One-Shot III: Encuentro Nocturno
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A Lumen no le era posible conciliar el sueño.
El viajero de distantes mundos yacía mirando el techo desorbitado, recostado en un futón dentro de la Hacienda Kamisato por invitación de Atsushi, el menor de la importante familia. Si bien el decreto de capturas de visiones por el Shogun Raiden fue eliminado completamente y en consecuencia la guerra civil fue aplacada con un acuerdo de paz de por medio, se sentía como un total fracaso consigo mismo.
Nadie pudo brindarle noticia alguna sobre su hermana mayor, Etheria y lo frustraba a niveles alarmantes. Mucho ayudar en problemáticas que poco o nada tenían que ver con él y, aun así, no observaba ningún avance de lo que verdaderamente le importaba y la razón por la cual avanzaba en su viaje de las siete naciones.
Sentía que se desviaba y se comenzaba a desesperar por mantenerse en aquel status quo que lo llenaba de ansiedad.
¿Cuál era el punto de todo esto? ¡A la mierda eso de tener suficiente tiempo! ¡Extrañaba a su hermana y quería estar con ella cuanto antes! ¿Era mucho pedir?
Por supuesto, Lumen no despreciaba los lazos que formó a lo largo de su viaje por Mondstadt, Liyue e Inazuma en la actualizad, pues los amigos que hizo se quedarían eternamente grabados en sus memorias, jamás los olvidaría, de eso estaba convencido. Pero su gemela conformaba la otra mitad que le faltaba, se sentía incompleto, ella era el único familiar que le quedaba en el basto universo de infinitas estrellas.
Jamás hubiera sugerido surcar los cielos de Teyvat, era su culpa que estuvieran separados en primer lugar.
Si tan solo hubiese sido más rápido cuando El Dios Desconocido la raptó en frente de sus ojos impotentes, no tendrían que estar separados, Etheria no sería la princesa del abismo y él no estuviera viajando de una nación a otra sin poderes divinos en busca de respuestas que no llegaban por más que se esforzara; lo único que deseaba era terminar con todo e irse a otro mundo con su gemela.
Inquieto, se levantó del futón con cuidado de no despertar a Paimon, quien dormía plácidamente después de llenarse el estómago en el banquete que Atsushi y Thami habían preparado en su honor. Estaba claro que no iba a dormir, necesitaba con urgencia despejarse la mente y calmar la vorágine de pensamientos que lo ahogaban. Sigiloso, salió de la Hacienda Kamisato, no sin antes avisar a las guardias de la entrada que iría a tomar un poco de aire en las cercanías y que no se preocuparan por él.
Recibiendo el frío nocturno rozarle la piel y provocándole un escalofrío, Lumen caminó sin un rumbo fijo por extensos minutos, apreciando el entorno agreste y la suave brisa de la noche arropándolo, con total tranquilidad, ignorando los asentamientos de los hilichurl, magos del abismo o los rōnin que rondaban por ahí, hasta situarse en el centro del enigmático Bosque Chinju. Deteniéndose para descansar del extenso paseo, el rubio se sentó en un tronco hueco en el centro de un hermoso prado de flores luminiscentes de tonos cían y cerró los ojos para únicamente escuchar la ventolina de la noche en compañía de los insectos aleatorios que pululaban en los alrededores.
En plena mudez, recapituló el viaje, sus hazañas, días oscuros y las personas que conoció en él, cavilando lo triste que se sentiría cuando tocara el momento de partir para tal vez nunca volver. Era lo mejor, estaba consciente de que no era plenamente humano, prefería llevarse los lindos recuerdos en vez de presenciar el cómo sus amigos —sin contar a los Arcontes— se marchitaban por el ciclo de la vida.
—¡Oh! Pero que agradable sorpresa —escuchó una seductora voz femenina posarse en sus espaldas.
Lumen, sobresaltado, saltó del tronco e invocó su espada, preparado para atacar.
—¿Esa es la forma que me recibes? Lastimas mis sentimientos, Bocchan.
—¿Qué haces todavía aquí, Nobiltá? —inquirió resoplando, desapareciendo el arma.
—Solo daba un último paseo por Narukami antes de volver, pero me encontré unos Rōnin y ya sabes, nunca rechazo un buen combate.
—De todas formas, no es recomendable que andes por aquí.
—Aww ¿Acaso te preocupas por mí? Que dulce eres~
Lumen puso los ojos en blanco e ignoró el claro coqueteo de la sanguinaria pelirroja.
—Ya te lo advertí y si me disculpas, me tengo que ir —se giró dispuesto a alejarse de ella, pero de súbito sintió un jalón en su muñeca.
—Antes de irte, ¿puedo preguntarte algo, camarada?
El rubio suspiró y movió su cuerpo para mirarla fijamente.
—Si está en mi disposición responder, adelante.
—No sé cuándo nuestros caminos vuelvan a encontrarse, pero me gustaría saber tu nombre, aunque no es que me queje decirte por apodos cariñosos ni nada por el estilo —guiñó el ojo con picardía.
Su nombre...
Cierto, el único que lo conocía era Paimon cuando Etheria lo citó en el corto reencuentro de ambos en aquel horrido dominio. Todas las personas, incluyendo sus amigos, lo llamaban simplemente «viajero», era la primera vez que alguien tenía el suficiente interés de averiguar más allá de las hazañas cometidas a lo largo de su travesía.
Se congeló y dudó en responder. ¿Acaso importaba llegando a este punto?
—L-Lumen... —farfulló tras unos segundos de silencio, apartando la mirada con un atisbo de vergüenza.
—Lumen —repitió Nobiltá con una sonrisa adornándole los labios sutilmente pintados.
—Hmm, pensándolo mejor, me quedaré con Bocchan, es un sobrenombre maravilloso para ti~
«Lo suponía», pensó el rubio, ocultando la pequeña decepción y recriminándose por confesarlo en primera instancia.
—¿Necesitas otra cosa de mí?
La Fatui fingió estar pensativa mientras el viajero miraba expectante.
—No, todo en orden —sonrió, aviesa.
—Bien, nos vemos después, adiós.
Y justo cuando se giraba, percibió un aliento cálido acompañado de una voz melodiosa posarse en su oído izquierdo.
—Adiós, Lumen...
El aludido se volteó bruscamente ruborizado para gritarle airado, sin embargo, no halló ningún rastro de la mujer.
¿Qué clase de juego fue eso? ¿Y por qué su corazón no detenía su latir desenfrenado? Su nombre sonaba tan malditamente bien en los labios de ella...
Sentía la cara arder como si el sol le quemara directamente y un fastidioso cosquilleo en el estómago.
Negó una y otra vez, si ella creía que él caería en aquel sentimiento intrincado, no lo haría, ni ahora ni nunca, pues su estadía en Teyvat no era perenne y tenía muchas dudas al respecto sobre los Fatui, los arcontes y Celestia, demasiados misterios con pocas respuestas.
Las emociones que experimentaba eran el menor de sus problemas a esas alturas.
—¡¿Tabibito?!
—¿Paimon? —divisó al niño flotante temblando asustado al tiempo que vociferaba su apodo con desesperación.
—¡Tabibitooo! —al verlo, vino flotando con rapidez hacia él, lagrimeando de alivio.
—¿Qué haces aquí?
—¡Paimon no te vio en el futón y se preocupó! —respondió, alterado—. Le pregunté a las guardias donde podía encontrarte, y me dijeron que saliste hace bastante tiempo ¡Paimon fue valiente en venir a buscarte por su cuenta! —irguió su pecho engreído, aunque por dentro se moría de miedo, ya que muy rara vez los dos se separaban y la lobreguez del bosque profesaba un ambiente terrorífico a los ojos del guía.
Lumen lo miró con una ternura digna de un hermano mayor orgulloso del menor, pero eso no lo detuvo de burlarse de él, diciéndole que por poco y se queda sin su comida de emergencia, incitando el enojo en Paimon, una escena típica entre los dos y una de las tantas vivencias que el rubio atesoraba con un cariño inmensurable.
Evidentemente, el adiós que más le lastimaría al final del viaje.
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De camino a Ritou, Tartaglia tocaba la comisura de los labios mientras repetía el nombre de Lumen incontables veces en su cabeza, formando una mueca de idiota enamorada.
—No cabe duda de que eres como las estrellas del firmamento, Lumen, nunca dejas de sorprenderme...
No sabía cuándo sus caminos se reunirían, sin embargo, esperaba el momento con muchísimas ansias. Al final, Tartaglia enderezó la hilera de pensamientos mundanos y congeló cualquier emoción ajena a su sed de sangre, porque la undécima heraldo de los Fatui poseía como actual misión encontrar a La Baladista con la Gnosis robada, por órdenes del benevolente, Arconte Cryo.
Ya después buscaría el tiempo para resolver el problema de sus crecientes emociones hacia el viajero, Lumen...
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He aquí con otro One-Shot~
Que sin querer hize spoiler en el pasado porque la explicacion de Bocchan era para este :'vvv
Siguiendo con el juego de palabras, según wikipedia El lumen (símbolo: lm) es la unidad del Sistema Internacional de Medidas para medir el flujo luminoso, por eso lo elegí como nombre para la versión macho de Lumine~
Para el nombre femenino de Aether/Éter, Etheria, lo saqué de She-Ra X'D! No lo pensé mucho la verdad (?
Paimon lo dejé igual porque no le vi sentido a cambiarlo, Thami es Thoma xd Y Atsushi, Ayaka, en realidad solo le iba a intercambiar los nombres a ella y Ayato por flojera, pero me dije a mi misma que no debía ser tan floja TnT
Tenía muchas ganas de leer un Chilumi Gender Bender, así que fui mi propia heroina sin capa (?)
Ya les juro que volveré con el Chilumi normal, solo quería darme fanservice X'D!
Tengo bastantes ideas para esta serie y espero continuar actualizando minimo una vez al mes ;u;
Espero que tambien les haya gustado! Un comentario siempre es bienvenido 7u7
Y nos vemos en el proximo One-Shot!
Sayonara ;3
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