09
"Sí, llevo dos semanas saliendo con la bruja mala del oeste o como la llama mi hermana, Maléfica. Se preguntan ¿cómo es?, y me tomare la libertad de contestar, ¡es grandioso!, la he llevado al cine, a restaurantes, a parques, a conciertos, a teatros y playas, siempre pasando a su casa por ella y dejándola en la misma, he perdido la cuenta de los besos que hemos compartido, pero el sentimiento sigue siendo igual que el primero que compartimos. Todavía no es mi novia, solo estoy pensando como pedírselo, los chicos no saben nada aunque creo que Nayeon y Momo lo sospechan, si me preguntan jamás negaría algo, mis padres lo saben por lo mismo Yizhou lo sabe".
Estaban en clase de historia del arte, mismo que compartían Nayeon, Sana y Tzuyu, el profesor hablaba tratando de explicar algo pero la atención de la morena estaba en cierta chica japonesa sentada frente a ella.
La castaña no lo podía evitar, rompió un trozo de papel de su libreta, tomando un bolígrafo negro para escribir "Hola" algo simple para sacar a flote una conversación. Con cuidado de que el profesor no la viera puso el papel encima del escritorio de Sana, esta vio el papel extrañada pero lo abrió con cuidado, lo respondió pasándolo rápido a la morena.
Ésta lo abrió "Chou, ¿vas a estar mirándome toda la clase?" Tzuyu sonrió al ver la respuesta, contestó y pasó el papel, "La platica del profesor no es interesante" Sana leyó y sonrió para escribir otra cosa pasando el papel con cuidado a la menor.
"¿Dices que soy más interesante que las artes en Europa de 1846?" la castaña miró y pensó que contestar con satisfacción paso el papel de nuevo, la mayor lo abrió para que un leve rubor abarcara sus mejillas "Eres más interesante que todo." el papel no llegó de vuelta y la clase terminó.
Tzuyu seguía a la pelinegra hasta su casillero, era hora de salida, se ofreció a llevarla a su casa, Yicheng le regaló la camioneta a cambio de trabajar en la granja por las tardes cosa que no era un problema para Tzuyu, observó como la japonesa tenía muchos libros en su mochila.
──¿quieres que lleve tu mochila?── preguntó simpática la morena.
──No es necesario── respondió la pelinegra con su ceño fruncido.
──Yo creo que sí── aclaró la menor tomando la mochila sin permiso, subiéndola a su hombro junto con la suya.
──Contigo no se puede, Chou.
Ambas caminaron hasta el estacionamiento, no caminaron mucho pues la camioneta estaba cerca, la castaña abrió la puerta del copiloto para la pelinegra, puso las mochilas en la parte trasera y subió para encenderla.
El camino era tranquilo, la conversación era fluida y divertida, el tiempo paso rápido, cuando llegaron a la casa Minatozaki, la morena bajó de la camioneta para tomar la mochila negra de la mayor abriendo la puerta para ella, la acompañó hasta la puerta.
──¿Vendrás hoy? ──preguntó Tzuyu.
──Sí, estaré ahí. ──afirmó la pelinegra.
Era vienes, Jihyo, Taehyung y Tzuyu habían organizado una reunión en la granja Chou, sería para pasar el rato y divertirse, también estarían Nayeon y Momo, un momento de amigos.
──Estás hermosa. ──habló la morena sacando al fin lo que había pensado todo el día, las dos se habían arreglado un poco más ese día, desde que estaban saliendo lo hacían, la japonesa tenía una blusa negra entallada, con falda del mismo color y unas pequeñas botas de tacón.
──Tú... no estás tan mal. ──dijo la pelinegra con una media sonrisa, Tzuyu vestía un pantalón azul marino entallado, converse de igual color, una camisa blanca con un saco gris, y un reloj negro en su muñeca, le quedaba bastante bien.
──Así que... no estoy mal. ──inquirió la castaña con una sonrisa tomando a la pelinegra de la cintura. ──¿es un cumplido, Minatozaki? ──sus narices se rozaban.
──Tal vez, Chou. ──pronunció Sana con una sonrisa seductora tomando el cuello de Tzuyu para atraerla a sus labios, el beso fue corto para separarse y verse fijamente, tomándose el tiempo de inclinarse por otro, pero el sonido de la perilla las hizo separarse.
La puerta se abrió para ver a la señora Minatozaki quien sonreía ampliamente, volvió la vista a su hija y después a la morena, unas veces así, viendo el corto espacio que las separaba se alejaron un poco mas.
──Hija, llegaste. ──habló Sumire.
──Sí, mamá. ──aclaró la japonesa tomando su mochila para entrar a su casa.
──¿No invitas a Tzuyu? ──preguntó de una la señora Minatozaki. ──acabo de preparar pollo, y sería estupendo que nos acompañaras ¿no es así Sana?
──¡Ah, claro!──respondió la pelinegra, dándole un mirada de "corre" a la menor.
──M..me encantaría, p..pero.
──Nada de peros, hoy te quedas a comer en casa Minatozaki. ──aclaró Sumire tomando a la morena del brazo jalándola para adentro.
──O..okay.
"Ésto será incómodo" pensó al instante la pelinegra.
Las tres pasaron a la sala donde el señor Minatozaki bajaba por las escaleras, traía unos shorts azules y una camisa negra, con el cabello desordenado y unas calcetas, Sumire se acomodó rápido a su lado.
──Cariño, Tzuyu se quedará a comer. ──habló amable la castaña, Ryuto dio una mirada intimidante a la morena ganándose un codazo de su esposa. ──Se amable. ──susurró ésta.
──Sí, hay algunas cosas que quiero saber de ti, Tzuyu. ──pronunció Ryuto.
La castaña tragó saliva.
──¿Ya está listo? ──preguntó una voz de la planta alta. ──tengo hambre. ──era Riki bajando con pereza los escalones. ──¡Tzuyu! ──gritó al ver a la morena.
──¡Hey Riki! ──saludo la castaña con gracia ambos chocaron cinco con la mano.
──Bueno... todos pasemos a la cocina. ──inquirió contenta la señora Minatozaki.
Caminaron hacia el comedor, la mesa era rectangular Sana y Tzuyu se sentaron a la par, enfrente de ellas los señores Minatozaki, Riki estaba al costado viendo ambos lados.
El silencio era incómodo, y el sonido de los cubiertos pegar contra los platos era el único sonido.
──Y Tzuyu, ¿qué te gusta hacer? ──preguntó con simpatía Sumire.
──¿Cómo? ──inquirió no entendiendo mucho la morena.
──Si, ¿en qué inviertes tu tiempo? ¿cuáles son tus pasatiempos?
──Oh, bueno me gusta la música, los deportes, aunque en realidad no los practico, paso mucho tiempo con mis amigos y familia, invierto mi tiempo ayudando a mi papá con la granja.
──No juega deportes porque no quiere, en verdad patea como jugador profesional. ──interrumpió Riki con un trozo de pollo en la boca.
──Estás exagerando. ──aclaró Tzuyu viendo al pelinegro.
──Cuando Jaemin se puso de defensa lo tumbaste casi 4 metros, ¡Y parecía que no habías hecho ningún tipo de esfuerzo! ──exclamó el pelinegro.
──Así que eres fuerte... ──pronunció serio el señor Minatozaki. ──¿eres conflictiva? ¿te gusta pelear? ¿eres violenta?
──No, no, y no. ──inquirió la morena nerviosa. ──soy más bien pacifista.
──Papá, Chou no es violenta. ──habló la japonesa alzando una ceja de advertencia a su padre.
──¿Tienes novio o has tenido? ──preguntó interesada Sumire.
Tzuyu en este punto estaba bastante nerviosa, sus manos sudaban. ──N..no tengo novio y no nunca lo he tenido.
──Tzuyu es lesbiana. ──inquirió tranquilo Riki que seguía comiendo.
Sana lo miró con cara de "estás muerto", mientras los señores Minatozaki tuvieron un pequeño silencio incómodo mientras digerían la comida.
──¡Oh entiendo!, entonces ¿alguna novia? ──dijo Sumire.
──No, ninguna. ──respondió la castaña rascando con nerviosismo su nuca.
──Tzu. ──habló cariñosa la señora Minatozaki. ──¿hay alguien que te guste?
La castaña toció, ahogándose con la limonada, con unos golpes en su pecho logro calmarse, solo para ver la mirada curiosa de Sumire hacia ella, en segundos su mejillas estaban coloradas.
──Sí. ──respondió.
──¡Ah! ──exclamó Sumire. ──¿no es adorable, cariño? ──inquirió tomando las mejillas sonrojadas de la morena para después soltarla.
──¿Tienes planes para el futuro, Tzuyu? ──preguntó serio el señor Minatozaki.
──¿P..planes? ──tartamudeó la castaña.
──¡¿Qué es ésto un interrogatorio a Chou?! ──exclamó Sana con molestia.
La risa de Riki resonó por toda la cocina, lo señores Minatozaki se le unieron, luego de eso terminaron de comer y pasaron a la sala, Sana y Tzuyu estaban sentadas en un sillón de dos negro, los señores Minatozaki en otro y Riki recostado en uno igual individual.
──Entonces, ¿el partido lo vieron en tu casa, Tzuyu? ──pregunto Ryuto.
──Sí, invite a todos los fanáticos del fútbol, la casa estaba a punto de reventar, con los amigos de mi papá, Jihyo, Taehyung y Riki que invito a 2 más, fue una locura. ──respondió la menor con una sonrisa.
──Ni hablar cuando hicieron la primera jugada. ──exclamó Riki riendo. ──el escándalo que hicimos fue épico, fue un buen partido.
──Yo sabía que los Seoul ganarían... era obvio. ──aclaró el señor Minatozaki.
──Son los mejores... ──dijeron al unísono Riki, Ryuto y Tzuyu.
──Sana me tengo que ir, debo arreglar algunas cosas para cuando lleguen los chicos. ──habló la castaña parándose del sillón. ──¿quieres sushi o pizza?
──¿No era decisión de todos? ──preguntó con media sonrisa la mayor parándose también.
──Yo pago, yo elijo. ──inquirió con gracia la morena. ──¿entonces?
──Me gusta el sushi. ──comentó la japonesa.
──Sushi será. ──dijo la morena. ──muchas gracias por la invitación, usted cocina exquisito Sumire. ──se despedía con una sonrisa encantadora.
──Cuando quieras, Tzu. ──se despidió la señora Minatozaki.
──Un placer, Ryuto. ──habló un poco más seria la morena.
──Cuídate, Tzuyu. ──pronunció el señor Minatozaki con media sonrisa de aprobación.
──¡Hasta luego, Riki! ──se despidió del menor Minatozaki.
──¡Te veo luego, Tzu!
Sana y Tzuyu salieron de la casa, para despedirse más en privado, con una mirada de muerte del señor Minatozaki siendo arrastrado por su esposa adentro de la casa, y una mirada cómplice de Riki.
──Vaya eso fue... ──pronunció la castaña.
──Incómodo. ──inquirió la mayor.
──¿Quieres que venga por ti? ──preguntó la morena.
──Llevaré mi carro, estaré bien. ──respondió la pelinegra.
──Bueno, entonces te veré en unas horas.
──Lo harás. ──afirmó Sana cuando una sonrisa se escapó de sus labios.
Tzuyu quedó plasmada, le encantaba cuando sonreía, le encantaba verla sonreír, no lo pensó mucho tomó la quijada de la pelinegra para acercarla y plantar un beso tierno en la mejilla de esta.
──Te veo luego. ──se despidió ahora bajando las escaleras para ir a su camioneta.
──Te veo luego, Chou.
Después de una hora, Tzuyu tenía casi todo listo en la granja, Taehyung y Jihyo habían llegado a ayudar.
──¿Películas? ──preguntó Jihyo con una libreta y pluma en mano.
──¡Listo! ──afirmó Taehyung, la morena puso una palomita en el cuaderno.
──¿Sushi?
──¡Listo!
──¿Refrescos?
──¡Listo!
──¿Bocinas y música?
──¡Listo!
──Entonces, estamos listos para la reunión de amigos. ──exclamó con alegría Jihyo.
──¿Y las chicas de NorthBritch? ──preguntó Kim.
──Es reunión de amigos, Tae. ──explicó la coreana.
──Bueno... voy a cambiarme chicos, bajo en un momento. ──comentó la morena subiendo las escaleras.
Llegó a su cuarto para quitarse rápido la ropa, este día sería especial; pasó a su baño, el agua recorrió todo su ser, dejando olor a jabón en cuerpo y el shampoo de vainilla que impregnaba su cabello sedoso, salió del baño para elegir con que vestir, tomo una camisa blanca de manga larga, un pantalón negro doblando el extremo de este hasta sus tobillos, unos zapatos cafés, y un saco negro con tres botones, prefirió dejarlo abierto y el cabello despeinado ligeramente, esto le daba un estilo rebelde y relajado, o sea, bastante sexy.
Mientras abajo estaban, Jihyo, Taehyung y Momo que llevaba unos minutos de haber llegado, comían algunas golosinas mientras esperaban a las otras chicas.
En la casa Minatozaki, se encontraba Nayeon que había acordado con Sana, llegar ahí para irse juntas a la granja Chou, después de todo eran mejores amigas.
──¡Wow, te queda increíble! ──comentó la pelirroja viendo el vestido negro de encaje que tenía Sana puesto, con uno zapatos negros, el cabello tenía una pequeña trenza y lo demás suelto, se veía muy bien.
──Gracias, bueno... ya vamos. ──inquirió la japonesa con una sonrisa.
Ambas caminaron hasta el carro de la pelinegra, ahora adentro el camino era tranquilo.
──Entonces, ¿Tzu y tú... ya son novias? ──preguntó con dulzura Nayeon.
Y como si de una película se tratara, el frenar de las llantas contra el pavimento sonó por toda la calle, con una cara de sorpresa de parte de la pelinegra.
──¡¿Qué?! ──exclamó ella. ──¡¿te dijo algo?!
──No, no, Sana... simplemente creo que son algo obvias, pero no veo por qué ocultarlo... se ven muy lindas juntas.
La japonesa suspiro mirando la carretera. ──supongo que no te lo puedo ocultar, Chou... me gusta un poco. ──aunque el interior del vehículo era obscuro, la pelirroja pudo notar un pequeño rubor expandirse en las mejillas de su amiga.
──¡Yay! ──exclamó con alegría Nayeon. ──pensé que nunca me lo dirías.
──Entonces, ¿Chou es muy obvia? ──preguntó con una sonrisa burlona la pelinegra.
──¡Por Dios! Sería un tonto en definitiva quien no lo notara, ¡siempre te está viendo!, incluso cuando no tienen clase juntas, la he visto detrás de una pared solo para verte un rato más, o cuando piensa en hablarte o no, que se acerca unos pasos y retrocede, cuando le hablas bien o no la insultas, parece tan feliz, incluso cuando aceptas salir con ella, entonces ella tartamudea caminando hacia atrás sin darse cuenta que choca con algo se disculpa y sale corriendo... ──la pelirroja no pudo evitar dejar salir una risita de sus labios. ──es como un niño enamorado.
Ahora ambas comenzaron a reír, en poco tiempo llegaron a la granja Chou, bajaron del carr o negro de Sana para tocar el timbre, esperaron unos segundos para ser atendidas por Jihyo y Momo.
──¡Hola chicas! ──saludaron ambas.
──¡Holis! ──saludó Nayeon.
Las dos pasaron a la casa, estaba muy limpia, las golosinas estaban en la mesa de la sala en unas charolas grandes verdes, una gran pila de discos probablemente las películas estaban en el pequeño mueble al lado del televisor de plasma, en la cocina estaba el sushi ya servido cuidadosamente en cada plato, refrescos de variados sabores y vasos de plástico al lado.
El sonar de la madera, a cada paso por las escaleras los hizo voltear, ahí estaba la castaña con una sonrisa encantadora bajando con desdén las escaleras, su cabello se movía al ritmo de su paso, y termino de bajar al darse cuenta quien estaba ahí, no hace falta decir; Sana.
Sus ojos se encontraron por unos segundos, bajó con un poco mas de prisa, sin quitar la enorme sonrisa de su rostro.
──¡Hey, llegaron! ──habló Tzuyu ya frente a Nayeon y Sana.
──¡Holis Tzu! ──saludó alegre la pelirroja.
──Chou. ──saludó la japonesa con media sonrisa.
──Entonces que dice la anfitriona de la casa ¿podemos comer ya? ──preguntó Momo con simpatía.
──Claro, pasemos al comedor. ──afirmó la morena caminando hasta el comedor esperando a que todos se sentaran fue por el sushi.
──¿No han comido? ──preguntó Nayeon
──Tzu dijo que era mejor esperarlas. ──respondió Jihyo.
──Si, esa chica quería que muriéramos de hambre. ──inquirió con molestia Taehyung.
En ese momento salen de la cocina Momo y Tzuyu, acomodando los platos de sushi en el comedor, cuando los dos se sentaron, la castaña tomo el lugar al costado de la japonesa.
Todos empezaron a comer, pero cuando la pelinegra miro con mas determinación su plato, tenía un pequeño corazón formado con la salsa de anguila "totalmente cursi" pensó con una pequeña sonrisa.
Terminaron de comer, para pasar a la sala, platicaban y reían, era momento de ver las películas.
──¡Oye Tzuyu! ──habló Jihyo. ──¿y el reproductor de películas?
──¿No lo tenías aquí? ──preguntó Taehyung.
──No, me olvidé de él en el granero, voy por este. ──respondió la castaña para pararse del sillón y dirigirse a la japonesa que platicaba con Nayeon. ──¿Sana, me acompañas?
──Te da miedo ir sola, Chou. ──pronunció con burla la pelinegra.
──No, pero... ──habló la castaña sus mejillas empezaron a subir de tono. ──por favor, será rápido.
Nayeon le dio un codazo a Sana, junto con una mirada de reproche, la pelinegra rodó los ojos.
──Vamos. ──aceptó la gótica, una sonrisa adorno el rostro de la menor.
Ambas salieron de la casa Chou, estaba oscuro así que Tzuyu llevaba una linterna, la noche era hermosa, las estrellas llenaban el cielo negro azulado.
──Te ves preciosa. ──habló Tzuyu mientras caminaba.
Una sonrisa se formó en el rostro de la japonesa. ──¿No te cansarás de decirlo?
──No. ──contestó la latina tomando la mano de la pelinegra con delicadeza. ──todo el tiempo lo pienso... y te lo diré siempre... porque siempre estás preciosa.
El camino fue silencio después de eso, llegaron al granero, estaba todo apagado y pasaron por la gran puerta de madera.
──Espera un poco. ──inquirió la morena y se alejo unos pasos. ──observa. ──encendió unos enchufes y interruptores.
En segundos miles de luces encendieron, adornando las esquinas, eran amarillas y tenues solo iluminaban un poco, pero era un ambiente bastante romántico, colgadas por todo el techo en diferentes formas.
──¿Sabes? ──pronunció la menor con media sonrisa. ──siempre me pregunto... cómo haces para gustarme tanto. ──tomó la mano de la pelinegra para guiarla hasta los escalones. ──tal vez no tiene explicación, o no tiene respuesta. ──pasaron los escalones para llegar a la ventana, junto al telescopio ──simplemente eres tú, tus ojos, tus labios... tu sonrisa ──la luz tenue no era mucha seguía algo oscuro, por la ventana se veía el estrellado cielo, la castaña tomo un pequeño control en la mano. ──, me he dado cuenta, que nunca alguien me había importado tanto como tú.
Presionó el interruptor del control para que en unos segundos, el sonido de fuegos artificiales se hiciera presente, los colores fosforescentes al contraste del negro del cielo, era maravilloso, desaparecía uno y otros venían a estallar.
──Estoy enamorada de ti, siempre lo estuve.
Esas palabras resonaron varias veces por la cabeza de la pelinegra, que seguía anonada por toda la situación.
──No lo supe siempre de eso estoy consciente, pero siempre estuvo ahí, cuando te miré por primera vez, no sabía si era el café cayendo en mi cabeza ──ambas sonrieron al recordar la escena. ──, o mi corazón amenazando con salir de mi pecho, lo que me preocupaba mas.
Seguían con las manos entrelazadas, cosa que la castaña aprovechó para jalar un poco a Sana y estar así a centímetros una de la otra.
──Por eso. ──pronunció en un suspiro la morena. ──déjame demostrarte que no soy como los demás, que soy diferente. ──tragó saliva audiblemente. ──Sana, ¿q..quieres ser mi novia?
Los ojos de Sana abrieron, el silencio inundó toda la habitación, los fuegos artificiales seguían sonando. Antes de que Tzuyu diera un paso hacia atrás, la japonesa tomó fuerte del cuello de esta, acercándola a ella para plantar un beso intenso en sus labios.
El sonido de sus labios al separarse y volver a juntarse, ambas tenían en cuenta los frenéticos latidos en sus pechos, y al alejarse un poco sus respiraciones eran irregulares, y sus alientos se mezclaban, con sus frentes unidas con cariño.
──Sí, si quiero ser tu novia, Chou. ──aclaró la mayor sabiendo como podía ser de insegura algunas veces la castaña.
Como era de esperar para Sana, una gran sonrisa salió de los labios de ahora su novia, sus ojos marrones tenían cierto brillo especial y sus mejillas se alzaron con su risa.
──Sana. ──inquirió la morena.
──¿Si?
──Te quiero. ──pronunció con tanto cariño que la japonesa pensó que con una novia así, un día de esos le podría dar diabetes, aun así le respondió con otra sonrisa.
──Eres tan cursi
──Sí, pero soy tu novia ──habló con un toque de arrogancia la morena. ──y te gusto así. ──seguido de esto planto un pequeño beso en los labios de su novia para separarse.
──Ven para acá. ──dijo Sana al sentir como la castaña se separaba, la tomó firme de la cintura pegándola a ella. ──termina con eso. ──la besó con profundidad, después de unos segundos la lengua de Sana buscó permiso para entrar a la boca de Tzuyu, permiso fue al cien por ciento concedido, ambas lenguas jugaban, peleaban, era una guerra, una batalla de dos.
Al separarse, Tzuyu estaba ruborizada y su cabello algo alborotado, Sana seguía sin soltarla de la cintura, se acercó al oído de la morena para morder levemente el lóbulo de esta, y susurrar. ──no creas que porque tengas pene, dejaré que tu domines, ¿eh? ──soltó una risa picara y su ceja se elevó.
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