14. El Viaje.


Sam se hallaba sentado en la mesa, observaba a su hermano; el mayor armaba su mochila con sus armas y otras cosas.

—Sam, se que soy hermoso, pero deja de mirarme me pones nervioso —Dean giro su rostro a donde estaba su hermano.

—¿Qué dices? No te estaba mirando —negó el menor.

—No sabes mentir, Sammy.

—No es… Mejor olvídalo. Más bien, ¿llevas todo lo necesario?

—Si, Sam. Todo las cosas que diste anoche —Dean dejó su escopeta en la mesa —. Deja de preocuparte, es solo un viaje de búsqueda del tesoro, no va pasar nada.

Claro, eso mismo pensaba, Sam, pero las cosas no eran así. Thot, era un Dios muy sobreprotector con sus cosas, y según le contó Castiel al menor de los Winchester, habría trampas mortales en la ciudad.

—Solo promete que no harás nada estúpido, Dean.

—Nunca hago nada estúpido.

—Eso dices, pero siempre vuelves con alguna maldición, marca o trastos.

—¿Me estas sacando en cara lo que hecho? —El rostro de Dean, reflejaba enojo —. Todo lo que dices fue: Uno, para salvar tu vida, dos, salvar a la tierra y tres, derrotar a un puto demonio que nos jodia.

—No te enfades, solo…

—Mejor no digas nada… —aventó la mochila a la mesa —Iré por una cerveza, si que sabes como hacer enojar a alguien, Sam—Dean salió en busca de su licor, dejando a su hermano triste.

—No le hagas caso, querido —Sam, mostró una media sonrisa al recién llegado —. Deja que el idiota de Dean, haga lo que quiera, ya hiciste suficiente.

—Todo estaba bien, pero metí la pata, no debí mencionar eventos pasados, solo que…

—Estas preocupado por el —Gabriel, completo la oración. Tomo asiento a lado de su pareja —. No digo que hicieras lo correcto con mencionar esas cosas, pero tengo claro que no lo hiciste con mala intención.

—Gracias —Sam sonrió y acto seguido lo beso —. No se que haría sin ti —le dijo al separarse.

—Tal vez seguir leyendo tus aburridos libros o muerto por alguna rara criatura sobrenatural.

—¿Debería tomar eso como un insultó?

—No, pero tu vida era aburrida antes de mi.

—Ok, mejor dejemos ese tema ahí, ¿dónde está Castiel?

—Con Bob, esos dos se han vuelto inseparables.

—Es algo común, son padre e hijo después de todo.

—Si, pero tu hermano debería estar con ellos.

—Tú, más que nadie sabe que es complicado. Dean, todavía no acepta a Bob, como hijo y menos que lo haya tenido con Castiel.

—Por el hecho que Cassie, tiene recipiente masculino. Disculpa si digo esto, pero tu hermano es un reverendo idiota.

—No voy a refutar eso, pero debes entenderlo, el… bueno, tuvo otra educación y hasta hace poco le gustaba las mujeres.

—Castiel, ha tomado la decisión de irse una vez que acabe todo esto.

Sam, abrió sus ojos enormemente, no podía creer lo que había escuchado. Ahora, en su cabeza se formulaban preguntas, ¿por qué se va? ¿a dónde irá? Gabriel, ¿irá con ellos? Dean, ¿sabe de esto?

—Deja de atormentar tu pobre cabecita, cielo. Yo no iré a ningún lado, y si, tu hermano sabe sobre el tema.

Sam se puso de pie.

—Iré hablar con Dean —dijo caminando a la salida, pero fue tomado del brazo por el arcángel.

—No debes intervenir, cariño —Sam, frunció el ceño —. Se que suena cruel, pero creo que es lo mejor. Escucha, Castiel ha sufrido mucho, solo quiere estar con Bob, y estar aquí le duele mucho, demasiado diría yo.

—Lo se, pero Bob, es mi sobrino. Yo lo quiero.

—Castiel, sabe eso. El no se irá y alejará a Bob de nosotros. Solo desea estar tranquilo.

Sam entendía lo que decía su pareja, apoyaba a Castiel, y como no hacerlo, Cas, era su menor amigo, un miembro de su equipo, un Winchester; pero no dejaba de doler.

No le quedo otra de abstenerse de hablar con su hermano, además, no todo sería malo, tal vez era lo mejor. Podría ser que Dean, por fin se diera cuenta de sus verdaderos sentimientos.

Gabriel llevó su mano derecho a la mejilla del más alto, le hizo unas pequeñas caricias, acto seguido se puso de cuclillas, para depositar un beso en los labios de su pareja. Recibió una gran sonrisa del castaño. El arcángel le tomó de la mano y le dijo:

—¿Qué dices si vamos por un helado?

—Me parece buena idea, en la congeladora hay, aunque solo hay de fresa.

—El sabor es lo de menos, lo importante es que lo disfrutaré a tu lado.

Volvieron a besarse y se encaminaron a la cocina.

(…)

Castiel había dejado a su hijo, en manos de Rowena, no es que le gustara la idea, pero no tenía con quien más dejarlo. Fue a  buscar a Sam, pero este estaba con Gabriel y no deseó interrumpir a la pareja.

Ahora el angel de gabardina, iba caminando por el pasillo, estaba buscando a Dean; al llegar a la habitación del cazador, tocó la puerta como tres veces. Al no recibir respuesta del rubio, decidió pasar.

Al entrar a la habitación, vio ropa del cazador tirado en el suelo y se podía escuchar el agua correr del baño, no había duda, Dean, estaba tomando una ducha.

Para no causar malos entendidos, decidió salir de la habitación, pero cuando iba a coger la perilla, la puerta del baño se abrió; Castiel, se giró y se encontró con Dean, cubierto solo con una toalla, que le cubría la entrepierna.

Por su parte el cazador, tenía los ojos abiertos, nunca espero encontrase con Cas, menos en estas condiciones; aunque no podía negar que no le desagradan la idea de verlo.

—¿Qué haces aquí? —dijo, pero no estaba enojado, solo sorprendido.

—Disculpa —Cas se giró —, toque la puerta, pensé que tenías los auriculares y por eso no abrías… de verdad lo siento.

—Ok, seguro quieres conversar sobre el viaje, déjame que me cambie y hablamos, ¿ok?

Castiel asintió.

Dean, tomo ropa de su clóset, y lo tiró sobre la cama, cualquiera hubiera ido al baño a cambiarse, pero el cazador se puso la ropa ahí, sin importarle que el Ángel estuviera presente.

Una vez listo, le dijo a Castiel que podía voltearse.

—Ahora, si. Dime, ¿qué deseas decirme?

Castiel, volvió su mirada a Dean, este lucia bien, siempre lo hacía; el cazador llevaba su típica camisa a cuadros y su jean azul.

<<Realmente hermoso>>, pensó.

Sacudió su cabeza ante el pensamiento, debía concentrarse. Además, ya había decidido arrancar a Dean Winchester de su corazón.

—Quería aclarar algunas cosas referente a Thot.

—¿El Dios? —arrugó su frente —, pensé que estaba todo claro, Cas.

—Referente al libro, pero mas sobre Thot.

—Entonces, te escucho —Dean se sentó en su cama.

Castiel por su parte camino y tomó asiento en la silla.

—Bueno, Thot es algo especial. No le gusta los comentarios acerca de su físico, tampoco que insultes los libros o te refieres mal del arte y sobre todo, no acepta las mentiras. El sabe cuando alguien miente, y si descubre que no dices la verdad, el castigo es la muerte.

Dean, trago saliva.

—Creo que no podré usar mi placa del FBI —bromeo, pero Castiel se mantuvo serio —. Vamos, hombre. No seas tan… bueno, tu sabes.

—Dejemos los comentarios sin sentido a un lado, esto es serio, tu no conoces a Thot y si haces algo que lo ofenda, no se si podré defenderte, Dean.

Castiel le miró a los ojos. Dean, pudo mirar en aquellos zafiros, la preocupación del ángel. Soltó una pequeña sonrisa, Castiel era maravilloso, ¿cómo no lo vio antes? ¿tan ciego era?

—Tranquilo, Cas. Prometo no hacer nada que desagrade a ese Dios.

—Confiare en ti, Dean. Recuerda que necesitamos ese libro, es nuestra ultima esperanza.

—Lo se, debemos salvar a Bob.

—Si… —Castiel, miró a un costado, ya había dicho todo lo necesario. Se levantó entonces de la mesa y camino hasta la puerta, todo ante la atenta mirada del cazador.

—¿Ya te vas? —Se sintió tan tonto en preguntar lo evidente.

—Sí, ya dije todo lo que tenías que saber —dijo abriendo la puerta—. Bueno, nos vemos al rato —Castiel termino por irse.

Se quedo mirando por un buen tiempo, la puerta por donde había salido Castiel, como si esperara a que el ángel regrese, pero no pasó así. Castiel, no regresó y otra vez ese sentimiento de soledad regreso a él.

Decidió mirar a un costado, luego vio su reloj.

—Casi es hora —se dijo así mismo.

Se puso de pie, tomó algo del cajón y salió de su habitación. Ya en la sala principal, encontró a su hermano junto con Gabriel; no le agradaba nada que esos dos estén juntos, pero Sam, se veía feliz y eso era lo único que importaba.

La pareja se dio cuenta de la presencia del rubio, se alejaron. Sam, fue al encuentro de su hermano.

—¿Listo? —preguntó el menor.

—Sí… bueno, solo falta coger mi mochila y ya —camino a la mesa y tomó su mochila, color azul.—Ahora, si. Ya estoy listo.

—Bien, solo debemos esperar a Castiel.

—Ya estoy aquí —El ángel apareció en escena, no venía solo, su hijo también estaba presente.

Dean echo una mirada rápida sobre el chico, tuvieron contacto visual por un breve momento, pero fue Bob, quien rompió la conexión.

—Bien, entonces ya estamos listos. Por favor, deben cuidarse.

—No seas mamá gallina, Sammy. Todo estará bien —Dean, quería que su hermano se sentiría seguro—. No voy a dejar que te libres de mi tan fácilmente y menos dejarte en manos de ese arcángel.

Gabriel, no dijo nada, sabía de las intensiones de su cuñado. Pero aún así, no quiso quedarse con las ganas.

—Y ustedes dos… —señaló al rubio y su hermano —, no hagan otro nephilim. Recuerden que con Bob, es más que suficiente —guiño un ojo.

Dean estaba apunto de irse contra el bromista, pero una tacto suave, y algo áspera, lo tomó de sorpresa. Giro su cabeza notando que Castiel, lo había cogido de la mano.

—Prometo soltarte ni bien lleguemos —le dijo Castiel, al cazador al ver su expresión —. Bien, adiós. Por favor, cuiden al niño.

Diciendo eso último cazador y ángel, desaparecieron.

<<Buena suerte, papa>> dijo el chico en su mente.

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