¡Ups!

Advertencia: Éste one shot contiene escenas sexuales por lo que si no es de tu agrado te recomiendo saltearlo.

Podés ir a darle un vistazo a mi nuevo fic mientras tanto ;)

Besé su cuello y comencé a bajar hasta llegar a su pantalón, levanté mi vista y le sonreí a aquel chico antes de bajar el cierre y tomar sin vergüenza alguna el miembro del tipo.

—¿Estás seguro de qué quieres hacer ésto? -Me preguntó.

Awws que tierno, se preocupa por mí.

—Por supuesto que estoy seguro. -Le respondí para luego ocupar mi boca en otra cosa.

El chico gruñó por lo bajo, cosa que me instó a comenzar a lamer su miembro con avidez.

—Maldita sea... -Jadeó. -¿Y dices que es tu primera vez? Lo haces excelente.

Tuve que alejarme un poco para reír por lo bajo antes de seguir en mi trabajo.

Lamí y chupé con esmero, me sentía satisfecho al oír que él realmente lo estaba disfrutando y lo hacía notar al tomar mis cabellos con fuerza para acelerar mi ritmo.

—Ya es suficiente. -Sacó su miembro de mi boca y me ayudó a levantarme para unir nuestros labios con desesperación y deseo, respondí gustoso.

Sus manos fueron rápidas a la hora de desabotonar mi camisa y comenzar a explorar toda mi piel, separó nuestros labios para comenzar a repartir besos y mordidas por mi cuello para luego bajar y comenzar a juguetear con mis pezones.

No pude retener el gemido cuando sus manos apretaron con fuerza mi trasero mientras lamía mi pezón.

Él me tomó en brazos y yo rodeé su cintura con mis piernas mientras me llevaba a la cama entre besos y caricias.

Me recostó con suavidad y se posicionó arriba mío con una sonrisa que me enloqueció aún más.

—¿Te sientes bien? -Asentí y volví a unir nuestros labios.

Entre beso y beso terminamos de desvestirnos, quedando completamente desnudos nos miramos el uno al otro.

—Me imagino que no trajiste lubricante. -Me dijo mientras abría el condón y lo colocaba correctamente.

Me abofeteé mentalmente.

Había olvidado el puto lubricante.

—Bueno, improvisaremos. -Me dijo con una sonrisa, acercó su dedo a mi boca. —Lamelo. -Me ordenó con voz ronca.

Obedecí complacido y pase mi lengua con esmero.

—Buen chico. -Abrió mis piernas con delicadeza y poco a poco fue introduciendo un dedo y luego otro.

Maldije en mil idiomas distintos cuando movió sus dedos.

—Relájate o te dolerá más. -Besó una de mis piernas y me sonrió para inspirarme confianza.

Inspiré hondo y finalmente fui adaptándome, jugueteó un poco antes de sacar sus dedos y subir para besarme, su lengua entró con confianza y comenzó a explorar mi boca.

Sentí claramente como su miembro se acercaba mi entrada y el pelimorado se separó de mí para sonreírme.

—Ésta es la última oportunidad para parar, una vez que empiece ya no hay vuelta atrás, ¿Estás seguro? -Me preguntó mirándome con aquellos ojos que me habían hipnotizado desde el primer momento en que los ví.

Sonreí y lamí su cuello antes de dejar un beso.

Hazlo.-Ordené con seriedad.

El joven me tomó por la nuca para besarme con fogosidad mientras entraba de a poco.

Bueno, pensé en muchas cosas y casi todas ellas se relacionaban con cuánto dolía.

Tendría que haber elegido a alguien con un pene del tamaño promedio.

Pero ya no podía retractarme, tampoco quería.

El chico aguardó unos momentos, en los que corrió los cabellos de mi rostro y besó mi frente.

—¿Va bien? -Preguntó preocupado.

Asentí con dificultad mientras trataba de recuperar todo el oxígeno pérdido.

Comenzó con un suave vaivén que multiplicó el dolor y me sacó varios quejidos, pero a medida que continuaba moviéndose mi cuerpo se iba adaptando y el dolor era sobrepasado por oleadas de placer que me hacían gemir complacido.

Me sentí extasiado cuando llegó a un punto en específico, el pelimorado besó mis labios y sonrió.

—Con que ahí es. -Arañé su espalda y volví a unir nuestras bocas.

Él continuaba moviéndose y por la forma en la que gemía complacido me hacía disfrutarlo aún más.

—S-sigue, m-más fuerte. -Supliqué entre jadeos, él obedeció gustoso.

Puso una mano de forma posesiva en mi cadera mientras que la otra se iba a mi miembro y comenzaba a masturbarme al ritmo de sus estocadas.

Mordía mi cuello y pecho mientras que yo arañaba toda su espalda.

Me sentía en el cielo, todo el dolor había quedado atrás.

—M-me vendré. -Advertí.

Él salió bruscamente de mí y me sonrió mientras acariciaba mi rostro, completamente sonrojado y sudado.

—Es tu momento. -Me tomó de la cintura para subirme a su regazo. —Disfrutalo.

Volvió a entrar en mi pero aquello dolió muchísimo más debido a la posición, tardé unos segundos en adaptarme para luego comenzar a subir y bajar, apoyé mi frente en su hombro y gemí con complacencia.

Él no se quedó quieto me tomó con fuerza de la cintura y comenzó a ayudarme para subir y bajar, nuestros gemidos se entremezclaron con el chasquido obsceno de nuestros cuerpos chocando, volvió a masturbarme, sus gemidos y gruñidos cerca de mi oído ayudaron a llegar a mi éxtasis con mayor rapidez, eyaculé manchando mi abdomen y parte del de él con un gemido lleno de placer.

El pelimorado volvió a recostarme y siguió con su trabajo por unos minutos más hasta llegar al orgasmo con un gemido que me volvió loco, metió su lengua en mi boca una última vez mientras salía de mi interior, nos separamos y un hilo de saliva quedó uniendo nuestras lenguas.

Sonrió satisfecho, se sacó el condón para arrojarlo al cesto y luego recostarse en la cama con un suspiro cansado.

—¿Vienes o no? La reservamos para toda la noche. -Sonreí y me recosté a su lado, me abrazó por la cintura y apoyó su mentón en mis cabellos. —Descansa... -Murmuró adormilado.

Me acomodé en su pecho y cerré mis ojos para caer en un sueño profundo.

********•********

Tomé mi teléfono y contesté sin siquiera mirar.

—¿Qué? -Pregunté adormilado.

¡¿Por qué aún no estás aquí maldito infeliz?!¡Es tu primer día maldita sea! -Terminé de despertarme con pavor.

Había olvidado que hoy comenzaba mi nuevo trabajo.

—¡Perdón, perdón! -Me levanté de un salto cosa que me hizo gemir adolorido. —¡Llegaré en quince minutos!

Corté la llamada y corrí hacia el baño del hotel para darme un baño rápido, en menos de cinco minutos estaba lavado y... Con la ropa de ayer, debía correr a mi apartamento por el traje.

—Creo que nos quedamos dormidos. -Murmuró alguien desde la cama.

Me giré alarmado hacia él y luego suspiré.

—Así es y yo llegaré tarde a mi trabajo, ¡Gracias por todo pero adiós! -Besé sus labios y tomé el teléfono de la mesita de noche.

El pelimorado bufó.

—Supongo que sigues con la idea de no decirme tu nombre. -Me dijo un tanto irritado.

Le sonreí y despeiné aún más sus cabellos.

—Supones bien, si volvemos a cruzarnos en algún momento no dudes en que volveré a tener sexo contigo. -Le guiñé un ojo y abrí la puerta. —¡Hasta otra ocasión guapo! -Cerré y corrí hacia mi casa, totalmente adolorido.

A mi sólo se me ocurría ir a un bar para buscar un desconocido con el que perder la virginidad un día antes de comenzar el trabajo.

—Denki Kaminari, eres un imbécil. -Me dije mientras anudaba correctamente mi corbata y bajaba del taxi luego de pagar.

Ya tenía veintitrés años y había comenzado a sentir a mi virginidad como un incordio y ayer de imprevisto se me había ocurrido la loca idea de perderla con un desconocido al que no volvería a ver nunca más, era un plan infalible.

En aquel bar conocí a aquel guapo pelimorado, parecía rondar por mi edad por lo que unos shots después terminé rogándole que me desvirgara, sí así como dije.

Bueno, no tenía queja alguna la había pasado fenomenal.

Entré al edificio con rapidez y una pelirrosa con un bello traje de secretaria me observaba con el ceño fruncido.

—¿Te gusta hacerme sufrir Denks? -Me preguntó con el ceño fruncido.

Le sonreí inocentemente y besé su mejilla.

—Lo siento Mina, estuve... Ocupado. -Respondí lo más natural posible.

Mi amiga enarcó una ceja.

—¿Ocupado? -Apuntó mi cuello. —Lo noté, pero luego me hablarás de ello ya que debemos correr para que te explique en lo que vas a trabajar.

Gracias a Mina había conseguido un empleo en una importante empresa, allí ambos trabajaríamos en el área contable, llenando algunos papeles, la paga era buena y tendría un día libre por semana.

Pasé el resto de la mañana llenando papeles, tratando de soportar el dolor de mi espina dorsal y evitando las miradas curiosas de Mina, todo iba en calma hasta que tomé la que se convertiría en la más importante decisión de mi vida, ir a tomar un café.

Dejé los papeles listos y me estiré como cual gato antes de levantarme con un poco de dificultad e ir a buscar el renovador de energía de nosotros, los pobres oficinistas.

Apenas me faltaban dos pasos para llegar al glorioso café cuando sentí como me jalaban con fuerza a un rincón.

Abrí mis ojos con sorpresa e intenté zafarme hasta que noté quién era mi captor.

—¿Pero cómo...? -Pregunté sorprendido.

El pelimorado sonrió.

—Que pequeño es el mundo, no esperaba encontrarte aquí. -Me dijo casualmente.

Créeme, yo tampoco lo esperaba, pensé.

Se escucharon los sonidos de tacones acercándose por lo que el pelimorado se pegó aún más a mí para ocultarnos en aquel rincón.

Nuestros cuerpos estaban completamente pegados y como su corbata estaba un tanto desajustada podía admirar su cuello, lleno de marcas.

Mis marcas.

Los recuerdos de la noche anterior y su cercanía hizo que mi temperatura corporal comenzara elevarse.

No, por favor no.

El chico se giró sonriente hacia mí y acercó su rostro, haciendo que nuestras narices se rozasen.

—Pero que pervertido eres... -Murmuró mientras se pegaba más a mí, refregandose adrede en mi erección.

Mordí mi labio con fuerza.

El chico volvió a sonreír satisfecho y me tomó de la muñeca para guiarme hacia una oficina.

—¿Qué piensas hace...? -Siguió arrastrandome hasta donde lo que parecía ser un baño privado dentro de esa oficina. —¿Y si nos descubren? Yo no quiero perder éste empleo y... -El ruido de la puerta bloqueandose me alarmó.

El chico se giró sonriente hacia mí.

—No te preocupes, es mi oficina y pocos son los que están autorizados a entrar aquí. -Bajó la tapa del inodoro para sentarse en él y atraerme para dejarme sobre su regazo. —Tenemos poco espacio, pero vamos a aprovecharlo, después de todo necesitas ayuda. -Dijo con sorna mientras apoyaba su mano en mi erección, ahogué un gemido. —Debo confesarte algo. -Me mencionó mientras desabotonaba mi pantalón y bajaba la cremallera. —Pocas veces he tenido sexo con desconocidos y menos con desconocidos que son vírgenes, pero tú... -Metió su mano en mis bóxers y comenzó a masajear mi miembro erecto. —Me atrapaste desde el primer momento, no sé por qué pero me vuelve loco estar contigo. -Sentí un bulto en mi trasero. —Oh, parece que yo también necesitaré ayuda pero primero. -Sacó mi miembro y comenzó a masturbarlo. —Gime para mí.

Y eso hice.

Intentaba evitar hacer ruido o acallarlo con mis manos pero nada funcionaba, hasta que el pelimorado me ayudó en eso también, unió nuestros labios para iniciar un beso desesperado, nuestras lenguas se juntaban y exploraban la boca del otro, con su mano libre tomó firmemente mi nuca cosa que me excitó aún más.

Tardé unos pocos minutos en venirme.

—Vaya, eso fue rápido. -Llevó su mano a la boca y la lamió bajo mi atenta mirada. —Ahora, si eres tan amable. -Tomó mi cintura y me hizo sentir su pronunciada erección.

Jadeé antes de bajarme de su regazo y arrodillarme con la mirada clavada en sus ojos que se tornaban más oscuros a medida que acercaba mi cabeza entre sus piernas.

—Con gusto te ayudo. -Dije con voz ronca mientras bajaba la cremallera y sacaba su miembro. —Veamos qué tal está. -Lo tomé con firmeza con mi mano derecha y pasé la lengua con lentitud, de abajo hacia arriba.

El gruñido de satisfacción me hizo sonreír.

—Bueno, creo que podré encargarme de ésto. -Le guiñé un ojo y lo introduje en mi boca jugueteé un poco con mi lengua, moviéndola en la punta haciendo que todo el cuerpo de aquel chico se estremeciera.

Se oyó como la puerta de la oficina se abría.

—¿Shinsou?

Abrí los ojos sorprendido, conocía aquella voz.

Era nada más y nada menos que Shota Aizawa, el jefe de la compañía.

El pelimorado tragó grueso.

—A-aquí estoy. -Dijo mientras intentaba regular su respiración.

Se escuchó como Aizawa se acercaba hasta allí.

—¿Te tardaras mucho? Necesito que me chequees unos papeles y hablar sobre esa reunión que te mencioné.

No sé por qué lo hice, tal vez por pura maldad, pero volví a introducir su miembro en mi boca.

El ahora llamado Shinsou me miró con sorpresa y jadeó un poco.

—E-Eh.. Tal vez me... -Mordió su labio para evitar gemir. —T-tal vez me tarde un poco, deja los p-papeles en mi escritorio y... -Apretó sus labios con fuerza y gruñó con satisfacción ante mi excelente trabajo. —L-luego hablamos.

Aizawa quedó en silencio por unos segundos.

—De acuerdo, los dejo aquí, no te olvides de pasar por mi oficina. -Se oyó el ruido de los pasos y como finalmente la puerta se cerraba.

Shinsou se giró hacia mi furioso.

—Eres un ser malvado. -Sonreí inocentemente. —Levántate, recibirás tu castigo.

Me levantó y me despojó de mis pantalones con rapidez.

—Así aprenderás que conmigo no se juega. -Me sentó en su regazo y entró en mí sin miramiento alguno.

Jadeé adolorido.

—Eres un... -Me tomó por la cintura y comenzó a coordinar nuestros movimientos.

Gemí y lo miré con el ceño fruncido.

—¿No te podías aguantar? -Pregunté entre jadeos. —Tú también eres malvado S-Shinsou.

El me sonrió con arrogancia.

—No es justo que tú sepas mi nombre y yo no sepa el tuyo. -Desanudó mi corbata y comenzó a besar mi cuello. —Dímelo, quiero saber quién es el que me está volviendo loco.

Gemí cuando metió uno de mis pezones en su boca.

—K-Kaminari Denki. -Dije entre gemidos.

Él se alejó un poco y me miró seriamente.

—Bueno Denki, a partir de ahora gemirás el nombre de Shinsou Hitoshi. -Me dijo antes de unir nuestros labios.

No tardamos mucho en eyacular y yo finalmente volví a vestirme.

—Tengo que volver a trabajar, supongo que nos veremos luego, Hitoshi. -Le dije con voz coqueta mientras anudaba mi corbata.

Shinsou sonrió y limpió un rastro de saliva que había en mi mentón.

—Supones bien, a partir de ahora nos veremos muy seguido, Denki. -Besé sus labios fugazmente y salí de su oficina.

Estaba tan embobado asegurandome de que mi traje no estuviera manchado que terminé estrellandome con alguien, y con quien menos quería cruzarme.

—¿Yo estoy loca o tú saliste de la oficina de Shinsou Hitoshi? -Me preguntó Mina.

Sonreí de lado.

—Por supuesto, es que chocamos y casi me derrama su café, luego me invitó a su oficina porque no me conocía. -Le expliqué con una sonrisa angelical que le sumaba veracidad a mi mentira.

Mina abrió la boca sorprendida.

—Es algo raro que él quiera socializar con los empleados, a pesar de ser el heredero de la empresa tiene poca relación con nosotros. -Mencionó mientras bebía su taza de café. —Debes sentirte privilegiado.

Yo quedé anonadado mirando hacia la ventana que tenía cerca.

¿Acaso me había convertido en la pareja sexual de mi superior, futuro jefe de ésta empresa multimillonaria?

Ups, me he metido en un lío.

AAAAA LO ESCRIBÍ LO ESCRIBÍ

Ahre

Bueno, que ondiiiix acá yo después de alterarme por escribir mi primer lemmon ah

Sean sincerxs, le gustó? Bue

Bueno como no soy hombre no sé si lo relaté de la forma correcta peeero mi basta experiencia con los mangas y los libros dIGO con la Sagrada Biblia, me ayudaron a relatar éste one shot uis

Escucharon eso? Es la puerta a la oportunidad de leer más lemmon en mis fics abriéndose aHRE

Bueno, si ven algún error no duden en avisar beibis

Voten y comenten pq sino nos vamos a las piñas <3

Bueno si no cocino rápido mi mami me pega así que cjau, Darkness

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