XXXII: HIELO Y FUEGO

Noah separó sus pies, bajó su centro de gravedad y se preparó para lo peor que pudiera pasar. Avril, conociendo las reglas del juego, utilizó "Queen of Chaos" desde el inicio para evitar inferioridad.

—La conciencia de Solsticius ha desaparecido, pero su magia no —dijo el chico—. No voy a dejar que esto acabe así: Grayson tiene que caer.

En un movimiento simultáneo, Noah se lanzó hacia Grayson y Avril dio un salto, llegando a faltarle muy poco para tocar lo que quedaba de techo. En el aire, lanzó cuchillas de hielo hacia el villano, que las evitó al dar un salto hacia atrás. Este, de seguido comenzó, a enfrentar a Noah que con sus puños envueltos en llamas atacaba sin piedad alguna buscando hacer el mayor daño al mínimo contacto.

Grayson se las arregló bastante bien para esquivar cada uno de sus ataques y, cuando encontró en la ofensiva de Noah una abertura sospechosamente notable, intentó incapacitarlo con su única mano restante. El chico, en un movimiento ágil, se retiró para mostrar el filo de una espada de hielo que se dirigía hacia el rostro de Grayson.
El hombre apenas logró esquivar la estocada de Avril, pues esta terminó por rasgarle parte de la mejilla. La chica lanzó dos tajadas más con la fina espada buscando arrancar alguna extremidad pero, cuando una de ellas impactó levemente en el estómago de Grayson, este retrocedió alarmado.

El hombre se había fijado en la corona en la cabeza de la chica y sabía que ella no podía ser tomada a la ligera. Algo en ella le daba ese aire de fuerza que sentía cuando observaba a Abraham. Avril levantó su espada hasta formar un ángulo de noventa grados con su cuerpo y apuntó esta hacia el hombre de la respiración agitada a metros de ella.

Grayson analizó su entorno, buscando algo que asegurara su victoria, pero su suerte fue casi nula. El suelo se agrietó cuando Noah cayó a su lado y le dio un puñetazo por el costado que no tenía brazo. El hombre voló e impactó con una pared, pero al instante salió disparado otra vez, surcando el aire como un misil, y le regaló un cabezazo en la frente a Noah que lo acabó derribando.

Grayson intentó dar un paso, pero su pie se había adherido al suelo. Cuando levantó la mirada era tarde: la espada de Avril había cortado su pecho en diagonal.

La chica se preparó para separar su cabeza de su cuello pero Grayson se inclinó hacia ella y, con solo mirarla a los ojos, pareció tener control sobre su cuerpo por un momento.

El brazo de la chica dejó de sostener la espada y una sonrisa retorcida se formó en los labios de Grayson, pensando que había conseguido un nuevo títere, mas su alegría desapareció cuando Avril se agachó y una gran bola de fuego impactó de lleno al hombre. El calor terminó expandiéndose por todo su cuerpo y, cuando su pie recuperó la movilidad, aprovechó su oportunidad para retroceder.

Parte de su rostro se había quedado marcado levemente por el fuego y su ropa se había consumido casi completamente. No obstante, Grayson volvió a erguir su espalda. Esta vez se olvidó completamente de todo a su alrededor, cerrando sus ojos y tomando una respiración calmada, como si intentara convencerse que la situación estaba a su favor.

Sus ojos mostraron tranquilidad, su postura corporal cambió a una posición de combate y sus músculos parecieron relajarse por un momento. Avril corrió hacia él, blandiendo su espada, y atacó de manera consecutiva buscando ponerle fin. Grayson se agachó ágilmente y, al levantarse, golpeó el rostro de la chica de una manera casi mecánica, como si supiera cada ataque que realizaría ella.

Avril retrocedió adolorida y Noah fue su relevo en el combate. Grayson no dejó al chico moverse, pues cuando lo localizó con la vista, se acercó a él y rápidamente lo llenó de golpes por cada parte de su cuerpo. Un ataque de hielo separó a Grayson de Noah, quien había retrocedido con el cuerpo brutalmente lastimado.

El chico recuperó la respiración y, a pesar del dolor que sentía, se deslizó hasta quedar a un lado del hombre y lanzó una gran bola de fuego a centímetros de él. El cuerpo de Grayson cayó de espaldas, pero no llegó a tocar el suelo. Inmediatamente, luego que el ataque de Noah había fallado, recuperó su postura y golpeó el rostro del chico una sola vez, siendo esta vez lo suficientemente fuerte para lanzarlo fuera de la torre.

Cuando Avril vio cómo Noah caía desde las alturas de la torre, intentó acercarse al borde para salvarlo, pero la patada de Grayson la alejó aún más de este.

La chica, hecha una furia, comenzó a desprender magia como había hecho en su lucha contra Peter, solo que esta vez sin un ápice de cordura en su mente. Lo único que pensaba en ese momento, si era que lo hacía, era que debía acabar con Grayson en su próximo ataque, con la esperanza de bajar a tiempo para buscar a Noah.

La temperatura en la habitación bajó demasiado en apenas segundos. Las paredes se congelaron a una velocidad antinatural y los fuertes vientos de invierno comenzaron a azotar todo el lugar.
Incluso Karamat, que de los espectadores era quien más resistía el frío, tenía su cuerpo temblando ante semejante ambiente.

Los movimientos de Grayson se hicieron más lentos y forzados. Su mirada delataba todo el esfuerzo que hacía para no dejar que su cuerpo se consumiera ante el enfriamiento. La chica cargó una gran bola de aire gélido delante de ella, esperando cargarla lo más posible para asegurar su victoria. Cuando pensó que bastaría y que no debía seguir perdiendo tiempo, disparó aquel ataque como el vendaval nevado más poderoso.

El ataque impactó en Grayson y toda la habitación se vio sumida en una gran cortina de humo creada por la destrucción de la mayoría del suelo. Avril corrió hacia el borde de la torre, buscando encontrar a Noah al menos con la vista, pero antes que estuviera lo suficientemente cerca como para comprobarlo, su cuerpo se detuvo solo.

Detrás de ella sintió un quejido y, cuando logró voltearse, encontró lo que quedaba de su oponente: las piernas de Grayson estaban totalmente separadas de su cuerpo, en realidad, todo de la cintura para abajo lo estaba. El brazo que le quedaba había perdido el antebrazo, parte de su abdomen había desaparecido con su cintura y un cuarto del rostro ya no hacía acto de presencia.

—Lo has logrado, chica —logró decir entre quejidos—. Mi fuerza física, como le señalé antes a Akila, es limitada en este mundo. Has logrado destruir definitivamente mi cuerpo, pero me temo que mi magia aún sigue aquí.

El cuerpo de Avril comenzó a moverse solo y caminó, sin su consentimiento, hacia Grayson.

—Ahora que no tengo movilidad alguna, tendré que controlar un títere poderoso —explicó él—. Tú eres la elegida, chica. Has probado tu valía como la próxima conquistadora de mundos.

La chica intentó por todos los medios liberarse del hechizo, pero aunque su mente no parecía ser afectada, su cuerpo ya no le respondía a ella. Un grito de rabia se comenzó a escuchar desde fuera del castillo y poco a poco se fue tornando más fuerte. Algo pasó volando hacia arriba por un lado de la torre, el movimiento fugaz del cuerpo siendo apenas un destello para todos.

En unos segundos, el techo terminó por colapsar y en el suelo, a metros de Grayson, aterrizó Noah. Su ropa había terminado por romperse y un río de sangre descendía desde su frente. Su cuerpo, que estaba al límite, parecía querer derrumbarse.

—Con camisa parecías más delgado —comentó Grayson al ver los abdominales del chico.

—Has perdido, Grayson Holt —dijo Noah con una media sonrisa, forzada además, mientras intentaba no colapsar por el dolor inmenso que poseía en todo el cuerpo.

—Creo que no lo entiendes, niño —contó el hombre en el suelo.

Avril comenzó a caminar hacia Noah a pasos acelerados y el chico, al no entender la situación, preguntó:

—¿Avril, qué ocurre?

La chica ya pasaba dificultades para hablar, pero con mucho esfuerzo logró articular: "Corre". Una lanza de hielo se disparó hacia Noah que, en un vago movimiento, logró esquivarla.

—Avril, no dejes que te consuma su magia. Eres la persona más fuerte que conozco. ¡Lucha por el control de tu cuerpo!

La chica lanzaba ataques intermitentes, mientras su consciencia luchaba con Grayson para recuperar el control de su cuerpo.

Noah corrió por la habitación y Holt obligó a Avril a lanzar sus ataques más potentes sin piedad alguna. Sin intenciones de contraatacar, el chico recorrió la habitación. Al hombre no le importaba la posición de su títere, siempre y cuando no perdiera de vista a su oponente.

Entonces, entre tantos ataques, Noah se detuvo y Holt ordenó a Avril a preparar su mayor ataque.

El chico, con una sonrisa en su rostro, también lanzó su última ofensiva: inhaló aire por su nariz y rápidamente sopló todo lo que pudo por su boca, creando una cantidad descomunal de fuego, como si un dragón acabara de atacar.

Cuando el hombre comandó a Avril que atacara también, ya era tarde. "¿Por qué el ataque de Noah va hacia mí?" se preguntó el hombre en el suelo.

Cuando logró girar su cabeza, se percató que la chica se encontraba del otro lado y su ataque se dirigía hacia él también. En esa fracción de segundo, solo pudo comenzar la que podría haber sido un grito. Los dos ataques se juntaron al impactar con Grayson a la misma vez. La explosión que creó fue tan grande que no quedó una pared en pie y el techo, o lo poco que quedaba de él, desapareció al instante.

La chica recuperó el control de su cuerpo y corrió instintivamente hacia Noah, que había caído al suelo de tanta debilidad.

—¿Lo logramos? —preguntó en los brazos de la chica.

—Eso creo —respondió ella, intentando limpiar un poco la sangre en el rostro del chico.

No quedó nada del cuerpo de Grayson, ni siquiera una gota de polvo.
De repente, tres pequeñas esferas brillantes comenzaron a danzar en el aire.

Noah se puso de pie con ayuda de Avril y caminó hacia ellas.
Estas, sin intención de perder tiempo, volaron hacia un costado del lugar y atravesaron el portal voluntariamente. De seguido, la tierra pareció retumbar y las puertas que conectaban con el mundo de los muertos se desvanecieron sin dejar rastro.

—¿Qué hiciste? —preguntó Karamat, que se había acercado a ellos—. ¿Cómo cerraste el portal?

—Cuando el invocador atraviesa la puerta, el hechizo desaparece —murmuró Noah, sorprendido por acabar de entenderlo—. Las tres esferas que aparecieron seguramente eran las almas de Grayson, Peter y Sunshine volviendo a donde pertenecen... Todo ha acabado, Karamat.

Nunca la paz había inspirado tanta tranquilidad como lo hacía en aquel momento, pero debía celebrar después pues, si no hubieran huido en ese instante, habrían estado dentro cuando todo el castillo de derrumbó hasta quedar solo escombros.

Algunos días después:

Helier salió del baño público y caminó entre la muchedumbre de Freyland, una isla turística.

Entre la multitud, Helier se interesó en alguien en particular: pudo notar que una resaltante marca en forma de V se detallaba debajo de su ojo izquierdo, a pesar de que el desconocido llevaba una capucha que impedía ver completamente su rostro. Además, se percató que en su mano sostenía sospechosamente un libro negro bastante deteriorado a simple vista. El desconocido se detuvo a devolverle la mirada a Helier y entonces, después de regalarle una siniestra sonrisa, desapareció como el humo entre la inmensa multitud.

—¿Es posible que el Darkeye... ? —murmuró confuso Helier—. No puede ser posible —se convenció—. Habrá sido mi imaginación.

Haciendo caso ajeno a lo que acababa de ver, continuó su camino. Entró al bar con naturalidad y rápidamente encontró caras conocidas en una de las mesas del local.

—Sí que te tomas tu tiempo. A ver si la próxima nos haces esperar más —lo regañó su hermano menor cuando llegó a su lado.

—No demoré tanto. Llego dos minutos tarde —dijo, mirando su reloj y tomando asiento junto a Noah.

Inmediatamente la mesera trajo cinco jarras de cerveza negra. Cuando la chica se marchó de vuelta a la barra, Noah levantó su jarra.

—Primero, quiero hacer un brindis por Hasek —dijo—. Ahora entiendo que no todo lo que hago es para bien aunque quiera convencerme que sí... No merecía morir de esa manera, así que brindemos por que su memoria siga viva en todos nosotros.

Las jarras sonaron al juntarse en el aire y todos dieron un sorbo a sus bebidas, contentos de que todo huibera acabado.

—Nunca llegué a agradecerles por haberme ayudado —confesó Helier—. Me resultó imposible manejar la situación que se presentó. Doy gracias por haber acabado con las amenazas que nos acechaban.

—En otras noticias, ya sé a qué me voy a dedicar ahora que tengo tiempo libre —interrumpió Cameron, cambiando de tema—. Voy a abrir mi propio negocio en Allvar: voy a vender antigüedades.

Ninguno supo cómo responder, así que Cameron se apresuró a decir:

—Ahora que lo pienso, creo que debería pensármelo mejor. Debo pensar en el trabajo perfecto para conocer chicas...

Mientras el heredero de Gravedad divagaba en sus pensamientos, Karamat tomó la palabra:

—En cuanto a mí, no me verán por un tiempo —comentó, haciendo que todos en la mesa se centraran en él—. Si algo me ha demostrado esta lucha, es que sé muy poco de mi magia y de dónde viene esta —continuó—. Así que he decidido viajar por el mundo e investigar a fondo la historia de Abraham Arleck y sus descendientes, con la suerte de que algo me ayude a mejorar tanto mágica como espiritualmente.

—¿Crees que pueda ir contigo? —preguntó Cameron—. Puede que conozca alguna chica por el camino...

Él y Karamat se pusieron de pie y caminaron hasta la barra mientras conversaban al respecto. Mientras, el hermano de Cameron parecía listo para hablar.

—Hace unos días fui a Sannhet a entregar el informe final sobre el caso de Peter Oursler —comentó Helier, teniendo la total atención de Noah—. Lamentablemente, en la sede de Moonlight no encontré a quien buscaba... Dicho esto, he decidido viajar por los rincones del planeta para intentar encontrar a Amalia, tu madre; además que aprovecharé y disiparé mis dudas sobre algo que vi de camino aquí.

—Al final no vas decirme tu relación con Moonlight, ¿cierto? —supuso Noah—. Si eres un miembro de la organización de mi madre, ¿cómo es que nunca había oído hablar de ti?

Helier se puso de pie, le dio un último sorbo a su cerveza y posó la jarra vacía sobre la mesa de madera.

—Cuando la encuentre, te lo dirá ella misma —concluyó, antes de tomar su mochila y salir por la puerta.

Una vez los dos solos, la tensión se incrementó en el ambiente. Aunque, llegados a ese punto, eso era algo que podían soportar.

—Aún recuerdo que te debo una película... —dijo Noah con su mirada perdida en los bellos ojos de Avril—. ¿Quieres saldar esta deuda ahora?

La chica analizó el rostro del chico y, al no ver una gota de duda en él, curvó sus labios en una expresión de júbilo.

—¿Qué estamos esperando?

Sus ojos se iluminaron y ambos se permitieron una sonrisa. Una sonrisa sin dolor, sin sufrimiento o estrés: por una vez, eran felices.

Noah dejó el dinero sobre la mesa, agarró de la mano a la chica y salieron del bar. Caminaron entre los turistas por las asfaltadas calles, sin darle mucha importancia a su alrededor, pues la confusa historia que habían vivido hasta el momento había acabado para dar comienzo a una nueva; las nubes de tormenta se habían disipado para dejar entrar los rayos del sol.

FIN

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