Escándalo de oficina

Sus manos jalaban con fuerza mi cabello, aumentando mi ritmo y dejándome disfrutar de los maravillosos sonidos que salían de su boca, chupé con esmero y lo sentí hacerse más grande.

—Es suficiente... No quiero que te manches. —Me alejé por fin y observé maravillado el líquido blanco desparramándose, tomé un poco y lo llevé a mi boca. —Tienes que dejar de hacer eso. —Me regañó.

Sonreí con inocencia y me levanté del suelo, mis rodillas estaban un poco entumecidas por lo que casi me tropiezo pero fui salvado por una mano en mi cintura.

—Lo siento por eso, habrá sido muy incómodo aquí. —Acarició con suavidad mi mejilla. —No tendríamos que hacerlo en la oficina.

Bufé divertido y enredé uno de los mechones de su pelo en mi dedo.

—No deberíamos hacer esto, señor Shinsou. —Mi voz aún seguía algo ronca y rápidamente noté el brillo en los ojos del pelimorado que aún me sostenía en sus brazos. —Será la última vez. —Murmuré sin apartar la vista de sus ojos.

La última vez. —Respondió él antes de dejar un casto beso en mis labios.

—Debería irme. Mucho tiempo encerrado aquí podría levantar sospechas. —Arreglé mi cabello y tomé una carpeta azulada de su escritorio. —Nos vemos. —Me despedí con una sonrisa mientras él recorría mi cuerpo con una mirada intensa, haciendo palpitar con fuerza mi corazón.

Fuera de la oficina todo seguía normal: se oía a la fotocopiadora funcionando, las teclas siendo apretadas con prisa y el murmullo de los empleados.

—Hey Denki, ¿Qué quería el jefe? —Preguntó con voz preocupada mi compañero y amigo Sero.

Alcé la mano para mostrar la carpeta.

—Uno de los gráficos que entregué tenía un error, me dió una aburrida charla sobre que debo estar más atento a estas cosas. —Rodé mis ojos como si estuviera fastidiado. —Lo mismo de siempre.

Sero rió por lo bajo y golpeó amistosamente mi hombro.

—Ese Shinsou, tan serio como siempre.

No pude evitar sonreír ante el comentario.

—No te das una idea... —Llegué al escritorio que me correspondía y me despedí de mi amigo para poder volver a mi trabajo, el error en mi informe no había sido una mentira.

A veces me sorprendo un poco por el brusco giro que tuvo mi relación con mi jefe Shinsou Hitoshi. Todo empezó cuando él me citó a su oficina por un problema en mi informe, era tarde en la noche y ya quería irme, mi humor no era el mejor y puede que haya contestado de forma hosca. No me di cuenta de lo peligroso que fue hacer eso, justo ese día Shinsou había roto su compromiso con la hija de un importante empresario y andaba con un humor de perros, cuando yo le contesté de mala manera él se levantó y me dijo un par de cosas desagradables que yo devolví con gusto.

No sé, de alguna forma en nuestra discusión terminamos frente a frente y cuando estaba a punto de decirle que renunciaba torpemente tropecé haciendo que ambos terminaramos en el suelo, debió de ser por las emociones alteradas y el cansancio pero de un momento a otro estábamos besándonos para luego terminar haciéndolo sobre su escritorio.

Maravillosa noche.

Desde ese momento empezó este enredo, en público él era tan serio y estricto como siempre pero en los días que nuestro horario nocturno coincidía terminaba subiendo a su auto y yendo a un hotel donde pasaba unas horas gratificantes.

Precisamente estaba pensando en esas grandiosas cosas que él sabía hacer cuando me di cuenta que no estaba prestando atención a lo que estaba haciendo y tampoco noté que alguien a mi lado me miraba con una sonrisa divertida.

—Kaminari estoy llamándote hace rato. ¿Hacia dónde viajó tu mente? —Preguntó Kirishima, uno de los supervisores de Ventas.

—Lo siento mucho, ayer dormí poco. —Murmuré tímidamente. En realidad había sido culpa de Shinsou quien era bastante enérgico en las noches y a ese cansancio debía sumar lo de hace unos momentos, aunque eso era culpa mía.

—Como sea, te estaba diciendo que esté sábado se organizará una celebración para despedir a Tsuyu que tendrá licencia de maternidad. No faltes, ¿Si?

Asentí y dejé que el alegre pelirrojo se fuera a informarle a los demás.

Con que una celebración el sábado, podría ser divertido.

。。。。。。⁠◕(⁠✷⁠✷⁠)◕⁠。。。。。。

Ya era bien entrada la noche, nos encontrábamos en un pequeño salón de eventos cerca de la oficina que Kirishima había reservado para todos. Al principio todo era bastante tranquilo y alegre, le entregamos a Tsuyu unos cuantos regalos que ella aceptó al borde de las lágrimas, luego llegaron las bebidas para festejar (Por supuesto que sin alcohol para nuestra futura madre) pero después de unos cuantos tragos las cosas comenzaron a descontrolarse.

Ahora mismo Midoriya de Logística hacía un dueto con Uraraka de Diseño, todos los aplaudían y vitoreaban como si se tratara de estrellas pop y no de dos adultos ebrios que definitivamente no sabían cantar.

Yo estaba en el sofá charlando con Sero, ambos estábamos un poco más alegres de lo normal y reíamos por cualquier tontería.

—Oye, ¿Crees que el jefe Shinsou esté tan ebrio como nosotros? —Preguntó en un susurro el pelinegro.

Enarqué una ceja.

—Tú estarás ebrio, yo estoy en perfecto estado. —Contesté antes de girarme en dirección a la mirada de mi amigo. Shinsou estaba en un rincón bebiendo sólo y en silencio, ese traje negro que llevaba puesto le quedaba de infarto y sentí como la emoción recorría todo mi cuerpo. —Tan antipático como siempre. —Murmuré y oí la risa de Sero a mis espaldas. Sabía que no debía mirarlo demasiado o lo haría obvio pero mis ojos se negaban a apartarse y en el momento en que Shinsou también me miró sentí una satisfacción que no pude entender del todo.

Con sólo una mirada supe que él pensaba lo mismo que yo, le sonreí y observé vagamente el baño desocupado. Shinsou asintió y fue a el con calma, como si todo estuviera normal.

Finalmente me giré hacia Sero que ya no me prestaba atención por estar coqueteando con Ashido Mina, la supervisora de Diseño.

Murmuré vagamente algo sobre salir a tomar aire y me dirigí con cautela al baño, éste no era muy espacioso, sólo contaba con un retrete y un lavamanos pero eso no importaba ahora.

Cerré la puerta tras de mi y le sonreí a la otra persona dentro.

—¿Se encuentra bien señor Shinsou? Lo noté muy apartado de los dem... —Sus labios me callaron y su cuerpo se pegó por completo al mío, dejándome sentir lo duro que estaba. —Oh... ¿El alcohol te pone más travieso?

Me alzó sin esfuerzo alguno, yo enredé mis piernas en su cintura y sentí como me estrellaba con rudeza contra la pared de azulejos.

—Es tu culpa. —Dijo con voz ronca. —Hoy viniste decidido a provocarme. —Usó una de sus manos para desabrochar mi camisa. —No puedes mostrarte así frente a los demás. Esta faceta tuya me pertenece sólo a mi. —Su boca comenzó a dejar marcas en mi cuello y yo no pude evitar jadear.

Sí, sí es solo tuya. —Mis jadeos aumentaron mientras sentía como succionaba y lamía desde mi cuello hasta mi pecho. Hoy estaba actuando más rudo de lo normal y eso me fascinaba. —Déjame tocarte.

Él alzó su vista y sonrió de tal forma que un escalofrío me recorrió de pies a cabeza.

—No seas impaciente. —Gruñó antes de unir nuestros labios nuevamente.

A partir de ese momento mi racionalidad se prendió fuego junto con mi cuerpo, era consciente de nuestras lenguas uniéndose y de su mano jugueteando con mi pezón, mis oídos únicamente captaban sus jadeos y sus demandas "Estate quieto" o "Aún es muy pronto" me sentía enloquecido, rogando que me penetre, pero el muy descarado se negaba a bajarme al suelo. Aún me apretaba contra la pared fría y con un sólo brazo sostenía todo mi peso, permitiéndome estar a su altura y besarlo sin ponerme de puntillas.

Por fin su mano había bajado y acariciaba mi bulto por encima de la ropa, sonrió entremedio de nuestro beso.

—¿Lo quieres? —Preguntó jadeante, no me sentía capaz de responder de forma coherente así que sólo solté un sonido afirmativo con mi boca. —Bueno, entonces te...

Los dos nos congelamos.

—Te estoy diciendo Sero, no hay nadie... ¡Santo All Might disculpe señor Shinsou, disculpe!

Ashido Mina estaba gritando nerviosamente en la puerta del baño que estúpidamente no había cerrado, a su lado, Sero me miraba con la boca entreabierta.

—¡Maldita sea, no me mires y cierra! —Le exclamé con el rostro enrojecido.

Sero salió de su shock momentáneo y empujó a Mina para cerrar la puerta pero ya era tarde, el bullicio de aguera se había silenciado casi por completo.

Nos separamos lentamente y noté que Shinsou estaba más pálido de lo normal.

—¿Crees que...? —Sus ojos fueron hacia la puerta.

Carraspeé antes de responder:

—Oh definitivamente, en tan sólo cinco minutos todos lo sabrán y eso incluye a los que no están presentes hoy. —Me reí por lo bajo. —Los chismes de oficina vuelan.

Aguardé unos segundos para ver cómo lo tomaba el pelimorado, no voy a mentir, temía que este incidente marcara el fin de nuestra... Lo que sea. Él no habló, se limitó a abotonar mi camisa lentamente y acomodar su propia ropa, sentía un nudo en la garganta. Estaba en todo su derecho de terminar nuestros encuentros puesto que él es mi jefe y... Una mano cálida me distrajo de mis pensamientos.

Bajé la vista para sorprenderme al ver nuestros dedos entrelazados.

—Bueno, no podemos seguir aquí por mucho tiempo. ¿Te apetece salir y continuar esto en mi casa? Si tienes hambre puedo cocinar algo, se rumorea que soy muy bueno en eso. —Guiñó un ojo con picardía.

Sonreí aliviado antes de dejar un suave beso en sus labios.

—Me gustaría comprobar esas habilidad tuyas. —Respondí con alegría.

Así, tomados de la mano, salimos de ese pequeño baño para retirarnos sin decir palabra a mis muy sorprendidos compañeros.

El chat de la oficina explotó luego de eso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top