12. Aliados

El impala estaba estacionado fuera de la guarida del demonio Crowley, tenían una misión, misión que Dean no aceptó desde un inicio; ya que el rey del infierno fue el que se llevó a su hijo al inicio.

-Recuérdame por favor, ¿la razón del por qué estamos aquí? -En el rostro de Dean se podía ver enojo.

-Porque los ángeles están formando un ejército y desean patear nuestros traseros-le contesto Sam.

-Gracias.

Realmente al rubio no le agradaba estar en aquel lugar, su hijo había padecido ahí. Pero no le quedaba de otra. Sam, por su parte no le quitaba la vista de encima a su hermano; el mayor parecía una bomba a punto de estallar. Al menor tampoco le agradaba estar ahí, pero su familia corría peligro, no le quedaba más opción.

-Dean, déjame hablar a mi con el -solicito el de cabello largo.

-Yo también puedo hacerlo, Sam.

-Lo se, no estoy diciendo que no puedas hablar con el, solo que en tu estado de ánimo, tal vez no sea lo correcto.

-Esta bien. Pero si no acepta a la primera me dejas actuar a mi-Sam asintió-. Bueno, entonces manos a la obra.

Los hermanos bajaron del auto, caminaron hasta llegar a la entrada del recinto, la cual era custodiada por dos tipos altos, ambos llevaban traje. A simple vista parecían dos personas normales, pero los Winchester sabían que no lo eran.

El moreno les hizo una señal de alto, mientras que el otro revisaba su lista. Fue este último que volteó a ver a su compañero y negó con la cabeza.

-Lo siento, no tienen cita.

Dean se dio media vuelta, se llevó las manos a su cintura, estaba cabreado.

-¡Hijo de perra! -murmuró bajo.

Luego se volvió a girar y encaró a los dos demonios.

-Deberías revisar bien la lista, somos invitados VIP.

-Ya hemos visto la lista, y no están sus nombres en ella. Así que no pueden entrar, será mejor que se retiren. -Ambos hombres sacaron sus espadas, ese detalle hizo sonreír a Dean.

-No puedo creer eso -dijo Dean, que al igual que los demonios saco su espada.

Los demonios se lanzaron sobre los Winchester, la pelea dio inicio. Aunque al inicio los seres sobrenaturales parecieron tener la ventaja, al final los vencedores fueron los cazadores.

Sam vio en el suelo el tablero que llevaba la lista que tenía el demonio, levantó la hoja y se sorprendió al ver el papel. Mostro a su hermano y este frunció el ceño.

-Esta en blanco, ese hijo de perra... nos estaba esperando.

-Así parece, Dean.

-Vamos-ordenó Dean.

Entraron al recinto, caminaron con sumo cuidado por el largo pasillo que deba a la sala central y llegaron donde querían estar, frente a Crowley.

El rey infierno estaba sentado en su trono, tenía un libro pequeño en la mano y al ver a los Winchester, lo oculto de la vista de los cazadores.

-Hola chicos...

-

Ahórrate tu saludos, Crowley. Linda bienvenida la que nos tenias preparado, ¿eh? -dijo Dean.

-Tan rápido acabaron con ellos... Pensé que iban a durar más.

-Entonces, si era cierto lo que pensamos. Si esperabas nuestra llegada -comentó Sam.

-Digamos que si -el demonio se levantó de su trono -. Pero esperaba que no vinieran en verdad.

-Eso quiere decir que ya sabes lo que está ocurriendo, entonces iremos al grano. Crowley, nosotros...

-La respuesta es no -Crowley se adelantó al rubio, no le dejo terminar de hablar-. No estoy interesado.

-Ni siquiera me has escuchado, idiota.

-No necesito hacerlo. Se muy bien que los angelitos están haciendo y porque lo hacen. Este asunto no me concierne.

-Crowley... Tal vez mi hermano no hablo como debería ser, pero escúchame a mi, nosotros...

-Alce, me compadezco de ti, soportar al ardilla debe ser muy cansado para ti. Pero no es por eso que no acepto, es más por intereses.

-¿Intereses? -formulo el menor.

-Exacto. Si ustedes mueren, tendré carta libre para hacer lo que quiera, claro que antes debería llegar a un acuerdo con los de arriba.

-¡Oye, tu! -grito Dean-. ¡Nos debes esto! ¡Recuerda que te llevaste a mi hijo!

-Que alegría, ya sabes la verdad. Por cierto, ¿cómo está?

-¡Hijo de perra! -Dean tuvo que ser sostenido por su hermano.

-Dean... debes calmarte -pidió el menor, aún no lo soltaba.

-¡No, no, no! ¡Ese hijo de perra me las va pagar! ¡suéltame, Sam!

-Creo alce, que deberías ponerle un collar.

Sam le lanzo una mirada asesina al demonio. Hasta había pensado en soltar a su hermano para que acabe con el de una buena vez.

-Uy, que rudo -se burló el demonio-. Pero me han hecho reír, así que por esta ocasión acepto.

Sam liberó a su hermano. Frunció el ceño.

-¿Hablas enserio?

-Siempre lo hago, niño.

-¿Por qué? -quiso saber a que se debía el cambio.

-Creo haberlo dicho, me hicieron reír. Son buenos en eso, deberían dedicarse a la comedia.

-¡Maldito hijo de ....!

-¡Dean! -le hablo molesto Sam a su hermano. Volvió a dirigir su mirada al demonio -. ¿Por qué debemos confiar en ti?

-Soy su última opción, ¿qué otro ser sobrenatural les ayudaría?

-De acuerdo, mañana te esperamos en el búnker.

-Ahí estaré, llevaré el té.

Los cazadores se dieron media vuelta, habían logrado su objetivo. Sabían que Crowley no era de fiable del todo, pero estaban en una emergencia, y entre más aliados sobrenaturales a su lado, conservaban la esperanza de ganar a Racheel.

Crowley vio como los cazadores se fueron de su guarida.

<<Al final yo seré el beneficiado>>

Los cazadores llegaron al impala, Dean seguía molesto, se desquitó con el timón.

-Dean...

-Debiste dejarme partirle la cara a ese tipo.

-Y perder un aliado, no, Dean. A mi tampoco me agrada Crowley, no del todo, pero estamos en...

-Si, si, ya entendí. Solo que detesto a ese tipo, todavía no le perdono todo lo que nos hizo.

-Aun así ha estado con nosotros casi siempre. Solo espero que Cas, tenga mucho más suerte de nosotros.

(...)

Dentro de una casa, sentado en un mueble y bebiendo una taza de café; se encontraba Castiel junto a su hijo. Ellos visitaron a Rowena, quien al ver al ángel de ojos azules, lo recibió como de una estrella se tratara.

Tanto el como los cazadores, habían acordado que juntarían un pequeño ejército para combatir contra los ángeles. Es por esa razón que se encontraba en la guarida de bruja. No tuvo de otra que contarle toda la historia, sobre el origen de su hijo.

-Así que esa es la historia, ¿eh?


-Sí. Pero no es por eso que vinimos a tu hogar.

-Lo suponía, ustedes nunca vienen hacer visita social.

-Necesitamos tu ayuda, Rowena.

-Siempre necesitan mi ayuda, ¿Qué es esta vez?

-Ángeles -contestó.

-Oh... Seguro desean a tu bello hijo.

-Algo así, quieren a Bob para reconstruir el cielo.

-¿Eso es malo?

-Sí, sobre todo porque, Racheel está como líder. Con Dios fuera del juego, ella desea transformar el cielo. De paso eliminar todo lo que cree inferior.

-Digamos que eso me pone en peligro, ¿verdad?-hablo sin preocupación alguna la bruja.

-Yo diría que en desventaja. Imagina tener a todos los seres celestiales detrás tuyo.

Rowena, se puso analizar la situación, si que estaba complicada la cosa. No imagino que fuera tan grande la cosa. Su hijo, le había informado acerca de algunos movimientos extraños y muertes de ángeles, en los últimos días. Lo contribuyo a los Winchester, tenia razón, pero lo que no menciono su hijo, fue acerca del niño.

Salio de sus pensamientos y se concentro en el ojiazul.

-La situación es complicada, pero en que podría ayudar una bruja como a sujetos como ustedes.

-Tengo algunos hechizos, pueden cortar los poderes de mis hermanos, son hechizos muy antiguos.

-¿Y donde tienes esos magníficos escritos?

-Egipto. Exactamente en la ciudad prohibida de Hamunaptra.

-Umm... Esa no es una cuidad ficticia de una vieja película-comento Bob.

-Créeme, esa ciudad no es ficticia. Yo estuve cuando fue creada.

-¿Cuántos años tienes, papá?

-Muchos años, casi lo mismo que tiene la tierra de vida.

Bob se quedó sorprendido, si sabía que los ángeles era eternos, pero no sabía que tanto.

-¿Imagino que ustedes irán por el libro?-quiso saber la bruja.

-Sí, iré yo con Bob.

-Entiendo, y a todo esto, ¿qué ganaría yo?

-Si ganamos, tendrás la libertad que tienes hasta ahora, y prometo no buscarte nuevamente.

-¿A eso le llamas ganancia, angelito? Quiero más, ¿qué tal el libro que mencionas?

-No.

-Soy una bruja, y cuando trabajo o expongo mi vida, espero una recompensa. Porque puedo esconderme de tus emplumados hermanos.

-No de Racheel. Podrás esconderte, pero no tendrás la libertad de caminar por las calles.

-Ok, me convenciste.

-Gracias-Castiel sonrió -. Mañana te esperamos en el búnker, tenemos que empezar todo cuanto antes.

-Esta bien. Todo lo hago por el bello bombón que está a tu lado -Bob al escuchar ese comentario se puso rojo de la vergüenza. Rowena le miró a los ajos-. De verdad que es adorable, solo espero que no haya heredado los malos hábitos de su padre humano.

El adolescente frunció el ceño, no le gustaba que le mencionaran a Dean, menos que digan que era su padre. Todavía seguía sin aceptarlo, y nunca lo haría, no después de lo que le hizo a Castiel.

-Creo que dije algo indebido -comento la bruja al mirar al expresión del nephilim.

Castiel iba a decir algo a la bruja, pero a su celular entró una llamada. Vio el identificador y se dio que se trataba de Dean. Se paró del sillón, se distanció de la bruja y Bob, para poder contestar.

-¿Dean? -contesto la llamada.

-Hola, Cas. ¿Cómo vas? -El ángel no pudo evitar sonreír al escuchar la voz del rubio.

-Aquí todo bien -Se giro para ver a su hijo, y vio como Rowena había ocupado su lugar-. Rowena ha aceptado y mañana estará en el búnker, ¿ustedes lograron contactar a Crowley?

-Sí -Esa era la voz de Sam -, por cierto. Hola, Cas.

-Hola, Sam. Entonces todo salió bien, eso es bueno.

-Así es amigo, ¿ya van a regresar? -Sam seguía hablando.

-Sí. Terminamos de tomar el té y regresamos al búnker.

-Espera... ¿están tomando té? -pregunto el rubio.

-Según dijo Rowena es tradición cuando tienes invitados.

-Ustedes si que tuvieron buena acogida, nosotros tuvimos algunos contratiempos para poder hablar con Crowley-explicó Dean.

-¿No te paso nada? -Cas se escuchaba preocupado, no podía evitarlo. Dean por su parte sonrió al oír ese tono de preocupación en Castiel.

-Tranquilo vaquero, solo son algunos rasguños. Nada de que alarmarse. Bueno, debemos seguir, solo llamamos para saber cómo estaban.

-Ok, gracias y Dean... Cuídate -Castiel colgó la llamada. Regreso con su hijo y aviso a la bruja que ya se iban.

-Pensé que se iban a quedar más tiempo, lo que pasa es que no tengo visitas tan seguido.

-Tal vez volvamos para otra taza de té, pero todo será si llegas mañana al búnker.

-Dalo por hecho, querido. -la bruja se puso de pie y se acercó al ángel, que se puso algo nervioso-Tranquilo angelito, solo es un beso en la mejilla- Una ves concretado su acción, Rowena se alejó del ojiazul-. Ahora si, adiós.

Castiel tomó de la mano a su hijo, y ambos salieron de la guarida de la bruja. Una vez fuera, caminaron hasta la camioneta que Cas, solía usar. Podría aparecer y desaparecer si lo quisiese, pero sabia que era vigilado, así que se obligó a usar los métodos tradicionales de los humanos.

-Las brujas son muy diferentes a los cuentos -comento Bob-. Esta es agradable.

-En realidad son peores, pero ella... -Se refería a Rowena-, es casi una amiga. Ha trabajado con nosotros por muchos años.

-Ahhh...

-Tu tranquilo, ella no te hará nada, y si lo hace, me tienes a mi para defenderte.

-Gracias.

Padre e hijo iniciaron su retorno a casa, ya habían logrado su objetivo y ese era conseguir aliados, pues la guerra con los ángeles iba hacer muy dura.



¡Hola!

Me pone muy feliz al ver que esta historia esta gustando, ha crecido mucho en tan poco tiempo. Muchas gracias a los que leen mi historia.

Se vienen muchas sorpresas, les agradezco infinitamente. 😘❤

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