XXXI: CUENTA FINAL

Grayson comenzó una risa que llegó a molestar y retumbó toda la sala. Sus antiguos compañeros lo observaban a lo lejos, seguros de que había que detener a Holt costase lo que costase. La chica, en un intento de atraer la atención, hizo crujir los dedos de su mano derecha.

—¿Deber, dices? —habló Grayson— Fallaron en cumplir su deber hace mucho.

—Lo que pasó aquel día no fue culpa de nosotros. No podíamos hacer nada para liberarnos de tu control.

—Lamentablemente, no los pude matar a ustedes tres y pudieron salir de Utsikt. ¡Malditos suertudos!

Grayson observó varias veces el portal, como si esperara que alguien más lo atravesara. Llegados a cierto punto, entendió la respuesta a su pregunta.

—Espera, ¿son solo ustedes dos? ¿Dónde dejaron al chico de Gravedad?

—Darragh no sabía que te estábamos siguiendo. Él fue el que peor lo pasó después de la masacre por los traumas que le causaste. No merece volver a revivir la historia —aseguró la chica.

—Siempre tan ilusa, Akila. Eso fue lo que más admiré de ti: tu habilidad para dejarte manipular.

—Tanto tiempo con los muertos te hizo perder los estribos, Holt —dijo el chico.

—Lo digo porque, si hubieran traído a Darragh con ustedes, esto sería una pelea justa... Les aseguro que no podrán detenerme. Ni siquiera ustedes, Abraham —retó el hombre.

La chica se paró delante de Noah, que parecía entender lo que ocurría.

—Tú eres el primer mago de La Verdad —dedujo Noah y la chica asintió con la cabeza—. Entonces tu compañero es el primer mago de Hielo.

—Te recomiendo que te apartes a un lado. Esto se pondrá feo y no pareces estar en tu mejor forma.

Noah hizo caso a Akila y se apartó junto con los otros herederos.
Abraham enfrentó a Grayson en un intercambio de miradas tan intenso que parecía ralentizar el tiempo.

—Siempre quisiste que este día llegara. Lo veo en tus ojos —aseguró Holt—. Nunca antes había visto tanta sed de venganza.

—Por tu culpa mucha gente inocente murió y, por si fuera poco, ni siquiera tuviste el valor de asesinarlos tú mismo, sino que nos utilizaste a nosotros, ¡tus compañeros!, para hacer el trabajo sucio por ti.

El chico dio un paso más, quedando su rostro a centímetros del de Grayson.

—No eres más que un cobarde.

El puñetazo impactó en el brazo de Abraham y este se hizo a un lado.
Grayson se lanzó hacia él buscando una golpe limpio en la nuca, pero cuando acertó el golpe, los dedos de su mano se rompieron.

—Revestimiento helado —entendió—. Debí suponerlo... Pongámonos serios.

Grayson comenzó a utilizar su magia en sí mismo, controlando su propio cuerpo como una marioneta y haciendo que sus ataques aumentaran de nivel. Abraham creaba agua desde su propio sudor y la congelaba convirtiendo cada gota en afiladas cuchillas.

Como un bailarín en pleno Ballet, como un mago en medio de un show, Abraham danzó con sus armas entre los constantes ataques de Grayson y acabó por clavar al menos dos cuchillas en cada punto vital del hombre. Agarró el brazo de Holt cuando este se detuvo por el reciente impacto del hielo y, desde sus dedos, el cuerpo de este comenzó a congelarse.

Grayson, sin siquiera dudarlo, se arrancó el brazo para evitar ser congelado completamente, pateó el estómago de Abraham para apartarlo y le arrebató su propio brazo congelado, para golpear con él la cabeza del chico.

Dejó su extremidad caer al suelo y entonces se lanzó a puño limpio contra el mago de Hielo. Cuando trató de golpearlo, el único brazo que le quedaba impactó con el antebrazo de Abraham que, según el punto de vista de Grayson, no podría haber podido detener su ataque a tiempo.

—Tú controlas tu cuerpo como si fueras tú mismo tu marioneta favorita, así que yo ayudo al cerebro de Abraham a lograr lo que realmente desea. Esto va a acabar contigo.

—La magia tuya es un verdadero problema, Akila, pero ni con eso podrás detenerme.

El hombre se lanzó a por la chica esta vez, quien, ante el puñetazo de Grayson, utilizó una llave de artes marciales que hizo al hombre probar el polvo del suelo. Su único brazo restante crujió cuando Akila apretó el agarre.

—Mierda, olvidé que dominas tres artes marciales —susurró el hombre con su cara contra el suelo.

Un ave que volaba cerca se coló por un agujero y, a una velocidad antinatural, atravesó el pecho de Akila.
Cuando ella recibía este ataque, Grayson aprovechó para liberarse, agarró el rostro de la chica y lo estrelló contra la suciedad del concreto.

—Ojo por ojo.

La cabeza de Grayson giró ciento ochenta grados por el trozo de hielo que había recibido cuando se puso de pie. En un movimiento bastante desagradable, el hombre devolvió su cabeza a su posición original.

—Eso duele mucho —aseguró—. Cuando nosotros-

Fue interrumpido por Abraham, quien lo golpeó tan fuerte que lo incrustó en la pared al otro lado de la sala. Alrededor de su cuerpo se había creado una pequeña armadura de hielo y en su cabeza una corona adornaba su corto cabello. Sus ojos reflejaban serenidad y confianza en lo que hacía y, como si nada, sus movimientos se había vuelto más precisos.

—"King of Chaos", tu técnica favorita —comentó el hombre entre los escombros—. ¡Ahora sí vas en serio!

Akila apareció junto a Holt y golpeó su estómago, rostro y espalda en múltiples ocasiones. Atacó con todo lo que tenía, acabando por dejar al hombre en lo que sería un estado crítico si fuera una persona viva.

Abraham creó una tormenta de aire gélido que destruyó todo a su paso y sacudió más de una vez a Holt. Luego, una ráfaga de cuchillos volantes incrustó al hombre contra una pared para ser impactado entonces por un potente rayo, similar a uno de los ataques de Avril.

Una montaña helada se rigió ante él y, entre esta, pequeños muñecos de hielo comenzaron a atacarlo por todos sus ángulos posibles. El intento fallido de bloquear algunos ataques terminó por incrustar a Grayson en el suelo una vez más.

—Te dije que mi control cerebral en Abraham acabaría contigo —le restregó Akila.

Grayson comenzó a reír de la nada cuando notó la primera anomalía en el brazo a Akila: la mayoría de este se había comenzado a desvanecer al igual que en el caso de Abraham.

—¿Qué está pasando? —preguntó la chica.

—Claramente yo sé de esto mucho más que ustedes —se pavoneó el hombre, poniéndose de pie—. Nosotros no somos igual que Peter: él era una falla. Permíteme informar que nuestra fuerza física y mágica en este mundo es limitada. Lamento decirlo de esta manera, pero perdieron desde el principio, amigos míos. Sus retornos al mundo de los muertos han sido solicitados.

—¿Por eso no se defendía? —pareció comprender la chica, con sus ojos abiertos como platos y su mirada clavada en la nada—. ¿Todo era una actuación?

Su cuerpo comenzó a desvanecerse a una velocidad mayor, así que la chica se volteó hacia Noah, que observaba a lo lejos. Corrió hacia él, lo sujetó de las manos y lo miró a los ojos.

—Tienes que acabar con él —dijo ella—. Sé que puedes hacerlo.

—No me queda casi nada de magia. Nunca podría con él —explicó el chico lo más sincero posible.

La chica le dio una cálida sonrisa y apretó sus manos.

—Tomen esto como un regalo —dijo ella mirando a Noah y Avril—. Úsenlo sabiamente.

Cuando los cuerpos de Akila y Abraham terminaron de desvanecerse, su magia permaneció presente y terminó por buscar los cuerpos de los dos herederos.

—Nos pasó la poca magia que les quedaba —entendió Avril, sorprendida.

—Y aún así es demasiada —comentó sorprendido Noah—. Se ve que aquellos dos estaban a un nivel totalmente distinto.

Grayson dio un paso al frente, ajustó su corbata y limpió la suciedad de su traje.

—¿Siguiente? —preguntó.

Noah marchó algunos pasos, se volteó a mirar a Avril y, sujetando su mano, ambos caminaron hasta quedar frente al hombre.

—¿Se les ofrece el paquete de muerte rápida o lenta? Ambas ofertas son admisibles.

—No sé en qué extraño mundo vives, Grayson, pero este mundo no es para ti —dijo el heredero de La Verdad—. Es cierto que no todo es felicidad, pero creo que el esfuerzo te enseña a valorar lo que tienes. No puedes destruir todo lo que la humanidad a alcanzado después de milenios de tanto esfuerzo. No podemos dejar que pases de esta isla.

—El paquete rápido, entonces.

—¿Estás listo para un posible final de nuestras vidas? —le preguntó Avril a Noah, apretando el cálido agarre de sus manos como si intentara transmitirle fuerzas.

—Nadie más va a morir, Avril —habló él, decidido—. Esta es nuestra última y única oportunidad.

Nota de autor:
Hello!!!
Cómo están todos? Espero que muy bien.

Ya no queda nada :'')
Akila y Abraham han dejado su magia en manos de Noah y Avril.
Grayson busca acabar con todo. Noah busca evitar la destrucción.

¿Están listos para el final?

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