26. El Nuevo Enemigo

El ángel de gabardina caminaba por el extenso pasillo del cielo, la razón de que estuviera ahí era que uno de sus hermanos hizo contacto con el y lo cito.

“Cas, espero que tus oídos estén totalmente abiertos para que puedas mover tu emplumado trasero hasta el búnker”

La voz de Dean sonó fuerte y claro en su cabeza. El cazador siempre tan educado, pero se equivocaba en que iba hacerle caso, ya que deseaba averiguar lo que su hermano celestial le iba a decir.

Castiel llegó hasta la oficina que Metatron solía usar para llevar acabo sus planes, no fue necesario que abriera la puerta, ya que estaba abierta, al entrar a la oficina una terrible escena se formó ante sus ojos, un puñado de alas quemada se amontonaban sobre el suelo. Alguien había masacrado a aquellos ángeles, alguien muy poderoso sin duda alguna.

La mirada azul del ángel evaluó rápidamente el lugar en busca de algún superviviente, y entonces lo vio. Jofiel se hallaba en el suelo, ensangrentado y temblando, apoyando su espalda en contra de uno de los escritorios de madera.

—Jofiel, ¿Qué ha pasado? ¿Quién ha hecho esto?

—Racheel y el… chico —logró articular visiblemente conmocionado—. Nuestra hermana ha lavado el cerebro de ese nefelim.

—Pensé que ustedes estaban con ella.

—No desde el ultimo ataque, utilizo magia negra para que Samael tomará su lugar, es a ella a quien arrebataste la vida.

Castiel quedó plasmado ante la noticia, sabia que Racheel les había engañado, pero nunca imagino que fuera de tal manera y mucho menos con esos métodos.

—Me dejo un mensaje para ti, Castiel. Racheel va a mataros a ti, a los Winchester y a tu hijo. Aunque no va ser en ese orden, quiere verte sufrir.

—Ira por Bob…

—Sí, tienes que detenerla, va acabar con la creación de nuestro padre, no podemos dejar que haga eso.

Castiel posó sus dedos en la frente y corazón de su hermano, sanando por completo sus múltiples heridas y ayudando a que se incorpore.

—Claro que eso no va pasar, vamos a derrotarla y para eso necesito tu ayuda.

—Por venir en mi auxilió tienes mi gratitud eterna, ¿qué quieres que haga?

                          “¿Castiel?”

La voz de Dean volvió a resonar en su cabeza del angel de gabardina.

"Vamos, Cas, ¿dónde estás? Aquí hay serios problemas"

—Necesito que vayas con Thot y pongan en marcha el plan.

—¿Te refieres al libro sagrado?

—Sí.

—Esta bien, haré lo que me pides. Por favor, cuídate.

—Lo mismo te digo, Jofiel —correspondió él, antes de materializarse en el bunker para encontrarse con los cazadores y su hijo.

El mayor de los Winchester, con los ojos cerrados y sentado frente a su hermano, seguía intentado contactar a su ángel, desconociendo que Castiel estaba a punto de aparecer junto a ellos.

—¿Me recibes? Castiel, con que no hagas acto de presencia, te juro que voy a desplumar tus alas para luego verterte en fuego sagrado… —el carraspeo de Sam le hizo callar—. Esta aquí, ¿verdad?

—No es necesario que seas tan grosero, pensé que nuestra situación había cambiado —reprochó el de mirada azul.

—Papá, regresaste. ¿Qué tanto hacías en el cielo? —Bob vio como su tío le hacía muecas raras, para luego ver a su padre humano, que estaba apunto de explotar—. Creo que acabo de meter la pata.

—Dean… —Castiel trató de calmar a su pareja.

—¡¿Cómo que te fuiste al cielo?! —el grito del mayor se escuchó en todo el bunker.

—Dean…

—¡No, Castiel! ¡No me pidas calma! —El rubio pasó sus manos en su rostro y cabello, era notorio su enojo—. Espero que tengas un buen argumento para haber ido a la boca del lobo.

—Créeme, la tengo.

Castiel tomó asiento a lado de los cazadores y les contó todo lo que le dijo su hermano Jofiel.

(…)

Jace se hallaba frente a la tumba de su madre, quien había muerto al traerle al mundo. Depósito en el florero una rosa roja, las cuales eran las favoritas de su progenitora.

—Mamá, ha llegado el momento de un nuevo inicio… —posó su mano sobre la lápida—. Te prometo que el nuevo mundo será diferente, como te extraño madre.

—Ya es hora, niño —Interrumpió Racheel el discurso de Jace.

Este se puso de pie y seco sus lagrimas, su tía tenía razón, ya era hora de la función.

Esperen y verán cazadores, desde ahora sólo conocerán el verdadero infierno"

(…)

Castiel terminó de relatar todo lo que vio en el cielo y lo que le dijo su hermano.

—Disculpa que diga esto, Cas, pero tu hermana solo trae dolores de trasero.

—No debes disculparte por decir la verdad, Dean. Yo también pienso lo mismo.

Los adultos hablaban y Bob que se había quedado a escuchar todo, se sintió muy triste por su par, a la vez que guardaba un profundo rencor hacia su tía celestial. Y se le ocurrió la brillante idea que hablar con el pelirrojo, ya que si hablaba con el tal vez podrían llegar a un acuerdo y se no derramaría sangre.

—Sí, eso haré… —se hablo así mismo, miro que sus padres y su tío seguían hablando, se levantó de la silla sin hacer ruido y se encaminó hacia el pasillo.

Justo cuando se disponía a salir corriendo un aleteo frente a el le hizo detenerse, levantó su cabeza y encontró a su padre celestial parado a su delante.

—¿A dónde crees que vas, hijo? —El ojiazul tenía los brazos cruzados en su pecho.

—Este… iba… al baño —el joven trato que se le escuchará seguro. Su padre le miraba a los ojos.

—Porque será que no te creo, Bob.

—Ay, padre. Que mal que no me creas, estoy diciendo la verdad —paso por el lado derecho de su padre, pensando que había resultado su plan, pero no era así.

—Será mejor que no des ni un paso más, Bob.—El chico detuvo su caminar —No soy tonto, hijo. Se muy bien lo que planeas hacer.

—¿Yo? —fingió confusión.

En eso los Winchester se acercaron a la escena.

—¿Qué pasa, Cas? —quiso saber Sam.

—Pasa que tu sobrino desea ir con Jace, eso es lo que pasa.

Bob se ganó una mirada de molestia de los cazadores.

—¡Bobby Winchester! —alzo la voz Dean—. ¿En qué estabas pensando? No sabes a lo que te expones en querer ir con ese tipo. Ya te hemos perdido una vez, pero no, el niño quiere jugar al héroe.

Esos comentarios hizo enojar al nefelim.

—Sólo quería ayudar, además por lo que cuenta papá, él… se está dejando envolver por mi tía, yo se que es bueno.

—Hijo… —Dean se colocó a lado de su primogénito—. Tienes buenas intenciones, pero Jace quiere acabar con nosotros, si vas con él, lo más seguro es que desee matarte.

—Déjame intentarlo, padre.

—Lamentó mucho esto, pero no.

—De que me sirve ser fuerte y tener este corazón, si no me dejan ayudar, no me traten como un niño.

Bob se fue a su habitación, cerró la puerta y puso seguro. Se sentó en su cama, con sus brazos oculto su rostro. Sin saber que estaba dando la espalda al enemigo.

—¡Bu! —El grito hizo que Bob cayera de la cama —Al levantar la cabeza se encontró con un rostro desconocido, pero aún así, logró saber de quién se trataba.

—Jace…

—¡Bingo! —el joven ayudó al niño a ponerse de pie—. Un pajarito me dijo que deseas hablar conmigo.

—Así que estabas oyendo.

—Digamos que si y no. Sus conversaciones son aburridas, pero aquí estoy. ¿Qué deseas decirme?

—Que bueno que estés solo, no debes creer en lo que te dije Racheel, ella te está mintiendo.

—¿De verdad? —El tono que usaba Jace al hablar se escuchaba con ironía—. Lo que ella me ha mostrado dice lo contrario.

—Ella fue quien arrojó a tu padre por el abismo.
—Mentira… —Golpeo con su dedo el pecho del menor—. Fue tu padre, fue Castiel quien lo hizo.

—Eso fue lo que te dijo… —susurró—. Lo que te dijo no es cierto, ella sólo busca usar tus poderes para su beneficio.

—No es así, ella me mostró la verdad —Jace se acercó a Bob, casi invadiendo su espacio personal—. Ustedes son los culpables de mi desgracia.

—Ya te dije que no es cierto.

En eso se escucho como tocaban la puerta.

—Hijo, abre por favor —Era el Ángel de gabardina.

Jace aprovechó el descuido del menor para tomarlo del cuello y saco su espada angelical y lo puso en el estómago de Bob.

—Ni se te ocurra abrir la boca. —El pelirrojo se aclaró la garganta e imitó al adolescente—. Papá, quiero estar solo.

—Bob…

—No insistas padre, ya dije que no quiero hablar.

Bob no pudo aguantar que su padre fuera engañado y sabiendo que se exponía a morir, no le importó, y grito.

—¡Papá, ese no soy yo…!

Jace rápidamente le tapó la boca.

—¿Bob? —Castiel intento abrir la puerta, pero sintió trampas angelicales detrás de la puerta—. ¡Dean! ¡Sam!

Los cazadores no tardaron en llegar.

—¿Que sucede? ¿Por qué tanto escándalo, Cas?

—Nuestro hijo está problemas.

—¿Y por qué no haces nada? —reclamó el rubio.

—Hay trampas angelicales, si abro esa puerta ya saben lo que pasará.

Dean pateó la puerta, sacó su pistola y apunto a todos lados, pero por donde mirara no había rastro de su hijo. Sam entró detrás de su hermano y borró el sigilo que estaba en la puerta, eso dejó el pase libre a Castiel.

—No… no… por favor, otra vez no —dijo lamentándose.

El mayor de los Winchester trataba de consolar a su pareja, se sentía tan abatido, otra vez se habían llevado a su hijo, cuando quiso desahogar su enojo, una ventisca azotó la habitación del menor; pero el viento no vino solo, ya que a los pies del ojiverde cayo un pedazo de papel, este lo recogió y se dio cuenta que había algo escrito, lo leyó...

Si deseas ver a tu hijo nuevamente, será mejor que no faltes a esta invitación
Atte: Racheel.

—¡Maldita perra! —exclamó. —Claro que iré maldita, pero esta vez será para destruirte, te lo juro.

Se giró a ver su pareja y hermano, no hacía falta que dijera nada, ellos se entendían a la perfección. Ahora si, la batalla final daba inicio.

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