#8: Superman vs Iron Man
En la oficina de Tony Stark, el susodicho se encontraba de pie frente a su escritorio. Sobre la mesa varios planos de diferentes armas y armaduras, junto con un vaso de whisky que inmediatamente se llevó a la boca. De ruido de fondo se escuchaba la televisión, transmitiendo las noticias.
—Esto no puede ser —habló Tony antes de darle un trago a su vaso. Por su voz se le notaba molesto, aunque aquella palabra se quedaba corta para su estado de animo.
Dedicó una mirada furiosa hacia la televisión por un momento, pues el varón se encontraba en tal estado que todo le resultaba fastidioso. En la televisión, se mostraba la noticia de como Superman había intervenido en una masacre escolar. Pero interrumpiendo cualquier tipo de atención que Tony pudiera poner en la televisión, su teléfono empezó a sonar.
—Dime que tienes lo que necesito —pidió el varón tan pronto como atendió la llamada—. Metrópolis. Debo ir a Metrópolis.
El multimillonario salió inmediatamente de su oficina, pues tenía cosas importantes que hacer.
Descendiendo en un elevador, Samuel Lane observaba con impaciencia las puertas de este. Sus ojos pasaban de la puerta a su brazo amputado como consecuencia de la invasión kryptoniana. Aquello no era más que un eterno recuerdo de su débil estado como humano, quien no se pudo defender de un alienígena con el poder de un dios. Cuando las puertas finalmente se abrieron, el varón salió caminando a paso firme y veloz.
—No lo esperaba, General —aseguró un hombre alto y de penetrantes ojos verdes.
—Por eso mismo vine, Luthor —respondió el militar, con notable molestia—. ¿Cómo va el proyecto?
—Casi completado —aseguró Luthor mientras volteaba a ver su proyecto—. Logre mezclar la kryptonita con aleaciones metálicas, ademas de adaptarla a la armadura por completo. Ademas de brindar energía al reactor, esta puede ser redirigida con éxito a los rayos repulsores.
—¿Algún riesgo para el piloto?
—Me asegure de que el piloto este en perfectas condiciones y la radiación no le afecte. Después de todo, no queremos que nuestro querido Iron Man muera —dijo Luthor observando la armadura de tonos verdes.
—Espero que sea así, Luthor. El Gobierno no quiere otro fracaso como el de Hulk.
—Ross es un general deficiente, y Banner era un científico incompetente —aseguró Luthor—. Para los ignorantes comunes tal vez era un genio, pero para los verdaderos genios no era más que un cero a la izquierda.
—Si esto resulta —habló Lane—, te pondré a cargo del proyecto para derribar a cada súper loco que vaya saliendo a la luz. Parece que la aparición de Superman fue un disparador para que la actividad metahumana se reactivara.
—No me interesa cazar a los metahumanos, si eso piensas —declaró Luthor—. Superman es una bomba de tiempo, y una traba que nos impide alcanzar nuestro máximo potencial como especie. Él y los demás alienígenas deben ser erradicados. Y debemos darle paso a nuestros héroes; héroes humanos.
Luthor fijo sus ojos en la armadura verde, con una mirada que claramente reflejaba orgullo.
—Apuesto a que te encantaría estar dentro y ser tu mismo quien acabe con Superman —afirmó Lane, a lo que Luthor esbozo media sonrisa.
Más entrada la tarde, se podía observar una enorme cantidad de humo saliendo del techo de un edificio, aunque no parecía haber señales de fuego. Aún así, un visitante volador de capa roja aterrizó en la azotea para investigar la situación, encontrando únicamente una máquina generando el humo.
—Sabíamos que responderias al fuego y no había otra forma de contactarte, Superman —dijo el General Lane mientras salía desde atrás de la máquina—. Tenía la esperanza de que pudiéramos tener una pequeña charla, por supuesto que no sería aquí.
—¿En dónde, general? —cuestionó con desconfianza el kryptoniano.
—Si eres tan amable de seguirme.
Superman asintió con amabilidad y siguió al militar hasta dentro del edificio, más específicamente a la oficina del general. Su atención fue llamada por el hecho de que los pasillos estuvieran casi vacíos a no ser por algún que otro militar dando vueltas por allí. Por supuesto que notó ciertas miradas recelosas, incluso algunas que parecían burlonas. Y aquello solo lo hacia presentir que estaba caminando directo a una trampa. Cuando Sam Lane de sentó en su escritorio, ni siquiera fue capaz de indicarle a Superman que podía sentarse. Por lo mismo, Kal-El se mantuvo en pie.
—Sere claro, Superman: ¿cuáles son tus verdaderas intensiones en este planeta? —preguntó con total hostilidad.
—¿Disculpe?
—¿Estás aquí para investigar nuestras defensas antes de que el resto de tu mundo nos invada? ¿Acaso lo de Zod fue solo una avanzada?
—No es así, General —empezó a explicar Superman—. Tal vez no nací aquí, pero si me crie desde que era un bebe. Mi propósito es usar mis poderes para ayudar a los demas y ser un miembro productivo de la sociedad.
—Pero no eres estadounidense, ¿cierto?
—Me consideró a mi mismo estadounidense.
—Pero no lo eres —dijo tajante— Eres un alien con superpoderes más allá de cualquier limite humano —afirmó el militar antes sacar un ejemplar del Daily Planet. Tan pronto como lo sacó, lo arrojo sobre la mesa—. Veo que tu y Lois son muy cercanos, ¿qué quiere un alien con mi hija?
—Lo siento general, pero esto esta empezando a sentirse como un interrogatorio —dijo con cierta molestia.
—Eso es exactamente lo que es —aseguró el militar—. ¿Sabes lo qué pienso, Superman? No tuviste lealtad a tu raza, y no creo que le tengas lealtad a la nuestra. Tal vez ser traidores desleales ya viene grabado en tu sucio código genético.
—No me siento comodo con esto —afirmó Superman mientras se disponía a darle la espalda al varón—, sera mejor que me vaya.
—¡Superman! —gritó Lane mientras se paraba y apuntaba con un dedo al héroe, quien ya le había dado la espalda—. Si sales por esa puerta, serás enemigo de la armada de los Estados Unidos.
—No soy enemigo de nadie, general.
El último hijo de Krypton caminó a paso firme cuando salió de aquella oficina, mientras su superoido escuchaba como Samuel ordenaba que lo detuvieran por teléfono. Prestando suma atención a sus sentidos, logró escuchar varios latidos, pero ninguno se le acercaba. Aún así hubo uno que llamó su atención, pues era el único que estaba subiendo por un elevador. Pero la velocidad a la que subía era mucho mayor que la velocidad de cualquier ascensor creado por el hombre. Por extraña curiosidad, el hombre de acero se posicionó frente a las puertas y espero alerta la llegada de aquel individuo. Pronto, aquellas puertas fueron abiertas por dos manos forradas en metal, dándole un vistazo de primera mano a aquel individuo.
—¿Iron Man? —preguntó con sorpresa Superman.
—Estas muy lejos de tu planeta, alienígena —afirmó Iron Man, caminando firme hacia Superman—. Pero no te preocupes, te enviaré donde perteneces.
El hombre de hierro le dió un poderoso puñetazo en la boca a Superman, quién salió disparado a la pared. El hombre de acero se llevó la mano a la boca, y con gran sorpresa notó que de esta le empezaba a salir sangre.
—¿Sorprendido, bastardo hijo de puta?
Antes de que el alienígena pudiera levantarse, recibió un disparo de energía verde en el estómago. El kryptoniano sintió un gran dolor mientras caía al suelo por el impacto. Al tocar la zona afectada, notó que parecía quemada. «Kryptonita», pensó inmediatamente mientras alzaba la mirada hacia Iron Man, quien tenía la intención de rematarlo. «No puedo tomarme esto a la ligera». Superman voló con gran velocidad para taclear a su enemigo, haciéndolo atravesar las paredes hasta caer en la calle. El hombre de hierro le dio un derechazo en la mandíbula para luego tomarlo de la capa y lanzarlo lo más lejos posible. Kal-El se incorporó rápidamente pero recibió un rodillazo en la boca, lo cual le movió un poco los dientes. Manteniéndose en pie, el hombre de acero respondió con dos poderosos golpes en la boca del estomago y escuchó la armadura crujir. Pronto lo remató de un golpe en la cara que mando lejos a Iron Man.
Algunas chispas salían del traje del hombre de hierro pero eso no le evitó levantarse, dispuesto a continuar con la pelea.
—No quiero hacer esto, Iron Man —afirmó Superman, caminando hacia su enemigo—. No sé que te han dicho para que me ataques, pero...
—No me han dicho nada —aseguró Iron Man, con violencia—. He visto yo mismo de lo que eres capaz. Eres un peligro para la nación y para el mundo, así que voy a detenerte.
Iron Man alzó las manos y disparo sus rayos repulsores, los cuales Superman respondió con su visión de calor. Ambas energías chocaron, siendo la del kryptoniano la que iba ganando terreno. Iron Man cesó el choque y se alzó a los cielos, intentando tener otro punto de ataque. De sus muñecas salieron dos pequeños misiles que disparó hacia Superman, el cual se alzaba en vuelo para perseguirlo. El hombre de acero congeló rápidamente los misiles y los hizo a un lado antes de conectarle un feroz golpe ascendente al casco, seguido de un derechazo al estómago que envió nuevamente al hombre de hierro a los suelos. Iron Man se volvió a levantar, justo mientras Superman aterrizaba a pocos metros de él. El hombre en armadura, con cierta desesperación, empezó a disparar ráfagas de energía hacia el kryptoniano quien simplemente corrió a súper velocidad para esquivarlas. Pronto Superman le cayó encima a su enemigo con un gancho a las costillas que destrozó dicha zona de la armadura. Iron Man intentó apuntarle con su mano derecha pero Superman se la atrapó y la presionó con la fuerza suficiente para inutilizarla. A pesar de que el kryptoniano se veía agitado por la exposición a la kryptonita, seguía demostrando una gran ventaja sobre su enemigo. El hombre de acero le conectó un demoledor derechazo al hombre de hierro en el rostro, provocando que parte de su casco se rompiera y saliera volando. Al quedar al descubierto su rostro, Superman se sorprendió de sobremanera al ver que aquel que estaba dentro no era Tony Stark.
—¿Quién eres? —preguntó Superman mientras tomaba al impostor del pecho.
Pero aprovechando la sorpresa de Superman, el falso Iron Man le disparó con su reactor directamente al pecho, lográndolo derribar. El héroe cayó estrepitosamente al suelo mientras se tomaba de su adolorido pecho, pero antes de que pudiera reaccionar fue impactado por varios misiles que liberaron una gran cantidad de kryptonita en forma de gas.
—Ya me canse de jugar contigo —aseguró el falso Iron Man, mientras caminaba amenazante hacia el héroe.
Superman sentía que se asfixiaba por la gran cantidad de kryptonita. Mientras sus pulmones ardían, él no podía hacer más que retorcerse y toser con ferocidad, como si fuera un animal herido dentro de una trampa.
Iron Man lo tomó del cabello y le dio una serie de puñetazos en el rostro, provocando que este se tiñiera de rojo. Un grupo de militares, entre los que se encontraba Samuel Lane, se habían acercado para crear un perímetro y que nadie interfiriera en la batalla. El veterano general no podía negar que le daba placer ver a aquel alienígena derrotado. Iron Man arrojó bruscamente a Superman por los aires, provocando que este cayera de espaldas al suelo. Con sus venas marcadas en un verde intenso, el hombre de acero hizo un esfuerzo sobrehumano para ponerse de pie. Pero antes de poder realizar cualquier acción, recibió un poderoso disparó al pecho que lo devolvió al duro suelo. Cayendo esta vez de pecho, intentó recuperar el aire que había perdido. Pero todo intentó fue en vano cuando el pie de Iron Man impactó contra su nuca y le hundió el rostro contra el pavimento. El guerrero de la armadura subió su otro pie sobre las costillas del hombre de acero y activo esa bota propulsora para quemarle el area, provocando un fuerte grito de dolor que estremeció a varios presentes. Superman apoyó sus manos en el suelo y, usando toda la fuerza que le quedaba, logró moverse con violencia para sacarse a su enemigo de encima. Los ojos rojos del kriptoniano dejaron salir un poderoso rayo de calor que produjo un corte en el torso de la armadura, cruzando justo por el reactor del pecho. Iron Man retrocedió por esto, pero se volvió con más furia contra el kryptoniano. Disparando con sus dos manos, logró diezmar cualquier intentó de resistencia por parte del héroe de Metrópolis. Aunque tenía cierta resistencia a la kryptonita en forma de roca —pues era la forma con la que siempre se la solía encontrar—, no tenía experiencia alguna con su estado gaseoso o la energía a base de esta.
—Di tus últimas palabras, basura alienigena —exclamó el falso Iron Man, justo antes de que una piedra lo golpeara en el casco.
—¡Dejenlo en paz!
—¡Aléjate de Superman, maldito loco!
—Soldados, mantengan a raya a los civiles sea como sea —exclamó Lane, provocando que las armas de varios soldados apuntaran a las personas que tenían cerca.
Superman observó con furia tal escena digna de cualquier tiranía, provocando que intentara nuevamente ponerse de pie.
—No sé quién seas, pero debes detener esta locura —vocifero Superman, notando como el falso Iron Man no parecía importarle—. ¡No pueden amenazar a la gente de esta manera!
—Tú eres la única amenaza para esta gente, pero ya no lo serás. Ya no serás nada.
Un brillo verde se formó en las manos del varón, quién se preparaba para dar el tiro de gracia. Pero antes de poder hacer cualquier cosa recibió un disparo de energía en la espalda que lo sacó de equilibrio. Al voltear, una doble patada le impactó en el pecho y lo hizo salir rodando por los suelo.
—Esto debe ser una puta broma —dijo mientras alzaba la mirada.
—Solo lo preguntaré una vez ¿Por qué llevas una de mis arrmaduras? —cuestionó más que molesto el verdadero Iron Man.
—Maldita sea —murmuró Lane mientras notaba la confusión de varios de las personas—. ¡Iron Man rojo! ¡Si sigues defendiendo a ese alienígena criminal serás considerado enemigo de los Estados Unidos de América!
—¿Y qué crimen cometió? —preguntó Iron Man.
—Es un peligro para la seguridad nacional. Debe ser neutralizado —respondió el falso Iron Man.
—No pueden juzgar a alguien por algo que no cometió, mucho menos ejecutarlo públicamente ¡Y con una armadura que claramente me robaron! —grito enfurecido el hombre de hierro—. Quitate mi armadura.
—Obligame —respondió el impostor.
Sin perder más tiempo, Iron Man se impulso hacia adelante para embestir al impostor. Clark agradeció internamente el hecho de tener lejos al sujeto con la armadura verde para poder reponer sus fuerzas. Los dos hombres de hierro intercambiaron brutales golpes, con Iron Man apuntando sus puños al rostro descubierto de su enemigo, quien se lo cubría en todo momento. El impostor logró quedar a las espaldas de Stark y lo tomó del brazo para doblarselo hacia atrás. Inmediatamente comenzó a golpear la zona de unión entre el hombro y el torso para romperla, logrando que algunas chispas saltarán. Iron Man respondió rápidamente con un cabezazo al rostro descubierto de su enemigo, rompiéndole la nariz y varios dientes. Aprovechando que el impostor lo soltó por la sorpresa, se volteó rápidamente para disparar sus rayos repulsores al estómago de este, logrando destrozar gran parte de la armadura.
—Sea quien sea que haya hecho esa copia, le salió defectuosa —aseguró Iron Man mientras veía al impostor intentar levantarse.
—¿Te creés qué le temo a un niño rico y estúpido? ¡Soy un soldado de los Estados Unidos!
—Lamento arruinar tus fantasías de Capitán América dos punto cero, pero eres un fracaso —afirmó Iron Man mientras le apuntaba con sus palmas—. A diferencia de Superman, yo no me contendre tanto contigo.
—¡Disparen! —gritó Lane.
Inmediatamente, una lluvia de balas empezaron a impactar sobre Iron Man, quien se distrajo un momento por el ataque sorpresivo. El falso Iron Man aprovechó esto para lanzar un poderoso disparo directamente de su reactor, impactando de lleno en el desprevenido héroe y logrando derribarlo. Lane sonrió ante aquel cambio a su favor, pero una fuerte brisa de aire casi lo tira al suelo. Un borrón rojo y azul termino por tumbar a todos sus soldados, y se dirigió al falso Iron Man. Superman le conectó un demoledor puñetazo en las costillas, logrando mandarlo a volar varios metros.
—Creó que ahora estamos a manos —dijo Superman con la respiración agitada, mientras se aproximaba a Iron Man.
—Recuerda que te salve en Gótica —respondió Iron Man.
—Cierto —dijo Superman mientras volteaba hacia donde el falso Iron Man se encontraba—. ¿Alguna idea de quien sea?
—Según el reconocimiento facial que le hice, es el teniente coronel John Corben.
—¿Cómo tiene una de tus armaduras?
—Nuestro amigo de Gótica me esta ayudando a rastrear unos planos robados de mis armaduras, desde la Mark 1 hasta la 3.
—¡Los voy a matar! —gritó Corben mientras se ponía de pie, con su rostro cubierto de sangre—. A tí, Superman, por ser una amenaza contra mi país. Y a tí, Stark, por traicionar a tu raza.
—Se detectan niveles alarmantes de energía en el reactor de la armadura contraria —afirmó la I.A de Iron Man.
—Corben, ¡tu reactor va a explotar! —gritó Stark.
Pero lejos de hacerles caso, el militar preparó un nuevo disparo de energía. Superman corrió lo más rápido que pudo hacia su enemigo y clavó sus dedos alrededor del reactor mientras este soltaba disparos en multiples direcciones. Quemando la piel de sus manos, logró arrancarlo y lanzarlo por los cielos antes de que este explotara completamente. Pero ya era demasiado tarde, pues el cuerpo sin vida de Corben cayó al suelo con un gran agujero en el pecho.
—¡No! —exclamó Superman, cayendo de rodillas al lado del cuerpo del difunto militar—. No...
—¡Lo mataste! —gritó Samuel Lane mientras se aproximaba con furia al hombre de acero—. ¡Maldito alienígena!
—Corben murió por su propia mano —afirmó Iron Man, poniéndose en medio del militar y Superman—. Le advertí que su reactor iba a...
—¡Tú eres tan culpable como la escoria alienígena que estas defendiendo! —exclamó Lane, encarando a Iron Man—. Cuando lleve esto al presidente, voy a apropiarme de tus malditas armaduras y haré que te encierren.
—Ese es su problema, general —afirmó Superman mientras le cerraba los ojos a su enemigo caído—. Es un maniático con intenciones de controlar todo y a todo. Este mundo tiene muchas malas experiencias con militares locos al poder.
—¿Cómo te atreves?
—Mire bien lo que hizo, general —habló Superman con gran enojo mientras se volteaba hacia el humano—. Me atacó con una armadura robada a un empresario importante y utilizó soldados para amenazar a civiles desarmados. ¿Quiere saber quién tiene más para perder si llevamos esto ante el presidente?
Lane no contestó, mientras las sirenas de policía se hacia más y más fuertes.
Cuando la tarde resplandecia con las pocas fuerzas que le quedaban, Lex Luthor se encontraba sentado en su oficina. El magnate observando unos planos que tenía en sus manos cuando el teléfono de su oficina sonó.
—Dije que no quería ser molestado —afirmó Luthor al contestar, pero su gesto se cambió de molestia a seriedad absoluta—. Hazlo pasar.
Luthor colgó el teléfono e inmediatamente guardo los planos en el cajón de su escritorio. Cruzando los dedos frente a su rostro, espero unos pocos segundos hasta que las puertas de su oficina se abrieron.
—No lo esperaba, señor Stark —dijo Lex con una sonrisa hipócrita.
—No me vengas con estupideces, Luthor —dijo irritado Tony—. Sé que estas involucrado en el robo de los planos de las armaduras de Iron Man, y estoy seguro que si me pongo a excavar lo suficiente encontraré conexiones entre tu empresa y la armadura que el ejército utilizó para atacar a Superman hoy.
—Son acusaciones muy graves, señor Stark —aseguró Luthor, reclinandose en su asiento—. ¿Tiene alguna prueba para presentar en mi contra?
—Aún no, pero las conseguiré. Conozco a muy buenos detectives.
—Lo sé —aseguró Luthor, afianzando aún más su sonrisa—. Dígale al señor Wayne que se mantenga lejos de Metrópolis.
—¿De qué hablas? —preguntó Tony, frunciendo el seño.
—Digamos que en mi ciudad, las alas de los murciélagos pueden quemarse.
—¿C-Cómo...?
—Si presumo de ser el hombre más inteligente del planeta, debo respaldarlo con algo —aseguró Luthor, manteniendo su calma en todo momento—. Bruce Wayne, Dinah Lance, Kate Kane, incluso conozco los secretos de Oliver Queen y conocí el tuyo antes de que lo hicieras público. —Luthor se puso de pie y camino hacia Tony, quedando al lado suyo pero sin llegar a mirarlo—. El único motivo por el cual no revele sus secretos, es porque no me interesa. Los héroes humanos, que utilizan sus recursos e ingenios para ponerse al nivel de los falsos privilegiados como Superman, son dignos de admirar para mi. Pero si intentas difamarme públicamente, será nuestro querido amigo Bruce Wayne quien pague los platos rotos.
Tony tragó saliva con fuerza, sabiendo que se encontraba totalmente incapaz de proceder de cualquier manera.
—Me iré por esta vez, Luthor —habló Stark, con un tono que dejaba ver que se encontraba totalmente derrotado—. Pero estaré siguiendo tus pasos.
—No deberíamos ser enemigos, Tony. Tú, Bruce y yo, podríamos hacer grandes cosas juntos. Podríamos proteger a nuestro mundo de la amenaza alienígena.
—Cállate —exclamó Tony, ya dándole la espalda a su contrario—. Dices que nos admiras, pero acabas de amenazarnos. Realmente tú nos tienes envidia, porque hacemos lo que tu ego no te permite hacer.
—¿Crees qué no puedo construir mi propia armadura o un auto con forma de murciélago?
Tony abrió la puerta y se volteó una última vez para mirar a Luthor.
—El hecho de que hayas robado mis planos viejos y construido una versión deficiente de mi armadura, me demuestra que no puedes. Es más: demuestra que eres tan mediocres que ni siquiera puedes copiar bien una tarea ya hecha.
Tony salió por la puerta y la azotó con violencia, dejando a un Luthor totalmente frustrado y con el ego destrozado.
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