3. Medidas Desesperadas
—¿Estás seguro que deseas intentarlo, Cass? —preguntó Dean. El cazador le había contado sobre el hechizo que encontró Sam en uno de los libros.
—Sabes que mi respuesta es un sí. Ya no quiero permanecer ni un minuto más en esta forma… —Se estremeció al recordar como en la mañana había encontrado su ropa interior mojada—. Probaré todo lo necesario para salir de esto.
—¡Genial! —exclamó feliz el ojiverde—, Sam tiene los ingredientes, solo necesito un cabello tuyo.
Al rubio no le fue necesario decirle a Castiel que se quitara un cabello de su cabeza, el mismo joven tomó la iniciativa.
—Espero funcione —dijo al darle su cabello al cazador.
—Yo también lo espero —Recibió el pelo y se encaminó a la biblioteca donde estaba su hermano, quien mezclaba los ingredientes—. Sam, tengo el ingrediente faltante.
—Que bien, ponlo dentro del recipiente —Dean hizo lo que le pidió su menor—. Perfecto, aquí vamos.
Sam echo el polvo mágico en la cacerola y comenzó a recitar el hechizo. Dean observaba a un lado lo que su hermano hacia. Pasado unos minutos la poción estaba lista.
—Creo que lo tenemos, Dean.
—Bien, hay que darle de beber a Cass.
—Sí, ¿dónde está?
—Esta en la sala, vamos.
Dean fue el primero en salir de la biblioteca, casi corrió para llegar a la sala. Sam por su parte tuvo que cargar con la poción, llegó detrás de su hermano.
—¿Cass? —llamó el de ojos verdes. Lo busco con la mirada y lo encontró leyendo un libro.
—¿Sí? —contestó Castiel, mientras cerraba el libro que leía.
—Ya tenemos la poción multijugos —bromeó, provocando que el chico inclinará la cabeza hacia un lado, un gesto muy familiar para el mayor de los Winchester—. Debes… debes… beberla.
—Bien. —Dejo el libro sobre la mesa y fue donde sus amigos. Sam le dio la poción.
—Ahora, Cass, debes beberlo todo. Eso hará que el efecto funcione —explicó el de cabello largo.
—¿Seguro que volveré a ser yo? —preguntó cogiendo el envase en sus manos.
—Según el libro si, pero no es permanente —siguió explicándole Sam a su amigo.
—Ya entiendo, esto es un hechizo de trasformación. La poción me ayuda a tomar la apariencia del dueño del cabello, ¿estoy en lo correcto? —Mirando el líquido verde.
—Exacto.
—Lo que quiere decir que si deseo quedarme con mi antiguo rostro, debo beber la poción a diario.
—Fue lo único que encontramos, de verdad que buscamos en todos los libros.
—Es un buen plan, pero no creo que funcione —Castiel dejo el envase sobre la mesa redonda.
—¿Por qué? —cuestionó Dean.
—Por lo que veo esta poción es como el jugo mágico que tomaban esos adolescentes en aquella película, y si no más recuerdo, la niña al tomarlo tomó la apariencia de un felino, pues ella tomó un pelo de gato. Esto será lo mismo.
Dean junto con su hermano, quedaron boquiabiertos, Castiel había explicado bien una escena de una película de fantasía y eso le agradaba a ambos cazadores.
—Cass, pero esta poción no puede fallar, no hemos utilizado pelo de ningún animal, era tu cabello propio.
—Ese es el problema, chicos… —El joven soltó un largo suspiro—, mi cabello es de un varón joven y si tomó el jugo solo lograré obtener la misma apariencia que llevo ahora.
—¿Y por qué esperaste hasta ahora para decirnos, Cass? —reclamó Dean muy enojado. No fue fácil conseguir los ingredientes, casi pierde un brazo por ello.
—No me explicaste bien de que trataba el hechizo, Dean, sólo me mencionaste que Sam había encontrado una pócima, nunca me dijiste el procedimiento.
—¡Genial! —gritó exaltado el ojiverde quien en un arrebato de ira tiró al piso el envase que contenía la poción.
—Dean… —nombro su menor.
—¡¿Qué?! —Dean le miró con el ceño fruncido—. ¡No ves que hicimos esto por nada!
—Si, pero cálmate.
—No puedo calmarme, Sammy… Llevamos más de una semana así. Quiero a mi mejor amigo de vuelta.
—Yo no me he ido a ningún lado, Dean —dijo el ojiazul—. Sigo siendo tu amigo.
Dean dejo de mirar a su hermano para hacerlo con Cass.
—No es verdad, tu no eres Cass… no mi ángel —bajo sus brazos en forma de rendición—. Ya no podemos continuar así, tampoco hay señales de esa bruja, no tenemos nada.
—Dean…
—No digas nada. Voy a dormir.
—Pero es medio día —dijo su hermano.
—La hora es lo de menos, necesito un respiro.
Dean paso de largo y camino hasta la salida de la biblioteca.
—¿Vas a ignorarme, verdad? —habló el de mirada azul. Dean se tuvo a un paso de salir, miró de reojo al chico—. No dices nada, entonces es un sí… Bien, voy a respetar tu decisión, prometo no cruzarme en tu camino…
Castiel hizo el amago de querer desaparecer de la habitación, cerró sus ojos para teletransportarse; sin embargo, no desapareció como quería. Cerró sus ojos, se concentro, pero sucedió lo mismo, nada.
—¿Cas? —Sam se acercó—, ¿no puedes teletransportarte?
Castiel movió sus ojos de un lado a otro, busco dentro de sí; sentía su gracia, lo sentía, pero entonces, ¿qué era lo que estaba mal?
—Parece que no —miró con preocupación al menor—, y es extraño. Yo tengo mi gracia.
Dean se giró al escuchar aquello, miró a su hermano con preocupación para luego posar sus ojos en su alado amigo.
—Creo que debemos llamar a Gabriel —comentó Dean.
—Pero esta buscando pistas de la bruja
—Eso no importa, Sammy. Presiento que esto puede complicarse.
—Ok —Sam sacó su celular y marcó al arcángel—. Hola, Gabriel… creo que tenemos un pequeño problema.
(…)
—Como lo sospechaba —Gabriel alejo sus manos de la cabeza de Castiel. El arcángel había respondido al llamado de más joven de los Winchester—, Castiel tiene sellado su gracia.
El ojiazul levantó su cabeza y miró a su hermano.
—Debe haber un error, yo siento mi gracia —señaló su pecho.
—Tienes que lavarte las orejas, Cassie, nunca mencione que no tuvieras gracia, dije que estaba sellada.
—Explícate —mandó el ojiverde.
Gabriel suspiro, trataba de calmarse. Tratar con los Winchester era todo una odisea, sobre todo con el mayor de los hermanos. Dean lo trataba de las patadas y no lo soportaba.
—Lo que trato de decir, ardilla —Dean gruñó, no le gustaba el calificativo que usaba el arcángel para dirigirse a él, pero para Gabriel era su forma de entretenerse—. No pienso disculparme, además, ardilla se me hace un lindo nombre. Esos roedores son lindos, sobre todo cuando llenan sus bocas, si como lo haces tú.
—Hijo de pe…
—¡Chicos! —levantó la voz Sam—, deben dejar estas peleas sin sentido, ¿acaso no piensan en Cass? Por esta vez, hagan el esfuerzo de llevarse bien.
—Ok. —dijo el cazador de cabellera rubia.
—Todo por mi hermano —dijo el arcángel—. Bueno, me quedé en que Cass tiene sellado su poder, ¿no? —Sam asintió—. Lo que eso significa que Cassie es casi como un humano, es un ángel, pero sin la habilidad de usar sus poderes. Esa bruja no solo cambió el aspecto de mi hermano, también se aseguro que no fuera a romper el hechizo.
—Entonces…
—Que si o si debemos encontrar a la bruja para que Castiel regrese a la normalidad.
—Estás diciendo que tendré depender de otros para subsistir y para movilizarme —Gabriel afirmó con un movimiento de cabeza.
Ese momento fue muy duro para Castiel, el amaba ser un ángel; claro que ya no era el mismo ángel que había bajado al infierno y rescatado al hombre justo. Sin embargo, su poca gracia daba para dar batalla y salvar a sus adorados Winchester, por quienes dejó mucho, todo para ser exactos.
Los cazadores notaron la expresión de tristeza en el rostro de su amigo. Eso le dolió mucho a Dean, y ya se culpaba de lo idiota e insensible que había sido con su mejor amigo.
—¿Cass?
Este levantó la mirada, pero segundos más tarde la desvío.
—Estaré en mi habitación, llámenme cuando esté la cena —El ángel se dio la vuelta y camino hacia el pasillo, aquel que daba a las habitaciones.
Dean quiso seguirlo, pero su hermano le detuvo y le movió la cabeza en forma negativa.
—Es mejor que este soñó, no podemos ayudarlo.
—Pero…
—Será mejor que escuches a tu hermano, ardilla. Yo por mi parte seguiré buscando a esa bruja. Nos vemos, chicos.
Gabriel desapareció.
—Nosotros también debemos movernos, Dean —habló el pelilargo.
—Sí.
Dean siguió a su hermano nuevamente a la biblioteca, no sin antes echar un último vistazo al corredor que dirigía a las habitaciones, justo por donde hace poco se había ido Castiel. Segundos más tarde el cazador retorno su camino.
Mientras que los Winchester y Gabriel hacían sus movimientos para sacarlo de ese estado, Castiel estaba triste y eso era poco. El ángel se sentía desconsolado, ahora se le había sumado otro problema, su gracia, su preciada fuente de poder estaba sellada y no podía usarla a su gusto.
Tener la apariencia de un adolescente no le parecía un problema, bueno, un poco si, sobre todo por Dean; al cazador si que le había afectado su cambio de apariencia. Pero ahora todo era distinto, al ángel de mirada azul tener su gracia era lo que le hacía tener más confianza a pesar de esa cara niño que traía, escuchar lo que dijo su hermano le quitó esa confianza. Ahora era una carga para sus amigos.
No queriendo experimentar lo que sentía en su pecho, sacó su móvil del bolsillo y marcó el número que jamás creyó marcar en su vida. Se colocó el aparato en su oído derecho y solo espero que timbrara una vez para ser atendido.
—Plumitas, no esperaba tu llamada, si que sabes dar sorpresas.
—Iré al grano, Crowley, necesito hablar contigo.
—Claro, pero aclárame una cosa, ¿es mi imaginación o tu voz ha cambiado?
—¿Dónde te veo?
—Siempre evitando contestar preguntas, no cambias. Pero bueno, te veo en el cementerio central.
—Ok, pero será a media noche.
—Tus amigos no vendrán contigo, ¿no?
—Es un asunto personal, así que no faltes.
Cass terminó la llamada. Sabía que estaba cometiendo una locura al contactarse con el rey del infierno, pero estaba desesperado, además, Crowley era el único que podía darle el paradero de la mujer que necesitaba él.
El ojiazul estaba dispuesto a todo con tal de recuperar su identidad y restablecer sus poderes angelicales, pero sobre todo, estaba dispuesto a recuperar al cazador, y si tenía que llegar a ser un trato con el diablo, lo haría.
Nota.
Aquí un nuevo capítulo de la historia, esta vez no me he tardado mucho, siempre esperando que sea de su agrado. No olviden dejar sus comentarios y votos, gracias.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top