarazo, le causo nervios tan solo imaginar aquello. Pero ahí no terminaba el asunto; si Cas había llevado el bebé eso quería decir que el tuvo relaciones con…
No pudo ni siquiera terminar la frase, imaginar a Castiel con un tipo le hacía arder la sangre, ¿cómo era posible que abriera las piernas a cualquiera? No se dio cuenta, pero su semblante había cambiado.
—¿Dean?—nombró el ojiazul.
—¡¿Con que tipo abriste las piernas?!—Más que una pregunta parecía un reclamo. Por su parte el querubín no espero esa pregunta del parte del cazador, y era evidente que no podía decir que fue con el con quien tuvo el bebé.
—No puedo decirte, es secreto.
—Así que más secretos, ¿eh? Ok, pero debes responderme esto, ¿ese tipo sabe que tienen un hijo?
—No, el no lo sabe y así debe ser.
—¿Por qué? El tiene derecho a saberlo, el también puede ayudarnos a salvar a su hijo es su obligación después de todo.
<<Tienes razón, estas en la obligación de salvar a tu hijo, pero no te diré la verdad>> dijo en su mente Cas.
—Es un simple humano no creo que pueda ayudar, además tiene otras responsabilidades.
Dean apretaba los puños, no tenía idea de cómo se controlaba. Tenia tantas ganas de golpear a Cas y a matar al tipo que embarazo a su amigo y encima de todo un mal padre.
—Como digas, no haré más preguntas. ¿Alguna novedad sobre tu hijo?
—No, hasta ahora nada, fui a casa donde vivía con sus padres adoptivos, pero no les encontré.
—Tal vez Sam y yo podemos ir averiguar.
—Justo a eso venía, quiero que me ayuden a encontrar a Bob.
—Ok, iré a traer a Sammy—Dean paso de largo, ni siquiera lo miro.
<<Es mejor que pienses eso de mi a que me odies, porque estoy seguro que si te enteras de la verdad, me vas a odiar>>, dijo en su mente.
____________________________
En un restaurante para nada exclusivo de la cuidad de Illinois, Bob se encontraba lavando los servicios. Este era su segundo día lavando platos y no le parecía nada cansado, pues cuando vivía con sus padres el ayudaba en los quehaceres.
Richard había demostrado ser un buen jefe, desde que el nephilim lo vio supo que podía confiar en el; pues su alma del señor era buena. Desde que uso sus poderes por primera vez algo cambió en el, ya no miraba a las personas como realmente lo hacía. Descubrió que cada ser humano tenía una luz en su interior, algunas las tenían más brillantes que otros y Richard poseía una luz brillante ósea su alma era buena.
El dueño del local le dio trabajo de lavador de platos, le dijo que no podía ponerlo en planilla ya que era menor de edad, pero si le iba a dar un sueldo que le ayude a sobrevivir a la vez que también iba a cubrir su alimentación. Richard le ayudó a no pasar la noche en la calle, este tenia un conocido que manejaba un motel y hablo el personalmente para que Bob se quedara en una habitación mientras que el terminara de pintar y arreglar la habitación vacía de su casa, pues había decidido acoger al muchacho en su hogar. Y todo esto lo hacía porque sabía que era estar en esa situación a esa edad.
—Señor Richard ya acabé —aviso Bob a su jefe.
—Bien, siéntate para que cenes, seguro estas hambriento y también trae a Manchas que ya compre su comida—Manchas era el gato que Bob había curado.
Richard entró a la cocina para sacar los platos de comida, los iba a coger; pero se dio cuenta que faltaba la ensalada. Como todo buen chef le gustaba que sus platos estuvieran perfectos. Tomo la tabla, saco la lechuga del refrigerador y se puso a cortar.
Le faltaba un poco para terminar, iba a dar el último corte, cuando Manchas salta encima de la mesa.
—¡Ay!—Bob corrió hacia dentro y vio lo que había pasado. Su gato sobre la mesa, Richard retorciéndose de dolor y sangre en la tabla de picar; pero no solo eso, también había un pedazo que parecía carne, se acercó a ver dándose cuenta que se trataba de un trozo del dedo de su amigo. Richard se había cortado el dedo.
—¡Richard!—fue donde su amigo.
—¡Duele! ¡Duele!—se quejaba el rubio con los ojos llorosos.
El nephilim en estos dos días aprendió a usar sus poderes curativos, pero tenía miedo al rechazo ya que sabia que no era normal que un ser humano tenga tales poderes; pero Richard necesitaba ayuda y no lo iba a dejar sufrir.
Tomo la mano del rubio.
—Por favor, no me temas—Diciendo eso, Bob cerró sus ojos ante la mirada incrédula de Richard que no entendía porque el joven había dicho eso.
Lo siguiente que vio el humano fue como al abrirse los ojos de su compañero, estos brillaban y no solo eso; el dolor de su dedo cortado estaba desapareciendo lo más asombroso llegó segundos después, una luz azul envolvió su mano dañada. Trascurrido un tiempo la luz se desvaneció al igual que el brillo en los ojos de Bob.
Aparto inmediatamente su mano de la del ojiazul; no podía creer lo que veía, sus dedos estaban completos, el dolor se había ido completamente. Dirigió su mirada a Bob; pudo ver que el chico tenía miedo, miedo al rechazo.
—¿Quién eres realmente, Bob?
—No lo sé, mis padres nunca me dijeron de esto, ni siquiera se su ellos lo sabían—contesto—. Además que recién me di cuenta que puedo hacer eso, hace tres días, para ser exactos el día que te conocí.
—¿Entonces has hecho esto antes?—El chico asintió—. ¿Con quién?
—Manchas—contesto—; ese día buscaba comida en el basurero y metido en una bolsa lo encontré a el, estaba herido y deseo poder ayudarlo, la verdad ni se como lo hice.
Richard, si que estaba sorprendido, no dejaba de mirar a Bob con mucha curiosidad. Tampoco iba a negar que tenía miedo, claro que lo tenía; pero algo dentro de el, le decía que no debía porque temer.
En eso el timbre de la puerta del establecimiento sonó; el chef supuso que se trataba de comensales, pero en este momento no quería atender a nadie, además que todavía seguía en shock.
—¡Lo siento, pero esta cerrado! —grito. Pero pasó unos segundos y no se escuchó la campana de la puerta—. Ahora vuelvo, seguro no han escuchado—dijo mientras se quitaba el mandil, que se encontraba manchado de sangre.
Richard salió al recibidor.
—Buenas noches—saludo a los dos hombres que tenia al frente—. Creo que no me escucharon, pero el ne…
—Entrega el nephilim y no te pasará nada.—El rubio los miro como si estuvieran locos.
—No se de que hablan, no se que es eso de nephilim.
—No te hagas, sabemos muy bien que lo tienes escondido ahí adentro— señaló la puerta que daba a la cocina.
<<Quieren a Bob>> se dijo así mismo.
—Así que ese es su nombre, Bob—Richard no podía creer lo que acababa de pasar, ese tipo había leído sus pensamientos.
—¿Que te parece, hermano? Su padre ni siquiera fue capaz de ponerle un nombre celestial.
—Sí, es una falta de respeto—dijo el otro.
Bob escuchaba con atención todo lo que pasaba desde la cocina, tenía curiosidad de saber quien le buscaba con tanta insistencia, pero sentía que no era para algo bueno.
—Theriel, ya me cansé de esperar—se quejo.
—Yo también, Ertael. Déjame esto a mí—Richard tuvo un mal presentimiento sobre todo esto, sentía que no iba a terminar bien y así fue. Ertael lo tomó del cuello—. ¡Sabemos que estas ahí dentro, será mejor que salgas y te entregues!
—¡Nooo! ¡No salgas! —le grito su amigo a Bob, pero eso causó que el ángel usara más fuerza.
—Tu amigo está sufriendo, sal y lo dejaremos.
No paso mucho para que tuvieran al nephilim frente a ellos; Bob se asustó al ver aquellos hombres, no sabía si debía llamarlos así, pues sabía que no eran humanos.
—¿Qui- Quiénes son ustedes?—pregunto. Los angeles compartieron miradas entre sí.
—¡Extraordinario! Así que puedes ver dentro de nosotros, ¿eh?
—Si, veo sus verdaderas formas—les dijo con temor.
—Ya lo veo, pero aún así no quita el hecho que seas una abominación.
—¿Ustedes me conocen? ¿Saben quién soy?
—Si te preguntas si que sabemos lo que eres, si, lo sabemos—El angel de nombre Ertael, estiro su brazo por encima del mostrador y sujeto de la camisa a Bob, y con una súper fuerza lo lanzo sobre una de las mesas.
Richard al ver la escena no pensó dos veces para actuar, mientras que su captor conversaba son su hermano; este aprovecho para coger un plato que había cerca del mostrador y sin dudar le tiró la loza sobre la cabeza del tipo que lo tenía sujetado, pero este me ves de caer desmayado o soltarlo, solo sonrió.
—Ustedes los humanos son patéticos, soy un ser celestial y para vencerme necesitas más que eso, humano.
—Ponlo a dormir, Theriel—ordeno Ertael. Así lo hizo, colocó sus dedos en la frente de Richard y este cayo al suelo inconsciente. Después de haber hecho eso se fue donde su hermano.
—¡No puede ser! —exclamó con sorpresa Theriel.
—Lo se, pero debía imaginarlo. Era el único que podía hacer algo como esto, recuerda que Castiel es un caído.
—Si, pero tenerlo con ese cazador, esto es imperdonable. Esos cazadores deben morir.
El ojiazul no entendía de que hablaban aquellos extraños seres, pero oculto su asombro cuando mencionaron a Castiel a la vez que se hacia miles de preguntas en la cabeza, por ejemplo, ¿Por qué lo vinculan con ese tal Castiel? ¿A qué cazador se refiere? ¿Por qué quieren matarlos? Y sobre todo, ¿Qué quieren con el?
—Yo te puedo responder esas preguntas—escucho decir al hombre de cabello oscuro.
—Ertael, no. Recuerda que no podemos decir nada, solo debemos eliminarlo.
—¡Ay, Theriel! No seas aguafiestas, será divertido.
—Racheel se va molestar, no quiero probar su ira.
—Ok, entonces acabemos con este híbrido—Subió su mano hasta el cuello del menor, lo miró a los ojos—. Despídete de este mundo, escoria—Bob cerró los ojos, sentía que su final estaba cerca.
Pero en ves de ver su final, solo escucho como sus captores gritaban y sintió un esplendor alumbrar la habitación. Por largos segundos no escucho nada, temía abrir los ojos.
—¿Cuánto más me vas hacer esperar?—escucho decir—. Vamos, abre tus ojos.
Al abrir sus ojos, ya no vio a sus captores, se puso de pie y los vio en el suelo, también pudo notar que habían dos manchas negras donde estaban los cuerpos, parecían alas.
—No les prestes atención, no lo merecen.
—¿Quién eres? ¿También eres uno de ellos?—Bob se dio cuenta que el extraño era igual, no, este tenía un brillo diferente, uno más superior que los otros dos.
—Soy Gabriel, el mensajero del cielo.
—¿Gabriel? Recuerdo haber oído ese nombre muchas veces.
—Es lógico, soy muy famoso—alardeó el arcángel—. Soy el arcángel Gabriel.
—El de la Santa Biblia…
—Si y esos tipos—señalo a los ángeles en el suelo—, son mis hermanos, ellos son ángeles. Pero bueno, mucha presentación.
Bob estaba incrédulo, estaban detrás de el ángeles, seres celestiales. Pero se preguntaba, ¿cuál era la razón de eso?
—Si que eres igual a Castiel, esos gestos de confusión y de niño inocente, es típico de mi hermanito. Sin mencionar los gestos de tu otro padre.
—No entiendo lo que dices, mis padres murieron, Castiel no es nada mío.
—Es lógico que no sepas nada, mi hermanito te dejo en una caja, creciste en un hogar que no era tuyo, pero estate tranquilo ya que voy a llevarte con el.
Gabriel no vino con la intención de salvar a su sobrino, el arcángel se hallaba en algún lugar del mundo disfrutando de los placeres mundanos, cuando radio Ángel comenzó a funcionar; se había enterado sobre la existencia de un nephilim y para tener sus días tranquilos, decidió encontrarlo y acabarlo.
Llevaba tres meses buscando pistas del chico, no pudo hallar nada, no hasta este día. Sintió un pequeño poder emerger de esta cuidad y cuando llegó a este lugar escuchó lo que sus hermanos dijeron; sin planes de matar al nephilim cambiaron. Ahora debía protegerlo.
—¿Qué dices? ¿Vienes conmigo?
No sabia porque, pero sentía que podía confiar en Gabriel y solo tal vez si se iba con el sabría lo que es realmente.
—Esta bien, vamos. Pero antes déjame ver a mi jefe.
—No hay tiempo que perder, vienen tras nosotros, créeme, tu jefe está mejor aquí que con nosotros —estiro su mano para que su sobrino lo tomara. El ojiazul aceptó la invitación de Gabriel. Una vez tomados de la mano, ambos desaparecieron del lugar.
¡Hola!
Lo prometido es deuda, aquí está el tercer capítulo.
Dos semanas seguidas cumpliendo la actualización, es buena señal.
Un agradecimiento a los que leen la historia, gracias por sus votos y comentarios.
Espero sus comentarios acerca del capítulo y también quiero leer sus posibles teorías en como Dean se va enterar que tuvo un hijo.
Nos vemos la siguiente semana.
Atte: Brenda_yurico
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top