24. Aun me levanto
Nadie había salido de la sala mientras Dovah calmaba al rubio. El silencio era grande, abrumador. Todos sentían la pérdida. Heidi Turner, una amiga cercana, una parte de la generación... ahora está muerta.
Había pocas cosas más dolorosas que la muerte de alguien cercano, de un conocido. Era hora de luto. No solo por la chica castaña que acababa de fallecer apenas unas horas atrás, pero también por el señor que no sobrevivió, y por la madre de Butters. Todos habían olvidado que eso no es algo fácil de superar, algo fácil de olvidar.
Quedaban apenas una hora y media para el toque de queda. Finalmente Kenny rompió el silencio.
–Odio hacer esto pero.. deberíamos irnos a... a la casa–.
Kyle asintió. –Avisar a las chicas e irnos. Queda poco para el toque de queda y tenemos que acomodar. El hermano de Ken debería llegar hoy, en unas horas o menos–.
Tweek miró a Token con una ceja levantada tras un pequeño espasmo, y elíseo le asintió en respuesta.
–¿Por qué no se quedan aquí? A las chicas les quedaría mejor estar todas juntas. Mandaré a que pasen por Ike, podemos ir por sus cosas. Las más importantes, y Kevin puede venir. En realidad opino que sería mejor que estemos todos juntos. Sobre todo tras el día de hoy–.
–A menos, claro,– irrumpió Craig en el momento en que vio tanto a Kyle como a Kenny viéndose directamente a los ojos entre sí –Que estén ocultando algo y no lo quieran revelar, una razón por la que quieran o necesiten irse—.
Los dos chicos voltearon a ver a Dovah con una mirada acusadora.
–Hey,– dijo la chica, levantando una mano en su defensa mientras con la otra acariciaba el pelo de Butters que estaba dormido en sus piernas. –No me miren a mi. Los adultos son idiotas, los chicos no–.
–¡Ack! ¡Lo sabía!. ¿¡Ustedes dos?!–.
La castaña frunció el ceño, pudo un dedo en su boca, pidiendo silencio, y chitó al alterado chico.
–¡No me chites! ¿¡Que esperas que haga?! ¡Este par son unos idiotas! ¡Gah!, ¿¡Por que aún nos juntamos con ellos?!–.
Todos veían a Tweek incómodos y serios... excepto Clyde. Clyde parecía más asustado que nada.
–¿No va a explotar en nosotros, verdad?– preguntó el más rellenito de todos los presentes, en un murmuró, a Token.
–¡Cállate, Clyde!– explotó el rubio en él.
–Perdón– Soltó el chico en un hilo de voz.
Jimmy, que no había hablado hasta ahora, se aclaró la garganta y se unió a la conversación. –Cre- creó que podemos resolver esto de maner- de manera pacífica. Solo, ustedes pueden decírnoslo, como última oportunidad. Antes d- antes de que Tweek se enoje más–.
Kyle volteó a ver a Kenny, y Kenny, tras unos segundos, asintió y le dio la aprobación.
–Está bien. Esta bien. Nosotros somos los vigilantes que han estado en las calles–.
Solo se escucho la mano de Dovah golpear contra su cara.
–¿¡QUE?!–.
Tweek estaba histérico. Craig le agarró por el hombro para mantenerlo sentado, pero se notaba a leguas de distancia que el también estaba a poco o nada de lanzarse contra alguno de los dos.
–En realidad... estábamos hablando de su.. ya saben, relación..–.
Kyle sudo frío y sonrió nervioso. Kenny se tapo la boca, y comenzó a preguntarse si su muerte en ese mismo momento haría que olvidaran lo que acaban de revelar. Ambos tenían un claro rubor en las mejillas y volteaban incómodos a otra parte.
–¿¡USTEDES SON LOS DOS IDIOTAS SUICIDAS?! ¡OH DIOS MÍO!–.
—————
Finalmente, ya que era de noche y Ike ya estaba en la casa, las cosas más importantes habían sido recogidas de la casa de Kyle y esta misma había sido bloqueada, además del momento en que Kevin llegó -y se tiró a dormir, por que el pobre chico estaba muerto de cansancio-, solo quedaban unos pocos en pie. Dovah, Wendy, Kyle, Kenny, Token y Tweek. Craig estuvo apunto de quedarse, cuando menos para mantener a su pareja de saltar encima de los dos idiotas que llamaban amigos, pero honestamente sintió que era más divertido averiguar lo sucedido en la mañana; encontrarlos con un ojo morado y una pierna rota por que son unos imbeciles, Craig sería incapaz de perder la oportunidad de algo así.
Stanley aún no había despertado, lo cual solo indicaba que había tomado demasiado para que fuese saludable. Kyle estaba, considerablemente molesto con respecto a esto.
–Cuando despierte, voy a tirarle una botella de cerveza entera encima. Con todo y el cristal, a ver si se le quita lo idiota.– comentó Wendy sobre su pareja, tecleando en una laptop con velocidad.
–Eso si no se bebió hasta un coma– añadió Kenny con burla y un toque de preocupación.
–Si no se bebió a un coma yo lo pondré en uno. Idiota.– El pelirrojo murmuró, viendo a Wendy trabajar.
Atrás de ellos Dovah y Token trabajaban en los disfraces y equipamiento que usarían los dos chicos héroes esta noche.
–Oh, por el amor de- de Dios. Yo soy el que te pondrá en un coma, Broflovski. No puedo- ¡gah!, creer que no me hayas dicho esto antes–.
–Tendrás que ponerte en fila, Kenny ya se puso en primero para cuando todo acabe. Después esta Stan, tú, y te aseguro que si mi madre se entera la fila se va a recorrer y no me van a ver en un mes. Me preocupa más ella que ustedes, en realidad–.
–Y no me sorprende,– contestó Token. –por que con todo respeto, Kyle, tu madre me da miedo–.
–Supongo que no puedo negarte eso–.
—Kyle, cariño, estoy seguro que Satan le tiene miedo— Kenny jugaba con el pelo de su pareja mientras hablaba, distrayéndose.
—Estoy seguro de que podríamos tirarle tu madre encima a Cartman y se retiraría en segundos—.
—¡No vamos a tirarle mi madre a Cartman!—.
—¡no dije que lo haríamos! Dije que podríamos...—.
—Chicos— interrumpió Wendy en tono bajo, terminando ignorada.
—Oh Dios mío, Token, simplemente no.—.
—Chicos..— repitió.
–Chicos, Wendy se va a fastidiar— llamó Tweek la atención de los demás hombres, terminando de coser el nuevo disfraz de Kenneth. —Hubiésemos- hubiésemos pedido ayuda a- a- a Bebe con los disfraces..—.
—Bebe no se sentía bien, no después de lo de.. Heidi–.
El silencio se mantuvo por unos segundos hasta que Wendy retomó la palabra.
—No es el momento. Cuando detengamos el caos, podremos llorar, pero ahora mismo, tenemos que detener a Eric. Por Heidi.–.
–Por Heidi– repitieron todos al unísono.
–Bien. ¿Los disfraces están listos?–.
–Si, Wends.– dijo Token, terminando el nudo del hilo.
–Perfecto, por que los van a usar. Eric está atacando el ayuntamiento–.
–¡gah! ¿A-ahora- ahora mismo?–.
–Si. Y es un ataque serio. Necesitan apresurarse. Yo estaré aquí como control.–.
–¿que? ¿Y- y nosotros que?– preguntó Tweek, alterado –¿nos vamos a dormir?–.
–No. Token, tú evita que los demás se enteren de lo que está pasando aquí. Es decir, nuestras madres y los menores.–.
–Si señora–.
–Dovah, tú ayúdame a monitorear todas las cámaras. Son bastantes y ocupare ayuda–. La chica solo asintió y se acercó a ayudar.
–¡gah! ¿Y yo?–.
–Tweek, ¿podrías hacer café, estoy segura que estaremos gran parte de la noche aquí y es tu especialidad–.
El rubio gruñó y rodó los ojos, pero no se negó.
—Kyle.. Kenny..–.
Ambos chicos tenían sus disfraces en mano. El disfraz de Kenny era el mismo de antes, solo que no llevaba una trusa debajo del cinturón como antes; era una sola pieza lila que tenía atravesado del hombro derecho a la cintura el cierre, y entre medio del pecho y el estómago, partido por el cierre, la gigante M que caracterizaba al superhéroe. El cinturón era de herramientas, pero no llevaba herramientas, no normales al menos. Tenía un teaser en un lado y un gancho en el otro, mientras que en pequeñas bolsitas había un encendedor, bombas de humo, cerillos permeabilizados, y un par de varitas luminosas de emergencia, junto con unos binoculares con visión nocturna. Aparte de eso, lo que rellenaba el espacio de la trusa, era un arnés que sujetaba de sus piernas y apoyaba con tiras en el torso, con un par de ganchitos en los costados para poder sujetarse a algo. Tenia unas botas medianamente altas de cuero, al igual que los guantes completos y agarrados con cintillas. La capa, ademas, mantenía el signo de pregunta encima, y ya no estaba completamente pegada en una sola pieza, sino que usaba un par de imanes para sujetarse de manera que si algo lo jalaba, no terminaría decapitado u ahorcado. La máscara se mantuvo simple, en realidad solo cambió el material. Kenny sonrío emocionado.
Kyle, por otro lado, veía el gran cambio del disfraz. Se mantuvo la idea de la sudadera verde obscura, pero ahora, las mangas habían sido cortadas hasta arriba del codo, y había un retazo de tela que se podía subir y bajar para cubrir la boca y nariz de color naranja tirando a marrón. La patética mascara de tela fue reemplazado por unos googles -Con visión nocturna, cortesía de Token-. Para el brazo derecho había un guante largo, tan largo que pasaba arriba del codo casi alcanzando la manga, de cuero negro, atado por cintillas y sin dedos. El brazo izquierdo sólo tenía una codera simple del mismo cuero, y un guante corto sin dedos. Al terminar la sudadera había un cinturón igual al de Kenny, pero en lugar de los binoculares y del gancho, tenía una pequeña tableta recubierta para protegerla, con la que podía acceder a cualquier cosa que hubiese en la pantalla de Wendy. También podía acceder a otros cuantos programas y podía utilizarla para hackear. Era bastante obvio para que servía cada cosa, los programas estaban marcados con nombres tontos y obvios. Los pantalones que tenía eran unos militares de tela completamente negra, y unos botines también de cuero.
–Dios, Token, ¿de donde sacaste todo esto?–.
–Oh. Lo tengo desde hace tiempo. Saque la mayoría de las mediciones de cámaras y cosas por el estilo. Buscaba hacer un trato con Mysterion para darle mejor equipamiento. Hice lo mismo cuando apareció el nuevo superhéroe.–.
–wow, ¿y cual es el trato?–.
–¿ahora mismo? Salven al pueblo y pueden quedárselo. Incluso se los arreglaré si lo ocupan–.
–¿Todo?– preguntó Kenny con sorpresa. –Es equipamiento caro–.
–No para mi. Ademas, ustedes están protegiendo al pueblo, y soy uno de los idiotas que vive en el, así que, si les ayuda a cuidarlo mejor, créeme que no es problema para mi—.
—Joder, gracias Token—.
—No hay problema. Solo no mueran y no todo genial—.
El rubio rio nervioso. —No estoy seguro si eso será un problema o no—.
—¡Chicos!— reclamó Wendy. —¡A cambiarse y correr! ¡El ataque está empezando!—.
Ambos se vieron, asintieron, y fueron a cambiarse. Se sentía como una escena de película, excepto que ambos estaban muriendo por dentro. Esta era la primera misión fuerte de Kyle. No era detener a un par de personas... esto era detener una invasión. ¿Y de McCormick? No podía estar más aterrado. Si Cartman lo mataba, ¿de verdad acabaría ahí? ¿Moriría por siempre y para siempre? Ambos salieron y se agarraron de la mano al notar el miedo del otro, pero aunque eso relajaba el alma, no el cuerpo. Ambos sentían sus entrañas revueltas y nerviosas. Dovah levantó el pulgar, y Token ya no estaba.
Wendy habló. –Bien chicos, ya saben. El ayuntamiento. Deberán correr, por que están tirando la puerta abajo y un grupo de cultistas mantiene alejados a los pocos oficiales qué hay.—
Los dos asintieron al mismo tiempo, conectados, y separándose un poco, Kenny se adelantó. El pelirrojo volteó a ver a Tweek.
—Kyle, idiota..– el más alto suspiró. —Por favor sobre-sobrevive. Eres un buen amigo, y no te queremos muerto.–.
El pelirrojo sonrió. –Hare lo que pueda, Tweek—.
Esa fue la despedida. De un salto extendido por la energía azul verdosa desprendida de los dedos del chico disfrazado, alcanzó la puerta de arriba y salió tras su pareja.
—————
–Ah. Traigan el arma.— dijo la voz con eco de Eric Cartman, y tras la orden, una persona del culto en capucha acercó una bazooka a manos de Eric.
La puerta del ayuntamiento quedó hecha pedazos.
—Bien... es hora del show—.
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