Su Alfa (Omegaverse)

—¡Oh lloraré! -Advirtió Mina a pesar de que ya se encontraba llorando.

Aunque Denki no podía quejarse ya que él también sollozaba mientras se tocaba el abdomen.

—El fenómeno de la luna realmente te ayudó. -Le dijo con una sonrisa la Alfa. —Lo único que le agradezco a ese tonto de Sero es que me permita ser tía. 

Denki puso una mueca e instintivamente llevó una mano a la marca en su cuello, que lo unía a Sero Hanta, su destinado.

Al principio su relación había sido esplendida, Sero lo había tratatado dulcemente, pero con el tiempo aquel cariño por parte del Alfa se fue gastando, muchas veces llegaba oliendo a otros Omegas, casi ni lo tocaba, Denki realmente estaba sufriendo.

Pero luego ocurrió un fenómeno inesperado, hubo luna llena dos días seguidos, ésto provocó que a varios Omegas se les adelantara el celo y se intensificara, Kaminari entre ellos, en esos días Sero volvió a ser el Alfa cariñoso que tanto amaba.

Y ahora él estaba embarazado, estaba seguro de que eso ayudaría a su relación, apenas se había enterado se había contactado con su mejor amiga.

—No digas eso Mina, él no es malo. -La reprendió el rubio, la Alfa se limitó a bufar. —Creo que es hora de que vuelva a casa, tengo que tener la cena lista para cuando Sero llegue.

Se despidió de su amiga y caminó tranquilamente a su casa, imaginando cómo sería criar a un pequeño con su Alfa.

Estaba a unos metros de su casa cuando vió un auto arrancar con rapidez.

¿Había ido alguien a su casa?

Denki decidió restarle importancia y adentrarse en su hogar para preparar la cena.

Dos horas.

Sero tenía dos horas de retraso, Kaminari guardó la cena especial que le había preparado para contarle la buena noticia y bostezó.

No sería la primera vez que llegaba fuera de horario así que decidió que lo mejor sería irse a dormir para no tener que soportarlo cuando llegara borracho.

Pero cuando entró a su habitación se le cayó el alma a los pies.

Todo era un desastre y se veía más vacía.

Kaminari corrió con desesperación y revisó el cuarto, nada.

No había nada de Sero, se habían llevado sus cosas y los ahorros que el rubio guardaba con recelo.

Las lágrimas comenzaron a salir.

—No, él simplemente está en sus malos días, volverá. -Dijo para intentar tranquilizarse, pero ni así podía dejar de llorar.

Él nunca volvió.

Habían pasado un par de días cuando Kaminari sintió un horrible dolor en su marca y la sensación de vacío, él había marcado a otro Omega, el rubio se sentía desfallecer, estuvo a punto de dejarse morir.

Pero luego recordó la vida que crecía en su vientre y fue fuerte.

Ahora Mina y su Omega vivían con él y lo cuidaban.

—Debemos ir a la cita con el obstreta, hoy al fin lo veremos. -Dijo con una sonrisa la Alfa pelirrosa.

Tenía tres meses y su abdomen se había hinchado un poco.

—Al fin podré verte mi pequeño cachorro. -Murmuró el rubio mientras acariciaba su vientre.

Intentó reprimir un sollozo, Sero debía estar ahí para ver como su pequeño crecía, pero Sero se había marchado.

Su mejor amiga lo llevó en auto en un cómodo silencio, cuando la enfermera lo llamó para ir al consultorio la chica le sonrió.

—¿Quieres que vaya contigo? -Preguntó amablemente.

Denki negó con la cabeza.

—No hace falta, dentro de poco entras al trabajo, vete, yo puedo volver sólo. -Besó la mejilla de la Alfa y siguió a la enfermera.

Se adentraron en un consultorio y la Omega le dijo que se sentara en la camilla.

—El doctor ya viene. -Le dedicó una última sonrisa y se retiró.

A los pocos segundos entró el obstetra.

Era un Alfa alto y de cabellos morados, tenía una mirada aburrida y unas ojeras enormes por las largas jornadas de trabajo.

—¿Kaminari Denki verdad? -El rubio no contestó.

Había quedado embelesado debido al fuerte aroma se ese Alfa.

El chico carraspeó un poco.

—¿Eres Kaminari Denki? -Volvió a preguntar.

Denki se sonrojó y asintió.

—Bueno, puedes recostarte en la camilla y levantarte un poco la camiseta. -El chico obedeció. —Te pondré éste gel, se sentirá frío, ya te lo advierto. -Sonrió de lado.

Una vez todo estuvo listo colocó el aparato y a mirar atento a la pantalla.

—Oh, ahí está, ¿Lo ves? -Preguntó mientras apuntaba una pequeña mancha. —Se ve sano, estupendo, tu cachorro es muy fuer... -Se detuvo abruptamente al ver que el Omega lloraba desconsoladamente. —Oye... Sé que es un momento muy hermoso en tu vida y en la de tu Alfa, pero no debes alterarte tanto, podrías afectar al pequeño.

Kaminari se secó las lágrimas con rapidez.

—L-lo siento. -Murmuró con nerviosismo.

Hitoshi negó con la cabeza.

—No te preocupes, es entendible, hay que limpiar el gel... Bueno si quieres yo lo hago. -Dijo al ver que las lágrimas del chico volvían a salir.

Shunsou limpió con suavidad el vientre del Omega y le dió una palmada en la pierna.

—Ya hemos terminado, si esperas unos minutos, la enfermera te traerá la ecografía para que la guardes, felicidades.

Denki sonrió con nerviosismo y salió con rapidez del consultorio.

Que vergüenza... Había dejado todo el lugar con las hormonas de un Omega alterado y triste.

Shinsou inspiró hondo cuando el pequeño Omega salió, tuvo suerte de que el rubio no haya notado el temblor de sus manos mientras lo limpiaba.

Realmente ese pobre chico la estaba pasando mal, pudo sentirlo con claridad, y lo peor de todo era que su Alfa interior quería tomar el control y protegerlo como es debido.

Que poco ético era eso.

********•********

—Si quieres salgo del trabajo ahora mismo o Kendo dijo que también podía salir un poco antes del suyo. -Comentó preocupada la chica a través del teléfono.

Denki bufó.

—Tranquila Mina, sólo debo hacer la compra del mes, nuestra alacena está totalmente vacía. -Explicó mientras sostenía el teléfono en su oreja con ayuda de su hombro y se colocaba con cuidado el calzado.

Ashido gruñó por lo bajo, frustrada.

—¡No hagas las compras del mes! Sólo compra lo necesario, no quiero que cargues muchas cosas, sí algo pasa ya sabes mi número y el de Kendo. -La Alfa le dió mil advertencias más antes de cortar.

Es una exagerada, pensó el rubio mientras tomaba unas galletas de chocolate que se le habían antojado.

Se dirigía a la sección de lácteos cuando un aroma conocido llegó a sus fosas nasales.

—Imposible... -Murmuró por lo bajo.

Kaminari giró sobre sus talones con lentitud y... Ahí estaba él.

Sero hizo una mueca de disgusto cuando sus miradas se encontraron.

—Denks... Que coincidencia... -Murmuró incómodo.

Denki quiso sollozar apenas escuchó su apodo salir de los labios de su destinado, llevó instintivamente las manos a su vientre.

Debía proteger a su cachorro.

Sero no pasó por alto aquella acción.

—¿Acasi tú...? -Abrió los ojos sorprendido. —¿Es mío?

Denki quería llorar, gritar, llamar a su Alfa pero... Él no tenía uno.

Comenzó a ponerse muy nervioso, sabía que estaba liberando demasiadas feromonas y el aroma de Sero se intensificó.

—No... -Sero dió un paso hacia adelante y Kaminari retrocedió con temor, su cuerpo se impactó contra algo cálido, un nuevo aroma llegó a sus fosas nasales, sólo que éste le brindaba tranquilidad.

Una mano lo rodeó por la cintura y lo hizo retroceder a la espalda de aquel Alfa.

Shinsou se paró imponente.

Él lo había sentido, supo que un Omega estaba en peligro, pero no cualquiera, aquel que él no había podido sacar de su mente.

Hitoshi dejó salir su esencia y la fundió con la de aquel rubio para que se tranquilizara, cosa que pareció funcionar ya que Denki apoyó su frente en la espalda del pelimorado y suspiró.

—¿Quién eres? -Preguntó el pelinegro entre dientes. —Deja de interferir, quiero hablar con él. -Dió otro paso pero se detuvo al escuchar el gruñido de advertencia del otro Alfa.

Fue involuntario, Shinsou estaba teniendo grandes problemas para evitar que su instinto Alfa lo dominara y fuera a romper la garganta del otro con sus propios dientes.

—No permitiré que te acerques, ni a él ni al cachorro. -Denki sollozó por lo bajo y se aferró más a su espalda.

Ya varias personas se habían arremolinado a su alrededor por la cantidad de hormonas que habían comenzado a despedir.

—¿Ya conseguiste otro Denks?¿Él es el padre del pequeño bastardo? -Preguntó con ironía Sero. —Bien, no quería seguir cargando con el peso de nuestra anterior unión.

Dos empleados se acercaron a ellos con rapidez y tras ellos había un Omega que se acercó con temor.

_¿Alfa, qué está pasando? -Preguntó con voz temblorosa, Denki pudo notar el enorme vientre que tenía y gimió de dolor.

Ese era su nuevo compañero.

—No pasa nada, vámonos. -Contestó con brusquedad Sero mientras lo tomaba violentamente de la muñeca y arrastraba al desconocido Omega hacia la salida.

Las piernas de Kaminari flaquearon y estuvo a punto de caer al suelo, unos fuertes brazos lo salvaron y dejaron que escondiera el rostro en su hombro, llenándolo con su aroma.

—Tranquilo... -Susurró Shinsou mientras le acariciaba suavemente los cabellos. —¿Podría traer un poco de agua? -Pidió a uno de los empleados, un pelirrojo de dentadura similar a la de un tiburón.

El chico asintió con rapidez y corrió en su búsqueda, su compañero, un rubio de ojos rubí, chasqueó la lengua.

—Los llevaré a un lugar tranquilo, ¿Puede caminar? -Preguntó.

Shinsou ayudó a Kaminari a llegar a la zona de descanso de empleados donde se sentó y sollozó mientras se aferraba a la camisa del pelimorado.

—Aquí tienes agua. -Dijo el pelirrojo que recién había entrado al lugar mientras le entregaba un vaso de agua al pelimorado. —Lo siento, hubiese intervenido antes. -Se lamentó el Omega, él había visto como el Alfa pelinegro lo había alterado y aún así no los había separado.

—Kaminari, tranquilo... Respira... -El Omega no podía dejar de llorar y eso agitaba al Alfa de Shinsou que quería protegerlo. —Denki, necesito que te calmes y tomes el agua, hazlo por el pequeño. -Dijo con seriedad Hitoshi mientras llevaba su mano libre al vientre del Omega.

Kaminari reaccionó al oír cómo su nombre era pronunciado con tanta seriedad y al tacto de aquel Alfa, bebió el agua con tranquilidad.

—Eso es, muy bien. -Le dijo Hitoshi con una sonrisa que calmó aún más al rubio.

El pelirrojo sonrió con ternura.

—Tienes un muy buen Alfa a tu lado. -Dijo mientras se acercaba a ellos.

Kaminari sonrió.

—Gracias por ayudarme. -Les dijo a los empleados con un hilo de voz.

El pelirrojo sonrió aún más.

—Me llamo Kirishima y él es mi Alfa, Bakugo. -Se presentó.

—Yo soy Kaminari y él es Shinsou mi...

—Obstetra. -Contestó el pelimorado.

Kirishima no pudo ocultar su sorpresa.

—Oh perdón, pensé que ustedes eran... Olvídalo. -Dijo con vergüenza.

Bakugo bufó divertido.

—Siempre eres un distraído pelos de mierda. -Dijo con diversión el rubio.

Kirishima abrió la boca indignado.

—No me molestes Blasty. -Lo reprendió con el ceño fruncido y un pequeño puchero.

Kaminari no pudo evitar sonreír al verlos, ellos realmente se veían unidos, en cambio él estaba...

Una mano se posó en la suya con suavidad.

—¿Quieres que te lleve a casa? -Más que una pregunta, Shinsou ya lo había decidido.

********•********

La puerta se abrió con brusquedad y Mina entró hecha un manojo de nervios y se desconcertó demasiado al ver a su amigo con los ojos llorosos y acompañado de un Alfa desconocido.

Pero se alteró aún más al percibir sus aromas entremezclados.

—¿Qué rayos pasó? -Preguntó mientras le dirigía una mirada hostil al desconocido.

Denki carraspeó un poco.

—No te enfades con él, no hizo nada yo... -Sus manos temblaron y rápidamente buscaron las de Shinsou. —Me encontré con Sero.

Los colmillos de la pelirrosa se hicieron notorios y gruñó fuertemente.

—Lo mataré. -Dijo con firmeza mientras se dirigía a la salida.

Para la suerte de la tranquilidad Kaminari una pelirroja se lo impidió.

—Tú no vas a ningún lado. -Le dijo con firmeza su Omega, Kendo. —Nuestra mayor prioridad aquí es Kami y lo sabes.

Necesitó desprender un poco su aroma para poder tranquilizar a su Alfa, cuando al fin Mina logró calmarse se sentó en un sofá junto a Kendo para escuchar el relato de su querido amigo.

—Definitivamente, dame un par de días y juro que morirá como corresponde. -Afirmó la Alfa luego de escuchar de lo sucedido.

Shinsou estaba inclinado a apoyar la idea de la chica, pero el bufido de Kendo no le permitió demostrar su aceptación.

—Kami... Has pasado por mucho, ¿Quieres que te acompañe a le cama? Tú y ese lindo cachorrito deben descansar. -Le dijo con suavidad la Omega.

Denki frotó sus ojos, le ardían de tanto llorar pero era verdad que estaba agotado.

—De acuerdo... -Murmuró por lo bajo, antes de levantarse se giró hacia Shinsou. —Gracias por protegerme a mi y a mi cachorro... -Lo pensó un poco pero al final agregó:—Alfa.

El corazón de Hitoshi parecía a punto de salirse de su pecho mientras veía como el rubio se iba a su habitación acompañado de Kendo.

Llamarlo Alfa era algo muy especial, símbolo de cortejo o de una fuerte unión entre un Alfa y un Omega.

Mina se aseguró de que los dos Omegas se hayan ido lo suficientemente lejos para susurrar:

—¿Te das una idea de qué es lo que hiciste? -La pelirrosa lo miró seriamente.

Shinsou suspiró.

—Por supuesto que lo sé, yo soy el obstetra de Kaminari. -Respondió en otro susurro.

Mina se sorprendió un poco.

—Entonces me imagino que te abstendrás a las consecuencias. -Se cruzó de piernas. —He evitado impregnar con mi aroma a Denki porque sé qué eso generará una dependencia de él y del cachorro hacia mi, ambos están faltos de un Alfa que los cuide y los mime... -Murmuró con tristeza. —Que hayas entremezclado tan profundamente sus aromas ha hecho que se establezca una especie de lazo... No puedes abandonar a Denki, ya no, él y el pequeño te necesitan para el resto de la gestación.

Shinsou asintió ante esa conocida información.

—No somos destinados y tampoco nos une una mordida pero desde ahora y hasta que nazca el bebé... Yo soy su Alfa. -Terminó de explicar el pelimorado. —Por supuesto que asumiré la responsabilidad.

Mina sonrió agradecida.

—Eres un buen Alfa, por favor, protege a mi querido amigo. -Pidió.

********•********

Shinsou bostezó un poco mientras conducía, realmente había sido una semana dura.

Denki ya tenía siete meses de embarazo, todo marchaba tranquilamente, el rubio lo único que pedía era que lo impregnara con su aroma a cada rato para luego dormir tranquilo entre sus brazos, cosa que le causaba ternura a Hitoshi.

Ellos no se habían tocado más allá de los abrazos prolongados, todo iba lento y tranquilo, cosa que no disgustaba a ninguno de los dos.

Hitoshi podía decir tranquilamente que ese era el Omega que quería proteger.

Sabía que Kaminari no era su destinado porque hace varios años que ya había conocido al suyo, sólo que éste ya estaba en una feliz relación con otro Alfa, por lo que el pelimorado decidió no molestarlo.

Se estacionó frente a la casa y buscó el juego de llaves que Mina le había dado.

Una vez que la pelirrosa se aseguró que el Alfa era un buen tipo pudieron entablar una amistad bastante buena, lo mismo había pasado con Kendo, ambas seguían viviendo con el rubio pero por culpa de sus trabajos apenas pasaban tiempo en la casa.

Shinsou entró con cuidado y notó que la sala estaba en penumbras, lo que significaba que el rubio se encontraba en su habitación, subió con tranquilidad las escaleras y se encaminó por el ya conocido pasillo, cuando abrió la puerta se encontró con una imagen que lo enterneció por completo.

Denki había tomado las ropas que el pelimorado había dejado en la casa y con ellas había hecho un nido para descansar tranquilo.

Shinsou se había imaginado que algo así pasaría, era común en los Omega en gestación, por eso había dejado su ropa adrede.

—Denki... -Llamó con suavidad. —Ya vine...

El rubio abrió sus ojos con cuidado y se levantó somnoliento, cuando los ojos dorados se posaron en el pelimorado brillaron con felicidad.

—Alfa, ven aquí. -Suplicó.

Hitoshi no se hizo rogar y caminó con cuidado hacia el nido del Omega, inmediatamente Denki, como pudo gracias a su abultado vientre, se lanzó a sus brazos y comenzó a aspirar su aroma.

—¿Hoy estuviste muy ocupado? -Preguntó el pelimorado mientras veía el desastre de ropa en el que se había convertido la habitación de Kaminari.

El rubio levantó su cabeza e hizo un pequeño puchero.

—No había suficiente ropa con tu aroma, necesito más. -Le dijo mientras intentaba quitarle el saco que llevaba puesto.

Shinsou rió divertido.

—¿Es qué acaso piensas dejarme desnudo? -Preguntó.

Kaminari sumó la chaqueta a su nido y se giró con una sonrisa hacia él.

—Por supuesto que no, eso lo haré una vez que ya no esté embarazado. -Ronroneó mientras volvía a abrazarlo y a refregar su rostro contra el cuello de Hitoshi, para que así el Alfa también oliera a él.

Shinsou tragó saliva ante aquella confesión.

—Alguien está bastante atrevido... -Le susurró al oído con diversión. —Esperaré otros dos meses entonces.

Denki alzó su cabeza y acercó sus rostros.

—Esperaremos juntos entonces, Alfa.

—Así será, Omega.

Kaminari sonrió abiertamente e hizo algo que sorprendió al pelimorado, unió sus labios en un tierno beso.

Aunque duró apenas unos segundos alteró completamente a Hitoshi.

—Déjame dormir en tus brazos. -Murmuró el Omega mientras se acomodaba en sus brazos y cerraba sus ojos.

Shinsou comenzó a acariciarle sus cabellos.

—Descansa...

********•********

—¡Papá mira el dibujo que hice! -Un pequeño rubio de ojos dorados se acercó a pasos lentos hacia Shinsou, quien leía unos informes médicos.

El pelimorado se giró hacia su hijo mayor y sonrió al ver la hoja pintada con muchos colores.

—¡Que talentoso eres Yue! -Lo felicitó su padre mientras lo tomaba en brazos y lo sentaba en su regazo. —Déjame ver... Ese soy yo, ese es tu mami y allí está la pequeña Rini.

El niño asintió satisfecho.

—¡Y mami también tiene adentro al bebé! -Explicó mientras apuntaba el dibujo.

Denki se asomó por la puerta con una pequeña pelimorada en brazos.

—¿Nosotros también podemos ver eso? -Preguntó con una sonrisa radiante.

Shinsou acomodó a su hijo en la pierna derecha y palmeó la que había dejado libre.

—Vengan, vamos a admirar el talento de nuestro querido Yue. -El rubio sonrió feliz antes de sentarse en el lugar que su compañero le había indicado.

Denki no tenía vergüenza alguna de mostrar la marca en su cuello que lo unía por siempre a ese magnífico Alfa.

—¿Aguantarás todo nuestro peso Toshi? Mira que somos cuatro. -Dijo mientras acariciaba su vientre.

Shinsou bufó.

—¡Por supuesto que puedo cargar con el peso de mi familia! -Exclamó con falsa indignación.

Kaminari rió antes de depositar un corto beso en los labios.

—Lo que tu digas, Alfa.

Rin y Yue hicieron sonidos de arcadas.

—¡No hagan eso enfrente de nosotros! -Pidió el niño.

La pelimorada rió.

—¿Hoy tía Mina y tía Kendo vendrán a visitarnos?¿Traerán a su nueva hija? -Preguntó la niña.

Denki asintió mientras acariciaba las dos coletas de su hija.

—¡Oh es cierto, yo vine aquí para avisar que el pastel está listo y servido en la mesa! -Los dos niños gritaron entusiasmados y fueron corriendo hacia el comedor.

Shinsou rodeó con cuidado la cintura de Kaminari y besó su marca.

—Que linda familia me has dado, gracias. -Le susurró mientras comenzaba a depositar besos a lo largo del cuello del rubio.

—Gracias a tí por permitirme darte esta familia. -Dijo Denki mientras tomaba el rostro de Hitoshi, su Alfa, y lo besaba, ésta vez con más intensidad.

¡Otro más!

La verdad es que siempre quise escribir sobre el Omegaverse, tengo que admitir que me la paso consumiendo éste tipo de contenido jajsj

Espero que les haya gustado

Si ven algún error no duden en avisarme

Besitos besitos chau chau, Darkness

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