vol. 9
HyunJin caminaba con pasos sigilosos por todo el campus, una vez que el timbre anunció el inicio de su hora libre, fue hacia el lienzo que había guardado en el salón de arte, todo para ir directo en busca del bonito rubio de ojos oceánicos.
Desde su cita con Felix hace dos días, no había podido verlo porque sus horarios no coincidían los Jueves ni mucho menos el Viernes, pero al tener una clase libre, la podía utilizar para buscarlo y enseñarle la obra que había tardado en hacer las noches anteriores.
El brillo en sus ojos esmeraldas se esfumó en cuanto le divisó sentado en una área de jardín en el campus, con un chico de cabellos morados hablando animadamente.
Su corazón se estrujó de pronto, pues el rubio parecía demasiado contento a lo que aquel extraño le contaba, riendo a la par y esos ojos azules mirándole cómo sí fuera el centro del universo.
—No sabes cuidar a tu girasol, HyunJin.
La voz molesta de SeungYeon se coló en sus oídos, dándose cuenta que el albino se encontraba frente a él con una mirada amenazante y con su dedo apuntándole acusador.
—¿Eh?, ¿De qué hablas?
—¡Felix te estuvo buscando desde la mañana! — dramatizó, alzando los brazos —. Y cuando se entera que sus descansos coinciden, tiene planeado ir a buscarte pero llega ese tonto niño bonito que viene hablándole desde hace una semana. Se acercó y le dijo que sus ojos son tan encantadores cómo el mar, ¿Qué planeas hacer?
HyunJin dejó de hacer caso a las palabras que el albino le dedicaba, pues no mentiría sí dijera que le estaba confundiendo.
—De seguro SooBin ya le pidió una cita, está muy interesado en él.
Ambos miraron al lugar donde aquel par estaba, encontrándose con el pelimorado despidiéndose de Felix con un sutil beso en la mejilla y un movimiento rebelde contra sus cabellos de oro.
—¿Tú crees?
SeungYeon sonrió ladino antes de optar nuevamente su personalidad de hace unos minutos.
—¡Claro!, ¿Por qué tiene tanta confianza con Lix sí no es así?, Le gusta.
El castaño sintió un par de punzadas atacando su abdomen bajo, ¿Acaso era eso lo que describían cómo celos?, Esperaba que no lo fuera, porque el nudo en su garganta tampoco se sentía del todo bien.
—Iré con Felix — afirmó, dándole una mirada de soslayo al albino —. Te veo después, Yeon.
El aludido asintió antes de verlo ir tras su bonito amigo pecoso, encogiéndose de hombros, sabiendo que ya no tenía nada que hacer ahí.
—Lix, hola.
El rubio dejó de ver el camino que había dejado su antiguo acompañante, sólo para darse cuenta de la presencia de cierto castaño frente a él.
—Hyun, hola — esbozó una tierna sonrisa, intentando controlar los nervios que se apoderaban en su ser tras sentirle tan cerca —. No te había visto desde la mañana.
—Se me hizo algo tarde, ya sabes, estaba terminando de hacer un trabajo — se sinceró, mostrando el lienzo cubierto con una suave manta —. Ven, toma asiento.
El ojiazul se sentó justo al lado del castaño, sintiendo bajo de ellos el suave pasto que le acompañaba en esa tarde tan fresca.
—Lo he terminado, ojitos — el color azul de los orbes contrarios le miraron con un destello especial, esperando por ver la pintura que HyunJin había comenzado a pintar aquel día de su cita.
—¿En serio? — preguntó con la emoción colándose en cada rincón de su cuerpo —, ¿Puedo verlo?
El castaño asintió pasándole dicho cuadro a sus delicadas manos.
—Es todo tuyo.
Felix sintió un poco de la suavidad de las manos de HyunJin tras tocar delicadamente contra las suyas, recordándole días atrás dónde su camino se había visto tan relajado mientras sostenían un agarre que parecía fortalecer dicha relación entre los dos.
Su corazón comenzó a latir con desenfreno en cuanto tomó el cuadro, pues era cómplice de lo buen pintor que era HyunJin, así que de una vez sabía que lo que sea que había pintado, iba a ser una obra de arte tal y como acostumbraba.
Se deshizo de la manta que le cubría, dejando al descubierto la hermosa pintura que hacía plasmada en el lienzo.
Sus ojos azules se cristalizaron en cuanto se percató de las pinceladas que habían formado dicha obra.
La pintura se enfocaba en el rostro de Felix y en la parte superior de su cuerpo, sus cabellos rubios eran pintados de varias tonalidades de amarillo e incluso dorado, en sus ojos se podía notar una mezcla de azules, notando que aquel color contrastaba tan bien con los cálidos de toda la pintura, pero lo que más pareció sorprenderle, fueron las metáforas que había hecho acerca de sus pecas.
En lugar de hermosas marcas marrones en su rostro, se encontraban plasmadas unos girasoles suplantando su lugar.
—HyunJin — balbuceó sin dejar de ver el cuadro —. E-Es hermoso, te quedó espectacular.
—Todo fue gracias a ti. Eres la fuente de mi inspiración.
El rubio dejó la pintura sobre el pasto antes de lanzarse contra los brazos del mayor, quién aceptó gustoso dicha acción.
—Eres tan lindo conmigo, gracias, Hyun.
—No tienes nada que agradecer, ojitos, quiero demostrarte que mi interés en ti es sincero.
Felix se aferró más a aquel cuerpo, sintiendo calidez entrar a su cuerpo con cada minuto que pasaba entre aquellos brazos. Se sentía tan protegido, seguro y tan querido.
El rubio se alejó un poco sin soltar su agarre en los hombros del contrario, quedando completamente hipnotizado ante el bonito brillo verdoso que desprendía de aquellos.
Entonces cuando sintió perder la cordura por tener el rostro de HyunJin tan cerca de él, se alejó repentinamente.
—Debo ir con Hyeju — comentó retrocediendo un poco más —. Me dijo que me acompañaría a la enfermería.
—¿No puedo acompañarte yo?
El rubio negó con una sonrisa mientras se levantaba del césped y sacudía sus ropas, dispuesto a marcharse.
—Perdón Hyun, pero ya había quedado con Hyeju, puedes saber que es algo estricta con las promesas — rió mostrando su bonita sonrisa.
El castaño le miró totalmente atento, pues creía que sí se perdía la más mínima reacción de Felix, jamás terminaría de explorar el paraíso.
—Está bien, entiendo — murmuró no tan seguro —. Quizá cuando salga ya no te encuentre, ¿Podrías esperarme?, Me gustaría ser yo quien te acompañe a casa.
El rubio abrió los ojos sorprendido, pues nadie más que sus amigos le habían hecho tal petición, ya que estaban acostumbrados a invadir la casa de los Lee, metiéndose de vez en cuando en sus actividades familiares.
Ahora todo era distinto. Felix creyó que desde su cita, HyunJin se había visto obligado en llevarlo a su casa, así que no quiso tocar el tema una vez más, pero enfocado en el presente, jamás creyó que le pediría que se quedara para después ser él quien le llevara a su casa.
¿Acaso era un sueño?
—Le avisaré a mi mamá — respondió simplemente, intentando ocultar su notable emoción —. Te esperaré cerca del estacionamiento.
El castaño sonrió haciendo que sus ojos se formaran en dos medialunas, tan tierno y dulce.
—Entonces ahí te veré.
Felix asintió mientras tomaba su tanque de oxígeno, dispuesto a irse.
—Mmh, Lix, se te olvidó tu pintura.
Se dió media vuelta en cuanto se dio cuenta de que era verdad, la pintura exponiendo su bello rostro aún se encontraba sobre el pasto, justo al lado del ojiverde.
—¿Podrías guardarla por mí?, Cuando vayamos a casa puedo llevarla, sirve que se la presumo a mi papá — sonrió una vez más, provocando varias risas en el contrario.
—Sí, está bien, yo la guardaré — respondió, tomando de su mochila y el cuadro para levantarse.
—Gracias, Hyun.
—No tienes nada que agradecer — sonrió acomodando los tirantes de su mochila sobre sus hombros —. Te veo después, Lix.
El ojiazul se quedó estático en su lugar en cuanto sintió como los brazos de HyunJin le aprehesaban contra suyo, tan repentinamente, pero ni siquiera le importó. Menos cuando su corazón se endulzó con tal acción.
Se separaron más por petición del más alto, que también parecía tener algo de apuro por ir a su siguiente clase.
—Adiós, te quiero, Lix.
El ojiverde depositó un suave beso en su mejilla justo donde anteriormente había sido acariciado por su compañía pelimorada. Sintió su rostro arder en cuanto la cercanía dio paso entre los dos.
—Yo también te quiero, Hyun.
HyunJin sonrió contento antes de darse media vuelta e irse, dejándole completamente atónito a lo que había sucedido.
Llevó sus dedos a dónde el castaño le había besado tan sutil, borrando cualquier caricia no deseada. Suspiró profundamente sin dejar de mirar al lugar vacío por dónde su hermoso pintor se había ido, agradeciéndole internamente de quitar todo rastro de acciones que él no quería, pues solo deseaba ser besado por HyunJin hasta el último de sus días.
El cielo coloreado de tonos naranjas y amarillos, marcaban por completo la hora de la salida para HyunJin.
Al ser un Viernes al fin, le emocionaba salir ya que todo indicaba una noche de comidas chatarra y un gran maratón de anime junto con Chan y JeongIn, pero ahora, no solo quería salir por ese motivo.
Su corazón palpitaba duramente en cuanto recordó que Felix estaría esperándole para ir juntos a su casa, y si bien les iba, podían disfrutar del cielo coloreándose de una distinta tonalidad de azul.
De sus hombros colgaba su mochila, mientras que entre su brazo sostenía el cuadro que le había prometido a Felix que le cuidaría.
Chan y JeongIn se habían ido una hora antes, pues sus clases ya habían terminado y el menor de los dos necesitaba algo de ayuda con uno de sus proyectos de Física.
Así que caminó solo hacia el estacionamiento del campus, justo como el rubio le había prometido.
Felix parecía totalmente aburrido, pues frente a él hacía Choi SooBin, un chico que se había acercado hacia él para pedirle ayuda con un apunte de Álgebra, con la excusa de no saber acerca de la materia.
Lástima para SooBin pues él tampoco era bueno, simplemente lograba copiar algunas tareas de SeungMin.
Y lástima para él, que tenía que soportar su insistencia para aceptar su cita, mientras le apoyaba contra su Porsche turquesa.
—No sé, SooBin, por ahora no tengo algún interés en ti — espetó con sinceridad, esperando que el chico frente a él se rindiera.
—Dame al menos una oportunidad de mostrarte que puedo interesarte — pidió el chico, seguro de lo que decía —. Por favor Felix, sé que podemos atraernos el uno al otro, solo dame la oportunidad.
El aludido sólo atinó a dibujar una suave sonrisa en sus labios, pues sí bien, SooBin había mostrado ser un buen chico desde días atrás, aún no se encontraba seguro de aceptarle una cita.
Menos cuando había tardado demasiado en darle una oportunidad a HyunJin.
HyunJin.
La felicidad que el chico de cabellos castaños le provocaba, no era un secreto ni para él ni para sus amigos, mucho menos para sus padres, quienes se encontraban tranquilos y algo alegres por la aparición de tal chico, alegando que era como una especie de ángel que se había cruzado en su camino.
—¿Eso es un sí? — la voz de SooBin hizo eco en sus oídos nuevamente, pues la sonrisa que había formado en sus labios le delataba completamente.
—Yo...— dejó sus palabras en el aire, pues no estaba completamente seguro de aceptar —. Es un sí.
Soltó un fuerte suspiro en cuanto aquellos delgados brazos le envolvieron totalmente eufóricos, solo esperaba que SooBin al notar que su cita era un fracaso, no se acercara a él nuevamente, sí es que seguía manteniendo interés amoroso en él.
—Gracias, te juro que no te arrepentirás de haberme aceptado — el más alto le movió con alegría, antes de separarse de él y dejar un suave beso en tu mejilla —. Debo irme, mañana pasaré por ti a las dos, ¿De acuerdo?
El rubio asintió despegándose del auto, dejando que el chico se subiera en él, dispuesto a irse. No quería sonar como un grosero, pero no le importaba en lo absoluto, menos cuando ni siquiera él sabía bien que era lo que quería.
—De acuerdo.
Sus ojos azules se encargaron de mirar el camino por dónde el color turquesa se desvanecía, esperando que HyunJin no se tardara demasiado en salir, pues ya comenzaba a tener frío.
—¡Hey, Lix!
Sus sentidos se mantuvieron alerta en cuanto se percató de la figura del castaño acercándose hacia él, con una notoria expresión de felicidad.
Luciendo tan lindo a la distancia.
—HyunJin — saludó mostrando su blanquecina sonrisa —, ¿Qué tal las clases?
—Algo aburridas, sinceramente — murmuró mientras se apoyaba en sus muslos, intentando regular su respiración —. ¿Y tú?, ¿Qué tal?
—SeungMin me hizo algo de compañía mientras esperábamos a SeungYeon, pues entró a clases de animación — explicó animadamente —. Se fueron hace poco más de una hora, así que vine para acá, aunque creo que debí de haber venido cuando ya se acercara más la hora de tu salida. Hace frío.
HyunJin pareció haberlo leído desde su pensamiento, pues el delgado cuerpo de Felix temblaba levemente, mientras intentaba calentarse a sí mismo con sus brazos, lo cual era inútil al sólo haber llevado puesta una camisa a manga corta.
El castaño de un solo movimiento se deshizo de su suéter gris, dispuesto a dárselo al rubio frente a él.
—Toma, póntelo.
Los ojos azules de Felix se posaron en el más alto, sin entender por completo sus acciones.
—Tendrás frío — murmuró sin dejar de mirar la prenda que le extendía —. N-No puedo aceptarlo.
—Por favor, Lix, acéptalo, ¿Si? — afirmó HyunJin, moviendo de arriba hacia abajo el suéter, todo para que el chico lo sostuviera y optara por ponérselo —. Ya sí después me da frío, tendré la excusa perfecta para abrazarte, ¿No crees?
—¡Eres un molesto! — chilló el rubio, dejando un suave golpe en uno de los brazos del mayor, tomando de mala manera el suéter que enseguida se puso.
Ambos ríeron dejando que aquel momento cálido inundara sus corazones para que no sintieran ninguna emoción congelada a partir de ahí.
—¿Entonces qué?, ¿Ya vamos a casa?, Porque ya comienza a oscurecer.
Felix tomó la palabra del contrario, haciendo que ambos comenzaran a caminar uno al lado del otro, justo como aquella tarde de su primera cita.
—No creí que quisieras acompañarme a casa — murmuró en medio del silencio que los acompañaba, después de comenzar a caminar lejos de la Universidad.
—¿Por qué? — la duda en el rostro de HyunJin se hacía presente, mientras intentaba acomodar la mochila de Felix en su hombro libre, pues podía deducir a través de sus ojos, el cansancio que llevaba soportando, más por el pesado tanque de oxígeno que tenía que cargar.
—No sé — se encogió de hombros —. Creí que el día de nuestra cita sólo habías aceptado en acompañarme por cortesía, no creí que lo hicieras de nuevo.
—Te he dicho que me interesas, ¿Por qué no logras hacerme caso, eh?
Nuevamente aquellas palabras. Felix comenzaba a marearse cada vez que la escuchaba, pero al ser HyunJin quién las pronunciaba, no podía ignorar las mariposas revoloteando en su estómago.
—Perdón.
—Estoy bromeando.
La mano libre de HyunJin tomó de la suya sin pedir permiso, haciendo presencia a aquella corriente eléctrica que recorría cada centímetro de su cuerpo.
El recorrido a casa de Felix siguió en un silencio cómodo, con ambos sosteniendo un agarre de manos y la Luna siguiendo sus pasos desde su lugar en el cielo nocturno.
Su caminata parecía no tener fin, aún cuando el rubio podía ver algunas casas familiares que ya tenía grabadas de las veces que volvía caminando a su casa.
—Estamos cerca — susurró, llamando la atención del ojiverde, que parecía tan atento a sus pensamientos —, ¿Hyun?, Estamos cerca.
—Te escuché, Lix — murmuró el castaño, apretando un poco más de su agarre con la mano contraria —. Jamás te ignoraría.
—Mmh.
Cruzaron una calle, dejando a la vista el vecindario en el que vivía Felix, con su casa a tan solo veinte pasos del lugar donde se encontraban.
Un hermoso parque se encontraba adornando por frente, dejando ver a varios niños jugando de la mano con sus amigos y varios padres sin perderlos de vista, dejando una extraña sensación de hogar en todo el largo del lugar.
—Gracias por acompañarme, Hyun, me gusta pasar tiempo contigo — la voz del rubio resonó en medio de los dos, interrumpiendo su aura de tranquilidad, pues la casa en colores blancos y cafés, se aproximaba justo en la esquina.
—No es nada, ojitos, aprovecharé todo el tiempo que se me permita estar contigo.
Felix se giró justo para quedar frente a frente con HyunJin, quién parecía no querer soltar su mano ni en ese momento, ni nunca.
—Debo irme.
—Lo sé.
Sin decir nada más, los labios de HyunJin atacaron los suyos, dejándole probar la esponjosidad y dulzura de aquellos intrusos.
El sostén que mantenían con sus manos parecía fortalecerse en cuanto el castaño se inclinó más, intentando profundizar dicha caricia que mantenía con el ojiazul, dueño de todos sus sueños más dulces y placenteros.
HyunJin sonrió una vez que sus respiraciones pidieran por tomar aire, dejando que sus frentes se unieran mientras sus pechos subían y bajaban por la acción robada.
—HyunJin — murmuró en cuanto sintió sus labios liberados, dejando a la luz el hermoso brillo que destellaba del océano de sus ojos.
—Me gustas, Felix.
Sintió su corazón pararse en cuanto dichas palabras se colaron en sus oídos, sin saber cómo reaccionar ante tal confesión.
—Debo irme.
El castaño asintió sin despegar la sonrisa que hacía en sus labios, pues podía darse cuenta que una confesión de ese tamaño, podía ahuyentar a su girasol.
De sus hombros se quitó la mochila de Felix, dispuesto a entregársela, junto con la pintura que venía cargando desde la primera hora del día. Sin perder tiempo, tomó nuevamente de la mano del rubio, esperando que este le mirara aún por encima de la vergüenza que vivía en sus mejillas.
—No huyas de mí, Lixie. En verdad te quiero.
Sin decir más, dejó un beso cerca de la comisura de sus labios, intentando recrear la escena de unas horas atrás.
Se alejó del chico admirando un poco lejano la belleza que este poseía, diferente a todos los demás días donde le estudiaba cada expresión, podía asegurar que la de esa noche era su favorita.
Sí podía ser testigo de ver a Felix con las mejillas pintadas de un color carmesí, con sus labios rosados levemente hinchados y sus cabellos de oro despeinados dándole una figura de belleza pura. Le robaría todos los besos que pudiera hasta que diera su último suspiro.
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