001: Malo


Trece Colonias estaba aterrado, nunca en su vida permaneció tan quieto hasta ese momento, sentía la picazón recorrer sus pequeñas piernas mientras que sus curiosos ojitos recorrían el enorme jardín por el cual España les estaba dando un recorrido, las ganas de echarse a correr por el lugar eran fuertes pero la mirada fría de aquel señor bastaba para doblegar su espíritu aventurero. Las manitas jugaron con la tela de su ropa, se estaba poniendo tan nervioso como su papá.

ㅡTienes un hermoso jardín ㅡcomentó Inglaterra mordazmente rompiendo el silenció que se había formando, España se dio la vuelta y sonrio.

ㅡGracias.

Nuevamente avanzaron dejando atras los verdes árboles y las plantas del jardín, el rubio miró hacia atrás rogando con la mirada quedarse un par de minutos solo y jugar. Su padre pareció entender los deseos del pequeño pero, no podría hacerle tal petición a alguien tan altanero como España.

ㅡPapá ㅡllamó en un susurro lastimero, los ojitos del menor amenazaban con llorarㅡ ¿p-puedo jugar?

El corazón de Inglaterra temblo al escuchar a su pequeño. Levanto la mirada encontrándose con los ojos verdes del español quien veía la escena con cierto desagrado.

ㅡVuestro hijo es un malcriado, ¿no?

Trece Colonias se encogió en su lugar, para después, con temor esconderse detrás de su padre quien tenía una mueca de enojo en su rostro. Ese señor era mucho peor que los cuentos de terror que le solía decir su papá cuando no quería ir a dormir, sus ojitos se empañaron de más lágrimas pero, como todo un niño valiente decidió que no iba a llorar.

ㅡ¿S-sr.Spain p-puedo jugar e-en su jardín? ㅡpidió con las voz quebrada.

ㅡNo.

Trece Colonias frunció el ceño y saliendo de su "escondite" se puso frente a Inglaterra.

ㅡLe prometo que no haré nada malo ㅡdijo con determinación, aunque podía sentir sus piernas temblar.

El castaño se dio la vuelta y comenzo a caminar al interior de la casa ignorando al niño, Inglaterra se puso de cuclillas, sacando de su saco un pañuelo con el que limpió las lágrimas de Trece Colonias, el pequeño sintió un vacío en el pecho, su carita estaba pintada de un rosa palido pero, seguía mirando el exterior.

ㅡNo me agrada ㅡsusurró inflando sus mejillas en un pucheroㅡ es muy malo, por eso esta solito, nadie lo debe querer ㅡcruzando sus pequeños brazos sobre su pecho cerro sus ojitos indignado.

ㅡÉl no esta solo ㅡdijo su padre levantándose del suelo, revolvió los cabellos rubios logrando que Trece Colonias lo mirara con curiosidadㅡ, aquí vive otro niño.

ㅡ¿Con él?

ㅡSi ㅡrepusó el mayor tomando la mano de su hijo, entrando a la casa.

ㅡPobre niño.

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