¿Qué piensas hacer?
Capítulo 4.
¿Qué piensas hacer?
—¿Esto es todo?— Julián frunció el ceño cuando vio una mayor cantidad de vegetales que carne.
—Sí, y debe ser suficiente para los próximos tres días— respondió Mauricio desde el área correspondiente a la sala, donde se encontraba conectando su portátil al tomacorriente.
¿Tres días? ¿Tres días comiendo vegetales? El alfa arrugó la nariz y cerró la puerta del frigorífico, —creo que pediré comida a domicilio— exclamó.
—Ni lo pienses, no podemos derrochar el dinero— le miró serio desde su lugar. Tras regresar de Rilltown, Julián y Mauricio habían decidido quedarse en el estudio que el segundo había ocupado desde antes.
—Cuando se trata de comida, no es derroche— el pelinegro caminó hacia su pareja, atravesando el área de comedor.
—Lo es cuando compras cosas innecesarias— horas antes había ido al supermercado y conseguido lo suficiente para cocinar en los próximos días, era más económico hacerlo de esa manera, y no solicitar los platillos ya preparados. Mauricio estaba acostumbrado a hacerlo así, Julián no, y menos si se trataba de reducir sus raciones de carne. "La manada" había insistido en cubrir parte de sus gastos, Mauricio no se sentía muy cómodo con ello, así que pidió de nuevo y logró regresar a su antiguo empleo en el bar, igualmente era cuidadoso con los gastos. Por su parte, Julián había encontrado un trabajo en el Red Sky también, no era muy difícil permanecer en la puerta vigilando a los que entraban, además el dinero no le importaba mucho, sino que estaba bastante cerca de Mauricio.
Alberto había permanecido los primeros días en un apartamento en el piso inferior del mismo edificio, pero finalmente se decidió que Josué sería quien estuviera allí; apenas el joven lobo había llegado a la ciudad, le confesó a Julián haberse sentido "acosado" por Efy.
—Por lo menos para la cena, déjame pedir comida china— dijo Julián haciendo un mohín, justo cuando se sentaba junto al rubio, quien estaba sobre la alfombra, con la espalda apoyada en los bajos de sofá, frente al portátil sobre la mesa de centro.
—No— respondió Mauricio, sin mirarle, prestando atención a la pantalla y a la sesión de una de sus redes sociales.
—Vamos, por favor— Julián forzó su voz para que sonara infantil y alargó la última silaba.
Mauricio se echó a reír, —te escuchas ridículo.
—¿Eso es un sí?— insistió el alfa.
—¿Tengo opción?
—No en realidad— declaró y le besó en la mejilla, luego en sus labios.
A veces no creía ser tan afortunado, después de lo ocurrido, la persecución y la tensión de la boda arreglada, todo se había solucionado y ahora estaban juntos.
Sonrió cuando Mauricio le empujó y se dejó caer de espaldas en la alfombra, tirando de él y acomodando el cuerpo de su pareja sobre el suyo, le abrazó con fuerza, y cuando rompieron el beso respiró su aroma.
El rubio ahogó una risa, la nariz de Julián rebuscando en el hueco de su hombro y cuello le causaba cosquillas; se sujetó del borde de la mesa para incorporarse y liberarse del agarre del alfa, pero sus dedos alcanzaron la portátil y activaron la opción de video llamada sin planearlo.
Julián no estaba dispuesto a dejarlo ir, así que lo sujetó con mayor fuerza, aprovechando pasar los dedos por todo su torso y costillas, causándole una risa bastante escandalosa. Hasta que, en un respiro, escucharon una voz conocida.
—Por favor, no hagan eso; es vergonzoso.
Mauricio se liberó, asomándose por filo de la mesa y se sentó correctamente, mirando la pantalla. Un segundo después Julián hizo lo mismo.
—¿Duncan?— exclamó el pelinegro.
—¿Quién más, viejo?
Julián ahogó una risa.
—No le veo la gracia— se quejó el beta desde el otro lado de la pantalla, —¿para esto me llamaron, para reírse de mí?
—Fue un accidente— intervino Mauricio.
—¿Ah sí?— se cruzó de brazos, —no lo creo, no parece.
—Hombre, estás muy gruñón el día de hoy— Julián se acercó un poco, —¿está todo bien? ¿Bernardo ha hecho de las suyas?
—No estoy gruñón, sólo no dormí bien. Y sorprendentemente, a pesar de que el mocoso es prácticamente intocable, se ha comportado.
—¿Te han asignado nuevas tareas?— Julián quiso saber, probablemente estaba cansado y por eso no había descansado correctamente.
—Aún no, sólo he visitado algunas instalaciones, la manada es bastante grande, incluso hay policías y médicos trabajando entre los humanos sin que estos los hayan detectado.
—Parece algo emocionante— Mauricio sonó entusiasmado.
—Ojalá lo sea. Porque ayer, después de que Jared me rechazara, el beta de la manada...
—¿Jared qué?— ahora fue Julián el que habló interrumpiéndole.
—Me rechazó— repitió Duncan, elevando los hombros, como si fuera cualquier cosa.
—Dun, yo... yo lo lamento— dijo el pelinegro.
—No lo hagas, no quiero tu compasión.
—Pp-pero...
Mauricio tomó la mano de Julián, era cierto que tenía poco tiempo de conocer a Duncan, pero ya se estaba familiarizando con su personalidad, así que fue franco y directo; —¿y qué piensas hacer al respecto?
—Hacerle ver de lo que se pierde; no voy a rendirme fácilmente— dijo con convicción, pareciera haber estado esperando justo esa pregunta.
El semblante de preocupación se borró del rostro de Julián y sonrió, —eso es, amigo, y si necesitas mi ayuda sólo dilo.
—¿Cómo la vez que invité a Sally a una cita y tú a Keyla? No creo que Mauricio esté de acuerdo, viejo.
—¿Quién es Keyla?— preguntó el nombrado, mirando a su pareja y luego a Duncan.
—La chica que vomitó encima de Julián cuando...— el beta dejó de hablar y apretó los labios cuando su amigo le fulminó con la mirada; pero tras unos segundos dijo —hombre, no sabía que no le habías dicho que salíamos en citas dobles siempre.
—No era siempre— dijo el alfa.
.
Tras despedirse de manera rápida y finalizar la videollamada, Duncan continuaba riéndose, no había sido su intención dejar mal a su amigo, pero cuando Julián se ofreció a ayudarle, no pudo evitar hacerlo, mucho menos cuando Mauricio preguntó quién era Keyla.
Sin embargo, la diversión le duró poco, porque enseguida alguien llamó a su puerta, era Lya otra vez.
—Lamento la interrupción, pero Omar ha enviado por ti.
—Sí, claro—, instantáneamente después tomó sus llaves y billetera de la mesa cercana y salió del lugar, dispuesto a ir con ella. A pesar de que sospechaba y estaba casi seguro de la intención de la delta para con él, no iba a ser descortés.
El viaje en el ascensor le pareció eterno y una tortura, ya que percibió el aroma tenue de Jared que seguramente había estado allí, pero se obligó a mantener la compostura. Cuando llegaron al vestíbulo, lo cruzaron en silencio, y cuando estuvieron fuera del edificio, Duncan no esperó ver a Jared en una motocicleta deportiva.
—Me iré primero— habló el delta, mirando con sus bonitos ojos sólo a su compañera de equipo.
—Está bien— dijo ella, —espéranos en la entrada— pidió. Jared asintió con un movimiento de cabeza, se colocó el casco con rapidez e inmediatamente se incorporó al flujo del tráfico.
—¿Qué acaso para él no existo?— Duncan dejó salir su pregunta.
Lya le sonrió, —te lo dije antes, Jared es misterioso y solitario— explicó rodeando el auto que estaba aparcado frente a ellos, para tomar el lugar del piloto; —no te lo tomes personal.
—¿Cómo no hacerlo cuando me ignora sólo a mi?— volvió a lanzar una interrogante cuando estuvieron dentro del vehículo.
—Tal vez de donde vienes todos son amigos, aquí es diferente.
—Lo sé, Omar fue muy claro ayer, los sentimientos y emociones pueden echar a perder operativos y misiones.
—Eso es correcto— afirmó ella marcando el direccional para abordar el carril izquierdo.
—Pero Jared exagera las cosas, me llama incluso señor— eso era cierto, Lya era un poco más suelta en ese sentido, al menos cuando la ocasión no era formal.
—Sí, así es él. Es muy apegado a las reglas y a sus principios, por eso no creo que sea difícil formar parte de la policía, eso es lo que ha deseado.
Esa era información valiosa que podría servir más adelante, así que Duncan sólo hizo una nota mental y continuó escuchando a su acompañante.
—Recuerdo que tomó varios meses para que me llamara por mi nombre— agregó ella, —cuando fuimos asignados al mismo equipo se dirigía a mi como delta.
—¿Y no era incómodo?
—Al principio sí— dijo Lya sonriendo, tal vez remembrando, —pero tras varias tareas asignadas todos aprendimos que, aunque no sean tus amigos, la confianza en tus compañeros de equipo es clave, y creo que su manera de demostrar que ya confiaba en nosotros era llamándonos por nuestros nombres, a Alex y a mí.
—¿Quién es Alex?
—Es el sobrino de Omar, es el mejor candidato para tomar el puesto de primer beta cuando su tío se retire. Y para eso justamente nos han citado, Alex y otros más están de regreso en la ciudad.
Duncan asintió, conocería a más personas, eso significaba más nombres y rostros qué recordar, lo único bueno de todo ello es que al parecer Jared iba a estar allí también.
.
Hizo rugir el motor de su vehículo justo al entrar al estacionamiento, maniobró con lentitud hasta estacionarse con precisión en el área asignada para las motocicletas.
—Vaya, así que esa es tu nueva adquisición— un muchacho alto y de cabello oscuro y corto señaló la motocicleta con un movimiento de cabeza, —no pensé que te dieran la licencia tan pronto.
—Tuve a uno de los mejores maestros— explicó Jared tras quitarse el casco.
—¿Uno de los mejores? Mi tío es el mejor— el pelinegro sonrió con algo de soberbia.
—Sí, Alex, como tú digas— exclamó el delta, bajando de la motocicleta, darle la razón era la mejor manera de no discutir; Jared siempre evitaba enfrentamientos innecesarios. Los que le rodeaban estaban acostumbrados a su forma de actuar, por lo que no les sorprendía que, en ocasiones, les diera la razón sin refutar.
—¿Dónde está Lya?— Alex cambió el tema.
—Ya viene en camino— informó subiendo los tres escalones, con la intención de pasar junto al otro, —no debe de tardar.
—¿La dejaste sola?— el beta le miró serio, interponiéndose en su camino.
—No, uno de los nuevos viene con ella, en auto.
—¿Nuevo? ¿De la manada del consorte de la señorita Gina?
Jared asintió y le rodeó para seguir su camino, dándole poca importancia al ceño fruncido de Alex.
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ESPACIO PARA CHARLAR: ¡Hola! Gracias o todo/aslo/as que apoyan esta historia, incluyendo a los dejan sólo votos, y a los lectores fantasma también. En verdad,estoy muy contenta y sorprendida por la aceptación. Sé que es trillado, perobásicamente sin ustedes esto no existiría, es decir, imagino y escribo para mí,porque me gustan las historias locas, extrañas, fantásticas, cómicas, románticasy a veces dramáticas; pero publico para ustedes. Gracias de nuevo.
P.D. Lamento los errores de dedo, ortográficos, de congruencia(? y otros; no tuve tiempo de revisarlo. Mil disculpas.
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