Corazón roto

—¡Imbécil! -Gritó con frustración llamando la atención de varias personas en el parque.

Se sentó en una banca vacía y ocultó su rostro entre sus manos para comenzar a sollozar.

No podía creerlo, cinco años de relación tirados a la basura.

Había ido a visitarlo porque había olvidado algo en su casa y él estaba con otro chico, el idiota ni siquiera notó que los había visto, tampoco se percató de cuando salió corriendo de allí.

Sintió una caricia en sus cabellos.

—¿Estás bien? -Preguntó una voz inocente.

Se secó las lágrimas con rapidez y alzó la vista para encontrarse con una niña de cabellos plateados.

—No sé que te puso triste... Pero no llores, ven a jugar conmigo. -Lo tomó de la mano y lo arrastró hacia la zona de juegos. —¡Construiremos un gran castillo de arena hasta que olvides tu tristeza!

No sabía por qué, pero Kaminari le hizo caso y comenzaron a apilar un montón de arena.

—¿Cómo te llamas?¡Yo soy Eri! -Le dijo con una sonrisa.

—Yo soy Denki. -Le dedicó una media sonrisa. —No deberías hablar así como así con los extraños, es peligroso.

La niña hizo un pequeño puchero.

—Mi hermano siempre me dice lo mismo, creo que se enojará cuando sepa que me escapé.

Kaminari dejó de construir su torre.

—¿Escapaste? -La niña asintió efusivamente. —Eri, eso está mal, de seguro tu familia está preocupada, debes regresar a casa.

De repente el lugar se lo hizo de lo más peligroso, notó como había varios adultos sospechosos por la zona.

—Yo te acompañaré a casa, vamos. -El rubio limpió la arena de sus pantalones y le ofreció una mano a la niña.

Eri lo había guiado, la chiquilla vivía a un par de cuadras del parque.

—¿Ésta es tu casa? -La niña asintió. —Vamos a llamar entonces.

El rubio tocó el timbre de la entrada y al rato la puerta se abrió mostrando a un chico alto y pelimorado que los miró extrañado.

—¿Eri?¿No estabas en tu habitación? -Abrió los ojos y se notó claramente su preocupación.

Kaminari tragó saliva.

—Eri, deberías de pedirle disculpas a tu hermano. -Denki se puso a la altura de la niña y acarició su cabeza. —No vuelvas a escapar, prometemelo.

La niña hizo un pequeño puchero.

—Yo lo prometeré si tú prometes no volver a estar triste Denki. -Le dijo Eri mientras limpiaba unas lágrimas que se le habían escapado al rubio.

Kaminari sonrió.

—Es un promesa entonces, tal vez en alguna otra ocasión volveremos a vernos, adiós. -Le dedicó una última sonrisa a la pequeña y a su hermano y se fue con tranquilidad.

Shinsou lo vió alejarse y luego se giró hacia la niña.

—Tú y yo vamos a tener una charla seria.

********•********

—¡Es un idiota, él no merece mis lágrimas! -Exclamó Denki mientras sollozaba y bebía su cerveza.

Sero palmeó su espalda.

—Tranquilo Denki, él no te merecía. -Mina asintió dándole la razón.

Kirishima le sonrió para reconfortarlo.

—Si quieres voy y lo mato. -Le sugirió Bakugo.

Kaminari se sintió feliz por el apoyo de sus amigos y sollozó aún más.

—¡Los amo tanto! -Le dijo entre lágrimas. —¡A él también lo amaba! -Y volvió a sumirse en esa tristeza. —¡Ya estoy llorando y ni siquiera terminé con él!

Mina se paró y fue a abrazarlo.

—Tranquilo mi pequeño... Ya pasará... Creo que no ha sido buena idea juntarnos en un bar.

Kaminari negó repetidamente.

—¡Fue lo mejor, puedo emborracharme!

Sus amigos suspiraron, decidieron quedarse un poco más, pero se irían en cuanto el rubio comenzara a sentirse mal de nuevo.

—¡Kacchan, estás aquí! -Un pecoso se acercó alegremente a Bakugo, quien le gruñó en respuesta y los presentó.

Se llamaba Izuku Midoriya, acompañado de él, había otro grupo de personas, dos chicas y dos chicos, entre ellos, estaba alguien que Denki reconoció.

—¡Eres el hermano de Eri! -Exclamó apuntando al pelimorado.

El chico hizo una pequeña mueca.

—Así es, gracias por ayudarla ésta mañana.

Mina lo miró extrañada y Kaminari decidió explicarle.

—Hoy me crucé en el parque a una niña que se había escapado, ella me consoló porque fue unos momentos después de descubrir que... -Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

Sus amigos entraron en pánico al ver que estaba por volver a llorar.

—¡Denki no! -Exclamó su amiga antes de abofetearlo con fuerza.

Kaminari se tocó el lugar golpeado con sorpresa y la vió sorprendida.

—¡¿Por qué hiciste eso?!

Mina rió con nerviosismo.

—Es que no quería que recordaras a... -La expresión del chico volvió a ser triste y ella le dió otra bofetada. —¡Denki, dijiste que él no se merecía tus lágrimas, así que no llores por ese bastardo!

Sero tomó a la chica por los hombros y la alejó del rubio.

—Mi oferta de asesinarlo sigue en pie. -Mencionó Bakugo despreocupado.

Kirishima asintió.

—Yo puedo ayudar.

Los recién llegados miraban totalmente confundidos aquella escena.

—Los amo, pero prefiero seguir bebiendo. -Denki llamó a la mesera para pedir otra ronda.

Ocho tragos después el estaba casi recostado sobre la mesa.

—¡Salimos durante cinco años!¡Y el maldito me engaña, ya verá mañana cuando termine con él! -Le contaba Kaminari a Midoriya, él y su grupo se habían unido a ellos.

Midoriya frunció el ceño.

—¿Aún no terminas con él? Es un imbécil.

Kaminari suspiró.

—Hoy es el día para llorar, mañana terminaré con él, me ha estado llamando desde la tarde, miren. -Les enseñó el teléfono con las treinta llamadas pérdidas.

Todoroki, uno de los amigos del pecoso, frunció el ceño.

—¿Sólo treinta llamadas a pesar de que pasó toda la tarde sin que le contestaras? No te merece.

Tsuyu, otra de las chicas, asintió dándole la razón.

—¡Así es, pero ya no lloraré! Después de todo le prometí a Eri que ya no estaría triste. -Dijo mientras le sonreía a Shinsou.

El pelimorado bufó divertido.

—Ella ha estado todo el día preocupada por ti, ni siquiera lloró cuando mis padres la castigaron por escapar. -Mencionó.

Kaminari sonrió aún más.

—Tal vez un día de éstos vaya a visitarla, tienes que llevarla al parque. -Le sugirió Denki. —Le compraré algo en agradecimiento, ¿Qué le gusta?

Se pasaron el resto de la noche hablando sobre Eri, sólo ellos dos.

Izuku miraba curioso a su amigo, era raro verlo tan sociable, aunque cuando se trataba de Eri se volvía todo un ser lleno de amor.

*********•*********

Kaminari agradeció a la señora de los puestos de helado y caminó felizmente por el parque con el helado de fresa en su mano.

Ya habían pasado cuatro meses desde que terminó con su novio, ya podía decir que lo había olvidado.

—Tal vez nunca lo amé realmente. -Murmuró para si mismo.

Unos pequeños brazos lo rodearon por la cintura.

—¡Denki, te encontré! -Exclamó feliz Eri.

El rubio sonrió y acarició sus cabellos.

—No sabía que hoy vendrías. -Le dijo mientras seguía despeinándola.

La niña le dió un manotazo.

—¡No arruines el peinado que me hizo Toshi! -Dijo con el ceño fruncido. —Hoy le pedí a Toshi que me trajera porque quería darte algo importante. -Rebuscó entre sus bolsillos y sacó un papel de colores llamativos. —¡Quiero que vengas a mi fiesta de cumpleaños!

Kaminari le arrebató con rapidez la invitación.

—¡Por supuesto que iré! -Dijo mientras daba pequeños saltitos.

Se escuchó una risa a sus espaldas.

—Tendrás que ayudarme a controlar a los pequeños salvajes que Eri tiene como amigos. -Denki se giró sonriente hacia a Shinsou.

—Lo haré a cambio de comida. -Le dijo seriamente.

Hitoshi enarcó una ceja.

—De acuerdo, es un trato.

Kaminari jadeó y secó el sudor de su frente.

—¡Kota, no te subas al árbol, puedes lastimarte! -Advirtió el rubio.

Pero el niño no escuchaba.

¿Por qué había aceptado?

—¡Es hora de los dulces! -Gritó Hizashi desde la cocina, toda la multitud de niños corrieron hacia él y su esposo, Aizawa, ese tipo sí que daba miedo.

Kaminari se sentó en el césped del patio.

—Estoy muerto.

Una sensación fría en su cuello le causó escalofríos.

—Los niños pueden parecer tiernos peo son totalmente incontrolables. -Mencionó Shinsou mientras le entregaba la lata de refresco y se sentaba a su lado. —Gracias por ayudar y por venir, Eri está muy contenta.

Denki sonrió.

—Esa pequeña me ayudó con mi ruptura, haré lo que sea para complacerla.

Shinsou miró el suelo y finalmente se decidió.

—¿Cómo estás con eso? -Preguntó.

Kaminari suspiró y miró el cielo, las estrellas y la luna comenzaban a abrirse paso.

—Ya estoy mejor, es agua pasada. -Su mano rozó la del pelimorado. —Es más, tal vez... Ya tenga alguien que me guste. -Comentó girándose hacia Shinsou, sus rostros quedando a escasos centímetros.

Hitoshi enarcó una ceja.

—¿Ah sí?¿Y puedo saber quién es? -Preguntó acortando aún más la distancia.

Kaminari sonrió.

—Es un tipo un poco amargado, aunque con su hermanita se vuelve de lo más tierno, me encantan esas dos facetas suyas.

Shinsou rió.

—Creo que a mi también me gusta alguien. -Denki lo miró curioso. —Es alguien muy escandaloso, pero también es muy amable y tierno.

Fue el turno de Kaminari para reír.

—Suena como un tipo genial.

Shinsou sonrió.

—Lo es.

Denki terminó de cerrar la distancia y lo besó.

Un pequeño grito los hizo separarse.

—¡¿Denki y Toshi son novios?! -Exclamó Eri sorprendida.

Los dos implicados rieron.

—¡Vayamos a tomar helado! -Exclamó Denki mientras se levantaba tomado de la mano de Hitoshi. —¡Si te quedas mirando te quedarás sin dulces Eri!

Ay escribir ésta historia me puso soft, amo mucho a Eri

Qué opinan ustedes

Fue cortita y bonita

Si ven algún error no duden en avisarme

Adioooos, Darkness

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top