Orden

Días pasaron pero la situacion no mejoraba, estaba poniendo en orden mi vida pero a estas alturas nada estaba en orden. Comprendo que cometí un error pero no hay forma de remediarlo, las cosas ya están hechas; sólo quiero terminar con todo esto ya. Rose intenta ayudarme pero sus esfuerzos son en vano, no hay consuelo para mí, fui una estúpida; Alex sigue igual de frío que siempre, pero yo ya no intentó acercarme no serviría de nada las cosas entre ambos están dichas

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Rose estuvo desaparecida durante clases lo cual se me hace extraño, cuando al final del día aparece, me dice la razón.

—¿Qué paso contigo? — cuestiono—. Me tenías muy preocupada

—Ya es hora de que arregles la situacion con Alex

—¿Qué tiene que ver Alex con tu desaparición?

—Bueno que hable con él y está dispuesto a escucharte

—¡Qué hiciste qué! —Subo el tono de mi voz, haciendo que varios volteen a vernos

—Lo que escuchaste, y está dispuesto a verte esta tarde en esta cafetería —Me entrega un papel con una dirección

—Pero explícame, ¿qué le dijiste?

—No te daré muchos detalles, sólo diré que intenté hacerlo entrar en razón, hacerle ver que tú no tenías toda la culpa de esto

—Pero Rose, yo sí fui la culpable, dude de él, lo acuse de mujeriego, de pedófilo

—Pero porque aparentemente todo lo acusaba pero por eso deben hablar, solucionar todo, de algo estoy segura ninguno de los dos está bien y se les nota; Alex con su cara de amargado y tú son comer bien y con ojeras.

En eso tenía razón Rose no estábamos bien, son embargo no creo que algo así se pueda solucionar, además es un amor imposible el de nosotros pero aún así tal vez pueda recuperar por lo menos una amistad y con eso me conformo, por eso esta tarde iré a la cita con Alex.

La cita es a las cuatro de la tarde, estoy hecha un manojo de nervios, de nuevo volveré a hablar con Alex me puede rechazar, puedo perder mi última oportunidad. Escojo con sumo cuidado mi ropa pero decido ir de manera casual.

Tomo dinero de mi mesada y me dirijo al lugar de encuentro, mi familia no está así que no debo pedir permiso ni dar explicaciones.

Al entrar lo noto ahí sentado, como siempre muy puntual, voltea a verme serio, implacable.

«Extraño verlo sonreír»

Pienso mientras me voy acercando, él se levanta y me invita a sentarme sin despegar la mirada de mí, al instante un mesero se acerca y hacemos el pedido.

—Y bien Rubí, dime de qué hablaremos, te escucho —dice sin rodeos

—Primero que nada creo que le debo una disculpa profesor —suspiro y tomo aire—. No tenía razón para desconfiar de usted

—Rose me dijo que tenías razones para hacerlo pero nunca me las dijo. ¿Me puedes decir cuáles son?

—Por dónde empezar —Me miro las manos, intentando poner en orden mis ideas —; pues primero escuche a unas chicas hablando sobre usted, decir que estaba comprometido con Alondra y que su plan era jugar con los sentimientos de las alumnas

—Sabes que no todos los alumnos me quieren ¿Cierto? Muchos inclusive me odian por poner bajas calificaciones e intentan dañar mi reputación, además entre Alondra y yo nunca ha existido nada; creí que te diste cuenta en Vallarta

—Pero es que después —Me muerdo el labio, lágrimas amenazan con salir al recordar como me sentí—, lo intenté buscar para hallar una explicación y lo vi besándose con ella

—Ella me busca, me hostiga y me ha robado un par de besos pero siempre la rechazo, no soporto a las personas hostigosas. ¿Te quedaste a ver cómo la rechazaba?

—No, salí corriendo —admito

—Niña tonta, te debiste quedar un poco más —sonríe un poco a lo cual me hace sonreír un poco a mí también

—No podía soportarlo

—¿Por qué?

Esta es la hora de la verdad, el momento decisivo ¿Qué puedo hacer? Sí le cuento la verdad, le digo que estoy enamorada de él, tal vez ya lo sepa pero es admitirlo y me arriesgo a ser rechazada; pero puedo no admitirlo con palabras, e intentar conservarlo como amigo. Miro alrededor intentando hallar mi próxima respuesta.






Perdón sé que no tengo excusa por no actualizar, pero estuve a punto de dejar de escribir, sentí que nadie me leía y bajaron mis ánimos; pero mi lema es nunca dejar inconcluso algo, así que prometo terminar de escribir esta historia. En mi mente tengo todo, incluso el final.

¿Qué harían ustedes si estuvieran en el lugar de Rubí? 

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