Capítulo 4: Brainiac
Brainiac se encontraba sentado frente a inmensas pantallas colgantes, las cuales le mostraban imágenes de la Tierra.
—Interrumpir la conexión con los satélites artificiales —decía el alienígena, con una voz semi-robotica—. Provocar pulso electromagnético en todo el planeta a mi señal.
En Metrópolis, transcurría un día como cualquier otro. El Sol se alzaba, desvaneciendo las sombras en un hermoso amanecer. Cat Grant salía de su ducha —envuelta en una bata de baño—, y se encaminó hasta el comedor donde Gabriel la esperaba.
—Me sorprende que un alienígena cocine tan bien la comida humana —decía Cat, viendo el desayuno en la mesa.
—Me leí tus libros de cocina, los cuales tenían mucho polvo por cierto —respondió el varón, sentándose frente a la fémina.
—Podrías ser un buen chef —dijo Cat mientras empezaba a comer.
—También necesitó un título, y no tengo paciencia para ello.
La mujer encendió la televisión y puso el canal de noticias, pero repentinamente esta se apagó.
—Que extraño —dijo Cat—. No suelen cortar la luz en Metrópolis. —La mujer tomó su celular, pero se dió cuenta que tampoco encendía—. Esto se pone muy raro.
—¿Siquiera tiene batería tu celular? —cuestionó Gabriel.
—Claro que sí.
Interrumpiendo la conversación, varios gritos se escucharon en las calles. Gabriel y Cat se aproximaron a la ventana y vieron una enorme nave espacial abrirse paso por los cielos.
—¿Amigos tuyos? —preguntó Cat, algo alarmada.
—Voy a averiguarlo.
Gabriel se cambió a supervelocidad, dándole paso al hombre de acero.
—Metrópolis —decía Brainiac, observando la ciudad—. Te veo venir, kryptoniano.
Superman voló a gran velocidad en dirección a la nave, deteniéndose unos metros frente a ella.
—¡Sera mejor que vengas en són de paz, E.T.! —gritó el héroe, mirando fijo aquella nave colosal.
Algunas compuertas se abrieron y un grupo de androides colosales salieron volando de allí. Todos los robots se arrojaron contra Superman, el cual inmediatamente tomó acción defensiva. Logró elevarse para esquivar a uno de los androides y le conectó una doble patada en la espalda, destrozando su coraza. Los demás enemigos sacaron unos cañones de sus hombros y empezaron a disparar grandes cantidades de energía verde. Uno de los disparos impactó en el pecho de Superman, el cual se quejó del dolor antes de recibir un derechazo al rostro. Gabriel recuperó la estabilidad mientras sentía un sabor metálico en su boca. Rápidamente comprobó que de los nudillos de los robots se asomaban rocas verdes.
Los ojos del kryptoniano resplandecieron antes de cortar por la mitad a un androide, provocando su explosión. Rápidamente atravesó a otro con sus puños por delante y empezó a embestir a cuanto soldado robótico podía. Sin embargo, más y más de aquello autómatas salían de la nave, como si fuera un ejército de hormigas atacando a una avispa herida. Pero Superman siguió atacando con gran ferocidad y sin reprimir su fuerza, provocando que algunos androides explorarán tras los golpes. El hombre de acero se acercaba nuevamente hacia la nave, pero al llegar a diez metros de esta chocó de llenó con un campo de fuerza que lo expulsó varias cuadras. Gabriel quedó bastante aturdido y empezaba a ver doble. Aún así logró notar que varios soldados robóticos ya se le estaban acercando.
—¿Cuántos más de esos tiene?
Superman se quedó en su lugar y volvió a disparar su visión de calor, destruyendo a varios autómatas que intentaba acercarsele. Pero esto no duró mucho tiempo pues la horda de robots se estaban acumulando. Fue entonces cuando el kryptoniano empezó a volar en aparente huída, obligando a sus enemigos a perseguirlo. Gabriel volteó su torso hacia arriba y observó a sus enemigos, empezando a disparar su visión calorífica para destruir a los más cercanos.
—"Bruce decía que los antiguos guerreros, al verse rodeados, fingían que huían para después detenerse, matar al enemigo más cercano, y repetir el proceso. ¿Quién diría que yo lo haría con unos robots?".
Superman se elevó sin dejar de disparar su visión de calor como si se tratase de balas de una ametralladora, pero dicha acción empezaba a causarle molestias en sus ojos.
—"Esto es inútil al menos que encuentre la forma de atravesar aquel campo de fuerza".
Superman se lanzó nuevamente contra la nave nodriza mientras disparaba su visión calorífica, pero esta impactaba contra el escudo sin causarle daño. Gabriel cesó dicho ataque pero notó que los robots seguían saliendo de la nave, sin verse afectado.
—"Si esto falla, me da a doler".
Superman siguió avanzando, pero empezó a recibir disparos de kryptonita hacia su espalda, su pecho y su estómago. Los autómatas empezaban a rodearle y atacarle de todos los ángulos posibles. Más y más enemigos rodeaban al hombre de acero, cuya piel comenzaba a adquirir un tono verdoso. Llenó de furia gritó, y liberó una poderosa descarga de visión de calor junto con su aliento congelante. Dió vueltas en el lugar a una gran velocidad para acabar con la mayoría de aquellos enemigos, quienes caían destruidos al suelo.
Los ciudadanos veían —con mezcla de fascinación y terror—, el caos desatado por la batalla de los cielos. La preocupación en los observadores aumentó cuando empezaron a salir varías naves pequeñas, similares a aviones caza, de la nave nodriza.
—Esto debe ser una broma —exclamó con molestia el kryptoniano.
Superman se lanzó contra uno de los aviones y lo destruyó al atravesarlo, pero recibió de llenó una esfera de energía verde que otro había disparado. Una explosión del mismo color tuvo lugar y el hombre de acero se desplomó, siendo perseguido por todas las máquinas. Gabriel se repuso como pudo y voló hacia un costado para esquivar los disparos. Apretó sus dientes de la furia y embistió uno de los aviones, tomándolo desde abajo para llevarlo consigo. Usándolo como un ariete, se dispuso a atravesar el escudo de energía con él. Sin embargo, cuando estaba a un metro de este, la máquina se autodestruyo y liberó grandes cantidades de kryptonita. Debido al mareo, Gabriel no pudo evitar chocar contra el escudo de energía y salir disparado en dirección contraria; más su trayectoria iba en descenso.
—Gabriel —decía con temor Cat Grant, mirando desde su ventana.
—Perdió —dijo Lex Luthor, sacando la vista de un viejo telescopio—. Perdió...
El cuerpo del hombre de acero impactó contra la calle, dejando un rastro por donde paso. Varios androides se posicionaron encima suyo, con sus cañones apuntándole. Gabriel tosio y empezó a abrir los ojos cuando los androides empezaron a dispararle, acribillando con ataques de energía al superhéroe. Pero fue en ese momento que una energía amarilla golpeó a los androides y los destrozó, dándole un respiro al kryptoniano.
—¿Estas bien, compañero? —preguntó una voz jovial.
—Gabriel entrecerro los ojos mientras veía un hombre vestido se amarillo pararse a su lado, y una energía amarilla cubrirlos a ambos.
—¿Quién eres? —preguntó Superman.
—Puedes llamarme Yellow Lantern.
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