Adiós

Esa tarde me dediqué ha hacer mi tarea, el poema o escrito porqué éste sería la calificación de final de semestre. Aunque a estás alturas ya no me importaba, aun así me esforcé por crear algo.

En esta ocasión no escribiría nada de amor, sino de desamor.

El escrito qué se me ocurrió fue... Adiós.

Hoy vine a decirte adiós,
Adiós a aquellos recuerdos,
Adiós a aquella mirada,
Adiós a aquella sonrisa.

Poner punto final a aquello,
Aquello que me hechizaba,
Aquello que me encantaba,
Aquello que me enamoraba.

Porqué aquello ya no existe,
Solo fue una fantasía,
Solo fue una ilusión,
Solo fue una tontería.

Por ello hoy te digo adiós,
Adiós vida mia,
Adiós amor de mi vida,
Adiós ilusión mia,
Adiós para siempre adiós.

Lo hice pensando en qué debo de olvidarme de Alex, debo decirle adiós. Mañana por fin saldré de vacaciones, tres meses lejos de la escuela, lejos de él, tal vez esto me permita olvidarlo. Duermo pensando en ello.

Está sonando mi alarma, no deseó levantarme, pero hoy es el último día, me digo a mí misma que solo falta hoy, me obligo a levantarme, no quiero otro retraso, hoy entregan calificaciones. Me sumergó en una buena ducha, me cambió y me arregló. Veo el celular, para la hora y descubró un mensaje de Ernesto.

Buen día preciosa, espero no te hayas quedado dormida. Hoy por fin serás libre. Espero con ansias la tarde, anhelo darte mi sorpresa.
Visto 6:30 am

Comienza a intrigarme su sorpresa de Ernesto, pero algo que he aprendido de él, es qué es muy reservado, así qué está de más cuestionarlo, además qué ya es tarde.

Buen día, corazón.
Yo también deseo acabar con éste día. Pero antes de terminarlo tengo que empezarlo. Cuidate.
Visto 6:35 am

Voy rumbo al comedor, pero solo a despedirme de mis padres y mi hermanita, prometiendo desayunar algo por allá. Últimamente no he tenido mucho apetito, el mal de amores siempre te aqueja de está manera. Me despido y me dirigo a la preparatoria.

En el camino me encuentro con Rose, le cuento lo extraño de la sorpresa de Ernesto. Ella, aún no lo conoce, no he querido traerlo a la preparatoria aunque él sabe donde es, pero es complicado, no vive cerca y con el tráfico de la Ciudad de México, toma una eternidad atravesar la Ciudad.

Él día transcurre lento y pesado, mis calificaciones están entre 7 y 8, con excepción del profesor de cálculo quién me odia y me puso un 6 (ok, tal vez no me odie, pero eso dicen todos los estudiantes, solo tal vez, sea odio unilateral por mi parte y desinterés por su clase).

Llega la clase de Alex, entregó mi poema, él los califica y entrega calificaciones, la mia, un 9. Era de esperarse, pues aunque no he participado en su clase, tengo un punto extra por lo del concurso.

Termina su clase, estoy a punto de salir cuando su voz me detiene.

-Rubí, espera por favor, necesitó hablar contigo -pide formalmente, a lo qué tengo qué quedarme, pues sigue siendo mi profesor, los alumnos salen, Rose voltea a verme y yo asiento con la mirada

-Le escucho profesor -trató de no mirarle

-Hoy sales de vacaciones, no nos veremos en un largo tiempo, y quiero saber qué he hecho para qué me trates de esta forma -me dice intentando buscar mi mirada pero reclinado sobre su escritorio, nos separa una distancia

-No comprendo a qué se refiere profesor

-Sabes bien de qué hablo, la vez pasada te despediste de mí con un abrazo y hoy pensabas irte así, sin más -se nota tristeza en sus palabras, es buen actor -además, ¿Crees qué no sé qué todo lo qué escribes tiene un significado? ¿Acaso crees qué no sé qué tu me amas? -estoy petrificada por sus palabras, alzó la mirada, encontrandome con esos ojos azules qué me miran con intensidad -Yo también te amo.

No puedo creer qué haya dicho eso, las palabras qué tanto soñe, qué tanto anhele, qué tanto esperé. Estoy a punto de caer presa de sus palabras, de su mirada, algo me atrae a él... Cuando el sonido de llamada de mi celular me despierta de mi ensueño y me devuelve a la realidad.

Hola Preciosa ¿Dónde estás? Estoy afuera, todos ya salieron pero no te veo.

Ernesto, ¿cómo qué estás afuera? Yo... Este... Aún no salgo.. Me demore un poco por calificaciones, pero ya salgo. Espera.

Alex me observa, sus ojos ahora estan contraidos, frunce el ceño, cierra el puño.

-¿Es aquel niño del concurso? -pregunta

-Sí, es él y si me disculpa profesor, me está esperando -tomó mis cosas apresuradamente y me dirigo a la puerta, cuando su brazo me detiene

-Rubí espera, no sabes cuánto me costó decirte qué te amo, necesito saber, qué tu sientes lo mismo qué yo -no volteo a verle, sé qué con su mirada podria debilitar ni resolución

-Yo, no puedo sentir nada por usted, profesor -digo lo más convicente qué puedo

Maldita sea, Rubí! ¡Acepta que me amas! -Dice con un tono de voz bastante exaltado

-No puedo aceptar una mentira, suerte con su matrimonio, profesor.

Salgo corriendo, no sé de dónde saqué las fuerzas, para rechazarlo. No puedo creer qué iba a ser tan tonta para creer en sus mentiras de nuevo. Parece qué no me cansó de tropezar con la misma piedra.

Quisiera llorar ahora mismo, pero tomó una profunda bocanada de aire y me contengo, prometí qué ya no lloraría. Además Ernesto está aquí, para librarme de mis fantasmas...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top